13 de noviembre
NOVIEMBRE
SAN ARTÉMIDES ZATTI, religioso
Memoria
Para las Hijas de María Auxiliadora y las Voluntarias de Don
Bosco: memoria libre.
Artémides (Boretto, Reggio Emilia, 12 de octubre de 1880 - Viedma, Argentina, 15 de
marzo de 1951) emigró con su familia, a principios de 1897, a Argentina para establecerse
en Bahía Blanca, donde frecuentó la parroquia dirigida por los Salesianos. A los veinte
años fue acogido por monseñor Juan Cagliero como aspirante salesiano e ingresó en la
casa de Bernal, donde se le encomendó la tarea de asistir a un joven sacerdote enfermo de
tuberculosis, contrayendo él mismo la enfernedad. Enviado para ser atendido en el
hospital San José de Viedma, conoció al padre Evasio Garrone. Junto a él pidió y obtuvo
de María Auxiliadora la gracia de la curación, con la promesa de dedicar toda su vida al
cuidado de los enfermos. En 1908 hizo su profesión perpetua como salesiano coadjutor.
Comenzó a ocuparse de la farmacia anexa al hospital y, luego, asumió la responsabilidad
del hospital. Como «buen samaritano», vivió una entrega absoluta a los enfermos,
reconociendo en ellos el rostro de Cristo. En la escuela de Don Bosco hizo de la
Providencia el primer y seguro ingreso en el presupuesto de sus obras. San Juan Pablo II
lo proclamó beato el 14 de abril de 2002 y el papa Francisco lo inscribió en el registro de
santos el 9 de octubre de 2022.
Antífona de entrada
Reparte limosna a los pobres;
su caridad dura por siempre
y alzará la frente con dignidad.
Cf. Sal 111, 9
ORACIÓN COLECTA
Oh Dios, que en los humildes y en los pequeños
manifiestas admirablemente las grandes obras de tu gracia,
te rogamos que, por intercesión de san Artémides [Zatti],
podamos reconocer y servir,
en los hermanos que sufren, el rostro de Cristo.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo
y es Dios por los siglos de los siglos.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe, Padre, los dones de tu pueblo
y concédenos,
que celebramos la obra de la inmensa caridad de tu Hijo,
ser confirmados, según el ejemplo de san Artémides [Zatti],
en el amor a ti y al prójimo.
Por Cristo nuestro Señor.