1954_RAEntraigas_El_Pariente_De_Todos_Los_Pobres


1954_RAEntraigas_El_Pariente_De_Todos_Los_Pobres

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0-BRAS DEL AUTOR
Mes de Don Bosco - Ediciones argentinas, cubanas, espaiìolas
y venezolana (193-4).
Bajo el sinibolo austral - (Versos) (1936). Agotada.
El Padre «dotor>> - Biografia. (1939) Primer premio otorgado
por la Comisi6n Nacional de Cultura.
Una fior de la Pampa - (Biografia). (1946).
Pinceles de fuego - (1942) Tercera Edici6n. (1953). Premiada
por la Asociaci6n de Escritores Argentinos.
Monsefior Fagnano - (1945). Biografia.
El angel del Colorado - (1946). Primer premio otorgado por
la Comisi6n Nacional de Cultura.
Una flor entre hielos - (1947). Biografia.
Verdades del barquero - (1948). Ensayos.
El buen Pastor de Cuyo - (1949) Biografia.
Vidas en flor - (1949 y 1952) Ediciones argentina y mexicana.
Rodo de la mafiana - (1951). Ensayos.
El Pariente de todos los pobres - (1953). Biografia.
El Ap6stol de la Patagonia - En prensa.
Perfiles patag6nicos - En prensa.
Patagonia, regi6n de la aurora - (Versos). En preparaci6n.

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RAUL A. ENTRAIGAS
Miembro Correspondiente dc la Rea! Academia Scvillana dc Buenas Lerras - Miembro de NUmero
dc la Sociedad de Historia Argentina de Buenos Aires - Miembro del Instituro Supcrior dc rnvcs-
rigaciones Parag6nicas de Comodoro Rivadavia - Miembro Corresponsal del Museo Municipal de
Bahi'a Bianca - Miembro Dclegado del Museo "Francisco de Viedma", de Patagones.
EL PARIENTE
DE TODOS LOS POBRES
EDITORIAL DON BOSCO
DON BOSCO 4053 - BUENOS AIRES

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NIHIL OBSTAT
Buenos Aires, 19 de diciembre de 1953
DOMINGO MARTrNEZ S. D. 13.
Censor Salesiano
PUEDE IJ\\1PRIMIRSE
Buenos Aires, 21 de diciembre de 1953
>l< ANTON10 ROCCA
Ob. dc Augusta Vie. Gcn.
.Queda hecho el deposito que previene la ley 11.723
PRINTED IN ARGENTINA
IMPRESO EN ARGENTINA

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Do11 Artémides el/ compmìla de SII sobri110, el Rdv. P. Sa11tos Zatti.

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De acuerdo a los decretos de Ut·bano VIII y
de otros Sumos Pontifices, el autot· declm·a
que no entiende dar a los hechos aqu.i con-
signados, 1m alcance superiot· al que confiere
la autoridad de simples testimonios humanos
y que al llamar santo al pmtagonista lo hace
en sentido lato, no queriendo anticiparse en
forma alguna a las decisiones de la Santa
Madre Iglesia de la que se profesa obedien-
tisimo hijo.

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PREFACIO
El 29 de ma1'Zo de 1951 escribi para el periodico «La
Nueva Era» de Patagones 1ma sembianza · de don Artémides
Zatti. En ella decia: «Asi podriamos denominar a Zatti: «El
Buen Samaritano». El también encontt·o en el camino de su vi-
da, no a ttn hombre maltrecho a qt,tien curo y llevo al meson,
sino a miles. Por esa la fig1tra de Zatti no pide solamente un
articttlo, sino ttna biografia y tma pelicula. Algun dia sera . .. »
***
Ha llegado ese dia. Apenas otros libros me dieron tregua,
empecé este. Y antes de las cuatro meses quedo terminado; Lo
que significa qtte ha sido escrito con fiebt·e. Un poco, la fiebre
de este Bztenos -Ait·es vertiginoso que contagia su agitacion a
cuantos vivimos en él,- y otro poco, la fiebre del entusiasmo que
iba despertando en mi este maravilloso procer patagonico.
***
Aproveché el verano pasado para buscar datos referentes
a don Zatti. Me pasé dias enteros en la arntmbada ex farmacia
del Hospital, donde esta el archivo. Salia mareado de alli: ma-
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reado pot el olor de yodo y a agtta oxigenada (y a tat6n y a
mtttciélago . . . ) de que estan sattttados todos esos viejos papeles.
D espués molesté a muchos ttmigos pata que. me dieran refeten-
cias. Todos mUJ' amables. Mil gracias a todos. En los Bancos
encontré cierta reserva al principio: .luego amable condescen-
dencia.
* **
Han venido cartas de los cttatro vientos. Muchos han con-
testado con una amabilidad que emociona. Y otra! cartas mias
han sido gritos desesperados qtte se han perdido en el vacio . ..
Mil gracias a qztienes conttibuyeton, con clata intzti.ci6n de io
que pt.tede t.tn libto, a escti.bir este qtte hoy presento. Y a los que ·
«no tuvieron tiempo » de contestat, qt.tieta Dios dat"les ttn . sin-
cero anepentimiento: Ntte también es vittttd el dolerse · de la
omz.s.zo' n.l ...
***
Creo qtte pt·esentat a At·témides Zatti, asi, de cuet·po entem.
es presentar la figuta de todo un hombre. La humanidad esta
ansiosa de ellos. Hombres qtte, como Saztl, nos lleven toda la
cabeza a los demas y estén reclamando ttn pedestal bien alto
donde se los pueda ver y admit·ar a gusto. Ya Zatti tiene t{na
calle en el: pueblo qzte él ilumin6 con la lztz de su caridad. En
breve tendtd una estattta en ttno de sus mas bellos paseos. iBien
por quienes concretamn en esa forma el homenaje de ttn pt.teblo
qzte sabe agradecerl
***
Es ademas la vida de ttn religioso salesiano. Un modelo pata
nuestt·os coadjzttores . Natt.tt·almente no deben imitar ellos a Zatti
en lo que tiene de extraordinctti.o porque no todos los coadjt.ttotes
salesianos estan ltamados a sostener un Hospital dutante medio
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siglo,- pero si deben imitado en lo 01·dinario, que es qttizas donde
Zatti se mue.rtra de ztna vit·tttd mas s6lida y una voluntad mas
maciza.
***
iQttzera el bzten Dios que este libm sirva para hacer co-
nocer szt magnifica fig ztta de santo/ De ese modo se teeditara
el inmenso bien qzte supo hacet en vida inadiando szts virtudes
desde allende la m1.te1·te. Y si algztn dia la anacr6nica silueta del
«pariente de todos los pobreJ» llegara a la pantalla, no dt.tdo que
ese estttpendo medio de expresi6n de irleas setia ttn nuevo es-
cabel para levantat a Zatti ha.rta la alttJra en que, inconscien~e­
mente, se coloc6 él con su ·attsteridad de vida, su l11-minosa irra-
diaci6n sÒcial y la finneza incontrastable de stt fe . ..
Buenos Aires, 6 de octubre dc 1953.
RAUL A. ENTRAIGAS.
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CAPITULO I
DEL PO A LA BAIDA BLANCA
Es Reggio Emilia una de las provincias mas pequefias de
Italia. Por su extension, la penultima. Tiene solo 2.292 kilome-
h·os cuadrados y una poblacion de 360.000 habitantes. Se llamo
antiguamente Regium Lépidi, porque en el siglo II antes de
J. C. fue convertida en colonia por M. Emilio Lépido. Blasona
de ser la cuna de Ariosto y del P Secchi. Con los' Longobardos
llego a ser Ducado de frontera y con los Carlovingios, Conda-
do. En 1168 se adhiere a la Liga Lombarda. En los siglos
siguientes fue escenario sangriento de la lucha enh·e guelfos y
gibelinos y bajo Julio II hasta pertenecio a los Estados Ponti-
ficios. Con la ida de Napoleon a Italia, es proclamada Republi-
ca Reggiana, refundida después en la Cispadana y en 1805
anexada al Reino del Piamonte. El Congreso de Viena la in-
corpora a Modena y en 1859 se anexa al Reino de Cerdefia. Y
desde entonces enh·o a formar parte de la corona de Saboya.
Es una region eminentemente agricola. Los campesinos
cultivan la vid y las plantas forrajeras. Hay abundancia de ga-
nado bovino y sus habitantes se dedican principalmente a la
industria del vino y de los lacticinios.
En esta provincia, en el distrito .de Guastalla, duerme su
paz campesina Boretto, un pueblo que no llega a tener 4.000
habitantes y que refleja sus viejas casonas y su airosa cupula
en las aguas del rio Po, a cuya margen izquierda ha sido edifi-
cado.
'
:
t:
'
Ahi, en esa poblacion sencilla y laboriosa mecio su cuna
~I protagonista de esta historia, en una antafiona casa pah·iar-
cal que dista cuadra y media del rio. En ella vivfan Luis Zatti
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y Albina Vecchi, padres de 8 hijos. Naci6 Artémides Joaquin
Desiderio Maria Zatti, ,39 de los ocho, el 12 de octubre de 1880
y fue bautizado por D. Ginés Righi el mismo dia en la parro-
quia del pueblo dedicada a San Marcos. Sus padrinos fueron
sus tios Pablo Vecchi y Luisa Savini. Desde pequefio fue de
indole vivaz. Cuentan que siendo un bebé aun, mientras la
madre se dedicaba a quehaceres domésticos, el pequefiin se le
sube al hombro y de ahi resbala por la espalda, cayendo al suelo
de cabeza. A consecuencias del golpe, comenz6 esta a hin-
ch:hsele peligrosamente. La mama, temiendo un reproche de su
esposo, le puso una garra. Inutil "camouflage": apenas lleg6 el
labriego se dio cuenta de la hinchaz6n. Le hicieron las curas
de emergencia con remedios caseros y pronto estuvo sano.
Por esa época sucedi6 que su inadre debi6 ir a trabajar
en el campo y lo dej6 al cuidado de su hermanita, no de mu-
chos afios mayor que él. Algunas horas después el chiquillo se
ech6 a llorar. La nifiita trataba de hacerlo callar con cantos,
paseos y arrumacos. Nada. El seguia llorando. Es que tenia
hambre ... Viendo la pequefia cual era la causa de su llanto y
como entonces no gastaban biberones, no encontr6 mejor expe-
diente que llevarlo al establo, ponerlo debajo de la mansisima
vaca lechera de modo que pudiera succionar el nutritivo ali-
mento. El no se hizo rogar y bebi6 a saciedad. Luego lo acost6
en la cuna y Artémides durmi6 a pierna suelta. Tal ]a sencillez
de aquella vida primitiva en que fue educado.
Cuando tenia 4 afios ya comenz6 a ir al campo. Ya comen-
zaba a ayudar en algo a su padre: recogia pasto para los ani-
males y ' llevaba carretillas llenas de heno, generalmente mas
altas que él.
Poco después acompafiaba .en una ocasi6n a su padre a]
huerto. Era la época de la poda. Llevaban escaleras para subir
a los arboles y poder facilmente cercenar las ramas a]tas. En
una de esas, el chiquitin echa a subir por la escalera. Sus piece-
citos inseguros van h·epando, h·epando, hàsta llegar al ùltimo
escal6n. Una vez en la cumbre no se anima a bajar. Grita. Los
hermanitos corren a avisar al papa.. Este acude. Se da cuenta
del peligro que amenaza a Artémides. El buen hombre com-
prende que si lo reprende y aun si le habla fuerte, se asustara
v la caida sera fatai. Entonces el sabio pedagogo empirico lo
invita, con palabras melosamente suaves a que comience a
bajar despacito, despacito. El nifio lo hace. Asi consigue Ilegar
al suelo sano y salvo. Una vez ahi, Don Lrtis le da tal tunda que

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Borett"to
La iglesin de Boretto, donde Artéruides fue bmrtizndo.
18~9: Antes de ir n Bema/ Artémides, se retrntn loda la .familia.

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el chicuelo jamas os6 en adelante exponerse al peligro de las
escaleras ... (l)
"Siempre fue piadoso, alegre y trabajador" dice su buena
cufiada Augusta Borettini de Zatti. (2) No se podl.a tejer una
biografia mas cabal y sintética de riuestro biografiado. Este libro
no hara sino demostrar que esa definici6n biografie ha sido
realmente acertada.
Nacido en hogar pob1!e, donde habl.a muchas bocas y _pocas
entradas, era necesario trabajar si se queda vivir. De ah1 que
Artémides apenas pudo hacer un mal cuarto grado en la escuela
comunal y, a los nueve afios, ya el padre lo emple6 como jorna-
lero siempre en faenas campesinas. iA los nueve afios ya Arté-
mides ganaba su jornall dCual era ese jornal? Es cosa de pas-
marse: veinte liras al afio ... me dice uno de sus hermanos.
En esa vida ruda, sacrificada y penosa, se forj6 este gran
.caracter. No, no es en la molicie de la vida regalada donde se
forjan los hombres. El menar de los hermanos me deda que el
peoncito debl.a frecuentemente levantarse a las 3 de la mafiana
para iniciar los trabajos camperos con el alba, coml.a un peda-
zo de polenta y salia al trabajo. Pero si el buen patr6n no podl.a
pagar1e pingue sueldo, no dejaba de darle al fin de la semana,
<::uando regresaba a su casa a gozar de la compafil.a de padres
y hermanos, un buen paquete de golosinas caseras. Y ah! co-
menz6 a demostrar Artémides su generosidad: no abda el
paquete hasta no estar rodeado de todos sus familiares. Y su
gozo mas grande no era el paladear las tortas y rosquillas,
sino ver como las devoraban sus hermanitos.
Pero el pequefio jornalero era hijo de Adan. Tenia sus
defectos. Los mismos que nuestro primer padre. Era goloso. La
patrona, una excelente veneciana que cuidaba con menos esme-
ro los duraznos de su quinta que la inocencia de su peoncito
le habl.a dicho que cuando anduviera por la huerta con sus
primas, como soHa, comiera de todas las frutas, menos de un
damasco muy grande cuyos sabrosl.simos frutos los reservaba
para obsequiar a sus amistades. Pues bien: un dia, a la hora de
la siesta, la hora de las pequefias grandes h·avesuras infantiles,
deciden con sus primas, dar el asalto al arbol del fruto prohibi-
do. iSiempre la misma historial Y mientras la buena granjera
(l) D esgraciadamente falleci6 cerca de 70 aiios después a con-
~ecuencia de una caida de la escalera ...
( 2) Carta al autor: C6rdoba, 20-II-1952.
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dm·mia, Artémides se sube al albaricoquero y desde arriba co-
mienza a llover dulces y gordos damascos que recogen sus
primas en sus delantales. Se prometian un hartazgo de sabrosa
truta. Mas he aqui que, sin saber como, el chico, al pisar una
rama, resbala y cae ruidosamente al suelo. Fue tal el golpe que
despert6 la veneciana que dm·mia en la casa, a 30 meb:os de
distancia. Corri6 al punto y encontr6 al pequefio por tierra,
desvanecido. Entonces lo llev6 en vilo hasta su pieza, lo acost6,
le dio una capita de "grappa" y pronto Artémides comenz6 a
abrir los ojos y a reanimarse.
Asi, golpeado unas veces por su padre terrenal y otras por
el Padre que esta en los Cielos, aprendi6 este muchachito la
senda de la virtud.
Pero que en su alma, como en todas las humanas, habia
mala levadirra, lo prueban estas anécdotas que solia narrar, él
quizas como tributo a su profunda humildad. No habia aun
cumplido tres afios, decia él, y ya era yo dafiino y fastidioso.
Y narraba como a esa edad uno de los peones se habia levan-
tado del asiento para ir por unas cuerdas que tenia enfrente.
Al volver, retrocediendo, a sentarse, el pequefiin le sac6 la silla
y el buen hombre fue a golpear en el suelo con gran esh·épito
y no poco dolor de sus posaderas.
Y narraba que cuando tenia 9 afios y estaba empleado,
siendo el tiempo que llaman de la "Sagra", debia cantar su
primera Misa un pariente de la familia granjera. Con ese mo-
tivo los duefios habian preparado, enh·e otras cosas, un robusto
y balsamico mel6n que conservaban desde tiempo para el
misacantano. Artémides y otro camarada de su edad, cuando
vieron el sabroso cucurbitacea, que parecia decir: "c6meme",
cedieron a la tentaci6n y, con él bajo el brazo corrieron al esta-
blo, donde en un periquete, se lo embaularon. Cuando lleg6
la hora del posh·e, van los duefios de casa en busca del mel6n
y con gran sorpresa y no poco desagrado, comprobaron que
habia desaparecido. Y mientras todos lamentaban lo sucedido,
los dos pillastres reian, satisfechos detras de la' casa.
Zatti no era., · pues, un ser exh'aordimu:io. Habia recibido
una naturaleza como la de todos. Si luego lograra elevarse, se
debera a las dos alas con que han volado todos los santos: la
gracia de Dios y la voluntad humana.
En ese ambiente de sacrificio por un lado y de pureza de
costumbres por otro, crecia este nifio campesino. Vida ruda y
austera. Nada de melosidades ni mimos. Sufria mucho de los
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sabafiones, narra un hermano suyo. Pero ello no era 6bice para
que Artémides echara a correr en pieno invierno, descalzo, sobre
la nieve. Y asi se curaba de los sabafiones, no con linimentos
externos sino con la ebullici6n de la sangre interior que circu-
laba a torrentes por sus arterias merced a sus correrias por la
campifia.
Su familia, como tantas otras de la peninsula, sufri6 tam-
bién el hechizo de "la América". A fines de siglo, los éxodos se
volcaron en paises, como la Argentina, que ofrecia a los labrie-
gos risuefias posibilidades de medrar. Antes habia venido un
tio de Artérnides, Juan Zatti. Este se adentr6 en la pampa. se
fue hasta el sur de la provincia de Buenos Aires, a una aldea
grande que se llamaba Bahia Bianca y alli ech6 anclas. Con-
sigui6 ser hasta capataz de un equipo de obrero~ municipales.
Entonces sucedi6 lo de siempre: los inmigrantes son como las
cerezas, en pos de una vienen todas. Asi se vino la familia de
Artémides de Boretto a las entonces desamparadas tierras
argentinas. El solia decir que se habian venido porque la vaca
se habia quebrado la pata". La realidad era que el tio Juan
los llamaba.
Y asi liaron sus petates y un dia de invierno, al principio de
1897, en un vapor de la Cia. "La Veloce" llamado Victoria, se
embarc6 la familia de Don Luis Zatti rumbo a la Argentina.
Ninguno de los inmigrantes que jaraneaban en 3:;1. para acortar
el mes de navegaci6n, imagin6 que ese muchacho de 16 afios ,
alto, magro, alegre y circunspecto a la vez, iba a dar que ha-
blar de si. : . Y sin embargo, estaba escrito en los designios
divinos que el campesino de la Emilia, un dia no remoto fuera,
lo que pide el Evangelio para los ap6stoles: luz que despeja
las tinieblas y sal que impide la corrupci6n de los pueblos.
De haberse quedado en Boretto, Artémides, hubiera sido,
quidts un buen campesino que hubiera seguido inclinado sobre
la madre tierra toda su vida. El éxodo de su familia le dio mag-
nificas posibilidades para desplegar el estupendo abanico de
sus virtudes.' Y ese es el beneficio que acarrean las migraciones
de los pueblos. Frecuentemente las familias son como las coles :.
necesitan ser trasplantadas para que alcancen su perfecto
desarrollo.
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CAPITULO II
SIGUE SU ESTRELLA
El 9 de febrero de 1897 llegaba el Victoria a tierra argen-
tina. Las inmigrantes se quedaron en la playa mirando larga-
mente esa· ciudad que comenzaba a adquirir caracteres de
metropoli. Apenas tuvieron h·en para Babia Bianca, viajaron
bacia el sm. El 13 de febrero estaban en la embrionaria ciudad
smefia. El tio Juan ya les tenia preparada una casa e11 la calle
Lavalle N9 327. Ahi se afinco la familia Zatti. Don Luis comen-
zo en seguida a h·abajar. Enh·o como "placero" municipal. En
cuanto a Artémides, al principio comenzo a h·abajar en un hotel;
pero luego salio sin cabrar sus jornales. Ignoramos la causa.
Probablemente porque el ambiente de esa casa no era el aire
oxigenado que el alma pura del mucbacho necesitaba.
Mas tarde enh·o a h'abajar como "baldosero" en la casa de
las bermanos Tissot que tenian una fabrica de baldosas en
Saavedra 555.
Todos, natmalmente, extrafiaron mucbo a Boretto. Lo que
mas ecbaban de menos era aquella piedad sencilla y tradicional
del pueblo italiano. Narran que la mama buscaba en vano en
Bahia Bianca las torres y cupulas de su pueblo. La actual cate-
dral no estaba aun concluida. La unica iglesia que tenia torre
era la de La Piedad. Quedaba lejos, alla, fuera de la ciudad,
allende las vias del Ferrocarril Buenos Aires al Pacifico; pero
no obstante, 1a buena emiliana se iba de cuando en cuando
basta alla para ver una torre. . . iDichosos las pueblos que sien-
ten necesidad biologica de levantar los ojos hacia arriba! jHay
tanto lash·e materia! que tira bacia abajo!
Y cuando no le era posible ir al noroeste, entonces la buena
17
2.

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seiiora se lo pasaba mirando las tarjetas postales que habia
u·aido donde campeaba la airosa cupula de Boretto. Y al mirar-
la, se le caian lagrimones como garbanzos que enjugaba con el
delantal y luego proseguia u·abajando en la cocina. . . iEstas
son las madres que engendran santos!
Artémides por su parte habia buscado, ante todo, el cami-
no de la iglesia. Ahi se habia encontrado con el P. Carlos Ca-
valli, un salesiano humilde, alegre, dicharachero y cien por
ciento apostolico. Huelga decir que de enu·ada nomas hicieron
buenas migas. Y desde entonces la casa parroquial era la casa
de Zatti. Su unica diversion era llfgarse hasta la plaza Italia
(hoy 9 de Julio) para co~nprar sandias, que le recordaban las
voluminosas de · Boretto. Todas las horas libres que le dejaban
las baldosas, las dedicaba a ayudar al P. Carlos a arreglar la
sacristia, adornar los altares o acompaiiarlo a visitar enfermos,
que era la especialidad del benemérito parroco bahiense.
Y en esa vieja casa parroquial, hoy derruida, es donde nacio
la vocacion religiosa de Artémides. Leyendo la vida de Don
Bosco y admirando a diario la abnegacion del celoso P. Carli-
tos, la energia y el don de mando del P. Borghino que dirigia
el Colegio Don Bosco, la placidez de alma del P. Bréntana que
fungia de catequista, cuya alegria contagiosa tenia siempre de
fiesta al colegio y sobre todo, la laboriosidad y acrisolada virh1d
del coadjutor Cm·los Rosetti, cuya santidad irradiaba vida espi-
ritual sin que nadie se percatara, comenzo a sentir deseos de ser
sacerdote y de dedicar su vida eutera al bien de los projimos.
El P. Carlos. que auscultaba semanalmente su alma ane;elical
en la intimidad de la confesion, no tardo en percatm·se de que
Artémides podia aspirar a las cumbres. Y lo invito a volar. Y una
tarde, enu·e charla y charla con Don Luis y Doiia Albina, des-
pués d.el obligado "bicchiere" de vino, dejo caer sobre el tapete
el tema de la vocacion del muchacho . Tenia ya 18 aiios y era
n;cesario orientarlo en la vida. Era inteligente y podia ser toda-
via un excelente sacerdote. La madre escucho atentamente,
consulto con su esposo y ambos dijeron: -Si es la voluntad de
Dios, que siga nomas el llamado divino pero gue antes mire
bier; lo que hace, porque no quisiéramos que un dia nos llegara
aqm de regreso...
-Pierdan cuidado, dijo el P. Carlos contentisimo, Artémi-
des sera fiel hasta la muerte.
Después de la tremenda catastrofe que fue la inundaci6n
del valle del rio Negro y también los de los rios Neuquén y
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Chubut, Dios conceclio a Mons. Cagliero, como compensacwn
de tamafia desgracia, algunos consuelos. Enu·e ellos, a princi-
pios del1900 ordenaba de sacerdote el primer clérigo bahiense:
el que después seria primer Obispo de la Patagonia, Mons.
Nicolas Esandi y poco después hallaba una nueva vocaci6n para
Bernal, colegio que reunia entonces los aspirantes de todo el
pafs. Era Artémides Zatti, un muchacho de 19 afios, alto, flaco,
de rosu·o alegre y mirada franca, de pies grandes como para
caminar toda una larga vida y manos largas como hechas para
dar durante toda una generosa existencia. Esos ojos hondos
como un lago dormido y simples como el oro puro, cautivaron
a monsefior. No pudo ocultar su gozo cuando supo que el P.
Cavalli lo estaba preparando para que fuera a Bernal.
Artémides estaba que se salfa de la vaina por ir. Sus pa-
rientes querian que esperara basta el casamiento de su hermana
mayor Ildegarda (nombre con reminiscencias longobardas) que
seria en junio. El muchacho tanto hizo y tanto suplic6 hasta
que obtuvo la antelaci6n del viaje. Ya aquel ambiente de la
fabrica de baldosas le pareda extrafio. Ahora que habia orien-
tado su vida hacia el santuario, todo en el mundo le resultaba
insipido.
Ya en el carnaval pasado habia dado una prueba de su
desapego por todo lo mundano. Sus hermanos lo invitaron a
ir al corso. El les contesto : -Si, salgan nomas Uds. que yo iré
en seguida. . . Y, en efecto, salio. Pero a la cuadra, en vez de
enderezar hacia el cenu·o, tomo en sentido conu·ario. Luego
saco su rosario y anduvo rodando por las calles oscm·as, rezan-
do rosa..t"io tras rosario, mienu·as oia a lo lejos, los agudos chilli-
dos de las mascaras y veia el chisporroteo de las luces de ben-
gala .. .
Solo en abril pudo viajar a Bernal. Su madre, no obstante
la satisfaccion que experimentaba al ver que su hijo mas queri-
do inicìaba los estudios sacerdotales, no se resignaba a la idea
de su alejamiento definitivo. Por eso anduvo difiriendo la
partida basta mediados de abril. Ella misma lo acompafi6. El
18 de abril u·aspasaba Artémides los umbrales del antiguo cole-
gio de Bernal. Lo recibi6 el P. Barto1omé Molinari, a la saz6n
director del estudiantado. A'l presentarselo, la buena campesi-
na ( joh, la sencillez y rectitud de las madres de antafio!) le
dijo estas palabras: -Aqui tiene, Padre, a mi hijo. Es bastante
bueno y creo que sera obediente; pero si no se porta bien, le
pido que le dé palo nomas .. .
19

2.10 Page 20

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El buen sacerdote miro al mozo que ese ano cumpliria 20,
sonrio como diciendo: -"él pu~de apalearme a mi. .. " y le
contesto: -Bien, sefi.ora, bien; ya vera que no sera necesario
apalear a nadie ...
Y Artémides enb·o de lleno en el ritmo de aquella vida
disciplinada y austera del colegio de entonces. Todo era nuevo
para él. Y a todo quiso amoldarse con infantil sencillez.
Gracias a la diligencia de su hermana Ildegarda, que ha
conservado casi todas las cartas de su hermano desde entonces
hasta su muerte, podemos ofrecer a los lectores la primera que
él escribi6 desde Bernal. Impresiona observar c6mo ese mucha-
cho ha ido progresando en todo. En caligraHa, en redaccion,
en sintaxis. Esta primera misiva (y asi por unos diez afi.os) esta
escrita en un italiano defectuoso, pone el encabezamiento antes
de la data, la puntuaci6n es muy deficiente y la escritura
mala. (l) Dice asi:
" Queridos padres : Berna!, 23 de abril de 1900. Hace ya 5
dias gue me encu entro en este Colegio. Pensé <>scribiros para no-
tifi caros que es toy contento de hallarm e aqui. Por ahora, gracias
a Dios, estoy sano y lo mismo e, pero de todos vosotros. El jueves
pasado, es tando en Ahnagro, os escribi algunos renglones y espero
los habréis recibido, con fos cuales os decia gue por falta de tiem-
po, no os notificaba nada; pero que mas adelante os diria algo.
Pero, para hacer rapido, os diré que estoy haciendo toda clase de
trabajos y gue cuando uno entra en el colegio queda sorprendido
al ver mas de 200 chicos trabajar con atenci6n. Adentro tienen la
maquina de la luz eléctrica y la iglesia de noohe esta siempre ilu-
minada y en el altar mayor, en la b6veda del nicho, se ven siete
globitos de luz eléctrica que hacen corona a la Virg.en Inmaculada.
En cuanto a mi, por el momento estoy contentisimo. Me han pues-
to a es tudiar. Los Superiores son buenisimos y los alumnos, ale-
grisimos y asi yo paso una vida feliz. En este colegio se encuentra
también el sacerdote P. Nico_las Esandi y su hermano p equeii.o y
està también el hijo de Ignacio. ( 2) La mayor parte de los que
hay aqui son italianos. Por lo tanto, os saludo y decidle a mamà
que es alegre y que no piense mal de mi que estoy bien. Os
~ aludo de nuevo y saludos al tio Fernando y familia, Juan y fa-
milia, Clotilde y familia, Pidr6n, Ming6n y todos los parientes y
ami~os . Y soy vuestro afmo. hijo, ARTEMIDES ZATTI. Cuando
escrib an la direcci6n es: Colegio de la Sagrada Familia, Berna!,
F. C.E. - Non scriv·er tante facezie che contan un pito ... " (No
escriban bufonadas que no sirven para nada).
( l ) He traducido la carta literalmente; pero corrigiendo . la pun-
tuaci6n, qu e en el originai es desastrosa.
( 2) Seni probablemente D. Ignacio Anduaga, pues en cartas pos-
teriores le afiade ese ap ellido.
20

3 Pages 21-30

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3.1 Page 21

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Hemos dejado la posdata en su originai italiano para que
se vea c6mo ya el joven rehuye todo lo que no sea serio y mez-
cla ya con su enrevesada sintaxis italiana, tal cual gracioso
modismo castellano ...
Son de imaginarse las dificultades que encontr6 en el estu-
dio. Con el pobre cuarto grado que hab:la cw-sado hada 10 afios
en Italia, deb:la ahora hacer frente allat:ln y demas asignahu·as.
Ademas parece que en aquellos tiempos los libros de texto no
eran moneda corriente. He tenido la suerte de dar con dos
cuadernos suyos de sus tiempos de estudiante en Bernal. En
ellos hay de todo: gramatica latina, traducciones de "De viris
illush·ibus", traducciones de César, del1 "Epitome de Historia
Sagrada", historia, copias del Eclesiastés, etc. Se ve que en su
cuaderno, el pobre Zatti deb:la encerrar como en un caj6n de
sastre, cuantas nociones quer:la recordar. De esos cuadernos, uno
es fabricado a mano. Y no eran propios: eran ya usados por
oh·os y no terminados. El aprovechaba las hojas que no hab:lan
sido utilizadas.
Por oh·a parte, habiendo llegado al Colegio un joven de
20 afios, servicial y complaciente, era natural que los superio-
res usaran de sus servicios para todos los pequefios menesteres
de gue son tan pr6digos nuestros colegios. Y de ese modo el
estudiante Zatti bien pronto se vio h·ocado en e1 fact6tum del
estudiantado.
Pero él segu:la feliz y contento. Sab:la que trabajando o
estudiando por obediencia, hada la voluntad de Dios. Al co-
menzar una pagina suele escribir el nombre de Don Bosco. Ese
sera su ideai. Hab:la llegado a Bernal en pos de ese nombre
bendito. dQué importa si no puede estudiar a sus anchas como
él hubiera deseado? dQué importa si debe trabaiar frecuente-
mente m::ls con la carretilla y la pala aue con la pluma v el
diccionario? Lo principal era seguir su estrella, estar con Don
Bosco. . . Ahi se sentia feliz y eso le bastaba ...
21

3.2 Page 22

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CAPITULO III
jLOS CAMINOS DE DIOS! . ..
Muchacho sensible a todas las inspiraciones generosas, en-
b·6 de lleno en una ascética que, por ser juvenil, adolece de las
demasias de la juventud . El 17 de junio escribe a su padre
para su fiesta onomastica (San Luis). Le dice que ha recibido
la pa.rticipaci6n de la uni6n mab·imonial de su hermana. Y alia-
de : "Si mama no ha cambiado creo que estara descontenta"
(Probablemente porque no fue a las bodas). Y a continuaci6n
les endilga una perorata de b·es paginas de este tenor:
"Vi vimos p eregrinos sobre es ta misera tierra, lejos de nues-
tra patria celestial, en continuo p eligro de no entrar en ella, si no
resistimos a la dura prueba a que estamos sometidos aca abajo.
Siempre cargados de cruces, siempre afligidos, contamos los afios,
los meses y hasta los dias que nos faltan todavia que vivir en la
tierra, suspirando por el Cielo. Piensen que nuestros goces son las
cruces, nuestro consuelo, el sufrir; nuestra vida son la~ lagrimas,
pero al !ado la siempre querida esperanza de alcanzar el hermoso
Paraiso cuando se termine nu estra terrena p eregrinaci6n ... "
Y sigue el joven aspirante lleno de santo fervor animando
a sus padres a sobrellevar las penas con fe, esperanza y amor.
En agosto escribe para agradecer un paquete con ropa y
3 $ que la buena madre le ha enviado. Se nota ya un visible
adelanto en caligraHa y redacci6n.
En setiembre tiene la suerte de que el P. Carlos lo visite.
'La mama le envi6 "cinqu e nazionali" para que se hiciera sacar
la fotografia. El contesta que no hay apùro por reb·atarse.
Le piden que escriba mas extensamente. El contesta:
"Al escribir cartas mas largas, no sabrfa qué poner en ellas,
22

3.3 Page 23

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a no ser que aquf en Berna! hay lugares hermosfsimos y siendo
bellos las lugares, es escribir al viento esa que dicen que Tissot
me esp era todavia para traba jar; porque yo a Bahia Bianca nun ca
se me ha ocurrido de vo lver ... "
Y concluye graciosamente su carta:
"Para prolongarla un poco, ]es mando estos recuerdos: l )
huir de las ocasiones; 2) huir del pecado. Y en fin un recuerdo
del Rev. P. Don Bosco qu e decia: 3) Lo que no sirve para la
eternidad no sirve para nada". (l)
A principios del afio siguiente, 1901, 1es manda un libro
de la vida de Don Bosco. Le contesta el padre, enh1siasmado
por el obsequio y pide oh·os . Los dos progenitores no lo en-
tienden porque esta en castellano. Entonces los chicos, que van
~ la escuela, se encargan de h'aducirselo en las veladas farni-
liares. La madre le manda. esta vez "due nazionali". La noticia
mas importante que le dan es que "se trabaja a toda fuerza
para terminar la iglesia parroquial".
En junio escribe a su familia:
"En co ntes tac i6n a l ofrecimi ento hecho si tengo necesidad de
al_go, que sin titub eo lo pida, yo, nara no separarme del antigua
dicho, esto es, "nada p eclll· y nada rehusar" no rechazo vuesh·o
buen coraz6n. Pero temo haceros un p edido exagerado, y seria
es te: es tando pr6xima la estaci6n invernal, las zapatos que me
mandas teis en dici embxe pasado comienzan a romperse y por lo
tanto no san adaptados para la es taci6n; asi que si podéis mandar-
me un par. de cuero, N\\> 45 v si no las encon tn'tis me enviais un
socua:nc céntimos y yo me proveeré aqui ... " ( 2)
Luego pide un sombrero "que le vaya bien a Pompeyo",
calcetines v un par de pantalones. Encarece luego mil perdones
por el pedido.
El buen oadre le contesta enviando todo lo que pide y
algo mas y afiade en su carta del 19: "si sientes frio. si te das
cuenta de tener necesidad de algo para cuaoerat (3) escribe
flUe te mandaremos lo aue necesitas".
Cuando recibi6 "il fagottino" inmediatamente contesto
haciendo la lista de todo lo que habia en él y agradeciendo
a sus buenos padres la rapidez con que accedieron a su pedido.
(l) Carta del 21 de setiembre de 1900.
( 2) Carta del 9 de junio de 1901. Socuanc: unos cuantos ( en dia-
lecto).
( 3) Cuacerat: cubri1te.
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3.4 Page 24

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Como prenda de su gratitud, les manda un compendio de la
Vida de Sto. Tomas de Aquino, en italiano.
En agosto vuelve a escribirles. Como ellos le dicen que sus
cartas son muy breves, esta vez Artémides escribe cuatro pagi-
nas de cuaderno con letra menudisima. El santo muchacho les
dice, como prologo: "Como vosotros deds que mis cartas son
tan cortas, ahora quiero narraros este ejemplo, eiemplo subli-
me que le sucedi6 a un misionero salesiano en Colombia". Y
narra en cuatro tupidas paginas el conocido episodio del P. Unia
~uando dos ancianos lo fueron a buscar para visitar un enfermo
en Agna de Dios. (l)
Y termina con el acostumbrado serm6n. Esta vez en dia-
lecto : "A gonun imman Dio d'adorerr, on'alma da salvere e naa
morte da ferr". (2) Luego, alrededor de cada pagina va poniendo
consejos para cada familia de sus parientes. A Nino Vecchi le
dice que "stia allegro e buono". Da vuelta la primera pagina y
escribe, al margen: "Saludos a la familia de tio Juan y a Clotil-
de y a Tissot y a Bernazzali, con la recornendaci6n de gue
eviten el pecado y vivan corno verdaderos cristianos para estar
un dia todos unidos en el Parafso".
En setiembre les dice que sigue en Bernal "accompagnato
da una allegria indtescritibile, come vi assicuro che seguita sem-
pre". Y los felicita porque han podido hablar con Mons. Cagliero.
pues él, cuando el Prelado estuvo en Bernal, el 28 de agosto, no
tuvo esa suerte, ya que no supo de su estada en el colegio. Y
para pedirles unos càlcetines da este rodeo: dfceles en dialecto:
"La rana por pedir., perdi6 la cola" y luego de haber hecho
hincapié en su ofrecirniento afiade: "Vi fo noto, però la cosa è
vecchia, che i miei piedi sono lunghi e, de yapa, sudono e ],e
calze por portar1e tutti i giorni, presto si rompono: cosicchè se
ne vO'lete mandare, fate como volete" .. . (3)
Envfa saludos a su hermano Eliseo porque se acerca el
cumpleafios. Y, corno en todas sus cartas, encabézala con el
''W. Jesus, José, Maria y Don Bosco". Demuesh'a que progresa
( l) Puede leerse en "Mes de Maria Auxiliadora" del P. Santi-
nelli . Pap;. 114.
( 2) "Tenemos en las manos (cerca) un Dios que adorar, un alma
qu e ~alvar y una muerte que hacer".
(3) Os comunico, aunque es cosa vieja, que mis pies son largos
v, por afiadidura ( qu é bien esta ese "de yapa" quichua, en medio del
italiano .. . ) transpiran y los calcetines, como los Ilevo a diario, pronto
se rompen: de modo que si queréis mandar, haced como querais".
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3.5 Page 25

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en latin cuando les dice: -"Esperando vuestras noticias termino
esta cartita, recomendando a los hermanos de evitar la compa-
fiia de los malos sean o no paisanos o conocidos y de perseverar
en el bien hasta la muerte porque "perseverantibus dabitur
corona", la corona se dara a los que perseveran ... "
Sus padres le enviaron 6 pares de calcetines y cuatro "na-
cionales". Se alegra de que sus hermanos estudien musica en el
Colegio Don Bosco y les aconseja: "Pergite quo coepistis: se-
guid como habéis comenzado, sin respeto humano porque creo
que ya habréis encontrado los que os habran dicho: ''Velanten
Morsighen" (l) pero no temais". Luego les narra que ha estado
en Lujan en una peregrinaci6n de 7.000 personas y que al bajar
del h·en en Plaza Once, hubo un serio encuentro con los socia-
listas y que después de la refriega unos 100 "furono alloggiati
nel albergo del Gallo".
Saca bellas consecuencias acerca de las persecuciones y
termina esa larga epistola narrandoles un ejemplo. Es el de S.
Juan Cris6stomo cuando el Emperador queria, para darle el
mayor castigo, obligarlo a cometer un pecado. Zatti se dirige a
sus hermanos y les dice: "Si, hermanos, guardaos del monstruo
que aparece bajo piel de cm·dero, pero que es verdadero lo-
bo". (2)
Ese ano sorteaban en Italia a los de su clase que debian
hacer e1 servicio militar. Artémides escribi6 a Josué Alberici,
un fot6grafo de Boretto, al respecto. Este le contesta el 30 de
octubre que le ha tocado el N<> 85 y que no habiéndose presen-
tado ha sido dedarado desertor (renitente). Le dice que si se
presenta antes del 31 de diciembre le condonaran la pena; pero
que si ha elegido la carrera eclesiastica es mejor que siga y
que espere alguna otra amnistia.
El 2 de diciembre vuelve a escribir, como siempre a sus
queridos "genitori e fratelli" como encabeza él todas sus cartas.
Ese dfa lo habia visitado el tfo Juan, quien, dice Artémides, lo
enconh·6 en "perfetta e grassa salute". Fue con él a Quilmes,
visitaron la cerveceria y pasearon mucho. Respecto del ser-
vicio militar les dice: "Yo deseo seguir la carrera elegida, que
me sera de mas provecho. . . y dejando de lado a Italia y el
servicio militar, seguiré mi vocaci6n".
(l) En dialecto emiliano: Valentin Morcilla (frase usada en la
familia).
( 2) Carta del 13-X-1901.
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3.6 Page 26

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La primera carta que hallamos del afio 1902 es del P . Ca-
valli para él. Escribe en castellano. Siempre festivo, lo llama
"Cura in fieri". (l) Zatti le ha pedido un certificarlo de buena
conducta que le solicitara el Director, pues se pensaba ya en
darle el habito clerical. El P. Carlos le dice: "tus padres han
derramado a profusi6n lagrimas de santo regocijo" cuando él
les dio la noticia. El buen cura escribe el peregrino certificarlo
en el reverso de la carta. Reh·ata al P. Carlos de cuerpo entero.
Reza asi:
"El que sus cribe declara que el joven Artémides Zatti, du-
rante los ai'ios de su residencia en esta ciudad de Bahia Bianca
y feligrés de esta Parroquia de Ntra. Sra. de las Mercede3, tuvo
un a conducta intachab le, es a saber, laborioso, economico, modes -
to, humilde, obediente, zelante por la gloria de Dios, d eclarandose
cat6lico en pùblico y en privado, frecuentando los SS. Sacra-
mentos con tanta devoci6n, siendo de emulaci6n a cuantos lo veian;
en fin, pudiéndose decir a los demas "he aqui un segundo S.
Luis". Espero que lo seni todavia, pero si por desgracia no fuera
asi, debemos decir que el maldito Mandinga hizo caer los cedros
del Libano y ta:mbién a mi pobre Artémides, pero no debe des-
esp erar, volver con confianza al misericordioso Sefior, y con las
lagrimas de un San Pedro le seni semejante. Pbro. CARLOS E.
CAVALLI, Cura Vicario" ( 2).
La ultima carta conocida que escribi6 desde Bernal es del
19 de ee.ero de 1902. Contiene datos interesantes y es como
sigue:
"Hoy mismo, aprovecho la ocaswn de escribiros, mientras
se me presenta, comunicindoos el 6ptimo estado· de mi salud, como
lo deseo para vosotros todos. Ademas os agrad ezco la molestia que
os habéis tomado por complacerm e. Encontré adenl:ro del paquete
toclo lo expedido. Os a.gradezco, de nu evo, de coraz6n. En cuanto
a mama, os diré qu e por falta de la presencia de Mons. Cagliero
y del P. Borghino. rio he podido hablarles. En cuanto a la ves-
tici6n, no ·es toy tocl avia seguro; pero os diré que en este colegio,
hay algunos que ya son 3, 4 y 5 afios que no van a su casa. Siendo
necesario para emprencler la carrera empr endicla la fe de Bautismo,
dirigios al limo . Obispo de La Plata. Con la presente os ruego
una copia de la que tenéis voso tros , escribiéndole, sobre todo, como
se encuentra, y cliciendo aue el originai se halla en Bahia Bianca.
Recibi también dias oasado" "i due p ezi" que me mandasteis por
medio de la venerable Madre Torta. Os agradezco de coraz6n.
Pongo fin a es ta saluclandoos a todos de todo coraz6n, hermanos
y h ermanas, cui'iado y tios toclos. Adi6s. Creedme siempre vttesa·o
(l) Sacerdote en potencia.
(2) Archivos de la lnspectoria S. Fco. Javier: Bahia Bianca.
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3.7 Page 27

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Afmo. bijo, A. ZATTI. Tanti saluti e ringraziamenti dei miei Su-
periores. Saluti al H. P. Cavalli, Soldano e tutti qu elli del Collegio
che sono conosciuti".
No creemos en el "6ptimo estado de salud" de gue habla
Artémides a sus padres. Quien compara esta carta con las de los
meses anteriores ve que la letra es distinta, la redacci6n en-
revesada y esta ausente en ella la nota festiva con que él suele
matizar sus cartas familiares. dQué habia pasado? Sabemos que
en aguella época en Berna! el alimento era deficiente. Ademas
siendo Zatti el mas grande de todos los aspirantes y siempre
comedido era el factotum del colegio. Por ejemplo, él era uno
de los encargados de galvanizar los cubiertos cada vez que es-
tos perdian el estafi.o. Y una vez al echar el acido muriatico, al
saltar un poco de ese metal liquido, le traspas6 el zapato, la
media y le guem6 el pie. Anduvo rengo por bastante tiempo.
También era el encargado de trasladar las bolsas de galleta
que traian del Colegio Pio IX y dejaban en la estaci6n. Y de-
bia hacerse esas cuah·o cuadras de terreno fangoso cargando
voluminosas bolsas de pan.
En aquella época era ruda la vida de Bernal. No existian
todavia las obras de salubridad. Los muchachos mayores de-
bian llenar los tanques que estaban sobre la actual porteria
conduciendo todos 1os dias dieciséis grandes cubos de agua,
escaleras arriba, hasta ellos. No habia desa~ues ni tamDOCO
camaras sépticas . De modo que con much"à frecuencia debian
vaciar los pozos negros con un balde y una caiia de tacuant,
llenar una gran tina que tenia dos asas y conducirla hasta la
quinta. Cuando, en el verano. lleg:aban los salesianos d e di-
versas partes del pais para hacer los Ejercicios Espirituales.
los muchachos debian cederles los lechos e irse a dormir en el
henil que estaba junto al actual port6n de calle Belgrano. El
h·abajo. pues, era mucho, y el alimento, escaso. E1 plato. harto
reducido y por la tarde, en vez de la nutrida merienda de ho-
gaiio, no tenian mas que la galleta cotidiana ("pagnotta" la lla-
maban entonces).
A esa edad, cuando mas necesitaba de alimento abundan-
te y nuh·itivo y en ese clima humedo caracterfstico de las mar-
genes del Plata, nuesh·o mozo estaba propenso a contraer cual-
quier enfermedad.
Sucedi6 aue en el colegio cay6 enfermo de tuberculosis
el joven sacerdote Ernesto Giuliani. Los superiores habfan des-
27

3.8 Page 28

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tinado a un aspirante para que lo cuidara. Este se enfermo.
Entonces lo pusieron a Zatti. Y él, fisicamente vencido y en
una edad propicia para toda suerte de contagios, cayo también
con los pulmones contaminados .. .
El Padre Giuliani murio el 4 de enero de 1902. El buen
Artémides, en vez de ir al tempio a recibir el habito santo,
fue a la cama con una fiebre que lo abra~aba. En ese estado,
probablemente, escribio la carta del 19 de enero.
El P. Director consulto con el P. Vespignani, a la sazon
Inspector. Y este seguramente después de haber consultado con
el médicQ, determino que debia ir a Junin de los Andes a cu-
rarse. Bien sabemos que no es ese el lugar mas indicado para
los tuberculosos; pero en aguella época era creencia comun
que bastaba el aire de las alturas para curar la tuberculosis.
El hecho es que el P. José dio dinero al pobre Zatti, que tosia
sin cesar, y le dijo que emprendiera viaje a Junin de los An-
cles. . . o por lo menos a morir con sus pam·es.
Artémides viajo hasta la estacion Constitucion. Compro
un boleto de segunda y se disponia a viajar cuando le sobre-
vino un vomito de sangre. Como fue un acceso repentino, no
tuvo mas remedio que dejar sobre el andén de la estacion una
enorme mancha roja que el barrendero se apresuro a borrar
con aserrin. . . Lo atendieron, le dieron un cordial y todavia
tuvo tiempo para sentarse en un duro asiento de madera y
arrinconado en el va~on de segunda, emprender el viaje. Es
de imaginarse su estado de animo . . . iQuebrado para siempre
e] bùcaro de su mas caro ideali jTrunca su carrera acariciadal
iDefraudadas las esperanzas de sus padresl jUn ver~onzoso
fracaso ante los conocidos de su ciudad! Y sobre todo, la pavo-
rosa perspectiva de una muerte a corto plazo . .. Estas las ideas
que bullian en su cerebro mienh·as, tosiendo y tosiendo, mar-
chaba haeia Bahia Bianca ...
Todos diran: Jqué imprudencia la de esos superiores! Nos-
otros que ahora conocemos su futuro, como Dios entonces lo
conocia, solo nos ah·evemos a apuntar: jlos caminos de Dios!...
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3.9 Page 29

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CAPITULO IV
EL PETREL DE LA TEMPESTAD
jQué viaje aquell El zangoloteo del h·en, los h·istes pre-
sentimientos que nublaban su alma, la tisis que lo consumia
por dentro: todo se conjuraba conh·a él. . . jPobre mozo! Lleg6
a Bahia Blanca mas muerto que vivo. Sus padres lo recibieron
con los brazos abiertos y los ojos impregnados de lagrimas.
Fue en derechura allecho. Su madre le dio de comer, lo arrop6
bien y lo dej6 dormir. El muchacho durmi6 como un bendito.
Cuando se despert6, le preguntaron qué pensaba hacer.
Pienso hacer lo que me han dicho: ir a Junin de los Andes.
-dD6nde queda Junin de los Andes?
-En la Cordillera, creo.
-Dios mio, qué ah·ocidad, -dijo la madre agarrandose la
cabeza. . . Y corri6 a la parroquia a hablar con el P. Cavalli.
Este fuese a ver a su Artémides. Se asust6 de verlo en ese
estado. Luego sentenci6: -Es una barbaridad ir a Junin. Ade-
mas del viaje en tren, de casi dos dias, tienes que hacer varios
otros en carreta . .. No, no puede ser ...
. -Pero yo quiero ir a un colegio salesiano, -dijo Zatti-,
yo quiero seguir mi vocaci6n ...
-Bueno, -replico el P. Carlos, -puedes ir a Viedma; pe-
ro a Junfn, no. Llegarian apenas tus huesos ...
-Si Ud. cree, puedo ir a Viedma ... -afiadi6 el mozo re-
signado.
-Si, la semana que viene hay galera. Iras alla, te curaras
y después, veremos. Yo te pagaré el pasaje.
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3.10 Page 30

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Y sin mas saco su vieja billetera y le dio 60 $.
El muchacho, con los cuidados de su santa madre, el buen
alimento y el reposo, algo se repuso. De modo que cuando, a
la semana siguiente, debio emprender la marcha en la famosa
ga>lera de Mora, se sintio con brios. Pero asi y todo era arries-
gadisimo ponerse en viaje en ese estado. Pues amén de lo largo
del h·ayecto y lo incomodo del vehiculo, en esa época el rio
Colorado estaba desbordado: de modo que en vez de los tres
dias que solian emplearse en el viaje, era probable tener que
multiplicar esos dias.
Pero el mozo que solo pensaba en su vocacion y en obe-
decer, no titubeo un instante en subir a la diligencia. Y cuan-
do el mayoral comenzo la acostumbrada griteria increpando a
los 12 caballos para que arrancaran y echaran a correr sobre las
pampas, Zatti hizo la sefial de la cruz y se puso a rezar para
que Dios le concediera de poder llegar, por lo menos, a Vied-
ma. Al principio todo fue muy bien. Pero al cabo de varias
horas de h·aqueteo ya el mancebo comenzo a sentirse mal. Le
faltaba aire. Tosia constantemente. Los pasajeros lo miraban
con compasion, pero también con desconfianza. El pobre Ar-
témides no sabia qué hacer. Al fin, opto por lo que le parecio
una solucion. Pretextando que él necesitaba aire, pidio al
mayoral que le permitiera ir en el pescante. El ,buen hombre
accedio. Entonces se encaramo en el asiento de arriba, junto
al conductor que hada chasquear el latigo sobre ambas cabe-
zas y ululaba gr:irt:os de ahento para qUJe las bestias no dejaran
de correr.
Dejemos a él que narre las peripecias de su viaje. Natural-
mente, éllo reviste todo con el optimismo de un santo con ham-
bre y sed de inmolacion. Pero lo que ese pobre mozo ha su-
frido, solo Dios lo sabe ...
"V. J. J. M. y Don Bosco. Quelidos padres y hermanos.
Viedma, 5-III-1902. Llegado ayer a Viedma, después de un feliz
viaje en "galera" l1oy aprovecho la ocasion de escribir, comuni-
c:'mdoos que vine bien, como dije, porque la "galera" venia poco
cargada de gente y de mercaderias. Solo les diré que debiamo3
llegar el lunes a la tarde a Patagones; pero por haber extraviado
el camino, dormimos en el campo, a cielo abierto. Llegamos el
martes a la mai'iana. Con gran jubilo, encontré a mis queridos
hermanos salesianos. En cuanto a la salud, me visito el médico,
R. P. Garrone, y me prom etio que en un mes estaré sano. Con el
auxilio de Maria Ssma . y de Don Bosco, esperemos siempre bien.
Rezad por mi y yo rezaré por vosotros, y firmo vuestro ARTEMI-
DES ZATTI. Adios a todos".
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4 Pages 31-40

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4.1 Page 31

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El Hospitol "Sa11 }osé". Al jo11do, lo Cotedral.
El 11iejo H ospital. Lo torrecillo es de la glorieto.

4.2 Page 32

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Impresiona esa carta. Escrita con leh·a despatarrada, a ve-
ces fuera de rengl6n, sin conexi6n logica., se adivina inmedia-
tamente un enfermo que trata de superarse, pero a quien la en-
fermedad lo vence .. .
Se hizo ver por el P. Garrone. Este buen sacerdote no era
médico. Habia sido enfermero en Italia y aca. cuando en 1889,
Mons. Cagliero y el P. Vacchina fundaron el Hospital San José,
lo pusieron a él como regente del mismo. (l) Y asi, con el diario
curar result6 un médico empirico que ha asombrado a no pocos
ilush·es galenos. (2) Este buen clérigo, llevado mas de su fe que
de su pericia médica, mas de sus ansias de tener a su lado un
buen samaritano de verdad que le ayudara en sus complicadas
faenas del hospital, hizo prometer a Artémides que, si curaba,
se quedaria con él para emplear su vida en cuidar enfermos.
Cuando el sacerdote vio la fe encendida de este muchacho, su
candidez de alma, su pureza de vida, no titube6 un instante
en prometerle que sanaria. El, Zatti, haria el milagro.
Por otra parte estaba bien orientado. Cuando Don Bosco
envi6 a sus primeros salesianos a América, les dio veinte im-
portantisimos recuerdos. Pues bien: el 5Q reza asi: "Tened espe-
cial cuidado de las enfermos, de los nifios, de las ancianos y d e
los pobres, y os granjearéis la bendici6n de Dios y la benevo-
lencia de los hombres". jMagnlfico programa el que trazaba el
Santo a sus hijos! jY entre todos los necesitados, primero, las
enfermos!
Por eso Garrone se ah·evi6 a decide: "En un mes estaras
.sano". . . El hecho es que ambos se fueron al altar de Maria
Auxiliadora y alli, de rodillas, pidieron la gracia y dejaron al
pie del mismo, la fior de la gran promesa: si curaba emplearia
su vida en cuidar enfermos . . . No sabemos qué rezaron; pero
sanara. Y, fiel a su promesa, orientara su vida hacia el dolor
con un espiritu de fe y de sacrificio tan estupendo que sera el
asombro de cuantos lo han conocido.
"A Dios rogando y con el mazo dando", le dijo el P. Garro-
ne a su enfermo. Habian pedido al Cielo la salud; pero hab1a
que colaborar con Dios en la realizi:tei6n del milagro.
El 20 de marzo vuelve a escribir a su casa. Los suyos le
(l) V.er para esto nu estra obra : Cagliero, el Ap6stol de la Pa-
tagonia.
(2) Ver a este prop6sito nuestra biografia: EL PADRE "DOTOR".
32

4.3 Page 33

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habian enviado una larga carta. Le decian que para hacer de
portero, era mejor que se volviera a casa. El les contesta:
"No soy portero; y si no estudio, es por la bondad de mis
superiores, que quieren qu e atienda a mi salud. En cuanto a lo
de no poder ir adelante con mi vocaci6n, por haberme pues to tar-
de a estudiar, os contes taré como escribia S. Pablo a los Filipen-
ses : qui coepit in me bonum opus, p erfici et usque in diem Christi
Jesu, es decir que el que me llam6 al es tado religioso, El me clara
todo lo neoesario para seguirlo. Por otra parte me amenaza, si no
p ersevero, con excluinn e del Reino de los Cielos, diciendo en el
Santo Evangelio: qui mittens manum suam ad ara l:rw11 et respicit
retro, aptus non es t regno D ei: y si estoy enfermo, doy ~iempre
gracias a Dios por esta mi enfermedad, porque estoy persuadido de
que para mi bien, tanto materia! como espiritual, El la ha p ermi-
tido. Por otra parte, queridos padres y hermanos, es tad tranquilos
y no p enséis en mi, qu e yo no d eseo volver mas a casa, por
CUf!nto de mi dependa : y de pmte de Dios, estoy segmo; porque
si estoy en la Congregaci6n Salesiana, lo debo a Maria SS. Au-
xiliadora, qu e me ha conducido aqui, como le prometi6 a Don
Bosco, diciéndole en una visi6n, en que el mismo Don Bosco vela
que en el tiem po futmo sus colegios serian habitados por infinidad
de personas y no sabia de donde iba toda esa gente y que no era
él capaz de reunirla toda por si mismo, Maria Ssma. le contes to
que Ella iba a conducir toda esa gente par a librarlos de los. males
y peligros gue hay en el siglo o mundo. Respecto de la profecia,
ya e: cri bi al R. P. Molinari .. . "
Y ahi se corta la importantisima carta. El resto se ha extra-
viado. Se corta eu el punto que mas nos interesa; pues habla
Zatti de la profecia que le hiciera el P. Garrone.
Afortunadamente eu la carta siguiente, la del 8 de abril,
vuelve a hablar de esa profecia. Su letra sigue siendo deficien-
te. Dice asi:
·
"Con la presente os comunico que la profecia del R. P.
Garron e, médico de este colegio, se cumple en mi, pues a decir
verdad, conozco que de dia en dia voy mejorando y adquiri-endo
las fu erzas perdidas por causa de la tos. Ahora podéis conocer que
mi estado de salud, gracias a Dios y a Maria Ssma.. es bueno,
como espero de todos vosotros. Os diré algo mas: que me ha aga-
rrado la "pojan" (l); no tengo mas voluntad, como os prometi,
de volver a, Berna-l, porque ,~stando en Viedma, un lindo lu gar,
me gusta mas que Berna!. ..
Es posible que alguien lo hubiera visto a Zatti eu la porte-
( l ) E n su dialecto: Pereza.
33
3.

4.4 Page 34

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ria y hubiera llevado a Bahia Bianca la noticia de que estaba
de portero. En realidad, los superiores le daban pequeiias ocu-
paciones para que se dish·ajera. La primera que le dieron fue
aceitar las bisagras de todas las puertas del colegio. Lo ali-
mentaban bien y todas las tardes, acompaiiado por el P. Vene-
roni, a la saz6n, parroco de esa capitai, se encaminaban a "la
quinta", una granja que dista un kil6metro del colegio salesia-
no.
Apenas llegaba el débil mozo a la meta. Y una vez que
pasaba el arroyo que separa esa propiedad del ejido municipal,
doblaba hacia la izquierda y a paso lento se iba hasta el lugar
llamado "Las Delicias", donde el arroyo se echa en el r.io Ne-
gro. Mas tarde se hizo ahi · una especie de glorieta. E n 1902
solo habia elevados sauces llorones y mimbres. Debajo dè ello-;
tenia el coadjutor Vicente Martini, ese habil orfebre de la ma-
dera, muchos h·oncos de nogal, de sauce y de otros arboles, que
habia adquirido en las islas vecinas y ahi los dejaba estacionar.
Pues bien: Zatti sentabase a la vera del rio, bajo los arboles y
descansaba del notable esfuerzo que habia hecho para ll egar
desde el pueblo.
Con todo, pas6 un invierno fatai. La tos no cejaba por
<1?da. En la carta que les escribe el 7 de agosto, les dicè que su
salud va· "con buenas esperanzas". Como le han preguntado
para cuando sera la vestici6n, él les dice: "Dios no me ha en-
conh·ado digno todavia; confio en vuesh·as oraciones de sc:.nar
pronto y de ese modo satisfacer mis deseos". Y par~ que vean
que no esta triste, al margen de la carta, les escribe este chas-
carrillo:
"La madre ( eno jada): -Antonio ~.donde has puesto aquel
pedazo de torta que estaba sobre la mesa? Antonio ( llorando):
-S e lo di a un chico que tenia hambre ... La madre (contenta):
-jVen, que te abrace, hijo mio! Dime ).como se llamaba ese nifio?
Antonio: - Ese nifio, soy yo, mama ... "
Sus buenos padres se alarman ante la persistencia del mal.
En setiembre, les dice que "va mejorando" pero es la tos la que
"no lo quiere abandonar". . . Y pm~e estas palabras dignas de
Santa Teresa:
'Supongo que no habréis olvidado aquel dicho de: non ca-
de foglia che Dio non voglia. Y por lo tanto si yo estoy aqui en
34

4.5 Page 35

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Viedma y con tos, fu e porque asi plugo al Seiior, sea para su
mayor gloria, confonm'mdome a su divino b eneplacito, sea tam-
bién para el bien de mi ahna, clandome ocasi6n de hacer un poco
de p eni tencia por mis pecados .. . '
Ellos insisten. Quieren que vaya a Bahia para curarse. El
les dice que les agradece de coraz6n ese generoso ofrecimiento;
pero, aiiade, "como estoy 1000 veces mejor en Viedma que en
Bahia, no tengo ninguna gana de volver: en cambio, ])udiendo,
no dejéis de hacer alguna obra buena para obtener de Dios la
gracia de mi perseverancia y la conformidad a su divina volun -
tad, porque son muy aceptas a Dios las obras que se hacen por
aquel a quien se ama. Estad tranquilos, y que se. haga la volun-
tad de Dios en todo ... " Y espera gue el invierno que ya pasa,
se lieve todos sus males. La mama le mandaba decir que escri-
biera claro, pues no podfa entender bien sus cartas. Artémides,
siempre alegre, le envia este versito: "Si la mama no -puede
comprender - tenga paciencia - se la haga leer".
En octubre les dice que en la ultima visita que le ha hecho
"il R. P. Dottore" encontr6 que ha mejorado "en un 90 %"
"Espera s6lo que lo deje la tos". Como la mama "quella buona
vecchietta", dice él, no ql1iere dar crédito a sus cartas, les
ruega que interroguen a Mons . Cagliero y a sus compaiieros
cuando vayan a Bahia y les diran que él va me-jorando ... Y les
deja siempre un consejo saludable: se alegra de que dmante
la novena de la Virgen de las Mercedes hayan tenido un buen
predicador pero que aprovechen todos de sus enseiianzas y sal-
ven todos "esa {mica alma que tenemos" ...
Ya su letra ha mejorado. Se ve realmente que se repone.
En noviembre escribe que el P. Garrone lo ha visitado y lo
encuentra mucho mejor. Le ha escrito el P. Molinari y le dice
que salude "a su santa madre". Aprovecha Artémides esta frase
para decir: "No hago comentario. S6lo digo que sea como la
cree el P. Molinari, y lo sera si se resigna a la voluntad de
Dios, rezando por todos y por su hijo Artémides, a fin de que
obtenga la salud, la perseverancia y salvar el alma junto con
todos los Zatti" ...
Asf, este admirable muchacho pas6 1,111 aiio de enfennedad
con la sonrisa en los labios, la resignaci6n en el alma y el
coraz6n todo en Dios. Impresiona observar en todas sus cartas,
la seguridad que él tenia de que iba a curarse, no obstante la

4.6 Page 36

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gravedad de su mal. Esa seguridad que le daba su fe, era
quizas lo que le proporcionaba la paz de su alma, que en ese
lugar de dolores, ante la preocupaci6n de todos los suyos, seguia
siendo como uno de esos petreles que alla lejos, en Tierra del
Fuego, hemos visto desafiando impertérritos, pequeiios y solos,
la cellisca, los vientos y las tempestades .. .
36

4.7 Page 37

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CAPITULO V
EL SACRAMENTO DEL DOLOR
El 28 de diciembre de 1902 el P. Vacchina ofreci6 a los
elérigos y a Zatti un espléndido paseo. Ir en el vapor Teuco
basta Guardia Mitre, a setenta kil6metros rio adiba. Tardaron
3 dias para llegar. Viajaban s6lo de dia. De noche amarraban el
barco a algun sauce. Llegaron el l Q de enero de 1903 al pue-
blecito riberefio. Alli pasaron hasta el 4. El dia 5 el P. Aceto los
llev6 en volanta, cuatro leguas mas arriba, a la casa de Ercilapé.
Ahi, grandes fiestas: torta frita, asado, alegrfa. Frente a esa
casa habfa una isla. Varios elérigos y Zatti, con permiso del P.
Jenaro Alonso, que los guiaba, decidieron ir, por la tarde, a
cazar animales salvajes en ella. Pues enh·e los grandes mato-
rrales se habian multiplicado los cerdos, cabras y pavos e:q.
estado totalmente montaraz.
La caza fue abundante. Llevaban como trofeo principal,
un cm·dito. Por eso ellos llamaron siempre a esa isla, la "del
chanchito". Al caer de la tarde, emprendieron el regreso en el
bote. Pero el rio estaba invencible. Remaban dos en cada remo.
Ni aun asi. Luego de cerca de una hora, apenas habfan ade-
lantado 20 metros. Comenzaron a temer. Uno de ellos dijo:
"Echemos el anela; tiene ci nco metros de cadena ... " Y asi se
hizo. Pero sùcedi6 que el anela se enred6 en los raigones de
sauce. Ya era de noche. Habfa que desprenderla de ahi. Zatti,
enfermo y todo, fue "el h éroe de la jornada" nos dice uno de
los navegantes. Se ech6 al agua y, asido de la cadena y sumer-
gido basta el cuello, con los pies pudo, después de mucho
bregar, arrancar el anela de los raigones. Cuando llegaron a la
casa d!'l Ercilapé, los demas habian regresado a Guardia Mih·e.
37

4.8 Page 38

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Tuvieron que hacerse las cuatro leguas a pie. A las 4 de la ma-
nana del dia de Reyes, llegaban mas mueliOS que vivos a la
poblacion ...
Pocos dias después, emprendieron la vuelta hacia Viedma.
Rio abajo, el Teuco navegaba que era un contento.
Probablemente esa mojadura y esa caminata no le hicieron
bien.
La primera carta del 1903 que hallamos, es una de su pa-
dre. Artémides ha dejado pasar largo tiempo sin escribir. Es
del 2 de febrero y le dice que les ha hecho esperar demasiado
sus noticias. Es que en esa época 1el P. Vacchina, director del
colegio lo habia enviado, junto con a'lgunos Paru·es y coadju-
tores, a tomar baiios de mar en el paraje denominado "La Boca",
en las inmediaciones de la desembocadura del rio Negro. Hoy
ese lugar se ha transformado en un balneario. Pero entonces,
los ùnicos que iban, en carro, eran la familia Guidi y los PP.
Salesianos.
El joven contesta el 21 de ese mes. Su preocupacion era
que la buPna madre ternia ser engaiiada por su hijo y tener
un concepto falso del real estado de su salud. El joven religioso
le encarece que "non sia così temerosa d'esser ingannata". Y,
siempre apostolico, termina con estas palabras: "Felices fiestas
de Carnaval (jpero evitando el pecado, eh!)".
Después escribio otra vez. El mozo veraz y de una sola
pieza, no podia faltar a la verdad. Y se veia en figurillas para
no alannar en su casa por un lado y no lesionar en lo mas
minimo a la verdad, por oh·o.
El hecho es que cuando en abril escribio a casa, tenia
fiebre. Probablemente el aire marino no le sento bien: la playa
no suele ser lo mas indicado para esa clase de enfermedades.
Y él, para decir y no decir, opto por escribir en esta forma:
"Mi salud va adelante in nomine Domini", es decir, en el nom-
bre del Seiior; pero alla en su casa, la madre, siempre atenta a
captar cualquier sintoma alarmante, hizo escribir pidiendo ex-
plicaciones acerca de esa expresion. Zatti, con santa paciencia,
contesta, el 22 de mayo:
"A decir verdad, cuando escribi la otra, tenia un poco de
fiebre y por ·eso dije que iba adelante in nomine Domini; pero
ahora, gracias a Dios y a Maria Ssma. todo ha desaparecido, que-
dando solo esta bendita tos que espero cuando Dios qui·era, tam-
bién ha de desaparecer".
38

4.9 Page 39

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Y pasa a hablar de las fiestas que se han celebrado en
Viedma con motivo de la coronacion, en Turin, de la imagen de
Maria Auxiliadora.
·
Le piden que vaya a hacerles una visita. Contesta que ira
cuando a Dios plazca, es decir, cuando esté sano y vestido
de negro, es decir con el habito. dEsperaba todavia poder ves tir
la sotana? Creemos sinceramente que no. Si lo dice sera sola-
mente para consolar a su buena madre que tanto deseaba verlo
sacerdote.
En esos dias aparece el periodico "Flores del Campo".
Zatti se apresura a enviar 3 numeros a los suyos para que se
suscriban. Y desde entonces en sus cartàs siempre insiste en que
hagan propaganda de ese periodico enh·e parientes y conocidos.
La letra, en esta carta del 7 de junio vuelve a ser deficiente. Se
ve que el invierno humedo de aquel Viedma de 1903 en que
la Laguna del Juncal extendia sus aguas por varias leguas alre-
dedor del pueblo, lo perjudicaba. A los pocos dias debe nue-
vamente escribir. Su hermano Eliseo lo acorrala y lo obliga a
declm·ar lisa y llanamente lo que tiene. Y Artémides, el 12 de
junio, contesta crudamente:
"Contesto a eietta pregunta que Eliseo me bacia en la carta
anterior, que no poclia comprender como una tos tan prolongada
no me baya permitido de escribir que gozo de p erfecta salud, aun-
que no ando del todo mal. Yo no be escrito a este proposito, cre-
yendo gue habrfais ya comprenclido que la tos era nada menos gue
la tuberculosis o tisis en toda su hermosa plenitud. Y aqui no pue-
do dejar de dar una alabanza a mis RR. Superiores que mientras
me procuran el bien espiritual, no descuidan el bien material. Y
por es to me han enviado a Viedma, donde, gracia3 a la bondad
y cuidados de estos mis RR. SS., doctor y Hermanas, be podido
a.,tacar a tiempo es te matagentes. Y aunque continua todavia la
tos, no por es to voy mal, sino que me asegura el doctor que voy
muc~10 mej01~,Y que puedo cantar alabanzas a nues tra buena Madre
Mana Ssma. .
· En agosto !es pide que sigan rezando porque su salud "va·
siempre adelante en la parte mejor". Se ve que ya ·no sabia qué
términos emplear para dejar contentos a los suyos y no con-
fesar la tremenda realidad de su estado. Les manda ahora cuatro
numeros de "Flores del Campo". No termina nunca sus cartas
sin poner un consejo. Generalmente: de evitar el pecado.
En la carta de setiembre comienza asi: "Oh, hombres de
poca fe: jpor~ue se ha exh·aviado una carta ya creéis que yo
estoy en agoma! dNo os he dicho tantas veces que por el mo-
39

4.10 Page 40

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mento no hay peligro y que espero, con la gracia de Dios,
pasarla bien? .. . Causa de esas dudas seni esa bendita viejecita
de nuestra madre que si no ve, no cree; pero le vuelvo a decir
que esté segura, que rece y vera que, si Dios guiere, me vol-
vera a ver sano como antes. Aqui Io paso muy bien: alegre y
contento, comiendo, bebiendo, durmiendo y trabajando un poco
para distraerme". Pregunta si reciben semanalmente "Flores del
Campo".
Ha Ilegado de Italia el primo Higinio. Con ese motivo, dice:
"D esde las lejanas tierras p atag6nicas, le deseo buena suerte,
p ero recordemos qué tenemos un alma que salvar. Le aconsejo,
por lo tanto ( y asi a todos) de evitar las patrones que hacen tra-
bajar en las fiestas, b ajo pretexto de necesidad, diciendo, •en pr{te-
tica, Io que ya habr:i oido decir : que en América todo es licito,
basta hacer plata ( esto en castellano). jES licito un cu erno!.. .
Pero. . . i bah! basta de sermones ; pero ~.qué queréis? ex abun-
dantia enim cardi~ , os loqui tur ... "
Las cartas del 1904 ya van con timbre. Sobre el encabeza-
miento se lee, en letras adornadas: "Botica de San Francisco de
Sales". Se ve que para esa época ya Zatti habia comenzado a
trabajar en la farma cia salesiana, anexa al hospital, que por
entonces era la unica del pueblo. Como no tiene novedades
que narrarles\\ les endilga un serm6n, como suele hacerlo él.
Luego, siempre alegre, dice (por primera vez en castellano):
"Bueno, de serm6n ya bastara". Pero sigue en el mismo tono
hasta el fin de la carta.
"Creia qu e no tenia nada que decir; pero parece que con las
sermones se han !lenado las paginas ... "
Y aqui termina.
El 3 de mayo dice que "va mejorando" y pide "lo ayuden
a . ob~ener en ese mes consagrado a Maria, la salud si es para mi
b1en .
En julio su hermano Pompeyo ha sufrido una paralisis. Ya
Artémides se atreve a ·sugerirle una terapéutica: "le aconseja
elecb·icidad o alguna pomada que caliente" ...
Ahora todas sus cartas son breves. Se ve que la farmacia
lo absorbe. En agosto dice que "la salud va siempre mejoran-
do, y esto quizas por las oraciones que continuamente elevais
40

5 Pages 41-50

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5.1 Page 41

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por mi". En setiembre, Pompeyo ha debido internarse en el
Hospital Italiano de Buenos Aires. Artémides lo consuela y tra-
ta de dade buenos consejos. Comienza asi:
"~.Asi que te encuentras en la gran Babilonia del Sur, in-
firmitatis causa? Pero yo estoy seguro de que pronto sananis por
intercesi6n de la Bienaventurada Virgen Maria, a la cual te re-
comiendo recurrir, como yo no dejaré de hacerlo ~ fin de que en
breve te res tituyas sano al seno de nu es tra amorosa familia". ·
Después le dice que vaya a Lujan, y a la parroquia de la
Merced y que no deje de confesar y comulgar. Y que vaya tam-
bién a San Carlos.
Durante el verano 1904-1905 ha ido también a orillas del
mar. Y dice que ha vuelto "in uno stato meraviglioso". Envla
una afectuosa felicitacion a su hermano Eliseo que contrae nup-
cias elll de febrero con Augusta Borettini. Para ser mas fami-
li ar, escribe en dialecto.
Y asl pasaron los meses y los afios. Emociona la fe, la con-
fianza que tenia este mozo y esa tenaz perseverancia en su
proposito de ser hijo de Don Bosco que no Io abandono jamas.
Porque pareciera que los mismos superiores se hubieran con-
jurado para probar la virtud de este muchacho. Hay, evidente-
mente, en todo esto, cosas que escapan a la logica y a todo pian
humano jPareciera que a Zatti siempre le ha tocado andar al
margen de todo lo Immano!
El 22 de junio de 1903 escribia a sus padres :
"En cuanto a mandarme ropa, contesto que los salesianos
( aungue yo no tenga la dicha de serio por entero) nunca rehusan
nada: asi que mandad lo que quenlis que sen't siempre bien re-
cibido".
Se me antoja que ni los mismos salesianos comprendieron
nunca a quien tenian en su casa. Por lo pronto, cuando él apa-
. rece en los catalogos de la Congregacion, en 1902, como novicio
(ascritto) le equivocan el nombre. Lo llaman Artemido. Y asi
Artemido Zatti figura como novicio basta el afio 1910. Solo que
en 1907 cambian Artemido por Artémides. jPobre Zatti! Sus
compafieros profesan y él se queda. i Otro afio mas de noviciol
Cuando uno piensa que algunos coadjutores que todos hemos
conocido y que estaban tan lejos de la virtud, condiciones y
preparacion ascética de este gran salesiano, hacen los votos y
41

5.2 Page 42

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escalan posiciones enh"e los profesos trienales y luego perpetuos
y Zatti siempre alli, novicio perpetuo, no sabe si rebelarse con-
tra una injusticia manifiesta o asombrarse ante el misterio de
los planes de la Providencia.
y hay mas: durante los afi.os 1905 y 1906 ni siquiera figura
en los elencos. Ha sido radiado de la Sociedad Salesiana. Se fue
a Europa Mons. Cagliero y los que quedaron, quizas pensaron
que este hombre era inservible para la Congregaci6n. Y sin mas
lo borran. No·es ni siquiera novicio ...
En 1907 vuelve a figurar en los catalogos siempre como
"ascritto". Y solo. Ese afio aparece con Juan Barello. Luego Ba-
rello hace los votos y él queda solo como novicio en 1908. Y asi
ese afio y el afio 1909. Solamente en 1910 aparece en nuesh"os
catalogos como prof.eso h"ienal; J aun entonces jCruel ironia!
figura como clérigo ...
Y esto también es misterioso. Porque Zatti hizo sus votos
trienales el 11 de enero de 1908. dPor qué aparece todo el 1908
y el 1909 como novicio? dEs que los compositores de Turin se
habian habituado a ponerlo siempre en el casillero de "ascritto"?
No: es que Dios, que juega con las criaturas, lo posponia, lo
rezagaba, para que luego fuera de los primeros: jlOs ultimos
seran los primeros! habia dicho nuestro Sefior. Y su palabra se
cumple irremisiblemente ...
jDe qué alegria inefable se llen6 ese joven de 27 afios cuan-
do emiti6 los votos! Se refleja fielmente en la carta que escribi6
a los suyos. L es dice:
"Con el coraz6n lleno de una santa y envidiable alegria, por
la gracia extr·aordinaria que el Buen Dios fuera de todas mis espe-
ranzas, se ha dignado concederme ( pero que yo atribuyo a vues-
tras oraciones y a las de los otros que rezan seg{m mi intenci6n)
me dirijo a voso tros, rogandoos calurosamente que agradezcais con-
mi go al Buen Dios y a la Ssma. Virgen, con hacer una Comuni6n
y escuchar una Misa. Creo que no os ·negaréis ~. no es verdad? ...
j Gracias, infinitas gracias! . . ." (l)
dQué hay detras de toda esta aparente tergiversaci6n de va -
lm·es? ciPor qué este santo var6n que era el mas digno de pro-
fesar como hijo de Don Bosco, estuvo en angustiosa cuarentena
durante casi 10 afios? jDesignios de Dios! Quizas Dios queria
purificarlo como se purifica el oro, en el crisol y el fuego, antes
(l) Carta a sus padres y hermanos del 14 de enero de 1908.
42

5.3 Page 43

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de ponerlo en el lugar donde debia santificarse. Para poner sus
manos sobre los enfermos, que son la imagen viva de Dios,
era necesario que Zatti estuviera ungido con el 6leo del dolor ...
Por eso creo que no era defecto de salud ni exceso de celo
de los superiores lo que le prolongaba desmesuradamente la
cuarentena: quien le had.a esperar era Dios, que, para que pu-
diera ser su "buen samaritano" le estaba adminish·ando el sa-
cramento del dolor ...
43

5.4 Page 44

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CAPITULO VI
LA PALESTRA DEL ATLETA
Los griegos llamaban ascetas a los que actualmente nosotros
denominamos atletas. Entre otros ejercicios violentos, los asce-
tas tenian la lucha. Y para esta, habia en todos los gimnasios,
la palestra.
La Iglesia, cuando comenz6 la obra maravillosa de despa-
ganizar el mundo, tom6 esas palabras - ascesis y asceta- y las
elevo a una categoria espiritual. Desde entonces llamase asoe:-
tas a los que se ·ejercitan en la virtud para robustecer y hermo-
sear su alma, asi como los griegos robustedan y hermoseaban su
cuerpo.
Creo que Zatti ha sido un verdadero asceta en el mejor sig-
nificado del vocablo. El fue un luchador. Luch6 toda su vida.
Ya lo hemos visto luchando contra la adversidad. En adelante
lo veremos siempre en constante lidia. El demostr6 que es
cierto lo que dice Job: Militia est vita hominis super terram: la
vida del hombre sobre la tierra es lucha, milicia.
Y bien: para entrenarse, este atleta tuvo también su gim-
nasio y su palestra. El gimnasio de Artémides fue la Sociedad
Salesiana y la palestra, el Hospital San José.
dQué es el Hospital San José? La noche del 11 de agosto
de 1889, Viedma presenci6 una extrafia escena: cuatro coadju-
tores salesianos, Martini, Lanza, Bensi y Martin, en unas anga-
rillas improvisadas, condudan a un enfermo. Se trataba de un
catahin, Jaime Sananja. El pobre hombre habia •estado consu-
miéndose como una candela, eu un tugurio que entonces existia
sobre la actual calle P. Garrone, junto a la casa de la Sra. Luisa
B. de Contin. Cuah·o dias antes, Monsefior Cagliero y el P.
44

5.5 Page 45

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Vacchina, a la sazon superior de la casa de Viedma, habian
conversado acerca de la posibilidad de fundar un hospital para
los pobres soldados de linea que morian muchas veces abando-
nados y para los obreros sin familia que se extinguian en la
misma forma. Hacia pocos meses hapian fundado una 'botica".
Viedma no tenia farmacia entonces . Por eso, el Vicario Aposto-
lico, instalo una en el colegio salesiano, que primero estuvo
ubicada sobre la calle Hivadavia, junto al actual zaguan del co-
legio, después paso a la esquina de Yrigoyen y Colon (l) y m:is
tarde a donde esta la porteria del Obispado. Al ft·ente de esa
"botica" puso al P. Garrone, recién ordenado de sacerdote.
Garrone habia sido enfermero en el ejército italiano. Tenia cono-
cimientos de medicina, mucha practica y una admirable intui-
cion, esa vis medicah'ix que sin duda ha hecho célebres a Hipo-
crates y a Galeno. jAdmirable farmacia aquella! Era una autén-
tica "botica del pueblo", porque estaba abierta para todos. No
se especulaba con ella. Los ricos pagaban los remedios, Los
pobres no los pagaban. Se compensaba lo uno con lo otro. Y
como siempre habia déficit, se resarcia con las limosnas de los
cooperadores salesianos. El P. Garrone llego a Viedma, desde
Patagones, ell5 de junio de 1889. Ya el 29 se lee en la cronica
de Patagones: "El farmacéutico sacerdote Don Garrone co-
mienza a practicar excelentes curaciones en el pueblo". Es cla-
ra, en aquellos tiempos en que no habia en el pueblo ni far-
macia ni médico, el hombre paso natmal y rapidamente de la
farm acia al ejercicio de la medicina. De ahi que Monsefior
escribiera a Don Hua, poco después: "La habilidad de nuesh·o
Don Garrone y sus remedios, son de una eficacia maravillosa".
Nada exh·afio, pues, que disponiendo el Obispo de un ga-
leno y teniendo a mano una discreta farmacia, pensase en
fundar un hospital en una poblacion donde no lo habia, ni tam-
poco habia Asistencia Pùblica, ni Sala de Primeros Auxilios, ni
dispensarios, ni nada de lo qué el progreso lleva a las pobla-
ciones modernas en concepto de asistencia médico-social.
D e ahi que la noche del 7 de agosto, paseando con el P.
Vacchina bajo los porticos, le habia dicho:
-dY si fundamos un hospital?
-Creo que seria una solucion, repuso el interpelado, pero
cum quibus? 2.con qué? - y restregaba significativamente el
indice y el pulgar de la diestra.
(l) Actualmente calle Buenos Aires.
45

5.6 Page 46

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El Prelado le dijo gue la Providencia se encargar1a de los
medios. Y esa misma noche el P. Vacchina hablo en las "Buenas
Noches" de la fundacion de un hospital, y pedia especiales ora-
.ciones a San José, a fin de gue intercediera ante el Omnipotente
para gue les allanara el camino. Cuatro dias después, la Provi-
dencia les mandaba el primer enfermo. Era Sananja, el pintor
catal:'m. Como se estaba consumiel1do cerca del colegio fueron
a verlo los Padres Vacchina y Garrone. Cuando entraron en su
pobre alcoba, el hombre parecio revivir. Era un individuo de
costumbres desarregladas. Habia despilfarrado sus haberes en
bebidas y francachelas. Ahora, ahi, enfermo y lejos de su fami-
lia, vivia horas de angustias insoportables. Tenia un compaf:iero
.de trabajo gue iba a verlo; pero, debiendo b·abajar, eran muy
çontadas las horas gue podia pasar a su lado. La melancoHa se
habia apoderado de él, una melancoHa aguda, persistente, raya-
na en la desesperacion. Apenas el obrero les naiTO su penosa
histmia, los dos sacerdotes se miraron instintivamente, como
interrogandose:
-(\\Lo llevamos? (\\Comenzamos?. - Y ambos bajaron la vista,
como meditando.
Cuando volvieron la mirada al enfermo, dos gruesos lagri-
mones corrian por sus mejillas, calcinadas por la fiebre. Enton-
ces el P. Vacchina, le dijo: -No tema, amigo , vamos a ir a
hablar al Superior y esté seguro gue dentro de poco Ud. va
a testar contento y feliz.
· Y volaron hacia el colegio. Hablaron a Monsef:ior: -Ni gué
hablar, -dijo el santo Prelado- b·:liganlo nomas ...
(\\Pero donde ponerlo? La casa estaba repleta. No habia
lugar ni para una cama mas. Entonces no existia el grandioso
edificio gue da a la calle Rivadavia. Pero viendo Monsef:ior un
ranchito gue habia servido de caballeriza a las cabalgaduras de
la policia y gue estaba denb·o de la misma manzana, del ob·o
lado de la peguef:ia iglesia gue campeaba frente a la plaza, pen-
so gue limpiando agnello convenientemente, padria servir para
dar comienzo a un pequef:io hospital. Las Damas de la Caridad,
llamadas de "Santa Maria de los Indios", que desde Buenos
Aires irradiaban beneficencia sobre los pobres aborigenes y
çuya era la choza de gue hablamos, cedieron de buen grado el
inmueble para un fin tan noble. Los salesianos y alumnos. con
palas, escobas, plumeros y carretillas, dejaron agnello adecen-
tado. Las Hermanas se encargaron del retoaue final y hasta per-
fumaron el ambiente, con balsamos de la botica, para guitarle
46

5.7 Page 47

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el olor a excremento animai de que estaba satuxado. Después,
una cama, colchon, cobijas, una mesa, una silla y . .. ya estuvo
listo el hospital. jCu{m cierto es que todo es grande cuando el _
amor es grande!
Esa noche del 11 de agosto, la Hermana Eugenia Galli es-
peraba, nerviosa, a la puerta del rancho, la llegada del primer
enfermo. Monseiior le habia confiado la delicada mision de
cuidarlo. La pobre no las tenia todas consigo; pero esperaba
que Dios la ayudada ...
Al cabo llegaron los coadjutores con el obrero. Unos mu-
chachos los acompaiiaban con linternas. La noche era obscura
y muy fria. La religiosa lo recibio con muestras de sum~ bon-
dad. El P. Garrone lo ausculto bien. El hombre se sintio otro.
Exactamente un mes después, elll de setiembre, Jaime Sanan-
ja era dado de alta. Cuando el obrero aspiro de nuevo las auxas
de la ca1le, comprendio cuanto debi.a a los Padres Salesianos.
jEse fue la primera conquista del Hospital San José! En pos de
él vendran miles ...
Después siguio el pequeiio hospital acogiendo a cuantos
enfermos necesitaban de techo y de remedios. No se les pre-
gunto mmca si podian pagar o no podian, si eran cristianos o
no, si tenian carino o aversion al clero. Desde entonces el P.
Garrone fue el director y el encargado de la farmacia. Poco
después', en el aiio 1893, llego de Italia, un novicio salesiano
JJatural de Rimini que profes6 el aiio siguiente: Jacinto Massini.
A él le confio el P. Garrone la parte de la farmacia para dedi-
carse él mas de lleno a la atencion del hospital, al consultorio
externo y a los enfermos de la campana. La obra del P. Garrone
fue inmensa. (l) Massini fue siempre su brazo derecho. Cuando
Zatti comenz6 a actuar en ambas reparticion es, farmacia y hos-
pital, Massini lo encamin6. .
La primera carta que escribe a los suyos, ya como personal
de la "Botica" es del 21 de marzo de 1904. Lleva el membrete
que reza asi: "Botica de San Francisco de Sales". En el mes
de agosto, cambia el membrete, pero no la leh·a. Se aiiaden
nuevos adornos. En 1908 cambia de nuevo el timbre. Oh·os
adornos y alegodas ornan el encabezamiento de las cartas; pero
continua siendo "Botica". Desde 1910 el membrete anuncia ele-
vacion de categoria: ya es "Htrmacia y Droguerfa San Francisco
de Sales".
·
(l) Ver a es te respecto nu estra obra: "El Padre "Dotor".
47

5.8 Page 48

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En 1908 Massini vino a Buenos Aires para conseguir el
diploma de idoneo en farmacia. Las luchas de elementos hos-
tiles y el peligro de que fuera abierta otra farmacia en Viedma
y obligaran a clausurar la salesiana, aconsejaban esa medida.
Entre tanto queda Zatti al frente de la botica. Asi se va haciendo
a la responsabilidad. Insensiblemente ha ido enh·ando en el
manejo de las cosas del hospital y de la farmacia. Hombre de
clara inteligencia, ayudado de una natural propension al estu-
dio, bien pronto fue un farmacéutico experimentado y un en-
fermero eficaz.
Cuando, en 1911, todo marchaba viento en popa, viene a
fallecer el P. Garrone. Quedo Massini solo, en lucha abierta con
médicos y farmacéuticos que lo acusaban de ejercicio ilegal de
la medicina. Afortunadamente a principios de 1912 llego a la
Patagonia el P. Luis J. Pedemonte, Inspector joven, inteligente
y activo, quien, coadyuvado por el Dr. Ricardo Spurr, que fue,
después del P. Garrone, el director del hospital, logro aventar
todas sus malas artes.
Hasta esa fecha Zatti habia ido una vez a Bahia Bianca
con el P. Marchiori. Cuando, en enero de 1911, fallecio el P.
Garrone, se estaba preparando para hacer otra visita a sus
padres. El deceso del que él llama en esa carta "mi salvador y
padre", le impidio ir a ver a sus familiares. Al pie de esa carta
escribe unos renglones el Director, P. Luis Botta, expresando
su pena al no poder compiacer el deseo de los padres de Ar-
t ém i d es.
Pocos dias después del deceso del P. Garrone, Zatti hada
los votos perpetuos. Recogia asi, el manto de Elias del ilustre
"ctuita"...
·
Massini, desgraciadamente, duro poco al frente del hos-
pital. En 1913, las dificultades i11ternas y la sonriente perspec-
tiva de abrir una farmacia por su cuenta en Viedma, lo sepa-
raron de la Congregacion. Y fue entonces cuando Zatti fue
Zatti. Solo, al frente de una farmacia y de un hospital, el hom-
bre se supero. Era lo que necesitaba:. un campo amplio para
lucir sus fuerzas espirituales. El atleta necesitaba una palestra
anchurosa y Dios se la mando a la medida de sus posibilidades.
Ahi, en el Hospital San José, Zatti sera todo:· médico y admi-
nistrador, cabo y proveedor, cocinero y barrendero. El hospital
sera su palestra y él, el asceta que pule su alma con el ejercicio
de virtudes exh·aordinariamente heroicas . . .
·
48

5.9 Page 49

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CAPITULO VII
SINTESIS IDSTORICA DEL HOSPITAL ,
El H ospitai San José, (llamado asi, en atenci6n a las "Da-
mas de San José" que donaron el terreno), como toda obra de
bien, tuvo que luchar reciamente conb:a sus adversarios. Fun-
dado en 1889, ya en 1890 llegaban al De~artamento Nacional
de Higiene denuncias conb:a cierto "sujeto ' de apellido Garro-
ne, por ejercicio ilegal de la medicina. De Buenos Aires piden
al Gobernador de Rio Negro 'naga saber al mencionado Garro-
ne que en adelante se abstenga de ejercer la medicina y que
en caso de reincidencia incmrira en las penas establecidas por
la ley de la materia".
A vuelta de "galera" contestan los de Viedma con una bien
fundada nota firmada por 200 vecinos. Garrone sigui6 cuidan-
do a sus pobres.
En 1892 vuelve a ser acusado ante el Consejo Superior de
Higiene de la Provincia de Buenos Aires, porque ejerda la me-
dicina eu Patagones. Nuevamente citado ante las autoridades.
Las damas de Carmen de Patagones envian una altiva nota a
La Plata intercediendo por el que ha sido nombrado médico
de la Gobernaci6n de Rio Negro y "cuyas portentosas curacio-
nes hablan bien alto de su talento y ciencia médica". En 1894,
como visitara aquellas poblaciones un buen seiior, D. Alejan-
dro Baldés Rosas, a su regreso a la Capitai intercedi6 ante el
Presidente Saenz Peiia. Este escribi6 al Generai Benavides,
Gobernador de Rio Negro, "que se lo dejase tranquilo ejercer
en paz su rnisi6n, tan buena como desinteresada".
En 1910 los ataques llegaron al punto de pretender clau-
surar el hospital. Fue entonces cuando el pueblo de Viedma se
puso en pie para defender esa venerable instihlCi6n. El mismo
49
4.

5.10 Page 50

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Gobernador, Ing. Carlos R. Gallardo, se dirigi6 al Ministro del
Interior, Dr. Indalecio G6mez, pidiendo se hiciera "una excep-
ci6n en la aplicaci6n de la ley que rige el ejercicio de la medi- ·
cina". (l ) D esgraciadamente pocos dias después moria el P.
Garrone y el dolor que ocasion6 su deceso solucion6 el pro-
blema que se planteaba. El26 de agosto de 1911 se otorga a D.
Jacinto Massini, a la saz6n al frente de la farmacia salesiana,
autorizaci6n para dirigir un botiquin por el término de un afio.
En lugar d el P. Canone ocup6 el cargo de director del hospital
un joven médico portefio, el Dr. Ricardo Spurr, hoy famoso
profesor universitario. Por ese lado, el hospital estaba bien res-
paldado; pero los ataques a la "botica" no cesaron. Si antes
acusaban al P. Garrone, ahora lo hacian con Massini. Asimismo
impugnaban a la farmacia porque estaba unida al hospital y
al consultorio del hospita.J porque estaba unido a la botica... (2)
En todo esto andaba la mano de dos médicos, uno de apellido
francés , de Patagones y otro de apellido aleman, de Viedma.
En esos dias el P. Pagliere escribia al P. Pedemonte, fl a-
. mante Inspector del Sur Argentino:
"Querido Pedemonte : Recibi la tuya : mis deseos y mis vo-
tos m~te Dios san qu e puedas tranquilmnente hacer mucho bien.
jOjala hagas Io que yo no supe hacer! Por el momento te comu-
nico que en Viedma las malos estan haciendo toda la guerra que
pueden al hospital y a la botica. Creo qu e convendra vayas alla
pronto, a no ~er que quieran venir a Buenos Aires para ver a
Penna ·en el Consejo de Higiene e impedir cualquier orden con-
trana o bien optar por dejar ]a· cosa en manos de Dios y escribir
al P. José p ara que haga Io que pueda y sepa . D e mi p arte haré
alga: hablar a Castellanos, al Dr. tutor de las Boq uero y a un
secretario Ortiz. Saluda al P. Borghino y a todos las Hno -. de esa.
Afmo. ESTEBAN PAGLIERE. 3 de enero de 1912" . (3)
En marzo insiste el P. Pagliere:
" Creo que la cuesti6n botica exige que vengas. Por Io menos
aquf es ta un documento finnado por. Agustoni y por mi para ·pre-
sentar al Consejo de Higiene. Yo no Io presenté por dos razon es:
l ) ~Pu edo pre:entarlo fi gurando como propietario y como direc-
tor de la comunidad salesiana duefia de la botica? 2) ~.Es nece-
sarici? ~Es conveniente? 3) Las del Consejo, indicaron e insistie-
ron , segun Agustoni , qu e se Ilamara botiquin. ~Por qué? Por tele-
grama Agustoni primero y Massini después, me piden que les diga
( l ) Nota del 24 de dici embre de 1910 .
(2) Carta del P. Veneroni al P. Pagliere. Archivo Inspectorial.
( 3) Archiva Inspectorial.
50

6 Pages 51-60

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6.1 Page 51

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c6mo van las cosas . Contes té: statu qu.o, hasta tu venida. Reza
por qui en no te olvida. Afmo. E. PAGLIERE".
El P. Pedemonte no se habia dormido. Ya el 29 de enero
habia dirigido una nota al Minisb·o Indalecio G6mez, pidiendo
designara médicos para Rio Negro que no obstaculizaran la
Obra salesiana en Viedma. El Dr. Indalecio G6mez le contesta:
"Habiendo tomado como norma nombrar para las es taciones
sanitarias a los médiC03 de cada gobernaci6n qu e ya eran paga-
dos por el Estaclo, no puedo, aunque me pese, apartarme de esta
regia. Sin embaTgo puedo tranqui lizarle un poco acerca de los
pelig:ros qu e Ud. ve en es te nombramiento. lVI e aseguran personas
de toda mi confianza que el m édico nombrado e3 una persona
muy de bien, perfecto caballero y que no ti ene ni puede t ener
prop6sitos hostiles hacia el Hospital. Saluda a' Ud. muy atte. IN-
DALECIO GOMEZ. Bs. As., marzo 21 de 1912. (l)
Pero la buena voluntad del excelente Minisb·o del Interior
no fue parte para impedir que pocos dias despu és, el .8 de abril,
el Dr. Penna, Director del Departamento Nacional de Higiene,
impusiera a Jacinto Massini una multa de 500 $ (500 de enton-
ces . .. ) por "concurrir diariamente a los domicilios de los en-
fermos, aplidmdoles fomentos, ventosas, tomandoles la tempe-
ratura, etc." Otrosi, en la farmacia salesiana se habian despa-
chado recetas formuladas por el extinto P. Garrone el cual no
poseia titulo de médico. Mas aùn, en la farmacia se expenden
unos polvos cuya etiqueta no indica su composici6n ... Denb·o
de cinco dias Massini debia depositar los 500 nacionales en el
Banco. Al dia siguiente, 9 de abril, ob:a multa. De trescientos
pesos por expender al pùblico d inocente "Fons salutis" d:el P.
Garrone, su "Polibi6g.eno" y aquel "aicor carminativo" llamado
también "de las Hermanas" que mas endulzaba la boca de los
chicos que curaba las gasb·itis . .. jSOO $ que tuvo que desem-
bolsar la "botica de los curas" como la llamaba la gente!
Al afio siguiente se retir6 Massini de la Sociedad Salesiana
e instal6 una farmacia propia en la misma Viedma. Los salesia-
nos debieron recurrir a un idoneo en farmacia, rentado, D. Ed-
mundo Zitta. Dos boticas fl·ente a frente, en un pueblo chico,
no podian no chocar ... Cuando el Dr. Spurr se alej6 de Vied-
ma, le sucedi6 en la direcci6n del hospital el Dr. Francisco
Pietrafraccia. Pero tanto con el hospital como con la farmacia,
( l ) Archivo lnspectori al.
51

6.2 Page 52

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corda Zatti, pues sus trece aii.os de practica hospitalaria y far-
macéutica, unidas a su natural capacidad e inteligencia, lo sin-
dicaban como el hombre para esos cargos.
Massini queria que los salesianos cerraran su farmacia para
quedar él dueii.o de la situacion. Y asi en abril de 1916, como un
rayo en un cielo sereno, cayo ob·a multa del Departamento:
400 $: 200 al farmacéutico Zitta por abandonar la farmacia mas
de 24 horas y 200 al Dr. Pietrafraccia por tener su consultorio
en un local que tenia comunicacion con la farmacia. También
multaba· a Massini con ob·os 200 $ por no copiar en i·6tulo la
formula médica ...
El pobre Zatti que andaba siempre de la cuarta al pértigo,
cuando vio que debia abonar 400 $ se queria morir. Recurrio
al P. Pedemonte, envio telegrama al Departamento y al P. Ves-
pignani, redacto sendas notas al Gobernador de Rio Negro, etc.
Naturalmente, sabiendo de donde procedia esa acusacion, los
animos se enconaron; el P. Pedemonte debio tornar cartas en el
asunto, mantener algunas conferencias con Massini (que no lo-
graron solucionar el astmto) y el bueno de Zatti debio andar en
todo esto, por razon de su cargo, sangrandole el corazon porque
si habia algo que a él lo amargaba era la discordia y la falta
de union .. .
El P. Pedemonte vino a Buenos Aires, hablo con el Dr.
Penna y pudo no solamente evitar el pago de las multas sino
también enterarse de muchos entretelones que es bueno conoz-
ca quien carga con la responsabilidad de una farmacia. De ahi
arranca una nueva era para el hospital.
· El 5 de julio de 1916 el P. Inspector escribe la ultima carta
de la larga polémica que debio sostener con Massini. Escribe
apenado. Quiere a toda costa solucionar el enojoso entredicho,
pero no le ve solucion. Su antagonista debia sostener su far-
macia. La salesiana no podia seguir unida al hospital. Era con-
tra las leyes. Massini sabia muy bien esto. Por eso lucho teso-
neramente hasta quedar dueii.o del campo.
En esos mismos dias recibe el P. Pedemonte una carta de
muy distinto contenido: era de una joven de Buenos Aires, de
distinguida familia, que queria retirarse del mundo y habia ele-
gido para su Manresa nada menos que el H ospitai San José. Era
la Srta. Maria Luisa Picarel. Llego a Viedma en agosto de 1916.
Al P. Pedemonte le vino de perlas. Pues amén de b·abajar en el
hospital, cuando se creo la Escuela Normal Popular y se nece-
sitaron profesores, ella fue de las profesoras fundadoras. Presto
52

6.3 Page 53

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1918: Co11 los Sres. H éctor y ]11a11 Macal11se. Esttfn ademtfs la Sra. Erv[n
y los amigos Cimé11ez y Posteraro.
Co11 el Dr. Harosteg11y, el Dr. Pietrafraccia y el H11o. R ébola.

6.4 Page 54

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importantes servicios durante varios afios en el hospital y en la
Escuela Normal. Enh·e otras benemerencias tiene la de haber
escrito un interesante opusculo (aun inedito) en querelata edifi-
cantes episodios de la vida del Hospital San José. Mas tarde,
sintiéndose llamada a una mayor perfecci6n, ingres6 como reli-
giosa en la "Congregaci6n de la Sagrada Familia de Nazareth"
donde fue directora y actualmente mas que octogenaria, s6lo
espera en Quilmes el premio a los muc4os méritos adquiridos
en el silencio del sacrificio ignorado ...
Una de las primeras providencias que tom6 el P. Pedemon-
te,. al hacerse cargo de la Inspectoria patag6nica ft:e la de
dotar al hospital de un edificio mejor. El que tenia era anticua-
do, antihigiénico, impropio. El dia 8 de febrero de 1913, en
solemne acto, bendecia y colocaba la primera piedra del futuro
edificio.
Inmediatamente el dinamico Inspector cre6 varias comisio-
nes y plane6 rifas y bazares. El resultado fue que a la vuelta de
algunos meses, el nuevo edificio del hospital era un hecho.
Consh·uido con vistas al futuro, era un edificio macizo. S6lo
esperaba que hubiera medios suficientes para coronar la obra
encasquetimdole un primer y segundo piso a la pianta baja.
En esa época ya Zatti habia comenzado su labor intensa,
callada, fecunda. Ccn el P. Pedemonte a la cabeza de la Ins-
pectoria, el hospital conoci6 su edad de oro. Nada exh·afio,
pues, si en 1922 ya se comienza a pensar en un gran hospital,
con cinco pabellones. Y no se edificaria en el cenh·o de Viedma,
frente a la plaza principal y junto a la grandiosa iglesia palTO-
quial, sino afuera, en los terrenos de la Escuela Agricola San
!sidro, con enh·ada principal hacia la actual Avenida Don Bosco
y mirando hacia la estaci6n del F errocarril del Estado que en-
tonces se planeaba para unir las vias férreas de Patagones y
San Antonio Oeste. Zatti contrat6 200.000 ladrillos que debia
venderle Don Enrique· Bruno a 25 $ el mil.
Contaba el P. Pedemonte con 25.000 pesos que el Gobierno
le otorgaria, mas 5000 que la Sra. Presidenta de las Cooperado-
ras, D :;t Isabel Casares de Nevares, habia conseguido del Jockey
Club y muchos otros que esperaba espigar entre los hacendados
de la zona. Se dirigi6 a Turin, pidiendo planos. De alla le con-
testan que debe confeccionarlos uno que conozca la topogra-
fia del lugar. Asi para el ano 1923 y 24. A fines de ese afio, D.
Gotardo Pedemonte, bregando como bueno en· el proyecto de
su hermano, en Buenos Aires, y el P. Luis en el Sur, estando ya
54

6.5 Page 55

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apilados muchos miles de ladrillos en el terreno de la Escuela
Agricola, a la espera de los constructores, fue trasladado el P.
Pedemonte como Inspector de Peni y Bolivia. Dias después
fallecia el P. Ernesto Vespignani que debia terminar las planos.
El P. Pedemonte, a fuer de buen religioso, parti6 cuanto antes
pudo, a cumplir su obedieocia. Y su proyecto qued6 como una
aspiraci6n de su gran alma de dotar al viejo y glorioso hospital
de todo el confo?t, con los parques y jardines, sola1·iums y cale-
facci6n que reclaman los nosocomios modernos.
Mas tarde ira el Hospital San José a la Escuela Agricola,
pero no como vencedor sino como vencido. Ira a buscar no
parques y jardines sino el ultimo baluarte donde se refugie la
~nmensa caridad de Zatti para seguir irradiando virtudes y son-
risas. En ese sentido, y mirando todo desde un punto de vista
sobrenatural, ésa época que cae mas aca del 1942, es la rnas
pintoresca, la mas peregrina, la mas interesante porque es la
época en que nuestro protagonista emplea a fondo todos los
recursos de su alma, hecha a prueba de sacrifici6s y remmcia-
mientos. Y es precisamente en los sacrificios y en la abnegaci6n
donde resulta su grandeza.
55

6.6 Page 56

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CAPITULO VIII
CINCO DIAS DE "VACACIONES" . ..
Cuando en 1913, qued6 solo al frente del hospital y farma-
cia, entonces Zatti fue Zatti. Ahi comienza su obra a todas luces
extraordinaria. Porque él debi6 ser, desde entonces, el factotum
del hospital. Es cierto que cuando el Dr. Spurr parti6 para Fran-
cia a perfeccionarse qued6 al frente del hospital, el Dr. Fran-
cisco Pietrafraccia. Pero su directorado en el nosocomio era
mas bien nominai. El verdadero director y administrador era
Zatti.
·
Su labor no era, naturalmente, burocratica. Era director
porque éllo hada todo: contrataba dirigfa y pagaba al personal,
compraba la leche y la verdura para los enfermos, vigilaba la
limpieza de las reparticiones y cuando no habfa quien empu-
iiara la escoba, la empuiiaba Zatti y hada de barrendero. Sobre
todo, debfa buscar lo necesario para pagar lo que consumfa el
hospital. Era quizas esa la parte mas ruda de su labor. Detenién-
donos en los datos del aiio 1915, época en que tienen 1ugar los
sucesos gue determinan este capftulo, vemos que en ese afio,
Zatti recibe a 189 enfermos, algunos de los cuales eran cr6nicos.
Por el consultorio externo, fueron miles los que pasaron ese aiio
bajo sus manos milagrosas. El hecho es que se gast6 en 1915
la suma de 26.085 pesos. Ahora bien : por subvenciones del Go-
bierno cobr6 5.580; por pensiones, 2.791; por concepto de li-
mosnas, 518 y por entradas en el consultorio, 2.398. En suma,
recibi6 11.287 e invirti6 en el hospital 26.085. dC6mo pagani
Zatti esos 14.798 que faltan? Milagros de la Providencia en
la que él siempre confi6 ...
Pero a la Providencia hay que ir a buscarla. De ahi que
56

6.7 Page 57

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este buen hombre anduviera siempre de aqui para alla, sin
prisa y sin pausa, buscm1do recursos para su hospital. Ya ve-
remos mas adelante su método administrativo. Cito esto solo
para que se vea mas evidente como Dios probaba a su siervo.
Pues amén de ese enorme n·abajo que significa ya en 1915 lle-
var adelante el hospital, el bueno de Don Zatti en ese afio de la
conflagracion europea, fue a dar con sus huesos en la carcel.
Veamos como.
No habia pasado todavia la fobia de los liberales conn·a los
religiosos. Ese encono bacia lo sagrado durara todavia algunos
afios. De ahi que algunos que eran autoridad en esos dias, ten-
tasen atrapar algun pez gordo. Si conseguian encarcelar al P.
Manachino, Director a la sazon del colegio salesiano, habria
sido un triunfo. Pero si lograban llevar a la sombra al Inspector
del Sur Argentino, P. Luis J. Pedemonte, miei sobre hojuelas.
En agosto de 1915 fue conducido al hospital un encausado
de nombr.e Pan·icio Cabrera. Estaba enfermo y como en la car-
cel no contaban con elementos, de enfermeria suficientes, soli-
citaban los servicios del hospital salesiano. Ya desde tiempos del
P. Garrone, los presos que iban a ese nosocomio particular, en-
traban bajo la responsabilidad de la policia, la que se encargaba
de la vigilancia de los mismos. Asi se lo hizo notar el referido
Padre al Dr. Ruiz Guifiazu, Juez len·ado del Territorio.
Sucedio que el citado Cabrera, entre gallos y media noche,
se fugo del hospital. Apenas Zatti se percato de la ausencia del
encausado, dio cuenta a la polida. No sabemos si la policia se
intereso mucho o poco por ballar al profugo. Pero si sabemos
que se intereso por acusar de "infidelidad en la custodia de los
presos" al que estaba al frente del hospital. El tiro iba dirigido
al superior jerarquico. Pero Zatti, como administrador de esa
institucion, asumio toda la responsabilidad.
Y el 20 de agosto de 1915 se vio la bochornosa escena de
que un ciudadano honorable, que no vivia sino para hacer el
bien a sus semejantes, era conducido, entre dos agentes, a la
polida local. Es de imaginar el revuelo que provoco la prision
de Zatti. A las 13 del dia mencionado llegaba nuestro hombre
detenido a la carcel de Viedma.
Alli fue interrogado por el comisario Ramasco el mismo
dia 20 que era un viernes. 1Dia de pasion! Desde las 14 a las
15 estuvo el buen Zatti .contestando a las preguntas que se le
hicieron, que no fueron pocas. Después Io dejaron n·anquilo.
Ahi Zatti meditaba a sus anchas y rezaba ros::~rio tras rosario.
57

6.8 Page 58

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Sobre todo cuando estuvo incomunicado. Cuando le levantaron
la incomunicaci6n, entonces sucedi6 algo extraordinario. Pues
en el colegio salesiano se habia tornado muy a la chacota lo de
la prisi6n del hombre de Dios. De modo que apenas, pudo ser
visitado por sus hermanos de religi6n y amigos, la celda del pe-
nado se convirti6 en tm santuario. Zatti era un "vinctus Christi"
mis, dejaba de ser un pobre coadjutor salesiano para convertir-
se en simbolo. . . Zatti era ahora otro Fedro encadenado, otro
Pablo de Tarso "in laboribus plurimis, in carceribus abundan-
tius". Y vio Viedma el espectaculo de una verdadera romeria
de gente que iba a toda hora que era permitido hasta la celda
del prisionero Zatti. Y los mas entusiastas llegaron hasta ir
con la banda del colegio hasta la carcel. El comisario dio per-
rniso al penado para que saliera a la primera puerta del presidio.
Y cuando el santo var6n apareci6 entre dos gendarmes, la
banda rompi6 con una marcha militar. Zatti, enh·e los dos poli-
cfas asombrados, sonreia agridulcemente. . .
.
El dia 23 de agosto el detenido debi6 ser llevado al juzgado.
Y se vio de nuevo el espectaculo incalificable: adelante iba
Zatti por el medio de la calle. Iba tranquilo, con las manos atras,
la cabeza un poco inclinada, dando esas zancadas lm·gas que so-
Ha cuando lo llamaban a curar un enfermo. Y ah·as de él, un
agente de policfa, con el machete en el tahali y el mauser al
hombro. Asi pas6 Artémides Zatti ese dia 23 de agosto_ por las
calles de Viedma: como un malhechor. El iba rezando. Sereno,
como si fuera a una fiesta y sonriendo a los amigos que al verlo
pasar lo saludaban con la mano. . . iQué bello conh·aste! Real-
mente Dios es un artista insuperable. El hombre justo y bueno,
conducido a los h·ibunales como los malhechores. Luz y sombra.
Lo necesario para los cuadros de Van Dick. . . Al regreso desde
el juzgado a la carcel, también fue acompafiado del agente
policial armado. Ahora habia mas gente para ver ese espectaculo
sorprendente ...
Ese dia el Dr. Pieh·afraccia se dirigia por nota al P. Pede-
monte. Enh·e otras cosas le decia:
"L a honradez del Sr. Artémides Zatti, que desde 1901 ha
consagrado su vida al servicio del mencionado hospital, curando'
con diligencia y espiritu de sacrificio clignos del mas alto enco-
mio, enfermedacles repugnantes y no raramente contagiosas, no se
puecle en ninguna manera poner en· duda. Y no obstante, el Sr.
Zatti se halla detenido en la comisaria local, desde el 20 del co-
rriente hasta la fecha. No es de mi incumbencia juzgar de la ac-
58

6.9 Page 59

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titud del Sr. Sali! Dagnino: solo es mi intento poner de relieve que
la ausencia del Sr. Zatti, ale jado del hospital, es muy sensible y
ya fu e causa de inconvenientes. Ud. sa be, Sr. lnspector, las con-
secuencias, a veces irreparables que se deben lamentar por no
aplicar a ti empo y en debida forma los remedios que prescribe el
facu ltativo ... " ( l)
El buen P. Pedemonte estaba, como es de suponerse, amar-
gado. Asi lo manifiesta al P. Vespignani en carta fechada ese
mismo dia. Dice asi:
"Mientras alli lleva n en triunfo el nombre de Don Bosco,
en la Patagonia, tierra de contradicciones ( lucha abierta entr·e el
bien y el mal ) pasamos ratos amargos. Anteayer, arbitr·ariam ente y
por venganza habilinente disimulada, fue detenido el Administra-
dor del Hospital "San Jos é" Artémides Zatti, a quien es peramos
libertar mafiana, siquiera por el concepto de excarcelaci6n bajo
fianza ... " ( 2)
Entretanto contestaba con una carta abiterta para publi-
carse luego en el periodico "Flores del Campo" al Director del
Hospital. Deda el P. Inspector :
"~Quién hay que ignare que el hospital no es un a carcel y
qu e sus enfermeros no son gendarmes del orden pub lico? Ademas la
Direcci6n, en caso de evasi6n, no entiende asumir J·esponsabilida-
des de ningun género . El hospital es una instituci6n privada, no
gubernativa. Tiene su reglamento y cuanto ha menester para su
correcta actuaci6n y aunque dicha instituci6n esté dispuesta a re-
mediar las dolencias ajenas siempre que pueda, con todo, ella
acepta a quien cree y en la forma que juzga ser para ella mas
conform e a los nobles fin es que persigue . . . En cuanto a mi, el
hecho no me ha sorprendido. Aguardo otros sucesos analogos y
perdonara, Sr. Doctor, que no le dé de ellos explicaci6n. . . No
est:'t de mas que el Sr. Director sepa que del h echo en cuesti6n
se ocuparan personas competentes que aconsejar:'tn, con madurez de
juicio, lo que, p ara evitar disgustosos percances, conviene ha-
cer .. :"(3)
E l dia 24 se presen to en el colegio salesiano un escribiente
de polida para citar al director del colegio a una compares-
cencia ante el juzgado letrado a las 15. Se le dijo que el direc-
tor no es taba en casa, como era en realidad. El empleado quiso
que se firmara la citacion. No se accedio tampoco a ello, por
(l) Archivo de la Inspectoria S. Francisco Javier. Bahia Bianca.
( 2) Archivo de la lnspectoria S. Francisco de Sales. Buenos Aires.
(3) "Fiores de Campo" del 2 de setiembre de 1915.
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6.10 Page 60

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cuanto no se sabia si el superior padria o no estru· presente a la
bora indicada por el juez. En la polida se crey6 que habia mala
voluntad en los PP. salesianos. Visiblemente contrariado llego
entonces al colegio el comisario Dagnino con el subcomisario
Papina, otro empleado policial y dos testigos para citar al su-
puesto rebelde. Llevaban un doble ejemplar de un acta a fir-
marse in situ. La conh·ari·edad del funcionario policial se debia
también a que un vecino muy caracterizado de Viedma, cuando
se le pidio que hiciera de testigo del acto se habia negado en
forma airada a lo que él suponia un atropello. El director, P.
Manachino, habia regresado, cuando lleg6 la comisi6n y firmo,
sin reparos, la comparicion. Acudi6 luego al juzgado donde fue
interrogado por el Dr. Espeche, secretario del mismo.
El director ~ra doctor en Derecho. Presento 12 puntos
puntualizando la inculpabilidad del acusado. Dos horas mas
tarde, a las 17, nuestro procesado saHa de la carcel, bajo fian-
za. Volvia a su hospital, a su farmacia , a sus enfermos, a sus
lisiados. Huelga decir que fue recibido como un emperador
romano cuando volvfa vencedor de lejanas conquistas. Cuando
se oy6 en el hospital: "jHa vuelto don Zatti!" todos, sanos y
enfermos, convalecientes y tullidos salieron aJ1 patio a ver al
"delincuente" . . . Este refa de buena gana. Reia no solamente
por lo ridiculo que tenfa su absurda detenci6n, sino quizas
porque se sentia feliz de ser ahora, ante los tribunales, mas
semejante a Jesus quien también debi6 exhibir su divina ino-
cencia ante jueces y tribunales.
A raiz de este proceso sobrevinieron todavia complicacio-
nes: pues a poco fue llamado Zatti a declarar nuevamente. Se
le acusaba de que habfa dejado abandonado el hospital. El buen
samaritano contesto que no quedo abandonado, sino que en
esos dias estuvo la cura de los enfermos a cargo del médico di-
rector y que en los trabajos de menor importancia habfa sido
sustituido por el dentista que ·h·abajaba en él, D. Angel Mori.
Asimismo se le interrogo si no vendia en la farmacia el remedio
llamado Sulfersen. Contesto el interpelado que ahi no era co-
nocido. dEsta unida la farmacia al hospital? se le pregunto.
La farmacia surte al hospital, respondio; pero estan separados.
dHay tuberculosos juntos con otros enfermos? Probablemente
los habia, pues Zatti, que no era capaz de decir una mentira,
contesto: "se sigue en todo la orden del doctor". Posteriormente
fue llamado también aquella alma candida de D. Angel Mori
60

7 Pages 61-70

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7.1 Page 61

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a declarar. Y también pudo defenderse de las preguntas cap-
ciosas con que foguearon su anacr6nica persona ...
Asi termino la aventma de Artémides. Nunca hubiera pen-
sado él que algùn dia tendria que probar lo que era estar a la
sombra. Pero si por un lado fue ello motivo de contrariedad
para sus superiores y de desaz6n para los hermanos, a él le
vino de perlas para descansar. El buen salesiano que fue siempre
Don Zatti nllnca se hubiera tornado cinco dias de vacaciones.
La Providencia se los dio sin que él los pidiera. Regres6 a su
hospital totalmente descansado y fresco como una lechuga.
Por eso solia decir él que aquellos dias fueron los ùnicos de au-
ténticas vacaciones que él habia tenido . ..
61

7.2 Page 62

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CAPITULO IX
ZATTI- HOSPITAL
Hay individu os que "nacen" para una obra: Marconi para
la telegrafia inalambrica, Don Bosco para la juventud, Cer-
vantes para ·el Quijote. Zatti naci6 para el h ospitai. A medida
que se adentraba en los afios nuestro biografiado, el Hospital
San José creda también a su imagen y semejanza.
Hemos visto la cantidad de enfermos que atendia en 1915.
En 1928 Zatti ha elevado el numero de camas a 70 y durante
ese m'io recibe 656 enfermos gratuitos y 90 pagos. En total
asiste a 746 pacientes. Y ese mismo afio 1928 acuden al consul-
torio externo la cantidad de 11.030 enfermos . Seis afios des-
pués, en 1934, los pacientes internados en el nosocomio ascien-
den a 1.001 y los atendidos en el consultorio externo a 13.340.
En el afio 1942 cuando el hospital se traslada a la Escuela
Agrkola San !sidro cuenta con 75 camas. En 1943 recibe ya un
subsidio. Son 25.000 $ anuales que le otorga el Gobierno Na-
cional. Las enh·adas ese afio ascienden a 36. 840 $. Pero los
gastos que tiene el hospital son de 63.558 $ .. .
Al afio siguiente, 1944, no obstante funcionar ya el Hospital
Regional del Gobierno, el San }osé llega a recibir en sus salas
a 999 enfermos y en el consultorio externo se atienden a 13.779
pacientes. Tanto los unos como los Oh'OS a esta altura de la vida
del hospital son atendidos gratuitamente en su casi totalidad.
Cuando en los ultimos afios se habla de consultorio externo
debe entenderse eso en sentido lato. Consultorio externo para
Zatti era consultorio ambulante. En esos afios él habia substi-
tuido la sala de consultas por la casa de cada cual, la mesa de
operaciones por la bicicleta y el armario de instrumentos por 'el
62

7.3 Page 63

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bolsillo de su guardapolvo. La gente pobre no podia ya lle-
garse hasta "la quinta". Entonces la caridad del buen sama-
ritano debia llevar a las casas particulares lo que era necesario
para remediar las dolencias y aliviar malestares.
En 1946 las persona que fueron atendidas en el consultorio
externo "a domicNio", dice Zatti en un informe al P. Inspector,
pasaron de 15.000 mientras los enfermos asilados en el hospi-
tal en todo ese afio fueron 937.
·
Hay aiios en que los gastos son exorbitantes. En aquel ai1o
de crisis de 1931, Zatti consigue elevar las enh·adas a $ 35.112
pero las salidas continuan en progresi6n creciente. Ascienden
a $ 99.542. Ya veremos como ese afi.o Zatti se vio en figurillas,
mas que nunca, por las deudas. Pero tampoco esa vez lo aban-
don6 la Providencia.
Mientras tuvo a su lado la enorme fe del P. Pedemonte,
Zatti iba viento en popa en sus planes de ampliaci6n del hos-
pital, edificaci6n, salas de cirugia, etc. ; pero cuando a él suce-
dieron otros lnspectores que creyeron prudente frenar un poco
los entusiasmos del santo var6n, este debi6 pasar muchos malos
ratos. En 1930 estaba, como siempre, ahorcado por las deudas,
y sin embargo seguia edificando el cuerpo principal del edifi-
cio. El P. Inspector, ante la insistencia del buen coadjutor que
quiere seguir edificando sin dinero, le contesta:
"Non si deve continuare ad edificare senza denaro; si sos-
pendano i lavori ; comuni ca questa mia risoluzione a Don Cencio
perchè si interessi al rispetto. Grazie p er le pillole. Allegro e fatti
santo ... " (l)
Zatti suspendi6 los trabajos. Y lo hizo como solia él: aie-
gremente. Pasaba unos minutos delante del altar del Smo. Sa-
cramento con el rostro entre las manos, sacaba luego el paiiue-
lo de hierbas, se enjugaba los ojos y salia con la alegria de
siempre estereotipada en la frente. Asi se hacia santo. Raz6n
tenia el P. Manachino cuando le dio esa receta: allegro e fatti
santo ...
Mienh·as vivi6 el P. Ga1Tone, el hospital tenia una "victo-
ria" para uso del Padre "Dotor". La dirigia Salustiano Alderete.
Cuando él muri6, el vehlculo sigui6 prestando servicios a los
médicos del hospital. En 1932, ante la insistencia de propios y
extrafios, Zatti se decidi6 a pedir permiso al P. Inspector para
(l) Archivo Inspectorial. Bahia Bianca.
63

7.4 Page 64

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comprar un automovil de segunda mano. Y asi fue como apa-
recio aquel famoso "Dodge" que guiaba Pedro Miglietta y que
tantos dolores de cabeza aiiadio a los casi infinitos del buen
samaritano. Zatti nunca quiso subir a él: quizas haya ido algu-
na vez a "La Boca" acompaiiando a su personal a pasar un dia
de esparcimiento; pero de esto no estoy seguro. Apenas hallo
comprador, lo vendio. El seguia en su bicicleta. Cuando en
1912 la co"mpro, el P. Pagliere le escribe:
"Cuida de no romperte la nariz con la bicicleta, aprende a
manejar bien la maquina de escribir, preparate a dar examenes en
la nueva universidad, no olvides tu triple prop6sito y "adelante
con los faroles mientras se ca loca la. luz eléctrica" ... (l)
Habla el P. Pagliere en esta carta de los progresos de aque-
lla época: la bicicleta, que Zatti no abandonara nunca mas hasta
su muerte; la maquina de escribi.r a la que él siempre tuvo oje-
riza y la dejo para los demas; los examenes en la nueva univer-
sidad de lo que nos ocuparemos oportunamente y la luz eléc-
trica que dio origen al conocido modismo criollo. Zatti fue
siempre adelante con los faroles aun cuando se coloco luz eléc-
trica. Porque aun cuando el hospital tuvo automovil, él siem-
pre uso labicicleta ...
Asi, con humildad y economia, pudo hacer frente al enorme
desembolso que reclama el sostenimiento de un nosocomio.
Impresiona una nota de agradecimiento que recibio él en
1930. Reza asi:
"CARCEL DE VIEDMA. Territorio Nacional de Rio Negro.
Viedma, 5 de enero de 1930. NQ 18. Sefior Artémides Zatti. VIED-
MA. Habiendo la Superioridad nombrado un e nfermero para los
servicios de ·este Pena!, tengo el agrado de dirigirme a Ud. agra-
deciéndole los servicios que desinteresada y humanitariamente ha
prestado en bien de los r ecluidos de este establecimiento carcela-
rio. Al agradecerle, lo hago también en nombre de ellos, que han
sabido valorar la, dedicaci6n y esmero que ha P";les to al cumplir
misi6n tan noble. Saludo a Ud. con mi mayor consideraci6n. ER-
NESTO THOMASSET, Director Interino". (2)
Como se ve, el homhi·e de Dios no solo atendia al hospital
y a la farmacia, a la enfermeria del colegio salesiano anexo, a la
del colegio de Maria Auxiliadora y a cuanto pobre golpeaba a
las puertas del Hospital S. José sino también, gratis et amore
(l) Archivo de la Inspectoria S. Francisco de Sales. Buenos Aires.
( 2) Archivo del Hospital San José.
64

7.5 Page 65

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Dei, a los reoluidos en la carcel. dComo bacia él para
encontrar tiempo para tantos menesteres? Se levantaba a las
4,30 o5.
Lo primero que hada era encender el fuego. (iHermoso
simbolo: primero encender el fuego, simbolo de su amor a Dios
y al projimo!) Después iba a la iglesia. Cuando estaba en la
''quinta" se postraba libremente en el pavimento con la frente
hasta el sue1o para humillarse y rezar a su gusto. Luego, hada
la meditacion en comunidad. Oia la Misa. En las posh·imerias
las del hospital, dirigia él mismo oraciones y canticos. Solo los
ultimos 41 dias· antes de su muerte dejo de ir a la meditacion
y Misa, con gran sentimiento de su anima.
Luego se dirigia a las salas de enfermos. Se presentaba son-
riente, generalmente rascandose la pierna derecha, y deda:
"Buenos dias. Vivan Jesus, José y Maria ... " Y en seguida pre-
guntaba: "dRespiran todos?". Los viejos se removian en ellecho
y contestaban a coro: "Todos, Don Zatti" ... "Deo gratias", de-
da él alegremente y comenzaba a recorrer cama por cama para
ver lo que cada cual necesitaba. Y también para ver si alguno
"no respiraba". Porque se dio el caso de gue alguno se quedaba
exanime durante la noche como un pollito, sin que nadie se
percatase. Entonces él, cuando se daba cuenta ae que "no res-
piraba" se lo echaba al hombro y saHa con el difunto hacia la
morgue muy tranquilamente. El cad{lVer iba sacudiendo las
extremidades superiores desgarbadamente al compas del paso
del buen samaritano.
Después iba al comedor para tornar el desayuno. Taza
grande, pan ensopado en café con leche. Solfa usar cuchara
grande para hacer mas pronto.
Luego a satisfacer los pedidos de los pacientes.
Satisfechos estos, montaba en su bicicleta y saHa, siempre
en cabeza, a poner inyecciones a los mil y un enfermos pobres
que tenia diseminados en el pueblo. Cuando aparecieron los
antibioticos, se redoblaron los trabajos para Zatti. Pues era
frecuente que tuviera que ir a aplicar inyecciones de penicilina,
cada dos horas, en diversas casas, también durante la noche.
"Rara vez dunnio toda la noche", me dice una de sus fieles
ayudantes.' Y viajaba siempre en su bici o bien en camion, si se
le ofreda. Pero nunca en auto.
A las 12, no se sabia como, pero él estaba rezando las ora-
ciones que preceden al almuerzo. Rezaba con fe, con los ojos
cerrados, apretando los labios y las manos para concentrar la
65
s.

7.6 Page 66

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atenci6n. Casi siempre tocaba élla campana para llamar la gen-
te a la mesa. Tocaba con devoci6n. Era la voz de Dios. Después
del almuerzo; jugaba a las bochas con los convalescientes. Juga-
ba con entusiasmo. Ponia su alma en ello. Como lo hacia por
Dios, queria hacerlo bien. A las 14 salia de nuevo en bicicleta
basta las 16 mas o menos. No dejaba nunca la merienda. Fre-
cuentemente d espués de ella, debia salir oh·a vez. Si no, recorria
las salas, arreglaba cuentas, componia d esperfectos en la casa.
A las 18, lectura espiritual. La dirigia él personalmente y ayu-
daba al sacerdote en la Bendièi6n con el Santisimo. Esto cuan-
do desde 1942 el hospital estuvo en los aledafios de Viedma.
Mienh·as los enfermos cenaban, él trabaj aba en la farmacia.
Terminada la ·cena de los pacientes, iba él sala por sala para
que rezaran todos las oraciones de la noche. Terminadas estas,
el buen coadjutor daba las "Buenas Noches" a los enfermos y
a las enfermas. Conoda el martirologio y el Ano Cristiano como
pocos. Sabia la biografia de cada santo y la narraba a los pa-
cientes . Otras veces les narraba un episodio de la vida de Don
Bosco. Sus buenas noches eran breves y substanciosas.
Generalmente de 19 a 20 atendia la correspondencia. Con
frecuencia d ebia dar otras buenas noches a las enfermeras, las
que aprovechaba para dar avisos y ensefianzas particulares .
Cenaba con la comunidad a las 20. Después de la misma reco-
rria las salas oh·a vez y cuando podia y las ocupaciones le daban
tregua, leia vidas de santos o libros ascéticos hasta las 22 6 23.
Con harta frecuencia lo llamaban durante la noche. Si habia
enfermos graves, se levantaba varias veces por noche sin que
lo llamaran. A cualquier llamado, se levantaba rapidamente, asi
hiciera unos minutos que habia conseguido conciliar el suefio ...
Y asi hasta las 4,30 6 5 del otro dia en que comenzaba de nuevo
la rutina cotidiana. En 1914 sac6 la carta de ciudadania. El
queria a su patria como pocos. Pero por encima de todo amaba
a Dios. Y para serle grato y poder hacer mayor bien a sus
pr6jimos, opt6 por hacerse ciudadano argentino.
Tanto su nombre como su apellido fueron jerigonza para
la gente d el pueblo. En vez de Artémides le suelen escribir:
Arquimedes. Mas frecuentemente , Artemiro o Artensio. A1guno
escribi6 Artemisco. Oh·os Artemisto.
El apellido también dio gue hacer a la clientela del buen
samaritano. Generalmente lo llamaban "Don Sati". Oh·os creian
que él se llamaba Donzati, todo junto. Algunos escribian Zati,
otros Satti. Tal cual extranjero suele escribirle: Sapte, otro
66

7.7 Page 67

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Sapti, alguno Sacti y basta alguien lo llama Zatting. Con fre -
cuencia encabezan las cartas poniéndole Seiior Zatez o bien
Seiior Sates . . .
}
Y asi como Zatti debia cartearse con gente semianalfabeta
debia también hacerlo con grandes casas comerciales.
Cuando el hospital tomo vuelo, el buen Zatti debia alter-
nar con grandes laboratorios y estar en contacto con casas
como la Drogueria Suizo-Argentina, los Laboratorios Lavoisier,
Squibb and Sons, Laboratorios Raffo, Instituto Bioquimico Ar-
gentino, Productos Roche, Johnson y Johnson, etc.
De "El Cain" es esta consulta que le hacen:
"Di gam e qué seni bueno p ara curar las bern{gas; a mi me
asalido a un costa do dei cuello, pintas negras y ·se me van agran -
dando ... "
.
Una chica que ha estado en el hospital siente la nostalgia
de ese lugar:
" ·o crea, D . Zatti, que no h extrafi o; he sufrid o y he hex-
trai1ado un a cosa barbara ... "
Otras veces es un italiano que le pide trabajo y se expresa
asi:
"D esea ria saver si osté tiene trabaco ne la cusina . .. "
Zatti tuvo siempre buenos colaboradores que él mismo
formo a su imagen y semejanza, con esa nativa intuicion peda-
gogica que Dios le habia dado. Los coadjutores Francisco
Bielawski, Augusto Rébola y Francisco Brioschi han sido cola-
boradores de Zatti y reconocen cuanto a su lado adelantaron
en virtud y perfeccion.
.
Cuando se habla del Hospital San José de Viedma, no se
puede olvidar a las Hijas de Maria Auxiliadora, porque ellas
desde la primera hora hasta 1942 estuvieron al lado de los
Salesianos, trabajando como buenas y sosteniendo un verdade-
ro torneo y competencia con ellos en punto a caridad y a sacri-
ficio. Cuando en 1889 se instalo el hospital, fue designada
enfermera la Hna. Eugenia Galli. Mas tarde le sucedio en el
cargo Sor Anunciada Tolomei y poco después Sor Ana Panzica.
Desde 1895 fue encargada de este caritativo menester la H er-
mana Severina Teghile, la cual desde esa fecha basta su deceso
en 1940 estuvo uncida al yugo de la caridad junto a los enfer-
mos con una abnegacion que cuantos la han conocido admiran.
Cuanclo la buena religiosa como un arbol gue se inclina a
67

7.8 Page 68

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la tierra por el peso de sus frutos, cayo rendida por los aiios,
las fatigas y los méritos, le sucedieron las Hermanas Maria
Graiias y Maria Méndez, quienes trabajaron hasta que el hos-
pital estuvo frente a la Plaza Alsina con el mismo espiritu de
sacrificio de sus gloriosas predecesoras.
Si un enfermo sanaba y no tenia donde ir o no enconh'aba
trabajo, Zatti lo asimHaba al personal de servicio. Asi se han
formado hombres de trabajo y homadez. Algunos trabajaron
muchos aiios a su lado. Enh'e ellos, el "vasco" Telésforo
Iturralde.
Pero donde la figura de Zatti adquiere contornos de fun-
dador es en la formacion del personal femenino. Es natura! que
un hospital necesita enfermeras, cocineras, lavanderas, costure-
ras, planchadoras, etc. Pues bien: nuestro hombre supo orientar
tan bien a algunas jovenes que Dios le mandaba al hospital que
formo como una Congregacion sin votos de almas elegidas que
dedicaron su vida a los enfermos sin oh·a recompensa que h
recompensa eterna. E nh·e ellas mencionaremos algunas (con
gran temor de involuntarias omisiones) varias de las cuales
aun continuan h·abajando junto a los ultimos ancianos del hos-
pital. Maria Ervi.n fallecio en 1932 después de 30 aiios de tra-
bajo desinteresado en el hospital. Oh·o tanto digase de la Sra.
Clara L. de Ortiz y de Clara Albrizio, cuyas vidas, como can-
delas votivas se extinguieron junto a los enfermos de Zatti. Y
mas cerca de nosoh·os enumeraremos a Leopolda Benedettelli,
Marcelina Sayhueque, Andrea Morales, Maria Danielis, Teo-
dolina Acosta, Maria Peiiiiiori, Eulogia Corone!, Felisa Baté,
Margarita Paz, Noelia Morm·o y otras cuyos nombres seran
bendecidos por mil y un pacientes a los que ellas dedicaron su
vida eutera. Esta ultima, enh·e oh·as, ejerce actualmente su apos-
tolado en un hospital gubernativo.
· Bien sabi.a Zatti que una vez desaparecido él, no seria po-
sible gue el hospita!l continuase. Iba .a faltar el hombre para el
cargo. Por eso alguna vez el Dr. Sussini le oyo decir: "Antes de
morir quiero terminar con el hospital".
El estuvo consubstanciado con el hospital. Cuando atend{a
un llamado telefonico, contestaba asi: "Zatti-Hos]Jital". Sin darse
cuenta estaba formando una ecuaci6n estupenda: Zatti es igual
a Hospital, Zatti es el Hospital.
Es claro que nuestro hombre no tenia tiempo para llevar
una adminish·acion como la tienen los "noliclinicos" de ahora.
El conservaba todo. Ya era mucho. Archivaba cartas, telegra-
68

7.9 Page 69

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mas, facturas y cuanto papel tuviera interés, en una forma que
ya quisiéramos los que andamos siempre revisando archivos,
hallar en tantos colegios bien organizados ...
Pero, claro, él lo llevaba a la buena. Una vez fue a inspec-
cionar la administraci6n del hospiatl, un inspector guben'lativo
de la Direcci6n de Subsidios. -Tome asiento, seiior, - le dijo
Zatti. Y le arrim6 un caj6n lleno de papeles. El inspector mir6
aquello. Olia a agua oxigenada y a yodo. Entonces renunci6 a
la inspecci6n: -Esta bien ... - le dijo. Y se fue. No volvi6 mas.
Se dio cuenta de que alli faltaba contadurfa; pero abundaba
algo que esta por encima de todas las contadurfas: la abnega-
ci6n, el sacrificio, el amor .. .
Dice el Dr. Sussini que "Zatti tenfa una colecci6n terrible
de enfermos".
Es que sus enfermos eran casi todos cr6nicos. Conb·a ellos
se estrellaba la clinica mas encumbrada y la pericia médica mas
perspicaz. Hospital de pobres. Refugio de parias. Sin esos el
hospital de Zatti no hubiera tenido ese caracter que hace sim-
patico al Gottolengo y a las Obras de Don Orione.
En el hospital de Zatti no habfa bmocracia; pero habfa
amor. Por eso los enfermos se encarifiaban con esa casa del
dolor con un afecto que impresiona. Y ademas tenfa siempre lo
esencial: leche buena y abundante de la Escuela Agricola, car-
ne ele9ida, verdura en abundancia, cosas de que no todos los
"polichnicos" pueden alardear.
En 1946 una paciente que habia estado en el Hospital San
José y ese ano se hallaba internada e.n uno de la Capital Fede-
ra], le escribe:
"Esto no es el Hospital San Jo~ é, donde llega un enfermo a
cualqui er hora y ya Io atendieron y ya lo pusieron en la cama
también: aquf tube que pasarm e hasta la una después de medio-
dia para poder ir al lu gar que me correspondia .. . " (l)
Ob·a joven, el mismo afio 1946 desde un hospital de una
importante ciudad de la l>rovincia de Buenos Aires, le escribe
a Don Zatti:
"Le dir é que la comida es muy fea; no es como la de aya;
varias veces hemo; tenido que hacer huelga . Con todo eso, la ca-
micia sigue siendo. iguai .. . " ( 2)
(l) Archivo del Hospital "San José".
(2) Ibidem.
69

7.10 Page 70

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Cuando-el médico le preguntaba: -,(fiene camas di-sponi-
bles, Don Zatti?
-No tengo, -solia deci.r él- hay tres que "estan maduran-
do", pero no quieren irse ...
Y mientras "maduraban" él los cuidaba con solicitud ma-
ternaL Porque Zatti queria con toda el alma a su hospitaL Y no
a un hospital abstracto sino al muy concreto y palpitante de sus
viejos, cr6'nicos, tullidos y lisiados que representaban el rezago
de la sociedad. Eso era lo que él amaba. A eso se habia dedi-
cado. Por amor a Dios se habia consubstanciado con ese hospi-
tal que fue la raz6n de su vida y con los enfermos que eran el
alma de ese hospitaL Por eso creemos que cuando contestaba
al llamado telefonico diciendo "Zatti-Hospital" proclamaba
una verdad como una casa . ..
7U

8 Pages 71-80

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8.1 Page 71

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CAPITULO X
EL PARIENTE DE TODOS LOS POBRES
Zatti fue un sacerdote. Solo que en vez del sacramento del
m·den, él habia recibido el sacramento del amor. No puede
haber amor verdadero sin el sello del dolor. Nuestro buen sama-
ritano sabia de amor y caridad porque habia sido ungido por el
dolor. Diré mas: Zatti se habia abrazado al dolor y se habia
desposado con la miseria.
Una vez salia de la sala de operaciones y vino w1a seiiora
hacia él, corriendo. ''Venga, Don Zatti, venga que mi hijo esta
muy mal. Déle su bendici6n". El buen enfermero no dijo una
sola palabra. Tom6 su bicicleta y sali6 a ver al chiquillo. La
mujer lo seguia de lejos, .rezando y Horando. Zatti iba a "dar
su bendici6n" a aquel niiio. dY qué mejores manos para ben-
decir que }as suyas, un.gidas con el unguento de la caridad?
Si hay alguien que como San Pablo sf! ha hecho todo a to-
dos para salvarlos a todos, ese es Zatti. Muy a menudo cedia
su propia cama para dar cabida a un enfermo ... o a un muerto.
Su lecho era el de todos. Cuando lo habia cedido a un paciente,
él se sentaba en una silla, apoyaba la cabeza sobre los brazos
que descansaban sobre una mesita y asi dm·mia. . . Oh·as veces
tendia una frazadà en el suelo y sobre ella reposaba. Una vez
fue el Hermano Brioschi a llamarlo de noche porque en la sala
grande requerian su presencia y encontr6 que en vez de un
enfermo, tenia dos en su pieza. Y él dm·mia sentado en una
silla ...
Mario Rodriguez de Conesa y Raùl Contin de Viedma, son
testigos de c6mo el buen Zatti cedia su cama a los amigos . . .
El Dr. Pietrafraccia, director del hospital 'por tantos aiios, mmi6
71

8.2 Page 72

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en su lecho. jDichosos los muchos que se enfundaron en las
sabanas santificadas por la presencia del hombre de Dios!
Si un enfermo no podia ir al consultorio externo (que era
lo corriente) él decia: -Bueno, iré yo alla ... Y apenas sus ocu-
paciones le daban b·egua, montaba en su bicicleta y partia . ..
El chofer de D. ·Nazario Contfn se enfermo de fiebre tifoi-
dea. Durante dos meses, a las 2 de la mafiana se vio a Zatti
llegar a la casa del paciente para ponerle inyecciones. Cuando
termino la cura y el mozo sano, le pregunto: - dCuanto es, Don
Zatti?
-Y ... dcuanto va a ser? Nada..
-No pero algo debemos retribuirle ...
-Bueno: vas a confesar y comulgar. Con eso saldas toda
la cuenta ...
A veces el director del hospital le enviaba un enfermo.
.Cuando llegaba, Zatti solfa decir: -Pero si el doctor sabe que
no hay camas vacias ... Bueno: lo pondremos en la mia . . . Y
daba orden de cambiar las sabanas.
Nunca pudo decir que no al dolor o al infortunio.
Cuando pedian hielo para un enfermo, él siempre corda
en su bicicleta a llevarlo, hiciera el tiempo que hiciera. Una
noche de invierno, fria y ventosa, fue a llevar un remedio a la
sefiora de Vinent. Cuando llego le dijeron:
-Pero D . Zatti, con esta noche ...
- Y... no tengo ob·a, -dijo él con su buen humor de siem-
pre ...
Para él no habia mala gente, no habia mal educado, no
habia aprovechadores, no habia "vivos':. Una familia necesitaba
un remedio. Tenia la receta en casa. En vez de llevarla a Don
Zatti y pedirle. por favor, que les diera esa medicina de su
farmacia, le hablaron por teléfono: .-Don Zatti, venga a buscar
la receta. . . El médico que escuchaba y sabia que en esa casa
habia chicos que bien podian haberse molestado por lo menos
en llevar la receta, echaba chispas por los ojos y viboreznos por
la boca. Zatti no dijo una sola palabra. Salto sobre su bicicleta
y fu e a buscar la receta. . .
.
Su oio simple, reflejo de su alma cristalina, lo veia todo
bueno. Las cosas son del color del cristal con gue se miran. Nada
· extrafio que él lo viera todo bueno, si lo miraba a través de su
bondad ...
jQué bien lo bautizo aquel criolio que dijo que Zatti era
"el pariente de todos los pobres"!
72

8.3 Page 73

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Un indio habia llegado enfenno al hospital. Nunca habia
dorrnido en cama. Zatti lo ponia en el lecho y él al rato ya
estaba en el suelo, envuelto en una manta. Zatti le deda:
-Vamos, arnigo, asi no se duenne.
-Io no puede dormir cah·e, - deda el aborigen molesto.
Y el buen samaritano lo levantaba en vilo, diciendo como
una madre : " jUpa! jArriba!" ... Y lo ponia sobre el lecho. Y asi
por una, dos, h·es noches, hasta que se acostumbr6 "al andar
de la cama" como deda él después en S)J jerga campera.
Un muchacho del campo debia hacer la Primera Comu-
ni6n. No tenia saco. Entonces Zatti no titube6 en sacarse el
suyo y darselo. El se arreglaba con el guardapolvo. Y el mozo
muy orondo se fue a la catedral forrado con el veterano saco
de Don Zatti que se le saHa de madre por los cuah·o puntos
cardinal es.
Me contaba una seiiora que cuando visitaba a su· esposo
solfa disimuladamente dejarle unos pesos en la mesa de luz.
Sabia que los pobres andaban en apuros econ6micos, y, él qu e ·
siempre andaba de la cuarta al pértigo, hallaba todavia dinero
para los vergonzantes . . .
Enh·e los muchos desahuciados que tuvo, uno fue un obre-
ro a quien eu Fortfn Meroedes Hamaban "Pancheta". Su nombr·e
verdadero era José Rolfo. Era bajito y ventrudo. Parec:la un
barrilito. Cuando los achaques lo llevaron al hospital, él aficio-
nado como era a la mecanica (habia sido maquinista de una
trilladora) se habia propuesto inventar una nueva h·illadora que
daria ingentes cantidades de dinero para terminar el Santuario
de Maria Auxiliadora de Fortfn. Deda que habfa inventado el
engranaje de dos dientes . .. dQué bara Zatti con este peregrino
enfermo? Pues comprarle lapices, papel milimetrado, compas
y otros enseres para que el buen "Paucheta" se entretuviera .. .
Una vez le lleg6 un enfermo cuyo cuerpo era un hervidero
de gusanos. El pobre estaba a la miseria. No se sabia por donde
tomarlo. Zatti lo envolvi6 en una sabana, lo llev6 al baiio, lo
deposito en la baiiera, abri6 los grifos y lo lav6 de pies a cabe-
za. Como una bora estuvo limpiando aguella repulsiva laceria
humana. Luego lo desinfect6 y lo llev6 a la cama. Deda el
hombre que se sentia "mas liviano". No era para menos. tCon
los gusanos que Zatti habia despachado por los caiios de
desagi.ie!
En una casa de Viedma, habian caido enfermos de gripe
todos los miembros de la familia. Lleg6 Zatti con remedios.
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8.4 Page 74

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Viendo que no habia cocinera, se arremango, fuese a la cocina
y preparo un sabroso caldo para todos ...
Tenia un cuidado especial para quienes llegaban con en-
fermedades vergonzosas. Siempre les buscaba un lugar apropia-
do de modo que los demas no se percataran de ello para evitar-
les el bochorno consiguiente.
A los cancerosos se los reservaba para si. No queria que
otros los lavaran. En cierta oportunidad llego un vasco que
tenia la cara a la miseria. -Bueno, este trabajo es para mi, -
dijo Zatti y se arremango. El otro apenas se tenia en pie. Luego
que lo hubo limpiado y desinfectado, se lo llev6 al P. Miche
para que lo confesara: - "Asi lo limpiamos por fuera y por den-
tro, amigo," le decia chacoteando con él de buena gana.
También los purulentos y gangrenosos eran privilegiados.
Solo éllos curaba. Cuando levantaba la rapa y se encontraba
con un cuadro excesivamente repugnante, lo {mica que solia
decir era: "iA la maula, socio!" y comenzaba a limpiarlo.
En una oportunidad lo llaman de la sala grande. Acude.
Son las 22. Cuando llega, esta expirando un enfermo. Como
siempre, cuando fenecio , se lo cargo al hombro y ... se acordo
que tenia la morgue ocupada. Una familia estaba velando otro
difunto. Entonces no enconb·6 mejor expediente que llev:hselo
a su pieza. Lo acosto en su cama, lo cubrio y él se tendio en el
suelo y durmio como un bendito. "dNo tenia miedo?" le pre-
guntaban después.
- "dMiedo? Si los dos estabamos dunniendo . . . A los vivos
hay que tenerles miedo, no a los muertos ... Estos, ni siquiera
roncan", contestaba siempre alegre.
Una vez llevo ob·o cadaver a su cuarto. Era muy alto. Le
salian los pies por los hierros posteriores del lecho. Entonces,
"para que no estuviera molesto" le puso un caj6n de kerosene
que se los sostuviera.
En una ocasion no pudo engaii.ar al compaii.ero de sala de
un enfermo. Este falleci6. Zatti lo cubri6 con la sabana y lo
dejo. El ob·o lo llamo: -Tengo miedo, Don Zatti .. . - dY qué
te va a hacer?. -Yo tengo miedo .. .
Tuvo que cargar con él, llevarlo a su pieza y dormir, como
decia él, "el suefio temporal mientras el ob·o d01·mia el suefio
eterno" ...
Cuando habia apuro y no habia camilla a mano, Zatti.
cubria bien al o a la enferma y se los cargaba al hombro y asi
lo depositaba sobre la mesa de operaciones.
74

8.5 Page 75

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Una sefiora de Viedma, me dice que Zatti era "el faculta-
tivo de los pobres". Y asi era. Cuan~o los pobres d e los arraba-
les no tenian dinero para presentarse a los médicos, se decian:
-Vamos a ver a Don Zatti ...
Y él los recibia a todqs y a todos atendia con inmensa
caridad.
Una joven que actualmente ejerce como enfennera en un
hospital gubernativo dice que cuando Zatti la recibio, muy en-
ferma, en su hospital, a ella le dio en rostro esa sonrisa con
que el santo varon la hizo pasar. "Creia que se reia de mi" dice
ella. Mas tarde se dio cuenta de que era la alegria que él expe-
rimentaba al hacer el bien.
Mienh·as curaba solia estar o cantando o charlando ama-
blemente con los enfermos, para distraerlos o para aliviarlos
eu sus dolores. Curaba con sus granaes manos de taumaturgo y
también con sus palabras de cielo. Una vez que un coadjutor
lo vio ocupado en lavar postemas que manaban abundante pus
y que no terminaba nunca con eso, le pregunto: -~.No le hace
dafio, Don Zatti, ese oficio? -·~Dafio? - replico él, ~no sabe
Ud que el pus no tiene espinas'? No hace nada, absolutamente
nada . .. - Y seguia manipulando eso que constituye como la
hez de la especie humana.
Una noche de lluvia y de frio fue llamado para poner inyec-
ciones de penicilina. Salto sobre su bici y emprendio la marcha.
Llego empapado y temblando de frio . Al entrar le pidieron dis-
culpas por haberlo molestado con ese tiempo: - Es mi deber
venir y es deber de Uds. el llamarme, - les dijo simplemente
el abnegado religioso.
Narra una Hermana que una noche a la una lo llamaron
del colegio para una alumna grave. A los cinco minutos estaba
el buen Zatti tocando timbre en el colegio. Y la dejo "h·anquila
y consolada", dice la religiosa, "porque sus palabras impreg-
nadas de amor y caridad, producian mas bien que los remedios".
Una seiiora muy pobre tenia un chiquillo con un tremendo
forunculo. El médico que lo habia curado ya oh·as veces, le
dijo que el pequeiio no tenia cura. Y es claro: el pobrecito se
curaba si se alimentaba bien. Y eso no podia hacerlo porque la
familia vivia en la mas escualida miseria. Lo tomo Zatti por su
cuenta. Madre e hijo iban al consultorio. Ahi les hacia servir él
dos platos de nuh·itivo alimento y de ese modo salvo al niiio
con gran contento de su madre.
75

8.6 Page 76

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Tenia predileccion por la gente humilde del campo. Les
hablaba en su lenguaje. Tengo para mi que esa tercera persona
del presente de subjuntivo que Zatti siempre escribio y dijo
mal: estea ·en vez de B'Sté se le pego a fuerza de adaptarse a la
manera de hablar de los paisanos: Sobre todo para acercarlos
a Dios les hablaba a su modo. Asi una vez les dijo: - "Hay que
acercarse al fogon, muchachos". . . Todos pararon la oreja. Se
imaginaban que Zatti los estaba invitando a tornar mate o a
corner churrasco. Y él entonces les explicaba que hay que acer-
carse a Dios que es Vida, Fuerza y Luz, verdadero fogon de las
almas .. .
"Vamos a tener que meterle fierro nomas" les decia cuando
nabia que operar.
Cuando llevo el hospital a "la quinta", una mujer, al no
hallarlo se sento un dia en la plaza y d.eda enn·e si: -"Ya no
tenemos hospital". . . En eso paso Zatti en su bicicleta por la
calle. La mujer corrio hacia él gritand.o: -Don Zatti dY el hos-
pital? dYa no tenemos hospital de pobres? ...
- Si, tenemos, tenemos, -replico él sonriendo amargamente.
dComo abanqonar a esa pobre mujer? Diez minutos des-
pués la gente vio a Zatti con un enorme bulto sobre la bicicle-
ta. Llevaba el colchon a una casa que habia alquilado junto a
la, casa de Malpelli. Era para la mujer de la plaza. En pos de
ellas fueron muchas otras ...
Una noche de invierno dos hombres cuidaban de una en-
ferma. La pobre fallecio esa noche. La lleva Zatti al deposito
mienn·as, al dia siguiente, los deudos consiguen el ataud. No
tenian donde ir. Se tiraron en el zaguan. Ahi acurrucados , los
encontro Zatti. Inmediatamente los llevo a su cuarto, saco las
frazadas y se las dio. Ellos se envolvieron y durmieron bastan-
te bien. Y el buen samaritano, hecho un ovillo, sobre su lecho,
con las solas sabanas. . . Tres dias antes de m.orir, exhausto ya
y sin fuerzas para nada, queria ir a visitar una enferma. Natu-
ralmente, no se le permitio. Pero su deseo generoso era todo
un simbolo en esa hora crepuscular de su vida. El amo a su
projimo hasta la muerte. Y amo no de palabra sino de hecho.
No de lengua sino de verdad. Y amo la porcion predilecta del
corazon de Dios, que son los pobres. Todos ellos tuvieron en
él su paiio de lagrimas . Por eso la definicion que sus ami?;OS los
hombres del campo dieron de él es quizas la mas acertada: "el
pariente de todos los pobres" . ..
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8.7 Page 77

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CAPITULO XI
jLO QUE PUEDEN LOS SANTOS!
Santo es el que cumple a la perfecci6n la Ley de Dios.
Y el resumen de toda la Ley es la caridad, el amor. Los sale-
sianos, que debimos haberle aliviado el trabajo al buen sama-
ritano, muchas veces no hicimos sino aumentarselo. Y no sola-
mente era el P. director de Stroeder que le mandaba enfer-
mos y el de Fortin Mercedes que le pedia remedios y el de
Choele Choel que solicitaba diagnostico sobre la base de un
cuadro clinico de lo mas primitivo o el parroco de Conesa que
remitia la hipoteca de un cr6nicu y desahuciado: eso por lo
menos estaba penh·o de la especialidad de Zatti. Pero sucndia
algo mas serio. Cuando entraba de pe6n en nuestras casas un
quidam y después de algunos afios quedaba invalido, ya se sa-
bia, iba a parar al hospital de Don Zatti. Y ahi quedaba afios
y afios. Zatti lo cuidaba como si fuera un hm·mano. Al cabo el
anciano moria. Y era ta:mbién Zatti el que debia correr con los
gastos del sepelio. Enh·e tanto, por el colegio habian pasado
varios adminish·adores. Ninguno de ellos conocia al difunto. Ni
sabfan que tenia algo que ver con su instituto. Por otra parte,
Zatti no se preocu]Jaba mayormente por pasar la cuenta. El
decia qu~ la Providencia lo ayudaria y su magra caja milagro-
sa lo saldaba todo.
Pero es que no solamente Zatti tenia gue acuparse de en-
fermos. A veces era un inrnigrante que debia venir de Italia.
Como si nuesh·o buen coadjuctor hubiera sido un desocupado,
no se encontraba mejor camino para ello que recurrir a él. Un
labrador de Viedma, analfabeta, le da poder generai a Zatti
para que haga venir a su esposa y h·es hijos. Y he aqui al en-
fermero del hospital, atareadisimo de la mafiana a la noche,
convertido, por arte de su caridad que no sabia negarse a nada,
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8.8 Page 78

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en gestor de los mil y un tramites que deben hacerse para que
una familia enh·e en el pais: cartas, notas, telegramas, mover
expedientes, pagar sellados, etc. Y para todo esto el buen ita-
liano le habia dado 1.700 $. Con ellos Zatti debia pagar los h"a-
mites y los pasajes ...
Oh"as veces debia escribir cartas a pobladores de Italia de
parte de sus parientes de aqui. Tengo a la vista una carta que
no tiene desperdicio. El buen campesino le ha dado, una carta
para su esposa. Zatti la lee. No entiende una higa de todo aque-
llo. Entonces se decide a escribir él a la esposa desconocida.
Y aprovecha para tnezclar, junto con las noticias de la fruta y
la verdura, algunos buenos consejos propios de su espiritti apos-
tolico.
Las Hijas de Maria Auxiliadora, de Patagones, Viedma, Co-
nesa, Pedr01 Luro, y otros pueblos, recurrian a Zatti para reme-
dio~ como si él fuera el surtidor universal. En las cartas le di-
cen siempre : "por ahora, muchas gracias". Es d e esperar que
mas adelante le hayan girado el importe. Pero como hermanas
del buen salesiano, guizas mas de una vez, imitando a los her-
manos, se hayan olvidado que nuesh·a fraternid ad no llega hasta
el punto de olvidar las deudas . Los salesianos coadjutores a
quienes Zatti enviaba remedios nunca se olvidan de decirle "que
la Virgen recompense los sacrificios que hace por tantos en-
fermos ... " Pero nada mas.
A los que habian pasado por el hospital, no los abando-
naba. Cuando venian a los policlinicos de la Capitai F ederai,
el buen samaritano contestaba siempre las cartas que le envia-
ban desde aca. Una joven que firma Beba pas6 varios afios en
un hospital portefio. Le escribia siempre a su gran bienhechor
Zatti. En carta del 7 de abril de 1948 le dice:
"i Cuimta grandeza encierran sus palabras, Don Sati! Cada
palabra escrita en su carta es un consuelo para mi en estos mo-
mentos de dolor ... " ( l)
De Sh·oeder le escribe un campesino:
"Esta es para decirle que me encu entro trabajando en el
monte y hoy anelo bastante embromado. Yo creo, Seiior Satti, que
es un poco de romatismo. Creo que por hezeso de trab ajo . ..
L e ru ego encareciclament e JTIP aga el fabor de remitirme al,gun
r emedio que me pueda ser ùtil. Yo iré por ese hospital qu e tanto
bi en me hizo ... " (2)
( l ), ( 2) Archivos del Hospital San José.
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8.9 Page 79

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La fa milia del Gober11ador Tte. C11el. Le611 Q uaglia mezclada COli la fa milia
del chi/ello Molllal11a, el dia del bautizo de los hijos de este.

8.10 Page 80

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De Sierra Paileman escribe un padre de familia cuya hija
esta desahuciada:
"Estoy trabajando y cuando pueda juntar unos pesos para el
viaje, hiré a vuscarla ... " (l)
Los médicos recetaban; pero los pobres no tenian dinero.
Entonces acudian a Don Artémides. Hay muchas cartas como
esta:
"Le agrad eceria muchisimo pudi era usted mandarrrie este
remedio que va en la receta porque yo no he podido comprarlo
y por eso lepido a Usted, Don Sati. Se lo pagaré dentro de unos
dia~ porque ahora no tengo din ero. Si no pudiera igual le agra-
desco de todo croaz6n y me prepara un poquito de pomada para
el esema del nene. Espero su contestaci6n. Perdone que lo mo-
leste". ( 2)
Cuando alguien habia estado en el hospital, se hada len-
guas del rnismo. Y se creia con derecho de recomendar a cuan-
to enfermo anduviera sin dinero por esos mundos. Una sefiora
le pide reciba a una chiquilla "que ha tenido telisia y ataques
menenjitis" (!) y como la familia es pobre, recurren a Zatti.
Del campo le escribe uno que firma con el pere~rino nom-
bre de Siriveredo Peres. Data la carta en "Sanantofio' . La parte
inteligible de la carta dice asi:
"Ai le mando cincopeso no le puedo mandarle mas asi le
ruego encarecidamente me la tenga porque io no puedo tenerla
en el campo tirada y me manda d esir que enfermeda tiene ... " ( 3)
Una maestra de Rucu-Luan le envia un muchacho para
que lo haga operar. Un paisano de Maquinchao lepide le envie
las cartas que lleguen al hospital y lo llama Antimir Zatis. De
San Antonio Oeste una mujer muy pobre le pide le despache la
receta que le adjunta. "En cuanto yo tenga plata le voy a
mandar" le dice.
Un viejo poblador italiano socio fundador del Cil·culo de
Obreros de Viedma se halla en precaria situaci6n. No sabe es-
cribir. Zatti se encarga de escribir una nota a:l presidente de la
Instituci6n para que lo ayuden.
D esde Ezeiza, Buenos Aires, le escribe un ex-paciente del
hospital. Esta separado de su mujer. Quiere saber algo de sus
hijos. dA quién recurrir? A Zatti. Le pide el 17 de octubre de
(l), (2), (3) Archivos del Hospital San José.
80

9 Pages 81-90

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9.1 Page 81

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1949 que vaya a la casa donde esta su e-'f>osa y "con pulitica"
averigi.ie "como quien no quiere la cosa" si las hijas estan bien
y si todas estan en Viedma.
Los jueces de paz de tantos pueblos del interior del tetTi-
torio no tienen inconveniente en firmar certificados de que
fulano "es deficiente por completo, es decir, pobre". Con ese
cePtificado ya el buen hombre se venia a Viedma. Y una vez
ahi, iba de rond6n al hospital de los pobres.
Impresionan las cartas que le escriben los presos desde la
carcel. Uno dice:
"Aca me tiene, mi bum senor, olvidado hasta boy de la jus-
ti cia humana ... Como hombre y educacionista y an te Dios, q ue
bien lo sabe, no he cometido ninglin delito. Solo hay maldad en
los hombres sin sentimientos cristianos y el vil ensaiiamiento que
ha enlodado la reputaci6n de un caballero. . . Una oraci6n suya
a Dios Nues tro Seiior valdra miles de veces mas que las mias..." (l)
Sabiend~ algunos la admiraci6n que el ministro de Agricul-
. tura de la Naci6n tenia por Don Zatti, acuden a él para que les
recomendaciones. De ese modo consigui6 puesto para varios.
Uno de los casos en que ray6 mas alto la caridad y la dia-
léctica de Zatti fue la conversi6n de Lautaro Montalva. Era
este un chileno revolucionario. Alto, ma~ro, de revuelta mel e-
na, ojos centelleantes, solfa vestir un ' overall" salpicado d e
lamparones de grasa. Habia sido oficial del ejército de su pah·ia.
D eda gue habia combatido en Peru y Bolivia. El hecho es que
al hombre le gustaba el olor a p6lvora. Cuando en un 25 de
Mayo las autoridades de Viedma le dieron un caii6n v un
sargento para que pusiera un poco de animaci6n en la dormi-
da ·apacibilidad de la pequeiia capitai, el ".Chileno" recorri6
las calles de Viedma y de tanto en tanto car~aba al caii6n v
daba la orden: "jSargento: fuego a la pieza!". El sargento dis-
paraba. todo Viedma temblaba ante el estampido y los vidrios
de diez casas a la redonda caian hechos afiicos. Fue la primera
y ultima vez que le dieron a Montalva tamaiia franquicia .. .
En mi niiiez lo he visto en unas efemérides pah·ias encara-
marse en la tribuna de los oradores oficiales y arengar fogosa
y demag6gicamente al pueblo. Hablaba el turbulento obrero
contra todo lo sa-grado y profano: contra la autoridad, contra
los ricos, contra el clero, contra la burguesit-t. Su elevada talla
(l) Archivo del Hospital San José.
81
6.

9.2 Page 82

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se agigantaba sobre Ìla tribuna. Sus largos brazos paredan rayos
que se dibujaban sobre la diafanidad del firmamento en aquella
tarde invernal.
Montalva tenia una familia numerosa. En eso habia cum-
plido bien la Ley de Dios. Quizas por eso el Seiior lo bendijo.
Vinieron aiios malos. El "Chileno" no hallaba b·abajo. Los chi-
quillos pedian pan. El, en vez de ir a buscar h·abajo, se iba a la
taberna para ahogar las penas en vino. La miseria se asomaba
a su casa. Para peor, un mal dia se cay6 a un pozo y se quebr6
una pierna. Ya entonces vivia en los qrrabales de Viedma, en
una endeble casita de madeta. Ahi lo habia conducido la mise-
ricordia de ·Dios como de la mano. El hombre se revolvia, deses-
perado en el ·catre. No tenia dinero para pagar méd.icos, los
amigos que ep sus horas de apogeo lo habian azuzado para que
despob·icara contra el orden y la jerarguia, habian desapare-
cido. Ninguno se llegaba hasta la humilde choza de Montalva.
Creia morirse, no tanto de dqlor fisico sino de amargma moral:
ahi solo, sumergido en la miseria, sin dinero, sin amigos y rodea-
do de hijos famélitos y harapientos.
Fue en ese momento cuando Dios lo mand6 a Zatti. Ape-
nas supo el buen samaritano que el "Chileno" estaba grave y
que necesitaba del médico, salt6 sobre su bicicleta y enderez6
hacia la Plaza San Martin, sigui6 por un camino lleno de ba-
ches y fue a golpear a la puerta de la casita de madera. El anar-
quista que habia en Lautaro Montalva, de primera intenci6n se
rebel6 contra aquel enviado del dero. Artémides no hizo caso
del primer centellear de sus ojos. Enh·6. Su sonrisa pma y su
trato llano y cordial, parecieron iluminar la pobreza de aquella
choza. A las primeras palabras ya Montalva era otro. A la tar-
de volvi6 el enfermero con remedios y con alimentos. Entre
tanto el obrero meditaba: los amigos que un dia se sirvieron
de él para arrojar la piedra y esconder la mano, 1o habian
abandonado. El unico que lo visitaba en la penumbra de su
infortunio, era uno de sus adversarios o o o iy c6mo lo hada! o o o
jCon qué caridad materna!! . . . iCon qué alegria de santo dibu-
jada en el rostro! Esto que el "Chileno" habia meditado en la
soledad de su alma; se lo dijo casi a gritos a su esposa. esa noche
de insomnios y de luchas inte"rnas. Después llegaron las vicen-
tinas. Ellas cumplieron la misi6n que Zatti habia exitosamente
comenzado. Pero el buen coadjutor no lo abandon6 mas. Fue
desde entonces sù consejero, su mentor, su amigo, su padre,
porque lo habia engendrado a la gracia. Cuando estuvo prepa-
82

9.3 Page 83

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rado, se dispuso a recibir el Bautismo. Era de noche. El P.
Antonio Fermindez, a la saz6n parroco de Viedma, lleg6 a
las 22. Antes de recibir las aguas bautismales, Montalva quiso
arengar una vez inas a la gente. Pero esta vez lo bada en un
tono completamente distinto. Al1ora no hablaba Marx por su
boca sino Jesus de Nazareth. Ahi, sentado en el lecho, con el
cabello enmarafiado aquel hombre era un nuevo Clodoveo que
estaba "quemando lo que habia adorado y adorando lo gu e
habia quemado". Zatti, en e'l rinc6n de la pieza, lloraba de
emoci6n ... De las fogosas arengas del popular tribuna, fu e sin
duda aguella, la ultima, la mejor de todas . . . Habl6 de su arre -.
pentimiento ~incero, de su vut;Jlta a ese Dios q ue. él nunca habia
conocido, de lo que puede el amor cuando, como el de Don
Zatti, era sincero y c01·dial. Todos escuchab an mudos en ,]a
semioscuridad del cuarto paupérrimo. A todos le~ pareda oir
tma voz que venia de ultratumba . . .
Despu és se bautizaron sus hijos. Fue padrino el Goben{a-
dòr Ten. Cor. Le6n D. Quaglia. D esde entonces Montalva fue
un c01·dero. M§lnso y humilde, entmba rengueando en la cate-
dral y se guedaba mirando largamente el sagrario, teniendo a
dos de sus hijitos al .Iado. Rezaba a su modo. Pero rezaba bien.
Su alma se orèaba en la placidez vespertina del tempio .. .
Muri6 poco después de recibir e'l bautismo. Zatti lo habfa
llevado al hospital. Yo tuve oportunidad de verlo la noche mis-
ma de su deceso. Como .viéramos que respiraba muy trabajo-
samente, le ofrecimos oxigeno, porque - le dijimos - "parece
que le falta aire". "La vida es lo que me va faltando" respondi6,
con energia, como arrojando los ùltimos restos de su gallardi.a
auténticamente varonil. . .
Después dijo: - "Ahora que estoy bautizado, no sabe cuan-
to deseo morir" . . . Repos6 un poco y 'luego aii.adi6: -"Pero Ud.,
Padre, haga todo lo que tiene que hacer conmigo : déme los
sacramentos que debe recibir un cristiano". El P. Fernandez le
dio la santa Unci6n y lo preparo a bien morir. Poco despu és
Lautaro Montalva se d01·mia placidamente en el Sefior, ameo-
lado con la inocencia bautismal ...
Al volver entonces a la vieja casona del primitivo obispa-
do, yo iba pensando: -Dichoso él. ..
Y a rengl6n ·sep:uido, recordando la gesta de Don Zatt.l:
-jLO gu e pueden los santos! . ..
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CAPITULO XII
BIENAVENTURADOS LOS MANSOS . ..
D ebemos amar a nuesb"os pro)lmos como dice San Juan
no de lengua y de palabra, sino de obra y de verdad". (l)
Artémides Zatti am6 asi a sus semejantes. Y este mandamiento
gue a primera vista parece f::\\.cil, en la pra.ctica esta tan erizado
de dificultades que quien lo practica bien, es un santo. Porque
para cumplir el "mandamiento nuevo" de N. S. Jesucristo hay
que pensar bien de todos, hablar bien de todos, hacer bien a
todos y soportarlos a todos . . . Y esto, es claro que en la prac-
tica se hace sumamente diHcil.
Nuestro buen samaritanq no pensaba mal de nadie. Para
él todos eran buenos. Todos hijos de Dios. En ese mecanismo
complicado de un hospital hay enfermos, empleados, enferme-
ros, médicos. Es natural que Zatti, que debi6 moverse durante
48 afios dentro de ese elemento haya encontrado algun colabo-
rador que fue verdadera espina para él. Personas que en vez
de ayudarle, lo obstaculizaban. Con la mejor de las intencio-
nes quizas: creyendo hacer un bien. Pues, Zatti, no pensaba
nunca mal de ellos. Una de sus mas adictas enfermeras ha escr;..
to de él: "Este santo var6n ya estara gozando de Dios; norque
como no sabia juzgar a su pr6jimo, Dios no habra tenido que
iuzgarlo a él". . . Sentencia perfectamente conforme con el
Evangelio: "No juzgUéis y no seréis juzgados". (2)
Dice una maestra jubilada que pasa su ancianidad en el
hospital San José que "Zatti nunca habl6 mal de nadie y si
otro hablaba mal de alguien, él lo defendia":
(l) Epistola Primera, Cap. III. Vers. 18.
(2) San Lucas, Cap. VI. Vers . 37.
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Cuimdo debi6 trasladar su hospital .del lugar en que est a-
ba a la Escuela Agricola, no faltaron los que aventmaron tal
cual palabra hiriente contra quienes se creia fuesen los culpa-
bles de aquel "atropello". Zatti sufda en silencio. A veces se
le empafiaban los ojos de lagrimas, le corrlan estas por las
meji.Jlas rugosas; pero no decia una sola palabra de censura
para nadie. Y cuando algunos se desmandaban delante de él,
Zatti saHa siempre en defensa de los incriminados.
Una vez sali6 de su hospital una enfermera a quien òl le
habia ensefiado el oficio y se fue a trabajar ~ otro donde ganaba
dinero y se abria camino en la vida en esa forma. No fal.taron
algunas compafieras que delante de D. Artémides lanzaron la
piedrecilla de una cdtica malintencionada. El buen samarituno
inmediatamente sali6 en defensa de la enfermera.
Un dia 25 de Mayo, para celebrar las efemérides patrias
con su personal, permiti6 a las enfermeras que, con un calen-
tador de kerosene, hicieran unas inocentes tortas fritas. Al en-
cargado de la cantina parece que agnello le pareci6 tin enorme
despNfarro, porque reprendi6 a las empleadas. Estas se fue;:on,
mortificadas, a Don Zatti. Y él, sin decir una palabra d e repro-
che ni de amargura, les dijo qu e apagaran el calentador ...
Hay personas que cuando estan sanas son suaves; .Pero
con la enferrnedad se tornan irascibles. Toda la vida de este
buen enferrnero se desliz6 enb'e enfermos y por lo tanto, enh·e
personas impacientes, afectadas de los n ~rvios , propensas a la
internperancia verbal. Y bien: él fue siernpre manso y paciente
con todos. Lo llamaban a medianoche. Media bora despu és, oh·o
l'larnado. Apenas habia cerrado los ojos, nuevamente lo llama-
ban. Era como para perder la paciencia. El .no. Dice una de las
enfermeras: "Siempre se levanto de buena voluntad, sin poner
obs ta culos" .
A esos enfermos regafiones, a los cuales nada les satisfacia,
él se empefiaba en buscar lo que les apetecia, cuales eran las
preferencias en punto a comida y, denh·o de su pobreza, les
procuraba todo lo gue pedfan. Sobre todo para los pobrecitos
desahuciados tenia ternuras maternales. Les preguntaba siem-
pre "gué gu erfan comer". Y les daba todo lo que pedian. sabien-
do que era guizas la ultima satisfacci6n gue el desdichado podfa
disfrutar y el ultimo favor gue él podia procurarles . ..
arra una enferma:
"Llegué con todo el cuerpo enyesado, p ero podia caminar.
Pronto comencé a ayudar en el hospital atendi endo a los que no
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podian moverse y aprendiendo el cuidado de los enfermos "por
amor de Dios" cosa gue solamente se aprendia al lado de Don
Zatti. Cuando era él quien los curaba, solia cantarles, como una
madre a sus hijitos. Les hablaba de Dios, les pedia que se some-
ti eran a su santa voluntad, pues él era un hombre eminentemente
espiritual ... " (l)
Un dia encontr6 a dos religiosas Hijas de Maria Auxilia-
dora que volvian de visitar a un enfermo. Era ya inediodia.
Hacia mucho calor. Viendo Don Zatti que debian caminar to-
davia un buen trecho para llegar al colegio, llam6 inmediata-
mente a un auto de los que estaban estacionados en la plaza
esperando pasajeros, y las hizo subir, pagando él, de su pobre
bolsillo lo que marcaba la tarifa. Asi era él: ese "lujo" de tomar
un coche que jamas se permiti6 para si, lo proporcionaba de
buen grado a los oh"os ...
La paciencia muchas veces es la medida caba:l de la cari-
dad. Y la cari:dad es el pah·6n oro de la santidad auténtica.
Zatti tuvo siempre una paciencia de Job. Cinco dias antes de
morir nuesh·o biografiado, un buen sacerdote, cuyos antojos
seniles ponian a prueba la virtud de cuantos estaban en el hos-
pital, se le acerc6 a la cama donde el buen samaritano aguar-
daba la muerte, para que le pusiera la sotana ya que él no
podia hacerlo. Y el bueno de Zatti, sac6 su diesh·a de bajo :las
colchas y se esforzaba inutilmente por compiacerlo. Lleg6 el
enfermero y lo enconh·6 en esa actitud. En ese momento Arté-
mides se me antoja un simbolo: el simbolo de la caridad ll~vada
hasta la muerte ...
Zatti era exquisito en su caridad. Un dia cay6 en su hospi-
. tal un buen hombre que habia h·abajado muchos afios en nues-
h·os co:legios, sobrè todo en el de Fortin Mercedes. Se llamaba
Luis Nai. Era analfabeta. La hemiplejia le habia cerrado el
horizonte a toda actividad. De ese modo el buen hombre, que
fue siempre laborioso, iba al nosocornio pensando en sepultar
tristemente su vida en la inacci6n. Iba pensando que ya no
veria mas a su "l?ichicho", como Barnaba él a su can predilecto ,
y a sus gatos que formaban su unica familia en este valle de
lagrimas ... Pero a.Ua lo recibi6 Zatti. Y sabiendo que Nai era
aficionado a los animalitos, pronto le consigui6 una jaula con
canarios, luego dos y hasta h·es de éllas. Al mismo tiempo él
mismo le aparej6 un sistema muy ingenioso de cuerdas, palan-
(l) Carta al autor.
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cas y goznes, de modo que el anciano, con la unica mano que
podia utilizar se arreglaba para ah·aer a si las jaulas, abrir las
portezuelas y dar alimento y bebida a sus canarios. Y como si
Don Zatti no tuviera otra cosa que hacer, él mismo le llevaba
alpiste, huevos duros y lechuga para el almacén de los alegres
pajarillos que pagaban con sus gorjeos 1la comida que les daba
Nai y su canto era quizas, en los designios de Dios, un himn o
a la exquisita caridad del buen samaritano.
Nai era un alma de Dios. Pero hubo otros hemipléjicos que
eran desbocados y mal hablados. Zatti tenia para con ellos la
misma paciencia y bondad. Hubo uno asi a quien el buen Arté-
mides soporto catorce aii.os. Era un pobre hombre que ambu-
laba por las calles, ganandose :la vida con "changas". Le gusta-
ba la bebida. Una vez unos muchachones imprudentemente lo
llevaron a un bar, echaron en un jarro cuanta bebida fuerte
habia en él y luego se lo hicieron beber. El resultado fue una
borrachera de ordago y como consecuencia la hemiplejla. Fue
a parar al Hospital San José. Zatti ·lo cuidaba con cariii.o aun
cuando el paralitico solia corresponder con insolencias.
Con indecibles sacrificios habia Zatti comprado una auto-
clave para esterilizar los materiales que debia emplea.r en las
operaciones. Estaba encantado con esa conquista de su hospital.
Quinientos pesos le habia costado. Era una fortuna en aquellos
tiempos. Y ·bien: enh·e 1los ayudantes que él tenia, habia uno
que era muy descuidado. Y precisamente a este mozo le toco
manipular la autoclave. No habia otro. A los pocos dias nomas
ya sucedio lo inevitable: el joven se olvido de echar agua al
tanguecillo. La loza salto. El aparato quedo inutilizado. Los
empleados esperaban que Zatti le cantara las cuarenta al mu-
chacho. Zatti no le dijo una sola palabra. Solo le oyeron decir:
-Dios me la dio y Dios me la quito: bendito sea su santo nom-
bre ...
Habia algun médico que tenia muy buena mano para ciru-
jano, pero muy mal caracter para tratarlo. Su esposa le pregun-
taba a Zatti una vez: -dComo hace Ud. para aguantarlo?
-Vea, seii.ora, repuso él, yo lo dejo desahogarse: se le pasa
solo ... Y cuando este u otro médico en sus arranques de colera
se desataban en palabras de grueso calibre, se veia al buen
Artémides mover levemente los labios: jestaba alabando a Dios,
diciendo jaculatorias!. . .
.
En una transfusion de sangre, Zatti ayudaba a un médico.
Le alcanzo una jeringa. El galeno la miro, vio que la aguja era
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deficiente. Lleno de enojo, entonces, arrojo la jeringa al suelo,
diciéndole: -No sirve . . . El buen Artémides serenamente levan-
to el instrumento del suelo, lo limpio, esterilizo, le cambio la
aguja y se lo entrego con la sonrisa de siempre en las 'labios.
Fue en tonces cuando el médico dijo: -Si Zatti no entra en el
Cielo, no entra nadie ...
Hubo en el hospital una persona que vivio en él tantos
aiios como Zatti. La llevo del campo en 1894 el P. Bonacina.
Era "la muda". Estuvo ahi 48 aiios. Llego varios aiios antes .que
él. Era de una familia de Guardia Mitre. Como era hija natura!,
no la querian. Un dia se cayo al jagiiel. Del susto quedo muda.
Y abandonada . . . Iba tràs las ovejas y, como ellas caminaba
en cuatro pies. Llego al hospital. Por primera cosa, fue necesa-
rio enseiiarle a caminar erguida. Nunca pudo llevar vestidos
como las corrientes. Por muchos aiios se la vistio con una arpi-
llera muy resistente. Mas tarde ya pudo llevar vestidos mas en
consonancia con las de las demas pero siempre fue soberana-
mente destrozona. La atraian las colores vivos. Por esa no le
podian poner ropa . Rompia la tela y la hacia tiras que lue~o
escondla en cualquier parte. Tenia una muiieca gue cuidaba
con solicitud materna!. Cuando alguna chica aparecia con mu-
fiecas, ella se ingeniaba para robarselas. Una vez habia compra-
do Zatti una cantidad de repasadores con vivos color rojo. Al dfa
siguiente, "la muda" les arranco todas las franjas de color y -las
escondio. La religiosa que las habfa lavado y tendido no se daba
razon de donde podian haber ida a parar. Al cabo se dieron
cuenta de gue "la muda" las tenia hechos trizas debajo del
cajon de kerosene donde ella siemnre se sentaba.
-Péguele. . . -le diieron a ·D. Zatti algunas enfermeras.
-RétP.Ja . .. - le pidio la Hm·mana. -No, pegar no .. - contes-
to el buen salesiano escandali zado. Y retarla ~par a qué? ~qué
entiende ella de retos? ...
Cuando molestaba mucho la ponia en la morgue. Y esa
porque era el ùnico lugar libre oue ·tenfa entonces el hosnital
v norque para ella la morgue no tenfa el caracter macabro aue
tieJlF~ nara todos las seres normales. Tanto es asi que se acos-
tumbro a ese lugar. Y sola se iba a la PVll'!!tW como. a su alcoba.
Una vez estaban velando a una joven. En un momento en que
h'>bfa ouedado solo el cadaver. entro "la muda". A la luz morte-
cina de las cirios, via el resplandor de las zapatos de charol,
{mica prenda de lujo que se llevaba la pobre mucharha. Est11-
v0 un rata ahi y lu ego desaparecio. Después llego Don Zatti;
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viendo que la difunta no tenia los zapatos pregunto al emplea-
do, lla.mado Celestino, por qué no le babian puesto los zapatos :
- Yo se los puse, Don Zatti, - contesto aquel.
-2,Y como esta sin zapatos?
-No sé, vamos a ver .. .
. Y mientras iban bacia la morgue vieron a "la muda" force-
jeando por ponerse los relucientes zapatos: jSe los babia robado
a la muerta! . ..
-Péguele, -repetian las enfermeras. - Asi va a aprender.
Ud. la esta malensefiando . ..
-Pobrecita, -deda él-, ya demasiada b·agedia lleva enci-
ma para que nosoh·os que razonamos, le aumentemos sus penas.
En el bospital la llamaban "Chicbo". Y ella contestaba a
ese peregrino sobrenombre: -"Cbicbo" ahi viene Don Zatti,
-le dedan. Y ella en seguida se ponia alegre. Tan bondo ha-
bia llegado .este santo varon al alma tenebrosa de esa criatura
con su santa paciencia, que las unicas senales de lucidez que
ella daba eran para agradecerle porque le regalaba ·niunecas y
sonrisas.
Una vez encontraron en el fondo de un barrii de agua de
lluvia una cantidad enorme de cuentas de rosario. "Chicho"
las habia ida arrojando a medida que las iba hurtando por ahl.
- Réteila -le pedian al bueno de Zatti. Y él11eia de las ocu-
rrencias de "Chicho"... Tanto llegaba a su alma que con la Hna.
Severina habian logrado hacerla comulgar. Dos o b·es veces
al ano "Chicho" comulgaba comò cualquier hija de vecino.
Oh·a vez fue a la morgue y enconh·o que un senor italiano
estaba velando a su esposa. Le habfa puèsto el rosario en las
manos. "Chicho", apenas vio las lucientes cuentas, enderezo
bacia ellas. Como tenfa el rosario enredado enb·e las manos. la
muda arreaba con él y con la difunta. Entonces el marido, ade-
lantandose le gritaba, llm·ando : -Lascia sta: é la mia donna ...
Lascia sta .. .
Pero "Chicho" no aflojaba. Tuvo que intervenir Zatti y
llevarse buenamente a la pobre muda ...
Una vez recibio un muchacho del campo. Cuando sano.
no sabiendo a donde mandarlo que no se pervirtiera, prefiri6
dejarlo en el hospital: -Para algo va a servir, - deda Zatti. Y
sirvi6. jVaya si sirvio! Sirvio para ejercitar la paciencia d el san-
to var6n. A los pocos cUas nomas, le dio 50 $ para que comprara
tubos de goma gue necesitaba.
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Cuando la Hermana Méndez supo que le habia dado dine-
ro al novel empleado, le advirtio: -No va a ver Ud. mas ni
a él gi a los 50 pesos ...
-No hay que pensar mal. . . - respondio al punto Don·
Zatti.
·
. Cuando pasaron dos horas , la religiosa le dijo: - dHa visto?
Ni él ni los 50 pesos. . .
·
- jEh!, - decia Zatti con paciencia- hay que esperar ... hay
que esperar .. .
Esperaron hasta el mediodia, toda la tarde y solo a las 19
regreso el pobre muchacho hecho una cuba. Iba con una bo-
rrachera superlativa. Al entrar, cayo redondo en medio del za-
gu~n del hospital. Zatti lo levanto en vilo, lo Bevo, como una
madre, a la cama, lo d espojo, lo puso en ella, lo arropo bien
y lo dejo dormir la mona ...
-jRételo! - le decia la Hermana Méndez ... - Eh, dqué lo
voy a retar si no entiende nada! dNo ve que es perder tiempo?
-replicaba Zatti sonriendo.
Le registro los bolsillos. Le quedaban 46 $. Con cuatro
pesos se habia embriagado el pobre mozo . . . Cuando desperto,
Artémides lo interrogo: -jAh, pillo! dno me trajiste la gomita?
-No la encontré, Don Zatti, -dijo el otro todavia envudto en
los vapores del mosto ... -dY el vino lo encontraste, verdad? . . .
Esa fue toda su reprimenda ...
Asi Zatti se ganaba los corazones. jCuan cierto es lo que
h a dicho Nuestro Se:fior: "b~~naventurados los mansos porque
ellos poseeran al tierra"!
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CAPITULO XIII
LLENO DE GRACIA
Ningun hombre tiene tanto derecho a estar alegre como
el santo. Yo creo a pie juntillas en la santidad de Zatti porque
fue un ho\\nbre cordialmente alegre. A él la alegria le venia de
adentro. Era gozo verdadero. Otros buscan la alegda afuera:
en el alcohol, en la danza, en el ·espect{teulo. . . Ese es un gozo
que pasa y deja amargura en el alma, como el vino deja la hez
en el fondo de la cuba. Nuestro coadjutor estaba permanente-
mente alegre, El contento en él era un estado de alma. Vivfa
connatmalizado con la alegria. Por eso era feliz. Era un hom-
bre festivo. Tenia gracia nativa. Todos cuantos conversaban
c9n él debian, por necesidad casi biologica, sonreir, porque es-
taban en pres encia de un hombre ll eno de ~racia. . . j Qué ber-
moso es esto! Que tm hombre que vivi6 en mtimo contacto con
el dolor haya vivido en perpetua alegria. . S6lo la pd.ctica del
Evangelio es capaz de darnos este maravilloso claroscuro.
Zatti tenia unas "salidas" que asombraban a los que pien-
san y hacen reflexionar a los casquivanos. Cuando él decfa, por
ejemplo, que "el dolor nos viene de balde: J?Or eso no tenemos
derecho a quejarnos", para un despreocupado, era una ocurren-
cia, pero para el hombre que piensa, esa sentencia tiene su
significado muy hoi1do. . . Tenia también sus sofismas que le
servian para remediar su insanable pobreza. Una vez utilizaba
una aguja de iqyecciones torcida. Se esforzaba por hacerla
penetrar en el musculo: -Pero, Don Zatti, le decian , -~c6mo
va a entrar esa aguja si es ta torcida? -. Y él contestaba: -~Y
acaso no corre el agua por las acequias aunque estas sean tor-
tuosas? ...
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Un viejo libro de medicina estaba siempre sobre su escri-
torio. Le preguntan para qué tiene ese libro si no lo usa y él
contesta con otra pregunta: -Digame Ud. dSe alimenta ese li-
bro?
Un médico le deda que agitara bien las ampolilas, antes de
poner las inyecciones, porque adentro andaban "millones de
cadaveres en suspension"·: - Y bueno, respondio Zatti, si son
cadaveres, dejémoslos tranquilos ...
. Alguna vez algùn médico solia blasfemar porque no le sa-
Ha bien la operacion. Zatti no lo reprendia, solo le deda son-
riendo: -Doctor, Dios no lo escucha a Ud. cuando blasfema . ..
Una vez estaba operando con dos médicos. D e repente
oyo gue un lefiador gue llegaba del campo, voceaba "lefia bue-
na y barata". Al punto el buen samaritano sale corriendo de la
sala con los guantes puestos, se detiene en la puerta del hos-
pital y le grita: -Che, veni dcuanto querés por el carro? - Diez
pesos, le contesto el lefiador. -Bueno, a.fiadio Zatti, descargalo
en el galpon . -No, replico el ob·o, es que yo necesito plata
y Ud. seguro que no tiene . . . -Claro que no tengo, dijo Zatti,
pero cinco te puedo dar ... Anda pronto que es para· calentar
a mis pobres enfennos. . . Y mienb'as discutia con las manos
enguantadas en alto, los médicos echaban sapos y culebra:s en
la sala de operaciones ...
Si habia un enfermo que estaba muy grave y 1lroximo a
expirar, cuando el médico le preguntaba como seguia. él solia
decide: -Respira cm·tito ... En uno de los ùltimos d1as de su
vida, cUando ya apenas se le entendia lo que queria decir, el
Dr. Sussini le pregunto: - dComo vamos, Zatti? Y él esforzan-
dose por sonreir, le contesto: -Respirando cm·tito nomas . . .
Un dia le dijo a un viejo del campo gue al dia siguiente
le iba a dar un matecito. El hombre se lleno de alegria. Final-
mente iba a saborear la suspirada infusion criolla. Pero cual
no seria su sorpre~a cuando Zatti se le fue con tamafia jeringa
y le aplico un enema de dos litros . . .
C1mndo veia que algùn muchacho tei)ia un remiendo en
las posaderas, solia decir la siguiente cuarteta:
Mi madre me hizo un remiendo
en medio d el pantal6n
y al mirarlo, parecia
la forma de un coraz6n ...
Para convencer a alguno que solia hablar mal de los que
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roban, acostumbraba a decir: -Sf. todos gritan: jal lobo! jal
lobo!, porque se come un cordero. Y Uds. vamos al caso dcwin-
tos corderos han comido? ...
A un hombre le habia dado un remedio. Luego le pregunto
como le habia sentado: -1Ay, Don Zatti, replico, me ha pues-
to Ia cabeza yo no sé como! ...
Y el buen coadjutor, cantando le decia:
Amigo de mi tristeza :
yo te he man dado al es t6mago,
tù, te vas a la cabeza ...
Cuando alguno era reacio para ir a la iglesia, pero pronto
para frecmintar el "boliche", Zatti solia decide:
Yo no voy a la ig le: ia
porque estoy cojo;
mas voy a la taberna
poquito a poco ...
Acostumbraba a cantar, delante de algunas seii.oritas a
quienes preocupaba demasiado el cuidado exterior; con la mu-
sica de la popular copia "Salite de la esquina":
Tenemos cuando nifi os
color de rosa,
un cuerp ecillo déb il
y un alma hem1osa:
pero al !legar ~ .viejos,
el cuerpo se broncea,
todo se afea . . .
A un viejo botero llamado Roque que tenia en la sala gran-
de, lo saludaba a diario con este pareado:
"L'anno 84 già correva
Allor che a Montpellier Rocco nasceva" ...
En los buenos. tiempos, representaba en el teatro; quedo
célebre desde que, una vez, hizo el papel de chino.
El tenfa sus formulas para es tar alegre y echar lejos de si
las penas. SoHa decir siempre: "Animo, valor y fortaleza" co-
mo arengandose a si mismo. Cuando un enfermo se quejaba,
recurria a su inagotable espiritu de fe y le esp etaba: -Mas
sufrio Nuestro Seii.or ...
Un dia uno de los médicos le pregunto: -dEs Ud. feliz,
Don Zatti?
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-Mucho, dijo el santo varon, ~y Ud.?
-Yo no ...
- Vea, -le dijo entonces él, como dandole una receta: - la
felicidad de cada uno esta en si mismo. Esté Ud. contento y
conforme con lo que tiene; tenga lo que tenga : eso es lo que
quiere Dios de nosoh·os. Lo demas lo llena El.- Cuando algunas
enfermeras le preguntaban como podia ~l llevar unas ropas su-
cias y con un olor pestilencial, él replicaba: -Es olor a cris-
tiano, nada mas. . . "El peor olor es el olor a hombre", solia
decir.
Su alegria desbordaba también cuando estaba curando a
los enfermos. A veces, no se sabe si era para entret.enerlos, pa-
ra distraerlos o bien porque su alma rezumaba alegria: el hecho
es que él curaba y cantaba. A una chica que siempre andaba
a fuerza de vitaminas, le dijo una vez: -Mira: a esta sefiora
la llamamos Catalina de Sanchez, a ti te llamaremos Vitamina
de Caldo. . .
·
Cuando una enferma se cansaba de estat enyesada y se
impacientaba, Zatti solia decirle: -Esté tranquila, sefiorita, ya
le sacaremos el cascar6n.
Mientras llevaban unas enfermeras un cadaver, él les ha-
da reflexiones: - Primero reir, después llorar y sufrir, después
que en paz descanse y que por aqui no vuelva . .. Esa es la vida.
Dice uno de sus colaboradores de los primeros· tiempos,
D. Augusto Rébola, que Zatti ·"se hada deseable como com-
pafiero por salidas jocosas y sus cuentos amenos".
.
y esas ocurrencias de buena ley tenialas él a flor de labio.
Una vez se despedia un hombre del campo. Habia pasado va-
rios meses en el hospital. El buen hombre estaba agradecid!-
simo por lo mucho que Artémides habia hecho por su salud.
En trance de expresar el campesino su gratitud, no sab'a como
hacerlo. Hasta que rompio a hablar mas o menos asi.: -Much<J.s
gracias, Don Zatti, por todo. Me despido de Ud. y d éle muchos
recuerdos a su esposa, aunque no tengo el gusto de conocerla...
-Ni yo tampoco, -le contesto Zatti, riendo de buena gana ...
Un pobre labrador que tenia la mania de curar todo con
kerosene, con peligro de producir alguna afeccion morta!, le
pregunto, delante de otros: -~No es cierto, Don Zatti que el
kerosén es muy bueno?
-Si, - contesto el interpelado- jes muy bueno .. . muy bue-
no. . . para la lamparal
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-Don Zatti, -le dijeron una vez algunos realmente agrade-
cidos por su caridad, -a Ud. habria que levantarle un monu-
mento .. .
- Vean, es mejor que me lo den en efectivo, para algodo-
nes, gasa y alcohol, -les contesto con toda sencillez. ·
Una vez fue una sei'iorita muy pintarrajeada a pedirle un
peso. El hombre gue no sabia negar nada, se lo dio; pero cuan-
do ella se alejaba, élle improviso esta seguidiJb:
Pura parada,
pura parola
y la olia hirviendo
con agua sola ...
Le gustaba tornar sopa en abundancia. En cambio no co-
mia mucha carne. Por eso él solia decir gue era "mas sopero
gue carnera" ...
-~Como ha amanecido? -le preguntaba un enfermo nuevo
a Don Zatti.
-Como pich6n en el nido, -le contesto él.
Una ninita gue habia llegado del Bajo del Gualicho y te-
nia un terror panico a los médicos, a las medicinas y a los ins-
trumentos, cuando Zatti la hubo cmado al son de sus infalta-
bles canciones, le dijo a la Hermana:
-jQué giieno este dotar!. ..
Es que él sabia poner no sé qué sal en su palabra y no
qu é dulzma en su expresion, que cautivaba. · Sus "salidas"
tenian siempre gracia.
Un dia iba, cachaciento, sobre su bicicleta mientras la .
lluvia caia sin cesar. Un médico que lo alcanzo, le dijo: -Va-
mos, muévase un poco ...
-~Para qué?
-Y ... jpara no mojarse!
-~Y Ud. cree que el agua de mas adelante no moia?
En la sala de operaciones tenia dos relojes. Los dos, na-
turalmente, prehistoricos. Por lo tanto uno marcaba una hora
y el otro, otra. Uno de los médicos se lo hizo notar. Entonces
él respondio: -~Y Ud. cree que si ambos marcaran la misma
hora, yo iba a tener dos :relojes?
Una expresion de su espiritu expansivo, ·eran los paseos
que anualmente daba al balneario "La Boca" con todo su per-
sonal. Cargaba ~1 camion de Tordi con todo bien de Dios. Por
el camino se cantaba y se hacia alarde de buen humor. Solia
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llevar un juego dc bochas para entretenerse con los hombres
que iban. Las peregrinaciones a Fortin Mercedes eran dias de
gloria para él. Llevaba también enfermos y se esmeraba para
conseguirles vehiculos para recorrer el trayecto que media en-
tre la estacion y el santuario. Era espléndido con todos. Daba
a empleados y enfermeras lo que pedian y mucho mas para
comprar objetos y refrescos.
Tenia una coleccion de chascarrillos inocentes con los que
condimentaba los paseos y las horas 'de ocio. Otras veces uti-
lizaba el chiste como terapéutica. Entre sus enfennos tenia
ancianos y neurasténicas. Lo llamaban a cada rato. Y bien: él
o bien les ·daba agua con azucar diciéndoles que era no
qué balsamo milagroso o bien les contaba un cuento . Y los
dejaba contentos por un buen mediodia.
-~Quién nos va a tener contentos ahora? - deda un ancia-
no cuando lo vio a Don Zatti que andaba amarillo y tamba-
leandose en los ultimos dias . . .
Las Hijas de Maria Auxiliadora lo llamaban no siempre
porque necesitaran de sus remedios sino porque necesitaban de
su alegria. Una visita de Don Zatti, un chiste en piamontés a
la entrada, diez minutos de constante alegda v unas bromas
al despedirse, bastaban para tener tranquilo a todo ese museo
d e antigiiedades que soHa haber en la enfermeria del colegio.
El Dr. Ecay le pregunto una vez: -dComo hace Ud. para
estar siempre de buen humor?
-Es , f~cil, doctor: tragando amargo y escupiendo dulce,
- contesto el.
uno de los médicos del hospital me narro este episodio
singular: -era en junio de 1936. Llego "de afuera" un paisanito.
Zatti lo preparo a la primera comunion, le compro mofio bian-
co y a los pocos dias, lo llevo a la catedral y ahi recibio el
mocito por primera vez a .Tesus. Esa misma noche, el enfer-
mito se sintio mal. Tan mal, que cuando fue Zatti a verlo, a
su llamado, le dijo: -Me muero, Don Zatti ...
El buen samaritano, que estaba acostumbrado a eso, le
dijo, b·anquilamente:
- Y bueno, si te quieres morir, primero haz la sefial de la
cruz, ahora junta las manos y luego, contento y feliz te vas
al cielo :· asi. .. sonriendo .. , sonriendo .. . El muchacho hada
maquinalmente lo que el santo coadjutor le deda. Y mienb·as
él le deda: "sonriendo" el moribundo sonrio. En ese momento
se le corto el hilo de la vida. Y cuando el médico fue al hos-
96

10.7 Page 97

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pital, Zatti le pregunt6: -~Se acuerda, doctor, de aquel en-
ferrnito?
-Si, ~qué pasa?
-Ha muerto, doctor. Pero mire Ud. qué cosa rara, ha
quedado riendo. Vamos a vedo.
Fue el doctor Quaranta y efectivamente pudo comprobar
que el mocito habiase dorrnido con la sonrisa en los labios. Y la
sonrisa era la de Zatti. El santo var6n habia grabado su san-
risa . . .
Zatti era el hombre del optirnismo. ~Quién no lo recuerda
al fin de los E jercicios Espirituales, cuando echaba atnl.s, sobre
el hombro izguierdo, la servilleta que le pendia del cuello y
comenzaba a leer sus famosas aleluyas? (l)
Para brindar, empleaba el castellano, el latin y el italiano.
Con ellos hacia Zatti una rara mezcolanza que si no tenia vis
poética ni aun medida, con todo, conservaba cierto ritmo y
sobre todo un fondo de piedad tan sentida, que se hacia escu-
char con gusto. Vaya un bot6n para muestra:
Para brindar por todos, elevo un voto ardiente
Que nos hagamo3 santos y santos salesianos
Que nues tro Padre Don Bosco no halle entre sus hijos cierta gente
Que le haga n pasar vergi.i enza entre los sa ntos fundadores sus hermanos...
Ut cwn tribuna! judicis
Damnabit igni noxios
Et vox amica debitum
Vocabit ad coelum pios,
Non esca flammarum nigros
Volvamur inter turbines
Vultu D ei, sed compote:;
Coeli fruamur gaudiis ...
Que en buen romance castellano
Mas o menos quiere d ecir esto: ( y lo traducia) .
Terminaba siempre sus aleluyas en italiano y algo de fran-
cés con el consabido "Amén, ainsi soit H e cosi sia" que él
hacia rimar siempre con Maria.
No obstante estos versos pedestres, tengo para mi que Zat-
ti sentia la poesia. Una vez el médico se incomodo porgue los
enfermos se lamentaban. Entonces Zatti le dijo : --Vea, doctor,
~oye Ud. el silbido de los pinos?
-Si. ..
(l ) Versos prosaicos y de puro sonsonete (Dice. d e la Real Acad.
Espafiola).
97
7.

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-~Qué dicen los pinos?
-No sé ...
· -Pues bien: joiga lo que dicen los enfermos! jpobrecitos!
jcomo el gernido de los pinos! . . .
Zatti captaba la poesia. jLastima que la cicncia no le dio
los insh·umentos para expresar lo que sent!a!
Pero as! y todo, fue un hombre lleno de grada: la natura]
gracia que flu!a de sus labios y la gracia de Dios que des-
bordaba de su alma ...
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CAPITULO XIV
EL ALIADO DE DIOS
Es interesante investigar de donde sacaba Zatti la energia
que se necesita para llevar adelante una vida de tanto sacrifi-
cio; para no claudicar jamas de sus deberes, para vivir alegre
en medio de tanto dolor ...
La clave para la solucion de este problema esta en su vida
interior, en su espiritu de fe. Cuando se llega a "ver" con los
ojos de la fe, como se ve con los ojos de carne, entonces se esta
a mitad de camino para se1; santo. Y Zatti "veia". Deda S. Vi-
cente de Paul que "no hay nada mas grande y m:is hermoso
que un pobre, cuando en él se ve a Nuestro Sefior": Artémides,
siendo cien por ciento salesiano, fue a la vez viceptino perfecto.
El trajo a S. Vicente desde el siglo XVII y lo fundio con S. Juan
Bosco en su alma, con el fuego del amor. Cuando deda al di-
rigirse a la ropera: -A ver: una muda de ropa para Nuestro
Seiior. . . -es porque él veia a Cristo en sus pobres enfermos.
Zatti pedia lo mejor para sus asilados .. "A Nuestro Seiior hay
que darle lo mejor", solfa repetir. Cuando un niiiìto pobre del
campo necesitaba un trajecito para hacer su primera comunion,
Artémides lo pedia siempre en esa forma: "Un trajecito para
Nuestro Seiior".
"Hennana Grafia, -le dijo una vez a la buena enfermera,
-prepare una cama para Nuestro Seiior". jHabia llegado del
campo un indio harapiènto y tullido!
Las enfermeras que alguna vez lo sorprendieron a las 5,30,
antes de la meditacion, prosternado en la capilla y con el rostro
pegado al suelo, en profunda oracion y anonadamiento ante
Dios, ellas saben de donde sacaba Zatti las fuerzas para trillar
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10.10 Page 100

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la senda aspera y empinada de su abnegacion. Siempre recor-
daré con emocion y orgullo las pocas veces que me toco con-
fesar al buen samaritano: el hombre al confesarse h·aspiraba,
sufda una especie de agonia, hacia esfuerzos sobrehumanos.
El pobre confesor sentado a su lado, se llenaba de confusion
y casi de te1Tor al ver a ese angel que sufria angustias de muer-
te para arrancar a su alnra pura algun pecado de que acusar-
se : . . Los que hemos auscultado los latidos de su corazon y
esos casi espasmos de su ser en el tribuna! de la penitencia, sa-
bemos de donde sacaba Zatti el vigor para seguir por medio
siglo la senda de la mas austera virtud. Los que han escucha-
do sus "Buenas Noches" a los enfermos, encendidas en amor
de Dios, comprenden donde estaba la fuente de la que él liba-
ba su fortaleza cristiana. Los que lo han oido cantar las letanias
de San José y, mucho antes, las del Sdo. Corazon, como pala-
deando las misticas dulzuras que ellas encierran, son los que
mejor entienden a este hombre extraordinario. Quienes lo veian
todos los dias saludar "Buen dia, vivan Jesus, José y Maria" a
sus enfermos con la sonrisa en los labios y el alma en Dios, se
explican facilmente el caso Zatti. Un enfermo le decia que le
doHa mucho y el santo enfermero le dijo: -Rece para que Dios
le mi.tigue los dolores: mire, hasta los pajaritos rezan. ~Oye los
gorjeos de esos que ahora cantan en las ramas del eucalij)to?
Estan rezando, a su modo . . . Ese enfermo pudo medi.r la hon-
dura interior del hombre de Dios. Los hermanos que durante
40 aiios lo han visto abrumado de h·abajo y hallar siemj)re tiem-
po para oir la segunda Misa dominica! impuesta por las Cons-
tituciones, podran dar con el origen de sus diuturnos sacrificios
embalsamados de alegria. Los que lo hemos visto tocar la cam-
pana para llamar a Misa y repicar con aire serafico, sabemos
de su vida interior. Dicen que en el magno Congreso Euca-
ristico Intemacional de Buenos Aires en 1934, fue Zatti el
primero que se acerco a comu~gar en las grandes jornadas de
Palermo. No esta documentado: pero es muy posible que este
serafin de amor haya tenido ese honor. jTodos sabemos hasta
qué punto lo merecia! Cuando estuvo en el "Sanatorio del Sur"
en Bahia Bianca, no perdia nunca la Bendicion. Cuantos acu-
dian a la capilla, admiraban a ese hombre que cantaba como
inspirado y llenaba todo el ambito de la misma con su voz ro-
busta y since~;a.
Una de las mas antiguas enfermeras me dice: -No lo vi
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nun ca con los ojos abiertos mientras rezaba .. . Tenia las manos
juntas delante del pecho y en actitud ext:hica : s:iempre oraba
en esa forma.
Era un misterio para todos como Ar témides hallaba tiem-
po no solamente para hacer sus pnicticas de piedad sino para
hacerlas en comtm. Y somos muchos los que a{m tenemos en el
oido el eco de la lectura espiritual que él por largos afios hacia
a la com unidad. Se sabia paginas enteras del admirable libro
ascético de Alfonso Rodriguez y paladeaba no menos la pro-
funda doctrina del autor que su magnifica dicci6n castizamente
correcta. En los tiempos del acolitado, recuerdo que iba con
gusto a la lectura y no sabria a ciencia cierta si era por la
amena prosa de Rodriguez que iba a escuchar o por la dulce
inflexi6n que Zatti imprirnia a la lectura. Pues él sentia lo que
leia, lo gustaba con fruici6n y sabia hacerlo gustar . ..
Cuando se traslad6 a "la Quinta" consigui6 tener la Ben-
dici6n con el Smo. Sacramento a diario, pues él decia: - 2,Qué
haremos aqui si no tenemos Bendici6n? - Y en esa capilla, tes-
tigo de sus fervores misticos, él lo hacia todo: ayudaba Misa,
cantaba, rezaba el rosario, leia, encendia las velas ...
2,Quién no recuerda al Zatti de 1920 cantando las visperas?
Esa costumbre italiana que introdujeron los primeros salesia-
nos enviados por Don Bosco, costaba sostenerla. Irse al tempio
a cantar salmos incomprensibles todos los domingos, a las 15,
cuando todo el mundo se va a las diversiones, es evidentemente
una cosa dura. Zatti cantaba siempre las visperas con el "Liber
Usualis" en la mano y lo hada con tal unci6n que invitaba a
unirsele y a participar de su santa euforia.
En los momentos mas duros de su vida, lo vieron delante
del Smo. Sacramento como arrobado. Cuando le dieron orden
de dejar el viejo hospital de h·ente a la plaza y emprender la
marcha a la Escuela Agricola, Zatti no dijo nada. Ni una pala-
bra. Su coraz6n sangraba. Veia d esb·uida toda su obra de 35
afios. . . Pero se fu e al tempio. Se postr6 ante el altar. Puso
su cabeza entre las manos. Llor6 largamente. Cuando sali6 del
sagrado recinto, tenia los ojbs enjutos y habia en su faz sere-
nidad tan grande que pareda haber recibido el mejor de los
regalos ...
Era un hombre de fe. En 1945 una fuerte sudestada inun-
d6 "la Quinta". Las aguas avanzaban p eligrosamente. Ya la-
mian los muros de los primeros edificios del hospital. Los en-
fermos estaban aterrados. Zatti se mantenia sereno. Cuando la
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marea lleg6 hasta la puerta de la farmacia, éi tom6 la reliquia
de San Juan Bosco y la colgo del picaporte. Poco después las
aguas bajaban lenta pero constantemente hasta dejar en seco
la heredad, con dafios materiales, pero sin victimas ni temores.
-Arrimense al fog6n, -les decia a los muchachos convale-
cientes que se pasaban horas enteras jugando a -los naipes:
-Arrimense al fog6n, a calentarse. Les hablaba en lenguaje
campero para invitarlos a ir a la iglesia, que para él era el
, hogar donde encendfa su coraz6n en amor a Dios y de donde
sacaba fuerzas para sostener su ininterrumpido trajin cotidiano.
Mas 'de una vez, los enfermos lo han visto llorar de emoci6n
cuando les hablaba de Maria Auxiliadora o de Don Bosco.
Cuando andaba en bicicleta, solfa ir cantando. dQué can-
taba? Coplas a la Virgen. Y frecuentemente lo vefan que lle-
vabçt pendiente del cuello la corona del rosario . Como llevaba
en tma mano un paquete y el manubrio en la otra, lo colgaba
de ese modo para ir rezando y andando ...
Las peregrinaciones eran para él un dfa de gloria. Cantaba
en esos dfas hasta quedar ronco. La alegrfa le rebosaba de cada
atomo de su ser. Sentia la devoci6n a la Virgen como pocos .
Su entusiasmo por Fortin Mercedes era contagioso. Las enfer-
meras participaban de él, viéndolo tan santamente devoto.
Cuando sali6 del sanatorio en Bahia Bianca, fue su ber-
mano a visitarlo. Rada s6lo cinco minutos que conversaban·,
cuando tocan las campanas a la Bendici6n. Artémides, al punto
se levanta, pide disculpas y se despide: lo llamaba Dios ... Su
h ermano se fue contento: estuvo poco tiempo a su lado, pero
en ese breve lapso habfa sido testigo de un gesto e jemplar .. .
Para conocer su espiritu de fe basta leer las cartas que es-
cribe a sus padres cuando en 1908 y en 1911 hace los votos
trienales y perpetuos, después de tantos afios de inexplicable
espera. . . iQué transportes de jubilo mas sinceros! iQué arro-
bos de dicha tan sentida!
En las demas cartas, Artémides, sin cargar mucho las tin-
tas y ser pesado con los suyos, hace la apologia ora de la ora-
ci6n, ora del sacrificio, ora de la caridad: pero siempre deja en
ellas el sello de su piedad.
·
dPor qué recibfa él en su hospital los rezagos de los otros
nosocomios? dNo era acaso porque su fe le bacia ver mejor en
esos cr6nico.s y apestados a Nuestro Sefior? Cuando alguien qui-
so mandar a esta Capitai Federai a la muda y a un chico macro-
102

11.3 Page 103

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céfalo que impresionaba verlo, Zatti se nego rotundamente:
-clY por qué no quiere desprenderse de ellos? -le preguntaron.
-Porque estqs dos atraen las bendiciones de Dios sobre el
hospital, -respondio él.
Uno de los médicos, al ver que Zatti recibia de primera
intencion un enfermo que en otro Iwspital hubieran desechado,
le dijo: -Ud. siempre lo peor ... -Para mi es lo mejor, -con-
testo el "pariente de todos los pobres".
Alguna vez alguien le pregunto: -Pero Don Zatti clCOmo
hace Ud. para llevar una vida de tantos sacrificios?
-Es sencillo, replico él, yo siempre veo a los pobres vigi-
lantes por la calle. Dia y noche andan haciendo la guardia.
De noche, sufriendo frio y de dfa al rayo del sol. Y eso por solo
144,60 $ (el sueldo de antes). clY yo que tengo un premio tan
grande en el Cielo no voy a hacer lo que hace·"tm ;vigilante por
tan poca plata? ...
Era un erudito en hagiografia. Sabia la vida del santo de
cada dfa. Como durante tantos afios debio narrarla a sus en-
fermos, sacada del "Flos Sanctorum", habia llegado a tener
un dominio completo de la hagiografia. Para cada caso él tenia
un ejemplo de la vida de los santos. Con frecuencia solia con-
solar a los enfermos nardmdoles el martirio de San Lorenzo.
Andaba al sol sin sombrero. Le pregunta un médico por
qué hace eso. Y élle contesto: -Doctor, hay que suh·ir un poco
por los pobres enfermos . . .
Cuando moria en sus brazos algun enfermo muy bien pre-
parado, él solia decide: " iAnimo, valor y fortaleza : y cuando
estés alla arriba, no te olvides de ninguno de nosotros, eh!"
Les daba encargos para el Cielo como otros se los dan a sus
familiares cuando cambian de ciudad . . . ·
.
Zatti era fuerte porque fu e un aliado de Dios. Una de las
enfermeras dice que era un hombre netamente espiritual y sus
palabras y obras tenian siempre como principio y fin a Dios
y solo a Dios.
Si cuando uno se asocia a un rico, se siente rico y cuando
una naci6n firma una alianza con una gran potencia se siente
fuerte, Zatti, unido a Dios Todopoderoso, por la otacion y el
amor es claro que fue sie mpre fuerte y optimista.
De ahi también su confianza absoluta en la Divina Provi-
dencia. Cuando mandaba comprar algo que valia mucho y le
objetaban que derrochaba, él, sonriendo solia decir: -Compre,
compre nomas que la Providencia es rica ...
103

11.4 Page 104

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J
Cuando daba alga que en el invierno alguien iba a nece-
sitar, decia: -De aqui al invierno hay mucho tiempo y . . . la
Providencia es grande . ..
Durante una operaci6n, dio al cirujano unas gasas que a
éste no le parecieron bien. Entonces el galeno airado, las arro-
j6 contra el suelo. Zatti fuese volando a la farmacia, trajo otras
y le dijo, muy tranquilo: -Sirvase, doctor ... Al m édico se le
nublaron las ojos d e emoci6n. Al cabo de la intervenci6n, no
pudo menos que confesar: -Zatti, U d es un santo, deberia te-
nerlo siempre a mi lado, para ejemplo ...
Con esa su alianza con Dios, era fuerte como un roble;
pero él temfa p erder su vil·tud. E n su humildad, creia ser s6lo
un arbusto enteco. Por esa cuidaba tanto su pureza. No quiso
dormir ni una spla vez en su casa. Impresiona la opini6n gue la
gente, generalmente tan dada a pensar mal de todos, tenia de
Zatti. D e él nadie iamas penso mal. Andando como andaba en
menesteres tan delicados, todos confiaban pienamente en él.
A ninguno, cat6lico o judio, se le ocurri6 que este hombi·e puro
podia en alguna forma aprovechar de su oficio para cosas in-
confesables. A nadie.
A pesar de que andaba siempre entre gente grosera y fre-
cuentemente mal hablada, él tenia un lenguaje exquisitamente
castigado. Si alguna vez, en san de brama, repetia alguna cho-
carreria, lo hacia con tanta limpieza que en nada se empaiiaba
la pureza de su alma virginal. Siempre qu e curaba a mujeres,
si era posible, deseaba estar acompaiiado. Y mientras las cura-
b a elevaba siempre la conversaci6n a cosas espirituales.
Cuando "lo llamaban las H ermanas tJara atender a religio-
sas o a niiias, él, no obstante la natura} expansi6n con que se
oresentaba, usaba de la maxima delicadeza con ellas. D e ahi
ia absoluta confianza de las religiosas.
Dice su sobrina religiosa que su tio nunca la miraba en la
cara. Y decir gue la querfa con entraiiable ternura. Ahi estan
sus cartas que lo demuestran. Cuando ella. previendo aue no
lo veria mas, quiso b esarle esas b enditas manos en nombre de
cuantos habian sido beneficiados por ellas, él no quiso abso-
lutamente ·permitil·Io.
Mariquita Zatti, era una admiradora de la virtud de su ·
"incomparable tfo" como ella lo ll amaba. Trataba dP. estudi:n
esa alma grande siemore aue tenia la dicha de hablar con él
(aue era muv raras veces). En una ocasi6n. emoeiiandose en
tirarle de la lengua, pudo escuchar de sus labios esta hermosa
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11.5 Page 105

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declaraci6n: "Gracias a•Dios, Mariquita, nun ca nos hemos apar-
tado de la via que conduce al cielo ... " Su sobrina interpreto
esas palabras como una confesi6n de su inocenCia y de que
habia placido al Seiior preservarlo del pecado. Quienquiera lo
haya conocido estani de acuerdo en que el buen coadjutor
enunciaba una magnifica verdad ...
Una vez, al echar alcohol sobre una llaga muy dolorosa
que una seiiora tenia en la pierna, la enfenna, cerrando las
dientes le dijo: -iAy, Don Zatti, por el amor de Dios ... !
-Seiiora, yo todo lo hago por el amor de Dios ...
Creemos que el buen samaritano decia una verdad como
una catedral.
Uno de los médicos, cirujano conspicuo, que b·abaj6 mu-
chos ai'ios junto a Zatti, decia en meda de amigos, entre los
cuales estaba el autor de estas paginas: -Zatti es un hombre
puro . . .
Y habia tanta emoci6n en esas palabras que ese senti-
miento lleg6 hasta empaiiarle las ojos. Siempre el autor ha recar-
dado esa expresi6n y esas lagrimas ...
<!Por qué Zatti, tan sencillo y tan llano, conmovia a las
hombres de ciencia? Porque era un hombre de verdadera vir-
tud. Hombre virtuoso, es decir fuerte . Y la fortaleza, repetimos,
le venia de arriba, de lo alto, de su alianza indestructible
con Dios ...
105

11.6 Page 106

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CAPITULO XV
LAMPARA INCANDESCENTE
La caridad es difusiva. Es como el aceite: se derrama y
cunde ahededor ... El amor al projimo es luz: irradia resplan-
dores por doquiera. Asi son los hombres realmente buenos: irra-
dian virtud y beneficencia hacia todas partes.
Zatti no se contento con prodigarse en el·hospital. Su bon-
dad salia fuera y lilegaba a dondequiera hubiera alguien que
necesitara de él. iComo impresiona ese cùmulo de cartas, que
hay én su archivo, de hombres y mujeres que le envian mul-
tiples S. O. S. desde lejos!
De Valcheta le escribe una sefiora:
"Referente a l sill6n, le diré que lo tenga para uso de Uds.
que yo lo usaré si mi Dios me permite vo lver alla .. . "
De esta Capitai, una de sus ex-enfermas que firma "Beba"
le dice:
"D on Satti: ante todo le pido mi! p erdones por la demora
en cont estarle su carta. Muchas gracias por los libritos. Los he
leido y son muy lindos. También esta muy linda la es tampita del
Coraz6n de Tesus ... "
De Generai Rodriguez le escribe una enferma:
"Di~s quieray la Ssma. Virgen pueda ser que el afio 1946
ya tenga que decir: vuelvo, Don Zattis. dCuando sera ese dia tan
deseado? Solo Dios lo save .. . Bueno, ahora he pensado decirle
unas palabras respecto de lo que yo pienso hacer. Espero que Ud.
me diga si estara bien oh no. . . Yo creo que malo no es lo que
quiero hacer. Yo le soy franca, Don Zattis ... "
106

11.7 Page 107

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Otra de Buenos Aires, con letra casi ininteligible, dicele:
"Esta carta es pa'ra saludarlo a Ud. y aserle saver q ue estoy
muy bien, por ahora, con el favor de Dios, Don Zatti, solo que
no puedo escribir bien porque es toy enllesada medio cos tado dere-
cho. y la mano tengo vuelta p ara arriva y asi es ta !etra es la que
ago, por eso no le avia escrito p ew al llegar la ~ uya a mi poder,
me puse muy contenta al saver de Ud. y espero, Don Zatti, no
se olvicle de mi .. ."
Otra chica debfa ir a enyesarse en Bahia Blanca. Lleg6, se
instal6 en el Colegio de Maria Auxiliadora. La Madre Inspec-
tora le presto 12 $ que necesitaba. La joven piensa en seguida
en devolver ese dinero y recurre, naturalmente a Zatti. Y este,
a vuelta de correo, le manda los 12 pesos ... La buena much a-
cha, contentisima le vuelve a escribir:
"Ya es toy enyesada desde ayer, lunes. Por consiguiente lista
p ata volver a la "querencia". Don Zatti, si es que puedo volver
al hospitai, ha.gamelo saber en seguida ... " ·
Una madre le envia ropa para su hija y le advierte :
"Agui le remito un paq uete que es la ropa de Adela. Hay una
trico ta w1ida: q ue la cuelgue a secar. Le advierto que la Adela
es sonambula de noche ... Cua lquier cosa que cea de ella, me
avisa . ·,; D on Zatti, le encargo la Adela. No la deja callejiar mu-
cho ...
Cuando la chica regres6 a su casa, escribi6 a su protector:
"Alguna vez me salen ampollas, p ero ya no les ago mas caso.
Yo el 10 de enero cumpLi 17 afios, he crecido vas tante y estoy
mas delgada, pero mas bueni ta ~.qu é ·le parece, Don Zatti? ~sera
cierto? . .. "
En otra carta le narra algo de su enfermedad y expone:
"Cuan do veo el fr asco, el es tomago se me revuelve .. . ~Qué
ago, lo seguiré (omando, Don Zatti? Ud. me dio una leccion con
este remedio, se acuerda? Yo queria mas el remedio feo que la
inyeccion, p ero ahora todo lo contmrio . .. "
Otra joven, llena de gratitud, le envia estos. renglones:
"Seiior Satti, le mando es ta ca rta para decirle qu e es toy bien
y preguntarle si ya puedo co mer huevos . Todavia, desde q ue es-
tuve en el hospital no como huevos . Yo no el nombre de Ud.
p ero el apellido lo sé. . . L e agradezco muchisimo porque me
curo . .. "
107

11.8 Page 108

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Un padre de numerosa familia de un lugar llamado Vaca
Lauquen le escribe, con una leh·a casi ilegible. Zatti se ha en-
cargado de colocar a dos de sus hijas comò sirvientas en hogares
honestos. El indigena, como suelen ellos, lo tutea: "yo te ru ego,
al componer algo mi hija, mandarlo noma y espero en Dios
abonarle el gasto del Tren ... "'
Las muchachas que saHan, curadas, del hospital, lo tenian
luego a Zatti como a su mentor. Una le escribe desde Buenos
Aires:
"Le voy a decir una novedad: hace un tiempo se me es ta
haciendo muy amigo un muchacho italiano y dice que quiere casar·
se conmigo, porque vio que yo no era como otras que van a los
bailes, etc. Aunque a mi no me da por ese lado, nos hicimos amigos
y le escribi6 a los padres a Italia y le contes taron que estaban
conformes con lo que él desea ... "
Todos recurren a Zatti porque saben que Zatti se va a des-
vivir por complacerlos. De Generai Conesa le piden hospitalice
a un aborigen de apellido Catriel, que tiene siete hijos. Tengo
ante mi algunas de las muchas cartas que el buen samarita-
no irradiaba hacia los cuatro vientos, llevando consuelo, conse-
jos, luz para todos. A una enfermera de Villa Regina le escribe:
"Recibi tu carta y me alegro mucho por las buenas noticias
que en ella m e envias y hago votos para que Dios te conceda las
gracias necesarias a fin de qu e t e sea posible enviar ~ menudo
tus buenas noticias. Tarnbién recibi los 50 $ y los emplearé con-
fanne a tus des·eos, pidiendo a Santa T eresita te obtenga de Dios
la plenitud de las gracias que necesitas y puedas en todo tiempo
cumplir la santa voluntad de Dios y asi granjearte la vida eterna,
unico fin por el cual fuimos creados. . . Las demas estan como
siempre, es decir, medio cluecas, como todos los habitantes del
Hospital San José .. . y del mundo entero. Cuando vengas a pa-
sear, espero habn\\. camas para ti con tabla abajo y sin tablas ... "
Cuando apareci6 el periodico salesiano "Flores del Cam-
po", Zatti, como hemos visto, fue un asiduo propagandista. Ya
en 1903 nuesh·o coadjutor irradiaba apostolado. Quiso que su
hermano Eliseo fuera corresponsal de ese periodico en Bahia
Bianca. Le dice en carta del 25 de abril de 1905:
"Querido Eliseo: me parece que tù podrias muy bien cum-
plir es~a n~~si6n que Dios te manda para la buena causa. El te
ayudara ...
Y no s'olamente escribia a los que conoda sino aun a los
que no conoda.
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11.9 Page 109

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Una enferma aiioraba a su madre que estaba en Monte-
video. Zatti escribe dos cartas basta el Uruguay y las pone en
comunicaci6n. De alla le escriben:
"Agradezco mucho el que me haya ni audado el retrato de
mi neua, hoy a la vez madre de otro bebé igualito a ella. . . Ru e-
gue mucho por mi, aunque no tengo el gusto de saber .quien es;
p ero por su gentileza, veo que debe ser una buena persona. L e
remito dos nacionales para que se compre alguna cosita, pues co-
mo esta en un hosp!~al ( y eso d ebe ser muy triste ) alg6n antojo
puecle que tenga ...
jSi la seiiora Maria Elvira L6pez de Gelabert bubiera Bega-
do basta el hospital de Zatti se babria percatado de que no es tan
triste la casa del dolor cuando esta perfumada con el amor! Y
en cuanto a los antojos del que escribi6 las cartas, bubiera
sabido que él no tenia mas que uno: hacer el bien . ..
Una vez un artista bolandés llev6 a su patria estatuas de
Italia. Cuanclo las desembal6, arroj6 la paja que las envolvia
como abano del jardin. Y en la primavera brotaron las flores
italianas . . . jHabia sembrado flores sin saberlo! Asi era nuestro
buen samaritano: sembraba flores basta sin saberlo ... Zatti irra-
diaba cortesia. Con todo su trabajo cotidiano, siempre encon-
traba tiempo para enviar un saludo a su compaiiero Vicente
Defeo, coacljutor salesiano que fuera su adlatere en Berna!. Por
mas de cuarenta aiios D. Vicente vio llegar cartas de Zatti para
el 19 de julio ...
D esde Stroeder, el P. director del colegio "Cardenal
Cagliero" le escribe:
"Ante toclo tengo que felicitarlo por la "conversi6n" que
hizo en la persona de X ... ese de la pierna que le habia recomen-
claclo. No falta un domingo a Misa y esta muy contento. Y ahora
otros clos casos y dos sùplicas: l "' Una sefiora de unos 60 afios,
sola en el mundo y sin parientes, vive con un protestante, lo cual
es un gran peligro para su ahna. Esta enferma. ~No podria reci-
birla alla en el pabell6n de mujeres? Ella !o desea . . . 2<' Hay
también un s·efior que desearia internarse para curar una pierna.
No es cat6lico. D ebe ser griego ortodoxo .. . "
D e El Cain, nada menos que d e El Cain, sus amigos se di-
rigen a Zatti y no por enfermos sino por asuntos materiales .
A todos Zatti atiende con igual deferencia. Le agradecen:
"Hoy recibi su carta fecha del l 9 de junio en la que me elice
de la casa ; pero resulta que para mi es imposible porque no tengo
los 15.000 pesos para comprarla, p ero agradezco mucho su atenci6n
109

11.10 Page 110

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y le quedo muy agradecido. De aqui le diré que yo estoy muy bien
y que volvi a agarrar el correo otra vez y Jesusa esta muy bien
y chicos todos bien gracias a Dios . . . "
.
Un joven empresario de pompas fùnebres de Patagones an-
daba dudando si se baria o no salesiano. Zatti lo hallo un buen
dia y, biblicamente, le dijo: -Clemente, deja a los muertos que
entierren a sus muertos ...
El joven dej6 •la empresa y se fue con Don Bosco ...
Hacia todos los puntos cardinales va la caridad de Zatti:
Rada le pide cubiertas para su autom6vil desde Valcheta; de
"Sanantoiio" piden a "Dosatti" que les averigi.ie si hay fruta en
las quintas de Viedma; desde Colonia Las Heras en Santa Cruz
un amigo le ruega salga garantia para poder enb·ar como em-
pleado en la oficina de Correos y Zatti le abre las puertas de
ese empleo, saliendo fiador por 2.000 $; desde Villa Virginia, Rio
Negro, un amigo le pide "una cerda para cria, de 7 a 8 meses,
~e regular clase porque tengo un marranito puro Kersen colo-
rado de la misma edad ... "
Y mientras se prodigaba bacia afuera, no descuidaba de
sembrar flores de caridad en el propio jardin. Ha acaecido un
"lamentable incidente" en el CD.·culo de Obreros a raiz de un
campeonato de bochas. dQuién seni el encargado de poner bal-
samo a las heridas? El pro-secretario, Zatti. El fue quien tendi6
el puente que uni6 las desavenencias y el que escribi6 las notas
de rigar.
·
Entre las enfermeras (jal cabo, mujeres, seres humanos!)
soHa haber envidias, rencillas, resquemores. dQuién sino el ad-
ministrador del hospital era el que se encargaba de pacificar
los espiritus? Tenemos ante la vista una carta confidencial muy
ilusb·ativa al respecto:
"Don Zatti: be cumplido. Y seguiré sus sabios consejos. He
procurado callar y guardar silencio en las contrari·edades. Tengo
bien amarrado el le6n con dos cadenas, pero temo se afloje la ca-
dena y se su'elte. Tengo mi caracter bien aferrado a las pies del
Buen Jesus. Todas las maiianas se lo diga en la Iglesia; pero es
dem'Asiado lo que sufro. Me ha hecho pasar ocho dias pésimos
ademas de lo que le puse en su conocimiento antes, pero todo lo
he ofrecido para que Ud. y denias salesianos pudieran hacer bien
los Ejercicios ... "
Si por un lado, ni en los Eiercicios Espirituales Zatti balla-
ba tranquilidad, por otro lado habfa almas buenas que lo ayu-
daban con la oraci6n ...
110

12 Pages 111-120

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12.1 Page 111

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Zatti irradiaba vida y esperanza, porque enseiiaba siempre.
Todos sus enfermos eran sus discipulos. SoHa improvisar para-
bolas, a la manera de Jesus. Una de ellas era la del paisano que
debia ofrecer una fruta al dueiio de la estancia y para que le
fuera grata la ofrenda, el paisano le pedia a la patrona, la mu-
jer del estanciero, que se la ofreciera. Luego sacaba la conse-
cuencia: asi la Virgen, Esposa del Espiritu Santo, ofrece a
Dios, etc.
Anda por ahi. una foto de todos las médicos de Viedma y
Patagones. Esa foto tiene un valor apologético en favor de la
virtud de Zatti. Pues en ese aiio las galenos andaban todos a la
greiia. No se podia ni morir h·anquilo, porque si "entre dos liti-
gante el tercero gaza" aqui. "entre dos médicos que pelean, el
enfermo se muere". . . Artémides rez6 para que Dios arreglara
el paste! y luego habl6 al P. De Salvo y al P. Fern{mdez. Se
pusieron todos de acuerdo y el Ho se compuso. Después, un
almuerzo de camaraderia en el colegio salesiano, después la foto
hist6rica. 1Qué bella misi6n la del hombre de Dios, de tmir,
vincular, acercar corazones!
En el Ci.rculo de Obreros, Zatti era el angel custodia de
las reuniones dominicales. Para esa iba él. No iba para jugar a
las bochas ni al "tres sietes". El iba a hacer apostolado. Tanto es
asi que cuando a alguno, en la exaltaci6n del juego, se le esca-
paba tal cual terno criollo mas o menos grueso, ahi. estaba él
para llamarlo al orden y decide: -Vamos, ded una jaculatoria,
en vez de esa ...
-Pero ·es para desahogarme, Don Zatti ...
-Y bueno: te podés desahogar mejor con una linda jacu-
latoria.
Cuarido se presumi.a que una asamblea del Circulo iba a
resultar tumultuosa, se nombraba presidente de la asamblea a
Don Zatti. Fue muchas veces presidente de asambleas. Su nom-
bre inspiraba respeto, su virtud se impania, su mansedumbre
apaciguaba las animos.
Mienh·as curaba a algun enfermo, aprovechaba para hacer-
lo rezar: -A ver, rece un Padre Nuesh·o, va a ver que le duele
menos . . .
Enseiiaba catecismo a alg{m muchacho en la sala grande,
en voz alta para que todos oyeran y sin darse cuenta aprendie-
ran las rudimentos de la fe.
De todas partes le llegaban cartas porque a todas partes
iban las rayos de sus mensajes. Junto a un telegrama arrugado
111

12.2 Page 112

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de la Direcci6n Generai de Subsidios en que le dicen que "se
giran1 semana prox1ma subsidio primer semestre" o una carta
del Ministro Emery, hay una carta garrapateada de un tal Tori-
bio Carrasco en que le dice que "exh·aiia el hospital" o una de
Ifigenia Chiquisano; junto a una misiva de "El Doradillo" hay
otra de Buenos Aires y en pos de las de Olavarria y Bahia
Bianca estan las de Quetrequile y de El Caio y Cinco Chaiia-
res y Pajalta.
Las cartas mas impresionantes son las de los presos en las
que le piden vaya a visitarlos. jMagnifica obra de misericordia
a la que también se entreg6 de lleno mienb·as las ocupaciones
se lo permitieron!
Una seiiora le escribe desde Stroeder y le dice: "Tengo
fe en Ud. y en Dios". Seguramente que Dios no se habra resen-
tido porque la buena campesina antepuso la fe en Zatti a la
fe en EL . .
"Trataba de llevar a todos a Dios" me decia su hermano
Herminio. Y era cierto. Como hombre de amor y caridad, vivi6
para el mas genuino apostolado. Pero un apostolado practico,
suave, insensible ... Sabia darse tanta maiia que los mas re-
beldes y refractarios tarde o temprano caian en el garlito y en-
traban por la puerta de la gracia de Dios. Comenzaba jugando
a las bochas o al truco con ellos y acababa llevandolos a con-
.fesar.
· Conversando con el Dr. Ecay, médico de Patagones, me
dijo estas palabras: -Es el hombre mas extraordinario que he
conocido en estos 23 aiios de Patagonia que llevo ...
Oh·o médico, incrédulo, lleg6 a decir: -Frente a Zatti,
flaquea mi incredulidad .. . Si hay santos sobre la tierra ese es
uno de ellos. Cuando yo estoy con el bisturi en la diestra y lo
miro a él con el rosario en la mano, se llena la sala de algo so-
brenaturaU ...
Zatti era un hombre exh·aordinario, hada flaquear la incre-
dulidad a los incrédulos, porque irradiaba virtud. Era como ese
sencillo adminiculo que descubri6 Edison y que hoy miramos
indiferentemente en todas las piezas: la lampara incandescente.
Como ella, el pariente de todos los pobres, desde el vado de
su humildad irradio luz y calar de caridad hacia todos los hori-
zontes.
La lampara de Edison irradia luz mientras la alimenta la
corriente e-Iéctrica. Zatti también: la corriente continua de la
gracia, le venia de Dios ...
112

12.3 Page 113

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CAPITULO XVI
COMO LA REJA DEL ARADO. , .
Don Bosco, al morir, dej6 a sus hijos la herencia mas pre-
ciada: el trabajo. Sobre la lividez de sus labios qued6 estereo-
tipada una sola pa.labra: laooro. Zatti, a fuer de hijo preclaro de
tan gran santo, cumpli6 al pie de la letra y siempre la consigna
del padre. Fue un trabajador incansable.
En 1917 se instal6 el Noviciado en Patagones. 2_Quién seria
el encargado de subvenir a las necesidades materiales de esa
nueva casa que tenia el Maesh·o, el Asistente y una docena de
bocas juveniles? El P. Pedemonte, que conoda bien a Zatti le
confi6 también la delicada misi6n de proveedor. Como si fue-
ra poco ellidiar con el hospital y sus acreedores, el buen coad-
jutor debi6 comenzar a h·ajinar en busca de los garbanzos para
el Noviciado. "Y lo hallé siempre -dice el P. Maesh'o- muy
.accesible y muy Immano en los requerimientos que debia ha-
cede con respecto a las necesidades de la casa".
Mantenia, necesariamente correspondencia .con una enor-
me cantidad de casas que surten farmacias. Véanse algunas:
Droguerfa Inglesa, Guillermo Padilla, Ocefa, Productora Quimi-
ca CIBA, Drogueda Constituci6n, Riedel y Lavalle, Clisan, D es-
hlerfas Hiram, Walker y Sanz, Laboratorios Beta, La Quirurgica
Argentina, Laboratorios Darck, Sociedad Quimica Rhodia, Mi-
llet y Roux, E. R. Squib and Sons, Drogueria Suizo Argentina,
Grandes Laboratorios "Raffo", Instituto Bioqufmico Argentino,
La Cirugfa Economica, Drogueria Inglesa de Bahia Bianca, Otto
Hess, Productos Roche, Taranto y Cia. ~ etc., etc.
Por otra parte, hace cuarenta afios se conseguia alcohol
, y drogas con solo pedirlos. Pero ultimamente para conseguir
113

12.4 Page 114

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alcohol de Padilla debia presentar la autorizacion de Impuestos
Internos. Y ese exped.ienteo le llevaba un tiempo precioso. En
los ultimos afios pedia siempre 130 litros de alcohol puro y 460
para uso externo.
Ademas debia solicitar la exoneracion de impuestos no
solamente de los productos quimicos sino también de las pro-
piedades del hospital, de alumbrado y limpieza y basta de
la patente del auto Dodge, cuanto lo tuvo.
Debia mantener correspondencia con la Direccion de Sub-
sidios, pues era la principal fuente de recursos del nosocomio.
Con frecuencia debia recurrir a las autoridades o a amigos in-
fluyentes para activar el siempre moroso tramite administra-
tivo.
Cuando moria un paciente en esa GaJSa de Dios, como lla-
man los vascos al hospital, entonces Zatti debia escribir a los
parientes, si los tenia, gestl.onar de la reparticion publica donde
trabajaba el difunto que se hiciera cargo de la inhumacion de
sus restos, dirigirse a la Municipalidad pidiendo las autoriza-
ciones del caso, telefonear a las empresas funebres que le lleva-
ran un ataùd barato, etc. FTecuentemente el fallecido era pobre
çle solemnidad. Entonces "el pariente de todos los pobres" debia
correr con todos los gastos y tramites que la Municipalidad no
cubria.
Los analfabetos que tenia en su hospital eran muchos. De
ahi que él qebia servirles de amanuense. Y cuando un paciente
recibia una carta de lejos en que le preguntaban "como esta
Don Zatti, y D on Francisco, y la Srta. Maria y Teodolinda y
Eulogia y Margarita y no deje de d ecirme qué se hizo de F eli-
sa y si vive Dofia Zulema, etc. , etc." el santo varon debia
gastar horas de su precioso tiempo para contestar a esa encuesta
sobre el personal del nosocomio.
Habia ancianos y ancianas que no podian escribir aunque
supieran. A ello supHa <la bondad y la paciencia unica de Zatti.
Mantenia correspondencia eon parientes de enfermos, que esta-
ban en Misiones o en Tecka, en el Chubut.
En Viedma, un primo de Zatti habia adquirido una casita
en condominio con él. La casa del vecino corda riesgo de de·
rrumbarse. Llaman a los albafiiles. El condomino no quiere de-
jarlos entrar a su patio. D esde Rawson el duefio de la casa en
peligro acude a Zatti. Y este, con su proverbial bonhomia, debe
intervenir en esos Hos domésticos .. .
c\\Como no contestar a una carta tan carifiosa en que lo Ila-
114

12.5 Page 115

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man "Mi muy queridisimo Don Sattis"? La desgracia era que
la lectura resulta sumamente laboriosa por la pésima escritura.
iY la buena seiiora ha escrito nada menos que seis paginas! ...
Y en ella pregunta por casi todas las personas que ha conocido
en Viedma ...
~Cémo no contestar al buen paisano que escribe desde
Llama Niyeo a su hermano que se encuentra hospitalizado y sin
recursos y desde aquellas lejanias el hombre le manda 5 pesos
"todo lo que he podido levantar", como él dice.
cCémo no contestar a una muchacha que le escribe desde
Puerto Deseado, le dice "muy seiior nuestro", que es exalumna
de Maria Auxiliadora y entiende de enfermera y quiere traba-
jar· en Patagones o en Viedma?
~Cémo no contestar a una seiiora que le escribe nada me-
nos gue desde Cruz del Eje, en Cérdoba, pidiéndole una reco-
mendacién para poder poner a su hijo de 13 aiios como interno
en el colegio salesiano de la capitai homénirna, cuando la seiiora
le dice "abusandome de nuestro parentesco espiritual por ser
Ud. padrino de un hijo mio que nacié en esa, mas tarde falle-
ciclo"?
~Cémo no contestar a la humilde ama de casa de Cinco
Chaiiares que le pide lo siguiente: "quiera aserme el gran favor
de conceguirme un poco de ruda, Don Zatti, le diré que hay
dos clases de ruda, ruda enbra, de ojas chiquita y ruda macho
de ojas grande: bueno, yo quiero de esa ruda macho, ojas gran-
cles, por favor Don Zatti, a ver si me la concigue"?
cCémo no contestar a un minusculo papelito de una buena
muchacha de Gral. Conesa en que le pide "me aga saver algo
de mi querido padre, como se encuenh·a, porque mi hermano
me dice que estea tranquila, que papa sigue mejor, pero yo
pienso siempre en la mala, suerte qt!~ tenemos, ya que cuando
no es uno es otro gue esta enfermo ?
cCémo no contestar a una indigena de Quetrequile que
aprendié a escribir. como pudo, en el hospital, lo llama "Alta-
miro Sate" v que "dice mama que muchas gracias tJOrque me
hizo hacer la primera. comunién"? 2.Y que pregunta con sen-
cill<ez encantadora, "si la han operado a Carmen Cardenas y
cémo esta Delia Aguilera y si Birjinia se ha compuesto"?
; Cémo no contestar a un muchacho aue desde Puerto Ma-
drvn lo lla111a "Sefior Alminish·ado" gue le pide "tenga a bien
en viarme la baliia v prendas de mi finadito hermano y me
manda el importe de la encomienda gue tendré a bien jirarle"?
115

12.6 Page 116

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El coraz6n compasivo del "pariente de todos los pobres" no
podia negarse a contestar esos mensajes de la gente humilde.
Pe1'0 es clara, ello le llevaba un tiempo que los que miramos
hoy el panorama de la vida de este insigne trabajador no sabe-
mos de donde lo sacaba como no fuera robando horas al sueiio...
Otros le escribian, no para interesarlo en cosas relativas
al hospital ' o a su oficio, sino por cosas totalmente ajenas a eso.
Cuando desde Cubanea le piden "que vaya a ver a la Sra.
Viuda de Sacco para ver si esta conforme con alquilarme el
J~cal .. ." uno piensa si ese buen seiior no tendria otro hombre
menos atareado que · el .santo enfennero a quien encomendar
,ese recado ...
Por otra parte Zatti era el intermediario para una cantidad
de cosas raras: una seiiora tenia una pensi6n graciable que le
venia no sé de donde: el enca:rgado de cabrar esa pensi6n y
firmar por la buena mujer analfabeta era él. Habia que hacer
oropaganda por el diario cat6lico El Pueblo. El conseguia subs-
cripciones, pero regularmente el pago de las mismas lo hacian
por medio del buen samaritano. Y con frecuencia él debia alia-
dir algunos pesos para que se alcanzara a pagar la anuali-
dad ...
Moria uno. Lo enterraban. Pasan meses. Pasan aiios. Al
çabo el Distrito Militar, haciendo recuento de libretas de enro-
lamiento, se percata de que la libreta del ciudadano X fallecido
hace h·és aiios no aparece. Se hace un expediente. Se trata de
conseguir ese documento de · identificaci6n personal para im-
pedir que, como en épocas risueiias de nuestra historia civica,
voten los muertos. Y el expediente llega hasta el escritorio,
saturado de yodo y de agua oxigenada, de Zatti. Y el pobre ad-
minish·ador del hospital debe devanarse los sesos para dar con
esa bendita libreta . . . Mas tarde ya no le hacian perder tiempo
con expedienteos de esa indole; apenas moria un ciudadano,
junto con el caj6n al cementerio, iba su libreta al Registro Ci-
vil. ..
Debia también atender a los justos y encomiables reclamos
de la Capitai Federai. Aqui los hombres de ciencia del Minis-
f:erio de Salud Publica se interesaban por estudiar los quistes
hidatidicos, por ejemplo. Y como saben gue aquella comarca
.del pàfs. los produce a profusi6n, nada mejor que enviar una
nota al !'DirectOI' del H ospitai San 'José" oara que envie a la
~ecci6n Hidatidosis del Ministerio de Salud Publica. una ca'lti-
dad de datos y' observaciones sobre esas enfermedades. Mag-
116

12.7 Page 117

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nifica la idea, laudable el fin que se persigue pero si los seiiores
de la secci6n hidatidosis hubieran estado en las bragas de Don
Zatti, hubieran pensado: "para qué vamos a darle mas trabajo
a este martir del h·abajo" ...
Cuando alguien lo veia salir en bicicleta, con la jeringa en
el bolsillo superior del guardapolvo, le preguntaba: -dQué tal,
Don Zatti?
-i Eh, aqui vamos ... a pinchar un poco a la gente!
A la nocbe llegaba deshecho por el trabajo. Me narraba
un caballero de Viedma que estuvo enfermo una semana en el
lecbo de Zatti, que se acostaba tardisimo. Antes de irse al repo-
so, se oia un golpe recio: era el santo var6n que caia de rodillas
para orar, luego se quitaba los enormes botines de elasticos que
él usaba y con toda la ropa se echaba a dormir .. .
Se d01·mfa en seguida. Un cuarto de bora después golpean
a la puerta: -Don Zatti, mi mama esta mal, no encuentro bielq
dpuede darme Ud?
-dTrajiste arpillera?
-No, Don Zatti . . .
-Bueno, entra ... - Y se iba a buscar hielo, lo envolvia en
el diario El Pueblo o en el Pro Familia, y se lo daba .. .
Un dia regresaba al bospital en bicicleta. Iba lleno de pol-
vo. Seguramente babia ido al campo: -dC6mo esta, Don Zatti?
-le pregunt6 uno de sus muchos amigos.
-Bien, muy bien, voy a almorzar.
-dC6mo? da esta bora? ...
El otro miro su reloj, creyendo engaiiarse. Pero no se en-
gaiiaba: eran las 16 ...
Uno de los sacerdotes que estuvo junto a él en los ùltimos
aiios de su vida califica el trabajo de este buen coadjutor de
"actividad prodigiosa". "Nunca estuvo ocioso" dice la mas anti-
gua de sus enfermeras. "Era incansable" dice uno de los
coadjutores que tuvo la dicha de colaborar con él en los menes-
teres del nosocomio.
Como no sabia decir que no a nadie, todo el mundo lo ase-
diaba con pedidos. dUna seiiora de Pedro Luro necesita reno-
var el nicho para uno d e sus difuntos? Acude a Zatti. Otra de
Valcheta quiere hacer celebrar una Misa. Manda 15 $ al buen
samaritano para que vaya a la parroquia y la encargu e. En
San Antonio Oeste, necesitan palmas y olivos para el Domingo
de Ramos. Pues acuden al hospital, es decir a Zatti. "Tengo el
auto sin cubiertas" -le escribe un amigo desde 400 kil6m etros.
117

12.8 Page 118

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Basta eso. Ya sabe Zatti lo que debe hacer. Otro le deja un
papelito escrito con Utpiz: "hace dos dias que estoy a café con
leche". No necesita mas.
En Darregueira, pueblo de la provincia de Buenos Aires,
quieren levantar un hospital. El médico director se dirige a
Zatti consultandolo acerca de los pormenores de su nosocomio.
jPoco le habran servido! jZatti andaba por caminos nuevos
que ningun otro que no sea un santo puede trillar! El era un
hombre pero trabajaba a lo divino . . .
Cuando un italiano de Potenza tenia que enviar dinero a
su familia, lo depositaba en las manos milagrosas de Zatti.
De Ing. Jacobacci le escriben que "haga bautizar a Fulano:
vea que es todavia moro" . . .
Cuando se trat6 de ir).stalar un colegio salesiano en Stroe-
der, fue Don Zatti el cual ya habia conquistarlo a esa pobla-
ci6n con su caridad, el que consigui6 el terreno para instalarlo.
Todo esto reclama una actividad realmente prodigiosa.
Una vez habiase internado un nuevo paciente. Y le pre-
gunt6 a la enfermera: -Digame, sefiorita, c\\hay timbre aqui,
por si uno se siente mal y quiere llamar?
- No es necesario, - replico la enfermera, - Don Zatti pasa
a cada rato sin que nadie lo llame ...
En nuestras chacras hay dos clases de arados: unos herrum-
brientos y mohosos. Son los que estan fuera de uso. Otros res-
plandecientes y bruiiidos: son los que trabajan todo el dia
abriendo la fértil pulpa de la tierra ...
jPor eso el alma del buen samaritano era tan bella, bri-
llante y pulida: era como el arado laborioso: trabajaba dia y
noche ...
118

12.9 Page 119

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CAPITULO XVII
NO HAY MEJOR CIRUJANO ...
Zatti era un hombre intelectualmente bien dotado. Tenia
una capacidad mental no comun. Si hubiera podido estudiar,
segmamente hubiera resultado algo extraordinario. No tuvo
esa suerte. Fue uno d e los sacrificios que él, d esde el silencio
de su corazon humilde, habra. ofrecido muchas veces a Dios .. .
Cuando la farmacia corria riesgo de ser clausurada, los su-
periores pensaron seriamente en poner al frente de ella, por lo
menos un idoneo en farmacia. Y asi se recibio Massini de esa
especialidad. Cuando este salio de la Congregacion quedo un
sefior Zitta como farmacéutico. Pero no era lo que se necesi-
taba. Ahi mgia tener un salesiano por lo menos idoneo.
Asi fue como Zatti llego a conseguir ese titulo. Pero jcm1n-
to le costo! Afios enteros de estudios , zozobras y contratiem-
pos . . .
En 1910 los superiores lo autorizaron para que estudiara.
E l se decidio a seguir el bachillerato. <:!Pero como? Por con·es-
pondencia. Habia en Buenos Aires, un instituto llamado "Aus-
terlitz" cuyo director, un sefior A. C. Dufour, preparaba alum-
nos por correspondencia en calle Chile al 700. Mensualmente
Zatti pagaba sus 15 $ y recibia la conferencia del instituto, que
él estudiaba a conciencia. Asi los primeros meses; pero luego,
desde enero de 1911, ya las cosas cambiaron. No recibio mas
conferencia alguna. El pago los 15 $ basta mayo. Como reite-
radamente insistiera ante el Sr. Dufour y como solo contestara
a las certificadas con aviso de retorno, opto por enviarle al
coadjutor David Curotto, de Buenos Aires. Fue este a ver al
director del instituto y le dijeron que era costumbre de esa
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12.10 Page 120

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academia no escribir. jPeregrina costumbre la de un instituto
de cultma! Eso era en abril. En junio, el paciente Zatti, se di-
rige de nu evo al P. Pagliere, pidiéndole envie otra vez a Curotto
a ver qué pasa en el Instituto Austerlitz. L e dice:
Asimismo remito un bono postal por valor de 15 p esos para
pagar la mensualidad de junio, si dicho seiior ofr ece las garantias
necesarias, pu es me parece in ùtil seguir pagando si hace como hizo
de enero a esta paTte, es decir, cobrando y nad a mas. En la es-
peranza de gu e V. R. han\\. todo lo que crea necesario por esta
farm acia (cada dia siento mas la necesidad de ponerm e en regia
para evitar algun triste juego de los hijos de las tinieblas ... )
etc. ( l )
No sabemos el éxito que hlVO esa segunda visita del coad-
jutor al Sr. Dufour. Probablemente el Instituto Austerlitz se
habia fundiclo. El hecho es que ya no se habla mas del bachi-
ll erato de Zatti. Y debe por lo tanto renunciar a rendir exame-
nes en la Universidacl, para optar al titulo de farmacéutico. En
la ultima carta que escribe al instituto le pregunta "en qué
tiempo podria presentarme a rendir examenes para bachiller
a fin de poder prepararme debidamente y tomar aquellas medi-
das que me son necesarias". . . (2)
Pero si renuncio a los estudios universitarios, no asi a con-
seguir el titulo de "idoneo en farmacia". Este lo consiguio aiios
mas tarde, el 30 de mayo de 1917, en la ciudad de La Plata,
donde el 28 de ese mes rindio exitosamente los examenes per-
tinentes, siendo aprobado. El diploma reza asi:
"Direcci6n Generai de Salubridad y Obras Sanitarias de la
Provincia de Buenos Aires . Aprob ado en los Examenes rendidos
ante es ta Direcci6n, el 28 de mayo de 1917, Artémid es Zatti, de
nacionalidad italiano, de 36 afios de edad, queda reconocido como
IDONEO EN FARMACIA. La Plata, 30 de mayo de 1917".
Pero él no era solamente idoneo en farmacia: los 15 aiios
que entonces ya llevaba como enfermero y factotum del hospi-
tal, le habian valido una extraordinaria experiencia en materia
de terapéutica y hasta un ojo o1inico muy perspicaz en la diag-
:posis de las enfermedades.
El Card. Cagliero que habia llegado a conocer bien las
mocedades del "pariente de todos los pobres" lo anima a estu-
diar y espera mucho de él. El 25 de agosto de 1911, escribiendo
al P. Pagliere, le elice:
(l) y ( 2) Archi vos de la Inspec toria S. Fco. de Sales. Buenos Aires.
120

13 Pages 121-130

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13.1 Page 121

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I923 : U11n .fiesta eit el C irw lv Cnt6/ico de Obreros.
D o11 Z ntti co11 1111 gmpv de 5115 hotnbres.

13.2 Page 122

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" ... y el rmerido Zatti, creo stira ungttenti, en la botica, por
ahora, después fl ebotomo, farm acéutico y al fin, médico milagroso;
pero siempr e buen salesiano, que eso es lo que lo distingue de
cualquiera otra carrera". (l)
No cabe duda de que el anciano prelado, a la sazon D elega-
do Apostolico en Centro América, dio en la tecla cuando trato
de definir al buen coadjutor. Comenzo, es cierto, sierido un vul-
gar vendepfldoras y un stira unguenti, pero luego fue algo mas
que flebotomo y sangrador, fue un enfermero con todas las de
la ley y que al cabo haya llegado a ser lo que el Cardenal afir-
ma, un médico milagroso, este libro lo dira. En cuanto a que
fue siempre buen salesiaùo, no cabe la menor duda ...
Es posible que el pueblo a veces se deje embaucar p0r
medicash·os. Pero en generai, "vox populi, vox Dei", el pueblo
no se equivoca cuando tiene fe en la ciencia médica de alguien.
Y que el pueblo de Viedma cre!a en Zatti y en su pericia médica,
nadie puede ponerlo en duda. Porque Zatti sabia. Cuando un
hombre inteligente ha pasado cuarenta afios atendiendo enfer-
mos y con frecuencia haciendo él d e médico por penuria de
estos en la localidad, es natura! que haya adquirido una envi-
diable c iencia empirica. Por oh·a parte, su modestia y humildad
frenaron siempre esos alardes de sabihondos que suelen asomar
a los •labios de muchos enfermeros, apenas cuentan cuatro
afios de practica y aun menos ... Zatti jamas alardeo de su
saber. El hada buenamente las curas, cuando no h abia oh·o .
Nunca oso discutir a ningùn médico diagnostico alguno ni cam-
biar los medicamentos ordenados. Aunque mas de una vez jVive
Dios que el modesto enfermero hubiera gritado que lo que el
galeno escribia en sus récipes no era lo mas indicado! pero él,
callaba siempre y escondia su profunda ciencia empirica bajo
el manto de su modestia.
Una vez le h·ajeron un enfermo de San Antonio Oeste.
Habia sido hm·ido en la ingle de una feroz puiialada. El médico
del lugar, no pudiendo unir los tendones, tapono con algodon
la hm·ida y lo mando al hospital. Los médicos de Viedma, diag-
nosticaron también con pesimismo: -Se muere .. .
Lo dejaron en manos de Zatti. Este le paro la hemorragia,
lo vendo y le. hizo dar la Exh·emauncion , por las dudas ; p ero
le aplico ademas una medalla de Don Bosco enh·e las vendas.
(l) Archivo d e la Inspec tori a S. Francisco de Sales. Buenos Aires.
122

13.3 Page 123

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Paso . mas de una semana. Uno de los médicos, le pregunto un
dia: -2,Murio aquel de San Antonio?
-No, doctor, ahi lo tenemos, ayudandolo . ..
Va el médico, le quita las vendas, y comienzan a llover
gusanos. Y era como si estos le hubieran sorbido el mal, porque
la herida comenzaba a cicatrizar. Unas semanas mas y el hom-
bre estaba sano.
Habia en Viedma una familia muy numerosa. El padre era
mecanico. La esposa enfermo de gravedad. Los médicos se
declararon impotentes ante la pertinacia de su mal. Zatti rogo
al mm"ido que la llevara al hospital. No poco tuvo que discutir,
porque nadie en la casa queria que fuera y los médicos decian:
2,para qué? si total, se muere sin remedio ... Pero a Zatti esas
ocho criatmas que quedaban sin madre, le partian el alma . ..
Y la llevo. Era en enero. Hasta mayo la tuvo cuidandola como
una madre. En ese m es pudo la mujer levantarse. Le ensefio a
caminar, porque hasta de eso se habia olvidado. Y a los seis
meses volvia la buena mujer a preparar la comida para su ma-
rido y sus hijos .. .
Una religiosa de Maria Auxiliadora tenia una muela floja.
La directora le pregunta si quiere que la lieve al dentista: -No,
Hermana, iqué dentista! que venga Don Zatti nomas.
Fue el buen samaritano. -2,Vamos a la enfermeria? pre-
gunto la directora.
-No, aqui nomas, eu la sala . . .
- Traigan una silla .. .
-No, de pie nomas .. .
Y antes que la religiosa llevara una silla, ya él le h r1bfa
sacado la muela . ..
Otra vez fue al. colegio. La superiora lo llamo porque tenia
una alumna que ella creia levemente indispuesta. Apenas la vio
Zatti, le dijo: -Cuidado, Hermana, es una bacilosa: dVe Ud. ese
b11ltito?
Fue conducida al hospital y luego a Olavarria: Zatti habfa
acertado.
-Inyecciones, no ... inyecciones, no ... - gritaba un•~ chi-
cuela de seis afios que estaba muy grave. Artémides le daba
tantas vueltas al tema hasta que acababa por ponerle la inyec-
ci6n casi sin que ella se percatara. Asi la curo, pudo seguir
estudiando, curso el Norma! y hoy es maestra.
Los médicos suelen apocopar las palabras muchas veces
harto kiloméh·icas con que tienen que lidiar. Zatti, adqnirio
123

13.4 Page 124

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pronto la costumbre. Y era frecuente que cuando el Dr. Sussi-
ni le decia: -Hagale suero . .. - preguntara: -~Gluco? para
inquirir si le daba suero glucosado hipert6nico. -~Le hacemos
peni? - preguntaba tratandose de administrar penicilina.
Me decia uno de los médicos que mas aiios estuvieron a
su lado, que Zatti no s6lo era un buen terapeuta sino que era
él mismo terapéutica, porgue curaba con su presencia, con su
voz, con su sonrisa, con sus salidas, con su canto .. .
Un dia un buen galeno le dijo: - Don Zatti, Ud. me esta
haciendo competencia. - No, doctor, dijo él sonriendo: yo cmo
con vino de cantina y carne de gallina, que es la mejor medici-
na ... Si el médico entra en la casa, se coine la gallina y manda
el caldo al farmacéutico ...
El médico amigo no pudo negar que Zatti tenia toda la
raz6n del mundo.
Bien sabia él lo que son los microorganismos pat6genos.
No temia la infecci6n ni el contagio. Impresiona el pensar que
un hombre como él, que vivi6 cerca de medio siglo en contacto
con toda suerte de infecciosos, nunca fue contaminado, no obs-
tante que él no tomaba, para si, ninguna precauci6n. Cuando le
hablaban de los microbios, él solfa contestar: -~Y no saben que
yo tengo adentro otros microbios mucho mas poderosos que
esos? Se referia, sin duda, a los leucocitos de su sangre y para
que lo entendieran les hablaba asL
Muchas veces, tratandose de casos graves, solfa decir: -No,
estos son casos en que debe intervenir el doctor. . . - Pero los
pacientes querian que antes del médico, Zatti les dijera su pala-
bra cordial y sincera.
Los galenos se molestaban a veces porque él no siempre
se ponia guantes, no usaba las pinzas parà manipular la gasa,
no se higienizaba :antes de las cmas pero si él hubiera hecho lo
que la moderna medicina prescribe, no hubiera podido atender
ni a la mitad de sus pobres enfermos ... ~Opero Zatti alguna
vez? Operaciones sencillas como extraer una muela, abrir un
foruncu1lo, coser un traumatismo, etc. , las bacia a diario. Pero
tornar el bisturi para una intervenci6n mas seria, eso que esta
penado por la ley, eso que los médicos fulminan, eso que pare-
ce absmdo, Don Zatti parece que nunca lo hizo aungue muchas
veces, ante la peritonitis fulminante a media noche y ante la
imposibilidad de hallar cirujano, quedaba perplejo ...
Un hombre se habia quemado todo el cuerpo. Los médicos
124

13.5 Page 125

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desesperaban de salvarlo. Lo entregaron a Zatti: -Haga lo que
pueda, le dijeron.
El buen samaritano preparo una pomada a base de ele-
mentos de conocida eficacia. Lo embadurno sin compasion. Lo
vendo por completo y lo dejo asi. Pasaron 10 dias. El hombre
despedia un hedor insoportable: -Se le pudre vivo - le dijo
un galeno - saquele las vendas y lavelo ...
-Vamos a esperar un poco mas, - replico Zatti, sabiendo
lo que hada . . .
Cinco dfas mas y le saco las vendas. El hombre habfa cam-
biado de piel. Bajo la piel quemada apareda oh·a como de
niiio ...
En cuanto a la ciencia de curar, sin ser retrogrado, fue mas
bien conservador. Un dia le hablaba un sacerdote de los pro-
gresos de la farmacologia. Zatti somefa debajo de sus bigotes:
-Si, - le contesto al cabo, - la farmacologia y la medicina
progresan mucho; pero los hombres si~uen muriendo ...
Cuando aparecieron los llamados 'Sanatarios", Zatti solla
decir con sorna:
-Ahora me van a fundir el hospital. . . jClaro! sanatorio,
lugar donde se sana: hospital, lugar donde se muere: pero pnire
lo que son las cosas! también los sanatorios tienen una pieza
llamada morgue ...
El obraba siempre con toda naturalidad. Jamas narro éxito
alguno que hubiera obtenido con su terapéutica. Nunca se jacto
de haber cm·ado a nadie. Mas bien soHa contar, riendo de buena
gana, los reproches que le hadan los médicos porgue él para
curar una erisipela, emba'durno de pomada todo el rostro de
una pobre enferma con el dedo indice, sin habérselo ni siquiera
lavado ... El hecho es que la enferma sano perfectamente. Pero
él esto no lo deda ...
Para hacer explotar los anh·ax y forunculos, tenia un mé-
todo especial. Comenzaba por acariciar los aledaiios del tumor,
mientras cantaba o conversaba con el paciente, haciéndole ver
que estaba explorando el campo infectado. Cuando el enfermo
estaba distraido, él apretaba con todas sus fuerzas las tenazas
de su pulgar e indice y el pus saltaba como lava de volcan
hacia todas partes. A veces se manchaba todo el guardanolvo:
-Pero, Don Zatti, como se ha ouesto ... - le dedan. Y él con-
testaba con esta sentencia: -El pus no tiene espinas . ..
Una vez fue una seiiora a visitarlo. Conversaron. Al fin,
Zatti la invit6 a quedarse esa noche en el hospital. La mujer se
125

13.6 Page 126

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extraiio: -SI, seiiora, es mejor que se quede, - le dijo el bueno
de Artémides. La seiiora, por compiacerlo, acepto. A las pocas
horas, fallecia. Zatti se habfa dado cuenta de que la pobre pade-
da de angina péctoris.
Su terapéutica llegaba m::ls alla de la de los facultativos.
Pues él, ademas, enseiiaba a morir. Un muchacho llego del
campo en estado desesperante. Por las llagas purulentas que
tenia en l~ caderas, le entraba un pufio. Cuando Zatti lo fue
a curar, gritaba: -No quiero morir, no quiero morir: tengo 22
afios. . . El buen samaritano, viendo que la ciencia era inutil,
acudio a la otra terapéutica. Lo preparo a la primera Comu-
nion, lo hizo confesarse, le infundio algo de su fe maciza y lo
despidio. Cuando el mozo estaba a las ùltimas, le oyeron decir,
radiante de alegrfa: -Me voy al cielo, me voy al cielo . ..
Fue a verlo una sefiora con su hija, NoemL la chica, de 13
afios , tenia un panadizo descuidado. Zatti comenzo a contarle
la historia biblica de Noemf y mientras ella estaba abstrafda en
la n'lrracion , le arranco la ufia de cuajo: no habia otro reme-
dio ... Cuando la jovencita grito ya él le estaba mostrando la
uiia en su cliestra. Ella no sabia si llorar o reir ...
Una vez lo llamaron para gue viera a un muchacho de 17
aiios. Lo curaban como tuberculoso: - 4and emelo al hospital,
dijo Zatti, - este ti ene mas cara de hambre que de tisico . ..
Llegado alla, le recet6: -Sopa abundante, dos bifes, papas,
vercluras y un buen vaso de vino. Al poco tiempo entro a tra-
bajar en una chacra. Zatti mismo le busco trabajo.
Cuando estuvo enfermo en el gran Sanatorio y Maternidacl
del Sur, en Bahfa Blan·ca, a los médicos les llamaba la atencion
la preparacion cientlfica y la precision de los ténninos que usa-
ba: luego supieron de quién se trataba . ..
Al pobre Padre Genghini se le habfa gangrenado el pie.
Aclemas tenia una avanzarla cliabetes. El cirujano dejaba por eso
de un dia para oh·o y nunca le amputaba los cledos que se le
estaban cayendo. Un dia, mientras lo curaba, Zatti se queclo
con un cledo en la mano. Viendo que era cosa facil, le pidio al
misionero: -A ver, Padre, cuéntenos algo de Junfn de los An-
cles ...
El otro comenz6 a narrar. Y el buen samaritano iba desga-
jando declo tras cledo basta dejarlo sin ninguno. ·Cuando le dio
cuenta al cirujano lo que habia hecho, este le contaba a su co-
lega: -jQué barbaro el Zatti ese: ha operaclo a tirones! .. .
126

13.7 Page 127

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A las ancianitas de la enfermeria del Colegio ·de Maria
Auxiliadora, solfa cmarlas con agua y azucar. Ellas tomaban
con fe enorme la inocente pocion y cuando volvfa el coadjutor,
le dedan: -Qué bien me ha hecho el remedio, Don Zatti . ..
Cuando él deda: -Este se nos va ... -los médicos ponian
la mano en el fuego que ese no contaba el cuento.
A veces invitaba a un médico a ir al hospital: -~Hay apu-
ro? - preguntaba el galeno. -No, solo para que sepa lo que
debe poner en el certificado, - contestaba Zatti. Tenia un ojo
clinico extraordinario, deda el Dr. Sussini. -Era idoneo, pero
idoneo de veras.
Sobre la medicina tenia un concepto cabal. D eda gue
la. nwdicina ayuàa, p ero si ·el organismo no Pesponde es inùtil
pedir milagros a los remedios.
Lo diHcil para el clinico que era Zatti resultaba diagnosti-
car cuando le enviaban mensajes del campo que con frecuencia
eran incomprensibles. Una joven de Primera Angostura le dice
que tiene empeine. Zatti le contesta que debe ser de los terneros
y que use tal remedio. Ella replica que en casa hace tiempo que
no tienen lecheras . . . que "empezo en forma redonda, pero no
tiene granitos y cada dia va mas grande, lo Ùnico que me piea
algunas veces . .. " iCon estos datos d ebla formar el pobre Zatti
su cuadro clinico!
De Olavarrla un p aciente le escribe para preguntarle si
puede aplicarse la va cuna Pueyo . . .
D e San Antonio Oeste le escribe una muchacha, le llama
"Apreciable padrino" y le 'manda a una mujer a "la que quiero
como a una tfa", la cual va acompafiada de tres criaturas. Los
médicos la han desahuciado. La han enviado a morir a su casa.
La chica no se resigna. Y la manda a Zatti. Que el hombre de
Dios haga el milagro . . . Tiene seis hijos : u·es quedan en casa.
Ignoramos el resultado de la intervencion del buen samaritano
en este asunto.
D e Cinco Chafiares, una sefiora le dibuja este cuadro cli-
nico:
"Digame que sera bueno para curar las b erugas: a mi me
han salido al costado del cuello unas pintas negra s i cada di a se
van agrandando mas i se me van con tagiando en los brasos y al
mismo ti empo ru ego a usté me diga qu e ~erà bueno para la dila-
taci6n del bientre que Ilo es toy siempre a fu erza de remedios y
nada me ase bien, Don Zatti " .. .
127

13.8 Page 128

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En fin, que Zatti no era un Avicena, ni un Hip6crates, ni un
Galeno pero la ciencia médica se la sabia de coro. Y no solamen-
te porque por sus manos santas habian pasado miles de enfer-
mos en 48 aiios de experiencia sino porque él estudiaba. "Zatti
estudiaba" me decia el Dr. Sussini que lo conoci6 tan intima-
mente. A la noche, mientras todos dormian, él a la luz de una
lamparilla amarillenta, solfa hojear manuales de medicina y de
farmacia ...
Pero sobre todo, tenia, lo que mas vale, una estupenda
experiencia vivida. El comenz6 siendo un desahuciado. Y en
esto mas que en ninguna otra ciencia, sera siempre cierto lo que
dice la sabiduria popular del viejo refran castellano: "No hay
mejor cirujano que el bien acuchillado" ...
128

13.9 Page 129

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CAPITULO XVIII
PROMESA CUMPLIDA
"Donde hay humildad, ahi hay sabidmfa" dicen las Pro-
verbios (XI-2). Y Jesus dijo: "Bienaventurados las pobres de
espiritu porque de ellos es el reino de las cielos" (Math. V. 3).
Su Divino Maestro habia entrado en el mundo por la puerta de
la humildad y de la pobreza al nacer en un pesebre. Zatti quiso
también entrar por esa estrecha y baja abertura para llegar a la
perfeccion Por esa fue sabio. No tanto por haber hecho ostenta-
cion de ingenio cuanto por haber sido humilde de corazon.
Cuando en las postrimerfas de su vida, Viedma y Patagones
le tributaron un magno homenaje (tal que un hombre de go-
bierno llego a decir: 1ojala nosotros las politicos tuviéramos
tanto arrastrel) el bueno de Zatti, todo confundido, solo atinaba
a decir, con las ojos arrasados de h1grimas: "No a Zatti, sino a
las enfermos". . . Y si él acepto esa pleitesia de afecto fue por-
que sabia que en él se reconocian las méritos de su madre la
Congregacion y porque siempre es bello ver resplandecer la
virtud del agradecimiento.
.
El no se envanecio por esa.· Varias horas después, estaba
haciendo lo que hacia siempre: limpiando las malolientes bafios
y las bacines, aun cuando habia otros ·que podian hacerlo.
-Estas san cosas que tiene que verlas el médico, - decia
siempre que le redian diagnosticara. y solo se allanaba a dar
remedios o cuando no habia otro o cuando el paciente no tenia
dinero para pagar facultativo.
En el curso de su larga vida, tuvo, naturalmente, varias
bicicletas. Las buenos amigos, cuando veian que una ya no
daba mas, le compraban otra. Pero él iba quizas mas feliz en la
129
9.

13.10 Page 130

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VIep maquina; desconchada Y llena de remiendos, que en la
reluciente que estrenaba.
Al auto Dodge que habia comprado el hospital para servi-
cio de los médicos, le tenia particular ojeriza. Por eso, apenas
pudo, lo rifo a beneficio del mismo hospital. Y ese dia se sintio
mas feliz que nunca. Ahora era pobre de veras: sin coche y sin
dinero, ahora podia decir como San Francisco de Asis: Padre
Nuestro que estas en los cielos .. .
Cuando alguno de los doctores lo invitaba a ir en su auto,
él siempre contestaba: -No, doctor, yo voy en mi bicicleta. Es
mas segura. . . No necesita nafta y no da dolores de cabeza
porque se le obtura el carburador ... Y como es cosa de pobres,
nadie se la pide a uno . ..
Una vez un amigo entro en el hospital y al verlo lo saludo
con euforica alegria: -Sefior Don Zatti, mi benemérito Don
Zatti, ~como esta Ud?
-Benemérito, si, benemérito de la miseria, -contesto son-
riendo de buen grado.
·
Hasta ese inocente Don, con que la gente lo distinguio, an-
teponiéndolo, quién sabe por qué rara intuicioii, como si él
hubiera sido un principe de las casas de Espafia o Portugal o
·uri sacerdote italiano; a élle molestaba. Queria que lo llamaran
Zatti a secas. Una vez que alguien lo llamo Don Zatti, élle con-
testo: -Para ostentar el don hay que tener algo del algodon .
Una de sus tantas salidas ...
Hacia el fin de· su vida surgio· eritre sus amigos la idea de
regalarle un automovil pequefio, un "topolino" italiano. Ya el
pobre no estaba para pedalear mucho en bicicleta y era logico
que anduviera mas comodo. El se nego rotundamente. Y abun-
daba en razones para que no fueran a cometer el desatino de
sacarlo a él de su vida de sencillez y pobreza: -~No ven que
este auto mio no se para nunca? ~No ven que es mas seguro?
~No ven que no tengo que gastar ni en gasolina ni en repuestos?
Un buen amigo y admirador suyo, estudiante de medicirna.
queria regalarle, por lo menos, un motorcito "Cucciolo" para
aplicar a la bicicleta y asi ahorrar esas energias que en sm ulti-
mos ·anGs le i_ban faltando a ojos vistas. No hubo medio de que
lo aceptàra. Le contesto:
.
-El dia que yo necesite de ese motor, ya seré inservible
para poner inyecciones y para curar. . . Y entonces ~para q~é
el motorcito?
.
-Es mùcho. lujo, deda cuando alguien queria llev:arlo en
130

14 Pages 131-140

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14.1 Page 131

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su automovil. Pero si un chacarero le ofreda un lugarcito en el
viejo camion, aceptaba. Recuerdo haberlo visto encaramado en
un carro de leiiador, pasar muy ufano por el pueblo.
Esa su cordial humildad lo hacia obediente y sumiso. Cuan-
do en sus ultimos dfas iba )a enfermera a ponerle inyecciones,
él le deda: -Yo bien lo que tengo; (l) de modo que es inutil
quererme curar con esas inyecciones . Tienen, sin embargo, una
mision esos pinchazos: ejercitar la obediencia ...
Como en esos dias postreros de su vida, lo cuidasen con
mayor esmero y le dieran alga exb·aordinario, él deda: -Mucho
lujo, mucho lujo ...
Cuando alguna enfermera cantaba en la iglesia para lucir
la voz, él hallaba siempre la oportunidad para dar algunas
"Buenas Noches" pidiendo que jamas se cantara con esos fines ,
sino siempre y solo para alabar a Dios.
.
El siempre vistio ropa ajena. Cuando falleda alguno que n:)
tenia deudos y dejaba algo que le venia bien a él, si realmente
lo necesitaba, lo reservaba para sL Ese sombrero orion que
todos le hemos conocido, fu e de un caballero que fallecio -di-
cen~ en 1905. . . Y con ese se arreglo para tirar adelante por
décadas y décadas. . .
·
Los prefectos del colegio de Viedma no se endeudaron por
él con los sastres; pues los trajes que gastaba soHan ser hereda-
dos de sus enfermos. Afirma el P. Lopez que en 1948 se hizo
hacer un traje, cuya hechura le regalaron y nunca mas nece-
sito. Temfa que al viajar a Europa en 1934 para la canonizacion
de Don Bosco, fuera a verse obligado a comprar algun b·aje.
Pero aun en esa oportunidad la Providencia le dio uno a su
paladar (sin duda él habrfa pedido eso a Dios); pues uno de los
médicos del hospital; le ofrecio uno de sus b"ajes, gue Artémi-
des acepto al punto y con el cual se lucio por las Europas ...
Vestfa la misma ropa interior que frecuentemen te llegaba
de regalo para los enfermos.
Narra una enfermera que viéndolo una vez revolviendo
ropa usada, completamente sucia y pestilente, le dijo: -Pero,
Don Zatti, ~qué hace?
-jBah! jolor a cristiano, nada mas!
Cuando le querian arrebatar la escoba porque andaba
barr~enclo la farmacia , él se resistfa y segufa en su humilde me-
! l) Falleci6 de cancer. .
131

14.2 Page 132

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_ nester. No era raro verlo juntando astillas y h·oncos en la
quinta, para calentar el café a los enfermos .
Encuentro en varias de sus cartas una cosa singular. En
generai nosotros, para cohonestar nuestra pereza, hablamos de
"multiples ocupaciones". Zatti, al revés: agobiado , como estaba
de trabajo, hallaba siempre tiempo para enviar mensajes de
felicitaci6n a hermanos como Vicente Defeo o José Arrio y si
presumia que la carta iba a llegar tarde, le pedia disculpas por ·
"mi natural pereza de escribir" ...
Su sombrero le servia de sombrilla en verano y de paraguas
en tiempo de lluvia. Cuando llovia él le volvia las alas hacia
abajo y salia muy orondo. Al llegar a la casa del paciente, tor-
m1balo a su posici6n natmal y lo colgaba en el manubrio de la
bicicleta para gue se secara mientra él cmaba o ponia inyeccio-
nes. -Pero dC6mo no ha u·aido paraguas? - 1e preguntaban -.
-dQué mejor paraguas que mi sombrero? - decia él todo son-
risa . ..
Cuando su sobrino Santos se orden6 de sacerdote y fue
parroco de Viedma, Zatti, solia hacer gala de su buen humor
diciendo: -jQué bien! Ahora el tio abre la fosa a los enfermos
y" el sobrino las puertas del cielo ...
Dice una directora del Colegio Maria Auxiliadora de Vied-
ma gue Zatti tenia predilecci6n por las niiias pobres. Realmente
él solia decir que el San José era el hospital de los pobres. Y
quien ha visto como estaba atestado de lo que puede conside-
rarse el rezago de la sociedad y la hez del género humano, no
podra dudar un punto de que realmente era asL
.Se puede ser pobre por necesùlad, cuando no s·e tienen
bienes de fortuna; pobre de :espiritu, cuando no obstante ser
materialmente rico, su coraz6n esta despegado de la riqueza,
y finalmente pobre po1· elecci6n y voluntad, cuando s·e ha hecho
profesi6n de pob.mza y s·e la vive, en toda su evangélica b elleza.
Zatti practic6 estos tres géneros de pobreza; p ero de un modo
especial esta ultima, porque habia hecho voto de pobreza y
porgue practic6 la virtud de la pobreza en forma casi heroica.
El anduvo siempre con dinero. Debi6 administrar centenares
de miles de pesos. (l ) Pero no se le peg6 un solo céntimo a sus
dedos. Siempre andaba en medio de pagarés, hipotecas, reci-
(l) En los lO afios que corren entre 1935 y 45, Zatti solo con
un Banco mueve $ 261.300 m / n.
132

14.3 Page 133

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bos, cheques, giros, etc. y su esplritu es taha a mil leguas de la
ambicion, el interés o la codicia.
Estudiando su vida, uno se da cuenta como va Zatti afir-
mando su personalidad, con solo observar el papel de carta
en que escribe. Cuando él era un simple "stira ungu enti", el pa-
pel que se usaba en la "Botica San Francisco de Sales" era
bueno .y el membr-ete lleno de adornos. Mas adelante, mientras
él siguio siendo un segundon, el papel es siempre de primera
y el membrete todo ribeteado reza asi: "Farmacia y Drogue"
da San Francisco de Sales". Cuando entra a trabajar Zatti como
principal, el papel es de infima caildad y el membrete sencillo.
Mas tarde, como si el hombre hubiera ido ganando en pobreza
y humildad, d esaparece el membrete y es substituido por un
.simple sello que reza: "Hospital San José: Viedma". Y asi basta
Ios dias posh·eros de su vida,
Cuando Mariquita Zatti, que tenia una fe imn-ensa en la
virtud de su tio, le pedia oraciones, ya sea porque ell a esta
proxima a profesar o por~ue tiene algun problema espiritual
que resolver, el humilde ho le contesta siempre ·en la misma
forma : -Querida sobrina: si esperas solo en las oraciones de
tu pobre tfo vas a quedar mas frita que un conejo ...
Cuando lo llama "santo" él ,]e pide que rece mucho para gue
lo sea de veras y no de mentirijillas. Cuan do en 1944 ella va a
hacer su profesion, él le dice:
"Ten presente qu e en esta semana, siempre te encom endé al
Sefior en mis p aupérrimas oraciones ...
Como hombre humilde y sumiso que era, tenia un gran
respeto por la autoridad. De los sacerdotes, siguiendo la sabia
maxima de Don Bosco; "o hablaba bien o callaba". iY como
impresionaba a los sacerdotes jovenes y sin experiencia, el ver-
se de repente a un gigante de virtud como era este buen sama-
ritano, postrado de rodillas junto a ellos, transido de dolor y
llorando sus pecados como un Saulo que hubiera caido del
caballo o como facineroso que hubiera virado en redondo bacia
Dios!
En sus ultimos dias solia decir: -Mucha comod~dad, mucho
regalo - porque le llevaban alguna presa de pollo o porque le
ponlan una cobija mas ...
Emociona cuando en el 1936, dos afios después de h aber
regresado de Italia, escribe a su amigo Victorio Bernazzali y le .
dice esas humildes palabras:
133

14.4 Page 134

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"Cosa vuoi,, mi sono messo (se ve que se va olvidando del
italiano ) tanto pigro per scrivere che pare non trovo mai tempo
di farlo , credendomi tanto occupato da non poter disporre di qual-
che ora; p erò altro non è che la pigrizia ... " (l)
Amaba tanto a los pobres que cuando algun tuberculoso
intentaba ir a Cordoba, si él preveia que no eran aquellos aires
los que lo iban a mejorar, lo invitaba a ir a su hospital. Tenia
como celos de que otros hospitales se llevaran la porcion selecta
de su alma, los pobres, los desahuciados . ..
Precisamente porque era realmente pobre, no tenia aficion
al dinero. Nunca se iba a poner a discutir por intereses materia-
les. Una vez iba apurado en su bicicleta a poner inyecciones,
cuando un camion lo choco. El buen' samaritano rodo por el
suelo. La maquina quedo malh·echa. El duefio del camion no
sabiendo de quien se trataba quiso en seguida echar las culpas
al bueno de Zatti. Este le dijo: -Mire, vaya tranquilo, no tengo
tiempo que perder en discusiones ociosas. Yo tengo toda la
culpa. y sin mas, levanto la bicicleta, la apoyo contra un arbol
y la dejo ahi. Corrio a dar las inyecciones. Regreso, cargo sobre
sus hombros a su querido vehiculo y asi llego a su hospital,
canturriando una copia mariana ...
El 5 de junio de 1908 hizo su testamento. No tenia nada;
pero si alguna vez llegaba a tener algunos bienes, ese afio d e
su profesion h·ienal hizo donacion total y .perpetua de cuanto
pudiera poseer al superior de la Inspectoria, que a ·la sazon era
el P . José Vespignani.
Esos son hombres libres. Los que no estan atados ni por
los apetitos sensuales ni por las ambiciones terrenas. Zatti, un-
cido al yugo de la obediencia, sintiendo bajamente de si y te-
niendo cordial aversion al dinero, fue un dechado magnifi~o de
hombre libre . ..
Dentro de poco se levantara, en uno de los paseos mas
hermosos de Viedma, una estatua que .representara al buen
samaritano. Ya hay en esa capitai una calle que lleva su nombre.
<!Por qué sus contemporaneos lo ensalzan en forma tan digna?
Sencillamente porque en él debe cumplirse lo que ha prome-
tido Nuesh·o S<tfior: - "El que se humilOa, sera exaltado . . .
(Luc. XIV. 11).
(l) "i Qué qui eres ! m e he vuelto tan perezoso para escribir que
me parece no ballar ti empo para hacerlo, creyéndom e tan ocuoado que
no dispongo de algun a hora; p ero no es mas que p ereza" ...
134

14.5 Page 135

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CAPITULO XIX
INTERMEZZO MEMORABLE
1934. La familia salesiana exultaba. Desde los cuatro angu.
los del globo acudian a Italia caravanas de hijos de Don Bosco,
Hijas de Maria Auxiliadora, cooperadores y exalumnos. Los bar-
cos cruzaban los océanos llevando peregrinaciones de los cinco
continentes, hacia Turin y Roma, la cuna del padre y "l'Eterna
Città" donde se sella a los grandes hombres con el dictado de
santos: el fundador de los salesianos iba a ser canonizado . ..
El Papa Pio XI, haciendo una gloriosa epiqueya, habia
fijado el dia de Pascua para declarar, urbi et orbi, que Don
Bosco era Santo. Y ante ese humilde sacerdote de Turin, que él
habia visitado y con el cual habia compartido su frugal almuer-
zo, iba ahora a prosternarse para venerarlo ...
No era posible que todos los salesianos fueran a Roma.
Habia que elegir a los que tuvieran mas méritos para ello y
que por oh·o làdo pudieran sacar mas provecho para sus almas.
En la Inspectoria patag6nica, al P. Gaudencio Manachino no
le fue dificil la elecci6n. dQué coadjutor enviar a Italia para
que viera la gloria del padre, para que besara la diestra del
Papa, para que ·hinchara sus manos aplaudiendo bajo la cùpula
de San Pech·o? Ninguno mas indicado que Zatti, que nunca
habia vuelto a su pah·ia, ni habia pensado volver, ni imaginaba,
en su humildad, que algùn dia le iba a tocar tamafi.a galleria.
Cuando el P. Inspector anunci6, en los Ejercicios Espiri-
tuales que Don Zatti iria a Italia, representa?do a todos los
coadjutores del Sur Argentino, pareci6 la cosa mas justa y na-
tural. Es posible que en otras oportunidades, la elecci6n haya
sido· motivo de envidias y amostazamientos. En este caso, no.
13'5

14.6 Page 136

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Todos los demas coadjutores consideraron que Artémides era el
hombre que mereda ir, por su diuturna e ininterrumpida labor
tesonera y fecunda durante mas de 30 afi.os sin tomarse jamas
una semana de vacaciones. No solo: sino que todos se relamian
de gusto solo al pensar en la fruicion espiritual que iba a expe·
rimentar el buen hermano en Roma, viendo al Papa, saludando
el Rector Mayor y visitando los lugares historicos de Turin y de
la Ciudad Eterna. . .
·
A mediados de febrero debio salir para Buenos Aires, a fii)
de venir a esta Capitai para sacar el pasaporte y demas docu-
mentos necesarios para viajar:
Asi es .que el buen samaritano debio prepararse. El prin-
cipal mTeglo para él era pagar las deudas que tenia o por lo
menos, firmar pagarés por los tres meses que duraria el viaje.
c\\Quién iba a suplirlo? Imposible reemplazarlo. Pero, como hom-
bre entendido y que en tiempos pasados habia fungido en parte
las funciones que Zatti estaba desempefi.ando, se pidio al Sr.
Jacinto Massini, para que vigilara los enfermos en lugar de Don
Artémides rnientras durara su ausencia. Y el buen arnigo de los
salesianos que siempre fue Don Jacinto, acepto. En el régimen
interno, la Hermana Severina, con su enorme experiencia de
tantos afi.os de trabajo ahi, era una garantia de orden, estando
como estaba, compartiendo sus trabajos con la Hna. Maria.
Ademas los dos coadjutores Bielawski (que ya comenzaba a
entender el oficio) Brioschi y las enfermeras formadas en su
escuela tratarian de llenar lo mejor posible el enorme vado
que dejaba la figura colosal de Don Zatti.
Eso era prepararse. Porque pensar que él iba a comenzar
a comprar valijas y hacerse trajes y a trazar itinerarios y a es-
tudiar guias turisticas, era no conocer una jota del espiritu que
guiaba siempre al santo varon. Toda su preparacion consistio
en pedir prestado un traje al Dr. Harosteguy, qui,en, de buen
grado se lo dio. Respecto de las maletas: como el P. Pasauale
se hallaba internado en el hospital, esperando la hora de Dios,
le presto una vieja valija negra, gue lo habia acompafiado a él
en las mil campafias que habia .hecho como misionero de la
Patagonia, especialm!ente por Guardia Mitre. En Buenos Aires,
el P. Cencio se encargo de reservarle uri pasaje de 31.1 clase en
el vapor Neptunia. El P. Inspector le dio el siguiente salvo-
conducto:
"Rdo. Seiior Director: Me es sumamente grato el ooder pre-
sentarle a nuestro queridisimo hermano ARTEMIDES ZATTI,
136

14.7 Page 137

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quien desde hace mas de 30 aiios es Vice-DiTector de nvestro
Hospital San ]osé. Lo recomiendo, pues, vivamen te a su bondad.
Con sentimi entos de intima gratitud, reciba mis cordial es saludos.
P. G. Manachino, INSPECTOR. Viedm a, 17 de febrero de 1934".
El cfrculo de obreros le dio credenciales que lo acreditaban
como delegado suyo en la canonizaci6n.
Y Zatti se despidi6. Habia en sus ojos de niiio una extraiia
mezcla de alegrfa inmensurable por el regalo que los superiores
le pr~orcionaban: ver al Papa, asistil' a la canonizaci6n de Don
Bosco, volver a Boretto. . . Pero se adivinaba en ellos también
una pena insondable: dejar a sus enferm.os, dejar, siquiera fue-
ra por tres meses, ese hospital que estaba consubstanciado con·
su vida y marchaba al mismo ritmo que su coraz6n ...
Su despedida fue un espectaculo. Todos los ancianos gue
podian caminar se dirigieron, guiados por el hermano Bielawski,
basta el zaguan. Alli estaba toda una teoria de tullidos, cojos,
lisiados con sus muletas, sus bastones, sus cabesh·illos, sus
siHas de ruedas. . . Ahi estaba "la muda" haciendo esfu erzos
por entender el motivo de aquel raro movimiento en el hospital.
Ahi estaba el macrocéfalo, sosteniendo apenas su enorme cabe-
za. Ahi estaban todos los predilectos del santo var6n que se
disponia a partir ...
Huelga decir que sus ojos se llenaron de lagrimas cuando
vio todo aquel aparato y toda esa serie de seres tan queridos
a su coraz6n y por los cuales él habfa enh·egado su vida en
holocausto subHme. Y, como escapando de la cobardia de la
emoci6n, se despicl:i6 rapidamente y se encamin6 hacia la esta-
ci6n. Llevaba su valija negra, su sombrero ori6n, héroe de mil
campaiias desde luengos aiios ah·as y el traje del Dr. Haroste-
guy. En el bolsillo llevaba también unos pesos. Los amigos,
cuando supieron que se iba a Europa, le ofrendaron espon-
taneamente obsequios en dinero, que el buen samaritimo agra-
decia de coraz6n, pues se sabe cuan necesario es él cuando se
viaja ...
Entre los papeles de Zatti esta, por ejemplo, una tarjeta
gue reza asi:
"Nazario Contin, saluda muy afectuosam ente ~ su distin guido
ami go Artémides Zatti, hél"oe de la Obra Salesiana en es te Hos-
pital San José, alma mater del mismo y al desearle feliz viaje a la
tierra de sus mayores y también del Bea to Don Bosco, cuya ca-
nonizaci6n Ud . tendra la suerte de presenci ar, m e permito acom-
137

14.8 Page 138

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pafiarle ese mcdesto presente, rogandole quiera disimular lo po-
bre del mismo . Viedm a, febrero 19 de 1934".
Llegado a Buenos Aires, se dedico a gestionar los docu-
mentos que necesitaba para el viaje. El poco tiempo que le .
quedaba libre lo dedico a su hospital y a visitar santuarios,
iglesias y colegios salesianos. De su trabajo en la Capitai da
cuenta la siguiente carta:
"Buenos Aires, febrero 23 de 1934. Rev. P. Antonio Fer-
nandez y Personal d el 'Hospital San José. VIEDMA. Afmo~ en el
Sefior: Lleg6 el dia de la partida de Buenos Aires para la bella
Italia y no puedo irme sin · antes enviar un afectuoso saludo a
V. R. primero como DIRECTOR y a cada uno del p ersonal del
Hospital San José. Anoche recibi una carta de Massini. Compren-
do el enredo en que se pueden encontrar; pero como alea iacta est,
rezaré mucho y siempre para que San José ·haga mi parte y junto
con Don Bosco, obtenga del Sefior, para todo el personal del hos-
pital, las gracias qu e necesitan para seguir adelante con su obra
y la paciencia que tienen que tener en los casos necesarios. Pedi a
la Drogueria La Es trella y al lnstituto Biol los medicamentos nece-
sarios que me parecen faltar en la botica; los demas que necesiten
los solicitan a las fanuacias de alli. Como no tenemos actualmente
cuenta corriente, les encargué que los remitan contra reembolso;
asi cuando llegan a lli (el correo les avisara) al retirarlos habra
qu e abonar las facturas, que oscilaran ·en derredor de 200 $. El
alcohol de la S. A. Guillermo Padilla, también ira a mitad de
marzo. Mandan una carta de porte al Banco y a Massini o cual-
qui era; con el dinero que recolectan los de la Comisi6n Pro Hos-
pital abonan esas facturas ... "
Como se ve el hombre dinamico que era Don Zatti no
estaba ocioso y dedicaba sus ultimos momentos, antes de embar-
carse, a su querido hospital.
Y zarpo el Nephmia. Con los ojos nublados por las lagri-
mas, Artémides dejaba la Argentina, ese pais al que habia
llegado hada 37 afi.os y ahora, al dejarlo se daba cuenta de
cuanto lo amaba ...
Durante los 16 dias de la travesia, el santo religioso se mul-
tiplicaba para ayudar todas las misas q1.,1e podia a los muchos
sacerdotes que integraban la peregrinacion. En el camarote y
en las salas de estar hacia luego largas listas de los rosarios,
medallas, crucifijos y bendiciones que debia traer de Roma.
Ahi esta todavia entre sus papeles, la lista de ·las personas a las
gue debia traer obsequios de esa indole desde Italia. No se
_olvida de nadie. Para todos tiene ·un recuerdo y un regalo ...
Llegado a Turin, 16 alcanzan alla las cartas y los pedidos.
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14.9 Page 139

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Un buen sefior le pide una radio de onda corta y "que no se
fije en cien pesos mas o menos que aqui se le abonara". Le
dicen que "el hospital marcha, aunque todos preguntan por
Zatti y esperan a Zatti" .. .(l)
jC6mo se regocijarla el buen coadjutor leyendo las noti-
cias que le dan sus enfermeras! Le pasan en revista a todos los
enfermos: "Eufemia, vastante mejor de las heridas y dice que
cuando Ud. vuelva la va a encontrar levantada"; "Maria, la de
Teodoro, a cada momento se esta acordando de Ud."; "la que
falleci6 fue la Lorenza y la Jacinta"; "a la vieja Dominga la
pasamos al sal6n de la Muda y si viera que contenta esta
ahi. .. Como la Paraguaya le canta y le baila, esta en su gloria
y farrean de lo mejor; le aseguro que aquello es un teatro con
esas cuat:ro viejas" .. . Y le dan noticias de la secci6n hombres:
"que el comisario se fue hace pocos dias" y "que el maestro esta
todavia" y que "el viejo Mateo también", etc.
jTurin! ... Conocer el Santuario de Maria Auxiliadora, ver
a Don Ricaldone, el sucesor de Don Bosco, visitar la "Camera
di Don Bosco", empapada aun con el recuerdo del Santo y san-
tificada por los milagros que alli obr6, pasear por esos patios
que fueron como la arena donde el gran educador despleg6 su
maravillosa actividad, rezar delante del cuadro taumatmgo de
Maria Auxiliadora: 2,quién po<h·a describir lo que todo esto sig-
nifico para Zatti? iQuién fuera un gran pincel para pintarlo de
rodillas en el santuario penumbroso, con las manos grandes
juntas ante el p echo, con la cabeza levemente inclinada, con los
ojos cerrados y con los labios en continuo movimiento, a veces
musitando plegarias y a veoes sorbiendo quién sabe qué am-
brosia que le proporcionaba esa piedad maciza y sincerota que
lo caracterizabal
1Y después, Roma!. .. Alla fue Zatti . en tren, pero con el
espfritu de los cruzados y de los peregrinos que iban a pie,
oord6n en mano, hasta la tumba de San Pedro. Alla fue también
él. Anduvo de emoci6n en emoci6n: del Circo romano donde
los martires ofrendaron su sangre por la fe, a la Basilica de
San Pablo extra mmos d'onde el Ap6stol fue decapitado; desde
las catacumbas .de San Calixto hasta San Pedro la Iglesia madre
d el catolicismo; desde el pesebre de Jesus en Santa Maria Ma-
yor, hasta la Ca.roel Mamertina: todo, todo era para él motivo
(l) Carta del R. P. Miguel D e Salvo: 16 marzo 1934.
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14.10 Page 140

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de meditacién, de soliloquios substanciosos, de la emoci6n hecha
lagrima y de la piedad hecha luz ...
Y Ileg6 el dia feliz ... 19 de abril de 1934: jDomingo de
Resurreccién!. La funci6n debia comenzar a las 7,45. A las 5,
a la tenue luz del alba, ya entraba Zatti en San Pedro por la
calle "delle Fondamenta". Ya a esa bora los peregrinos que
habian ido de los cuatro puntos cardinales marchaban en lar-
gas filas bacia San Pedro. . . A él le toc6 estar en los "posti
speciali" G. Entré, naturalmente, con 'biglietto gratuito". . . Al
regreso del viaje a Italia, recuerdo que el P. Manachino y otros
decian que para ellos era un espectaculo no solo el Papa y la
multitud sino el verlo a Zatti: el verlo aplaudir y gozar. . . E<!
gozaba con todo aquello como un nifio cuando se amamanta
gozosamente al pecho de la madre. Zatti se regodeab;:t con una
fruici6n espiritual tan intima que llama:ba la atenci6n. Ese verlo
derramar lagrimas a torrentes; ese querer gritar "Viva el Papa"
y ahogarsele la voz en la garganta; ese quedarse mudo, extatico,
con los ojos empafiados y gruesos lagrimones corriendo por las
rugosas mejillas; ese pasarse su amplio pafiuelo de hierbas
por el rostro que lo tenia todo lleno de sudor y de lagrimas ...
era cosa extraordinaria. . . Impresionaba. ·
Al dia siguiente, 2 de abril, a las 10,45 tend!·ia lugar la
recepci6n del Papa a los salesianos y a los que participan de
sus obras de apostolado. A las 8 ya estaba en San Pedro, rezan-
do rosarios y hartandose de mirar todo aquel acervo de arte
y de piedad que han acumulado los siglos. (l) Ese dia pudo
besar la mano del Papa. . . Lo vio de cerca, queria devorarlo
con los ojos, pero no pudo: los ojos de Zatti estaban totalmente
empafiados ... jCuanto gozé ese hombre en esos dos dias!
Aquello fue , para él, el· paraiso. Cuando regresaba bacia el
Castro Pretorio iba pensando: dpara qué vivir mas? después de
esto, sélo el Cielo . .. No tenia apetito, no estaba cansado, vivia
fuera de lo h umano. . . Sélo cuando hubo pasado la euforia, se
dio cuenta de que .habia sometido a su organismo a una tensi6n
tal que Io habia casi agotado . ..
Después Boretto . . . iLas cosas ·que iba pensando Zatti
cuando el tren corria velozmente bacia Reggio Emilia! Tejia
escenas en su mente y rehacia historias vividas 40 afios antes . ..
( l ) "Yo gocé como nadie . . . Yo siempre estaba en primera fila"
solfa narrar él afios mas tarde.
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15 Pages 141-150

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15.1 Page 141

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1Qué de abrazos con sus parientes y amigos, qué de recuerdos
revividos! La hora mas feliz: la que pas6 ayudando Misa en la
iglesia donde fuera bautizado. . . Ahi, de hinojos, ante el viejo
altar, con las manazas juntas y los oj6s fijos en ·el altar, parecia
un angel monumental.
Llego la hora de regresar. Zatti la ansiaba. Después de
Turin, de Roma y de Boretto, Europa con toda su magnificen-
cia, ya no tenia significado alguno para él. .. Volver pronto a
sus enfermos: dCOmo estaria "la muda"? dy el macrocéfalo? dy
el viejo Mateo?
El 28 de abril de 1934 se embarco en Napoles a bordo del
paquete Oceania, siempre en tercera clase. Busco el camarote
303. En él deposito la valija negra y unos paquetes de objetos
sagrados. Estaba contento: volvia a su hospital. ..
Argel, Gibraltar, Pernambuco, Bahia, Rio de Janeiro, San-
tos, Rio Grande y Montevideo, que visito de paso no le llama-
ban l.a atencion. Traia el alma llena de emociones: no cabia
otra cosa, sino volcarla en el corazon de sus queridos enfermos.
Aosiaba lkgar. A mediados de mayo estaba de nuevo en Vied-
ma. Sus buenos hermanos le prepararon una recepcion emocio-
nante. Todos los cmfennos que podian andar se ubicaion en el
zaguan grande del hospitai. La ·'muda" .con su h·aje de arpille-
ra estaba también alli, en primer término. . . En las oquedades
misteriosas de su alma habia llegado quién sabe qué rara luz;
porque narran las enfenneras que apenas se hablo de la llegada
de L:atti, ella se ubico en primel'a fila y no hubo policia que la
sacara de ahi .. .
Y cuando aparecio el buen samaritano descendiendo del co-
che frente al hospital, fue una salva de aplausos, de vitores y
de vivas. En ese momento se produjo a•lgo extraiio. La "muda"
que nunca habia pronunciado sino sonidos guturales inarticu-
lados, en ese momento de general expansion, forzando todas sus
energias fisicas e intelectuales, dicen que logro gritar, seiialando
al buen coadjutor que avanzaba hacia el zaguan: ... jatti!!!
Después, las narraciones largas y emocionadas, las buenas
noches interesantisimas, los episodios pintorescos contados por
él, que tan bien sabia narrar.
Contaba sobre todo, como se gozo él visitando el Cotto-
lengo de Turin, como mientras los demas peregrinos pasaban
por las salas, él se quedaba dialogando con los enfermos y pare-
eia que no podia despegarse de ellos ...
141

15.2 Page 142

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Y despu és de haber devuelto el traje que le habian pres-
tado, y de haberse puesto nuevamente su guardapolvo vetera-
no, comenz6 otra vez a cuidar a sus ancianos y enfermos, a
recorrer las calles de Viedma para llevar remedios y consuelos
a las familias pobres y a recorrer dia y noche las salas de ese
Hospital San José, la palestra de su santidad.
De ese modo, esos tres meses de ausencia, las unicas vaca-
ciones que se tom6 en su vida, fueron para él un intermezzo
inolvidable . . .
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15.3 Page 143

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CAPITULO XX
EL MALABARISMO DEL CLIENTE 226
Zatti es adrnirable en muchos aspectos de su vida; pero
quizas en ninguno como en el malabarismo de que debi6 hacer
gala para llevar adelante un hospital cargado de deudas y sin
recmsos. dC6mo· este hombre pudo sostener una instituci6n asi
casi por medio siglo? "Zatti opera con recursos divinos" me
deda una vez un médico. "Zatti anda por caminos extraordi-
narios" deda otro. Y era cierto. Su fe lo salvo siempre. El
crey6 en la palabra de Cristo: "Mirad las li:J;ios del campo: ni
aran , ni tejen, ni tienen ~raneros y Dios las viste que ni Salo-
m6n ... " (Math. VI. 26) 'Cuanto mas a vosotros, hombres de
poca fe, que sois sus hijos". Nuestro buen samaritano crey6 a pie
juntillas en esas palabras. Jesus habfa dicho: "Las cielos y la
tierra pasaran pero mi palabra, no". Habia insistido en oh·a
ocasi6n: "Pedid y recibiréis, buscad y enconh·aréis, golpead y
os han de abrir" (Math. VH. 7). El que cree firmemente, basado
en estas estupendas promesas, es clara que va a desembocar
necesariamente en el milagro; si tiene fe y confianza, consigue.
Matematicamente. Obtiene lo que pide. Es lo que hizo Don
Artérnides.
Las deudas de Zatti eran proverbiales en Viedma y en
Patagones. Todo el mundo sabfa que cuando Zatti iba con som-
brero en la bicicleta, era porque iba o al Banco a pedir crédi-
to o bien a algun estanciero de fortuna. Cuando iba ademas sin
guardapolvo y con sombrero, el caso era muy serio. Y basta se
le trasluda en el rostro. Sus ojos estaban relucientes. 1Cuanto
sufri6 ese hombre las angustias mortales de las deudas! Una
vez lo vieron llorando en el Banco: deb!::1 levantar un pagaré y
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15.4 Page 144

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no tenia un céntimo. Ya no tenia a quién recurrir. Habfa gol-
peado a todas las puertas. Y estaba alla en el Banco de la
Provincia llorando, rezando y esperando. . . Alguien, no sé
quién, fue al Obispado: -Monsefior, le dijo a Moos. Esandi,
L:atti esta llorando en el Banco: no tiene dinero para levantar
un pagaré.
-jQué Zatti este! jSiempre el mismo! -dijo Monsefior me-
neando la cabeza. Y se encamino a la Vicarfa Generai: -~Tie­
nes algun dinero disponible? - pregunto a Mons. Borgatti.
-:-Habria algun dinero de la Revista Eclesiastica, - le con-
testo el Vicario.
-Bueno: vete en el auto hasta Patagones. Hay que salvar
a ese hombre ...
Diez minutos después, Zatti refa y lloraba. De donde él no
esperaba le llego la Providencia. El sabia que iba a llegar; p ero
no sabfa de donde. jY cuantas veces le sucedio lo mismo!
A veces pedia directamente asi: -Don Pedro, ~por qué no
le presta ciuco mil pesos a Dios?
· -~A Dios?
-Si, Don Pedro: es siempre un buen negocio prestarle a
Dios . ..
jLastima que no todos tenfan su fe! Si la hubieran tenido, _.
no hubiera debido él derramar tantas lagrimas en los Bancos,
en la calle, en las puertas que se le cerraban en la cara ...
Debo anotar, sin embargo, para honra y prez de Viedma y
de Patagones, que en ambas margenes del rio Negro, hallo Zatti
una generosidad 9,ue conmueve. Si alguna vez no le pi·estaban
era porque no pod1an. Y él no pedfa solo a los ricos. No. A todos
pedia. Sabia que el que da, esta haciendo una obra bti.ena, y
él no querfa dejar a nadie con las manos vacfas de buenas
obras ... A un chacarero analfabeta le ensefio a firmar para que
le saliera de garantia en el Banco. jHay que ver la firma del
pobre labrador, cuando a la vuelta de algunos meses se fue
deformando aquel garabato "que decfan que decfa su nombre"
como afirmaba Sancho! ...
· Es claro que Zatti no solo 'esperaba en Dios. "A Dios rogan-
do y con el mazo dando" era también su maxima. "Ayudate que
Dios te· ayudara". Porque él pedfa a todos: a ricos y a pobres,
a ·catolicos y a gentiles. Y a veces no sin cierta picardia ... En
una ocasion, necesitaba una buena suma. Fue al Obispado y
como quien no quiere la cosa, le dijo al Prelado diocesano que
iba a ir a pedirle el préstamo a un ex-sacerdote: -No, eso no
144

15.5 Page 145

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puede ser, dijo Mons. Esandi, - hay que solucionar el problema
en cualquier otra forma. Y le extendio un cheque sobre los
fondos episcopales . . .
.
A veces le decian que cierto dinero era mal habido, que no
debia recibirlo: -Déjelo, nomas, decia él; yo me encargo de
purificarlo en el crisol de la beneficencia: la caridad es fuego,
y como él, todo lo purifica ...
Y no se crea que el buèn samaritano se despreocupaba de
los medios naturales. De ninguna manera. Mientras juntaba sus
manos para rezar, empleaba su mente para excogitar algun ex-
pediente raro para juntar billetes. Ante todo, su filosofia de
las finanzas era de lo mas peregrina. Puede resumirse asl: "Las
crisis son el resultado del estancamiento del dinero. Dios ha
creado la riqueza para que circule entre todos. A veces permite
que se estanque y entonces se originan esas dos categorias de
personas que se llaman ricos y pobres . A unos les sobra y a
otros les falta. Cuando los pobres se conforman con lo que tie-
nen y los ricos utilizan bien lo que les sobra, todo va bien; rero
si los pobres chillan y los ricos despilfarran, todo anela mal. El
din t;!rO debe circular y pasar de mano en mano para que todos
puedan gozar de sus beneficios".
Y para corroborar esta su filosofia de las finanzas, solfa
narrar el siguiente apologo: "Habia vez y vez un pueblo donde
los priQcipales dellugar estaban endeudados. A tal punto gue no
se atrevian a salir de sus casas por temor, naturalmente, de en-
conb·arse con sus acreedores. Pues el hotelero debia mil pesos
al almacenero; este, mil al fru·macéutico; este, miil al constructor
que le ampliara d local; el constructor, mil al médico que tle ha-
bia curado una fractura , y el médico le debia mil al hotelero
por concepto de alojarniento y comida.. En el pueblo vivian,
pues, ocultandose los unos de los ob·os. Hasta que plugo al
Cielo que llegara al hotel un viajante. Este, como debia ir a
lugares poco seguros, le pidi6 al hotelero que le guardara por
20 dias los mil pesos que llevaba en la billetera. Apenas el.
viajante hubo paitido, el mesonero penso: "Con estos mil pesos
voy a pagar al almacenero: después ya me industriaré para con-
seguir lo necesario para devolverlos . . ." Dicho y hecho. Pago
al almacenero. El ali:nacenero respiro: ese dia habia prometido
saldar su deuda con el farmacéutico. Este apenas recibi6 los
mil, corri6 a alegrar al consb·uctor. Este sorprendi6 gratamente ·
al doctor y el galeno vol6 con los mil a satisfacer al hotelero.
Cuando entro en el hotel vio que sus cuatro amigos estaban ju-
145

15.6 Page 146

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ganda, alegremente, a los naipes, cosa que hacia tiempo no se
vefa. Y él también se unio al juego y todos pasaron una tarde
deliciosa. Se habfan pagado 5000 $ de deudas y el hotelero tenia
intactos los 1000 $ del viajante providencial. . . Es cuestion de
hacer circular la moneda" ...
Este apologo, verdadera parabola del Maesb·o Zatti, lo
llevo él a la practica durante toda su vida. El pedia un crédito
al Banco de la Nacion o al de la Provincia de Buenos Aires,
sucursal Patagones. Cuando llegaba la fecha de pagar, pedia
al amigo A lo necesario. Y firmaba un pagaré. Cuando venda
el pagaré, pedia prestado a ob·o amigo B y quedaba bien con
el acreedor A.' Cuando debfa abonar al amigo B, se iba a verlo
a un tercer amigo C y saldaba su deuda. Para satisfacer a C
le sacaba, quizas a regafiadientes, al vasco D lo necesario y
finnaba ob·o documento. Cuando debfa levantar ese documen-
to, ya hacia varios meses que no pedfa nada a A, y como no
era justo qùe su dinero permanecier~ estacando, volvfa a iniciar
la cadena de préstamos y obligaciones .. .
Es posible que alguno le fallara. Entonces intervenfa la
Providencia, a veces en forma de subsidio gubernativo, a veces
en forma de limosna. Si no obtenfa nada de esto, acudfa a los
pobres. jCuan emocionante es ver la cantidad de gente de hu-
milde condicion que ha favorecido a Zatti y al hospital! He
hecho el proposito de no citar nombres en este capftulo; pero
de citarlos, mis lectores verfan la cantidad ingente de hom-
bres b·abajadores, obreros, campesinos y humildes empleados
que en decenas de ocasiones pusieron su rùbrica al !ado de la
de Zatti para respaldar su crédito en el Banco . .. Vaya hacia
ellos, como una pobre voz de aliento, la palabra de un pata-
gonico, que, al comprobar ese alarde de sencilla esplendidez,
siente el orgullo d e h aber nacido en esa tierra donde se com-
prendio tan bellamente al "pariente de todos ùos pobres" ...
Los mismos superiores frecuentemente se asombraban del
.malabarismo de Zatti. Veamos esta carta del P. Inspector:
"Querido Zatti: Recibl su carta del mismo tenor que las an-
teriores . Es Ud. admirable para salvar dificultades . ~.Quién podra,
como Ud. administrar deudas con tanta habilidad? Se ve que la
Divina Providencia tiene un cuidado esp ecial de Ud. y del hospital
que atiende" ... (l)
Otras veces el supérior debia velar por los prestigios de la
( l ) A.rchivo del Hospital San José. Carta del 10-VI-1946.
146

15.7 Page 147

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Congregacion y entonces se veia en la obligacion de escribir ep
otro tono. Esta carta es dos afios anterior a la citada:
"Querido Zatti: Recibi su carta y Ud. sab e que al par de
Ud. me preocupan las deudas de ese hospital. H ace aiios que Ud.
me as egur6 que con el aum ento de subsiclio se ilabrian liquidado
en pocos afios y resulta que estamos siempre igual. Si tuviera la
Inspectoria con qué liquidarlas, ya lo hubiera h echo, p ero la -liJSo
p ectoria ..es ta bos tezando de hambre. Luchamos para pagar las deu-
das que agobian, p ero no logramos arrojar es te p eso de nuestras
espaldas. V.amos ahorrando constantemente y pagando y confia-
mos, con el faver de Dios, !legar a extinguirlas. Haga Ud. io m'is-
mo, pero al pagar una deuda, no contraiga ot:ra mayor ni me-
nar . .. " (l)
Se ve que el buen P. Inspector fue entendiendo poco a po-
co el m~labarismo de su gran coadjutor. Al principio no podia
comprender como se puede vivir haciendo siempre deudas. No
conocia todavfa el apologo ...
Por otra parte el P. Picabea dispuso en 1946 que el direc-
tor del Colegio S. Francisco se hiciera cargo de las deudas del
Hospital San José. Y el P. L6pez, con su natural capacidad,
ayudado con los fondos inspectoria•les, logro en breve saldarlas
Pero Zatt~ no hubiera sido Zatti si no hubiera andado toda
su vida de la cuarta al pértigo. (2) Las deudas le aumentaban
la fe . Cada milagro que lucia la Providencia en su favor, era
una inyeccion de vida espiritual para el hombre de Dios. Las
ansiedades que le producian los vencimientos eran como un aci-
cate para que rezara m::ls y mejor. La alegria que exp erimen-
taba cada vez que solucionaba un apremio economico era como
un regreso al Amor de los Amores. jFE:)lices deudas, pues, si
provocaban tales soluciones!
Los apuros financieros han de haber conh·ibuido en un
60 % al perfeccionamiento de este caballero de la Cruz.
Cuando en el Banco de la Nacion le pidieron que hiciera la
declaracion de bienes para acordarle crédito, él se puso serio,
recapacito un momento y luego dijo: -dMis bienes? Esos cua-
renta seres humanos, los pobres, los enfermos , esos son mis
bienes: dnO vale mas un ser humano que miles de ovejas? ...
El gerente, que no esperaba esa salida, al punto le abrio
crédito.
(l) Archivos del I-Iospital San José. Carta del 29 de julio de 1944.
( 2 ) "Andado a ]a cuar ta pregunta", di1·ian en Espafia.
147

15.8 Page 148

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. En otra ocasion, cuando ya tenia 70 enfermos, respondio lo
mismo a un inspector de Bancos. Por eso él solia encomiar la
grandeza del enfermo y decia: jVaya si valen los enfermos!
Sirven hasta en los Bancos .. .
Respecto del dinero, fue el hombre mas desprendido que
imaginarse pueda. El solia decir: -Yo no pido a Dios que me
dé dinero, sino que me indique donde esta .. .
Uno de los médicos del hospital solia prestarle gruesas
cantidades. Pero cuando el galeno estaba de mala, no habia
medio de arrancarle un cuarto. Entonces Zatti acudia a su mu-
jer y ella siempre le daba. Una vez ella le pregunto: -dY como
se arregla Ud., Zatti, para bacer frente a tantas deudas? -Vea,
sefiora, -respondio él, -es una habilidad como cualquier oh·a...
. Zatti convencia. Cuando él se presentaba a pedir, habia no
sé qué de divino en él que fascinaba. Quien escribe esto lo ha
visto pedi1: muchas veces. Habla con conocimiento de causa.
Una vez fue a ver a un comerciante que tenia fama de taca-
fio. Debia levantar un pagaré. Esa vez no hallaba quien lo ayu-
dara y acudio, como primerizo, a este caballero. Le expuso el
.caso. El otro meneo la cabeza y al cabo le dijo: -No puedo,
Don Zatti, no puedo. . .
·
El "pariente de todos los pobres" no se inmuto. Muy cor-
tés y afable, replico: -Esta bien, sefior, si no puede, le agra-
dezco lo mismo ...
Y girando sobre sus talones, emprendio la marcha hacia
la puerta. El comerciante se quedo mirandola. Habia tal de-
cepcion en su rostro, tal amargura en sus ojos, que lo con-
movio: -Digale que vuelva ... -le dijo al dependiente. Zatti
regreso y salio por segunda vez del comercio, ahora la mar
de contento . ..
Cuando alguno de los médicos le preguntaba: -dComo va-
mos Zatti?, ya. se sabia, se referia a sus apuros economicos.
Y el hombre de Dios, contestaba asi: -Por ahora bien: mas
adelante, también; porque ·la Providencia nunca falla.
Sus deudas llegaron a alarmar al Banco de la Nacion. En
1943 el inspector bancario dejo consignado: "No obstante ope-
rar con buenas firmas, conviene reduzca la deuda". A fines de
ese afio se anota: "Reduce la deuda en forma apreciable". Sin
embargo nunca se elevo tanto su deuda como en 1938, cuando,
entre ambos Bancos debia 21.000 pesos.
El afio 1944 le exigen otra declaracion de bienes. En esas
declaraciones, él echaba mano de elianto bien raiz, semovientes,
148

15.9 Page 149

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industrias, créditos hipotecarios (1), y artefactos podia. Asi figu-
ran siempre: un terreno que tenia en condominio con un pa-
riente, las vacas de la Escuela Agricola, una fabrica de bal-
dosas que administraba su primo, el auto Dodge de marras. etc.
Siempre que se le acuerda un crédito en el Banco de la
Naci6n se agrega esta advertencia: "Acordado por la respon-
sabilidad de las endosantes, que aseguran su reintegro: respon-
de esta obligaci6n a suministro de carne, leche, articulos ali-
menticios, etc., para el Hospital San José".
Zatti era el "cliente N9 226" de la sucursal Viedma. Si no
le dio ganancias a esa benemérita instituci6n de crédito, sin elu-
da le ha dado la oportuniclad de hacerse méritos h·ente a la
sociedad para la cual trabaja. Hacienclo una excepci6n al pro-
posito anteriormente enunciado, debo consignar aqui, en honra
suya, lo que el Sr. gerente D. Juan Pablo Bussalino dei6 escrito
en las libros del Banco, cuando de Casa Centrai le llaman lfl
atenci6n por las excesivos créditos que acuercla a Don Zatti.
Dice : "Negar esos acuerdos hubiera sido negar la vida a lo5
desheredados de la fortuna, las gue, carentes de recursos , acu-
den al hospital, donde san recibiclos con las mejores sentimien-
tos humanitarios y sin ningun interés d e lucro .. . El administra-
clor carece de responsabilidad material, p ero en cambio le so-
bra la. moral, tan respetable o mas que la anterior ... "
jMagnifica tasaci6n de las valores morales! No solamente
debe contar lo metalico y materia! sino también lo gue. en el
fondo, vale mas: las prenclas morales y las cualìdades del alma.
jLos bancarìos comenzaban a entender a Zatti y el valor de·
sus enfermos!
Asi Zatti poclia llevar aclelante su · obra: con sus sacrificios
personales y la comprensi6n humana de sus amigos. Pero qué
pena experimentaria él, que se desvivia por ayuclar a toclos, él,
que teniendo un billete en el bolsillo lo claba al primero que se
lo peclia, él, que estaba dando gota a gota su vìda en favor de
un pueblo, él, que era la generosìdad personificaéla, cuanclo re-
cibia una carta de w1a "seiiora bien" de la localiclacl en que le
cl e d a :
"Sr. Zatti: Agradeceré me haga el bi en de entregarle al chico
los dos pesos con cincuenta centavos, qu e los necesito ... "
(l) Tenia hipotecaclo el terreno del hospitai.
149

15.10 Page 150

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jA él, que estaba dando su sangre y su vida por todos, le
reclaman las dos pesos y medio que le habian prestado! ...
Zatti no dejaba de acudir a todos las recursos licitos para
disminuir las deudas. Asi, cuando en 1946 escribe a la Drogue- ·
ria Inglesa de Bahia Bianca, expone al gerente algunas con- '
sideraciones:
"Como por varias causas nunca pudo ser saldada nuestra
cuenta, ahora lo haria con algun esfuerzo; pero me tomo la liber-
tad de exponer alguna consideraci6n y en base a ellas y con la
generosidad que le dieta su noble coraz6n haga a la actual deuda ·
toda la poda que le sea posible. Por cuanto no ha de ignorar
Ud. que el Hospital San José, fundado en el ai:io 1889, etc. ... "
y justo es decido, siempre hallo eco en el animo de la gran
mayoria de las que servian a esta nueva "casa de Dios" que
administraba Zatti.
Confiaba . en la Divina Providencia, pero sabia que esta
·deja siempre un buen margen a nuestra actividad personal.
Por esa él juntaba •las manos para rezar, pero sus pies se mo-
vian hacia las cuatro vientos en busca de medios. Un dia lo
enconh·o su sobrina al enh·ar al hospital. Iba con sombrero.
-jQué paquetop, tio,.-le dijo la religiosa.
-Vengo emocionado, -replico él, -figlirate ... Me acaba
de salvar la Divina ~rovidencia ...
-Cuente, a ver, 2,como fue?
- Y. . . necesitaba 6.000 $ para levantar un pagaré. No
sabia ya a quien recurrir. Fui ~ la estacion a ver si ahi podia
"cazar al vuelo" a algùn amigo . .. Y he aqui que uno cle ellos,
partia, hecho unas pascuas de contento, para Eurbpa. Inmedia-
tamente lo felicité y. . . naturalmente le hablé de mis apuros.
Era tal su gozo que apenas le dije, saco la billetera y me dio
las 6.000 $. Miralos .. :
La gente canada las apremios finanCieros de Zatti. Sabia
a donde iba y hasta cuanto ·debia .. . solo con verlo. Si iba en
bicicleta y con sombrero, iba al Banco de la Provincia de Pa-
tagones. Dejaba la Im1quina en el muelle y, en lancha, pasaba
el rio. Al Banco de la Naci6n iba familiarmente, con guarda-
polvo y en cabeza. Cuando le preguntaban a donde iba, él so-
Ha decir: -2,Y no ves? Cuando voy asi, ya sabés a donde voy ...
Oti·as veces contestaba: - Voy a levantar un muerto ... (iba
çontento: tenia dinero para levantar el pagaré).
A veces Dios castigaba a las que no lo ayudaban. Habfa eu-
rado y tenido en el hospital a un mercachifle. Zatti necesitaba
150

16 Pages 151-160

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16.1 Page 151

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dinero. Le pidio, al salir que le diera, antes de irse al hotel,
por lo menos 3b0 $. El otro se nego. Se fue sin darle nada.
Pues bien: por el camino, pierde la billetera. No puede ir al
hotel y debe volver a la "Casa de Dios", "L'Hotel-Dieu" como
llaman en Francia a las hospitales ...
Hasta se puso de baldosero, fabricante de baldosas, vol-
viendo a su antigua oficio, para hacerse de algunos pesos, en
épocas de tremenda estrechez financiera. Fabricaba baldosas
para reparticiones pùblicas y estas le pagaban con "vigilantes"
nominales. Las obr·eros de Zatti figuraban como agentes . . .
Doi1de quiera hubiera un alma generosa, ahi estaba Zatti
pidiendo su cooperacion para salir de sus comprqmisos ban-
carios. Asi vemos que él ha recurrido a pobladores de Rio Co-
IOl·ado y de Generai Roca, a hombres y a mujeres, a ricos ha-
cendados y humildes menestrales, a criollos y a extranjeros,
a creyentes y a incrédulos.
Su contabilidad era, por cierto, extrafia. Solo él entendia
esa partida doble gue ll evaba. El, jocosamente, llamaba partida
doble a su adminish·acion, porque, deda, que en el bolsillo
derecho echaba el dinero que recibia y en el izquierdo, las
cuentas ...
Alguna vez las superiores le pusieron contador. Desde el
19 de enero de 1931 hasta el 19 de enero de 1932, el hosnital
se dio el lujo de tener un contador aleman. Pero al afio Zatti
vuelve otra vez a su "partida doble". Y asi hasta 1941, en eme
de nuevo le ponen contador. Pero por poco tiempo. Luego las
superiores se dieron cuenta de que una adminish·acion que b::l.-
rajaba recursos divinos debia estar solo en manos de un santo
como Zatti. Y lo deiaron en paz con su "partida doble" .. .
Asi pas6 el "cliente 226" del Banco de la Naci6n Argentina.
Creo que nunca en las anales bancarios se regish·ara oh·o caso
semejante. Nunca jamas se vera el caso de un hombre que,
como él, a fuerza de iuegos malabares y de equilibrio de vola-
tinero, haya llevado adelante una obra colosal como la su va ...

16.2 Page 152

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CAPITULO XXI
LA HORA DE LA PRUEBA
Zatti fue sometido por Dios a muchas pruebas; pero pro-
bablemente ninguna tan seria como la del afio 1941. Ese afio
fue probado a fondo. Hasta entonces el Sefior lo habfa privado ·
de cosas que él amaba. Ahora lo va a privar de lo que él mas
amaba: su h ospitai. Y él, sensibJ,e como era, va a beber hasta las
heces el caliz de su mayor amargma. Porque Zatti era sen-
sible. En el capftulo XIII vimos que el buen samaritano sentia
la poesia. El poeta es generalmente un hombre desdichado por-
que siente, en carne viva, la punzada de espinas que otros ni
ven siquiera. Por eso son tantos los poetas sin fe que se han
suicidado.
Me decfa el Dr. Sussini que Zatti era un hombre suma-
mente sensible. El nunca se acostumbr6 al cLolot. Decfa elr'nen-
cionado médico que "delante de Ios enfermos graves, bromea-
ba y refa, a veces, para darles animo; pero luego a solas llora-
ba . .. " Una de sus mas ancianas enfermeras sostiene que
"cuando no podfa ayudar al pr6jimo, lo vefamos lagrimear".
Uno de los sacerdotes salesianos que lo ha estudiado con mas
espfrihr critico, ha escrito:
"Don Zatti consid eraba a la muerte como el fin logico y
natura! del ser Immano y por eso, sin dejar d e combatir la en-
fermedad y la muert e, utili zando todos los m edios que médicos y
medicinas ponian a su alcance, no desmayaba cuando alguno de
sus enfermos fenecia. Se le notaba si, un dejo de tristeza y algunas
veces también lagrimas en los ojos, sobre todo si el. enfermo qu e
moria era un hermano de Congregaci6n o uno de esos enfermos
152

16.3 Page 153

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bu eno : cuya dolencia le permitia constituirse en enferm ero de los
mas graves ... " (l)
Zatti, era, pues sensible al dolor y a las penas. Es de ima-
ginarse, entonces, qué agonias de muerte habn't probado cuando
ese afi.o le destruyen el hospital y él debe irse con sus enfermos,
sus colchones y sus bartulos, a los aledafi.os de la capitai rio-
negrina y sigue alla, llevando una vida precaria, como un ven-
cido que ha sido a parar a un campo de concentracion o como
quien ha ido a enturbiar la paz bucolica de aquel ambiente de
vacas, abejas, aves domésticas y gorjeo de pajaros que reinaba
en la Escuela Agricola San Isidro, la "quinta 'e los Curas" como
le llamaba el vulgo.
<:\\Como se origino ese derrumbe? jCosas de Dios!' El Sefi.or
necesitaba probar a su siervo y dispuso los acontecimientos de
modo que Zatti viera un dia, con los ojos nublados de emocion,
que la piqueta demoledora reducia a polvo a su querido hos-
pital. En 1934 se crearon nuevas diocesis en la Argentina. Una
de ellas, fue la de Viedma, con jurisdiccion sobre toda la Pa-
tagonia, excepto el Neuquén. En los primeros afi.os del Obis-
pado surefio, el Prelado y sus colaboraàores vivieron en el
viejo ex Colegio de Maria Auxiliadora. Era inutil querer her-
mosear y ornar el vetérrimo caseron: agnello era impropio.para
el fin a que se destinaba. Habia urgente necesidad de levantar
un edificio apropiado . En 1936 llego de Turin, el Prefecto
Generai de la Congregacion, Don Pedro Berruti. Venia con la
mision de preparar un convenio a fin de repartir los bienes que
tenia la Sociedad Salesiana, algunos de los cuales, habiendo si-
do adquiridos "intuihl Ecclesiae", pertenecian naturalmente a
la nueva Diocesis. El superior, de acuerdo con. Mons. Esandi
v sus consejeros, prepararon el convenio. Entre los bienes que
figuraban como pertenecientes al Obispado, est aba el terreno
donde funcionaba el hospital. Por oha parte, era el lugar mas
indicado para palacio episcOJ)al, pues estaba al lado de la C"l-
tedral y h·ente a la plaza Alsina. Ademas, un hosnital, colocado
àhf. h·ente a la nlaza mas anti)!ua del pueblo, donde los con-
valecientes tomaban socr todos los dias, no parecia prudente
, ; ediliciamente estético. E ne idas y venidas, enmiendas y
correcciones, pasaron algunos afi.os . Entre tanto se g:estionaba
ante el Gobierno Nacional, la construccion de un edificio ade-
(l) Archivo de h Insnectoria San Francisco favi er. Bahia Bianca.
Apun tes del P. Mario Brizzola.
l'53

16.4 Page 154

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cuado para palacio episcopal. Cuando todo estuvo listo, el Pre-
lado lo comunico al P. Inspector salesiano y este dio la orden
de abandonar el local para dar lugar a que los ingenieros gu-
bernativos demoliesen lo éxistente para levantar el actual pa-
lacio episcopal.
Por otra parte, en Viedma se construia ya un Hospital Re-
giona! con que el Gobierno Nacional venia a Uenar una sentida
necesidad de toda la comarca. Zatti veia venirsele abajo su
obra . . .
Escribi6 entonces al P. Inspector. Lamentamos no haber
hallado esa carta. Debe ser un documento interesantisimo. Pero
tenemos ùn reflejo del mismo en la contestaci6n del P. Picabea
a Don Zatti. El superior, el 12 de diciembre de 1941, le escribe
desde Fortin Mercedes, del tenor siguiente:
"Estimado y recordado Zatti: Recibi su carta, escrita mas
con el coraz6n que con la piuma. En ella ha volcado Ud. su ahna
enamora da de la caritativa y abn egada misi6n que, aiios ha, des-
empefia en ese hospital. Es comprensible, pues, que se apene, al
a clvertir que se acerca el momento en que por la condici6n pre-
sente de las cosas, el hospital salesiano tiene que ceder el lugar
al hospital del .Gobierno : no en balde ha consagrado cuarenta
afios de vida al servicio de las miserias humanas en ese Hospital
San Tosé qu e es ~m p edazo de Ud. mismo, si no Ud. todo entero.
No eludo que el buen Dios que le ha dado fu erzas para realizar
tantos y tan prolongados sacrificios, se las clara. también para cum-
plir el de la obediencia lisa y !lana. Le escucharé en la eJ>:posici6n
que desea hac.erm e acérca de un proyecto para pagar las deudas;
proyecto que Ud. conceptua efi caz. jLas tim a no Io haya aplicado
an tes l Me asegur6 tantas veces que las deudas se liquidarian en
dos afios, y es tas existen aùn. Ignoro el monto, porque a pesar de
rùis p edidos reiterados, no me ha enviado aun el balance anual de
los afios anteriores . La propuesta del Dr. Harosteguy la estudiara
el Consejo y se resolver.a. Entretanto Ud., como buen salesiano, no
se prive del mérito de la ob ediencia ... " (l)
Entretanto llegaban ingenieros, constructores y obreros de
la Direcci6n Generai de Arquitectura de la Naci6n para dar
comienzo a las obras del nuevo Obispado. Habia que dejar va-
cio ese lugar. Zatti hasta lo ultimo, esper6 en un milagro; pero
Dios gueria el milagro de su sacrificio, abnegaci6n y obedien-
cia. . . Y ese si se realiz6.
"Lo he visto llorar como un niiio" dice uno de los sacer-
dotes que estuvo a su lado en esas horas de calvario. Zatti ne
(l) AI'chivos de la Inspectori a. Bahia Bianca.
154

16.5 Page 155

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tenia donde llevar sus enfermòs. Ya los albafiiles comenzaban
la demolicion y los pacientes estaban todavia en el hospital.
El pobre Zatti andaba en esos dias totalmente aturdido. Cuan-
do él vio caer esos muros macizos que él habia visto levantar
en 1912, como un. iris de esperanza para su obra redentora;
cuando veia reducidas a polvo esas salas que él habia levantado
en 1922 con tantos sacrificios; cuando veia caer, uno a uno esos
ladrillos que él habia hecho poner en 1933 pru·a ampliar la sec-
cion femenina del nosocomio, le parecia que cada golpe de pi-
gueta se lo daban en el corazon. Iba, venia, volvia a ir y tor-
naba a venir: estaba desorientado: no sabia lo que hacia ... ·una
pena tremenda, una pena mas dura que la muerte, una agonia
mucho mas dolorosa que todas las gue él habla visto, era lo gue
ahora nublaba su alma como una tormenta repentina, como una
cerrazon sin precedentes. . . Pero de sus labios no saHa una
sola palabra de reproche para nadie, ni de rebeldia, ni de pro-
testa. Nada. Los ojos manaban lagrimas, por necesidad biolo-
gica; su cm·azon sangraba pero en el cielo de su alma aparecia
el sol a cada rato, porgue a cada momento juntaba las manos,
ofrecfa a Dios su dolor y se sometfa enteramente a la obedien-
cia. Iba al tempio : · rezaba de hinojos, saHa con los ojos hù-
medos e iba a dar ordenes: -Lleven estas camas a la quinta . . .
A ver : que venga el camion de Nobili . .. y los carros de la
carcel. . . Vamos, pronto .. .
Y mandaba. Pero él mismo se sentia sonambulo.
Los ultimos enfermos salieron bajo el polvo de los prime-
ros muros del hospital que se derrumbaban. Los obreros de Ar-
quitectura no sabian de qué se h·ataba. Ellos recibieron ordenes
de demoler y demolfan. . . Cuando las enfermeras veian gue
sobre el jardin gue ellas habian cuidado cqn tanto esmero,
caian trozos de pared, ahogando los claveles, rosas y crisan-
temos, se echaban a llorar. Zatti procuraba darles animo y les
deda gue se dejaran .de sensiblerias: pero mas estaba él para
ser consolado gue para consolar ...
Y los carros iban y venfan de la Escuela Agricola, llevando
sin cesar, enfermos y enseres.
.
Llego un momento en gue se vio que el buen samaritano
estaba agotado. Se noto que sus nervios ya no le respondian.
Fue cuando uno cometi6 la imprudencia, en ese momento tre-
mendo de su vida, de decirle: -Don Zatti, mire lo gue dice
la gente .. .
-2Qué dice la gente? -inguiri6 él realmente abatido.
155

16.6 Page 156

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-Dice que Ud. cierra el hospital porque esta fundido ...
En ese momento Zatti apreto los dientes, cerro los pufios,
un rìctus dramatico de dolor se dibujo en su rostro '/ luego
levantando los brazos, grito con voz estentorea, hecho una fie-
ra: -Por favor, que no me hagan hablar, que no me hagan
hablar ...
El que habia levantado tamaila tempestad en esa alma pla-
cida, confiesa que se lleno de terror al verlo tan fuera cle s!.
Nunca habia él pensado que Zatti era capaz de gestos tan alti-
vas. Le dio miedo verlo asi. . .
·
Luego el buen samaritano giro sobre sus talones y se fue.
Se fue a rezar. A llorar. A gemir a solas. A sorber en silencio,
gota ~ gota, toda la amargura que rez.umaba su alma dolorida . . .
Ahi se vio cual era su caracter. jGuay si él no lo hubiera
dominado por el ejercicio de la virtud! .. .
En la Escuela Agricola todo era necesidad. Alla no habia
nada preparado. Los locales no eran apròpiados para hospital.
Habia gue crearlo todo. Para peor, se creyo al principio gue
podrian llevarse los accesorios y materiales de la demolicion que
la Direccion de Arquitectura ·no iba a utilizar. jVana espe-
ranza! Ni los artefactos de los bafios, ni las lamparas eléch·icas,
ni los marcos de las ventanas se pudieron aprovechar, pues ha-
bia un conh·ato de por medio. Y tanto los que enh·egaban los
materiales como los que los recibian, debian respetarlo, pues
·debian dar cuenta a la Adminish·acion Nacional.
Lo que mas le doHa en ese viacrucis era el ver llegar en-
fermos y él ya no poder rècibirlos porque estaba de muòanza
;y tenia orden de no recibir mas. un· dia, ante un pedido de cama,
le dijo a su segundo, Francisco Bielawski, casi llorando: -Yo no
puedo recibir a nadie: debo obedecer.. . Haga Ud. lo que
quiera...
·
En otra oportunidad, pensando en que no podia ya recibir
a nadie, le oyeron hacer esta consideracìon: -c:Y si fuera Jesus
que viene en el enfermo?. . .
·
En esa hora de la prueba, Zatti fue martir. Era quizas lo
unico que le faltaba para modelar su caracter austeramente
ascético. jQué violencia tuvo que hacerse para no protestar,
para no gritar, para ser paciente! Porque los que estaban a su
lado, bien porque . no sabian lo tratado enh·e los superiores
eclesiasticos y religiosos o porque los irritaba aquello que ellos
creian un ah·opello, iban creando alrededor de Zatti un clima de
156

16.7 Page 157

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rebeldia. Y en medio de esa niebla, resplandecio, como una
estrella, el alma suave y serena del apostol de la caridad . ..
El mismo ayudaba a cargar las cosas. Mientras trabajaba,
lloraba. Pero se esforzaba por sonreir. Como debian poner en
algun lugar la ropa ya lavada y se estaba demoliendo la lavan-
deria, hubo que ponerla en la sala de operaciones. jEsa sala de
operaciones que fue el orgullo del buen samaritano, porque él
habia adquirido todo: oristales, instrumental, mesas y lamparas,
ahora un deposito de ropa! jQué pena le daba! . ..
Cuando alguien de los que le rodeaban tenia palabras de
censura para quienes se creia estaban ah·opellando los sagra-
dos derechos de los enfermos y los sacrosantos sacrificios de un
hombre tan benemérito, él cortaba, inmediatamente y no solo
no deda palabras de protesta, sino que los defendia · a capa y
espada.
.
Y comenzo la héjira. El camion de Nobili iba y venia de la
quinta. Se queria que se llevara primero los muebles y luego los
enfennos. Zatti llevo primero los enfermos. El ultimo . en salir
fue él: jCOmo el valiente comandante que en los naufragios
abandona el posh·ero el barco que se va hundiendo!
La gente miraba con respeto aquella exh'afia caravana. La
banda de los exploradores de Don Bosco los despidio con sus
alegres sones, que querian ser la despedida a una benemérita
institucion que desde 1889 venia tendiendo la mano a todas las
desgracias y miserias. Y alla en la Escuela Agricola, Bielawski
habia conseguido permiso de la polida para disparar bombas.
Y cuando asomo el carrito de Zatti con los ultimos enfennos,
crepito, alla arriba, en el firmamento, como un grito sonoro, la
explosion estruendosa de los petardos.
Copio· de unos apuntes de una de sus mas veteranas enfer-
meras, lo siguiente:
"El afio qu e tuvimos que salir del otro hospital creian al-
guno~ hacernos un favor , d{mdonos el Colegio d e las H ermanas.
Pero ~y Don Zatti? Nos partia el alma ten er que dejarlo con toda
la carga al hombro. Pedi y obtuve poder quedarme. Segui encar-
gandome de la rapa qu e en esos dias era un desparramo. Un poco
de rapa sin lavar y la mas para tender. os mandaron a la quinta
y como mejor pudimos ayudamos al querido Don Zatti. Por dos
afios tuùirnos que hacer tres viajes por dia contentas porque Don
Zatti se hacia todo para todos, siempre pensando en su gente,
girando como una ab eja para proporcionarnos el pan . .. "
El 3 de noviembre de 1941 se llevaron las cinco mujeres mas
graves al Pah·onato de excarcelados que el Sr. Aguilar, Director
15 7

16.8 Page 158

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de la Clhcel, le cedla con gesto generoso. Ahi pasaron dos me-
ses. Otras tres enfermas fueron a parar a la casa de la farnilia
Guerra, donde las atendia la Srta. Noelia Morero. Las del Pa-
tronato pasaron luego a la casa del Sr. Casadei, local que ·antes
habitara la familia Vinent. Por cerca de cuatro aÌios el buen
samaritano tuvo que alquilar esos locales. Hasta que se pudo
adaptar un brazo de la Escuelà Agricola y se reunieron de
nuevo todas alla.
.
Zatti sufria, mas que todo, porque veia sufrir. . . El con-
templaba ese pequefio grupo de sus enfermeras, que habian
dado un sentido elevado a su vida, dedicandola desinteresa-
damente al cuidado de los enfermos. Y ahora lloraban juntas, el
ocaso del hospital y el fin de su vida abnegada. . . Y habia tal
desazon en esas almas que su pena golpeaba en el corazon mis-
ma de Zatti. Parecia como si el buen samaritano agonizara con
espasmos de martirio, al ver no solo que su obra material sino,
lo ,que mas vale, la espiritual se le venia abajo.
Cuando consiguio permiso de los superiores para tener
"sucursales" del hospital, entonces respiro. De ese modo pudo
sembrar de asilos el pueblo de Viedma. dQué importaba que él
tuviera que andar dia y noche en bicicleta con frio, con lluvia o
con viento, para visitar todas sus sucursales? dQué importaba
que en vez de una tuviera que sostener tres cocinas? Lo impor-
tante era que hubiera hospital y casa para pobres.
En uno de esos asilos, la enfermera y la cocinera debian
dormir en una oocina diminuta. Tan pequefia que apenas cabian
ambos lechos. Y ademas se llovia por todas partes. Una noche
que arrecio el aguacero, tuvieron que dormir la cocinera con
un paraguas y la enfennera con un impermeable encima. Ahi
fue donde llego aquella mujer a que ya nos hemos referido, que
venia de San Antonio y se lamentaba en plena plaza Alsina de
que "ya no habia hospital para pobres" cuando acerto a pasar
Zatti y la llevo a su nuevo asilo y el colch6n lo trasporto en 1::~
bicicl~ta. Cuando llego alla, se encontro con que no cabia. Ya
estaba todo lleno aquel asilo. Entonces él soluciono el proble-
ma. Hizo tapiar una puerta y asi cupo una cama mas. De ese
modo la pobre enferma que venia de lejos tuvo '1lospital de
pobres", lumbre y amor . ..
El P. Zacarfas Genghini o el P. Nazario Bartoli celebraban
Misa una vez por mes en esas casas sucursales del Hospital San
José y asi las enfermas tenian auxilios espirituales y las enfer-
meras el consuelo de que se reconociera su obra.
158

16.9 Page 159

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Como alguien protestara por el traslado, Zatti un dia tuvo
que ponerse no sélo serio sino ai:rado para gritarle: -Aqui no
se habla mal de nadie. . .
·
Huelga decir cu{mto le costé encontrar casas donde alojar
a las enfermas. Pero él, pacientemente, de aqui para alla en su
bicicleta, basta que dio con almas buenas que lo ayudaron.
Cuando le decian que habia sido un h·astorno muy duro
ese traslado, él contestaba: -Mire, a los repollos si no se los
trasplanta no crecen. Asi sucede con el hospital ...
Cuando algunas veian que el polvo de la demolicién llena~
ba los ambitos del viejo hospital, le decian: -Mire, Don Zatti,
mire qué nube. . .
,
Y él respondia serenamente: -jY cla:ro! Si se sacan los la-
drillos, es natural que caiga un poco de polvo ...
Y continuaba, como si no entendiera la dramatica alusién
de la enfermera. Luego, cuando estaba solo lloraba. Y cuando
debia volver a las salas enh·aba pasandose las manazas por los
ojos prefiados de lagrimas.
.
Cuando él enh·é en la Escuela Agricola con los ùltimos en-
fermos, iba sonriente sentado en un carrito. Las enfenneras se
lo habian adornado con fl01·es. De ese modo el buen samaritano
enh·aba en oh·a época de su vida, pero siempre con la misma
alegria y siempre bajo el signo del amor ...
Y no se crea que esa alegria era fingida. Cuando hizo su
composicién de lugar y luego de haber pasado ese cuarto de
hora de meditacién que pide S. Francisco de Sales para serenar
el alma, se sintié feliz. Escribiéndole al Sr. Bilé, de Allen, para
agradecerle el vino que le habia regalado, le dice que està muy
contento en la quinta. Lo mismo le expresa a su cofrade D. Vi-
cente Defeo. Y al felicitar a su hermana Hildegarda para las
Navidades de 1941, le dice:
"Habiendo sido derrwnbado el hospital en el cenb·o al !ado
de la iglesia, para dar lugar al palacio episcopal, nos hemos tras-
ladado en cuerpo y alma, a la Escuela Agricola, en donde esta-
mos como en un paraiso terrena! y cuando se hayan hecho las
obras qu e est{m proyectadas y qu e en esto~ dias han de emp ezar-
se, no habra hospital ni sanatorio que nos gane!!!" ...
Estas palabras indican que el bueno de Zatti ya estaba per-
fectamente recobrado. Dios aprieta pero no ahoga. Ya habia
pasado el cuarto de hora de prueba ...
159

16.10 Page 160

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CAPITULO XXII
LAGO TRANQUILO
Es propio de las almas grandes el conservar un equilibrio
constante en todos sus actos. Y en eso esta la virtud. Pues es
facil, en un momento de arrojo, realizar un gesto heroico. Facil
es, en un.p eriodo de fervor, rezar con devoci6n, Facil es, en un
instante de compasiva misericordia, socorrer a un semejante
aun con peligro de nuestra misma existencia. Pero ser siempre
caritativo, ser siempre heroico en sus gestos de arrojo, ser siem-
pre impecablemente devoto en todas sus practicas de piedad, he
ahi lo dificil y lo que distingue al santo del que no lo es. .
Porque conservar la serenidad eu medio de las tempesta-
cles del alma, mantener siempre la alegria en medio de las p e-
nas y ser igualmente devoto cuando se siente fervorosa piedad
y también cuando el coraz6n parece de hielo: eso reclama un
dominio de si mismo que no lo tiene cualquiera. Lo tienen los
ascetas que en luengos afios de constante ejercicio, han logrado
ese envidiable equilibrio que esta a igual distancia de todos
los exh·emos. Y como este equilibrio es virtud, dista mucho de
ser indiferencia que es un vicio . Aquel que vive encastillado en
su egoismo y ve pasar los acontecimientos pr6speros o desdi-
chados con absoluta insensibilidad no es un virtuoso, es un in-
diferente, un egoista. Pero el que siente en su interior el rugido
de los huracanes y es capaz de conservar en su rostio la sonrisa
porque piensa: "yo no tengo derecho de amargar la vida a mis
semejantes, yo debo derramar optirnismo por doquiera, aun
cuando hoy Beve adbar en el alma", ese hombre, si consigue
gue sus ojos espejen una perpetua primavera cuando hay nieve
de invierno en su coraz6n y también cuando hay ardores de
160

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17.1 Page 161

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estio en su alma, habnl. llegado al tan deseado equilibrio del
santo.
Zatti tuvo esa prerrogativa. Cuantos lo han conocido saben
basta qué punto aprendio a sonreir cuando le llegaba la cuota
del primer cuatrimestre del subsidio que le resolvia mil y un
problemas y también cuando las deudas lo ahogaban, cuando
las contrariedades lo cercaban como dogal inhumano y cnando
los mismos que debieron ayudarlo, lo dejaban solo con sus deu-
das, sus penas y sus trabajos.
Nada extraiio, pues, que cuando su sobrina, antes de partir
para su destino, le habla por teléfono y comienza por pregun-
tarle como ha amanecido, él, solo unos dias antes de morir, le
c~ntest~, con la sonrisa en los labios: "Como pichon en el
melo ...
El sacerdote que estudio a Zatti como un ejemplar de tipica
santidad salesiana, y que hemos citado en el capitulo prece-
dente, consigna en sus apuntes:
"Quiero también hacer res ~ltar su inalterabilidad de carac-
ter. Lo he tratado durante 25 ailos y siempr·e lo he visto con el
mismo bu en humor y la misma buena voluntad de cumplir con su
misi6n entre los enfermos. Estuve ausente de Viedma durante 9
afios y en el 1936 volvi a formar parte del p ersonal de esa casa.
Muchos cambios se habian operado en Vieclma en esos 9 afios.
E l Colegio San Francisco de Sales ya no· era casa insp ectorial, ya
los taller es no funcionaban como escuelas de artes y oficios, ya
algunos buenos hermanos, corno Don Carlin, habian desaparecido;
ias H ijas de Maria Auxiliadora h abian construido su edificio pro-
pio y se h abian ubicado lejos, ya la hermosa iglesia levantada con
los sacrificio~ del buen hermano Patriarca habia p asa do al clero
secular, aunqu e regida todavia por un pru:roco salesiano; pero Don
Zatti continuaba siempre el mismo, como cuando lo conoci 12 afios
antes: siempre derramando alegria .en medio de sus enfermos, alo-
jados ahora en un comodo edificio nuevo, con salas de operaciones
y todo el confort que podia pedirse en esa época .. ."
Es realmente asi: lo hemos oido cantar, con fruicion las
visperas a la hora de la canicula cuando habfa un centenar de
'personas que cantaba, en tiempos en que ahi estaban el aspi-
rantado, filosofado y teologado y lo hemos ofdo cantar con el
mismo fervor y encendida piedad, m'ios después, cuando estaba
solo él en el coro siguiendo las melodias no siempre ortodoxas
de Don Arrio. Dirigfa la lectura espiritual cuando lo rodeaban
h·einta salesianos que paladeaban la prosa del Rodrfguez y con
idéntica dedicacion la dirigia en la Escuela Agricola, cuando
161
Il.

17.2 Page 162

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solo escuchaba su lectura, cabeceando de sueiio, un pobre her-
mano invalido . ..
El se sentia feliz cuando podia descansar algunas horas
seguidas durante la noche y también se sentia feliz cuando
podia ofrecer a Nuesh·o Seiior una eutera noche de insomnio. En
cierta oportunidad tuvo que llevar a su pieza a un enfermo
gue, por desgracia para Zatti, durmio como un liron toda la
noche y roncaba como un contrabajo. Cuando al dia siguiente
lo supieron las enfermeras, lo reprocharon diciendo: -~Por qué,
no lo llevo a oh·a parte? -~Y a donde lo iba a llevar, a la mor-
gue? ... Y después yo me gozaba; pues a cada ronquido esten-
toreo que daba el buen hombre yo pensaba: Deo gratias, tods-
via vive ...
Alguna vez, agobiado por las preocupaciones financieras y
de todo orden, enh·aba serio en alguna sala y salia, distraido.
sjguiendo el hilo de sus multiples cavilaciones. Cuando se daba
cnenta de que no habia regalado a los enfermos su sonrisa, ese
don que Dios le daba para dish·ibuirlo grah1itamente, regresa-
b>l a la sala y no salia de ella hasta no ver dibujado f'n el rostro
de cada enfermo o enferma otra somisa que para él era como
el sello de la gracia de Dios. Una de sus enfermeras ha clejac.lo
escrito:
"Cuando él se ballaba contrariado, se manten!a cahno. Y si
tenia que dar una orden, la daba con idénticos modos y el mismo
tono que cuando gozaba de la mas serena tranquilidad. Ni aun
en los momentos mas dificiles contaminaba a nadie la amargura de
su coraz6n . .. ,,
Dice uno de los coadjutores que compartieron con él sus
trahajos en el hospital qué "Don Zatti no se alteraba por nada
en las contrariedades; no lo veiamos perder su sembiante h·an-
quilo ni aun en las mayores dificultades. En esas ocasioncs
solia decir: -Bueno, esta bien, esta bien . . . Tampoco se alte-
raba en los apuros pecuniarios, porque estaba seguro de ballar
la solucion de sus problemas en sus bienhechores, la mano de
Dio,s 9ue ~"?ueve los corazones y sacude los bolsillos, segun
decia el ...
Una enferma que se curo en el Hospital San José, y ahora
trabaja en el Territorio, me escribe:
"Créame, Padre, que si yo volviera a estar ·enf.erma tanto
tiempo, deseo con toda mi alma t·ener a mi lado un enfermero
162

17.3 Page 163

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semejante porque si no, no tench-la la paciencia y la resignaci6n
que tuve p ara es tar S\\eis afios enyesada. Un dia le dije a Don
Zatti: -Rece un poco para que me sane, ya no doy mas con el
cascar6n (asi le llamaba él al yeso); quisiera sacarmelo. . . -Eh,
me contesto él sonriendo: si no tuvieras el cascar6n, no estarias
en el hospital, ni" podrias ir a la Bendici6n como vas a ir ahora.
A ver vamos. . . est<\\. tocando la campana .. . " (l)
Su serena igualdad de canicter, su optimismo, su impecable
equilibrio de alma eran contagiosos. Su alma era como el aceite
que apacigua las embravecidas olas de las mares .. .
Y hasta el borde del sepulcro .conservo su serenidad. Dice
el hermano que lo atendi6 en sus ultimos dias que realmente
Zatti no necesit6 de nadie para morir. Su cuerpo no fue mano-
seado por nadie. Una sola vez hubo que cambiarlo. Tres dias
antes de morir, espontanea y conscientemente, dej6 de comer:
- dPara qué? - deda sonriendo h·abajosamente, - es inutil. . .
Todo en él era natural. No habia ficci6n ni doblez en su
proceder. Su larga experiencia como enfennero le hada prac-
ticar las curas mas dificiles y delicadas, con suma naturalidad.
Pareda que no se podia concebir a Don Artémides sino curan-
do enfermos. Y era como si las enfermos fueran tales para que
Zatti las curara. Nunca hacia él comentarios de operaciones
dificiles o de intervenciones fa.ciles. Para él era lo mismo estar
al h·ente de ese gran establecimiento sanitario como director
que estar en el ultimo rinc6n del mismo barriendo y limpiando
las baiios. Todo lo hada con la misma naturalidad. Seguramen-
te porque para él, hombre de fe , era tan importante un oficio
como el otro.
Cuidaba a las enfermos contagiosos con la misma natura-
lidad que a las oh·os. Su lema de que "no hay que temer el
contagio porque las microbios que yo llevo adentro san mas
poderosos .y se comen a las de afuera" tiene, como hemos visto,
su fundamento cientifico y era precisamente su ciencia, su ex-
periencia y su confianza en Dios lo que le inspiraba serenidad.
Cuando, un dia aciago, le llevé a la farmacia casi en vilo,
a un jovencito mal herido, Zatti, allevantarle la camisa y ver la
tremenda puiialada que tenia en el vientre, y que esa noche nos
,lo arrebat6 a nuestÌ'o afecto, no perdi6 la calma. Siempre recor-
daré como alga impresion ante en aquel h·agico episodio, la
( l) Carta de Villa Regina del 2 de marzo de 1953.
163

17.4 Page 164

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serena calma con que el buen samaritano le clijo simplemente
algo asombrado, pero sin inmutarse: -,A la maula, socio ...
. Asi era el hombre de Dios: tTanquilo y sereno aun en medio
de las mayores borrascas. Y eso no por indiferencia sino por
virtud, no por costumbre de ver sangre sino porque vivia en la
presencia de Dios ...
Conversaba con los moribundos con una asombrosa natu-
ralidad. A una joven de 22 aiios, tuberculosa, le decia en sus
ùltimos minutos: -Bueno, Maria, animo, valor y fortaleza: reza
por nosoh·os cuando estés arriba, ino te olvides de ninguno,
eh!. ..
Y esa· su naturalidad élla queria en sus pacie~tes. Una vez
que estaba curando una enfermera, esta le hizo algunas ob-
servaciones. El buen coadjutor suavemente, dulcemente, pero
con toda intencion, le contesto: -Maldita sea la ciencia cuando
no sirve para el bien; a veces e's mejor no saber tanto ...
Su calma era imperhu·bahle. Cuando los médicos debian
hacer una intervencion quirùrgica delicada y dificil, solian es tar
nerviosos. Y el nerviosismo de esos hombres de ciencia, contTas-
taba con 1a serena tranquilidad de Don Zatti que iba y venia pre-
parando todo, como si tal cosa. Fue en una ocasion semejante
cuando uno d e los médicos, el cirujano, porque al entrar el buen
samaritano habia dejado, sin pensar, la puerta abierta, le grito:
-Por el amor de Dios, Zatti, cieiTe esa puerta ...
El buen hombre la cerro sin inmutarse. Al término de la
operacion, comentaba a los médicos: -Si yo no hubiera dejado
la puerta abierta, el doctor no habria invocado el santo nom-
bre de Dios ...
Una religiosa de Maria Auxiliadora me dice que Don Zatti
era papa y mama a la vez. Por eso las H ermanas nunca temian
pedirle lo que fuera.
Es propio del hombre eguilibrado el ser puntual. Y Zatti
lo fue en grado tal que asombra como se puede serlo cuando
se tiene en cuenta el sin nùmero de ocupaciones diversas a que
debia atender. ~Como hacia Zatti para llegar siempre a tiempo?
Misterio de su vida h·anquila, serena, imperturbable. FaltabaH
cliez minutos para las doce. El .estaba en el pueblo j)Oniendo
inyecciones. Miraba su reloj, grande y anticuado, y decia a l'a
gente: -Bueno, hoy a las 18 vuelvo . . . Y montando en su bici-
cleta, partia velozmente. A las 12 estaba tocando la campana
para almorzar . . .
·
Asi como hablaba en criollo corriente con la gente del
164

17.5 Page 165

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campo (l) asi dominaba los dialectos italianos para acercarse
mas a sus connacionales. Sabia varios de ellos. Sobre todo el
piamontés, pues en sus mocedades debi6 oirlo siempre en Vied-
ma, cuando alrededor de Mons. Cagliero habia todo un enjam-
bre de piamonteses que rememoraban su patria lejana discu-
rriendo en el gracioso dialecto nativo.
Con la misma naturalidad les daba las Buenas Noches a lo ~
enfermos y enfermeras y jugaba a las bochas con los conva-
lecientes.
Era el rnismo cuando escribia cartas a un ministro y cuan-
do ejercia los mas humildes menesteres con los enfermos mas
repugnantes.
"Tenia una virh1d solida, pero no erq rigido", - me dice
uno de los médicos que mejor lo estudi6. Y continùa: -"Zatti
sabia llegar al alma de la gente, pero con su dulzura y suavidad.
El nunca impuso sus creencias a nadie. Conseguia dominar las
voluntades aconsejando con calma y serena paciencia".
De ese modo su alma, siempre lago tranquilo, no fue tam-
poco turbada con los oleajes de los remordimientos ...
(l) "Sera mejor que le metamos fierro, nomas, hermano" - le
dijo una vez a un criollo que iba del campo. Y lo operaron con todo
éxi to.
165

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CAPITULO XXIII
EL DE~PERTADOR DE LAS ALMAS
Rubiera sido utopia querer sostener el Hospital San José
sin recursos de ningun género. Zatti no tenia recursos pecunia-
rios pero tenia fe, que es el mejor recurso divino. Dios, natu-
ralmente, no le enviaba un angel con un cheque bajo las alas
cuando el buen coadjutor necesitaba dinero. No.
Dios obra "por medio de las causas segundas" como dicen
los te6logos. Y estas causas segundas eran multiples y variadas.
Una de las cosas bellas que hay, evidentemente, en la vida de ·
este hombre de excepci6n, es el haber puesto en movimiento la
beneficencia hacia los cuatro puntos cardinales.
Si el buen samaritano andaba frecuentemente en serios
apuros econ6micos, podemos afirmar que mas frecuentemente
recibia aportes a veces minrmos, pero lo suficientemente expre-
sivos oara hacerle ver que la Providencia no lo abandonaba.
Hemos de lamentar aqui que las contribuciones a que nos
vamos a referir en este capitulo no sean ni completas ni las
mas importantes. Quizas la gran mayoria han pasado a la his-
toria envueltas en los velos de la modestia y del silencio, como
ese frasca de exquisito perfume que se puede ver en el Museo
Egipcio de Turin, que estuvo 4.000 afios cerrado, al cabo de los
cuales, cuando fue la reina de Italia a visitar el Museo, se des-
tap6 y llen6 de fragancia todo el ambiente. . . Los que han
dado con la fe y con esperanza su obolo a Don Zatti algun dia
percibiran el aroma de su virtud.
En los ùltimos afios ya se sabia: cuando habia Exposici6n
Rural en Viedma o en Patagones, no faltaban nunca los hacen-
dados expositores que separaban algunos de sus productos y
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los remataban a beneficio del hospital. Méndez Hermanos, Diaz
Campano, Requena, Cevoli, Hueck figuran donando sendos
carneros para rematarse en publica subasta a favor del noso-
coinio de Zatti.
La Municipalidad de San Antonio Oeste soHa separar 240
6 300 pesos anualmente para subvenir a las necesidades del
Hospital San José y reh·ibuir, asi a los muchos indigentes que
este recibia enviados por la gente del "Saco" ...
El Jockey Club de Buenos Aires también figura entre los
donantes de algunas vistosas sumas de dinero con que Zatti
salia de apuros alguna vez.
. La Sociedad de Beneficencia de la Capitai enviaba prendas
de vestir, especialmente, vestidos de sefiora, "pullovers", panta-
lones, camisetas, toallas y frazadas. El obispado de Viedma, lo
bada participe anualmente, para Navidad, de cierta cantidad
. de panes dulces que la Casa Canale hada llegar al Prelado
diocesano.
El Gobernador Montenegro se interes6 también por el
H ospitai San José y fue cuando el buen samaritano recibi6 la
siguiente esquela:
"MARIA EVA DUARTE DE PERON. Eva Per6n (firma)
saluda con distinguida consideraci6n al sefior Administrador del
Hospital San José de la Gobemaci6n del Rio Ne:sro, Don Artémi-
des Zatti, y en su caràcter de Pr•esidenta de la Funclaci6n que Ile-
va su nombre, tiene el agrado de r·emitirle adjunto el cheque
1o 42975 Serie B - por CINGO MIL PESOS MONEDA NACIO-
NAL- clonaci6n esta para el sostenimi.ento del Hoi!ar de Ancianos
de esa Gobemaci6n. Buenos Aires, 28 de marzo de 1949".
Don Amadeo Bil6 le enviaba todos los afios, por interme-
dio de la firma Pérez, Garda y Cia. algunos cascos de vino de
su bodega y Zatti siempre le escribia gue "no sabiendo c6mo
retribuir a Ud. su tan noble gesto, pediré y conmigo los enfer-
mos que estan internados en- el hospita•l, que el Buen Dios. le
reh·ibuya con creces, dandole prosperidad a sus negocios y feli-
cidad a su familia". (l)
En términos muy parecidos agradecia en 1947 a los doctores
Ecay y Harosteguv cuando obsequiaron al hospital una mesa
de operaciones, la Iampara correspondiente, .Jas mesitas de ciru-
gia y la camilla p·ara el traslado de los enfermos.
(l) Notese Io correcto de la clicci6n. ;Guanto progr·eso clescle aque-
llas cartas garrapateaclas que escribia en 1905!
167

17.8 Page 168

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Cuando el santo varon recib!a una nueva bicicleta, la agra-
decia como el mas preciado obsequio. En 1943 se la ofrecieron
en un acto publico. Entonces él debio hablar. Lo hizo en estos
términos:
"Amadlsimos en el Sefior: acepto gustoso este medio de loco-
moci6ri, llamado bicicleta, que me habéis obsequiado y que me
servirà, como ·las anteriores, para acudir con Im1s ligereza a prestar
mi débil concurso, en el alivio de nuestros hermanos doloridos :
con la diferencia que esta bicicleta, considerando que es el fruto
de sacrificios, me servirà de estlmulo en el cumplimiento de mi
deber. Los dos pedales qu e accionen este p eq uefio aparato me
figuraré ser dos alas, con las cuales pueda remontarme a Dios
y acudlr en provecho del pr6jimo: a Dios para agradecer el bene-
ficio de haber dado a Uds. la comprensi6n de lo b eneficiosa
que es la obra del Hospita] San José y en ayuda d el pr6jimo, en
cuanto el hospital no tiene otro fin desde sus comienzos que llevar
a la pràctica el consejo que diera San Tuan Bosco a sus primeros
misioneros capitaneados por el entonces Padre Juan Cagliero: Cui-
ciad de los enfermos, de los pobres y de los ancianos, y os gran- ·
jearéis las bendiciones de Dios y la benevolencia de los hom-
bres" ... (l)
Pero mucho mas que las grandes donaciones conmueve la
contribucion modesta, el obolo de la viuda, la monedita que
caia sin ruido en el siempre magro y sediento gazofilacio de
Zatti. Cuando de Generai Vintter, envian a "Arquimides Satv"
un Bono postal por valor de 10 pesos "como alluda a la obra de
ese Hospital", uno no puede menos que valorar el sacrificio gue
quizas representaba para esa buena mujer ese env16 que ella
hacia periodicamente.
Cuando un buen obrero de Bah!a Bianca, al saber que su
hermano ha fallecido en el hospital y que Don Zatti ha corrido
con todos los gastos, se quita quizas algun bocado de pan, pero
le env!a 50 pesos y le dice: "Amigo Zatti: lo que Ud a echo por
él, yo no se lo podré pagar nunca, pero s! le estoy muy agrade-
cido y ruego al Seiior lo bendiga y le dé mucha salud para que
pueda seguir haciendo el bien" . . .
La Hermana Picarel, que otrora fuera elemento de m·imer
orden en el viejo hospital salesiano, solia enviarle también su
obolo, diciéndole:
"Don Zatti: slrvase aoeptar es ta modesta contribuci6n para
ese inolvidable Hospital, centro de sus desvelos caritativos. Unida
( l ) Archivo del Hospital San Jos é.
168

17.9 Page 169

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a la piedad de esa san ta casa, no la olvido en mis pobres ora-
ciones ... "
Algunos comerciantes como el fideero, Sr. Marchio, cuando
le pedian mercaderias solia contestar en esta bella forma: "salu-
da al Seiior Zatti y se compiace en manifestai:le que el fideo
que ha pedido el Colegio para el Hospital, es donaci6n de su
familia en su obsequio. Viedma, 5-VI-48".
Realmente emociona cuando se ven gestos como el de dos
chicuelas de Patagones que alcanzan a reunir 30 pesos y se lo5
mandan diciéndole que es "una pequeiia ayuda a los viejitos ·
que hay en· su H ospitai. .. "
La benemérita Sociedad de San Vicente de Paul de Pata-
gones contribuia con la modesta suma de 20 pesos mensuales
para el sostenimiento de un enfermero en el asilo de ancianos
del nosocomio.
Cuando en el Aiio d el Libertador San Martin, 1950, la Co-
misi6n local de Homenaje de San Javier, Rio Negro, presidida
por el Director de la Escuela N9 3, Don Arquimedes Lomb"r-
do, erigi6 un Im1stil en esa localidad, tuvo un supenivit d e
$ 168.60 m/ n . Decidi6 la Cmnisi6n donar ese dinero al hospital
y le dice a su adminish·ador: "Aunque dicha suma es .insignifi-
cante, camparada con los egresos gue tien e gue afrontar ese
benem érito Hospital, rogamos lo acepte como contribuci6n sin-
cera de todo el vecindario sanjavierino" jB"ien por los poblado-
res de San Javier!
Su sobrino H ermenegildo E. Reggiani, tiene una farmacia
en Punta Alta (Prov. de Buenos Aires). Cuando Don Artémides
necesitaba con urgencia sobre todo penicilina o estreptomicina,
recurria a él. Y "Gildo" como le dicen, no lo defraudaba y do-
naba el importe de esos antibi6ticos "en memoria de mi queri-
da madre".
Un excelente maestro rionegrino· D. Juan Carlos T assara,
que tie ne bajo su amab1e férula a 135 paisanitos, que deben edu-
car entre él y su buena esposa en "Corral Chico", .encuentra
tiempo para ocuparse de uno de los padres d e esos indiecitos .
Painenao, lo manda a Viedma y cuando regresa a su pueblo, no
se olvida de enviar una limosna para el hospital de Zatti ...
Como se ve, Zatti habia movido los ccirazones y activado
la beneficencia hacia los cuab·o vientos. Pareda como si los dis-
tintos pueblos del territorio del Rio Negro, sobre todo, hubie-
ran entablado una especie de noble certamen para ver quién
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17.10 Page 170

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llevaba la palma en punto a colaborar con el buen samaritano.
Los que conquistaron el galard6n fueron sin duda alguna, la
capitai del Territorio, de cuyo homenaje nos ocuparemos en
oh·o capitulo y San Antonio Oeste, el hist6rico pueblo rione-
grino que vive esperando el agua, arrullado por las olas del
Golfo San Matias y bajo la amenaza de los médanos circun-
vecinos ...
Un buen dia, por iniciativa de Don Antonio Mondillo, se
reunieron en el despacho parroquial de ese pueblo y labraron
acta de la constituci6n de una entidad cuyo fin exclusivo era la
ayuda al H ospitai San José. El acta reza asi:
"En San Antonio Oeste, a ios 6 dias del mes de mayo d el
ano 1950, a las 15 horas, se labra la presente acta, deiando cons-
tancia qu e un nucleo de jovenes, nacidos en Viedm a, Rio Negro,
residentes en San Antonio Oeste, en su doble orgullo de ser hijos
de Viedma y ex-alumnos del Colegio S. Francisco de Sales, se
relinen en es te local con el noble deseo de honrar la inmaculada
memoria del ilustre sacerdote v apos tol de la m edicina, D. Eva-
sia Garrone; resuelven dejar formado el Circulo Catolico que se
d enominan1 PADRE Dr. EVASIO GARRONE, que tanto bien sem-
bro entre nuestras familias, en su noble mision de sacerdote y de
médico, haciendo de ambas un auténtico apostolado. Sobrados
motivos de veneracion eterna al recuerdo del Padre. Doctor, por
parte d e las hijos de Viedma. Por tal d eb er se form a esta p equ efi a
institucion, para que con un pequ efio anorte voluntario, contribu-
yamos a solventa.r en alga las gastos del Hospital San Tosé, del
cual el P. Doctor fuera su primer Director y al aue dedico todos
sus afanes p ara mitigar el dolor ajeno. Esta es la mejor man era
de honrar a quien no podemos deja.r ·en olvido. Este Circulo aueda
constituido del siguiente modo: Presidente: Antonio Mondillo; Vice-
presidente: Juan Sanchez Garda; Secretario: Omar Kriebel; Te -
sorero y Asesor: Pbro. Mario Percat; Protesorero: Ludovico Ariente;
Vocal 10 Arduino Ariente; 20 Armando Martinez; 30 David D e
Vino~n~i ;, 40 Enrique Reggiani; 50 Carlos L eonardo y 60 Rolando
A. Piscia .
El dia 8 de ese mes, el presidente escribe a Don Zatti
comunicandole la constituci6n de la entidad que desea colabo-
rar con él, "cuya piadosa mano jamas tuvo horario ni obstaculo
alguno al llarnado del dolor de los pacientes". El 30 de mavo
nombran Presidente Honorario y Socio Vitalicio a Don Arté-
mides y al P. Emique Miche como Socio Honorario Vitalicio.
El 3 de junio le envian la primera remesa : son $ 105 "imnorte
del recando voluntario nuestro en beneficio del benemérito Hos-
pital San José". Asimismo designan Socio Vitalicio al Pbro. Ma-
rio Percat "por ser este digno sacerdote imestro Asesor y Teso-
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18 Pages 171-180

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18.1 Page 171

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rero del Cl.rculo, el primer nombrado como tal en su primer
dia de la fundaci6n del Circulo que hoy nos une".
E-1 presidente fija luego claramente cuales son los fines
de la entidad:
"Todo el importe recaudado en calidad de ayuda voiuntaria
sera remitido en su totalidad a la direcci6n del benemérito Hospital
San José de la ciudad de Viedma. No podra darse intervenci6n en
•el dinero recauclado por .este Circulo a otras lnstituciones aunque
fuera similares, bajo ningun concepto . . . "
Sobre la admisi6n de nuevos socios se expresa: "Deben ser
nativos de Carmen de Patagones o de Viedma, o, en su defecto,
tener abuelos, padres, hijos o hermanos nacidos en alguna de
las citadas localidades".
El presidente fue a Viedma y gestion6 ante Zatti una foto-
grafia del Padre Garrone, titular del Circulo para que ella
presidiera las reuniones. Luego hicieron un talonario de reci-
bos de las contribuciones voluntarias de los socio"s. En el mes
de setiembre envian 1lo colectado ese dia gue alcanza a 90 pesos.
Lo mismo el mes de octubre. En noviembre la colecta alcanza
a 100 pesos e inmediatamente la giran a Don Zatti.
Aun cuando estos movimientos de beneficencia no fueran
de grandes proporciones, es interesante comprobar c6mo el hos-
pital de .Zatti, por natmal irradiaci6n de bien, fue capaz de
suscitar una ola de buena voluntad de parte de tantos que. de
no mediar su labor tesonera y abnegadamente apost6lica, ha-
brian seguido durmiendo la insanable modorra de la indiferen-
cia. Por eso sobre todo, creemos que Zatti, eu ese sentido ha
sido un auténtico despertador de las almas y promotor de la
beneficencia ...
171

18.2 Page 172

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CAPITULO XXIV
ORO ES LO QUE ORO VALE ...
En èsta era de egoismo que estamos viviendo, el alma res-
pira y el espfritu se orea cuando encuentra un hombre que Ile-
va el desprendimiento hasta los lindes mismos de lo heroico.
jEs tan bello como encontrarse de repente en un oasis en me-
dio del desierto o ver salir el sol en medio de una cerraz6n im-
peneh·able!
Dios suscita, a su momento y hora, seres desprendidos y
santamente pr6digos para modelo y dechados de los que viven
pensando en el dinero. Es necesario que haya esh·ellas en el
firmamento para que nos guiemos en las noches negras por que
atravesamos. Es necesario que alguien sea duefio y sefior del
d:inero porque generalmente el dinero se ensefiorea de los
hombres y los hace sus esclavos .
Por eso el ser generoso y espléndido es aristocracia del es-
piritu. Y los hombres que, sin caer en el despilfarro, son biza-
rramente liberales merecen que los demas se descubran ante
ello s.
Cuando uno piensa que Don Zatti, pobre como era, pasaba
docenas de afios sin hacerse un traje; daba siempre a todos los
que le pedian, no solamente remedios sino dinero; cuando uno
piensa que él se sacaba el pan de la boca para darlo a sus se-
mejantes; cuando· uno piensa que él tan riguroso consigo mis-
mo, gastaba a lo grande cuando se h·ataba de los demas, no
puede menos que decir: "este hombre ha sido suscitado por
Dios para este si~lo de voracidad, de avidez y dinero y de
egoismo insanable '. . .
·
Si hay un hombre que menospreci6 el oro y puso bajo la
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18.3 Page 173

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suela de sus gruesos botines los billetes de Banco fue Zatti.
"El dinero o siJ·ve para hacer el bien o no siJ·ve para nada" so-
Ha decir. Por eso lo hemos visto tornar el dinero y meterlo ra-
pidamente en el bolsillo, como si "lo sterco del diavolo" al de-
cir de Papini, le quemara las manos ... No lo contaba. Pensaba
bien de todos y creia que todos eran buenos. Nunca le iban
a dar de menos deliberadamente. .
Se regocijaba cuando le llegaba el siempre suspirado sub-
sidio pero no pm'a regodearse contando billetes sil10 solamen-
te porque con él podia llevar adelante su obra magnifica. .
Para el historiador, enb:e las virtudes ilustres que practic6 _
este hombre de Dios, la que mas jerarquiza su nobleza de alma
es la generosidad. Este desprendimiento de que Zatti hizo gala
toda su vida, le da cierta alcurnia espiritual y abolengo pr6cer.
Solamente los hombres de fe pueden ser asi, generosamen-
te liberales, porque saben que Dios recompensa y de El solo
esperan retribuci6n. Una vez dio de manos a boca con un po-
bre hombre. Con lagrimas en los ojos, pidi6 dinero a Zatti. Lo
necesitaba para pagar el boleto. Debia viajar urgentemente a
Bùenos Aires. El buen samaritano registro todos sus bolsillos.
Sacando unos pesos de uno y otros de otro, logr6 reunir lo que
el buen hombre necesitaba y se los dio. jEs de imaginar el
agradecimiento de aquel hombre! A poco andar, encuenh·a a
ob·o hombre desconocido: le pide, por favor, que lo presente
a Mons. Borgatti, porque tenia urgencia de hablar con él. Zatti
va personalmente, lo presenta al Prelado, y vuelve a sus .tareas.
Mientras iba, rezando, por la ca-lle, he ahi que se le acerca
un senor y, como agradecimiento por atenciones que D. Arté-
mides habia tenido con él, le obsequia un fajo de billetes.
Cuando luego el buen samaritano hubo de contarlos, se dio
cuenta de que era la misma cantidad que él habia prestado al
otro para el viaje a Buenos Aires. (l)
·
Dice D. Augusto Rébola que estuvo a su lado dos aiios y me-
dio como ayudante de farmacia, que "nadie golpe6 jamas a la
puerta del Hospital San José, sin que haya sido recibido..Zatti
estaba dispuesto a cederle, si a mano venia, su propio lecho".
Habia una viejecita de 90 anos. Vivfa sola en el mundo y sin
mas recursos que $ 49,90 '%., mensuales que cobraba "con cons-
tante irregularidad" como dice el autor de >la noticia. Cuando el
( l ) Otros dicen que habla 5 pesos mas: jla yapa de la Pro-
videncia l
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18.4 Page 174

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que se interesaba por ella, fue a Zatti, le dijo que de los 49,90
le daria $ 30 por mes.
-No es esta la dificultad, -contesto Zatti-, el dinero no
me interesa: lo dificil es enconb·ar una cama vacia .. .
Cuando hubo lecho disponible la anciana fue a parar al
hospital de Zatti. Como la asignacion mensual le seguia l'le-
gando con "invariable retardo", la pobrecita pedia un dia dis-
culpas a D. Artémides si no podia entregarle puntualmente los
30 pesos. Este le corto la palabra: -Eso no tiene importancia,
abuelita, mas bien digame si necesita algo ...
Y mientras decia esas palabras, ponia la diesb·a en el bol-
sillo, para cumplir con lo que ofrecia . ..
Dice una de las enfermeras que cuando iban a Fortin
Mercedes en peregrinacion, Zatti se mostraba realmente esplén-
dido. Narra la buena samaritana:
"i Como se gozaba de vemos contentas! Hasta se desprendia
del dinero que quizas a él le escaseapa, para que tuviéramos con
qué comprar lo que deseabamos y no le gustaba si alguna creia
hacer mucho gas to en cosas tan p equefias y le entregaba luego
lo que le sobraba. Lo mismo pasaba cuando ibamos a La Boca a
pasar el dia. Era 1·ealmenbe un dia de grata expansi6n. Alla no nos
faltab a nada. Alegria, b afios, rica comida y con la buena compafiia
se nos pasaba el dia volando ... " (l)
Cuando en las casas salesianas necesitaban alcohol, ya se
sabia: se recurria a la generosidad de Don Zatti. A pesar de
que él lo n~césit~ba con la urgencia que todos s~ben b·~tandose
de un hosp1tal, s1empre mandaba lo que le ped1an. Vease esta
carta del P. Carlos M. Pérez, del 24 de junio de 1944:
"Querido Don Zatti: Con el Sr. Maghetti he recibido el al-
cohol que ha tenido la bondad de obsequiar a esta pobre casa.
Le pagaremos con unas cuantas avemarias. Saludos cordialisimos
a todos los buenos hermanos de ese Gottolengo Patag6nico . .. "
Dice la ropera del hospital que el dolor mas grande para
Don Zatti era cuando .a un enfermo que necesitaba ropa, se .
la negaban por motivos de economia o por otros pretextos. Y
afiade: "Don Zatti nunca rechazo a nadie. Y hasta hubo casos
en que si él sabia que algunas enfermas vergonzantes no ha-
llaban plaza en otros asilos, él mismo las iba a buscar por las
calles. D e ese modo, Don Zatti fue algo mas que samaritano".. .
(l) Apuntes de la Srta. Teodolinda Acosta.
174

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Cuando tuvo la suerte de ir a Italia en el ano 1934 para
la canonizaci6n de Don Bosco, hizo una lista completa de sus
amigos, bienhechores y enfermos. Y a todos les trajo recuerdos
de Roma bendecidos por el Papa. Y los dish·ibufa luego con
una munificencia y generosidad que admiraba.
Dice el Sr. Brioschi, que pas6 algunos aiios a su lado en
calidad de ayudante, que "era tanta su generosidad y el gusto
que experimentaba al hacer la caridad, que cuando se le acer-
caba algun pobre a pedirle limosna, metia la mano en el bol-
sillo y le daba todo lo que enconh·aba, sin mirar lo g_ue daba,
mientras le deda la frase ritual: rece por el hospital' ...
El mismo coadjutor sostiene que "Don Zatti ha adminis-
h·ado millones y nunca ha gastado un centavo para sf; vestfa
siempre con la ropa que los médicos le regalaban; recuerdo que
cuando debfa sa·lir para Italia, el director del hospitalle presto
un traje y al volver de Italia lo restituy6 al doctor que se lo
habia prestado".
. Una de sus mas aprovechadas disdpulas como enfermera,
dice: "Conmigo ejercit6 mucho la caridad Don Zatti; pues co-
mo no me enyesaban en Viedma, me mando a Bahfa Bianca,
me dìo dinero y escribi6 a· las Hermanas que me dieran aloja-
miento y me llevaran a enyesar. Y asf, después del enyesado
pude volver al querido e inolvidable Hospital San José. Y0 te-
nia que dormir en cama dura. Demas esta decide que Don
Zatti me provey6 de la tabla necesaria y luego cuando me fui
del querido hospital, en sus santas cartitas, me ofreda "cama
con tabla o sin tabla" como yo quisiera. . . Para mf Don Zatti
ha sido, puede deci.rse, una madre . .. " (l)
El veterano Maestro de Novicios de la Patagonia, R. P .
Luis M. Galli, ha escrito también palabms luminosas respecto
de este ejemplar de salesiano. El es quien sefiala algun defec-
to de Don Zatti. Y lo hace en los siguientes términos: "Como
es humano, desgraciadamente, he ofdo criticas y murmuracio-
ries de algunos hermanos, aun de los mas encumbrados y vir-
tuosos; de Zatti no he ofdo decir nada fuera de algun comenta-
rio acerca de lo que pareda dadivosidad imprudente o impr~­
visi6n, que en él era confianza abso'luta en la Providencia y
desborde de su caridad". (2)
(l) Carta de la Srta. Noelia Moreno del 2 de marzo de 1953. Vi-
lla Regina. .
( 2) Carta al autor del 21 de julio de 1953. Fortin Mercedes.
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Por todas partes Zatti tenia deudores. A veces no sabia
donde ni cw1ndo habia prestado dinero y Te llegaba una misi-
va como esta:
"Villa Zagala, spbre. 27 de 1950. Sefior Zatis. Hospital San
Jos é. Viedma. D e mi mayor estima: Tengo el agrado de saludar-
lo, dese{mdole esté bien de salud, y al propio tiempo le pido me
haga· la cuentita de los pesos que le adeudo por los gastos que he
hecho en esa y el din ero en efectivo qu e tuvo a bien cederme. Asi
le haré el gùo. Por el momento me encuentro muy comodo en esta.
Sin otro motivo le da mis saludos al jinete Rom :fm. Dese{mdole .
muchas felicidades, al recibo de esta, lo saluda cordialmente su
amigo, MIGUEL FERRER".
Cuando de Conesa, Rio Negro, necesitaban inyecciones,
ya se sabia, se las pedian a Don Zatti. La gente pobre no tenia
otro recurso que el coraz6n magnanimo del buen samaritano.
Nos contaba su sobrino que era sorprendente el numero de
inyecciones que salvaron a muchos y que provenian del Hos-
pital San José, enviadas por Zatti y anotadas en el libro de
"fondos perdidos" .. .
Dice la Hermana Grafia que todo lo que pedian los en-
ferrrios, él se lo suministraba:, siempre que le era posible. Y a
veces pedian inyecciones o especificos que costaban un ojo de
la cara. Tratandose de llevar un alivio a un enfermo o un con-
suelo a un desahuciado, él era capaz de hipotecar el hospital,
con tal de compiacerlo. Por eso el. P. Galli recogi6 la versi6n
que corria entre algunos Hermanos de la "dadivosidad impru-
dente" de Don Zatti. Y la oh·a de la "imprevisi6n". Es que nues-
tro biografiado se sabia el Evangelio. Y lo practicaba, que es
mucho mas. "Buscad primero el Reino de Dios y su justicia y
todo lo demas se os clara por aiiadidura" dijo Jesus.
Cuando le dieron orden de no recibir mas enfermos por-
que habi,a que desalojar el hos~ital, en aquella tremer~da hora
de su mas dura prueba, le llego uno del campo, dQue hacer?
ciDejarlo asi, til·ado en la calle, como un perro? Imposible .. .
Entonces él lo hizo enh·ar, lo lav6, lo cur6 como pudo, luego
lo llev6 a la estaci6n, 'le pag6 el pasaje y lo envi6 de nuevo a
su casa.
. dC6mo iba a cabrar él a esa gente humilde que le escri-
bian de Rucu Luan, de Pajalta; de Primera AngDstura, de Los
Menucos, de Vaca Lauquén, de La Esp~ranza, de El Cain, lla-
mandolo a veces "Apreciable compadre" y oh·as "Apreciable
padrino"? ciC6mo iba él a cabrar a sus amigos los pobres que
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le escribian de Arroyo Salado con una ingenuidad tan autén-
tica que le decian: "Tenga el honor de mandarme la pomada
que yo husaba . . ."? (sic).
Como él pedia en gran escala elementos esenciales para el
hospital, como alcohol, gasa y algodon, cuando alguna farma-
cia necesitaba, sobre todo alcohol, solfa recurrir a Zatti. He
visto en su pro-memoria varias anotaciones en que deja cons-
tancia de préstamos a farmacias locales.
Mucho mas numerosos san los préstamos que hace a los
hospitales de Patagones y de Viedma. Asi a principios de 1950
presta al de Patagones: la caja chica de insh·umental, un tam-
bor con compresas, el Shider, una caja de curetaje, y la caia
de hueso . . . E se mismo afio: presto al Hospital Regional de
Viedma: el 25 de agosto, 10 lih·os de alcohol, el 15 de se-
tiembre otros 10 y el 2 de octubre oh·os 10, el 20 oh·os 10 y el
21, oh·os 10 de alcohol rosado.
A su muerte, un hospital le debia, solo por concepto de
préstamo de alcohol, mas de 2.000 pesos.
Estas son anotaciones que él hacia en los ultimos meses
de su vida, cuando ya le iba fallando la memoria. cY lo que
habra favorecido a 1os demas, en oh·as épocas, cuando tenia
una memoria fidelisima y por eso no anotaba nunca lo que
entregaba? Porque, eso si: 'la memoria se le fu e perdiendo, p e-
ro la hermosa prodigalidad de su corazon, esa no la perdio ja-
mas.
De Villa Calzada (Prov. de Buenos Aires) donde los Padres
del Verbo Divino tienen su Colegio Apostolico para la forma-
cion de sus religiosos, le escribe el P. .Francisco L edochowski,
pidiéndole alga para subvenir a las necesidades de unas Her-
manas que habian sido expulsadas de la China y se habian re-
fugiado en la Argentina. Se ve que el buen Padre no sabia la
especie del hombre a quien se dirigia, ni siquiera el género del
destinatario, porque le dice: "Muy Sefiora mia"; cualquier oh·o
hubiera pensado: "ya bastantes necesitados tenemos nosoh·os en
este Gottolengo Patagonico: que den otros". El no: él, sin fi -
jarse que le dicen "muy sefiora mia", escribe al pie: 2 de enero
de 1950: envio 50 pesos ...
Un buen paisano cuya finna .no se entiende porque se le
ha caido un borron grande como una sartén, le escribe des de
las proximidades de San Antonio:
"Sefior Arremio Sattj: D espués de saludarlo atent~mente le
ago estas lineas. Pru:a qu e me mancle la libreta de emolamiento
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18.8 Page 178

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que se rn"e quedo en su poder porque la necesito despues le man-
daré los 15 pesos que me presto que ya an quedado de pres tlirme-
los para que se los mande porque el que me los va a prestar no esta
en San Antonio. Yo por el momento bien gracias a Dios . . ."
No qued6 ciertamente la libreta del buen criollo en re-
henes hasta que le pagara los 15 pesos, como suele hacerse
en esta gran Capitai ultra civilizada que es Buenos Aires: Don
Zatti ignoraba esos requilorios; él prestaba los 15 o los 100 pe-
sos que le pedian: si el oh·o después se los devolvia, bien y ~i
no, jabur! y buen pro le haga. Y daba vuelta la pagina.
Pocos dias después, recibe otra carta de muy distinto rum-
bo: esta iba de un pueblo de la Provincia de Buenos Aires.
Le dicen:
'>
"Yo, Don Zatti, me encontraba mucho mejor en el "San Jos é"
que lo que me encuentro ahora . . . estoy des esperado, D on Zatti,
porque estoy en una situaci6n mala ; si me qui ero poner estrecto-
micina me la tengo que comprar porque me elice el "Consejo de
Lucha" que no hay y yo no puedo comprarla porque no tengo un
centavo. . . Como Ud. ve hace un mes y clias que estoy sin me-
dicina. . . A mi nena también la tengo enferma de los ganglos y
hay que vigilarla mucho. Dios y la Virgen diran qué s·era de nos-
otros . .. "
Y el hombre no le dice mas. No le pide nada. Segura-
mente porque sabia que apenas recibida la carta el buen sa-
maritano iba a hacer un paquetito con la botellita de estrepto-
micina y lo iba a enviar. Desgraciadamente no consta nada en
ese documento . ..
<!Pasaba cuentas Zatti a los enfermos? A veces si. Cuando
habia alguna sucesi6n y uno de los peones. habia sido atendido
gratuitamente por algtin tiempo, él solia pasar alguna cuenta,
tan modica como la que tengo a mi vista y es precisamente a
una sucesi6n:
" ... DEBE por asistencia hospitalaria y medicamentos su-
ministrados desde el 29 de enero de 1940 basta el 24 de febrero
del mismo afio: total, 26 dias, a raz6n de $ 2,50 por dia, la suma
de $ 65 m/ n.... "
Probablemente ni siquiera la habra enviado dèspués; pues
si no, no estaria enh·e los papeles dei santo var6n .. .
De todo cuanto hemos visto, resulta que Don Zatti tenia
un olimpico menosprecio por los bienes materiales y sabia de
memoria que el dinero no hace la felicidad. Fue siempre es-
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pléndido, porque estaba convencido de "que los dineros del
sacristan cantando vienen y cantando se van". Pareci6 excesi-
vamente dadivoso. Creemos que no hubo tal cosa. Lo que hubo,
es que él, sabfa (y la sabidurfa es un don del Espiritu Santo)
esta verdad tan bellamente encerrada en la filosofia popular
de los refran~s: oro es lo que oro vale . ..
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CAPITULO XXV
QUIEN DE LOS SUYOS SE ALEJA . ..
La Iglesia, Maesh·a infalible de la Verdad, ha dado mag-
nificamente en el bianco, cuando, al instituir la Misa de San
Juan Bosco, ha escogido para su epistola, un pasaje de S. Pa-
blo en su mensaje a los filipenses , donde les dice:
"I-I.ermanos, gozad ·en el Senm siempre; de nuevo os digo
gozaos. Vuestra moderaci6n sea notoria a todos. Por nada os in-
quietéis, tan solo presentad al Senor vuestras necesidades, arando
y rogando y con hacimiento de gracias . Y la paz de Dios que sobre-
puja todo sentido, guarde vuestros corazones y vu estras inteligen-
cias eu Cristo Jesus. Por lo demas, hermanos, pensad en todo lo
que es verdadero, honesto, santo, justo, amable, de buena fama,
virtuoso y ordenado. Lo qu e de mi habéis apr·endido y recibido,
y oido y visto, eso obrad: y el Dios d e p az estara con vos-
otros". (IV .4-9) .
Ahf esta reh·atado el espiritu de Don Bosco: su optimismo
(gozad), la templanza (moderaci6n), .su confianza en la Provi-
dencia Divina (por nada os inquietéis) y luego el saber aprove-
char de todo y de todos para elevarse a Dios (todo lo que es
verdade1~0, santo, justo, amable, de buena fama, virtuoso y or-
denado).
Don Zatti, que fue uno de los frutos mas sazonados de la
formaci6n salesiana, capto bien el espiritu de Don Bosco y lo
llev6 a la practica, haciéndolo vida de su vida y alma de su
alma. El se vali6 de todo y de todos para la gloria de Dios,
bien de las almas y provecho de la suya. Artémides echaba ma-
no de hebreos y de ex-sacerdotes en sus momentos de zozobra.
porgue guerfa que todos participaran de su obra de bien. El
no desechaba a los musulmanes que llegaban al hospital, ni
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a los pi·otestantes ni a los ateos, porque ellos le ayudaban a él
a ganar el cielo y él les daba a ellos pan, salud y buenos ejem-
plos. Zatti ponia en movimiento el dinero de los Bancos y sacu-
dfa las conciencias de los hombres . Vivia todo en Dios y para
Dios, pero vefa a Dios en su projimo. Sus hermanos eran la es-
cala para subir al cielo.
Si puso Zatti a todos bajo el ambito de su inmensa caridacl,
no podia, naturalmente, desechar a sus parientes. Don Bosco no
extinguio la llama del amor familiar, la purifico. No abandono
a su madre para seguir a Dios. Al contrario: la llevo a Val-
ciocco y la puso como cocinera de sus primeros pupilos, ln ·
ciéndola, en esa forma, partfcipe de la maravillosa obra de re-
generacion social que iniciaba. Don Bosco visito siempre su
casa paterna y sus parientes fueron sus primeros cooperado-
res. Don Zatti, como buen hijo de Don Bosco, hizo lo propio.
No corto una sola fibra de su amor a los suyos, antes bien, las
hizo vibrar con creciente sonoridad, a medida que creda en
perfeccion y enderezaba mejor su vida hacia Dios,
Este hombre, constantemente atareado al punto de no te -
ner un minuto de respiro en todo el dia, encontraba siempre
tiempo para saludar a sus padres y hermanos en su dia ono-
mastico y cumpleafios, muchas veces con motivo de las fiestas
de Pascua de Resmreccion y siempre para Navidad. Y sabemos
que su familia estaba constituida, como hemos visto, p()r una
buena cantidacl de hermanos y cuando estos tomaron estado,
aumento en progresi6n geométrica. Artémides tiene atencio-
nes para todos los sobrinos, especialmente para aquellos que,
como él, ponfan la mira en 'las cumbres mas empinadas de la
vida, como el sacerdocio y la vida religiosa.
Pero para toclos, para los que seguian fieles a las santas
enseiianzas de la buena madre que los trajo de Boretto; como
para otros, que en el u·Mago de las actividades comerciales y
en el roce con mil y un hombres materializados, habian visto
eclipsarse el fanal de su fe; para todos tenia Don Zatti pab-
bras de amor y caridad y para estos, el obsequio mas hermoso
de sus oraciones fervorosas y de sus sacrificios impetratorios.
Y la circunstancia de haber tenido todos sus hermanos una
muerte santa, aun aquellos que se apartaron de la senda de la
religion que trillaran sus padres, indica que los sacrificios y
oraciones del hermano religioso, no fueron vanos.
Cuanclo habia algu.na clesgracia en familia, dejaba sus ven-
das y jeringas y viajaba a Bahfa. En 1925 fallecio su buen
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19.2 Page 182

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hermano Eliseo. Hada una semana que habia llegado de su .
viaje a Europa. Cuando avisaron a Artémides que estaba grave,
como no habia tren ese viernes, debio embarcarse en un tren
ovejero. Subio al furgon de cola y ahi iba tornando mate con
los p eones y dunniendo en la dura tabla. Ademas de ser un
tren tortuga, descarrilo. Murieron 90 ovejas. Empleo un dia y
medio en llegar a Bahia Bianca. Para peor, al cerrar una de las
puertas corredizas del furgon, se agarro un dedo y sufrio un
serio traumatismo. Llego a las ciuco del domingo a su ciudad.
Fue a oir Misa al Colegio Don Bosco y de ahi a su casa. Eliseo
fallecio el lunes y tuvo asi tiempo de despedirse de su santo
hermano . Al morir dicen sus familiares que hizo un gesto como
diciendo: - Me voy al cielo ... Fue quizas eso lo que mas con-
solo a Artémides que dio por bien pagados sus sacrificios para
llegar, cuando lo vio morir tan santamente. No espero al sepe-
lio. Ya él habia cumplido con los suyos segun la carne, ahora
volvia a los suyos, segun el espiritu. Y se fue a cuidar a sus
enfermos y ancianos .. .
Cuando enfermo gravemente su santa madre, apenas re-
cibio el aviso, viajo nuevamente a Bahia Bianca. Con esos la-
. grimones de que eran tan prodigos sus ojos de niiio , dio testi-
monio de su ternura filial, al ver a su querida viejecita que se
iba. . . Pero tuvo fuerzas para hablarle, saludarla y pedirle
que presentara sus saludos a Maria Auxiliadora, alla en el Cie-
lo. Al encomendarle ese mensaje, dice su h ermana que lo hizo
con un tono tan dulce y emocionado, que se veia claramente
cual era la hondura de su amor a las dos madres: a 1a de la
tierra que lo dejaba y a la Celestial que nunca abandona.
i Como impresiona el ver ese cumulo de cartas que sus
familiares, afortunadamente, han conservado, que él escribio
durante mas de medio siglo, invariablemente para las fiestas
mencionadas y para los onomasticos y cumpleaiios de todos
los hermanos! Natura'lmente la correspondencia conservada es
solo una parte de la muy nutrida que él escribio durante ese
largo lapso. Pero la que resta es ya un elocuente testimonio de
su amor a los suyos, de su piedad filial , de su amplitud de mi-
ras, de ese su maravilloso equilibrio que le hacia dar al César
lo que es del César y a Dios 1o que es de Dios.
jEsa fiesta de San Luis de todos los aiios, mientras vivio
su padre, lo tenia a él presente en el lar familiari Y todas las
cartas llevaban, juhto al carino cordialmente ·sentido, siempre
un pensamiento espiritual, tan sabiamente entremezclado en-
182

19.3 Page 183

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1936 : Zntti e11 plel'la labar.
Cc111 D. Frn11ciscv Bielasky c>bservall los 11wdemos avio11es q11e 11n11 lwcia el S11r. 1943 .

19.4 Page 184

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tre sus expresiones gratulatorias, que era como salsa que él
soHa poner en el manjar de sus felicitaciones.
Cuando escribia a los suyos, solia mixturar bellamente con
el italia,n.o o castellano algunas frases en dialecto, lo que daba
a la carta un caracter mas familiar. En la Navidad de 1915,
escribi6 a los suyos del tenor siguiente:
"Queridos padres y hermanos: En la firme esp eranza de que
os podais reunir en la fiesta de Navidad, aunque sea por pocas
horas, porque no es tan facil qu e tanta gente como sois os podais
reunir a cenar y hacer de modo que se cumpla el proverbio que
deciarnos en Italia, cuando estaba en lo de Juan Borettini y Porn-
peyo en lo de Chit6!. . . La Hildegarda con la bongia y llegar a
pasar la fiesta en familia, llevando uno vivo bueno, otro tortas,
otro la spongheda y las anguilas. . . Y antes alin, cuando iba el
tio Carona con aquellas buenas botellas que le daba el caser Catta-
1·ell-i. . . ( ioh, clulces recuerdos! ... ) . Ahora, todo esto me parece
un suefio. . . Pero como h e dicho al principio, en reuni éndoos, si
lo creéis bien, dad lectura a es ta mia para ha cer participes a
todos de las fe licitaciones y votos que en tan hermosa ocasi6n os
envio junto con las preces mas vehementes que elevo al Cielo a
fin de que el Buen Jesus, que conffo ha de nacer en todos vues-
tros cora zones (~no es verdad?) os cohn e d e las mas selectas ben-
dicion es, sea en orden al bienestar temporal, sea, y mas alin, en el
orden espiritual ( jOh , cuanta necesidad ten emos de que el Buen
Jesùs venga en nuestro socorro! ) Y aunque no podré es tar pre-
sente, con ,~l cuerpo, estaré en espiritu, participando de la comùn
alegna ...
A su hermana soltera le envia siempre junto con sus cons-
tantes f~licitaciones para el cumpleaiios, el 23 de julio, palabras
llenas de fe y confianza en la Divina Providencia, quizas por-
que ella, por el hecho de haber quedado sola en el mundo , mas
necesitaba de quien la sostuviera en las luchas de la vida.
Hasta en sus ultimos meses tuvo que cumplir con esos sa-
grados deberes de cortesia familiar que él supo hacerlo con
extraordinaria comprensi6n. Cuando en setiembre de 1949 fa-
llece su her:rpana Hildegarda, al recibir el telegrama contesta:
"Estando imposibi1itado de trasladarme a Bahia, pues mi com-
paiiero de tareas esta enfermo (l) ténganme como si estuviera
alli, mientras que haré rezar a los enfermos y personal del
hospital, en sufragio de su alma. Espero me envien detalles de
su enfermedad y deceso ... "
Antes del aiio, fallece el esposo, Fedro Reggiani. Artémi-
(l) D. Francisco Bielawski muri6 un mes y m edio después, el 17
de noviembre.
184

19.5 Page 185

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cles se hallaba en el lecho. Habia tenido la caida que origino su
desaparici6n. Pero desde el lecho envia este extra:fio telegrama
a su sobrino Hermenegildo:
"Causa traumatismo sorprendi6me en cama noticia muerte
Pedro. Envio sentido pésam e en comuni6n de oraciones imploran-
do de Dios eterno descanso. Espero detalles. Si Delfina esta en
Bahia, preséntale felicitacion es por su cumpleafios, con votos que
Dios le conceda gracia cumplirlos feliz. Saludos para todos. Ar-
témides".
Extra:fio llamo· a este mensaje de Don Zatti porque en su
aUm de no olvidarse de nada ni de nadie, mezcla los pésames
con las felicitaciones.
En 1947 se cumplieron los 50 a:fios de la llegada de la
familia a la Argentina. Todos los hermanos se reunieron para
agradecer los beneficios que durante ese medio siglo habian re-
cibido de Dios. Artémides les pidi6 que en ese dia oyeran Misa.
Solicita también a su hermana Delfina que le consiga 22 carre-
teles de bilo bianco, cosa que no podia ballar en Viedma. Y su
hermana satisface el pedido.
·
En los ultimos aiios de vida de su santa madre, se preocu-
paba mas por su salud y en sus cartas le solia enviar recetas.
Asi en octubre de 1926, dice:
"Respecto a mam a, me al egro que estea (l) bien. T e ru ego
le presentes mis saludos; aunqu e no le es dado ir a Misa por los
mareos que sufr·e, padria tomar un poco de Kola Astier, 2 6 3
cucharaditas al dia con agua o vino. Asi espero le oasaran los
mareos. En caso de qu e oersistieran todavia, que tome Yoclone Ro-
bin, 20 gotas al dia con agua. Me notificaras el resultado . . . "
En mayo de ese mismo aiio, junto con la participaci6n de
las nupcias de su sobrino José, recibe la notieia de que su mama
queria membrillos. Contesta inmediatamente: "dos renglones
donde me decia que deseabas unos membrillos, porque en Ba-
hia no se encuentran. Yo con este correo, les mando un cajon-
cito que contiene una docena. No son muy grandes, pero es lo
que he enconh·ado . .. "
Cuando en 1916 el P. Pedemonte llev6 a Viedma a Mons.
Alberti, Artémides narra las fiestas con gran entusiasmo:
"Con la participaci6n de S. E. Mons. Francisco Alberti, se
celebraron aqui las fiestas de Pascua , con una solemnidad jamas
vista! i Qué fiestas! i Qué pompa! i i 1Estoy seguro que m ama no
las habra visto iguales!!l A proposito de mama, tiene que saber
que una de estas mafianas he hecho la S. Comuni6n segun su in-
185

19.6 Page 186

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tenci6n, considerando que en ·este ti empo cumple sus 65 afios de
vida y aunque no haya pedido qu e llegue a los 1000 afios, por
juz?;ar que era demasiado!!!, pedi al Seiior que proteja y le con-
ceda todas las bendiciones que necesite. ~.Non va b ene cosi, o
mamma? Ed il babbo comE> sta? Y los otros miembros de la nume-
rosa familia Zatti come stanno? Ahora he oido decir que anda la
fiebre tifus. D ebéis estar todos prevenidos con el poneros en gra-
cia ~e Di~~ por medio d e una buena confesi6n y una s-ànta Co-
mum6n ...
Cuando escribia para felicitar a su padre por su dia ono-
mastico, solia pedirle que bebiera "un bel bicchiere de vino"
a 1a salud de ambos, padre e hijo ...
Su carino por los suyos no disminuy6 nunca. Esas cartas
llenas de afecto que escribia en 1900 desde Bernal, son las
mismas que escribe en 1950 desde Viedma. La escritura es
mejor; la redaccion, mucho mejor; pero el carifio, siempre el
mismo: el de un hombre que ama de veras a los suyos . ..
Su hermano Herminio nos decia que iba a visitarlos solo
de tarde en tarde, que causaba gran alegria en la familia cuan-
do Artémides iba a la casa paterna y que siempre andaba muy
apurado. jSiempre apurado! Claro: 'los enfermos, sus hermanos
seglin el espiritu, lo esperaban, suspiraban por él, lo aiioraban...
Don Artémides gozaba cuando alguno de la familia lle-
gaba a la cumbre de sus aspiraciones. Asi cuando su sobl·ino
Santos se ordeno de sacerdote en Turin y después regreso al
pais, cuando oh·o sobrino, Herminio Luis Zatti se recibio de
médico en 1934, cuando recibio las sagradas ordenes otro so-
brino, el Pbro. Carlos Reggiani y cuando su sobrina Maria
vistio el habito de religiosa Hija de Maria Auxi1iadora y luego
profeso en ese Instituto.
Don Zatti tenia predileccion por "Mari9uita" como la lla-
maban en familia. E'l decia que era la unica que habia seguido
su esh·ella". No obstante el gran afecto que profesaba hacia
ella, nos decia la religiosa que siempre la trataba con amable
reserva. Le daba simplemente la mano. Solo se permitio alguna
efusion cuando por primera vez la vio con el habito de reli-
giosa. Ese dia le tomo las manos enh·e las suyas y riendo como
un chicuelo a quien le ofrecen un regalo muy grande, decia,
como fuera de si: -Mariqùita, pero Mariquita religiosa . . .
Era como el desborde de su gratitud al Sefior por el gran
beneficio que significaba para el hombre de fe, el tener una
religiosa en la familia ...
Su buena sobrina siempre lo llamaba uincomparable tfo".
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19.7 Page 187

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jY a fe que era incomparable su tio! El solia enviarle t6nicos
para robustecer. En 1943 las superioras le permitieron pasar 15
dias en Viedma. Fue entonces cuando ella pudo admirar la
virtud gigantesca de su tio. Después le escribi6 desde White:
"Todavia me felicito por la suerte que me regalaron mis
buenas superioras de pasar 15 dias de vacaciones y nada menos
que en Viedma . jCu{mto he gozado en esos dias! A veces me pre-
gunto: ~Serà cierto que es tuve en Vie dma? ~.Seni. cierto que he
visto a tio, que hacia tantos afios que no vela? Pero las cosas de
este mundo son todas asi: uno no alcanza ni a tomarles el gusto
y se acaban. . . Pero tengo e] consuelo que me quedan los buenos
ejemplos que he recibido. jQué Hndos dias pasé! ... ~.Se acuerda
tio, cuando ibamos a corner uvas bajo el parrai y Ud. me hablaba
en dialecto y yo no me acordaba de él? ... "
Meses después, como la Escuela Agricola, donde estaba
el hospital, tuviera abundancia de miei, envi6 a su sobrina y
religiosas de Ingeniero White, 28 kilos de miel. D esde enton-
ces hubo entre Ios dos religiosos de la familia una ejemplar
correspondencia, sobre todo para las pascuas de Resurrecci6n
y de Navidad. En 1947 sabe la sobrina que el tio esta enfenno.
Redobla su fervor para pedir a Dios por su salud y le expresa
sus deseos de verlo:
"Mi querido, santo e incomparable tio:
"~.Sabe Ud. cuàl es el motivo de esta carta? Pues su pre-
dosa salud. He sabido por una carta que acabo de recibir de casa
que Ud. està dt'Hcado de salud. i Qué làs tima! me da pena de
veras. . . Y como en estas cosas no quiero pecar de optimista, le
ruego que mancle decir pronto, aunque sea ·en una hoja de li-
breta, si ya se sano o si es cosa grave. Ya lo encomendé a la
Virgen y tengo mucha esperanza que Ella lo haya mejorado. Mi-
re, querido tio, que espero su pronta contestaci6n porque estoy
preocupada de veras ... "
El le contesta con el optimismo de siempre:
"Afectisirna Mariquita: Ninguna noticia, buena noticia. Asi
suena un decir. Por tanto espero que al no recibir noticias mias,
ni carta mortuoria, ohabràs echaclo las cuentas de que mi salud no
es solamente buena sino 6ptima!!! y que tu buena directora al
pasar por Viedma habrà sabido que el pobre tio andaba por Vied-
ma como el judio errante y que mi paseo por Bahia Bianca y
Fortin Mercedes, donde, entre ambas ciuclades he pasaclo diez
dias, me ha servido para remozarm e. D e todo esto sean dadas gra-
cias por ellas a Dios N . S. que ha escuchaclo nuestràS pobres ora-
ciones.. Gracias por ellas. L as ofrezco a Dios a fin de que sea
verdaderamente santo, como tù me titulas y de ese modo no in-
curriràs en la excomuni6n con que nuestra Santa Madre la Iglesia
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19.8 Page 188

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fulmina a los que dan titulo de santo an tes de ser canonizadol!!
Te perdono los adjetivos que no son calificativos y los tendré siem-
pre en la memoria para que me sirvan de aguij6n a fin de acer-
carme siquiera a lo que tu deseas que s·ea: santo e incomparable..."
Un aiio antes de morir, recibi6 de su sobrina el regalo de
un muiiequito acrobata y unos caramelos Quique. El le con-
testa:
"Afectisim a Maria: Contesto a tus dos cartas: primero a la
ultima, para agradecerte el acrobata, quien me ensefia a hacer
ejercicios de acrobacia en las horas de ocio, principahnente cuando
Dios aprieta con los dedos de las tribulaciones, procuro dar saltos
y escaparle de las manos a la furia de los enemigos de nuestra al-
ma; y después chupar un caramelito Quique para dulcificar las
penas de la vida y endulzarme un poco para no ser tan amargo
a Dios y al pr6jimo ... "
Pero si él amaba a sus parientes; cuando de conflictos do-
mésticos se trataba, a fuer de buen religioso, se desentendia
de ellos. Pues sabia que para las religiosos reza aquel refra.n:
Enh·e dos muelas cordales, nunca pongas tus pulgares. Daba
consejos, pero las situaciones domésticas .preferia que las resol-
vieran ellos. Por esa le dice a su sobrina religiosa en otra carta:
"Tu sabes que mi situaci6n es semejante a la tuya, y de
todos los religiosos que dieron un adi6s al mundo ... "
Este admirable equilibrio de Zatti que lo lleva a amar a
las suyos sin dejar a Dios y amar a Dios sin alejar a las suyos
del coraz6n, creemos que es también un don del Espiritu Santo.
El don de entendimiento.
Por medio de este don él consigui6 compadecer lo que pa-
rece incompatible. Don Bosco le enseii6 a coordinar el servi-
cio de Dios con el afecto a las parientes, una total entrega a
la vida religiosa sin abandonar por completo a sus familiares,
conforme también a lo del aiiejo refnin castellano: "Quien de
las suyos se aleja, Dios le deja" ...
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19.9 Page 189

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CAPITULO XXVI
LA NOBLEZA DE UN PUEBLO
"No hay deber mas perentorio que el dar las gracias" dice
Ciceron (Off. L. l n. 47). Las almas nobles despiden gratitud,
como las flores exhalan aroma. El agradecimiento es el perfu-
me mas bello de las almas. Se puede medir la cultura de un
pueblo por el grado de gratitud que alberga su corazon.
Dice Fernan Caballero: "La gratitud en los corazones sa-
nos y generosos es como el saltadero de agua que solo necesita
una rendija para brotar pura y vivaz" (Clemencia).
Los muchos beneficios que Zatti hizo a nuesh·o pueblo fu e-
ron esa rendija por donde broto, pura y vivaz, la gratitud po-
pular.
Y vaya una palabra de loa al pueblo surefio que mosh·o
ser de corazon sano y generoso, porque siempre, ante los fa-
vores recibidos fue saltadero de agua y no cisterna cerrada ...
Una de las cosas que m:is impresionan en la vida de este
hombre exh·aordinario es precisamente la forma como se volco
sobre él, la gratitud de ese pueblo grueso y cerril, a veces,
pero siempre bueno en el fondo y noble de corazon.
Un buen almacenero de Bahia Bianca (ignoro el nombre)
hizo una colecta en su ciudad. Reunio 150 pesos y los mando
a Don Zatti. Le preguntaron luego por qué habia hecho eso y
él contesto solamente con estas bellas palabras: "Por darle gusto
a Don Zatti y verlo sonreir .. ."
Para pasar el rio enh·e Viedma y Patagones hay una flo-
tilla de lanchas de motor. Los lancheros, gente humilde, se
ganan la vida trasladando pasajeros. A Zatti nunca le cobraban
esos 10 6 20 centavos. El "pariente de todos los pobres" era un
hombre de excepcion ...
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c!Por qué Zatti logr6 formar todo un cuerpo de enferme-
ros y enfermeras a su imagen y semejanza en esa Casa de Dios?
Sencillamente porque las almas buenas que se curaban, no pu-
diendo pagarle en moneda, le pagaban con su b:abajo, con su
afecto que duraba a veces toda la vida. M:ientras escribo estas
Hneas lòiay todavia enfermeras que siguen en los ultimos restos
del h~~pital zurciendo medias, -lavando sabanas y tejiendo "pul-
lovers ...
Una de ellas ha escrito estas hermosas palabras:
"Quiera el Sefior y la Sma. Virgen bendecirme. La obedien-
cia la cu!I1pli. Solo me apena hallarme con poca salud y no poder
ayudar mejor a mis compafieras·. Y aun mas me apena el tener
que salir de es ta santa casa ·donde se encuentra pan, trabajo y
paraiso. No quisiéra caer en otras manos que no sean las de los
salesianos. Trabajando en su campo, me pan~ce trabajar siempre
con Don Zatti ... " ( l)
Debo agredecer a cuantos me han enviado cartas y escritos
de Don Zatti. Pero también las palabras con que las han acom-
pafiado. Porque estas evidencian hasta donde llegaba la grati-
tud que guardaban en sus almas hacia el gran coadjutor sale-
siano. Una enfermera, ahora lejos de Viedma, me dice:
"Pero le ruego me las devuelva, porque, créame, que las
guardo como reliquias porque es letra trazada por sus propias
manos .. ."
Otra expresa, en forma senciHa, pero elocuente, su gra-
titud de este modo:
"A mi pareoer, .al ver a este gran hombre, siempre crei
que no !?,odia morir. Y viendo su inmensa caridad, que no debia
morir ...
Es innumerable la cantidad de regalos que, sobre todo, en
los ultimos afios, recibia el buen samaritano desde remotos lu-
gares, en pago de sus misericordiosos oficios. Un sefior Idiarte
le manda "un corderito, con el transporte de la Gobernaci6n".
D e Necochea recibe una encomienda: un alma buena que no
olvida los beneficios y le envia una cantidad de remedios.
Un buen dia recibe una caja: es un botiquin que un médico
no necesita y lo dona al pequefio gran hospitai de Zatti. A
medida que las bicicletas se le consumen con el uso, los ami-
gas se hs renuevan y cada vez mas c6modas, elegantes y canrs.
(l) Carta al Rvmo. P. Inspector D. Carlos M. Pérez.
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20 Pages 191-200

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Cuando qulSleron regalarle un pequefio autom6vil, él lo re-
hus6: "No, les dijo, este que tengo no necesita nafta y no se
para nunca". ·
Solfan remitirle corbatas, tortas, frutas. . . Sus amigos ce-
Iebraban el cumpleafios (el 12 de octubre) y el onomastico (el
16 de agosto, San Joaquin: él se llamaba Artémides Joaquin
Desiderio Maria Zatti: el ultimo nombl·e se lo afiadi6 cuando
hizo los votos perpetuos). En ambas celebraciones recibia tar-
jetas, estampas y cartas de felioitaci6n. Frecuentemente las en-
fermeras hacian confeccionar por las Hermanas hojas de papel
primorosamente engalanadas con motivos religiosos y en el1as
le enviaban su mensaje de gratitud y afecto. Cuando el hos-
pital tuvo varias sucursales, rivalizaban enfermeras y enfermas
de cada sucursal a ver quién le enviaba mejor saludo. La de
la Sucursal N9 l se animo una vez a saludarlo en verso ...
Veamos el estro poético de la autora de 1as coplas:
A NUESTRO MUY AMADO BIENHECHOR,
DON ARTEMIDES JOAQUIN ZATTI
jOh, Dios, que complacido
mirabas desde el cielo
al Hospital que cr·ecfa
en santa caridad,
eligio entre sus hijos
el don mas codiciado
y engalan6 nuestro pueblo
con joya singular.
Don Zatti fue la prenda
del cielo desprendida,
el hombre portentoso
vive cual puro lirio
besado por los rayos
del sol matutinal:
su alma es un di amante ,
es pura luz su mente,
su coraz6n un cofre
y sus manos derraman
verdadera caridad . . .
No puede esta composici6n competiJ.· con las de Fray Luis
o Rubén Dario; pero, si aquino hay rima y falla el metro, hay
en cambio la magnifica poesia de la gratitud y de la verdad.
Y ambas, verdad y gratitud, son elementos de primer orden
en la esb·ucturaci6n de lo bello ...
Entre · sus papeles encuentro una colecci6n de estampiHas
de correo. Le han llegado nada menos que de jTezpur, Assam,
INDIA! y la ofrecen al gentil bienhechor: jquiere deciJ.· que
basta la India habia llegado el 6bolo de este hombre insacia-
ble en su, sed de ii-radiar amor y caridad!
Veamos esta carta tan llena de sugestiones. Va del Hos-
pita1 Pifiero (Bs. Aires):
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"Ruego todos los dias a Dios y a la Sma. Virgen que le
conserve siempre mucha salud y siempre tengo la esperanza de sa-
narme para poder ir a su !ado, Don Zatti y para alludarlo en lo
·que pueda ... "
De Valcheta una buena seiiora le escribe:
"Le adjunto un giro por 20 pesos. Y perdone seiior Zatti
que es poco, pero a nosotros nos gusta ciunplir con todos y a
veces nos vemos en apuros . Cuando nos vaya . mejor, Dios me-
diante, ya le mandaré algo mas. Mi agradecimiento es grande y
espero poder demostrarlo ... "
De Ing. Jacobacci, firmada por Gonzalez y Cia., le lleg6
en 1942 esta nota:
"Muy seiior nuestro: Por encomienda postal nos es grato
remitirle por cuenta y orden del Sr. Flores Raimil, una matra
que dicho seiior envia a Ud. en calidad de obsequio, por las va-
rias atenciones por él recibidas cuando estuvo internado en ese
Hospital, por las cuales queda muy agra decido ... "
A veces alg~n enfermo quiere expresar su gratih1d a su
bienhechor y como no sabe escribir bien, resulta su carta un
batiburrillo indescifrable ... Pero si no se entiende el texto de
esa misiva elocuente, se percibe perfectamente bien el aroma
de la gratitud que emana ese papel escrito con lapiz o se1lado
con borrones enormes. . . Y ese perfume vale mucho mas que
las palabras, frecuentemente tan engaiiosas y falaces ...
Un muchacho de apellido aborigen le escribe desde Gral.
Frias:
"Acuso r-ecibo de su muy atenta de fecha 5 del que rige,
en la cual me hace saber que ha retirado el chibito de la Go-
bernaci6n y me dice si ha hecho bien. i Clara que ha hecho bien!
Y me alegro que lo haya retirado .. ."
Es conmovedora esta ob"a carta que le envia un preso des-
de la carcel:
"Muy agradecido de Ud. seiior, que habiendo recuperado
mi salud por su atenci6n, me encuentro hoy dia bien; como siem-
pre lo tengo precente y vivo muy agradecido .. ."
Desde Valcheta le escribe un indigena, con lapiz:
"Seiior Artemido Sacti: Muy sefior mio: T engo el agrado de
dirijirme a Ud. comunicandole que he llegado Muy bien con el en-
fermo en mi biaj-e y asta haora se encuentra con salud: hay le
remito el poncho y reciba muchos saludo del enfermo para Ud.
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20.3 Page 193

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y don Francisco y mucho saludo a los compafiero sala. Lo unico
que parece bamos careser la,pomada el desenfestante de las sonda
y gota para d estom ago ...
Desde San Isidro, Prov. de Buenos Aires, . le escrib e una
enferma:
"De mi parte y en mis pobres y pocas maciones, pongo una
intenci6n por todos los de esa casa de Caridad. D e parte de mi
buen papa, agradece los augurios y felicitaciones que Ud. le ha
enviado. ~' él tam bién se le cayeron las higrimas . Queda muy agra-
decido ...
Una joven de Maquinchao a quien habian operado en esta
Capital en 1946, le narra a Zatti .como "tuve una operaci6n
grande y me pusieron un .tuvo y por él me sacaron el mal . ..
Estuve 28 dias con el tuvo. . . He tenido que aprender a ca-
minar de nuevo ... Asegun como me encuenh·e en el viaje del
tren (como a vese va muy ah asado) lo pasaré a visitar. Yo
siempre muy agradecida con Ud."
De "algun lugar" patag6nico, oh·a ex pensionista del Hos-
pital San José le escribe:
"Noso tros estamos muy agradeciclos. Ya iso un m'io que me
operé. Cuando poclamos gir arle algo le manclaremos con mu cho
ca, gusto, si·empre recordamos con mucho carino ese Hospital, porque
a Don Za tti, no se puede tener confianza a los dotores ...
De Gral. Vintter una excelente esposa le escribe lo si-
gu ien te :
"Seiior Satiz: Le mando 20 pesos . Es lo que h e poclido con-
segir, no le hmnclo maz por que mi situaci6n no da. Bueno le
ruego cuando reciba este poco clin·ero me conteste para saver si lo
a recibiclo y tambien me cuenta como siguen mis dos comadres
y mi compadre y tod as las demaz enferma ... " ·
Desde Cubanea va este rayo de auténtica gratitud en el
afio 1930:
"Muy seiior mio y amigo: La presente es p ara comunicarle
que boy lleg6 a nues tro seno, nuestro querido hijo Orfilio y nos
encontramos muy con tentisimos y muchas gracias por las grandes
atenciones que an renido con el. Con algo lo voy a gratifi car por-
que esta mos algo escaso de dinero ... "
Desde Mendoza le escribe un empleado d el ferrocarril.
Este buen hombre lo doctora a Zatti. Es la {mica vez qu e se ex-
ceden en el h·atamiento .. .
193
13.

20.4 Page 194

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"Doctor A. Zatti. VIEDMA. Distinguido Doctor: Le estoy
profundamen te agradecido por su impagable atenci6n al tomarse la
molestia de ponerme en comunicaci6n con mi viejo tio en des-
gracia. Me doy por e nterado de la imposibilidad de cura en esos
casos que Ud. me explica, en sus cartas y que en forma verbal
un médico conocido también me hiciera entender. No se imagina
el p esar que me causa el hecho de no poder hacer nada en favor
del . {mico familiar que tengo y que aprecio de todo coraz6n .. ."
Valcheta que es uno de los pueblos donde la caridad de
Zatti brillo con mas fulgidos resplandores, no se mosh·6 nunca
desagradecido: Veamos:
"Por medio de la presente me es grato saludarlo, deseandole
se balle disfrutanto bienestar. Por encomienda postal le mando un
cajoncito de manzanas "Deliciosas" en concepto de retribuci6n a
sus buenas atenciones conmigo y Juana y esperamos que nuestro
envio llegue a su poder sin dilaci6n ... "
De Rucu Luan una pobre joven le envia 20 pesos con un
carrero que viaja hacia Viedma. De Monte Bagual una sefiora
que ha tenido intemado a su hijo en el Hospital, quiere rifar un
petizo para poder pagar su obligaci6n con el buen samarita-
no. . . Cuando en 1947 Zatti fue enfermo a Bahia Bianca, un
nucleo de amigos hicieron una colecta y le enviaron 142 pesos,
diciéndole: "se los mando como una demostraci6n de amistad
de sus amigos". dQué hara Zatti con ese dinero? Veamos la
carta que escribe al P. Director, desde Bahia Bianca:
"Rev. P. Feliciano L6pez. Rev. Padre Director: El conduc-
tor del 6mnibus que hace la carrera entre Viedma y Bahia, fue
portador de 142 pesos r·esultado de una colecta gue 'después de la
procesi6n, a indicaci6n de la Srta. Margarita Paz, hizo espontanea-
mente entre los amigos de Viedma, Don Marino Malpeli, al no-
tar mi ausencia en la procesi6n, en las oraciones y canticos. Como
mi salud sigue pwgresando, y que por lo visto, si sigue asi no
ponch·a obstaculos para volver en el tiempo establecido, y por
otra parte me acordé que el Domingo 28 se cierra la colecta que
el Santo Padre pidi6 que se hidera en la Argentina; y como no
hemos 'hablado nada al respecto, le escribo estas lineas pru·a ha-
ced e recordar que si le parece bien, en el Sefior, padria dis -
poner de la cantidad que quiere como cooperaci6n del Hospital
San José en la colecta mandada hacer por el Episcopado Argen-
tino, conforme a los deseos expresados por el Santo Padre. En
fin, V . R. determinara lo que mejor juzgue en e l Sefior, para di-
cha. fecha ... "
jMagnifico desprendimiento y ejemplar observancia reli-
giosa!
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Desde Mar del Plata recibe este afectuoso mensaje en mar-
zo de 1944:
"Senor Artémides Zatti: le escribe José Luis G6m ez qu e le
desea mucha felicidad a Ud . y a Don Francisco. Yo aqui es toy
solo y es toy travajando ya ace ti empo. Y oy me clirijo a Ucl. que
siempre lo llevo en mi coraz6n y que mmca lo olbido . . . Siempre
que veo el bata116n de aca me clan ganas de llorar y después abro
el coraz6n y me alegro: jOh , batall6n 34! ... "
D e Treneta le envfan este expresivo mensaje no poco pin-
toresco:
"Le di..ré qu e me dis culp e de no haber ido aberlo cuando
vine para es ta porque me encontré muy apurado: no me alcanza-
ba para pagar la fond a. Haga el favor de darmele cuatro p esos
al de los lentes y l p eso al del rin c6n y me manda la cuenta cuan-
to es para yo mandarle a pagar . .. "
Si la gratitud de los pueblos alejados del hospital se de-
mostraba en forma tan elocuente, mucho mas debfa serio en
Viedma. Y asf fue. El dfa 8 de diciembre de 1948 se reuni6 una
Comisi6n de Damas, por iniciativa de la Sra. Sara E. de Scan-
droglio, en el Club Social. Nueve seiioras y seiioritas integra-
han la Comisi6n de Ayuda al Hospital y Homenaje a Don Ar-
témides Zatti. El dfa 15 volvi6 a reunirse la Comisi6n. Ahi se
determino que los hombres también podrian integrar dicha Co-
misi6n. Y se agregan once caballeros. Ya las damas alcanzaban
a 18. Se proyecta rea:lizar: un almuerzo campestre, una velada,
una exposici6n pict6rica, una kermese, un torneo atlético, una
reuni6n hfpica y entregar un pergamino a Don Zatti.
En la reuni6n del dfa .22 se forman las subcomisiones. Se
determina que el almuerzo campestre sera el 6 de enero en el
Parque Belgrano. En ese hermoso paseo que enorgullece a
Viedma y donde en breve se levantara una estatua de Don Zatti,
junto al majestuoso rfo Negro y bajo magnfficos rosedales, se
tendieron manteles. Nunca habfa visto la capitai del Territorio
un homenaje mas completo, mas popular ni mas justo. Porque
ahf estaban todos, sin distinci6n de credos polfticos ni religio-
sos, en una ideai comunidad de sentimientos. Todos contribu-
yeron. Nadie se neg6 a nada. Los hacendados donaban corde-
ros y vaquillonas y los artistas sus telas, los chacareros su vino
y los almaceneros los garbanzos. Se cobr6 5 pesos a los hom-
bres y 3 a Ias seiioras, seiioritas y niiios. As.1 se juntaron pe-
sos 2.143,00. La comida era abundante: se habfan faenado 6
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vaquillonas, 8 corderos y a eso se afiadieron 80 kilos m:is de
carne de vaca, sin contar todo el nutrido condumio de que son
prodigos los asados a la criolla. Durante el almuerzo se realizo
una colecta pro Hospital. Anojo la vistosa s:uma de $ 5.732,40.
Cuarenta centavos habian sido hallados en la rambla y se do-
naron a favor del hospital. Un buen hombre, pobre como el
que mas, no tenia mas que siete pesos. y vacio su billetera, di-
ciendo: -"Para Don Zatti, todo lo que tengo" ...
También hubo rifas durante aquel alegre banquete del que
Zatti era el centro y la razon de ser. Se recogieron de ese modo
700,00 pesos.
Cuando Don Zatti se puso de pie para agradecer, todos
aplaudieron. Cuando volvieron los ojos hacia aquel hombre sen-
cillo y buen~, puro y modesto como un nifio, al verlo con las
lagrimas en los ojos, temblando de emocion ante el microfono,
todos contenian el aliento. Y Zatti hablo. Hablo a lo santo, sin
respetos humanos. No era el publico su enemigo principal. El
unico enemigo era la emocion que por momentos lo traiciona-
ba. Una salva de aplausos corono su peroracion, llanamente
sublime y sencillamente elocuente. Porque nada mas hermoso
que oir hablar a un hombre no desde la cumbre de su sabiduria
(jay, tan falaz!) sino desde la cima de sus 47 afios de sacrificios
en pro de sus semejantes ...
Después llegaron los otros actos programados. Por ventas
de los cuadros al oleo que ofrecieron nueve generosos pintores
de la localidad y de Patagones, se obtuvieron $ 1.930,00. Una
fiesta tenida en una confiteria les dio $ 707,00. Para firmar
el pergamino que iha a ofrecerse al gran salesiano, debia con-
tribuirse con alga para ayuda del hospital. De ese modo se
recaudaron $ 3.325,00 en Viedma y 902,30 en Patagones. Y llego
la hora de ofrecer el pergamino al apostol de la caridad. Debio
haber sido a mediados de abril, pero se h·aslado al dia 30 por
'estar prohibidas ~as reuniones en esos dias, debido a cierta
epidemia que circulaba en la zona. La entrega tuvo lugar en el
cine-teatro San Martin de Viedma. Estaba repleto de ]Jliblico.
Cuando se puso de pie el homenajeado, con su habitual
sonrisa, el publico lo acompafio con una ovacion. Dijo como
proemio lo siguiente:
"Como soy un tanto apocado, y mas en el dificil arte del
decir, y para no extraviarme en la exposici6n del pensamiento
que embarga boy mi coraz6n, preferi entregarlo al papel, solici-
tando de vu estra caridad, la venia mas completa .. ."
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Y empezo su discurso, sencillo, meduloso, preciso. Fue su
himno de gratitud. Agradecio a los presentes, a las autoridades
y pueblo, a los directores que por tantos afios rigieran los des-
tinos del Hospital San José, a los que en multiples ocasiones lo
sacaron de apuros economicos, a los colaboradores en su obra
benéfica, no olvidando ni a las enfermeras. Atribuyo el home-
naje que se le tributaba a la Sociedad Salesiana · de la que él
-dijo- era el infimo de sus hijos. Cuando pronuncio "He dicho"
se lleno el teatro con el sonoro tributo del aplauso. Mientras él,
llenos de h'tgrimas los ojos, no atinaba a estrechar las manos
que se le extendian para felicitarlo ...
Cuando la Comision cuya presidenta era la Sra. de .Scan-
droglio y ~ecretaria la Srta. Irma Pérez Entraigas, hicierorn el
recuento de lo colectado para el hospital sumaron $ 20.752,70.
Con ellos compraron ropa para el nosocomio de Zatti, lo refec-
oionaron, lo proveyeron de medicamentos y de comestibles y
todavia pusieron en las manos dadivosas del "pariente de todos
los pobres" la cantidad de $ 8.420,40. jViedma habia realizado
un gesto magnifico! El pergamino que guarda la Sociedad Sale-
siana como una reliquia, honra por igual al que lo conquisto
con sus sacrificios y a la nobleza del pueblo que supo elevarse
por encima de las pequefias miserias que dividen para ensal-
zar la virtud del héro~ de la caridad.
" jQuién tuviera su arrastre!" decia un politico, cuando ter-
mino el homenaje a Zatti. Quizas pudo haber dicho: ·'jQu é
noble es nuesh·a ciudad: pues para los pueblos democraticos la
nobleza es la gratitud que alberga su corazon!" ...
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CAPITULO XXVII
EL CANARIO COMIENZA A CANTAR . ..
En la Patagonia tenemos dias herm,osos. Pero la parte mas
bella del dia es siempre el ocaso, cuando el cielo se tiiie d e
carmin, de 6palo, de grana y por momentos pareciera que la
pampa se incendia. . . ·
El "dia" de Zatti fue todo hermoso; pero nada como su
ocaso. Ahi fue donde pic6 mas alto su virtud y donde demosh·6
su real grandeza de alma. Ese momento tan ternido por todos,
de la muerte, fue para él un transito apacible del tiempo a la
eternidad.
·
Después de haberse curado de la tuberculosis, nunca habia
sufrido nada serio. Tenia en la pierna izquierda un eczema
seco; por eso siempre se rascaba en ese lugar. No constituia eso
un peligro para él .
Pero lleg6 un dia fatai. Fue el 19 de julio de 1950. El tan-
que de agua que estaba sobre el departamento de enfermas se
habia roto. Perdia liquido y no les llegaba agua abajo. Enton-
ces, como no habia otro que hiciera ese trabajo y era urgente
reparar el desperfecto, después del almuerzo de aquel dia frio y
lluvioso, se dispuso a subir él, diciendo:
-Voy a hacer lo que hacia Carlin .. .
-A ver si se cae ... -le dijo una de las enfermeras-. Vea
que esta lloviendo.
.,....Un poco de agna refresca la cabeza, -replico él, y apli-
cando la escalera contra el muro, comenz6 a subir ...
De repente, resbal6 en un escal6n, meti6 la pierna ]JOr entre
los escalones, la escalera se le vino encima y él cay6 pesada-
mente de espaldas, oyéndose de lejos el ruido que hada su
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cuerpo al chocar contra el suelo. jEra la segunda vez que la
escalera le jugaba una mala partida! Quedo sin sentido. Tenia
heridas en la cabeza. Mienb.·as las enfermeras corrian bacia
todas partes a pedir auxilio, éllogro recobrarse en parte. Tanto
que cuando llegaron los bombres, él les dijo : -No es nada ...
Cuando el P. Miche llevo al médico, este le dijo: -Ud. se
va a la cama en seguida .. .
-<JComo? dYO a la cama? ... - No podia persuadirse de
que él, que babia cuidado enfermos durante medio siglo, iba a
tener que ser cuidado por otros. . . Paso la tarde semiincons-
ciente. Solo a las 20 volvio en si del todo.
Cuando luego le preguntaban por lo que babia sucedido,
decia que él recordaba que puso el pie en el escalon. Luego,
nada . .. basta que a las 20 le llevaron la cena. No tenia ganas
de cenar: -En la cama no hay apetito,- le dijo a la enfermera.
Estuvo solo tres dias en cama. Después comenzo a levan-
tarse. Sentia dolor a la cintura. Entonces le pidio al "vasco"
que le llevara una buena fa ja. Este le llevo una de cinco me-
tros. Se fajo bien, y, diciendo: -ahora si que estoy bien, - se
levanto. Fue basta la capilla agarnindose de la pared. Iba a
dar gracias a Dios porgue no babia muerto.
Huelga decir que fueron muchas las personas que se inte-
resaron por su sa,lud y los que lo visitaron. Cuando le pregun-
taban como estaba, él soHa contestar: -Aqui estamos, como
cbico regal6n ...
Ou·as veces decia: - Estamos haciendo la obediencia y
cuando se obedece siempre hay mérito ...
A los 28 dias pudo de nuevo enborguetarse en la bicicleta.
Hizo una breve jira terapéutica. Cuando los demas se exh·a-
fiaban de verlo, élles decia: -No, si Dios es muy bueno ...
El 23 de agosto fue a la parroquia. Y el 24 reanudo, como
pudo, su vida de comunidad. Y asi anduvo, arrastrandose mas
bien que caminando hasta el 3 de noviembre. En esa fecba. ya ·
el rosb.·o fue adquiriendo un color verdasb.·o que poco a poco se
fue tornando amarillo.
Ya en el mes de octubre, conversando con algunas jovenes,
les habia dicho :
· -<JUds. se pintan? Yo también. Solo que yo me pintaré de
otro color. . . El limon si no esta amarillo, no sirve . . . Denb.·o
de seis meses ya vedm U ds ... (I)
(l) Se eq uivoco por un mes: fall eci6 a los cineo meses .
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. Se ve que él, con esa enorme pnictica que tenia, presentla
cual iba a ser la evolucion y el final de su enfermedad.
La enfermera que ponia inyecciones, debia decirle. -Aho-
ra, por amor a Jesus, tendra que recibir una inyeccion ...
-dY Ud. cree ~ue eso me va a curar? - respondia él.
Y un dia afiadio: -Sefiorita Maria, dde qué murio su papa?
-De cancer .. .
- Y bueno ... -dijo él y dej6 todo en suspenso, cubriéndolo
todo con una somisa dolorosa.
En otra oportunidad que lo visitaba un amigo, le dijo:
-"No hay nada que hacerle, che" como dice el Dr. Ecay ..·. - Y
se echo a reir.
Cuando llego el verano, volvian estudiantes universitarios
a Viedma. Enh·e ellos fue el actual Dr. Romulo Guidi. Lo acom-
pafiaba el Prof. Thompson. Ambos tenian verdadera veneracion
por Zatti. Fueron a visitarlo y lo hallaron en un estado lamen-
table. Elles dijo: -Yo me pongo estos remedios. Sé que no me
hacen nada. Pero hay que cumplir. H ace 50 afios que vine aqui
para morir y he llegado hasta ahora dqué mas quiero? Por oh·a
parte, toda mi vida •la he pasado preparandome para esto ...
Y al Dr. Guidi le dijo: -Denh·o de poco recibiras una carta
de tu .mama en que te di.ra: -Zatti ha muerto .. . Tu te quedaras
unos momentos pensando: "Zatti ha muerto" ... Luego rezaras
un Padrenuestro por mL . . Asi pasa todo.
Ese terrible "neo" que él oyo anunciar tantas veces a los
médicos y que él mismo diagnostico a mas de cuatro, lo llevaba
ahora en el pancreas. . . Solo con mirarse al espejo ya hubiera
ahora diagnosticado su enfermedad.
Alguna vez vieron que le caian lagrimones. No era porque
estuviera aferrado a la vida. Lloraba porque no podia h·abajar.
"Estoy arrumbado" decia amargamente. Y viendo que su hospi-
tal, sin él, se hundia, Iloraba de pena .. .
Sufria porque venian a buscarlo para poner inyecciones. Y
él no podia ya cabal9ar su bicicleta . . .
·
Los enfermos vemn con terror que se volvia amarillo. Una
vez uno de ellos pronuncio la frase temida: -Si se va Don Zatti
dquién nos va a tener contentos? ...
La enfermera queria ponerle calmantes, inyecciones. Que-
ria hacerlo sin que él se percatase. Pero Zatti se dio cuenta y
le dijo: - No, no: es un trabajo inutil. Descanse. ciNo se da
cuenta que el sufrimiento es la unica moneda que tengo? Si
me la quita dqué me queda?
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Y narran las enfermeras que los dolores que debi6 aguan-
tar fueron realmente crueles.
Cuando en esos dias le preguntaba el m~dico: -dC6mo
vamos, Zatti?
-Para arriba, doctor, para arriba ... -contestaba ' él son-
riendo. Y miraba bacia el cielo.
Nunca, ni una sola vez, se quej6 por los atroces dolores que
lo consumian.
Nunca pidi6 calmantes. Alguna vez se los pusieron. Una o
dos veces, dice el Dr. Sussini. Pero no porque éllos pidiera, sino
por compiacer a los demas.
Un dia le oyeron decir: -Toda la linea tiene salas ahora ...
Como diciendo: todos los enfermos que antes venian aqui,
desde Viedma a Ing. Jacobacci, por espacio de mil kil6metros,
ahora en cada estaci6n encuenh·an Salas de Primeros Auxilios.
Ya puedo morir h·anquilo.
Oh·o dia dijo: -Estas piernas hace 70 afios que me llevan.
Estan cansadas. Tienen derecho a descansar. . . - Y sonreia
b eatificament e.
.
Un dia envolvia unos remedios a un chico en la farmacia.
Al darselos, le dijo: -Pero tienen que rezar por Zatti, porque si
él se muere dquién les va a dar mas remedios?
-Si, Don Zatti, - dijo el peguefio y se fue , sin entender la
tremenda verdad que encerraba la advertencia del santo var6n.
-jQué amarillo, esta, Don Zatti! - le deda la gente que
tenia confianza con él.
- jY... estoy madurando! -contestaba él indefectiblemen-
te.- Estoy madurando como los melones, como los duraznos de
este Rio Negro .. . - Y reia.
Dos gracias pedia Zatti a su buen Dios: la primera, morir
en la Patagonia; la segunda, que no lo enterraran vivo ...
Eran sus ùnicas preocupaciones en sus ùltimos meses.
Tenia miedo que el P. director le fuera a imponer de venir
a Buenos Aires. Una vez que le dijeron que pareda que lo iban
a traer, él contesto: -dY acaso en Buenos Aires no se muere? -
Tenia terror de quedarse por aca ...
Un dia estaba ayudando la Bendici6n con el Smo . Sacra-
mento. No obstante su estado, él ayudaba en todo. Cuando iba
a poner el velo humeral sobre los hombros del sacerdote, cay6
de espaldas en el pavimento con el velo en la mano. Afortuna-
damente no alcanz6 a golpear con el filo del ' banco. Si no,
perece. Todos creyeron que se habia enredado en la alfombra.
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Después se supo: era que se habia quedado como absorto, todo
concentrado en si mismo, pidiendo a Dios, presente en la
Hostia Santa, que no lo mandaran a Buenos Aires. Y tanta
fuerza habia puesto en su rlegaria que se habia agotado ...
Después le dijo al médico: -dPara qué ir a estorbar a Bue-
nos An·es? Total, tengo que terminar: es mejor que termine
aqui ...
Y consiguio la gracia. No lo mandaron a la Capitai Federai.
Pero no pudo eximirse de ir a Bahia Bianca. Fue por obe-
diencia.
Enero de 1951. El P. dn·ector determina que vaya a la
ciudad atlantica a buscar en la ciencia la ultima esperanza de
salud. Cuando le dijeron que debia ir, al punto. penso en su
enfermo predilecto, uno lleno de llagas al cual él solo curaba,
y dijo: -dY si yo me. voy quién lo va a curar?
Zatti salio el dia 4 para Bahia Bianca. El 5, su enfermo
fallecio. Como si Dios lo hubiera reservado solo para él ...
Se interno en el Sanatorio y Maternidad del Sur. Los médi-
cos lo vieron y menearon la cabeza. El los miraba sonriente ...
Ya sabia lo que iban a decir ... Visito el Colegio Don Bosco y
el de Maria Auxiliadora. Paso algunos dias en el colegio sale-
siano. Ansiaba volver pronto a su hospital.
No obstante su estado, a todas luces desesperante. conser-
vaba toda su lucidez y aplomo. Cuando su sobrina religiosa lo
visito en el Colegio Don Bosco, le dijo: -jOh, santo tio: cuando
Ud. vaya entrando en el paraiso, yo me voy a esconder en algu-
no de sus bolsillos ... !
- Y yo voy a hacer como el aguila, contesto él, que cuando
la tortuga quiso subir a las alturas asida a ella, la dejo caer v
se estrello contra el suelo. Y reia de buen grado. Luego, mas
filosoficamente , aiiadio: - Vas a entrar en el Cielo, si; pero no
por las obras del vecino, sino por las tuyas ...
-dSufre mucho tio? - le pregunto la sobrina.
-No, pero tengo la boca siempre dulce, muy dulce ...
Enh·e tanto en Viedma los enfermeros, enfermeras y en-
fermos hacian novena tras novena y promesa tras promesa a
Dios y a los santos. Pero el Cielo parecia de plomo ...
El dia 13 de enero pudo regresar finalmente a Viedma.
Ese dia bacia un calor sofocante. El termometro llego a 40 gra-
dos a la sombra. Y con esa canicula le toco viajar todo el dia.
Para peor, el h·en que debia llegar a las 17 llego con dos horas
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21.3 Page 203

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de atraso ... Como si Dios hubiera querido purificar aùn mas
a su siervo .. .
Cuando enb·6 en el hospital, estaban precisamente hacien-
do la novena por él. Fue un regocijo generai el verlo de nu evo;
pero una pena inmensa al ver el estado en que volvia .. .
Quiso seguir b·abajando; pero ya no podia. La tremenda
enfermedad que no se nombra avanzaba a pasos de gigante. Al
médico que lo curaba le dijo: -Ud bien sabe, doctor, que esto
no se cura. Déjeme andar todavia. Total: dqué gano con estar
en cama? Asi a •lo menos puedo ayudar un poco a estos queri-
dos enfermos ...
La ictericia se hada mas visible. Con su sonrisa de siempre,
le dijo, esta vez con toda intenci6n al Dr. Sussini: -Estoy ma-
durando, doctor...
Y ya no pudo hacer mas por sus enfermos. . . Si, pudo su-
frir. Cuando sus manos se negaron a poner inyecciones y a ex-
tender unturas, él se negaba a que le pusieran calmantes, di-
ciendo: -Déjenme sufrir por mis enfermos .. .
El 5 de febrero dijo a los hermanos: - No se exb·aiien si no
me ven en Misa. Voy a tornar unos dias de reposo absoluto. A
ver si se me deshinchan las piernas. - Y sigui6 recibiendo, a
diario, la Santa Comlmi6n.
A veces ofa sollozos entre las enfermeras: -Cobardes, les
deda, no lloren. jAnimo, valer y fortaleza! .. .
El dia 29 de enero de 1950 tuve la suerte de verlo. Era la
fiesta de San· Francisco de Sales. Recogiendo datos para la
Vida del Card. Cagliero habiame llegado hasta Viedma. Quise
pasar esa fiesta con Zatti. Lo vi totalmente ictérico. Cuando
lleg6 la hora del almuerzo, lo vi avanzar hacia la campana, le-
vantar trabajosamente la diestra y tocar ... Yo lo miraba con el
alma en sollozos. Me pareda que nuestro gran hermano estaba
doblando. . . Comenzamos el almuerzo. El hizo traer los mejo-
res vinos. Todos procurabamos estar alegres. Y él, que sabia que
aquella era la ultima fiesta salesiana de su vida, pugnaba por
sonreir, pero los dolores fisicos y morales eran demasiado fuer-
tes ... Estaba también el Dr. Sussini. A los posb·es, levantamos
nuestras copas. Todos brindamos: -Por Don Zatti ... - y son-
reimos a duras penas, porque todos teniamos ganas de llorar a
gritos ...
Cuando pasaron los hermanos de Comodoro de regreso de
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los Ejercicios, uno le pregunt6: -dHa cambiado de color, Don
Zatti? d Se ha vuelto japonés?
-No, Padre, hasta ahora he sido un gorri6n; pero ahora
me voy transformando en canario ...
Tenia raz6n. Ya entraba en la zona gloriosa. Ya iba a cantar
como un canario las glorias de su vida fecunda ...
En esos dias recibia cartas de amigos lejanos: el Dr. Ceci
desde Buenos Aires le escribe:
"No se imagina c6mo lamento no estar alli para ayudarlo
con mi modesta colaboraci6n. Saludos de su ahijadito. El domingo
12 estaré en esa. Si tiene alglin "desheredado" para operar, ya
sabe que lo haré con todo gusto".
De la Gerencia General del Banco de la Naci6n Argentina
un alto funcionario de la repartici6n y viejo amigo de Zatti
le escribe el 12-II-51:
"Deseo significarle que, aun lejos y a pesar de no mantener
correspondencia, es invariable mi aprecio y admiraci6n hacia el
siempre recordado "hijo del viejo". . . Y que si en este mundo
no me es dado t es timonh'trselo en alguna forma visible, le aseguro
que he de rogar para que Dios Io libere de los sufrimientos fisicos
y para que, Ilegado el momento, le depare el mas h ermoso tran-
sito y la dicha eterna que Ud. tiene ganada tan largamen te por
su santa y benemérita vida. Mi esposa comparte los sentimientos
expresados y, con sus saludos, le envio un efusivo abrazo y un cor-
dial HASTA SIEMPRE. (Fdo.): PROSPERO M. ENTRAIGAS".
También desde la Capital Federai, la Hna. Maria Josefina
de Jesus Picarel, escribele: .
"También en la Cruz, Io acompafio en la suya, con mis ple-
garias y molestias. Su caridad va llenando su alforfa con creces en
trabajos por amor a Cristo . Pon?;amos nuestros sufrimientos en el
gran Coraz6n de Aque.I que dio su vida en cambio de la nuestra,
salvada por sus méritos ... "
Zatti pudo todavia contestar:
"No se puede imaginar la ale?;ria que me produjo su carta,
hasta el punto de derramar Iagrimas de consuelo, a la considera-
ci6n de que todavia conserva dulce recuerdo de este vetusto Hos-
pital San Josél! Asi que muchisimas gracias por tan dulces re-
cuerdos, como asi mismo por Ios saludos que S . C. tuvo a bien
enviar en varias oportunidades, ya por unos, ya por otros, especial-
mente por intermedio de Su Excelencia, el Ministro de Agri-
cultura, Ing. Carlos M. Emery, que en un acta de extrema bondad,
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se dign6, apenas llegado a Viedma, en misi6n de alto cargo, dejar
la comitiva oficial, para venir al hospital ( que actualmente lo te-
nemos en la Escuela Agricola San !sidro), a visitarme, darme unos
efusivos abrazos, augurarme de Dios todos los bienes y si esto
fu era poco, me convid6 a ir a Buenos Aires a descansar unos 15
dias, ser huésped de su casa y mesa y que me enviaria a buscar
con su avi6n. i C6mo debemos agradecer a Dios tantos bienes con-
cedidos en tiempos pretéritos y presentesl. . . Una ictericia semi-
rebelde me tiene medio cohibido para el cumplimiento de todos
mis quehaceres. Con todo, fi at voluntas D ei! . . . Por ahora no
tengo ninguna probabilidad de que nos veamos en este mundo,
pero es tando unidos, e n comuni6n de oraciones en el Coraz6n de
Jes ùs, esperamos, por la misericordia de Dios e intercesi6n de Ma-
ria Iumaculada, vernos en el tempio celestial de la Gloria en donde
alabaremos dignam ente la bondad de Dios que nos diera en este
mundo tantos medios para nuesb·o aprovechamiento espiritual".
El 19 de febrero pidi6 le adminish·aran la Exh·emaunci6n.
El Padre director juzg6 que podfa diferirla algunos dias. Y se
esper6 basta el 27 de febrero . A las 9 toc6 la campana. Todos
los enfermos que podfan andar formaron cortejo al Smo. Sacra-
mento. Se habfan retirado previamente las camas, de modo que
cupieran todos en la sala. Los varones llevaban sendas candelas
en mano. Adelante, dos grandes faroles . Se colocaron, los
enfermos a la deTecha y las enfermas a la izquierda. "E,l va-
liente" (l) se mostro tal, sobre todo en ese momento. Con toda
tranquilidad renov6 las promesas bautismales y los votos. Des-
pués dio gracias y se dispuso a recibir los santos 6leos. Extendi6
las manos con una fe que impresionaba. Luego agradeci6 a
Dios de poder morir salesiano y al P. L6pez, en representaci6n
de los superiores, de haberlo recibido en la Congregaci6n. A
los presentes les agradeci6 que lo hubieran acompaiiado en esos
momentos. Como sorprendiera algunos sollozos, sobre todo en
la hilera de las mujeres, h·at6, en breves palabras, de conso-
larlas .
.lCuan impresionante es comprobar que una semana antes
de morir, él mismo se extendi.6 una receta con los medicamen-
tos que debian darle en la ultima semana de vida! Y como era
respetuoso de los derechos ajenos y nunca quiso pasar por sobre
los médicos, la somete a su aprobaci6n.
·
(l) Asi soliamos llamar familiarm en te a Don A.rtémides, después
del es treno de una pieza teatral en la que tom6 parte y debia gritar:
"Valientes alabarderos" .. .
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Dice la receta:
"HOSPITAL "SAN JOSE" de VIEDMA.
CONSULTORIO EXTERNO.
Rp.
Viernes: suero hipert6nico con Digalena. Lunes: Suero idem
con Salirgan l c. c. Miércoles: Suero hipert6nico con Sinhavit. En-
dovenosas, a mas del Necrot6n y Alimentaci6n Hipot6x. Si hay
algunas gue no conviene, las tacha. Gracias" .
Esto escribiolo Zatti el jueves 8 de marzo. Se da remedios
para los d1as subsiguientes hasta el miércoles 14 de marzo. El
fallecio el 15 de marzo. Quiere decir que su calculo no anduvo
errado .. .
D1as antes de su deceso fue al hospital el empresario de
coches funebres, Don Angel Casella. Fue para conducir unas
religiosas en su coche particular. Cuando Zatti lo vio, lo saludo
familiarmente y con la mas asombrosa tranquilidad, le dijo:
-Che, no te apures, todavia no es tiempo . . . - y reia de buen
grado, con esa su risa francota y contagiosa.
Insistia en que no lo enterraran vivo: que lo tuvieran todo
el tiempo necesario. Y si era necesario, indicaba el modo de
eliminar los malos olores.
El 13 de marzo, el Revmo. P. Inspector, Don Carlos M.
Pérez, le envio su bendicion desde la casa inspectorial. Le dice:
"Queridisimo Don Zatti: Le envio un cordialisimo saludo y
la bendici6n mas afectuosa. En estos momentos tan importantes
de su vida lo recuerdo con vivo afecto 'en la Misa y oraciones y
le agradezco en nombre de la Congregaci6n, todo lo que ha hecho
por ella, cumpliendo salesianamente con su misi6n . Cuando esté
ante el trono de la Trinidad Augusta y a los pies de Maria Auxi-
liadora, no se olvide de este su afmo. hennano en Don Bosco. P.
CARLOS M. PEREZ".
Como se ve, todos se despedian de él con la naturalidad
del que ve irse el amigo a oh·o pais ...
Llegaron en esos dias, su hm·mano Herminio y su primo
Nino Vecchi. Los conocio y converso un buen rato con ellos.
Unas religiosas de Maria Auxiliadora fueron en el dia 14
a visitarlo. Le J?idieron un recuerdo para las Hermanas. Digales
que necesito 'animo, animo, animo" les contesto él. Se ve que
no obstante su natural fortaleza y el sobrenatural auxilio que
sin duda recibia, por momentos sentia flaquear sus fuerzas . ..
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El ultimo dia lo pas6 con un ronquido agonico. Sin em-
bargo hasta las 23 c9noda. Le decfan: Jesus, }osé y Maria: ex-
pire en paz. . . Y él hada una sefial con la cabeza de que no
habia llegado todavia esa hora ...
A las 6 del 15 de marzo lleg6 a la cabecera el P. director:
entraba en agonia: A las 6,30, sin estertores ni espasmos, se
durmi6 en el Sefior. El P. L6pez pudo rezar la Misa por él, in-
mediatamente.
Enh·e tanto, desde la torre del colegio salesiano, el gran
campan6n que anuncia el deceso de Papas, Presidentes y del
Obispo, desgranaba sobre la capitai, sus Iugubres sonidos.
La gente preguntaba: -~Qué pasa?
-Ha muerto Don Zatti, -dedan tristemente. Y la voz cun-
dia de cuadra en cuadra: el gorri6n se habia h·ansformado en
canario y el canario comenzaba a cantar .. .
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CAPITULO XXVIII
ESPERANDO TRANQUILO . ..
El médico tenia que extender el certificado de defunci6n.
Asi como antes se habia dado la posh·era receta para que lo
medicinaran hasta la vispera de su muerte, ahora, para no dar
h·abajo al facoltativo, se habia extendido él mismo, el certifi-
carlo de defunci6n. Con mano segura y pulso firme Zatti escri-
bi6:
"Dr. Antonio G. Sussini certifica que Artémides Zatti, de 70
afios de edad, dorniciliado en Viedma, calle Gallardo sin ., hijo de
Luis Zatti y de Albina Vecchi, argentino naturalizado, ha fallecido
de insuficiencia hepatica, el dia. . . ( deja un espacio libre) a las
horas. . . en el Hospital San José, lo que le consta por haberlo
asistido".
jMagnifico valor el de este hombfe1 No le temi6 a la vida
y tampoco le arredra la muerte cuando tiene que mirarla cara
a cara . ..
.
Sobre la Escuela Agricola descendi6 la tristeza del luto y
el coraz6n d.e los enfermos del hospital se encogi6 de pena.
Lleg6 el empresario de sepelios. Pregunt6 al P. director de
qué categoria iba a ser el entierro: -Nosoh·os tenemos una sola
categoria: la de los pobres. Todos los salesianos llevamos ataud.
de pobres ... - contesto el P. L6pez.
Y el cuerpo amortajado fue puesto en un féretro modesto.
En él fue conducido al Colegio San Francisco de Sales. La ca-
pilla de Mons. Cagliero, tan habilmente decorada por el P.
Aceto, se transform6 en capilla ardiente. Y la capilla ardiente
se transforrn);) en santuario cuando la gente comenz6 a acudir
en tropel a deshojar ante el gran benefactor de los pobres y de
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los desvalidos, las siemprevivas de la gratitud de todo un pue-
blo agradecido. El centro y el arraba1, Viedma y Patagones,
ricos y pobres, autoridades y pueblo: todos iban a porfla en
aquel desfile sin precedentes ante los restos del "pariente de
todos los pobres" . ..
Y cuando lleg6 a la capilla ardiente otro de los empresarios
de sepelios y vio e1 modesto ataud que iba a encerrar los des-
pojos del gran ap6stol, se dirigi6 al P. director y le pidi6 le
permi!iera obsequiarle con otro mejot. Accedi6 el superior e
inmediatamente se le cambio ataud.
Se vio ese dfa a una teorfa silenciosa que iba por las ace-
ras con ramos de flores en la mano. Se dirla que era la fiesta
de la primavera. Pero no: el sello de tristeza que llevaban todos
estereotipado en el rostro decia bien a las claras que habfa un
duelo colectivo, mas grande y mas hondo gue todos los duelos
comunes, mas sentido y sincero que todos los duelos oficiales,
gue congregan multitudes.
"Jamas vi tantas flores juntas en un velatorio: por todas las
calles del pueblo se observaba a la gente con ramos de flores y
muchas provenfan de Patagones" - dice un testigo ocular.
Y el mismo hace una fina observaci6n. "A pesar de ·lo gue
significa la pérdida de una vida tan necesaria y tan guerida por
el pueblo, se podfa, no obstante observar un generai contento,
pues el pueblo que tanto lo ' amaba asistfa ahora a su triunfo.
Nada habfa aceptado Zatti durante la vida. Y ahora el pueblo
se desquitaba rindiéndole el mas grande homenaje de afecto
que jamas haya h·ibutado Viedma a persona alguna" ...
1Qué bello espectaculo el que ofrecieron ese dia Viedma y
Patagones unidos eh un solo sentimiento! Se vio llegar desde
una chacra lejana a un anciano campesino con una canasta de
rosas y volcarlas materialmente sobre la colina de flores aue
colmaban su féretro . Se vio a la muchacha humilde del pueblo
llegarse llorando hasta la capilla ardiente v dejar, timidamente
un pufiado de claveles, lo mejor que habia dado su jardincito
del arrabal. Se vio a una madre enlutada arrodiHarse ante el
ataud del santo var6n y rezar largamente. rozando .Juep:o su ro-
sario sobre las manos, cansadas de dar, del "pariente de todos
los pobres". Se vieron guqrdapolvos blancos que en grupos com-
pactos llegaban hasta él: eran los hijos de aquella madre, de
aquel padre que Zatti habia curado y por los que se habfa sa-
crificado ... Se vio a hombres de campo, curtida por las intem-
peries tez bronceada, 11egar hasta el féretro y quedar fir-
209
14.

21.10 Page 210

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mes y cabizbajos, abismados en la tremenda realidad de una
pérdida irreparable. Y cuando salian de la capilla, al encontrar
al amigo, le decian: -Hombres como este no debieran morir ...
. Y lleg~ban flm·es y mas flm·es, ramos y mas ramos. No eran
las grandes coronas de doradas letras y sedefi.as cintas que,
cuando fallece un personaje, las conveniencias sociales quieren
que se envien. No. Aqui no habia protocob. Aqui no habia
conveniencias sociales. Aqui no se eBviaban flores por obliga-
eion de ninguna especie. Aqui el unico imperati_vo era l.a gra-
titud de un pueblo que sabe apreciar los valores y reconocer
los· sacrificios. Por eso la montafia .de flm·es que circundo el
ataud del buen. salesiano no la formaron las grandes y artis-
ticas coronas, sjno la multitud de los ramos humildes de la
gente modesta. . .
.
Para presidir las exequias llego de Bahia Bianca, el Rdmo.
P. Pérez, Inspector Salesiano. El viernes 16 de marzo, el viejo
campanon ,que anuncia a los pueblos vecinos la alegria del ale-
luya y el luto de los decesos, otra vez echo a los aires el pesado
y lento son funerario . . . La catedral nunca se habia visto tan
colmada. Cuando el coro preludio con el Requiem, patético y
solemne, la multitud apretujada llenaba por completo el amplio
r.ecinto hasta la acera . . . Nunca la piedad colectiva fue tan
sentida. Ahi .estaban todos los cristianos en un haz de corazo-
nes para rezar por el alma de un siervo de Dios que habia sa-
bido conquistar las simpatias de todos. Todos se sentian soli-
darios. Cada cual contagiaba y se contagiaba de los sentimien-
tos del vecino.
·
Las autoridades gubernativas habian dispuesto. el cierre
de las oficinas publicas y las autoridades municipales, lo mis~
mo. E.a Camara de la Industria y del Comercio, determino tam-
bién cerrar los comercios y dar asueto a los empleados para que
pudieran participar del magno homenaje al humilde hijo de
Don Bosco. De modo que cuando llego el momento de dejar
la catedral para encaminarse hacia el camposanto, era una mul-
titud inmensa la que precedia, rodeaba y seguia el funebre cor-
tejo. Junto a Mons. Borgatti, Viéario Capitular de la Diocesis,
formaba' el Secretario a cargo de la Gobernacion, D. Juan Pao-
lirù; junto al jefe de Policia, el Encargado de la Municipalidad;
al lado de los viedmenses, los patagoneses y todos mixturados
en tan democratico conjunto gue emocionaba.
-El tiempo puso a prueba la buena voluntad de todos. El
sol· habiase ocultadò -como pai·a que la penumbra pusiera una
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22 Pages 211-220

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l.
El Certi(icmlv de Deji111ci611 e.<erilo de pmìo y /etra por Don Zatti.

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nota de tristeza sobre el cuadro popular. El viento, el hermano
viento patagonico se presento ese dia, como si hubiera queri-
do estar presente también él en el solernne cortejo . . . Pero ni
el viento frio ni . el nublado fueron parte para impedir que
J;Oil y un vecinos se acoplaran todavia a la multitud 9-ue avan-
zab~ corimovida. Por momentos el pueblo se abalanzo bacia la
carroza y disputo a las autoridades el derecho de estar ahi
cerca, junto a las restos de su gran bienhechor. Y se dio el caso
extrafio de que cuando llegaron al cementerio, las autoridades
habian sido desplazadas cincuenta metrds atta.s de la carroza
funebre y junto a ella, hombres mujeres y nifios, con ramos y
con flm·es, en una mezcelanza auténticamente popular. . . To-
dos a pie, todos por la calle ancha azotada por el viento y cas-
tigarla por el polvo.
Llego el cortejo al camposanto. Se detuvo junto al panteon
de ,]os Salesianos: Se bajo basta la puerta el féretro del extinto.
En nombre de la Municipalidad de Viedma, hablo el Sr. José
Eusebio Pazos, Secretario de la misma y al ·frente de su gobier-
no en esos dias; luego dirigio la palabra al nub·ido publico el
Sr. J. Esteban Chirinos, en nombre del Circulo de Obreros del
que Don Artémides fuera siempre el alma mater; por el cuer- ·
po médico de ambos pueblos hablo el Dr. Carlos M. Quaranta,
quien dijo, entre otras cosas: "No ha muerto: pues su vida que-
da encarnada por el amor en cada uno de nosotros. . . Bajas a
la tumba, Don Artémides, mas que· llm·ado, bendecido por to-
dos . .. "; a continuacion, en nombre .de la Sociedad Italiana de
Socorros Mutuos, se dirigio al publico el Sr. Rafael Laria y fi-
nalmente, en nombre de las salesianos y de la feligresia de
Patagones hablo el R. P. Antonio Gamica. "~Qué poder magico
ha tenido este hombre de condicion humilde, -pregunt6 el ora-
dar-, para arrastrar en pos de si a tan ingente muchedumbre,
para entristecer tantos rostros y para provocar tantas lagrimas?
No tuvo titulos, ni ostento blasones, ni alcanzo honores ni ocu-
po lugar jerarquico durante su larga vida. En cambio Don Ar-
témides Zatti ha llegado al corazon de este pueblo que hoy,
desconsolado le llora, porque se prodigo sin medida, sin calcu-
los egoistas, sin limitaciones, en aras de su noble, exquisita y
heroica caridad cristiana ... "
Mientras las oradores iban desgranando sus frases brota-
das espontaneamente de las labios (porque es facil ser elocuen-
te cuando se tiene un tema tan magnificamente elevado como
la parabola del Buen Samaritano redivivo) el pueblo, que seguia
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22.3 Page 213

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los discursos con· creciente emocwn, soHozaba y gemia. . . Y
esa emocion cordial y sentida, ese sollozar espontaneo y gene-
rai, era lo que daba la tonica de los discursos excepcionales
de ese dia ...
"Ha sido, en verdad, el sepelio de los restos de Don Arté-
mides Zatti, la demostracion de duelo mas importante que se
haya visto en Viedma o Patagones. . . Se vio una muchedum-
bre como jamas ha sido dable registar en casos analogos", dice
el periodico "La Nueva Era" del 24 de marzo de 1951.
"No debia morir" decia la gente. Y era el carino popular
que asomaba a sus labios. Pero si, era necesario que Zatti m_u-
riera: 1por .algo Dios ha puesto limite a la vida! Era necesario
que muriera para que descansara; era necesario para que reci-
biera el premio por el que él tanto suspiro y era necesario tam-
bién para que nuestro querido r,ueblo pudiera exteriorizar co-
mo lo hizo, en despliegue magnifico, la gratitud que desborda-
ba de su alma .. .
No bajaron el ataud a la cripta. Quedo en la capilla. La
gente queria verlo, depositar flores sobre el féretro del "pa-
riente de todos los pobres". Mas tarde lo bajaron. Ahi estan sus
restos. Y ahi quedaran "hasta el dia en que la g1:atitud popular
de estas poblaciones hermanas, -como dice "La Nueva Era'.' -
le erija el mausoleo llamado a perpetuar su memoria". O bien,
. decimos nosotros, hasta el dia en que la Santa Madre Iglesia,
pronuncie su fallo irrevocable y vayan sus despojos venerados
mas arriba de los mausoleos y panteones: es decir, a la empi-
nada cumbre :de los altares ...
Entre tanto, él arrullado por los cipreses, espera con la
invariable tranquilidad de toda su vida, la Palabra que lo se-
pare del nutrido grupo de hermanos que duermen en la paz
de los justos ...
213

22.4 Page 214

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22.5 Page 215

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INDICE
'
Prefacio
7
Capi tulo
Pag.
I. - Del Po a la bahfa Bianca .. . . . .. .. ...... . 11
II. - Sigue su estrella .. ....... .. ..... .. ... . 17
III. - iLos caminos de Dios! .. . .. .. . .. . . . .... . 22
IV.- El petrel en la tempestad ...... . . .... .. . . 29
V. - El sacramento del dolor : .. . .. . . . . . ... ... . 37
Vl. -La palestra del atleta .... . . . . ...... . .. . 44
VII. - Sintesis hist6rica del hospital .. . .. . ... .. . 49
VIII. - Cinco dias de «vacaciones» ... . ... .. .... . 55
IX . ~ Zatti-Hospital ... .. . . ................ . . 62
X. -El pariente de todos los pobres ...... . .. . 71
XI.- jLo que pueden los santos!
77
XII. - Bie. naventurados los mansos . ... . ..... ... . 84
XIII. - Lleno de gracia . .... . .. ... ~ . ... . ... . .. . 91
XIV. - El aliado de Dios ...... .. ..... . . ... . . . . 99
XV.- U.mpara incandescente .. .. ·. . . .. . ... . . . . . 106
XVI. -Como la reja del arado ......... . .. ... .. . 113
XVII.- No hay mejor cirujano .. .. . .. . . . ... .. . 119
XVIII.- Promesa cumplida .... ... ..... . . . . . . .. . 129
XIX.- Intermezzo memorable . . ... .. .... .. .. . . . 135
XX. - El malabarismo del cliente 226 . . . . . .. : .. 143
215

22.6 Page 216

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Capirulo
Pag.
XXI. - La bora de la prueba . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15 3
XXII. - Lago tranquilo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 160
XXIII. ...,-- El despertador de las almas . . . . . . . . . . . . . . 166
XXIV. - Oro es lo que oro vale . . . . . . . . . . . . . . . . . . l 72
XXV.- Quien de los suyos se aleja . . . . . . . . . . . . . 180
XXVI.- La nobleza de un pueblo ; . . . . . . . . . . . . . . . 189
XXVII.- El canario comienza a cantar . . . . . . . . . . . . 198
XXVIII.- Esperando tranquilo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 208
En e libro s·c termino dc imprimir el 15 de febrcro de 1954 en los tallcres del
Instituco Salesiano de Artcs Gd ficas, Don Bosco 4053 - Buenos Aires.