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PARTE II
1 UN MODELO OPERATIVO |
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La realización de la Pastoral Juvenil Salesiana tiene necesidad de una gran variedad de elementos: personas, estructuras, actividades, recursos materiales, programas, etc., que deben orientarse adecuadamente según los objetivos, contenidos y estrategias del Proyecto Educativo-Pastoral. De este modo, todas estas realidades, aún en su variedad y diversidad, adquieren una identidad propia, esto es, llegan a ser salesianas.
A esta forma concreta de estructurar y de organizar los diversos elementos de una acción educativa y pastoral, para asegurar su identidad, su coherencia respecto a los objetivos del proyecto y su organicidad, lo llamamos modelo operativo.
En esta parte queremos explicar este modelo operativo de la Pastoral Juvenil Salesiana, presentando las características de sus diversos elementos, estructuras y servicios que constituyen el PEPS para facilitar su más clara identidad salesiana y su unidad orgánica.
Capítulo 4
OBRAS Y SERVICIOS DE LA PASTORAL JUVENIL SALESIANA EN LOS DIVERSOS AMBIENTES JUVENILES
Introducción
El PEPS se hace realidad en una determinada zona a través de una «pluralidad de formas, determinadas en primer lugar por las necesidades de aquéllos a quienes nos dedicamos» (C 41) y de los ambientes en los que viven, sobre todo los ambientes de pobreza económica, política y cultural.
Por esto, «realizamos nuestra misión principalmente mediante actividades y obras en las que nos sea posible promover la educación humana y cristiana de los jóvenes, como el oratorio y el centro juvenil, la escuela y los centros profesionales, las residencias y las casas para jóvenes en dificultad», las parroquias y residencias misioneras, los centros especializados en el campo pedagógico y catequístico, las casas de ejercicios espirituales. Estamos presentes además en el sector de la comunicación social y en cualquier otra obra y forma de presencia entre los jóvenes (cf. C 42-43).
Mediante esta pluralidad de obras y servicios, se manifiesta la unidad y, al mismo tiempo, la riqueza del proyecto salesiano. Cada obra y cada estructura aportan al conjunto lo que tienen de específico y colaboran para realizar el criterio oratoriano del artículo 40 de las Constituciones: ser «para los jóvenes casa que acoge, parroquia que evangeliza, escuela que encamina hacia la vida y patio donde se comparten la amistad y la alegría».
Para expresar con claridad esta unidad del Proyecto Pastoral Salesiano en la zona y en la Iglesia local, las diversas obras y servicios que constituyen una presencia salesiana en una determinada zona, deben considerarse en mutua referencia y de forma complementaria en torno a:
- la comunidad salesiana local o inspectorial, que anima la presencia, cuidando su identidad salesiana, y al
- consejo de la obra, como organismo central de animación, que reúne a salesianos y a seglares (CG24, 160-161; 171).
Esto exige que entre estas diversas obras y servicios haya:
- algunas líneas y criterios de acción educativo-pastorales comunes,
- ciertas estructuras de coordinación y colaboración, y
- espíritu de comunión que lleve a compartir los recursos.
Compete al Inspector y a su Consejo –teniendo en cuenta la realidad inspectorial y la consistencia de los diversos ámbitos educativos, en diálogo con la comunidad salesiana local– determinar las formas concretas de actuar esta relación y los modelos concretos de actuación de la CEP (cf. CG24, 169).
En este capítulo se presentan las características más importantes de estas obras y servicios en los cuales se realiza la Pastoral Juvenil Salesiana expresada en el Proyecto Educativo-Pastoral.
Ante todo, se presentan las obras y estructuras más organizadas y tradicionales, como el Oratorio-Centro Juvenil, la Escuela y Centro Profesional y la Parroquia.
Después, otras obras y servicios con los cuales se intenta salir al encuentro de los jóvenes y responder a los nuevos desafíos que nos presentan. Entre estos, damos una especial importancia a las obras y servicios en favor de los jóvenes en dificultad.
Muchas de estas nuevas presencias educativas y pastorales entre los jóvenes se dan también en las obras tradicionales y constituyen un signo de su esfuerzo de renovación y cualificación pastoral.
1. La originalidad del Oratorio Salesiano
Describimos el Oratorio como obra particular, que hoy realiza la misión salesiana en el campo de la educación informal, esto es, más libre y espontánea que la escolar institucional.
Históricamente, el Oratorio fue la primera de las obras estables de Don Bosco, que dio origen a todas las otras. Los aspectos fundamentales del Oratorio – Centro Juvenil salesiano se definen, por tanto, por la obra de Don Bosco y por su desarrollo con respecto a otros modelos e instituciones de este género.
1.1 La inspiración original
El Oratorio de Don Bosco, que tomó el nombre de una institución existente, se distinguió de otras que lo habían precedido o le eran contemporáneas.
Son precisamente las transformaciones hechas por Don Bosco, las que definen todavía hoy las características de la pastoral oratoriana. Estas transformaciones se pueden describir así:
de la prestación de un «servicio» de catequesis, a la presencia–participación en la vida del joven con sus necesidades y problemas;
del «tiempo limitado» al «tiempo pleno», ocupando toda la jornada del domingo y prolongándose durante la semana mediante contactos personales y actividades;
de un programa catequístico limitado a un programa educativo-pastoral integral; el juego y otras formas de expresión juvenil como el teatro, la música y el canto, la escuela y los grupos, son elementos de este programa;
de la institución centrada en los adultos a la comunidad de muchachos centrada en la participación juvenil, el estar junto, la apertura a todos;
de la centralidad del programa a la centralidad de las personas y de las relaciones interpersonales; y
del carácter parroquial al impulso misionero, abierto a los jóvenes que no sabían ni siquiera a qué parroquia pertenecían y no veían en la parroquia un punto de referencia ni para su vida religiosa ni para sus problemas humanos.
1.2 La situación actual
El desarrollo y la extensión de la obra de Don Bosco no han cambiado los principios inspiradores ni los rasgos característicos del Oratorio salesiano, pero las situaciones socio-educativas y los fenómenos que han modificado la condición juvenil exigen su puesta al día.
Algunas manifestaciones son:
Ha nacido una nueva concepción del tiempo libre. Este ocupa cada vez más el centro de la vida de los jóvenes, en numero de horas, en variedad de posibilidades y recursos, gracias a las nuevas alternativas educativas y a las ofertas del mercado (consumismo); el tiempo libre ha llegado a ser una característica cultural;
han surgido nuevos ambientes y agencias educativas: el desarrollo del deporte, del turismo juvenil, de la música y de los medios de comunicación social, el aumento del asociacionismo cultural, social, recreativo, religioso… ofrecen nuevas posibilidades de protagonismo juvenil;
las mismas obras escolares se han preocupado de ofrecer iniciativas múltiples, que van más allá de los aspectos estrictamente didácticos, propiciando una mayor inserción en el territorio y con múltiples actividades de tiempo libre; y
al mismo tiempo, ha aumentado la lejanía-extrañeza entre los jóvenes y la Iglesia, entre la vida juvenil y las instituciones educativas y pastorales, que encuentran dificultad para ofrecer una propuesta evangélica significativa a los adolescentes y jóvenes.
1.3 Hacia una nueva síntesis
La reflexión hecha por los Capítulos Generales 20, 21 y 23 ofrece puntos de convergencia para toda la Congregación.
Según ellos, el Oratorio–Centro Juvenil se puede concebir de muchas formas, pero siempre con algunas características esenciales:
Es un ambiente de amplia acogida, abierto a una gran variedad de jóvenes, sobre todo a los más alejados, con influencia en una amplia zona; con gran diversidad de propuestas y de niveles de pertenencia; caracterizado por el protagonismo juvenil y una relación personal tan significativa, que lo hace un ambiente de referencia y de irradiación para los jóvenes del entorno.
El Oratorio-Centro Juvenil en efecto, aun siendo una realidad unitaria por inspiración y finalidad, distingue las etapas específicas de edad: muchachos, adolescentes y jóvenes por la metodología, las propuestas, los objetivos concretos y los espacios de acción.
Es un centro capaz de ofrecer una auténtica educación humana, que sabe captar los valores positivos presentes en la sociedad y la cultura en la cual viven los jóvenes, y favorecer su asimilación; en particular, una connotación característica del Oratorio es la promoción de los refuerzos educativos de las más diversas formas de empleo del tiempo.
Es un programa de evangelización misionera prioritariamente dirigido a los jóvenes más alejados, que les ofrece, a partir del despertar y la búsqueda de su exigencia de vida y de compañía, un camino de educación en la fe, adaptado a su situación y sensible a la realidad ecuménica e interreligiosa en la que viven.
Es, por último, una presencia cristiana en el mundo joven y en la sociedad civil (como obra de frontera entre lo religioso y lo civil, entre lo secular y lo eclesial), capaz de ofrecer respuestas educativas y evangélicas significativas a los desafíos y a las urgencias más sentidas, en especial las que se refieren a los alejados, y capaz también de promover un ambiente de apertura intercultural, interracial, ecuménica e interreligiosa.
Hoy, además, se abren nuevas perspectivas para el Oratorio-Centro Juvenil para responder a exigencias diversificadas por áreas geográficas, religiosas y culturales que viven los jóvenes, como por ejemplo: los oratorios nocturnos, las presencias itinerantes para jóvenes en riesgo, los oratorios de zona o barrio unidos en red entre ellos, las presencias de tipo oratoriano gestionadas o guiadas enteramente por laicos referidas al PEPS inspectorial.
2. LA COMUNIDAD EDUCATIVO–PASTORAL
DEL ORATORIO–CENTRO JUVENIL
2.1 Características de la CEP del Oratorio–Centro Juvenil
La Comunidad Educativo–Pastoral (CEP) en los Oratorios–Centros Juveniles tiene características propias que se desprenden de su propia naturaleza, y se apoya sobre todo en un clima de libertad, caracterizado por la acogida, la relación amigable y la participación activa de los mismos jóvenes.
2.1.1. Una incisiva presencia en el mundo de los jóvenes
La CEP de los Oratorios–Centros Juveniles, como sujeto animador de esta dinámica
comunitaria, tiene las siguientes características:
gran capacidad de cercanía y participación con el mundo juvenil, con atención en sus exigencias y necesidades;
flexibilidad y creatividad para adaptarse a la diversidad y espontaneidad del ambiente oratoriano;
pero, al mismo tiempo, conciencia clara y compartida de la propuesta y del proyecto para favorecer la unidad de criterios y la convergencia de las intervenciones, evitando la dispersión y el individualismo;
acogida y atención a cada persona, superando las relaciones meramente funcionales; y un
amplio espacio para la participación y responsabilidad de los mismos jóvenes;
2.1.2. El protagonismo juvenil en la CEP del Oratorio-Centro Juvenil Salesiano
El Oratorio es un espacio educativo pastoral especialmente adaptado para promover una participación siempre más intensa en la vida de los jóvenes. Iniciamos el diálogo con los muchachos desde los primeros encuentros, para motivarlos e implicarlos siempre más y corresponsabilizarlos gradualmente en las actividades y en los grupos que preseleccionan.
El Consejo de la CEP del Oratorio-Centro Juvenil debe cuidar de manera especial las estructuras de participación capaces de ofrecer a los jóvenes la más amplia responsabilidad posible junto a los educadores adultos.
2.1.3 La CEP abierta e inserta en la Iglesia y en la zona
El Oratorio y el Centro Juvenil son momentos y lugares particularmente significativos, aunque no sean los únicos, para acercarse a los jóvenes y promover su evangelización dentro de una pastoral de conjunto.
Muchos Oratorios–Centros Juveniles pertenecen a una parroquia o son una presencia de Iglesia en una zona pastoral.
Su inserción en la Iglesia se manifestará en relaciones de mutua pertenencia. Por eso, será necesario:
cualificar el Proyecto Educativo–Pastoral Salesiano del Oratorio en convergencia con las líneas de la pastoral diocesana para ser una propuesta significativa de pastoral Juvenil;
estar insertos responsablemente en las distintas estructuras de participación (consejo pastoral de la parroquia y/o zona), aportando la propia sensibilidad y preocupación juvenil; y
compartir iniciativas, momentos de diálogo, programas educativos y pastorales con las comunidades parroquiales de la zona favoreciendo el mutuo enriquecimiento.
El Oratorio–Centro Juvenil es también una presencia misionera en el mundo juvenil;
Por esto su relación con el territorio debe ser estrecha: una comunidad oratoriana que sepa dialogar con la realidad circundante, con las instituciones sociales y educativas del barrio y de la ciudad y favorecer su transformación. He aquí algunas acciones significativas en este sentido:
conocer la zona,
establecer conexión y acuerdos de colaboración con otras realidades sociales y eclesiales, que actúan en la zona;
los momentos de «puertas abiertas» y disponibilidad de los locales para actividades de la zona, adaptadas a la finalidad del Centro;
el esfuerzo creativo de programación y de propuesta en favor de la zona, y
la participación conjunta con otras organizaciones que colaboran en la Pastoral Juvenil.
2.2 La animación de la CEP del Oratorio–Centro Juvenil
Siendo la CEP del Oratorio–Centro Juvenil una realidad abierta y participativa, tiene necesidad de una animación sistemática, que garantice la identidad salesiana clara y segura en la continua adaptación a las variables necesidades juveniles, y de un sistemático proceso educativo, que dé unidad y articulación a la pluralidad de propuestas y experiencias.
2.1.1 Algunos elementos fundamentales de esta animación
Organizar a los jóvenes en diversos grupos de actividad y de formación según sus intereses; promover la más amplia responsabilidad posible de los jóvenes en el ambiente y la vida del Oratorio; suscitar la participación y el asociacionismo juvenil en torno al Movimiento Juvenil Salesiano.
Aumentar la corresponsabilidad de los adultos, es decir, que aprendan a compartir con los jóvenes un ambiente de amistad, una propuesta educativa de vida y una experiencia de familia y comunidad. Su presencia continuada es un elemento de estabilidad y de madurez importante en la vida variable del Oratorio. Entre los adultos, cuya presencia consideramos importante en el Oratorio–Centro Juvenil, enumeramos los adultos con funciones específicas de animación, los padres de los muchachos, especialmente los que desean colaborar en la acción educativa, y los miembros de la Familia Salesiana.
Cuidar la formación de los seglares educadores y de los jóvenes animadores; dedicar personas y recursos, en un continuo esfuerzo de cualificación educativa, cristiana y salesiana de los educadores y, sobre todo, de los jóvenes más maduros y capaces de asumir responsabilidades, a través de la escuela de animadores, campamentos, cursos, retiros, encuentros, etc.
Promover la presencia y la inserción significativas del Oratorio–Centro Juvenil en la zona y en la Iglesia local, poniendo especial atención en los alejados y en los jóvenes en peligro, mediante el conocimiento de parte de la CEP de los ambientes de normalidad y de malestar juvenil en la zona, así como de los núcleos sociales y eclesiales que operan en ella; promoviendo iniciativas concretas de búsqueda de muchachos en el lugar en que se encuentren, especialmente cuando no reciben respuesta educativa a sus necesidades e intereses; hasta llegar a comprometerse en una coordinación permanente con otros organismos civiles y eclesiales. Formar y desarrollar esta animación, a través del voluntariado, con un estilo de gratuidad.
2.2.2 Servicios de animación y gobierno
Si bien todos están involucrados en la animación, hay algunas funciones específicas que conviene remarcar.
a. La comunidad salesiana
Toda la comunidad salesiana, en su conjunto, tiene una función específica de animación Oratorio–Centro Juvenil. Todos los hermanos de la casa, y no sólo los encargados, son los responsables de la identidad salesiana, de la convocación de los adultos y jóvenes animadores en la CEP, de su formación permanente y de la apertura e inserción en la zona y en la Iglesia local.
Dicha animación se realiza mediante:
- el testimonio de comunión fraterna y de apertura cordial a los jóvenes;
- el ofrecimiento de experiencias de fe y de oración compartidas con ellos;
- la participación activa en la elaboración y revisión periódica del PEPS local, y
- la apertura atenta de la comunidad a la realidad social de la zona.
b. El encargado del Oratorio–Centro Juvenil
Su figura se inspira en la de Don Bosco del Oratorio: con vocación, simpatía y competencia en el trabajo entre los jóvenes; espíritu apostólico, capacidad de entablar relaciones directas y profundas con los colaboradores, y de tener presencia estimulante entre los jóvenes; creatividad y decisión para renovar propuestas y comunicar entusiasmo; preocupación por la unidad operativa del equipo y de su crecimiento en Cristo.
En profunda sintonía con la comunidad salesiana:
- promueve el PEPS elaborado, actuado y revisado con toda la CEP;
- coordina a todos los que trabajan en el Oratorio y a los diversos grupos y comisiones;
- promueve su conexión y colaboración con otras fuerzas operantes en la zona o en la Iglesia local en favor de la educación o del mundo juvenil; y
- asegura la inserción del Oratorio–Centro Juvenil en la comunidad cristiana parroquial.
c. Los animadores, adultos y jóvenes
La función de los animadores, como parte integrante de la CEP, consiste en:
- ser punto de referencia para los chicos y jóvenes, viviendo los valores que proponen, aceptando un proyecto de hombre y de mujer según el Evangelio y esforzándose en realizarlo progresivamente en la propia vida;
- vivir de cerca la realidad de los jóvenes, dedicar tiempo a estar en medio de ellos, compartir y apreciar lo que les agrada y favorecer su maduración integral;
- animar el Proyecto del Oratorio–Centro Juvenil mediante la responsabilidad y la coordinación de los diversos grupos y actividades propuestas, garantizando siempre el protagonismo y la corresponsabilidad de los jóvenes;
- favorecer la relación entre las personas y los grupos en un clima de escucha y de respeto a todos; y
- trabajar en equipo y mantenerse en un continuo proceso de formación como educadores.
El servicio de animación se desarrolla dentro del estilo del voluntariado y de la gratuidad. Si por cualquier trabajo más profesional, sobre todo en relación con actividades de asociaciones civilmente reconocidas en el Oratorio, conviene dar una compensación económica o hacer un contrato de trabajo, actúese siempre conforme a la ley y con absoluta transparencia, pero siempre desde el estilo del voluntariado.
d. El Consejo del Oratorio
Las funciones de animación descritas se coordinan a través de distintos organismos. Entre estos, consideramos importante el Consejo del Oratorio–Centro Juvenil o Consejo de la CEP del Oratorio (cf. CG24, 161).
Su composición y su funcionamiento obedecen a esquemas y criterios dinámicos, pero también de continuidad, según las orientaciones del Inspector con su Consejo (CG24, 171).
Sus incumbencias son:
- promover y evaluar el proyecto pastoral anual según las principales exigencias de la condición juvenil y las orientaciones del PEPS;
- coordinar las varias propuestas educativas de las asociaciones y de los grupos, y cuidar la armonización e integración entre los varios momentos de promoción humana, de evangelización y de catequesis, de celebración litúrgica y de compromiso caritativo y misionero;
- favorecer el asociacionismo salesiano, el intercambio de información y la coordinación entre los diversos grupos y asociaciones;
- mantener una relación estrecha con la zona y con todos los que trabajan por la educación de los jóvenes, favoreciendo intervenciones y propuestas idóneas a las situaciones de marginación y peligro, y de indiferencia religiosa; y
- ayudar al crecimiento religioso y profesional de todos los miembros de la CEP por medio de una formación sistemática.
Dentro del Consejo y bajo su dependencia, se pueden constituir grupos o comisiones con el encargo específico de atender grandes sectores de actividad. Entre estas, son importantes la comisión o equipo de pastoral y la comisión de economía.
3. LA PROPUESTA EDUCATIVO–PASTORAL
La propuesta del Oratorio–Centro Juvenil ofrece a los jóvenes la posibilidad de hacer una auténtica experiencia de vida juvenil, que les ayude a conocer con agrado el mundo y a juzgarlo a la luz del Evangelio, a tomar conciencia siempre más precisa de sí mismos y de los otros, y de ser personas en la sociedad y en la Iglesia; de vivir con dinamismo la propia juventud y a construir un proyecto de vida inspirado en el Evangelio. Tal propuesta se hace realidad a través de un itinerario básico y otros específicos, según los intereses de los jóvenes, por lo cual cada uno, eligiendo entre las diversas posibilidades de participación que se le ofrecen, puede situarse en el itinerario más adecuado a su propio nivel de maduración.
3.1. Contenido de la propuesta
Esta propuesta se concreta en tres aspectos complementarios:
3.1.1 La convocatoria juvenil
El primer elemento de la propuesta del Oratorio–Centro Juvenil Salesiano es su capacidad de interesar a los chicos y jóvenes para que brote en ellos el sentido de lo humano, para que surjan las preguntas y emerja cuanto de religioso lleva el joven dentro de sí mismo, por tradición, ambiente o familia.
Esta convocación se hace a través de:
- un ambiente abierto y rico en propuestas y actividades según los diversos intereses de los jóvenes;
- el esfuerzo de los animadores por hacerlo conocer y por invitar a todos;
- la acogida personal y la pertenencia a un grupo, que les permita una participación activa; y
- la búsqueda del encuentro y el diálogo personal.
3.1.2 Un camino educativo
Esta convocatoria juvenil abre una propuesta de creatividad personal y libre y de socialización que desarrolle los recursos positivos de las personas y grupos, y que promueva un proceso de crecimiento en las diversas dimensiones de la persona según los valores de la espiritualidad salesiana.
Esta experiencia supone:
- una propuesta múltiple y variada (deportiva, recreativa, cultural, social,…) que abarca todos los aspectos más significativos de la vitalidad y del proceso evolutivo del joven;
- la participación en la programación, realización y revisión de las actividades de la comunidad oratoriana, por medio de diversos grupos y comisiones;
- el conocimiento gradual y recíproco, la estima mutua y la capacidad de encuentro y de participación;
- experiencias de solidaridad y de servicio gratuito a los demás, proporcionadas a la edad y a la evolución; y
momentos de formación en torno a las experiencias de la misma vida cotidiana, sobre temas educativos, culturales o sociales significativos.
3.1.3 Un proceso de evangelización
El desarrollo de este camino se abre a una propuesta de fe, que conduzca a un encuentro personal con Cristo y se desarrolle en un itinerario de crecimiento en la fe, hacia la búsqueda de la identidad cristiana, según la Espiritualidad Juvenil Salesiana y la opción vocacional.
Esta propuesta evangelizadora ha de ser:
- misionera, adaptada a la situación de los más alejados, que despierte el interés y las ganas de hacer camino;
- positiva, hecha a partir de la vida, según las aspiraciones y necesidades de los jóvenes;
- rica y variada, en proporción a las posibilidades y a los ritmos de maduración, y
- consistente y comprometida, orientada hacia un crecimiento sistemático y progresivo, que llegue hasta una opción vocacional cristiana.
3.2. Mediaciones fundamentales
El grupo
El Oratorio–Centro Juvenil salesiano opta por la vida de grupo y del asociacionismo salesiano como una experiencia educativa fundamental.
Ofrece una propuesta articulada de grupos y asociaciones diversas según los intereses juveniles en torno a los cuales se organizan: grupos espontáneos, en los que prevalecen los líderes naturales y los intereses inmediatos; y también grupos propuestos, con una estructura propia y un itinerario formativo (grupos deportivos, de compromiso cultural, social, de formación, de profundización religiosa, de sensibilización misionera, de animación interna, etc. …).
En estos grupos favorecemos:
- el crecimiento del sentido de pertenencia a la CEP del Oratorio y al Movimiento Juvenil Salesiano;
- la apertura, desde los intereses más inmediatos y superficiales, a los intereses más profundos, hasta asumir un compromiso de servicio a los demás, tanto en el ámbito del Oratorio/Centro Juvenil como fuera de él;
- la aceptación y evaluación de las experiencias de vida del mismo grupo y del ambiente, hasta suscitar la búsqueda de nuevas experiencias, que ayuden a profundizar las interrogantes religiosas y la búsqueda de sentido;
- un proceso de formación cada vez más sistemático y explícitamente cristiano; y
- el asociacionismo entre los grupos para aumentar la capacidad de crear agregación, de crecer en la solidaridad, de producir y difundir una cultura propia en diálogo y confrontación con otras culturas presentes en la zona y de participar en la vida civil al servicio de la juventud. A todos los grupos les se propone coordinarse en el Movimiento Juvenil Salesiano.
Las actividades
La actividad es el momento específico del Oratorio–Centro Juvenil, como las horas de enseñanza lo son en el campo escolar.
La actividad es también el nexo de comunicación entre el grupo y «el número más grande». El primero prepara, propone, asegura la permanencia y la progresión; la masa participa, se enriquece, madura.
En cada actividad buscamos:
- responder a una necesidad de la vida de los jóvenes, descubriendo y desarrollando sus intrínsecas posibilidades educativas;
- establecer objetivos formativos según el PEPS del Oratorio–Centro Juvenil, privilegiando las de mayores contenido y riqueza; y
- coordinarla y abrirla a otros ambientes y realidades de la zona para no perder la visión de conjunto.
Entre las actividades más específicas del Oratorio–Centrro Juvenil están el juego y el deporte, tanto el espontáneo como el organizado, la música y el teatro, los paseos y el turismo juvenil, campamentos o salidas a terreno, etc.
Es importante que todas estas actividades estén bien articuladas y coordinadas dentro de la vida del Oratorio–Centro Juvenil, y favorezcan momentos y encuentros comunes.
Experiencias de servicio y de solidaridad
Pensamos que las posibilidades del Oratorio–Centro Juvenil aumentan su radio de acción a través de la prestación de los servicios exigidos por la maduración de los jóvenes y la demandas de barrio: asistencia escolar, orientación vocacional y profesional, clases nocturnas, consultorios, iniciativas sociales al servicio de la zona, etc. …
Estos servicios responden a:
- las necesidades de los más necesitados,
- la inspiración evangélica y a la especificidad salesiana en los contenidos y modalidades de intervención, y
- a las posibilidades concretas del personal que presta esos servicios.
1.1 BIBLIOGRAFÍA PARA PROFUNDIZAR |
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F. Floris – M. Delpiano, L’Oratorio dei giovani. Una proposta di animazione, LDC, Leumann. Torino, 1992.
J. E. Vecchi, voz Oratorio, in Dizionario di Pastorale Giovanile, o.c., pp. 615-621.
II. LAS ESCUELAS Y LOS CENTROS PROFESIONALES SALESIANOS
LA ORIGINALIDAD DE LAS ESCUELAS Y CENTROS PROFESIONALES SALESIANOS
1.1 Los salesianos en la escuela
La escuela salesiana nació en el Oratorio de Valdocco para responder a las necesidades concretas de los jóvenes, y se insertó en un proyecto global de educación y de evangelización de los jóvenes, sobre todo de los más necesitados.
El sector escuela se ha desarrollado mucho en la Congregación en respuesta a las exigencias de los mismos jóvenes, de la sociedad y de la Iglesia, hasta llegar a ser un movimiento de educadores fuertemente consolidado en el campo escolar.
Consideramos la escuela como una mediación cultural privilegiada de educación en la que se puede dar una respuesta sistemática a las necesidades de la edad evolutiva: como una institución determinante en la formación de la personalidad, porque transmite una concepción del mundo, del hombre y de la historia (Cf EC 8); y como una de las formas más importante de promoción humana y de prevención de la marginación.
Reconocemos el valor fundamental de la escuela como ambiente donde el Evangelio ilumina la cultura y se da una eficaz integración entre el proceso educativo y el proceso de evangelización. Esta integración hace de ella una alternativa educativa importante en el actual pluralismo de la sociedad.
Nos insertamos en el movimiento que educa y evangeliza por medio de la escuela, aportando al patrimonio pedagógico heredado de san Juan Bosco o acrecentado por la tradición posterior (cf. CG21, 130).
La actual realidad socio-política y cultural, las nuevas orientaciones de renovación escolar en los diversos estados, y la misma realidad interna de las escuelas, con un cruce de muchos y, a veces, divergentes elementos legales, financieros, laborales, didácticos, etc., presentan nuevas y complejas dificultades y desafíos en este campo. A todo ello intentamos responder con una mayor calidad educativa, profesionalismo y significación, siempre fieles a nuestra identidad carismática.
1.2. Los salesianos en los Centros Profesionales (CFP)
Como la escuela, los centros profesionales nacieron en el Oratorio de Valdocco. Don Bosco, en su opción educativo-pastoral en favor de los jóvenes necesitados, tuvo una gran preocupación por el mundo del trabajo y sus problemas adyacentes: inmigración de los jóvenes a la ciudad, falta de preparación para el trabajo industrial, explotación, abandono, etc. Muy pronto organizó en el Oratorio pequeños laboratorios, que después llegaron a ser “escuelas de artes y oficios”, y ya con don Rúa, escuelas profesionales. Al mismo tiempo, ayudó a los jóvenes en la búsqueda de trabajo, procurando que tuvieran contrato de trabajo, para evitar que fueran explotados por los patrones. Con la vocación y presencia del Salesiano Coadjutor, este servicio y esta preparación quedaron enriquecidos.
La formación profesional es un patrimonio de la Congregación Salesiana y una de las exigencias más sentidas de la sociedad. Actualmente tenemos una gran variedad de Escuelas y Centros de formación profesional, formales y no formales.
Como Don Bosco, los salesianos están convencidos de que con este tipo de obra ayudan a los jóvenes de los ambientes populares, no solamente a prepararse y a formar parte creativa del mundo del trabajo, sino también a crecer como individuos íntegros. Así favorecen una visión humana y evangélica del mismo mundo laboral.
Nuestra sociedad tecnológica en continuo progreso, y la realidad interna de estos centros, nos presentan algunas dificultades y desafíos de índole técnica, económica, legal y pedagógica, a las que debemos responder decididamente con una mejor calidad educativa, fieles a nuestra identidad carismática.
1.3 Aspectos fundamentales de las escuelas y de los CFP salesianos
Las escuelas y los CFP salesianos son dos estructuras de formación sistemática con características propias, pero siempre en profunda relación. No hay verdadera escuela salesiana que no prepare para el trabajo; no hay verdadero CP salesiano que no se preocupe de la asimilación sistemática de la cultura. Los principales aspectos característicos de estos centros educativos pueden expresarse así:
Centros que ofrecen una educación eficiente y calificada
Ofrecen una propuesta educativo–cultural de calidad,
- privilegiando el aspecto educativo sobre la mera instrucción;
- con una atención continua y crítica en los fenómenos de la cultura y de la comunicación social;
- con una impostación pedagógico-metodológica procesal, que favorezca la interacción educativa superando los planteamientos didáctico-repetitivos;
- donde los jóvenes son el centro y sus exigencias, un punto de referencia; los orientan y acompañan hacia su proyecto de vida;
- ofreciendo una visión humana y evangélica del trabajo, y
- con una cualificación profesional y de identidad salesiana en continua actualización.
Centros inspirados en los valores evangélicos, con una propuesta de
crecimiento en la fe
Tienen una clara identidad católica, expresada en el testimonio de los educadores, en el proyecto, en su funcionamiento interno y en la confrontación con otros proyectos e instituciones educativas (Cf. EC 66).
Ofrecen una propuesta educativo-pastoral abierta a los valores de los ambientes plurirreligiosos y pluriculturales, que:
- inspiran toda su actividad a la luz de la concepción cristiana de la vida, de la que Cristo es el centro (Cf. EC 33);
- orientan sus contenidos culturales y la metodología educativa según una visión de hombre, de mundo, de historia, inspirada en el Evangelio (Cf. EC 34);
- promueven la apertura y la profundización de la experiencia religiosa y trascendente, y
- repiensan el mensaje evangélico, aceptando el impacto del lenguaje y las interrogantes que plantea la cultura.
Favorece la constitución de una comunidad de fe, que sea la animadora del proceso de evangelización (Cf. EC 53).
Se mantiene en comunión con la Iglesia y lleva a la práctica sus orientaciones con creatividad.
1.3.3 Centros portadores del espíritu y pedagogía salesianos
La escuela y los CFP salesianos realizan su misión con el estilo, el espíritu y el método educativo de Don Bosco (CG21, 131):
- animados, orientados y coordinados con el estilo oratoriano,
- buscan la creación de una familia educativa, centrada en los jóvenes, que encuentran allí «su casa» (C 40);
- subrayan la personalización de las relaciones educativas, fundamentadas en la confianza, el diálogo, la alegría y la responsabilidad;
- asumen la integridad de la vida de los jóvenes, participando los educadores en los intereses juveniles, promoviendo actividades de tiempo libre como el teatro, el deporte, la música, el arte;
- educan evangelizando y evangelizan educando, esto es, armonizando, en una unidad inseparable, el desarrollo humano y el ideal cristiano; y
- preparan a los jóvenes para afrontar dignamente la vida familiar, laboral, social y eclesial…
La vivencia de estos aspectos ofrece un rasgo muy típico y diferenciado de nuestros centros educativos salesianos.
1.3.4 Centros con una consciente función social
Nuestras escuelas y los CP quieren contribuir a la construcción de una sociedad más justa y digna del hombre. Para esto:
- promueven la formación social sistemática de sus miembros;
- privilegian la formación profesional de los jóvenes y los acompañan en su inserción en el mundo del trabajo;
- son centros de animación y de servicios culturales y educativos para mejorar el ambiente, dando preferencia a los currículos, especializaciones y programas que responden a las necesidades de los jóvenes de la zona (cf. CG21, 129.131);
- adoptan un estilo de cercanía y solidaridad, mediante la disponibilidad de las personas y de los locales, el ofrecimiento de servicios de promoción abiertos a todos, y a colaboración con otras instituciones educativas y sociales; y
- promueven modelos culturales alternativos: una cultura centrada en la vida, abierta a la gratuidad y a la comunión; una cultura que favorezca la apertura a Dios.
1.3.5 Centros de educación popular abierta a los más necesitados
«La escuela salesiana sea popular por su ubicación, por la cultura y orientación a las que da la primacía y por los jóvenes que acoge. Organice servicios útiles a la población de la zona: como cursos de calificación profesional y cultural, de alfabetización y de recuperación, fondos para becas y otras iniciativas semejantes» (R 14). Por esto, nuestras escuelas y CFP:
- tratan de ubicarse en las zonas más populares y dan preferencia a los jóvenes más necesitados;
- excluyen toda condición discriminatoria y piden solamente disposición hacia los valores que propone el PEPS;
- piden disponibilidad y apertura a los valores que el PEPS propone;
- privilegian el criterio de la promoción de todos por encima de la selección de los mejores, y
- buscan crear las condiciones económicas que hagan posible la igualdad de oportunidades.
2. LA CEP EN LAS ESCUELAS Y EN LOS CFP SALESIANOS
La realización del PEPS en las escuelas y en los CP salesianos requiere de la convergencia de intenciones y convicciones por parte de todos sus miembros (Cf. EC 59). Estos dirigen sus esfuerzos a la formación de la CEP, para que sea al mismo tiempo sujeto y ambiente de educación.
2.1 Funciones de la CEP en las escuelas y en los CFP salesianos
En estos años, estamos pasando de un modelo institucional de escuela a un modelo más comunitario; de la delegación de la tarea educativa a personas concretas especialmente consagradas a ella (religiosos, profesores…), a un compromiso activo de todos los que están implicados en el hecho educativo. La CEP es el nuevo sujeto de la responsabilidad educativa.
En el capítulo sobre la CEP se han presentado las características y dinamismos generales; ahora desarrollaremos un poco más las funciones propias de la CEP de las escuelas y de los centros profesionales salesianos.
Cuidar el profesionalismo educativo mediante una esmerada y permanente formación
La CEP de la escuela y de los CFP ha de armonizar el necesario profesionalismo y las exigencia de la estructura escolar con el carácter familiar típico del estilo salesiano.
Esto comporta:
- Promover entre todos sus componentes la participación en los valores educativos expresados en el PEPS. Desde el consenso en los valores humanos de base, hay que proceder, a través de la confrontación y de la profundización, a avanzar hacia los valores y objetivos más explícitamente cristianos;
- asegurar un planteamiento y programación elaborados, compartidos y evaluados con la participación de todos;
- cuidar un proceso sistemático de formación permanente de todos los miembros de la CEP para actualizar sus competencias educativas, didácticas y salesianas y desarrollar su vocación educativa y cristiana; y
- asegurar el buen funcionamiento de los diversos organismos, determinando sus funciones específicas y el espacio de intervención en la toma de decisiones de los diversos componentes de la comunidad educativa, cuidando la evaluación y el respeto de las diversas competencias y funciones.
Animar procesos educativos sistemáticos mediante:
- una adecuada pedagogía y proyección de la acción educativa;
- la estrecha relación entre objetivos pastorales, educativos y didácticos;
- la revisión constante de la coherencia educativa de los contenidos de cada una de las asignaturas y áreas culturales;
- la mejor calidad de la metodología de la enseñanza y del trabajo educativo;
- el ofrecimiento de una orientación profesional y personal de calidad; y
- una evaluación sistemática de los resultados educativos obtenidos, a la luz de los objetivos previstos en el PEPS.
Favorecer un estilo de relaciones según el Sistema Preventivo, que promueva:
- Una información adecuada y regular entre los diversos sectores y niveles de la CEP;
- la presencia–asistencia de los educadores entre los jóvenes, favoreciendo la participación de los adultos en las actividades de los jóvenes;
- relaciones inspiradas en la confianza y el diálogo entre el educador y el joven, entre la dirección de la escuela y los diversos sectores, entre los servicios pedagógicos y los usuarios, actuando así en las actividades docentes y educativas; y
- una gestión justa, eficiente, eficaz y siempre atenta a las necesidades de las personas.
Desarrollar una relación específica con los padres y las familias de los jóvenes
- favoreciendo su colaboración para determinar la orientación educativa general, el sostenimiento económico y material de la escuela, y la evaluación de su eficacia;
- promoviendo un proceso sistemático de formación y de capacitación educativa; y
- asegurando momentos de diálogo y de confrontación entre ellos y entre los demás miembros de la CEP.
Concretar criterios y estrategias para afrontar la complejidad de situaciones legales, económicas, de relación con el Estado, etc.... que pueden condicionar la realización del proyecto educativo pastoral salesiano.
Insertarse activamente en el diálogo cultural, educativo y profesional que se vive en la zona y en la Iglesia local:
- tratando de ser siempre propositivos; y
- asegurando un sistemático contacto con el mundo de las empresas para facilitar una justa inserción de los jóvenes en el mundo del trabajo y el oportuno acompañamiento educativo.
Acompañar a los jóvenes más allá de la formación sistemática, promoviendo procesos específicos de presencia significativa en la vida de los ex - alumnos.
2.2 Estructuras de participación y de responsabilidad
Las estructuras pretenden crear las condiciones para potenciar la comunión, participación y colaboración entre los diversos miembros de la CEP, al servicio de la formación cultural y profesional, humana y cristiana de los jóvenes.
Estas estructuras varían según las naciones y sus diversas legislaciones escolares; por esto cada Inspectoría debe definir las modalidades concretas de las estructuras y responsabilidades más convenientes, pero se deben tener siempre en cuenta:
El director de la comunidad salesiana, que es el primer responsable de la CEP, principio de unidad y garantizador de la identidad salesiana (cf. CG24, 172).
El coordinador de la pastoral, que anima la acción evangelizadora, cuidando su profunda integración en el proceso didáctico y educativo.
La función del Consejo de la CEP –exigida por el CG24, 171- puede ser realizada por alguno de los organismos ya existentes, según las orientaciones de la Inspectoría.
LA PROPUESTA EDUCATIVO–PASTORAL
EN LAS ESCUELAS Y CFP SALESIANOS
3.1. La dimensión educativo–cultural, punto de referencia
La dimensión educativo-cultural, planteada desde la perspectiva de la evangelización, es el núcleo de la propuesta educativo–pastoral de las escuelas y de los CFP; ella requiere:
Formar la persona desde dentro, liberándola de los condicionamientos interiores que podrían impedirle vivir plenamente su vocación, y preparándola para potenciar sus capacidades creativas y para una sana afectividad;
fundamentar su acción didáctica sobre una concepción peculiar de la persona humana, que:
- madura la conciencia mediante la búsqueda de la verdad y la adhesión interior a ella;
- hace crecer la libertad responsable y creativa a través del conocimiento y de la opción por el bien;
- crece en la capacidad de relación, solidaridad y comunión con las personas, desde el reconocimiento de su dignidad; y
- se prepara para las responsabilidades históricas, fundadas en el sentido de la justicia y de la paz.
destacar y desarrollar el sentido ético y religioso de la persona, abriéndola a la Trascendencia y preparando para recibir el mensaje original de Cristo;
realizar una mediación cultural, capaz de confrontar las aspiraciones y situaciones que hoy viven los jóvenes con las experiencias de la humanidad, según recoge el patrimonio cultural; y
promover un camino de educación en la fe a través del testimonio comunitario y de la diversidad de propuestas.
3.2 Prioridades de su función educativo-cultural
La escuela salesiana y el CFP centran su función cultural-educativa en las siguientes prioridades:
Educar integralmente, más que instruir o transmitir saber.
Ofrecer un saber (los contenidos, valores, y significados, expresados en el curriculum que haga a los jóvenes:
- conscientes de los problemas del mundo de hoy, en primer lugar los del propio ambiente, sensibles a los valores en juego,
- constructivamente críticos respecto de las justificaciones y a las soluciones que se proyectan, y
- capaces de construir una concepción vital de humanidad, mundo e historia.
Ayudar a los jóvenes a adquirir las capacidades técnicas y profesionales que los hagan competentes y eficaces en la acción, especialmente en el trabajo.
Formar actitudes o estructuras relativamente estables en la personalidad de los jóvenes, que les permitan actuar como hombres libres y los orienten hacia la comprensión crítica de la realidad y a la comunión solidaria con las personas, hacia la apertura a la trascendencia.
Preparar a los jóvenes para la comprensión de los múltiples lenguajes, para el uso de los medios y formas de expresión en los que se fundamentan la comunicación y la posibilidad de enriquecerse con el proceso cultural y de contribuir a su desarrollo.
3.3. La perspectiva evangelizadora de la escuela salesiana y de los CFP
El compromiso educativo cultural de la escuela y los CFP está inspirado en el Evangelio y orientado hacia la evangelización. Esta propuesta se expresa a través de algunas prioridades:
La escuela salesiana y los CFP buscan ayudar a los jóvenes a hacer una sintesis entre fe y cultura.
Por esto, proponen un itinerario de apertura a la trascendencia y de educación a la fe que:
toma a los jóvenes en la situación en que se encuentran y se esfuerzan por sostenerlos y orientarlos a dar los pasos hacia la plenitud de humanidad que les es posible;
privilegia a los últimos y los más pobres, con un lenguaje fácil e inmediato, con un ambiente acogedor y el estilo de relación familiar; y
se adecua al paso de cada joven, cuidando sobre todo los primeros pasos en las diversas áreas del camino (Cf. CG23, 102-111).
Para los abiertos a la fe cristiana, desarrollan un itiinerario de crecimiento progresivo hacia Cristo, el hombre perfecto, según las cuatro áreas que nos propone el CG 23, esto es, hacia:
la madurez humana,
el encuentro auténtico con Jesucristo,
una intensa pertenencia eclesial, y
un compromiso por el Reino (Cf. CG 23, 112-116).
Para aquellos que profesan otras religiones, ofrecen una propuesta de acompañamiento en el crecimiento de la religiosidad y en su apertura a la trascendencia.
3.4 Principales Intervenciones de la propuesta:
El ambiente educativo
Nos proponemos dar vida a un ambiente comunitario escolar permeado del espíritu evangélico de amor fraterno y libertad, en el cual, antes todavía de tener clara noción sobre él, el joven pueda hacer experiencia de la propia dignidad, y hacerse interlocutor de Dios (Cf. EC 55), para que perciba su presencia y su acción a través del testimonio y los signos cristianos.
Para esto es necesario sobre todo:
Dignificar las relaciones educativas y crear un ambiente favorable, fundado sobre la racionalidad de las exigencias, sobre la valorización de la vida cotidiana y sobre la caridad como método educativo de acompañamiento y crecimiento;
cuidar las experiencias que tejen el cotidiano escolar: los deberes de estudio, de investigación y de trabajo;
el encuentro con las personas y la participación en las iniciativas comunes;
la disciplina personal y la requerida por la organización escolar;
el respeto y el cuidado de los instrumentos, instalaciones y locales en los que transcurre la vida escolar;
el sentido de pertenencia a una CEP; y
experiencias de solidaridad y colaboración frente a situaciones de malestar, marginación e injusticia.
Las actividades didácticas y técnicas
Los contenidos sistemáticos de las diversas áreas o disciplinas académicas ofrecen conocimientos, verdades y técnicas que hay que adquirir, descubrir y dominar; y valores, actitudes y comportamientos que hay que asimilar; a todo ello ayuda la claridad de contenidos, el planteamiento pedagógico y, sobre todo, la visión y concepción de cultura que se ofrece.
Esto comporta:
- reorganizar el conjunto de informaciones en torno a ciertos núcleos, para que emerjan las preguntas fundamentales que la ciencia y la cultura intentan resolver;
- confrontar constantemente los conocimientos adquiridos con la percepción que tienen los jóvenes de la realidad personal y social;
- destacar el tipo de experiencia humana que aparece debajo de cada disciplina académica, ayudando a los jóvenes a captar, apreciar y asimilar los valores humanos presentes en los hechos analizados y profundizados;
- aceptar y hacer surgir interrogantes y preguntas de sentido y llevar al límite la reflexión sobre ellas; y
- abrir a los jóvenes a la cultura universal, poniéndolos en contacto con las expresiones de los diversos pueblos y con el patrimonio de los valores compartidos por la humanidad.
El método didáctico-educativo
Escogemos como método la personalización de las propuestas y la colaboración mutua.
Por tanto:
- adoptamos una didáctica activa, que desarrolle en los alumnos la capacidad de descubrir y haga madurar hábitos creadores y de crecimiento cultural autónomo;
- favorecemos la oportuna complementariedad e integración entre el trabajo personal y el trabajo de grupo;
- promovemos la interdisciplinariedad, a través de la cual las diversas ciencias ofrecen aportaciones complementarias;
- valoramos no sólo los resultados finales, sino especialmente el proceso de desarrollo humano llevado a cabo, la capacidad de aprender y de investigar orientada hacia un crecimiento cultural autónomo; y
- empleamos lo más posible el lenguaje total (palabra, imagen, sonido, audiovisuales, expresión corporal, etc.) dentro de un proceso de interacción comunicativa.
La orientación hacia el profesionalismo
Consideramos importante poner en la escuela, y todavía más en los CFP, las raíces desde las cuales se desarrollará el profesionalismo. Todo debe guiar al desarrollo del propio trabajo con creciente competencia y verdadera satisfacción, con el sentido de los límites y el respeto por las funciones de los otros, en la conciencia de la complementariedad del trabajo de conjunto y de su importancia para el crecimiento social.
La evangelización del saber, de la técnica y de la acción educativa
La escuela salesiana y los CFP buscan establecer un diálogo vital y una integración entre saber, educación y Evangelio. En la disparidad de concepciones y perspectivas, en la diversidad de religiones, presentan la referencia a Cristo y a su Evangelio como el criterio de juicio para discernir los valores que orientan la persona humana hacia la vida plena.
Para esto:
ayudan a descubrir la profunda coherencia entre la fe y los valores que la cultura persigue;
destacan la función del Evangelio en la cultura (elevar las expresiones auténticas, regenerar y transformar los aspectos menos humanos) y el valor de la cultura respecto del Evangelio (encarnar el mensaje evangélico, y ayudar a su comprensión más profunda);
ayudan a entender la realidad del trabajo y de la técnica según los valores del Evangelio;
buscan desarrollar la cultura como capacidad de comunión, de servicio y de responsabilidad hacia los otros, y no como medio de afirmación y enriquecimiento (Cfr. EC 56); y
desarrollan actitudes que predispongan a los jóvenes a una comprensión vital y a una respuesta favorable al Evangelio.
La enseñanza religiosa escolar
La enseñanza religiosa está presente normalmente en los programas escolares como elemento fundamental de la acción educativa, puesto que:
ayuda a los jóvenes a descubrir la dimensión religiosa de la realidad humana, a buscar el sentido último de la vida y a orientarse hacia una opción consciente y libre de vivir en el compromiso y la coherencia;
ofrece una visión positiva y abierta de la doctrina cristiana que facilita el anuncio explícito;
promueve un diálogo crítico y positivo con las otras áreas del conocimiento y con las otras religiones; y
despierta el deseo de una ulterior educación en la fe dentro de la comunidad cristiana.
La educación integral requiere completar el programa escolar con otras actividades. La escuela salesiana y los CFP dan un amplio espacio a las actividades de tiempo libre y de patio (artísticas, recreativas, deportivas, culturales…), se proponen ser escuelas de jornada completa.
Entre las actividades de tiempo libre encontramos algunas más dirigidas a la evangelización, como:
Actividades ofrecidas a todos de anuncio, de orientación y de propuesta, que intentan sembrar los valores evangélicos en todos los jóvenes;
- encuentros diarios breves, dirigidos a todos los jóvenes o a grupos (“buenos días”, etc.);
- actividades propuestas en los tiempos fuertes del año litúrgico y en la preparación para los sacramentos (por ejemplo, celebraciones);
actividades propuestas para aquellos que desean profundizar;
la preparación a los sacramentos;
jornadas de reflexión, y
celebraciones litúrgicas con grupos especiales…
El asociacionismo: La escuela y los CEP salesianos proporcionan espacio, favorecen y acompañan a los diversos grupos (de estudio-investigación, culturales, recreativos, artísticos, de servicio comunitario, de voluntariado, de crecimiento cristiano, de orientación vocacional, de compromiso cristiano….), considerando esos grupos como una mediación privilegiada de educación y evangelización.
h. La orientación educativa y vocacional
En todas las intervenciones educativas queremos hacer madurar y vivir un proyecto de sí realista, orientado hacia los otros, que supere cuanto aliena al hombre de su vocación o lo reduzca en sus dimensiones:
respecto a la vida afectivo-sexual (estado de vida);
a la colocación profesional (trabajo);
a la opción socio-política; y
al significado último y total de la existencia.
A esto ayuda la oficina-departamento de orientación psicopedagógica y profesional.
Según el nivel de fe y de edad, la escuela ayuda a discernir los signos de la llamada de Dios a un particular estado de vida cristina. Es importante cuidar a los jóvenes animadores y voluntarios.
Aunque todos los educadores están abiertos al coloquio personal con los jóvenes, hay algunas personas más disponibles para este diálogo. También quien presta el servicio de psico-orientación ayudará en este campo.
i. La proyección educativo-didáctica
Todos los elementos e intervenciones mencionados precedentemente deben ser traducidos en un proyecto (PEPS de la escuela o CFP), realizado y animado por medio de una cualificada proyección educativo-didáctica de base, para una acción integral y orgánica.
SUGERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS PARA PROFUNDIZAR
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L. Van Looy – G. Malizia (A cura di), Formazione professionale salesiana: Memoria e attualità per un confronto. Indagine sul campo, LAS, Roma, 1997. Véanse especialmente:
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– Cap. 2. G. Malizia – S. Sarti – V. Pieroni, Il quadro teorico e l’indagine sul campo, pp. 53-92.
– Cap. S. Sarti, Il sondaggio in Africa e Madagascar, pp. 195-215.
– Cap. 8. G. Caliman, Il sondaggio sulla’America, pp. 217-236.
– Cap. 9. T. Purayidathil, Il sondaggio sulla’Asia/Australia, pp. 237-259.
– Cap. 10. G. Malizia – V. Pieroni, Il sondaggio sull’Europa, pp. 261-279.
Cap. 11. L. Van Looy, Un bilancio in prospettiva di futuro, pp. 238-340.
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