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FLASH • Octubre 2022 SECTOR PASTORAL JUVENIL Salesiani di Don Bosco • Sede Centrale Salesiana
concretarlo, porque la animación vocacional
es también una tarea específica. Querríamos
ver en cada obra salesiana una práctica edu-
cativo-pastoral que llegue «a todos» y «hable
con todos» sobre la vocación, pero se requie-
ren algunos instrumentos.
Por eso, un aspecto clave en la ‘cultura voca-
cional’ es la articulación necesaria que debe
existir entre la animación vocacional al inte-
rior de la pastoral juvenil, de tal modo que
todos los esfuerzos de la pastoral juvenil han
de converger en orientar al joven hacia una
opción de vida cristiana en una vocación espe-
cífica. La pastoral juvenil es, por sí misma, voca-
cional y la animación vocacional no puede exis-
tir al margen de la pastoral de juventud.
[5] Si la confianza en Dios que llama funcio-
na como un pulmón que oxigena la pastoral
vocacional, el otro pulmón lo constituye la
confianza en el corazón generoso de los
jóvenes. El corazón de nuestros jóvenes está
hecho para cosas grandes, para la belleza, para
la bondad, para la libertad, para el amor…, y
esta aspiración aparece continuamente como
un reclamo interior en lo profundo de su cora-
zón. Como salesianos, ayudados de la peda-
gogía de los itinerarios, hemos de convertir-
nos en compañeros de camino de los jóvenes;
acompañarles a ver cómo en la vida cotidia-
na Jesús llama suavemente a la puerta de
sus corazones a través de sus mejores intui-
ciones, de sus pensamientos geniales, de su
deseo de amar y de ser amados, de sus sue-
ños y sus ideales, de sus ganas de libertad.
Las muchas preguntas que los jóvenes se
hacen, sus búsquedas personales, sus inquie-
tudes, sus ilusiones, sus gozos y sus esperan-
zas, incluso sus mismas rebeldías, pueden lle-
gar a ser el paso privilegiado de Dios por sus
vidas. Son lugares teológicos en los que Alguien,
mucho más grande que la propia realidad per-
sonal, de modo extraño y misterioso, forma
parte del entramado de la existencia humana
y quiere contar con ellos para hacerlos desti-
natarios de su amor, para compartirles su vida
y su proyecto del Reino, para que la alegría lle-
gue en ellos a su plenitud (cf. Jn 17,13).
La llamada de Dios, lejos de ser «una intro-
misión» en la propia vida, consiste en la pro-
puesta de un camino por andar, cuyo reco-
rrido pone en juego lo mejor de cada joven.
La llamada no es otra cosa que escuchar en
lo profundo del corazón la voz de Dios. Y al
escucharla, estar dispuesto a correr el riesgo
de la aventura de la vida, con sus momentos
bellos, pero también difíciles.
Desde esa perspectiva, hemos de compro-
meternos con dos enfoques vocacionales:
–– el primer enfoque se centra en aquellos
más cercanos a nuestro carisma, es decir,
aquellos que, por su conexión con las
comunidades y obras salesianas, están
abiertos a una experiencia de Dios, a unas
relaciones comunitarias significativas y
al servicio con los jóvenes.
–– el segundo enfoque se centra en aque-
llos que pueden sentirse atraídos a pro-
fundizar su vocación salesiana como una
opción fundamental de vida.
La propuesta se dirige a quien pregunta...
y a quien no pregunta. Entre los primeros, los
jóvenes que en Betania le preguntan: «Maes-
tro, ¿dónde vives?» y el joven rico: «Maestro,
te seguiré adondequiera que vayas». Y entre
los segundos, los pescadores dedicados a su
oficio a orillas del lago (Pedro, Andrés, San-
tiago y Juan), o Mateo, que estaba sentado a
la mesa de los impuestos, en la línea de otros
personajes del Antiguo Testamento que tam-
bién fueron llamados cuando estaban «a sus
asuntos»: Moisés, Amós, Jeremías...
[6] Por último, para completar el mapa no olvi-
demos la promoción de la vocación de especial
consagración. En esta propuesta, se define un
aspecto concreto de la animación vocacional
que procura suscitar y acompañar personas
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