convertido en un derecho reconocido y una aspiración de cada persona. A pesar de esta confianza en la
educación, tenemos, sin embargo, la impresión que en su visión haya una distancia cada vez más grande
entre las aspiraciones y las posibilidades, entre declaraciones y cumplimiento, entre intenciones y
realizaciones. A la educación le cuesta trabajo definirse, en un cultura marcada por el pluralismo de las
convicciones y de los comportamientos, de la caducidad y de la sustitución rápida del conocimiento, de
la socialización de los bienes culturales, de la escolarización generalizada y de la universidad de masas,
del rol dominante de los medios de comunicación social en la cultura moderna, del desarrollo del sector
cuaternario que privilegia la innovación y la búsqueda constante. Sociedad e instituciones de cada tipo
aparecen frágiles y desorientadas de frente a la pregunta de sentido que le hacen los jóvenes.
Llega, por lo tanto oportuna la llamada del Papa Benedicto XVI sobre la urgencia educativa. En a
carta a la Diócesis y a la Ciudad de Roma él afirma: “Educar no ha sido nunca fácil, y hoy parece
convertirse en algo cada vez más difícil. Lo saben bien los padres, los maestros, los sacerdotes y todos
aquellos que tienen una responsabilidad educativa directa. Se habla, por tanto, de una gran “urgencia
educativa”, confirmada por los fracasos a los cuales, muy a menudo se enfrentan nuestros esfuerzos por
formar personas sólidas, capaces de colaborar con los demás y de dar un sentido a la propia vida (...)
Existe una atmósfera difusa, una mentalidad y una forma de cultura que llevan a dudar del valor de la
persona humana, del significado mismo de la verdad y del bien, en el último análisis de la bondad de la
vida. Entonces, resulta difícil, transmitir de una generación a otra algo válido y cierto, reglas de
comportamiento, objetivos creíbles con relación a los cuales construir la propia vida”2.
Esta urgencia sobre todo se convierte en trágica cuando el derecho universalmente reconocido a
la educación no se garantiza, sobre todo en algunos contextos y países en vía de desarrollo. Como hablar
de derecho a la educación cuando existen inmensas masas de niños y adolescentes que mueren de
hambre en Africa o en Asia, de pequeños vendidos o abusados sexualmente? Dónde está el derecho a la
educación por parte de los niños obligados a trabajos pesados para su edad de cinco años en la minas, o
respirando sustancias toxicas en las fábricas de calzados o repitiendo los mismos gestos durante
larguísimas jornadas de trabajo en las cadenas de montajes, sin aprender nada pero funcionando
simplemente como piezas del mismo engranaje de producción?
Es notorio que los intereses económicos marcan la prioridad de la sociedad materialista y que la
publicidad, el incitar al consumo, y la varita mágica usada por la insaciable avidez de las
multinacionales. Solo las sociedades agresivas y competitivas subsisten a este estilo y entran en los entes
y en las asociaciones educativas. Qué hacer ahora?
La educación debe ser siempre una ventana abierta sobre la realidad mundial y un motor de
sensibilización y de transformación de la humanidad. Por esto, sin ideologización ni manipulación, se
debe escuchar las voces de aquellos que no tienen voz, sentir el hambre y la sed, ver la desnudez de
tantos pueblos olvidados; con coherencia se debe dar a conocer los esfuerzos de tanta gente
comprometida en las grandes causas de la dignidad de la mujer, de la paz, del respeto a la creación, ...
Por fortuna, diversas situaciones e instancias (ONGs, Voluntariados, ...) comienzan a confluir en la
defensa de la vida, del ser humano, de los pueblos, del planeta y de sus derechos.
Delante de esta urgencia educativa nosotros, Salesianos, somos portadores de un carisma pedagógico
que es actual y más necesario que nunca: el Sistema Preventivo de Don Bosco. Este es nuestro tesoro, el
aporte que estamos llamados a ofrecer a los jóvenes y a la sociedad actual, nuestra profecía. Quisiera
ahora llamar su atención sobre la necesidad de renovar el Sistema Preventivo de Don Bosco en estrecha
unidad con la promoción y defensa de los Derechos Humanos, en particular, los Derechos de los Niños,
como propuesta educativa capaz de generar cultura y de poner a la sociedad en situación/estado de
educación.
2 BENEDICTO XVI, Carta a la diócesis y a la iudad de Roma sobre el compromiso urgente de la educación, Roma 21 de
enero del 2008.
- 2 - Congresso Internazionale “ Sistema Preventivo e Diritti Umani “ Roma, 2 – 6 Gennaio 2009