18 de mayo
San LEONARDO MURIALDO
Presbítero
Leonardo Murialdo nació en Turín el año 1828. Recibió una formación excelente en el hogar
paterno y en los Escolapios de Savona. Ordenado sacerdote, tras el estudio asiduo de la palabra de
Dios y de las ciencias teológicas, se entregó a la acción pastoral catequizando en los reformatorios,
predicando al pueblo y difundiendo la fe por medio de la prensa. Realizó, así, una síntesis
armoniosa entre vida interior, que recupera energías espirituales en la oración, y vida activa,
dedicada a múltiples tareas apostólicas. Actuó en estrecho contacto con san José Cafasso y san
Juan Bosco, de quien aceptó la dirección del oratorio turinés de San Luis.
En 1873 fundó la Pía Sociedad Turinesa de san José —posteriormente llamada Congregación de san José («
Josefinos de Murialdo » )—, para extender y consolidar la labor educativa que había iniciado en
favor de la juventud del campo y de las fábricas. Se dedicó a los jóvenes con amor y bondad.
Durante treinta y cuatro años dirigió el Colegio Artesanos, dedicado, en medio de numerosas
dificultades, a la formación cristiana y profesional de los trabajadores jóvenes, para los que llegó a
organizar la oportuna tutela jurídica. Participó en el nacimiento de activas organizaciones obreras
católicas.
Siempre fue muy activo y afable con todos —su lema era: Hacer y callar—. En 1887 contrajo una
enfermedad mortal. San Juan Bosco, ya exhausto de fuerzas, fue a bendecirlo, y curó. De esa
manera, pudo trabajar, superando pruebas y obstáculos, hasta el 30 de marzo de 1900.
Pablo VI lo declaró beato el año 1963 y santo el 3 de mayo de 1970.
Colocada en el tiempo pascual, la memoria de san Leonardo es signo elocuente de cómo Dios, «
fuente de todos los bienes » (col.), hace conocer y experimentar, en la Iglesia de cualquier tiempo y
lugar, la vida nueva conquistada por el Resucitado, mediante el ejemplo, la enseñanza y la
intercesión de los santos, a fin de llevar al hombre a las fuentes de la vida (cf. pref).
En la Eucaristía, celebración memorial de la Pascua, « la escucha de la Palabra y la comunión del
Pan de vida » (posc.) son para la asamblea ocasión para pedir la plenitud de la misericordia de Dios
(cf. ofr.) y la fuerza de su Espíritu (posc.) a fín de cumplir el mandamiento del amor (cf. col.) y «
practicar la caridad con los más pobres y el amor a la verdad » (posc.).
ANTÍFONA DE ENTRADA
Mc 10, 14
Dejad que los niños se acerquen a mí —dice el Señor—: no se lo impidáis; de
los que son como ellos es el reino de Dios. [T.P. Aleluya.]
ORACIÓN COLECTA
Oh Dios, fuente de todo bien, que en san Leonardo Murialdo diste a los
huérfanos un padre y a los jóvenes trabajadores un guía: concédenos, por su
intercesión, seguir los preceptos de tu amor en el servicio a nuestros hermanos.
Por nuestro Señor Jesucristo...
ORACIÓN DE LOS FIELES: pág. 242. ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Acepta, Padre, los dones que te presentamos en la memoria de san Leonardo:
el sacrificio en que participamos nos alcance la plenitud de tu misericordia.
Por Jesucristo, nuestro Señor.