29 de mayo
Beato JOSÉ KOWALSKI
Sacerdote
y mártir
Memoria
Para el Instituto de Hijas de María Auxiliadora y el Instituto Secular de Voluntarias de Don Bosco; Memoria libre
José Kowalski nació el 13 de marzo de 1911 en Siedliska (Polonia). Desde joven manifestó signos de la vocación para dedicarse de modo especial a Dios. En 1927, después de haber terminado el bachillerato con los salesianos en Oswigcím, fue admitido en el noviciado de la Congregación Salesiana. Ya como seminarista vivía un deseo espiritual que reflejó en una libreta personal: «Sufrir y ser despreciado por ti, Señor». Después de haber recorrido las diversas etapas de la formación, fue ordenado sacerdote en 1938 e inmediatamente se entregó al trabajo educativo pastoral en la obra salesiana, de Cracovia.
El 23 de mayo de 1941, junto a otros salesianos, fue arrestado por los nazis y llevado al campo de exterminio de Oswigcim (Auschwitz). También en aquel lugar vivió profundamente su identidad sacerdotal: con el ministerio y el testimonio personal, llevaba la esperanza a los compañeros de sufrimiento. Fue martirizado durante los días 3 y 4 de julio de 1942, víctima del odio a la religión y la fe. La razón contingente de su martirio fue el hecho de que no quiso pisar un rosario.
El papa Juan Pablo II lo proclamó beato el 13 de junio de 1999 en Varsovia junto con un grupo de 108 mártires polacos, víctimas de la persecución nazi durante la Segunda Guerra Mundial.
Del común de mártires, o bien del Común de pastores. Los salmos, de la feria correspondiente.
Oficio de lectura
SEGUNDA LECTURA
De los «Apuntes reservados» (años 1930-1940) y de la «Carta a los padres» (1941) del beato José Kowalski, sacerdote
(Positio super martyrio, vol. 111-2, Summariun, págs. 1679-1681, pássím)
Sufrir y ser despreciado por amor al Señor
Yo debo ser un salesiano santo como fue santo mi padre Don Bosco. Mi buen Jesús, dame una voluntad perseverante, firme, fuerte para que pueda perseverar en mis santas resoluciones y pueda alcanzar mi sumo ideal, la santidad, que me he propuesto. Yo puedo y debo ser santo. «In Te Domine speravi, non confundar in xternum.» Jesús mío, ayúdame con tu santa gracia porque sin Ti no llegaré a hacer nada, pero todo lo puedo contigo que me das fuerza
Jesús, te doy gracias porque en mi corazón soberbio has despertado un ardiente deseo del sufrimiento y desprecio, para que yo sea despreciado. De ahora en adelante mi palabra de orden será: «Vivir y sufrir por Ti, Jesús, y sufrir y ser despreciado». Jesús, esta es mi voz que brota desde el fondo de mi corazón: «Sufrir y ser despreciado por ti, Señor», que llegue esta voz a tus oídos. Oye, Señor, e inclina tu oído a la voz de mi plegaria y de mi grito. Escúchame, Señor, y concédeme las fuerzas necesarias para este fin.
Jesús, a Ti me entrego totalmente, a Ti te doy mi pobre corazón que también, Jesús, desea fuertemente amarte, darse y consagrarse a ti. Jesús, haz que nunca me aleje de Ti y que hasta la muerte sea fiel a Ti y que mantenga fielmente el juramento hecho. «Antes morir que ofenderte con el más mínimo pecado.» Oh Dios, ten piedad de mí. Dame tu amor y con él me darás todo. Oh Señor, déjame ser despreciado, olvidado, estimado en nada, humillado. Esto es contrario a mi índole, pero veo que es necesario para mí. Oh señor, concédeme esta gracia, que me vuelva loco por tu amor (en este punto, en el diario se encuentra una cruz hecha con la sangre del beato y debajo de la cruz las. palabras: «Sufrir y ser despreciado»).
Con plena conciencia y voluntad totalmente decidida y preparado para todas las consecuencias, abrazo la dulce cruz de la llamada de Cristo y la quiero llevar hasta el final, hasta la muerte. Ese será mi consuelo, toda mi gloria y mi anhelo. «Absit mihi gloriad nisi in cruce Domini
nostri Jesu Christi, per quem mihi mundus crucifixus est et ego mundo». Sin la cruz, sin el sufrimiento no obtengo nada, sin la cruz no me haré santo. En el mundo todo procede y nace del dolor.
En los acontecimientos presentes, políticos y bélicos, cuando parece que todo se ha juramentado contra nosotros y se mueve para nuestro exterminio definitivo y apaga el último rayo de la esperanza, «Dios vela sobre todas las cosas y sin su voluntad no sucede nada». Este importante pensamiento debe llenarme de paz también cuando sea necesario dar la vida por algo valioso. Eso sería una verdadera felicidad y una gran ganancia.
Estad tranquilos, estoy en las manos de Dios [...]. Quiero aseguraros que siento a cada paso la fuerza de Dios. A pesar de la actual situación soy feliz y estoy totalmente tranquilo; estoy persuadido de que esté donde esté y me suceda lo que me suceda, todo procede de la paterna Providencia de Dios, que de modo justísimo dirige los destinos de todas las naciones y de todos los hombres.
RESPONSORIO2Tim 4,7-8; Flp 3,8-10
R. He competido en noble lucha, he corrido hasta la meta, me he mantenido fiel. * Ahora ya me aguarda la merecida corona con la que el Señor, juez justo, me premiará el último día. (T.P. Aleluya.)
V. Todo eso que para mí era ganancia, lo tuve por pérdida comparado con Jesucristo; más aún: cualquier cosa tengo por pérdida al lado de lo grande que es haber conocido personalmente a Jesucristo. * Ahora.
La oración, como en Laudes.
Laudes
LECTURA BREVE2Cor 1,3-5
Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre compasivo y Dios de todo consuelo, que nos con‑
suela en cualquier tribulación, para que nosotros, en virtud del consuelo que nosostros recibimos de Dios, podamos consolar a los que pasan cualquier tribulación. Pues como abundan nuestros sufrimientos por Jesucristo, así por Jesucristo abunda nuestro consuelo.
RESPONSORIO BREVE Tiempo pascual:
R. Mi fuerza, mi canto es el Señor: Aleluya, aleluya. Mi fuerza, mi canto.
V. Él es mi salvación. * Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. Mi fuerza, mi canto.
Fuera del tiempo pascual:
R. Mi fuerza, * Mi canto es el Señor. Mi fuerza, mi canto.
V. Él es mi salvación. * Mi canto es el Señor. Gloria al Padre. Mi fuerza, mi canto.
Benedicrus, ant. El que odia su vida en este mundo, la conserva para la vida eterna. (TE Aleluya.)
PRECES
Unidos en la alabanza y en el agradecimiento a Dios Padre por el testimonio hasta el martirio del beato José Kowalski, invocamos a nuestro Salvador.
Nos has redimido, Señor, con tu sangre.
Con el martirio, los primeros discípulos siguieron más de cerca a Cristo, que se ofreció para la salvación del mundo:
— concédenos conformarnos cada vez más con Aquel que vertió su sangre por nosotros y por todos en remisión de los pecados.
Cristo, en el beato José Kowalski suscitaste un fuerte deseo de sufrir y ser despreciado por tu amor:
otórganos aceptar y llevar la cruz de la vida diaria con perseverancia y alegría.
Cristo, diste al mártir la fuerza para confesar la fe hasta el derramamiento de la sangre:
concede a los jóvenes la valentía y la perseverancia de
crecer en la fe entre las seducciones del mundo.
Cristo, a pesar de los padecimientos, el beato José Kowalski, con la fidelidad al ministerio sacerdotal, llevaba la esperanza a los compañeros de sufrimiento:
concédenos a todos nosotros ser perseverantes en el testimonio de vida cristiana.
En la escuela de san Juan Bosco, el beato mártir aprendió un amor grande hacia la Madre de Dios:
concédenos a nosotros la gracia de vivir como hijos suyos.
Padre nuestro.
Oración
Dios Padre, que suscitaste en el beato José Kowalski, sacerdote, el deseo de la santidad y la prontitud en ofrecer la vida por amor a Cristo, concédenos, por su intercesión, la gracia de ser fieles a nuestra vocación y de amar la cruz, que es camino de salvación. Por nuestro Señor Jesucristo.
Vísperas
LECTURA BREVE1Pe 4,13-14
Estad alegres en proporción a los sufrimientos que compartís con Jesucristo; así también cuando se vele su gloria, desbordaréis de alegría. Si os escarnecen por ser cristianos, dichosos vosotros; eso indica que el Espíritu de la gloria, que es el de Dios, reposa en vosotros.
RESPONSORIO BREVE Tiempo pascual:
R. Oh Dios, nos pusiste a prueba, pero nos has dado respiro. * Aleluya, aleluya.
Y. Nos has probado al fuego, como a la plata. * Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. Oh Dios.
Fuera del tiempo pascual:
R. Oh Dios, nos pusiste a prueba, * Pero nos has dado respiro.
Y. Nos has probado al fuego, como a la plata, * Pero nos has dado respiro. Gloria al Padre. Oh Dios.
Magníficat, ant. En el reino de los cielos está la morada de los santos, y su descanso es la eternidad. (T.P. Aleluya.)
PRECES
El Señor Jesús, exaltado sobre la cruz, atrae a todos hacia sí. Que se eleve a él nuestra alabanza y nuestra oración. Que toda la tierra te ame y te adore, Señor.
El beato José Kowalski dio en el martirio el testimonio al único Pastor que da la vida por sus ovejas:
haz que el servicio de los obispos y de los sacerdotes esté inspirado por la ternura de tu amor de Padre.
La herencia de la cruz vivida a la luz de la Pascua es lo que nos ha dejado el beato mártir:
que dé frutos abundantes al vivir auténticamente el Evangelio y al anunciar al hombre contemporáneo que Jesucristo es el único Salvador de la humanidad.
El mártir, al derramar su sangre, se ha convertido en imitador de la pasión de Cristo:
por su intercesión, haznos solidarios con tu pasión que se prolonga en los oprimidos, en los marginados y en todos los que sufren.
Señor, que desde la cruz pediste el perdón para los que te crucificaban y encontraste en el beato mártir un imitador en la oración por sus verdugos,
ayúdanos a amar también a los enemigos y a orar por los que nos afligen.
Señor, artífice de la vida, acuérdate de nuestros hermanos tronchados por la violencia y por la guerra,
dales una existencia inmortal en tu reino. Padre nuestro.
La oración, como en Laudes.