de mí. Dame tu amor y con él me darás todo. Oh Señor, déjame ser despreciado,
olvidado, estimado en nada, humillado. Esto es contrario a mi índole, pero veo que es
necesario para mí. Oh señor, concédeme esta gracia, que me vuelva loco por tu amor
(en este punto, en el diario se encuentra una cruz hecha con la sangre del beato y
debajo de la cruz las. palabras: «Sufrir y ser despreciado»).
Con plena conciencia y voluntad totalmente decidida y preparado para todas las
consecuencias, abrazo la dulce cruz de la llamada de Cristo y la quiero llevar hasta el
final, hasta la muerte. Ese será mi consuelo, toda mi gloria y mi anhelo. «Absit mihi
gloriad nisi in cruce Domini
nostri Jesu Christi, per quem mihi mundus crucifixus est et ego mundo». Sin la cruz,
sin el sufrimiento no obtengo nada, sin la cruz no me haré santo. En el mundo todo
procede y nace del dolor.
En los acontecimientos presentes, políticos y bélicos, cuando parece que todo se ha
juramentado contra nosotros y se mueve para nuestro exterminio definitivo y apaga el
último rayo de la esperanza, «Dios vela sobre todas las cosas y sin su voluntad no
sucede nada». Este importante pensamiento debe llenarme de paz también cuando sea
necesario dar la vida por algo valioso. Eso sería una verdadera felicidad y una gran
ganancia.
Estad tranquilos, estoy en las manos de Dios [...]. Quiero aseguraros que siento a
cada paso la fuerza de Dios. A pesar de la actual situación soy feliz y estoy totalmente
tranquilo; estoy persuadido de que esté donde esté y me suceda lo que me suceda,
todo procede de la paterna Providencia de Dios, que de modo justísimo dirige los
destinos de todas las naciones y de todos los hombres.
RESPONSORIO2Tim 4,7-8; Flp 3,8-10
R. He competido en noble lucha, he corrido hasta la meta, me he mantenido fiel. *
Ahora ya me aguarda la merecida corona con la que el Señor, juez justo, me premiará
el último día. (T.P. Aleluya.)
V. Todo eso que para mí era ganancia, lo tuve por pérdida comparado con
Jesucristo; más aún: cualquier cosa tengo por pérdida al lado de lo grande que es
haber conocido personalmente a Jesucristo. * Ahora.
La oración, como en Laudes.
Laudes
LECTURA BREVE
2Cor 1,3-5
Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre compasivo y Dios de
todo consuelo, que nos con-
suela en cualquier tribulación, para que nosotros, en virtud del consuelo que nosostros
recibimos de Dios, podamos consolar a los que pasan cualquier tribulación. Pues
como abundan nuestros sufrimientos por Jesucristo, así por Jesucristo abunda nuestro
consuelo.
RESPONSORIO BREVE Tiempo pascual:
R. Mi fuerza, mi canto es el Señor: Aleluya, aleluya. Mi fuerza, mi canto.
V. Él es mi salvación. * Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. Mi fuerza, mi canto.
Fuera del tiempo pascual:
R. Mi fuerza, * Mi canto es el Señor. Mi fuerza, mi canto.
V. Él es mi salvación. * Mi canto es el Señor. Gloria al Padre. Mi fuerza, mi canto.
Benedicrus, ant. El que odia su vida en este mundo, la conserva para la vida
eterna. (TE Aleluya.)