y defensa de los cristianos en particular. Ya no se habla de figuras y expresiones
simbólicas; en el Evangelio todo es realidad y cumplimiento del pasado. María recibe
el saludo del arcángel Gabriel, que la llama llena de gracia; Dios mira complacido la
sincera humildad de María y la eleva a la dignidad de Madre del Verbo eterno; Jesús,
el Dios inmenso, se hace hijo suyo: de ella nace, por ella
es educado y atendido, y el Verbo eterno, hecho carne, se somete en todo a la
obediencia de su augusta Madre. A petición de María, Jesús hace en Caná de
Galilea su primer milagro; en el Calvario es constituida Madre universal de los
cristianos; los Apóstoles la ven como guía y maestra de toda virtud; con ella se
recogen en el cenáculo para rezar; con ella se entregan a la oración y reciben, al fin,
el Espíritu Santo; para ellos son sus últimas palabras antes de volar gloriosamente
al cielo.
Desde su altísimo trono de gloria, vuelve a nosotros sus ojos de madre y nos dice:
»Yo estoy aquí para colmar de bendiciones a los que me aman y llenar sus tesoros
con los favores celestiales». Por ello, a partir de su Asunción al cielo empezó el
constante e ininterrumpido acudir de los cristianos a María, y nunca se ha oído de
nadie —afirma san Bernardo— que haya acudido con confianza a esa piadosísima
Virgen y no haya sido escuchado.
Tal es la razón de que todos los siglos, años y días e incluso cada momento, se
distingan en la historia por algún favor concedido a quien la había invocado, con fe.
Por la misma razón, no hay ningún reino, ciudad, pueblo o familia que no tenga una
iglesia, capilla, altar, imagen, cuadro o signo como muestra de la veneración universal
de que goza María, recordando al mismo tiempo alguna de las innumerables gracias
concedidas a quien ha acudido a ella en sus necesidades.
RESPONSORIOSal 33,4; Le 1,48; Sal 65,16
R. Proclamad conmigo la grandeza del Señor, ensalcemos juntos su nombre, *
Porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las
generaciones. (T.P. Aleluya.)
V. Venid a escuchar, os contaré lo que Dios ha hecho conmigo. * Porque.
O bien:
SEGUNDA LECTURA
De los escritos de san Juan Bosco, presbítero
(«maraviglie della Madre di Dio...», Opere edite, Roma 1976 1217220; 197-200])
María ha sido constituida por Dios Auxiliadora
del pueblo cristiano
Cuando la Santísima Virgen fue a visitar a santa Isabel, esta, nada más verla,
quedó llena del Espíritu Santo e, inspirada, dijo profetizando: Bendita tú eres
entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre (Lc 2,42).
Con estas palabras el Espíritu Santo, por boca de Isabel, ensalzó a María,
queriendo así enseñarnos que había sido objeto de las bendiciones y favores de
Dios y elegida por él para traer a los hombres aquella bendición que, perdida en
Eva, había sido anhelada a lo largo de muchos siglos. A la felicitación de su prima
respondió María, inspirada por Dios: Proclama mi alma la grandeza del Señor,
porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las
generaciones (Le 1,46-48).
Para que la gloria de María llegara a todas las generaciones y la pudieran felicitar con
verdad, era preciso que por ella recibiesen algún beneficio extraordinario y perenne, de