un león, día y noche me estás acabando.
Estoy piando como una golondrina, gimo como una paloma.
Mis ojos mirando al cielo se consumen: ¡Señor, que me oprimen, sal fiador por mí!
Me has curado, me has hecho revivir, la amargura se me volvió paz
cuando detuviste mi alma ante la tumba vacía y volviste la espalda a todos mis pecados.
El abismo no te da gracias, ni la muerte te alaba, ni esperan en tu fidelidad los que bajan a la
fosa.
Los vivos, los vivos son quienes te alaban: como yo ahora.
El padre enseña a sus hijos tu fidelidad. Sálvame, Señor, y tocaremos nuestras arpas todos
nuestros días en la casa del Señor.
Ant. Invocaré al Señor de mi alegría, y me librará de la muerte y del mal.
Ant. 3. Ensalzaré con cánticos el nombre del Señor, celebraré con gozo su gloria.
Salmo 145
Alaba, alma mía, al Señor:
alabaré al Señor mientras viva, tañeré para mi Dios mientras exista.
No confiéis en los príncipes,
seres de polvo que no pueden salvar; exhalan el espíritu y vuelven al polvo, ese día perecen
sus planes.
Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob, el que espera en el Señor, su Dios, que hizo el cielo
y la tierra, el mar y cuanto hay en él;
que mantiene su fidelidad perpetuamente, que hace justicia a los oprimidos, que da pan a los
hambrientos.
El Señor liberta a los cautivos, el Señor abre los ojos al ciego, el Señor endereza a los que ya
se doblan, el Señor ama a los justos.
El Señor guarda a los peregrinos, sustenta al huérfano y a la viuda
y trastorna el camino de los malvados.
El Señor reina eternamente, tu Dios, Sión, de edad en edad.
Ant. Ensalzaré con cánticos el nombre del Señor, celebraré con gozo su gloria.
LECTURA BREVE Sab 2,23-24; 3,1.5-6.9
Dios creó al hombre para la inmortalidad y lo hizo imagen de su propio ser; pero la muerte
entró en el mundo por la envidia del diablo y los de su partido pasarán por ella. La vida de los
justos está en manos de Dios y no los tocará el tormento. Sufrieron pequeños castigos,
recibirán grandes favores, porque Dios los puso a prueba y los encontró dignos de él; los
probó como oro en crisol, los recibió como sacrificio de holocausto. Los que confían en él
comprenderán la verdad, los fieles a su amor seguirán a su lado; porque gracia y amor son
para sus elegidos.
RESPONSORIO BREVE
R. Te ensalzaré, Señor, * Porque me has librado. Te ensalzaré.
V. Cambiaste mi luto en danza. * Porque me has librado. Gloria al Padre. Te ensalzaré.
Benedictus, ant. Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque haya muerto,
vivirá; y el que está vivo y cree en mí no morirá para siempre.
O bien:
Somos ciudadanos del cielo, de donde aguardamos un Salvador: Jesucristo el Señor.
PRECES
Dios Padre, que resucitó de entre los muertos a Jesús, devolverá también la vida a nuestros
cuerpos mortales por medio de su Espíritu. Animados por esta esperanza, digamos:
Señor de la muerte y de la vida, escúchanos.
Padre, que por el bautismo nos sepultaste en la muerte de tu Hijo y nos hiciste partícipes de
su resurrección,
— haz que, muertos al pecado, caminemos siempre en novedad de vida.
Padre, llevamos siempre en nuestro cuerpo la muerte de Jesucristo, tu Hijo,
— haz que su vida se transluzca en nuestra carne mortal.
Padre, en la resurrección de Jesucristo tu fidelidad quedó proclamada para siempre,
— danos el gozo de la esperanza, a pesar del misterio de la muerte.
Padre, no nos hundimos en el desaliento aunque nuestro cuerpo se desmorone poco a poco,