12 de junio
Beato FRANCISCO KĘSY
y compañeros, mártires
Memoria libre
Los jóvenes mártires son: Czeslaw Jóżwiak, nacido en Lazyna (Po- lonia) en 1919; Edward Kazmierski, nacido en Poznań (Polonia) en 1919; Francisco Kęsy, nacido en Berlín (Alemania) en 1920; Edward Klinik, nacido en Bochum (Alemania) en 1919; y Jarogniew Wojciechowski, na- cido en Poznań (Polonia) en 1922. Presentan rasgos comunes. Los cinco eran oratorianos, implicados en la animación de los compañeros, cons- cientemente implicados en el propio crecimiento humano y cristiano, unidos entre sí por intereses y proyectos personales y sociales. Fueron fi- chados casi al mismo tiempo, en 1940, por la Gestapo y apresados.
Tuvieron juntos el mismo proceso carcelario y sufrieron el marti- rio el mismo día 24 de agosto de 1942 en Dresde, y del mismo modo (a golpes de hacha). La amistad oratoriana quedó viva hasta el último momento. De cada uno de ellos se puede decir: «Formaba parte de los animadores del Oratorio y estaba estrechamente unido por vínculos de amistad y de aspiraciones a altos ideales cristianos con los otros cuatro». Unidos en la prisión y en la muerte, cada uno de ellos tiene, sin embargo, una biografía peculiar que se cruza con la de los otros por pertenecer a un obra salesiana. Los cinco jóvenes procedían de familias cristianas. Sobre esa base, además, la vida y el programa del Oratorio estimularon la generosidad hacia el Señor, la madurez humana, la ora- ción y el compromiso apostólico. Abiertos a la vida y, sin embargo, preparados siempre para entrar en la Vida Eterna.
Es de uno de ellos esta declaración paradójica escrita una hora antes de la muerte: «Qué felicidad es esta: irse de este mundo unidos a Cristo»; y otro: «¿Cómo puedo no gozar al ir hacia el Señor y Su Madre Santísima alimentado con el Cuerpo de Cristo?».
El 13 de junio de 1999 fueron beatificados por Juan Pablo II en
Varsovia con otros 108 mártires polacos.
Del común de mártires: pág. 429. Los salmos. de la feria corres- pondiente.
Segunda lectura
Oficio de lectura
De las «Cartas» escritas por los cinco jóvenes a sus fami- lias, poco antes de la ejecución de la pena de muerte
(Positio super martyrio, vol. III-2, Summarium, págs. 1707. 1728-1729.
1747. 1768. 1789)
Con fe intrépida voy tranquilo a la eternidad
Ha llegado el momento de deciros adiós, y precisa- mente hoy, 24 de agosto, en el día de María Auxiliadora.
¡Qué alegría siento porque me voy de este mundo; y así deberían morir todos! Me he confesado hace poco y den- tro de poco me fortaleceré con el Santísimo Sacramento. Dios bueno me toma consigo. No me quejo por partir de este mundo siendo tan joven. Ahora me encuentro en estado de gracia, fiel a las promesas hechas a Dios. Queri- dos padres y hermanos, una vez más, de corazón, os pido excusas por todo el mal. Perdonadme. Voy al cielo. ¡Hasta vernos allí! En los cielos rezaré por vosotros. Precisamente ahora he recibido el Santísimo Sacramento. Rezad de vez en cuando por mí. ¡Quedad con el Señor! Me voy ya, perdonadme por todo (beato Francisco Kęsy).
Mis queridísimos padres, precisamente hoy, 24 de agosto, en el día de María Auxiliadora, he recibido vues- tras cartas. Me toca dejar este mundo. Os digo, queri- dísimos, que me voy al más allá con alegría, más de la que tendría con una posible liberación. Sé que la Virgen Auxiliadora de los cristianos, a la que he honrado toda mi vida, me procurará el perdón de Jesús. Hace un momento me he confesado y dentro de poco recibiré la comunión en el corazón. El sacerdote me bendecirá durante la eje- cución. Tenemos esta gran alegría de estar juntos antes de la muerte, los cinco estamos en la misma celda. Son las 19.45. A las 20.30 me voy de este mundo. Os ruego, no lloréis, no desesperéis. No os preocupéis. Dios lo ha querido así. De modo especial me dirijo a ti, mamaíta
queridísima, para que ofrezcas tu dolor a la Virgen Dolo- rosa. Ella hará que se cure tu corazón dolorido. Os pido de corazón que me perdonéis si a alguno le he dado algún disgusto. Yo rezaré por vosotros y pediré la bendición de Dios para que podamos una vez encontrarnos todos jun- tos en los cielos. ¡Hasta vernos en el cielo! (beato Czeslaw Jóżwiak).
Son extraños los decretos de Dios, pero nosotros de- bemos resignarnos con ellos, porque esto sirve para el bien de nuestra alma. Queridos míos, es inescrutable la volun- tad de Jesús que me toma de este modo en mi juventud. Pero qué feliz será para mí el momento en que deba dejar esta tierra. ¿Cómo no puedo alegrarme cuando voy junto al Señor y la Mamá santísima alimentado con el Cuerpo de Cristo? Hasta el último momento María ha sido siem- pre para mí la Madre. Y ahora tú, mamaíta, cuando no me tengas ya sobre la tierra, toma a Jesús. «Madre, este es tu hijo» […]. Hasta vernos en el cielo con la Virgen, con Jesús y con san Juan Bosco. Yo he entendido exactamente mi vida; he comprendido mi vocación y me alegro de que en los cielos nos encontraremos (beato Edward Klinik).
He recibido vuestra última carta con los saludos. Os la agradezco. Me ha alegrado leer que estáis tranquilos y resignados a la voluntad de Dios. Agradeced al clemen- tísimo Salvador, porque no nos lleva de este mundo sin preparación, sino después del período de penitencia y pro- vistos con el Cuerpo de Cristo el día de María Auxiliadora. Agradeced a Dios su infinita misericordia. Me ha dado la paz. Resignado con su santísima voluntad me voy de este mundo. Él es tan bueno que nos perdonará. Te doy gracias, mamaíta, por la bendición. Dios ha pedido de ti este sacri- ficio. Ofrécelo por mi alma pecaminosa. Perdonadme de corazón por todas mis faltas. Pido tu perdón. Pido el per- dón de todos aquellos a los que he ofendido y a los que he dado disgustos. Rezad por mí. ¡Hasta vernos en los cielos! […] Que el buen Dios tenga cuidado de todos vosotros por
intercesión de la Madre santísima, de san José, de san Juan
Bosco. ¡Quedad con el Señor! (beato Edward Kazmierski).
De todo corazón os doy gracias a todos los que no me han olvidado en la vida. He conocido y he visto exactamen- te la vida de mamaíta, de papá, la tuya y la mía. Y por eso estoy seguro de que te alegrarás conmigo en vez de deses- perarte. He conseguido una extraordinaria gracia de Dios y me voy después de haber entendido mi pasado; lo hago sin la más mínima queja. He conocido el mundo, la vida y a los hombres y por eso ahora, queridísima Lidús, estate se- gura de que tú no te quedas sola en este mundo. Mamá y yo estamos siempre cerca de ti. Te pido una cosa: confía tus sentimientos a Jesús y a María en todo momento de tu vida porque solo en ellos encontrarás consuelo […]. Piensa en la felicidad verdadera. Me voy unido con Jesucristo por la santa Comunión. En esta última comunión pienso en ti y la ofrezco por ti y por mí, con la esperanza de que toda nuestra familia, sin excepciones, será muy feliz allá arriba. Te ruego, pide a nuestro padre el perdón por todo lo que he hecho mal y asegúrale que le he querido siempre […]. To- dos rezad por mí, y yo os corresponderé allá arriba. ¡Jesús, María, José! (beato Jarogniew Wojciechowski).
Responsorio
Mientras combatimos por la fe, Dios nos mira, Cristo y sus ángeles nos asisten, * es honor y alegría para nosotros luchar bajo la mirada de Dios, recibir el premio de Cristo juez. (T.P. Aleluya.)
Unamos las fuerzas, preparémonos para la lucha con espíritu puro, con fe y valor, con entrega total.
Es honor.
La oración, como en Laudes.
Laudes
Lectura breve 2Cor 1,3-5
¡Bendito, sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucris- to, Padre compasivo y Dios de todo consuelo!, que nos consuela en cualquier tribulación, para que nosotros, en virtud del consuelo, que recibimos de Dios, podamos consolar a los que pasan cualquier tribulación. Pues como abundan nuestros sufrimientos por Jesucristo, así por Je- sucristo abunda nuestro consuelo.
Responsorio breve
Tiempo pascual:
Los santos mártires viven eternamente. * Aleluya. Aleluya. Los santos.
Reciben de Dios su recompensa. * Aleluya. Alelu- ya. Gloria al Padre. Los santos mártires.
Fuera del tiempo pascual:
Los santos mártires * Viven eternamente. Los santos. Reciben de Dios su recompensa. * Viven eterna-
mente. Gloria al Padre. Los santos mártires.
Benedictus, ant. Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, pues de ellos es el reino de los cielos. (T.P. Aleluya.)
Preces
Unidos a los beatos mártires Francisco Kęsy y compañe- ros, que dieron su vida por amor a Cristo, celebremos e invoquemos a nuestro Salvador:
Nos has redimido, Señor, con tu sangre.
Por tus mártires, que abrazaron la muerte como testimo- nio de la fe,
— danos una fe pura y coherente en las pruebas de la vida.
En los beatos mártires Francisco Kęsy y compañeros, formados en el Oratorio salesiano, nos has dado un modelo de jóvenes valientes y dispuestos al sacrificio:
— concede a todos los jóvenes la valentía y la perseveran- cia para vivir los auténticos valores del Evangelio en la entrega de sí mismos.
Cristo, que das a tus mártires la fuerza de seguirte en el camino de la cruz,
— haz que afrontemos los sufrimientos y las cruces en nuestra vida uniéndonos a tu pasión redentora.
Señor, los jóvenes Francisco Kęsy y compañeros afronta- ron el martirio robustecidos por la Eucaristía y mi- rando a María al pie de la cruz:
— haz que también nosotros, siguiendo las enseñanzas de Don Bosco, estemos sostenidos por el amor a ti, presente en el Sacramento, y a tu Madre Dolorosa.
Padre nuestro.
Oración
Oh Dios, que has concedido a los beatos Francisco Kęsy y compañeros mártires la gracia de la santidad en el tiempo de su juventud, renueva los prodigios de tu Espí- ritu para que también nosotros afrontemos, por tu amor, toda adversidad, y caminemos con entusiasmo hacia ti, que eres la verdadera vida. Por nuestro Señor.
Vísperas
Lectura breve 1Pe 4,13-14
Alegraos, más bien, de compartir los sufrimientos de Cristo, y así, cuando se revele su gloria, vuestro gozo es- tará colmado. Si os insultan, por ser cristianos, dichosos vosotros, porque el Espíritu de Dios y su gloria reposan en vosotros.
Responsorio breve
Tiempo pascual:
Alegraos justos, y gozad con el Señor. * Aleluya. Aleluya. Alegraos justos.
Aclamadlo los de corazón sincero. * Aleluya. Ale- luya. Gloria al Padre. Alegraos justos.
Fuera del tiempo pascual:
Alegraos justos, * Y gozad con el Señor. Alegraos
justos.
Aclamadlo los de corazón sincero. * Y gozad con
el Señor. Gloria al Padre. Alegraos justos.
Magníficat, ant. Se alegran en el cielo los santos que siguieron las huellas de Cristo, y porque le amaron has- ta derramar su sangre, reinan con el Señor eternamente. (T.P. Aleluya.)
Preces
A la misma hora en que el Rey de los mártires ofreció su vida, en la Última Cena, y la entregó en la cruz, dé- mosle gracias diciendo:
Te alabamos y te adoramos, Señor.
Te alabamos y te adoramos, Cristo, causa y modelo de todo martirio, porque nos has amado hasta el fin,
— haz que vivamos en fidelidad a nuestra vocación cris- tiana, correspondiendo a tu amor con la entrega de nosotros mismos.
Los mártires, con la efusión de su sangre, se convirtieron en imitadores de la pasión de Cristo,
— haznos, por su intercesión, solidarios con tu pasión, que se prolonga en los oprimidos, en los marginados y en todos los que sufren.
Los jóvenes mártires Francisco Kęsy y compañeros tes- timoniaron lo que habían vivido diariamente en la escuela del Oratorio,
— haz que los educadores transmitan a los jóvenes los valores de la fe con la palabra y el ejemplo.
Los jóvenes mártires expresaron su alegría por ir al en- cuentro con Cristo y su Madre alimentados con el Cuerpo de Cristo,
— haz, Señor, que en las pruebas y dificultades de la vida seamos fortalecidos con la Eucaristía y la presencia materna de María.
Te confiamos, Señor, a nuestros hermanos, que dejaron este mundo,
— admítelos a gozar de tu reino de luz y de paz, en com- pañía de los santos.
Padre nuestro.
La oración, como en Laudes.