Usemos los dones diversos que poseemos según la gracia que nos han concedido: por
ejemplo, la profecía regulada por la fe, el servicio, para administrar; la enseñanza para
enseñar; el que exhorta, exhortando; el que reparte, con generosidad; el que preside, con
diligencia; el que alivia, de buen humor.
El amor sea sin fingir: detestando el mal y adheridos al bien. El amor fraterno sea
afectuoso, estimando en más
a los otros. Servid al Señor con celo incansable y fervor de espíritu. Alegraos con la
esperanza, sed pacientes en el sufrimiento, perseverantes en la oración; solidarios de
los consagrados en sus necesidades, practicando la hospitalidad.
Bendecid a los que os persiguen, bendecid y no maldigáis. Con los alegres,
alegraos, con los que lloran, llorad. Vivid en mutua concordia. No aspiréis a grandes
pretensiones, sino poneos al nivel de la gente humilde.
RESPONSORIOFIp 2,2.3-4; 1Tes 5,15
R. Hacedme feliz del todo y andad de acuerdo, teniendo un amor recíproco y un
interés unánime por la unidad. En vez de obrar por egoísmo o presunción, cada cual
considere humildemente que los otros son superiores. * Y nadie mire únicamente por
lo suyo, sino también cada uno por lo de los demás. (T.P. Aleluya.)
Y. Esmeraos siempre en haceros el bien unos a otros y a todos. * Y nadie mire.
SEGUNDA LECTURA
De las cartas de santa María Dominica Mazzarello, virgen
(Ed. M. E. Posada, Roma 1980; Cartas 20. 23. 39. 20;)
Revestíos de la caridad de Jesucristo, el Señor
Queridas hermanas: Amaos unas a otras; es importante. ¡Qué alegría siento dentro
de mí cuando recibo noticias de las casas y veo que [las hermanas] tienen caridad,
obedecen de buena gana y son fieles a las santas Reglas!... Entonces mi corazón
vierte lágrimas de consuelo e implora sin cesar bendiciones para todas, a fin de que
podáis realmente vestiros con el espíritu de nuestro buen Jesús y, por tanto, haceros
mucho bien entre vosotras y al querido prójimo, tan necesitado de ayuda. Ahora bien,
¿cómo era el espíritu
del Señor?... Un espíritu humilde, paciente, lleno de caridad: la caridad propia de
Jesús, que nunca lo saciaba de sufrir por nosotros, y quiso sufrir ¿hasta cuándo?...
Ánimo, pues; imitemos a nuestro amadísimo Jesús en todo, pero especialmente en la
humildad y en la caridad.
Sí, queridas hijas en Jesús, ánimo; Jesús os ama de verdad. Es cierto que a
veces tenéis que aguantar dolores y penas; pero el Señor quiere que en este mundo
llevemos un poco de cruz. Fue el primero en darnos el buen ejemplo de sufrir.
Sigámosle, pues, siendo fuertes para sufrir con resignación. Tened la seguridad de
que las que más reciben de Jesús para sufrir, son las que están más cerca de él.
Pero es necesario que hagamos todo con pureza de intención, solo para agradarle a
él.
Ánimo, queridísimas hijas en Jesús. Pensemos siempre que todo pasa; nada, por
tanto, nos turbe, pues todo nos sirve para ganar la verdadera felicidad. Estad
alegres... Y, siempre alegres, no os ofendáis nunca; al contrario, apenas veáis que
alguna necesita consuelo, procurádselo sin tardanza; consolaos y ayudaos
mutuamente. Tened mucha caridad unas con otras, amaos unas a otras. Conservad lo