hasta ahora.
Es posible que alguna frase dé la impresión de que busco mi propia gloria y honor. No se
trata de eso, sino del interés que tengo por describir las cosas tal como han ocurrido
realmente y cómo siguen en la actualidad.
Cuando empecé a trabajar en esta parcela del sagrado ministerio, decidí consagrar todas mis
energías a la mayor gloria de Dios y al bien de las almas; propuse dedicarme a formar
buenos ciudadanos en esta tierra, a fin de que fueran dignos ciudadanos del cielo. Que Dios
me ayude a continuar en este propósito hasta el último aliento de mi vida.
RESPONSORIO
Col 3,17; 1Cor 16,14
R. Y cualquier actividad vuestra, de palabra o de obra, hacedla en honor del Señor Jesús. *
Dando gracias a Dios Padre por medio de él.
Y. Os ruego, sin embargo, hermanos, por el mismo Señor nuestro Jesús, que os pongáis de
acuerdo y no haya bandos entre vosotros. * Dando gracias.
O bien:
SEGUNDA LECTURA
De la carta «luvenum patris» de Juan Pablo II, papa
(AAS 80 [1988] 969-987)
San Juan Bosco, padre y maestro de la juventud
San Juan Bosco se daba cuenta de que había recibido una vocación especial y de que, en el
cumplimiento de su misión, estaba asistido y como guiado directamente por el Señor y por la
intervención materna de la Virgen María. Su respuesta fue tal, que la Iglesia lo ha propuesto
oficialmente a los fieles como modelo de santidad.
Su talla de santo lo pone, con originalidad, entre los grandes fundadores de institutos
religiosos en la Iglesia. Brilla por muchos aspectos: inicia una verdadera escuela de nueva y
atrayente espiritualidad apostólica; promueve una devoción especial a María, Auxiliadora de
los Cristianos y Madre de la Iglesia; da testimonio de un leal y valiente sentido eclesial,
demostrado en delicadas mediaciones en las entonces difíciles relaciones de la Iglesia con el
Estado; es apóstol realista y práctico, abierto a las aportaciones de los nuevos
descubrimientos; es organizador celoso de misiones, con sensibilidad verdaderamente
católica; es, de modo conspicuo, ejemplo de amor de predilección a los jóvenes,
particularmente a los más necesitados, para bien de la Iglesia y de la sociedad; es maestro
de una eficaz y genial praxis pedagógica, legada cual preciado don que hay que custodiar y
desarrollar... Precisamente tal intercambio entre educación y santidad es un aspecto
característico de su figura: es educador santo, se inspira en un modelo santo —Francisco de
Sales—, es discípulo de un maestro espiritual santo —José Cafasso— y entre sus jóvenes
sabe hacer santo a uno de sus alumnos: Domingo Savio.
De san Juan Bosco, fundador de una gran familia espiritual, puede decirse que el rasgo
peculiar de su creatividad se vincula a la forma de educar que llamó Sistema Preventivo, que,
en cierto modo, representa la síntesis de su sabiduría pedagógica, constituye el mensaje
profético que legó a los suyos y a toda la Iglesia y ha merecido la atención y el
reconocimiento de numerosos educadores y estudiosos de pedagogía.
La sustancia de su enseñanza permanece, y la peculiaridad de su espíritu, intuiciones, estilo
y carisma no pierden valor, pues se inspiran en la pedagogía transcendente de Dios.
En la Iglesia y en el mundo, la visión de una educación integral y completa, según aparece
encarnada en Juan Bosco, es una pedagogía realista de la santidad. Hay que recuperar el
verdadero concepto de santidad en cuanto elemento de la vida de todo creyente. La
originalidad y audacia de la propuesta de una santidad juvenil es intrínseca al arte educativo
de este gran santo, que con razón puede definirse como maestro de espiritualidad juvenil. Su
secreto personal estuvo en no defraudar las aspiraciones profundas de los jóvenes —
necesidad de vida, de amor, de expansión, de alegría, de libertad, de futuro— y,
simultáneamente, en llevarlos gradualmente y con realismo a comprobar que solo en la vida
de gracia, es decir, en la amistad con Cristo, se alcanzan en plenitud los ideales más
auténticos.
RESPONSORIOFlp 3,17; 4,9; 1Cor 1,10; 10,31
R. Y lo que aprendisteis, y recibisteis, y oísteis, y visteis de mi o en mí, eso llevadlo a la