EVANGELIO
Te doy gracias, Padre, porque has revelado estas cosas a la gente sencilla.
¶ El que es sencillo está biqn. dispuesto para acoger la revelación de Dios, y
así quedó capacitado para hacer de su propia vida una expresión de amor.
>14 Lectura del santo Evangelio según san Lucas10, 21-28
En aquel tiempo, lleno de la alegría del Espíritu Santo, exclamó Jesús:
—Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has es-
condido estas cosas a los sabios y a los entendidos, y las has revelado
a la gente sencilla. Sí, Padre, porque así te ha parecido bien. Todo me lo
ha entregado mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo, sino el Padre; ni
quién es el Padre, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiere
revelar.
Y, volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte:
—¡Dichosos los ojos que ven lo que vosotros veis! Porque os digo que
muchos profetas y reyes desearon ver lo que veis vosotros y no lo vie-
ron; y oír lo que oís, y no lo oyeron.
Se presentó un letrado y le preguntó a Jesús para ponerlo a prueba: —
Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?
Él le dijo:
—¿Qué está escrito en la Ley?, ¿qué lees en ella? El letrado contestó:
—« Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y
con todas tus fuerzas y con todo tu ser. Y al prójimo como a ti mismo ».
Él le dijo:
—Bien dicho. Haz esto y tendrás vida.
Palabra del Señor.
Cuando se celebra con el grado de solemnidad, la primera lectura, con su
salmo responsorial, es la siguiente:
PRIMERA LECTURA
Dichosos los invitados al banquete de bodas del Cordero.
¶ El paraíso será una fiesta de bodas, un canto de alabanza al amor de Dios
plenamente aceptado y correspondido.
Lectura del libro del Apocalipsis del apóstol san Juan19, 1. 5-9a
Yo, Juan, oí en el cielo como un gran ruido de muchedumbre inmensa
que decía:
—Aleluya.
La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios.
Y salió una voz del trono, que decía:
—Alabad a nuestro Dios, todos sus siervos, y los que le teméis,
pequeños y grandes.
Y oí como el ruido de muchedumbre inmensa y como el ruido de gran-
des aguas y como el fragor de fuertes truenos. Y decían:
—Aleluya.
Porque ha establecido su reinado el Señor,
nuestro Dios todopoderoso.
Con alegría y recogijo démosle gloria,
porque han llegado las bodas del Cordero,
y su Esposa se ha engalanado
y se le ha concedido vestirse de lino deslumbrante
—el lino son las buenas acciones de los santos—.