función de su salvación integral, según el modelo de Cristo Salvador y en la escuela de María Sma.,
Madre y Maestra. Por eso el sustantivo más frecuente, por ejemplo, en su volumen de cartas es
«Dios» y el verbo más repetido, después de «hacer», es «rezar».[12]
En Don Bosco se tiene una espiritualidad activa; él tiende a la acción, a la laboriosidad bajo el
estímulo de la urgencia y de la conciencia de una misión celestial. La elección de la laboriosidad da
al desprendimiento una acepción especial con vistas a la acción apostólica. Si en S. Alfonso el
desprendimiento es sobre todo interior al hombre, en Don Bosco adquiere más sentido en la
laboriosidad: el desprendimiento ayuda a comprometerse en las obras que Dios encarga realizar.
En Don Bosco se descubre el sentido de la relatividad de las cosas y al mismo tiempo de su
necesaria utilización para el fin que le apremia. Él prefiere no apegarse rígidamente a ciertos
esquemas; es por tanto mejor una lectura más práctica, pastoral, espiritual que teológico-
especulativa. En él hay una especificidad original: la salvación debe obtenerse con los métodos del
cariño, de la mansedumbre, alegría, humildad, piedad eucarística y mariana, de la caridad hacia
Dios y los hombres.
La relación entre amor a Dios y amor fraterno es idéntica para el cristiano y para el religioso. Se
trata de vivir una consagración a Dios y a su mayor gloria en una entrega total en realizar el bien
para la propia alma y para las de los demás, come pura oblación sin retener nada para sí, hecha en
comunión con los hermanos, en la caridad de la obediencia y de la solidaridad comunitaria.
Don Bosco, a título de sensibilidad humana y de participación sacerdotal, supo inserirse
realísticamente en la sociedad, dando testimonio de fe, exhortando sin respeto humano,
interviniendo de modo directo, también donde parecía comprometer a los ojos de algunos la
dignidad sacerdotal. Vivió los valores fuertes de su vocación, pero también supo traducirlos en
hechos sociales, en gestos concretos, sin replegarse en lo espiritual, en lo eclesial, en lo litúrgico,
entendido como espacio exento de los problemas del mundo y de la vida.
En Don Bosco el Espíritu se hizo vida. No huyó hacia delante, pero tampoco se quedó atrás. Fuerte
en su vocación, no vivió el día a día como ausencia de horizontes; como nicho protector; como
rechazo de la confrontación abierta con una realidad más amplia y variada; como mundo estrecho
con pocas necesidades que satisfacer; como lugar de repetición casi mecánica de actitudes
tradicionales; como rechazo de las tensiones, del sacrificio exigente, del riesgo, de la renuncia al
éxito inmediato, de la lucha.
Es interesante a propósito de esto una cita de hace 120 años que, si no fuese por algunos términos,
podría suponerse contemporánea. Se trata de un testimonio «exterior» a Don Bosco; nos ofrece la
lectura que otros, tal vez también inspirados por los Salesianos, hacían de su obra. Se trata del Card.
Vicario de Roma, Lucido Maria Parocchi que en 1884 escribía:
«¿Qué es lo específico de la Sociedad Salesiana? Pretendo hablaros de lo que distingue a vuestra
Congregación, lo que forma vuestro carácter; como los Franciscanos se distinguen por la pobreza;
los dominicos por la defensa de la fe; los jesuitas por la cultura. Tiene en sí algo que la acerca a la
de los franciscanos, de los dominicos y de los jesuitas, pero se distingue de ellos por el objeto y las
modalidades… ¿Qué habrá, pues, de especial en la Congregación Salesiana? ¿Cuál será su carácter,
su fisonomía? Si lo he entendido bien, si he captado bien el concepto, su carácter específico, su
fisonomía, su nota esencial, es la caridad vivida según las exigencias del siglo: “nos credidimus
caritati. Deus caritas est”. Este mundo presente solo puede ganarse y llevarse al bien con las obras
de caridad. El mundo ahora no quiere ni conoce más que las cosas materiales; no quiere saber nada
de las cosas espirituales. Ignora las bellezas de la fe, desconoce las grandezas de la religión, repudia
las esperanzas de la vida futura, reniega del mismo Dios. Este siglo de la Caridad comprende solo el