El diálogo, la acogida, la tolerancia, la moderación de los impulsos fundamentalistas forman parte
de la educación religiosa y de la evangelización, junto al claro testimonio, a la entusiasta confesión
y al eficaz anuncio de nuestra fe en el Señor resucitado.
Pero la pluralidad religiosa delinea un escenario distinto del de antes. Es necesario convencerse que
las religiones están, ante todo, para el bien y para la libertad del hombre, y no son ciertamente un
yugo de preceptos (aún cuando éstos tienen su legitimidad), y que con frecuencia, cuando las
religiones se proponen asumir la fe de cada uno y dar a ella una forma socio-cultural, pueden
convertirse en instrumentos de poder y de dominación a través de la imposición de la verdad, del
código de propios preceptos, de la ritualidad obligatoria, de la clasificación de la gente,...
Lo experimentó Jesús con la religión judía. Éste es precisamente el sentido de sus intervenciones
contra las autoridades y el templo; éste es, también, el origen de su revolucionario comportamiento
respecto a los pobres, a las mujeres, a todos aquellos que eran clasificados públicamente como
"pecadores", a las formas exteriores del culto y a los preceptos. La religión, sin profecía, sin
carisma, sin contestación y sin amor se convierte en un peso y un yugo. Somos "catequistas", es
decir profesores de religión: debemos vivir la religión en primer lugar como "fe" comunitaria, y de
esa forma nos convertiremos en especialistas en comunicarla como fuente de sabiduría y de alegría,
de nuevos horizontes y de esperanza. Nos encontramos ante nuevos contextos familiares, en los
cuales entran en juego la convicción, la tolerancia, y la capacidad de encuentro y de diálogo.
El mar abierto puede referirse a cuestiones y a problemas que en los últimos 50 años se ha
convertido en alarmantes, y para los que se ha invocado una cultura. ¿Cuál? Juan Pablo II afirma
que en el origen de una auténtica "cultura del hombre' está la espiritualidad. Se trata casi de un
nuevo programa educativo, del que hoy tiene necesidad la humanidad. Algunos de sus capítulos son
mencionados en la Novo Millennio Ineunte: la educación a la vida, la recuperación del sentido y la
ética del amor; el ambiente y la responsabilidad de cada uno frente a él; el derroche, y la templanza
pedida; la pobreza y la producción de los bienes; la deuda exterior y la justicia internacional; la
solidaridad entre los pueblos a nivel de buena voluntad y de organización institucional; la custodia
enérgica de los derechos de los pobres (niños, mujeres, pobres); la paz como estado y como camino
para la solución de los conflictos; la concientización, la sensibilización, la cooperación para la
solución de las "grandes plagas", como los refugiados, los prófugos, los enfermos de sida,...
Podremos decir entonces que el mar adentro es un conjunto de nuevas realidades y de valores que
todavía no habían iluminado ni vivido suficientemente a la luz de la redención, y que hoy estamos
llamados a asumir como trabajo y testimonio: Cristo es la plenitud y el sentido de lo creado; el
Padre ha hecho de él el corazón del mundo; en el espíritu de la encarnación, en él y por él todo será
dirigido al bien del hombre, cosa que en el momento presente no sucede. Jesús pues debe, también,
redimir y liberar la realidad humana del yugo del pecado.
En resumen, la invitación al mar adentro anima a explorar realidades y valores, y a insertarlos
positivamente en nuestra formación y en nuestra práctica educativa.
Pero no basta con enunciar los nuevos espacios, la nuevas exigencias y los nuevas realidades.
En nuevo milenio se presenta como un cruce entre civilización y fe, lo cual significa un encuentro
entre humanidad y gracia, entre historia humana y encarnación. La razón humana ha crecido y sufre
retos. Basta pensar en los problemas de la verdad, del sentido, de la ética,... Hoy, cuando en la
educación hablamos de espiritualidad, entendemos, sin discontinuidad, la búsqueda del mejor y
posterior sentido para nuestra vida, la experiencia religiosa con sus elementos de creación, sus
contenidos y su camino, la opción de un tipo de existencia. Desde estas perspectivas la