¡La comunicación nace a través de la palabra! Las primeras cosas que un niño aprende a decir, las primeras palabras, son una versión (generalmente corta) de 'Madre' y 'Padre', tal vez simplemente "mamá", "papá". La Palabra es el principio de la comunicación. Según el libro del Génesis, Dios crea al ser humano y a todas las cosas hablando, dando nombre, dando vida... ¡por el poder de la palabra!
Somos intrínsecamente personas de palabra. A través de las palabras desarrollamos una enciclopedia personal para definir quiénes somos, qué hacemos, cómo interpretamos todo lo que existe a nuestro alrededor. A través de las palabras construimos un lenguaje. A través del lenguaje nos comunicamos entre nosotros.
Históricamente, nosotros seres humanos hemos creado palabras y desarrollado un lenguaje a través del cual hemos evolucionado como seres sociales, en todos nuestros entornos culturales.
El mundo digital también tiene que ver con las palabras y los lenguajes. Los códigos son palabras de cierto tipo en la escritura. Bits y bytes son palabras. Todos los sistemas informáticos y el software son lenguajes. Las aplicaciones son idiomas. En el campo de la informática, la información y la realidad virtual, los mensajes cifrados se transforman en lenguaje, los códigos y los algoritmos son lenguajes.
Cuando programamos una computadora, estamos tratando con palabras que, combinadas con números y cifras, se convierten en un códigos de computadora, un lenguaje que nos permite interactuar con la computadora. Las interacciones entre sistemas dentro de Internet son como una enciclopedia. Un ejemplo es la forma en que se concibió Wikipedia, que nos permite interactuar virtualmente entre un lugar y otro a través de las palabras.
Las palabras y los lenguajes humanos, sin embargo, tienen un significado más profundo. No son solo fonología, morfología, sintaxis o una herramienta técnica de comunicación. Tienen que ver con el significado y la profundidad. Las palabras nos revelan, hacen aflorar lo que pensamos y sentimos como seres humanos. El lenguaje es por tanto nuestra expresión de ser, amar y creer. A través del lenguaje aprendemos a desenvolvernos en el mundo social, a tomar decisiones y a ser proactivos en el espacio que ocupamos en este mundo.
La palabra expresa emociones, sentimientos, valores. Es la voz del corazón y del alma humana. El habla y el lenguaje expresan lo que somos.
El lenguaje tiene pues una dimensión oculta, una parte del misterio que somos, que es la vida. Por eso, en el transcurso de nuestra existencia, encontramos nuevas palabras para expresar nuevas experiencias, nuevos descubrimientos, nuevas realidades.
Otro aspecto más y complementario de expresarse a través de las palabras es la relación. La palabra remite a las relaciones humanas. La palabra nos es dada para hablar, para crear, para dialogar y para dar vida a nuestro mundo.
¡Don Bosco era un hombre de palabras! ¡Gestionó el lenguaje para vivir y para educar!
Desde la infancia hasta los últimos momentos antes de su muerte, Don Bosco utilizó palabras para expresar su ser más profundo y sus convicciones. Permítanme hablar sobre el sueño de nueve años desde el punto de vista del poder de la palabra y del lenguaje. Puede ayudarnos a comprender mejor por qué las palabras son la "madre de la comunicación". ¡Juega con palabras! ¡Crea tu propio idioma!
Él dice: "A la edad de nueve años tuve un sueño, que permaneció profundamente grabado en mi mente durante toda mi vida. En mi sueño me parecía que estaba cerca de casa, en un patio muy espacioso, donde se encontraban una multitud de niños, divirtiéndose. Algunos reían, otros jugaban, no pocos blasfemaban. Al escuchar esas malas palabras inmediatamente me lancé en medio de ellos, usando golpes y palabras para silenciarlos”.
Es interesante que describe cómo lo que lo molestó en esta parte del sueño fueron sus "malas palabras". ¡Palabrotas! ¡El poder de las palabras! Palabras que revelan la triste situación que atravesaban estos jóvenes en su vida.
Continúa Don Bosco: “En ese momento apareció un hombre venerable, vestido noblemente… Me llamó por mi nombre y me ordenó estar al frente de aquellos niños”.
El diálogo comienza con términos opuestos:
Trazos - dulzura
Fealdad del pecado - valor de la virtud
Don Bosco se expresa respondiendo que él "no era más que un pobre niño ignorante, que no podía hablarles a estos niños de religión". Don Bosco preguntó: "¿Quién eres tú que me mandas esta cosa imposible?"
La Persona del sueño le dijo: "Precisamente porque tales cosas te parecen imposibles, debes hacerlas posibles con la obediencia y con la adquisición de la ciencia".
Don Bosco hace una pregunta profunda: "¿Dónde, con qué medios?".
El diálogo continúa. Ahora la Persona responde a su pregunta:
"Te daré la maestra, bajo cuya disciplina puedes llegar a ser sabio y sin la cual toda sabiduría se convierte en necedad”.
A través del uso del lenguaje, el diálogo se abre cada vez más... El ser se expresa, surgen preguntas profundas... Hay un deseo de saber quién es el interlocutor. ¡Palabras en busca de la verdad!
"¿Pero quién eres tú que hablas así?", preguntó Juan Bosco.
Y luego dijo: "Yo soy el Hijo de Aquella que tu madre te enseñó a saludar tres veces al día".
El lenguaje es la forma con la que el joven Juan Bosco se defiende, encuentra seguridad, una referencia emocional para resolver un problema.
Don Bosco dice: “Mi madre me dice que no me relacione con los que no conozco, sin su permiso; así que dime tu nombre”.
El lenguaje es dinámico. Las preguntas nos llevan a buscar, a reflexionar, a considerar, a afrontar la verdad de la vida y de la realidad. El lenguaje va de la mano con las creencias y convicciones humanas.
Continúa la narración: “Vi junto a él a una mujer de aspecto majestuoso, vestida con un manto, que resplandecía por todos lados, como si cada punto de él fuera una estrella resplandeciente. Al verme cada vez más confundido en mis preguntas y respuestas, me indicó de acercarme a Ella, Ella amablemente me tomó con bondad de la mano y me dijo '¡Mira!'". Y él lo hizo.
El lenguaje abre caminos a la vida y a la confianza. El lenguaje es como una llave para abrir puertas y nuevos horizontes. "Aparentemente, todos los jóvenes habían huido. Una gran cantidad de niños, perros, osos y otros animales habían tomado su lugar".
El diálogo continúa, siempre con términos opuestos.
Animales salvajes - corderos domesticados
Fuerte - enérgico – humilde
Continúa contando su sueño: “Aquí está tu campo, aquí es donde tienes que trabajar. Hazte humilde, fuerte y robusto: y lo que ves que les pasa a estos animales en este momento, lo tendrás que hacer por mis hijos”. Volví a mirar a mi alrededor y donde antes había visto animales salvajes, aparecían como muchos corderos mansos, que saltando, corrían balando, como para celebrar a aquel hombre y aquella dama”.
El lenguaje es como un océano. Es profundo, a veces muy complejo. En cierto modo misterioso. Toca el corazón, el alma y la mente. A través de palabras como "sí, no, tal vez", el ser humano define su vida, su futuro, su verdadero lugar en este mundo.
Giovanni Bosco expresa sus sentimientos más profundos: "En ese momento, todavía dormido, comencé a llorar, y les pedí que hablara de tal manera que comprendiera, ya que no sabía lo que eso significaba. Entonces ella puso su mano sobre mi cabeza diciéndome: - A su tiempo comprenderás todo.
Dicho esto, un ruido me despertó; y todo desapareció". Después que Ella habló... palabras con fuerte significado y simbolismo. ¡Palabras que expresan el poder del lenguaje, el don de las relaciones!
Las relaciones son el destino de la palabra!!
A través de las relaciones ampliamos nuestra comunicación interpersonal y damos sentido y solidez a nuestras palabras.
Para Don Bosco la palabra "joven" se convierte en un lenguaje que tocó profundamente toda su vida, su corazón y su alma. Se convierte en palabra para vivir, para dar, para comunicar. A través del lenguaje del corazón y del alma, toca la vida de quienes lo conocieron y supieron las grandes cosas que hizo por los jóvenes.
Para él, la palabra se convierte en proyecto de vida porque la palabra que viene de Dios es Palabra que ilumina su vida y le da la perseverancia de dar la vida por lo que ama y por lo que vive: "Le prometí a Dios que habría dado todo hasta mi último aliento por mis pobres muchachos". (Ver C.1).