"El sacerdote y el religioso en el mundo digital: los nuevos medios al servicio de la
Palabra".
Con la carta de la 43° Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales del año 2009 el Papa Benedicto XVI nos había invitado a reflexionar sobre las nuevas tecnologías y las nuevas relaciones productos de la era digital. Allí había sentado tres principios para un adecuado encuentro: el respeto, el diálogo y la amistad, y había confiado a los jóvenes la evangelización de sus coetáneos dentro del continente digital. La carta tiene, desde mi punto de vista, una fuerte valencia salesiana, sea por la temática, como por los destinatarios preferenciales, como por la confianza con que se dirige a ellos y la tarea que les encomienda: ser evangelizadores de sus mismos compañeros dentro de su ambiente “nativo/virtual”.
Con la dinámica suscitada el año pasado ahora el tema de la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales del año 2010 resulta lógico: "El sacerdote y la pastoral en el mundo digital: los nuevos medios al servicio de la Palabra". Así se inserta muy apropiadamente en el camino del Año Sacerdotal, y pone en primer plano la reflexión sobre un ámbito pastoral vasto y delicado como es el de la comunicación y el mundo digital, ofreciendo al sacerdote y al religioso nuevas posibilidades para unirse a la misión de la Iglesia: la evangelización.
Apenas pasado el año de San Pablo y poniendo como ejemplo su persona y su “parresía” evangelizadora el Papa Benedicto se basa en sendos textos de las cartas a los Romanos y a los Corintios, para dejar claro por qué motivos hay que ingresar sin retardo a la nueva cultura y a su teconología: “Dice la Escritura: 'Nadie que cree en Él quedará defraudado'... Pues "todo el que invoca el nombre del Señor se salvará". Ahora bien, ¿cómo van a invocarlo si no creen en Él? ¿Cómo van a creer si no oyen hablar de Él? ¿Y cómo van a oír sin alguien que les predique? ¿Y cómo van a predicar si no los envían?" (Rm 10,11.13-15). Y continúa: “¡Ay de mí si no anuncio el Evangelio!" (1 Co 9,16). Por esto la presencia del sacerdote y del religioso en este universo no es cuestión de gusto ni de capacidad, es cuestión de misión eclesial: “Jesús les dijo: vayan por todo el mundo y prediquen el evangelio a toda criatura” (Mc 16, 15). Es por demás claro que ha comenzado a nacer un nuevo mundo digital que no sabemos con certeza a dónde irá a parar ni a dónde nos irá a llevar. Conscientes o no de ello, estamos dentro. Lo cierto es que igual que el mundo pasado, también es un mundo por evangelizar, y en él hay nuevas criaturas, otros nativos que como los del pasado, son hijos de Dios con vocación de salvación.
Todo lo anterior pone en cuestión o en revisión el tipo de formación que se ofrece en seminarios. El mismo Papa afirma: “Para ello, ha de unir el uso oportuno y competente de tales medios - adquirido también en el período de formación - con una sólida preparación teológica y una honda espiritualidad sacerdotal, alimentada por su constante diálogo con el Señor. En el contacto con el mundo digital, el presbítero debe trasparentar, más que la mano de un simple usuario de los medios, su corazón de consagrado que da alma no sólo al compromiso pastoral que le es propio, sino al continuo flujo comunicativo de la "red".
De modo específico para nosotros salesianos el Rector Mayor injertó la strenna para el año 2010 dentro de esa misma dinámica poniendo de relieve sea el anhelo de los destinatarios, el modelo de sacerdote salesiano y nuestra misión: "Señor, queremos ver a Jesús". A imitación de don Rua, como discípulos auténticos y apóstoles apasionados llevemos el Evangelio a los jóvenes”. Hoy el evangelio no puede llegar a los jóvenes si no es en su mundo, en su lenguaje, con sus tecnologías. Por tanto tenemos fuertes motivaciones que vienen a enceder la pasión del salesiano evangelizador – educador – comunicador. El centro es por demás claro: Jesús y los jóvenes que anhelan encontrarlo. Nadie tiene derecho a encerrar a Jesús en el sepulcro del pasado cuando Él está vivo, presente, resucitado en cada momento de la historia. La nueva cultura se ha de ver con los ojos de la esperanza, como oportunidad y como regalo, no con los miedos y las sospechas que paralizan y retardan el encuentro con el evangelio, con Cristo y con su salvación a tantos millones de jóvenes del continente digital. Imitar a Don Rúa es personificar a Don Bosco en el hoy: en este universo digital, con estos jóvenes, hablando sus propios lenguajes y utilizando sus propios medios y mediaciones.
Concluyo mi breve comentario afirmando que para ser evangelizadores hemos primero de ser evangelizados por el Espíritu y por la Iglesia, para ser educadores hemos de ser personas preparadas y dispuestas a dar la vida, para ser comunicadores del amor de Dios a los jóvenes más pobres hemos de ser humildes y sentirnos necesitados de Dios y de ellos, de lo contrario no personificaremos a Don Bosco como lo hicera Don Rúa.
En esta era digital, y de acuerdo al artículo 3° de las Constituciones, se requiere de una sólida formación integral que unifique la profunda y contínua experiencia de Dios (porque hemos de ser creyentes y creíbles, llamados y enviados), de comunidad (porque no es puro interés individual), de consejos evangélicos (porque hemos de ser libres de todo y de todos para darnos plenamente al evangelio y a los destinatarios) y una grande pasión por la salvación de los jóvenes (somos testigos de Cristo y no sólo promotores sociales), además de una visión positiva del mundo y de la cultura donde Dios nos siembra para ser portadores de esperanza.
Estoy seguro que la Virgen María, primera discípula y evangelizadora de la Iglesia, será nuestra maestra para aprender a comunicar el evangelio de Cristo como amor de Dios a los jóvenes en la era digital.
Fraternamente en la fiesta de la conversión de San Pablo:
P. Filiberto González Plasencia sdb
Consejero General para la CS