CONCLUSION
Corro por el camino de tus mandatos, porque me has ensanchado el corazón (Salmo 118,32).
El derecho propio de nuestra Sociedad
19l. La vida y la acción de las comunidades y los hermanos se rigen por el derecho universal de la Iglesia y por el derecho propio de nuestra Sociedad.
Este último está formulado en las Constituciones - que son nuestro código fundamental -, en los Reglamentos generales, en las decisiones del Capítulo General, en los directorios generales e inspectoriales y en otras determinaciones de las autoridades competentes.
Sentido e interpretación de las Constituciones
192. Las presentes Constituciones contienen las riquezas espirituales de la tradición de los Salesianos de Don Bosco y definen el proyecto apostólico de nuestra Sociedad.
La Iglesia, al aprobarlas, garantiza la autenticidad evangélica del camino trazado por el Fundador, y reconoce en él un bien especial para todo el Pueblo de Dios1.
Unicamente la Sede Apostólica es su intérprete auténtico; sin embargo, para la dirección práctica de la Sociedad y el bien de los hermanos, las puede interpretar, además del Capítulo General, el Rector Mayor con su Consejo.
Obligatoriedad de las Constituciones
193. Las Constituciones obligan a todo socio en virtud de los compromisos contraídos libremente, ante la Iglesia, por la profesión religiosa.
Los superiores mayores, quedando en pie cuanto dispone el derecho universal2, pueden dispensar temporalmente de determinados artículos disciplinares.
Separación de la Sociedad
194. Si un socio cree, en conciencia, que debe retirarse de la Sociedad, lo hará en la presencia de Dios y después de aconsejarse con personas prudentes, confortado por la comprensión y caridad de los hermanos.
Sin embargo, sólo puede dejar la Sociedad al concluir el tiempo de la profesión temporal o al no ser admitido a la siguiente, o bien si es legítimamente desligado de los votos y obligaciones contraídas en la misma profesión, por ingreso en otro instituto, por dispensa o por dimisión, a tenor del derecho universal3. (R 54)
Fidelidad y perseverancia
195. La fidelidad al compromiso adquirido en la profesión religiosa es una respuesta, constantemente renovada, a la especial alianza que el Señor ha sellado con nosotros.
Nuestra perseverancia se apoya totalmente en la fidelidad de Dios, que nos ha amado primero, y se alimenta con la gracia de su consagración. L-a sostiene también nuestro amor a los jóvenes, a quienes somos enviados, y se expresa en la gratitud al Señor por los dones que nos ofrece la vida salesiana.
Un camino que conduce al Amor
196. Nuestra regla viviente es Jesucristo, el Salvador anunciado en el Evangelio, que hoy vive en la Iglesia y en el mundo, y a quien nosotros descubrimos presente en Don Bosco, que entregó su vida a los jóvenes.
Como respuesta a la predilección del Señor Jesús, que nos ha llamado por nuestro propio nombre, y guiados por María, acogemos las Constituciones como testamento de Don Bosco, libro de vida para nosotros y prenda de esperanza para los pequeños y los pobres.
Las meditamos en la fe, y nos comprometemos a practicarlas: son para nosotros, discípulos del Señor, un camino que conduce al Amor.
1 RD 14; PC 1
2 CIC can. 85-87; 90; 92; 93; 1245.
3 CIC can. 685; 688,2; 689; 691-704.