CD A Y ahora,Sanar,no eres mas qua un amasijode sufrimientos
arrebujados corno un ovillo. Tu respiracion es signo de devas-
tacion y ruina; no existe parte ilesa en tu estructura corporea.
Y tu sigues diciendo: «Padre, perdonales porque no saben lo
qua hacen». Quienes te escarnecen no saben qua desde tu in-
movilidad les buscas hasta lo mas hondo de su miseria y su
pecado, hasta el fondo de sus desprecios, hasta la oscuridad
de su indiferencia.
La noche viene a escuchar las profundas palabras del salmo:
«Dios mio, iPor qué me has abandonado?». Era necesario qua
pronunciaras estas estremecedoras palabras para qua nadie
negase tu experiencia de angustia, angustia del Dios encar-
nado, para qua, alcanzado el culmen de tu sacrificio, asta es-
pecie de eclipse de divinidad te hiciera aparecer mas seme-
jante a nosotros. Mueres tu sobre la cruz para vanGar por
siempre la soledad de nuestra propia muerte.
00 A «Desde el mediodia hasta la media tarde, vinieron tinieblas so-
bre loda aquella region» (Mc 15,33).
«Junto a la cruz de Jesus estaban su madre, la hermana de su
madre, Maria la de Cleofas, y Maria la Magdalena. Jesus, al
ver a su madre y cerca al discfpulo qua tanto querfa, dijo a su
madre: "Mujer, ahi tienes a tu hijo". Luego, dijo al discfpulo: "Ahi
tienes a tu madre". Y, desde aquella hora, el discfpulo la reci-
bio en su casa. Después de asta, sabiendo Jesus qua lodo
habia lIegado a su término, para qua se cumpliera la Escritura
dijo: "Tengo sed". Habia alli un jarro lIeno de vinagre. Y, suje-
landa una esponja empapada en vinagre a una cana de hi-
sopo, se la acercaron a la boca. Jesus, cuando tomo el vina-
gre dijo: "Esta cumplido". E, inclinando la cabeza, entrego el
espiritu» (Jn 19,25-30).
(Breve momento de silencio.)
0 A Un grito de doler y el silencio de la muerte. También nosotros
hemos gritado: «jCrucificale, crucificale!». Y solo ahora, trenta
al tempio destruido, comprendemos los duros efectos de cada
pecado nuestro.
0 A Senor,danostu fuerza.
T R. Sanar,danos tu fuerza.
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A Cuando la obediencia contrasta con nuestra inclinacion a la in-
dependencia y al egoismo y puede exigir pruebas dificiles: R.
Cuando no comprendemos la voluntad del Padre y, en la hora
del sufrimiento, nos encontramos solos lIevando la cruz: R.
Cuando el misterio de la muerte envuelva
nuestra existencia: R.
00p
@
T
Cristo ha entregado su vida por nosotros.
Ofrezcamosla también nosotros,
en lavar de nuestros hermanos.
P Oremos...
Dios y Padre nuestro, tu te has revelado en Jesus
corno Amor qua se entrega hasta dar la vida:
qua permanezcamos en el amar
(J
para qua tu permanezcas en nosotros y nosotros en ti.
ç;
Por Jesucristo, nuestro Sanar.
T Amén.
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5
(O bien:)
P Oremos...
Dios omnipotente y misericordioso,
qua nos has redimido con la pasion y muerte de tu Hijo,
conserva en nosotros la obra de tu misericordia,
y, por la participacion en aste misterio,
permanezcamos en continua accion de gracias.
Por Jesucristo, nuestro Sanar.
T Amén.
13."Estacion
Jesuses bajadode la cruz
P Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.
T Porque con tu cruz redimiste al mundo.
0) A Todo asta cumplido.
Tu mirada, Sanar, qua ha bautizado la tierra; tu mirada qua
eterniza y reviste de luz nueva los seres y las pequenas cosas
de la vida; tu mirada perdio su puesto entra nosotros.
Todo asta cumplido.
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