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Visión de las misiones salesianas: 1923-1967
de partida en una región y un punto de apoyo para lanzar otras acti-
vidades31.
Aunque, según JM, los misioneros suelen ser invitados a los
diferentes centros para iniciar una escuela, no se limitan a esperar a
estas invitaciones. Es la necesidad de instruir a las personas en la fe
cristiana y civilizarlas lo que motiva a los misioneros a ser pioneros
en la educación en varios países32. Según un breve artículo de sep-
tiembre de 1944, es la preocupación de los misioneros por la for-
mación cristiana de las nuevas generaciones lo que les mueve a fun-
dar las escuelas. El artículo observa:
La primera preocupación de todos los misioneros en todo el mundo
es abrir escuelas cristianas, porque si a los adultos la caridad les atrae
a la fe cristiana e introduce a los catecúmenos en la práctica de la vida
cristiana, es la escuela la que forma a las nuevas generaciones33.
El artículo continúa diciendo que a menudo las primeras cons-
trucciones en un centro de misión son las escuelas, incluso antes que
la iglesia. Eso indica la convicción del misionero de que la educa-
ción es la que prepara el camino para la fe, siendo la ignorancia la
raíz de todas las supersticiones.
El mismo artículo citado antes subraya otro objetivo de las
escuelas en las misiones, es decir, el de formar una élite católica en
la sociedad. El autor escribe: “La meta de nuestras escuelas es for-
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31 Stefano Ferrando, en septiembre de 1926, hablando de la eficacia de las escue-
las primarias en las aldeas informa de cómo los misioneros salesianos consiguieron
entrar en la aldea de Nongrah por la fundación de una escuela primaria allí, inclu-
so cuando los protestantes ya tenían una escuela en ese momento. La superioridad
de la escuela católica sirvió para reducir el número de alumnos de la escuela pro-
testante. Y la estima que los habitantes de la aldea tenían de la Iglesia católica ser-
vía para atraer a la población local a los misioneros y gradualmente a la fe católi-
ca. Cfr. FERRANDO S., Il villaggio Maria Ausiliatrice, en GM 4 (1926) 9, 166-167.
32 Hablando de los misioneros como pioneros de la educación, JM presenta en
julio de 1940 el caso de Tailandia. Según el informe de G. Casetta, los Hermanos
de San Gabriel, las Hermanas de San Pablo de Charters y las Hermanas Ursulinas
fueron los auténticos pioneros de la educación en ese país. Incluso el gobierno entró
en el campo de la educación bastante tiempo después que los misioneros. Cfr.
CASETTA, G., Thailand, en GM 18 (1940) 7, 106-107.
33 Le missioni e le scuole, en GM 22 (1944) 9, 94.
Misión: Civilización
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mar a una clase escogida de católicos”34. Aun así, según el mismo
artículo, en las misiones, es la escuela la que marca la vida de toda
la comunidad cristiana. “En las misiones es la escuela la que crea
para los cristianos ese cálido ambiente católico”35.
En el contexto del creciente nacionalismo que siguió al final de
la Segunda Guerra Mundial, las diferentes instituciones misioneras
educativas destacaron la relevancia de los misioneros, especialmen-
te en tierras donde los sentimientos antieuropeos y anticolonialistas
apuntaban alto. En ese contexto, la fe cristiana misma era conside-
rada un producto occidental, la dimensión religiosa de los poderes
coloniales y, con frecuencia, una estructura que buscaba perpetuar el
dominio colonial. El compromiso misionero por la educación de los
jóvenes muchachos y muchachas a través de sus numerosas institu-
ciones: primaria, media, secundaria, escuelas profesionales y agrí-
colas, universidades, ofrecía un testimonio innegable de compromi-
so auténtico de la Iglesia y de sus misioneros por el bienestar de la
población local36.
En julio de 1949, JM vuelve a enfatizar la importancia de la
simpatía y la estima por las misiones y los misioneros en las tierras
lejanas. En muchos rincones del mundo, el despertar nacional iba
acompañado del deseo naciente de volver a la religión y al modo
de vida de los ancestros, de un mayor apego a la religión antigua
de la tierra. Ante la antipatía general por el cristianismo, era nece-
sario ganarse la simpatía, no sólo de las personas comunes, sino
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34 Le missioni e le scuole, en GM 22 (1944) 9, 95. Esto parecería importantísimo
en sociedades en las que florecía el movimiento nacionalista. La iglesia tenía que
formar hombres y mujeres que se introdujeran en estos movimientos para mantener
los valores cristianos mientras luchaban por la independencia, y también en la socie-
dad para defender los derechos inalienables de la Iglesia. En julio de 1949, hablan-
do de la importancia de las instituciones de la educación superior en la misión, citan-
do el ejemplo de la India, JM informa de que algunos católicos que habían pasado
por las instituciones católicas de educación superior, fueron invitados a formar parte
del órgano que redactó la constitución de la India. Los católicos educados en las
escuelas de la Iglesia pueden influir en la vida de la nación, incluso a esos altos nive-
les. Cfr. Scuole Superiori ed Università delle missioni, en GM 27 (1949) 7, 6.
35 Le missioni e le scuole, en GM 22 (1944) 9, 95.
36 Cfr. Le vie delle conquiste missionarie, en GM 25 (1947) 7, 8-9.