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Visión de las misiones salesianas: 1923-1967
da y bebida, se le acercó, le escuchó, habló con él y le consoló. Y el
resultado final fue que el leproso, quien antes no quería ni hablar del
bautismo, finalmente lo pidió, ¡y falleció satisfecho!8
Exigencias del ministerio de salud para el misionero
Aunque es un excelente medio de evangelización, el cuidado
de los enfermos plantea sus propios retos al misionero. Éste no es
una persona carente de sentimientos humanos de atracción y repug-
nancia. Como su trabajo no le reporta ninguna ganancia material,
tiene que estar profundamente motivado por su fe, a no ser que su
instinto humano natural le haga sacar lo mejor de él. Cierto, los
misioneros son héroes, ¡pero su heroísmo está continuamente ali-
mentado por la fuente de la caridad evangélica! El cuidado de los
enfermos y los más abandonados entre ellos no es sino una mani-
festación de amor de los misioneros por aquéllos, imitando al mis-
mo Cristo. JM habla del heroísmo de los misioneros que cuidan a los
leprosos en estos términos:
“Estos héroes de la caridad cristiana se encierran voluntariamente en
asilos de leprosos, no se molestan por el horror al que se enfrentan,
el hedor de los cuerpos podridos o el peligro de contagio. ¡Alejados
de todas las comodidades de la vida, de la sana alegría, se enfrentan
a lo desconocido, a lo olvidado como sombras plácidas en este lugar
de dolor, expuestos a un peligro que es perenne, socorridos sólo por
una fuerza que sigue creciendo en el amor de Cristo!”9
¡El misionero que decide dedicarse al cuidado de los leprosos
lo hace consciente de que de alguna manera ha firmado su propia
muerte segura! Presentando la figura heroica de Prospero Massari,
sacerdote salesiano misionero entre los leprosos de Colombia, JM
afirma que era su intención de dedicarse a los leprosos lo que le ins-
piró hacerse salesiano. Cuando en el transcurso de su ministerio
entre los leprosos contrajo la temida enfermedad, consta que dijo:
“Cuando escogí dedicarme a los leprosos, preví la posibilidad del
contagio”10. Él continuó su vida misionera como leproso entre los
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8 Cfr. ALESSI A., L’anima del lebbroso, en GM 21 (1943) 2, 14-15.
9 Lebbrosi e missionari, en GM 22 (1944) 7, 69.
10 Il Prete... è un parassita!, en GM 25 (1947) 3, 8-10.
Misión: ministerio de salvación de todo el ser humano
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leprosos, pero agotándose y sacrificándose por los demás, incluso
llegando al punto de sacrificar las inyecciones que podían haberle
curado, para dárselas a otra desafortunada alma, quien, según él,
¡necesitaba la cura más que él!
Recompensas del ministerio de la salud en las misiones
El sacrificado trabajo de los misioneros proporciona abundan-
tes frutos en las vidas de aquellos a los que cuida y ese es suficien-
te pago para el heroico misionero. Hablando de las colonias de
leprosos que los salesianos tenían en Colombia, JM afirma:
Donde la miseria material y moral reinaba de manera suprema en
forma de abandono, desorden de todo tipo y desesperación, hoy se
observa orden, un sentido de propiedad, resignación e incluso alegría
en medio de tanto dolor. ¡Las víctimas de expiación han florecido de
entre aquellos azotados por tanto dolor!11
Debido a la dedicación misionera a los enfermos12, los indíge-
nas reconocen en los misioneros “personas compasivas” como, se-
gún un informe publicado en el número de julio-agosto de 1946,
llaman los congoleños a las hermanas misioneras en la misión sale-
siana del Congo13. Y todo el cuidado y sacrificada atención de las
hermanas hizo del dispensario
un pequeño albergue donde las miserias y dolores innumerables
encuentran un lugar de refugio, un punto de contacto de todo tipo de
personas, un púlpito silencioso y a la vez elocuente de caridad evan-
gélica, un lugar de predilección divina para los milagros de gracia
que se realizan allí14.
En el contexto de creciente nacionalismo al final de la Segunda
Guerra Mundial, las actividades misioneras en favor de los enfermos
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11 Lebbrosi e missionari, en GM 22 (1944) 7, 68-69.
12 El cuidado de los enfermos es un campo especializado de las hermanas reli-
giosas en el terreno de misión. Por lo tanto, muchos de los artículos sobre la aten-
ción sanitaria en JM hablan sobre el ministerio de las hermanas. Junto con los
padres salesianos y hermanos, las hermanas desempeñan un papel vital en el cui-
dado de los leprosos en varios asilos en las tierras de misión.
13 Cfr. Dal Congo belga, en GM 26 (1946) 7-8, 4.
14 Dal dispensario di Polur, en GM 24 (1946) 10, 124.