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Visión de las misiones salesianas: 1923-1967
La presentación de Japón es evidentemente distinta de las otras
zonas de misión. Se dedica mucho espacio a describir la belleza
natural del país, las grandes cualidades del pueblo japonés y hay una
amplia información acerca de las diferentes fiestas japonesas. Ya
que la cristiandad había sufrido mucha persecución en ese país, JM
se esfuerza mucho en presentar el heroísmo de los primeros misio-
neros y de su rebaño10. En el transcurso de los años, JM también pre-
sentó el florecimiento de la misión salesiana en Japón11.
JAPÓN: LA TIERRA DE LOS CEREZOS EN FLOR
En uno de sus primeros informes sobre el país, Vicente Cimatti
presenta a Japón como la tierra de los cerezos en flor. Según los
misioneros la estación de floración del cerezo proporciona al campo
una encantadora visión. No es sólo la simple belleza la que asombra
al misionero, sino aún más la actitud de maravilla y contemplación
manifestada incluso por los muchachos y las muchachas ante la gran
belleza de su país. Los japoneses no sólo aprecian sino que están
orgullosos de su bella nación12.
La pasión japonesa por la naturaleza
En agosto de 1931 JM publica un artículo de Margiaria, misio-
nero salesiano en Japón, en el que el autor habla precisamente de la pa-
sión que los japoneses tienen por la naturaleza. El misionero escribe:
De entre todos los pueblos de la tierra que aman la naturaleza y la dis-
frutan, ciertamente los japoneses son los primeros. Comenzando por
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10 Informes sobre la misión católica en Japón, sus inicios, las diferentes oleadas
de persecución a las cuales la Iglesia se vio sujeta y su establecimiento final. Cfr.
NERIGAR, Precedendo i nostri missionari al Giappone, en GM 4 (1926) 1, 3-7;
CIMATTI, V., I primi martiri nel Giappone, en GM 5 (1927) 10 5-7; NERIGAR, La
Diocesi e il vescovo di Nagasaki, en GM 6 (1928) 1, 2-3; ARRI C., Antichi supplizi
giapponesi contro i cattolici, en GM 11 (1933) 9, 200-201; Le missioni in
Giappone, en GM 27 (1949) 6, 3; Le missioni in Giappone, en GM 29 (1951) 3, 5.
11 Cfr. NERIGAR, Precedendo i nostri missionari al Giappone, en GM 4 (1926) 1,
3-7; Echi di cronaca, en GM 13 (1935) 3, 56; Rigogliosa fioritura, en GM 18
(1940) 12, 180-181; Le missioni salesiane in Giappone, en GM 29 (1951) 3, 7; I
salesiani in Giappone, en GM 33 (1955) 8, 9.
12 Cfr. CIMATTI V., Ciliegi in fiore, en GM 5 (1927) 5, 90-91.
Visión del sureste asiático en JM
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la construcción de sus hogares hasta los más pequeños utensilios y su
ropa, no hay nada que de alguna manera u otra no manifieste su amor
por la naturaleza13.
No sólo sienten un gran amor por la naturaleza, sino que pare-
cen tener un don natural para lograr una maravillosa armonía entre
la correcta construcción de sus casas, y especialmente sus templos,
con la naturaleza que les rodea. Con su pasión por la naturaleza, no
sólo llegan a mantener la forma natural de las cosas sino que contri-
buyen a hacerla incluso más atractiva. Este amor por la naturaleza,
según el misionero, se refleja también en el arte y en la literatura
japonesa. Sus más queridas obras de arte muestran la naturaleza en
sus diferentes aspectos: montañas, lagos, flores, pájaros, etc. Cantar
la belleza de la naturaleza aparece en el contenido de algunas de las
más sublimes expresiones de su literatura. Desde tiempos antiguos
era el ideal japonés captar el encanto de todo lo que formaba parte
de la naturaleza. Estaba muy extendida la idea entre ellos de que
quien no descubre ni aprecia lo bello en la naturaleza no conoce el
corazón humano14.
En un artículo de marzo de 1940 sobre el amor de los japone-
ses por la naturaleza, JM afirma:
Los habitantes de la “tierra del loto, el cerezo y el crisantemo” tienen
tal sentido estético que en la antigüedad era su única guía en su vida
espiritual. ¡Se podría decir que los japoneses adoran la naturaleza! Su
campo es muy atractivo, con las pintorescas plantaciones de pinos y
otras coníferas, de manera que los colores de sus hojas conforman un
delicioso abanico de tonalidades15.
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13 MARCIARIA, Il Giappone e la natura, en GM 9 (1931) 8, 149.
14 Cfr. MARCIARIA, Il Giappone e la Natura, en GM 9 (1931) 8, 149. Incluso un
artículo de agosto de 1963 que habla de la poesía japonesa observa que los japone-
ses parecen tener una inclinación natural a la poesía. El autor del artículo atribuye
esta tendencia nacional a su amor por la naturaleza. Y escribe: “La razón de esta
inclinación poética de los japoneses es que están en continuo contacto con la natu-
raleza, siguiendo los dictados de su religión, que diviniza las fuerzas de la natura-
leza. Y es que la naturaleza ha sido una fuente inagotable de inspiración poética”.
La poesia giapponese, en GM 41 (1963) 8, 35.
15 Sentimento estetico in Giappone, en GM 18 (1940) 3, 35.