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Visión de las misiones salesianas: 1923-1967
Garneri, otra vez en noviembre de 1923, presentando las misio-
nes salesianas del Congo, escribe que los salesianos comenzaron su
misión con dos instituciones para los jóvenes. Empezaron con una
escuela primaria para los hijos de la población blanca, y poco des-
pués fundaron una escuela técnica para los niños de la población
negra local. Cuando más tarde abrieron el centro de Kafubu, la
misión empezó allí con un centro de formación agrícola. En 1915,
abrieron otro centro de misión en Kiniama donde una vez más el tra-
bajo empezó por la educación de la juventud local: una escuela pri-
maria y otra agrícola3.
Se siguió con el mismo patrón en las misiones salesianas de
China. Pietro Parisi, misionero en China, en mayo de 1928 habla del
trabajo salesiano en la misión de Schiuchow en favor de los huérfa-
nos de la región. Evidentemente, lo que el misionero presenta es el
carácter principal que los salesianos otorgan al cuidado de la juven-
tud en China. Los salesianos recogen a los jóvenes pobres y aban-
donados en los centros de misión, los instruyen, los bautizan y los
forman a la manera cristiana. Los informes misioneros señalan que
a través de sus actividades para con esos pobres huérfanos en los
orfanatos, los salesianos se habían ganado la simpatía de la pobla-
ción china4.
Uno de los temas comunes de los informes, especialmente de
los que vienen de las Hermanas salesianas en la India, es que su
apostolado en este país consiste en trabajar en favor de los niños
abandonados, tanto chicos como chicas. Las hermanas van en su
busca, los ingresan en sus instituciones incluso cuando no tienen ni
espacio ni medios para mantener a los recién llegados, los regeneran
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3 Cfr. GARNERI D., La missione del Katanga, en GM 1 (1923) 11, 164-167. La
referencia habitual a las “escuelas técnicas” obviamente apunta a la atención de los
misioneros salesianos por los jóvenes pobres de sus misiones. Dichas escuelas téc-
nicas fundaron sólo para preparar a los jóvenes con algún oficio útil, de modo que
pudieran ganarse la vida de una manera honrada. JM, obviamente, quiere resaltar la
atención por parte de los salesianos por los jóvenes pobres y abandonados de las
misiones.
4 Cfr. PARISI P., Orfani, en GM 6 (1928) 5, 85-86. Cfr. También GUARONA G., Loi
Hing, en GM 7 (1929) 8, 154-155.
Características específicas de una misión salesiana
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en las aguas del bautismo y los preparan de alguna manera para su
vida en la sociedad5.
Este modo de iniciar la actividad misionera, para los salesia-
nos, no era una simple respuesta a las exigencias prácticas del lugar.
Era un método, el método salesiano, reconocido como tal incluso en
los círculos eclesiásticos. En abril de 1942, Cesare Castellino,
haciendo un pequeño resumen de los comienzos de la obra salesia-
na en Tailandia, recuerda las palabras que Pío XI dijo a los misio-
neros que partían para Tailandia: “Siguiendo el ejemplo de Don
Bosco, iréis con los jóvenes...” Y continúa Castellino: “y ellos, fie-
les al programa del fundador, se mezclaron entre los jóvenes en las
escuelas, en los Oratorios y en otros campos de su obra”6.
En enero de 1952, hablando de la actividad misionera en
Ecuador, un informe resalta la convicción salesiana de la importan-
cia de prestar atención principal a la juventud de las misiones. El
informe considera la educación de los jóvenes como la verdadera
esperanza de la transformación real de la sociedad primitiva de los
jíbaros. Por lo tanto, esos niños tienen que ser sacados de los bos-
ques, su hábitat natural, y ser introducidos gradualmente en los dife-
rentes internados en los modos civilizados de vida. Los misioneros
ponen muchas esperanzas en estos internados, pues los ven como
fuente de futuros catequistas, profesores, líderes políticos y futuros
sacerdotes y religiosos7.
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5 Cfr. Cfr. VALLINO I., Le due sorelline, en GM 9 (1931) 3, 45-46; VALLINO I.,
Cipriano, il piccolo schiavo, en GM 9 (1931) 5, 85-87; Primavera indiana, en GM
12 (1934) 3, 54-55; Abbandonati, en GM 13 (1935) 1, 13; Piccola martire, en GM
13, (1935) 2, 33; VALLINO I., Il Piccolo Carlo Salotti, en GM 13 (1935) 3, 55.
6 CASTELLINO, C., Thailandia, en GM 20 (1942) 4, 37.
7 Cfr. Internati kivari, en GM 30 (1952) 1, 8-9. En 1963, hablando de la gran efi-
cacia misionera del método seguido por Mons. Domingo Comin con los jíbaros de
Ecuador, Zucchetti recuerda las palabras que Benedicto XV dirigió a Comin: “Sigue
el método y el espíritu de Don Bosco”. El autor dice que las palabras fueron una ver-
dadera inspiración para los misioneros que tenían que trabajar de una manera especial
con los jóvenes, para traer a la civilización a toda la tribu. Resultó un auténtico punto
de inflexión en la historia de las misiones entre los jíbaros. Fue un sensacional descu-
brimiento que en el transcurso de los años cambió completamente la cara de la misión
de Ecuador”. ZUCCHETTI D., Il vescovo dei kivari, en GM 41 (1963) 11, 10-11.