CAPÍTULO II |
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CARTA DE LA MISIÓN
DE LA FAMILIA SALESIANA
Presentación
A LOS RESPONSABLES CENTRALES
DE LOS GRUPOS DE LA FAMILIA SALESIANA
EN SUS SEDES
Queridos hermanos y hermanas:
Hemos celebrado, hace unos días, los 125 años de expediciones misioneras en la Congregación y en la Familia de Don Bosco.
Deseo expresar, una vez más, junto con el agradecimiento a Dios por toda la ayuda que nos ha dado, mi más sentido gracias a los misioneros, que partían para varias zonas de la presencia salesiana, y a cuantos, de cerca y de lejos, han preparado el encuentro de Turín.
Hemos sido confortados también con la palabra del Papa, en la carta enviada al Rector Mayor para tal acontecimiento; ha recordado la significativa experiencia de las "Misiones Salesianas" en todo el mundo.
Ser misioneros tiene, siempre, dos ambientes de intervención: aquí y allá.
En Turín hemos sido orientados a tomar en consideración la exigencia de vivir "allá", es decir en los territorios misioneros. Ir a misiones es parte viva del carisma de Don Bosco y de la vida salesiana. No seríamos fieles al don del Espíritu si disminuyera nuestra generosidad misionera.
El presente testo, "Carta de la Misión de la Familia Salesiana", nos lleva al "aquí", a la vida diaria, entretejida de comunión, de compromiso apostólico, de convergencia de proyectos, de responsabilidad compartida por la difusión del Reino de Dios y de la espiritualidad salesiana.
Es una manera distinta, pero no secundaria, de la realización del sueño de Don Bosco educador y evangelizador, sobre todo por los jóvenes.
Al entregaros hoy, a los Responsables Centrales de los Grupos de la Familia Salesiana, la Carta de la Misión, revivo la riqueza del encuentro de los Consejos Generales, celebrado en la Pisana en el pasado junio.
Recuerdo con alegría la numerosa presencia, la activa participación de todos los Grupos, el deseo de un conocimiento recíproco cada vez más fraterno y profundo, la voluntad de caminar en comunión de espíritu y en convergencia de compromisos.
Sed todos, por tanto, promotores, cada uno en el ámbito del propio Grupo, de la reunión de Roma y del resultado más importante representado hoy en la Carta de la Misión.
Ha nacido del trabajo de muchos.
No tiene la intención de ser un texto doctrinal con ideas nuevas.
Presenta, ampliamente, la orientación y la sensibilidad de los Grupos de la Familia Salesiana respecto a su misión apostólica.
Lo podemos definir, correctamente, como un texto inspirativo.
Pide a cada miembro de los Grupos de la Familia un compromiso que se caracteriza como compromiso salesiano: por la opción de los destinatarios, por la propuesta de promoción y evangelización que ofrece, por la voluntad de profundizar las grandes intuiciones del Sistema Preventivo, por la implicación seglar, por la traducción ligada al contesto espacial y cultural del Carisma Salesiano.
Los responsables y las responsables locales y nacionales, internacionales y mundiales, son los primeros que deben estar comprometidos en difundir los criterios y las orientaciones contenidas en el presente texto.
Algunas palabras se repiten con frecuencia: misión, comunión, apostolato, salesianidad, jóvenes, retos, educación, promoción, evangelización, Sistema Preventivo, espíritu y espiritualidad.
Algunos criterios parecen de dominio común, pero tienen que ser aclarados continuamente y llevados a la práctica: autonomía y corresponsabilidad, comunión y originalidad.
Cada una de las realidades mencionadas tendrá necesidad de un adecuado comentario, que no me corresponde a mi, en el momento en el que estoy presentando la Carta de la Misión.
Será, por el contrario, función de vosotros los Responsables en diferente grado, de cada uno de los Grupos.
Nos estamos preparando a la fiesta de la Inmaculada, siempre muy querida por Don Bosco. María Inmaculada ha marcado muchas etapas de la vida y de la expansión del Carisma Salesiano. Pidámoselo con esta intención.
Sea para todos Madre y Auxiliadora.
Os deseo un buen trabajo.
Don Juan E. Vecchi
Rector Mayor
Roma, 25 de novembre de 2000
PROEMIO
La Familia salesiana es consciente de que ha sido querida y mandada por el Señor para la salvación de la juventud y de la gente del pueblo.
Para responder a las exigencias de los diversos ambientes y de los tiempos en continuo cambio, los Grupos que tienen a Don Bosco como punto de referencia se ponen a la escucha de la Palabra de Dios, y al servicio de los hermanos y de las hermanas necesitados.
La misión que la Familia realiza es respuesta concreta al Espíritu del Señor y a sus dones, a la fuerza que actúa a través del sacramento de la Confirmación y a la Iglesia que envía.
Reunidos en la asamblea de comunión en torno al Rector Mayor, sucesor de Don Bosco, desde el 1 al 5 de junio de 2000, los Grupos de la Familia Salesiana han querido recoger las aspiraciones fundamentales de la misión común.
El texto de la CARTA DE LA MISIÓN DE LA FAMILIA SALESIANA tiene que ser leído a la luz del camino de convergencia de todos y de la originalidad de cada uno, para una presencia apostólica más eficaz en la actual situación.
Se confía, por tanto, a los Consejos Generales de cada uno de los Grupos la aplicación adecuada a los diversos contextos de vida.
CAPÍTULO I
LA FAMILIA SALESIANA EN LA MISIÓN DE LA IGLESIA
1. La Iglesia para una nueva evangelización.
La iglesia ha sido misionera desde su fundación.
Habitada por el Espíritu Santo y enriquecida por sus dones vive en el mundo para dar la vida y darla abundantemente.
La Iglesia está viviendo un momento misionero particular, denominado "nueva evangelización".
Es una movilización de todas las fuerzas eclesiales para dar cumplimiento a la Palabra del Señor: "Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo"(Mt. 28, 19-20).
Los creyentes que tienen conciencia de ser parte viva de la Iglesia se ponen al servicio de la misión, ofreciendo su aportación original, según los dones recibidos.
En este vasto movimiento apostólico eclesial se coloca la Familia Salesiana.
2. La acción del Espíritu de Dios.
El Espíritu del Señor ha dato a Don Bosco una mirada penetrante del mundo juvenil, de los más necesitados, de las expectativas y de las urgencias de los jóvenes "pobres y en peligro”.
En la Iglesia y en la sociedad de Turín comenzó un vasto movimiento de personas muy pronto difundido a otras ciudades, que de diversa manera trabajan por la salvación de la juventud.
El mismo Espíritu reúne hoy en torno a un proyecto apostólico a sacerdotes y a seglares, a religiosos y a consagrados, a adultos y a jóvenes, a hombres y a mujeres, personas de diversa pertenencia social: todos ellos responsables de la realización de un sueño, iniciado en la colina de “I Becchi”, hecho experiencia en el Oratorio de Valdocco, y difundido en el mundo por la fuerza de una espiritualidad original, inspirada en San Francisco de Sales.
3. Los Grupos de la Familia Salesiana comprometidos en la misión eclesial.
De la espiritualidad apostólica, típica en Don Bosco, cada Grupo de la Familia Salesiana, de forma original, asume y define el propio compromiso en la Iglesia.
Pertenecen, actualmente, a la Familia Salesiana grupos de sacerdotes, reunidos en comunidades religiosas o que trabajan en las diócesis.
Hay, también, grupos de seglares, hombres y mujeres, que pertenecen a asociaciones seglares, y también hay institutos de asociaciones seculares, oficialmente reconocidos por la Iglesia y por el Rector Mayor.
Hay, finalmente, numerosos institutos de vida religiosa femenina, nacidos para responder a nuevas urgencias de la misión eclesial, en diferentes lugares y circunstancias.
Cada una de las personas y los diversos grupos que se ponen dócilmente a la escucha y a la búsqueda de Dios, reciben la luz y la fuerza necesaria para cumplir la propia vocación en el mundo y en la Iglesia.
El Espíritu de Dios difunde en el mundo sus dones de forma original y diversificada.
Todos los carismas se adaptan a las situaciones humanas e históricas, en vistas del desarrollo del Reino de Dios.
4. Las dimensiones del compromiso apostólico de la Familia de Don Bosco.
La Familia Salesiana reafirma, en el contexto del mundo contemporáneo, la fidelidad a la riqueza profética de Don Bosco, como respuesta de fidelidad al plan de Dios.
Los ambientes en los cuales interviene son tres:
la promoción humana,
la educación,
la evangelización.
Dirigiéndose, de manera especial a los jóvenes pobres y a la gente sencilla del pueblo, los miembros de la Familia Salesiana trabajan, ante todo, por crear las condiciones favorables para un crecimiento digno de las personas.
Nacen así muchas actividades de inserción en las situaciones de pobreza.
Para las iniciativas de promoción, la presencia de los seglares es particularmente necesaria.
Fuerza eficaz e indispensable para un proceso de crecimiento, es la educación tanto de los jóvenes, como de los adultos.
Existen muchas obras de educación formal, en la Familia Salesiana.
Asimismo, existen también muchas de educación no formal.
La colaboración entre los diversos Grupos de la Familia, dentro del ámbito de la educación, es esencial y significativa.
La evangelización directa compromete a muchos Grupos: tanto insertados en las Iglesias locales y por tanto partícipes de los proyectos en las diócesis, como dando vida a programas concretos y particulares, para responder a exigencias de categorías de personas y a problemas cotidianos.
La presencia de Grupos con una clara identidad cristiana produce evangelización también en contextos donde la evangelización directa no es fácil o no está permitida.
5. Una misión particularmente adaptada a los seglares.
La amplitud del compromiso apostólico señalado por Don Bosco a sus colaboradores lleva consigo la exigencia de multiplicar los recursos humanos y las fuerzas disponibles.
Don Bosco recurrirá a la ayuda y al apoyo de los seglares y de las seglares, además de los eclesiásticos y religiosos.
Son numerosos los educadores y las educadoras, los trabajadores sociales, los catequistas y las catequistas, los profesionales adultos, los políticos simpatizantes de las iniciativas salesianas, los jóvenes con talentos de animación, que encuentran en las obras de Don Bosco la posibilidad concreta de expresar profesionalidades, carismas y profecías.
Se asiste a una verdadera movilización del laicado, incluso sin ser creyente practicante, en las actividades salesianas, en ciertas circunstancias, más por exigencia de emplear brazos colaboradores que por opción ideal o teológica.
De esta forma comienza un vasto movimiento de personas que se organizan, se coordinan y comparten un proyecto para la salvación de la juventud y del pueblo.
El Movimiento es más amplio de cuanto se define como Familia Salesiana; ésta es responsable de las relaciones de todos los Grupos que forman parte del Movimiento.
6. El Sistema Preventivo.
Don Bosco vivió el don de ser Fundador de una Familia Espiritual, iniciando algunos Grupos como expresión concreta de su sueño de salvación por todos.
Nos ha dejado en herencia la riqueza del Sistema Preventivo.
Representa, en la experiencia de la Familia Salesiana:
la modalidad del compromiso de promoción humana,
la opción de contenidos de la intervención educativa y apostólica,
la espiritualidad apostólica de la acción, inspirándose en San Francisco de Sales.
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2 CAPÍTULO III |
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3 FRONTERAS PARA LA MISIÓN EDUCATIVO-PASTORAL |
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4 DE LA FAMILIA SALESIANA |
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5 CAPÍTULO IV |
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6 INDICE |
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