IL MESSAGGIO DEL RETTOR MAGGIORE
DON ANGEL FERNANDEZ ARTIME
Desde Beirut a Valdocco, siempre la presencia de la Madonna
Ayer fue el día de la Pascua del Señor, Pascua de Resurrección con fecha del 1 de abril. Una fecha muy significativa para la familia salesiana, y hoy les estoy escribiendo desde la ciudad de Beirut, en el Líbano.
No quiero dejar pasar la oportunidad de referirme en primer lugar a Don Bosco y la Fiesta de Pascua. Fue precisamente en el domingo de Pascua de Resurrección del año 1841 cuando Don Bosco que vivió un verdadero Getsemaní sin saber donde podía recoger a sus doscientos muchachos en el domingo próximo, al final, con la intervención de la Providencia, aparece la pequeña estancia Pinardi, que hoy es nuestra Capilla Pinardi en Valdocco. Desde aquel domingo de Resurrección hasta hoy se han sucedido tantísimas intervenciones de la Providencia y de la Virgen.
Fue también el 1 de abril de 1934, domingo de Resurrección, cuando Don Bosco fue proclamado santo, en un domingo lluvioso. También este año es el 1 de abril de 2018 cuando el Señor nos regala la Pascua de Resurrección celebrada en todo el mundo, y en todas las presencias del mundo, en las situaciones más diversas: a veces en un hermoso templo, a veces bajo un árbol como en el campo de refugiados de Palabek o en el campo de refugiados de Juba (Sudan del Sur) donde las comunidades salesianas comparten vida con los últimos, los descartados. Damos gracias a Dios por estos signos de Vida y de Resurrección, porque en su pobreza y dolor siguen siendo los preferidos de Dios. Somos nosotros, los humanos, quienes hacemos que estas situaciones injustas existan.
Y siempre, la presencia de María. Sea en el Viernes Santo, sea en la mañana de Resurrección. Y a esto quiero referirme: a la atracción que despierta en todo el mundo cristiano LA MADRE.
Esta tarde me encontraba con otros salesianos en Beirut visitando el Santuario de la Madonna del Líbano. Un hermoso lugar en la montaña, donde una gran estatua de la Virgen tiene los brazos abiertos acogiendo la ciudad de Beirut. Fuimos a rezar en una pequeña capilla. Había varias personas orando. Muchos eran jóvenes. Esto me impresionó profundamente. Y mi mirada se detuvo también en una joven madre y su hijo de unos 14 años. La mamá oraba con los ojos cerrados y con profunda concentración y devoción. El muchacho estaba al lado de su mamá. Me parecía notar que estaba un poco cansado ya de estar allí en silencio, pero miraba a su mamá, y yo a ellos, porque no me dejaba indiferente la escena. Tanta Fe. Sin duda tantos latidos de corazón de esta joven mamá a la otra mamá, la Madre de Jesús, la Madre de todos nosotros.
Y en mi corazón contemplaba esta escena y otras muchas en las cuales siempre sucede lo mismo. La Virgen suscita tanta ternura, afecto y Amor en sus hijos e hijas por todo el mundo. Este año, en mayo, celebramos los 150 años de la inauguración de la Basílica de María Auxiliadora en Turín, respuesta de Don Bosco al deseo de la Virgen. Lugar sagrado en el que se haría realidad las palabras de la Madre: “Esta es mi casa. De aquí saldrá mi gloria”.
Y su gloria recorre hoy todo el mundo salesiano en 134 naciones. Mundo salesiano salpicado de capillas, de templos, de santuarios marianos, de Basílicas donde la Madre sigue llamando a su encuentro a sus hijos e hijas de todas las culturas y colores de piel, para tenerlos en su corazón de Madre y acercarlos siempre a su Hijo Amado.
Y estoy convencido de que la escena de la mamá de Beirut con su hijo al lado, se multiplica miles y miles de veces en todo el mundo todos los días. Y mientras la Madre nos siga teniendo en su abrigo, en su cuidado, nada hemos de temer.
Con mirada salesiana reconocemos y decimos hoy, al igual que Don Bosco, que “Ella lo ha hecho todo”, y me permito añadir...¡ y lo sigue haciendo!
Feliz fiesta de María Auxiliadora. El 23 de mayo, en Valdocco, inauguraremos solemnemente este año de celebración del 150 aniversario y será un preciosa oportunidad para unirnos con todos los santuarios, capillas, basílicas del mundo donde Ella, la Madre, sigue irradiando su ternura materna, como lo hace también hoy en Beirut. Yo lo he visto.