AGUINALDO 2009
de Pascual Chávez Villanueva
U N VASTO MOVIMIENTO
PARA LOS JÓVENES
LA RESPUESTA A LAS URGENCIAS
Educar… hoy parece volverse siempre más difícil. Lo saben… todos los que tienen responsabilidades educativas directas. Se habla por tanto de… “emergencia educativa”, confirmada por los descalabros en que, con excesiva frecuencia, acaban nuestros esfuerzos por formar personas sólidas, capaces de colaborar con los demás y dar un sentido a su propia vida (Benedicto XVI).
cito las palabras del Papa para entrar a un tema que representa el compromiso de la Familia Salesiana (FS). El enorme interés que hoy se descubre por la educación no carece de ambigüedad. Educar es ayudar al joven a volverse plenamente persona gracias a la conciencia que emerge, la inteligencia que se desarrolla, la finalidad que se comprende. Lógico que en torno de semejante nudo se recojan problemas y choquen conceptos diversos de educación. Se advierten desequilibrios entre libertad y sentido ético, poder y conciencia, progreso tecnológico y progreso social, carrera al tener y falta de atención al ser. Se trata de polaridades ricas de energía si se logra juntarlas, destructivas si se cambia la jerarquía de los valores. Les presento algunas polaridades.
Complejidad y libertad. Muchos hoy tienen la impresión de estar confundidos respecto a lo que es bien y lo que es mal. Demasiados son los mensajes, los lenguajes con que son comunicados, los conceptos que los originan. Diversas y autónomas son también las agencias promotoras e innumerables los intereses que las empujan. Como si no existiera una autoridad capaz de imponer una visión común del mundo, un sistema de normas morales, una “lista” de valores comunes. En estas condiciones los procesos educativos resultan difíciles. La debilidad de comunicación de parte de familia, escuela, sociedad, Iglesia vuelve difícil proyectar la vida. El déficit no es solo de libertad, sino también de conciencia y responsabilidad, de soporte y acompañamiento. Ello origina un sentimiento de precariedad que a los jóvenes los vuelve fáciles víctimas de manipulación.
Subjetividad y verdad. La subjetividad, clave para interpretar la realidad, está ligada al mito del individuo como valor absoluto: al carecer de un apoyo en la verdad, en la colectividad y en la historia, no logra realizarse. Lo constatamos ampliamente en la ética y en la formación de la conciencia. El ejemplo más asequible lo hallamos en la sexualidad, donde han caído los controles sociales y familiares. Prensa, literatura, espectáculos exaltan las transgresiones y presentan las desviaciones como norma. La preocupación consiste únicamente en vivir la sexualidad en modo que deje satisfechos, que evite riesgos y aleje los elementos que le infunden sentido y dignidad. La falta de referencia a la verdad se percibe también en las reglas que guían la actividad económica y social. Con frecuencia éstas se inspiran a criterios surgidos del propio ambiente y del consentimiento entre las partes más fuertes. La calidad de la educación se jugará en llenar la descompensación entre posibilidad de opciones y formación de la conciencia, entre verdad y persona.
Provecho individual y solidaridad. Hubo una estación en que se pensó que fuera posible organizar una sociedad libre y justa que proveyera al bienestar de todos: muchos jóvenes se apasionaron por ella. Después vino el invierno de las utopías, la caída de las ideologías, la contraposición entre instituciones: el enfrentamiento político se hizo violento y la política llegó a ser un espectáculo no siempre ejemplar. Siguió el desapego, manifestado en la escasa participación. Hoy va ganando terreno un concepto individualista donde cada uno busca su interés personal, la satisfacción de sus propias urgencias. La tensión hacia la satisfacción de urgencias artificiales vuelve sordos a las urgencias fundamentales, y los ideales de justicia y solidaridad acaban por volverse fórmulas vacías.
Maduración de la fe. Complejidad, subjetividad e individualismo influyen en la fe de los jóvenes. Impresionan tres fenómenos: una religiosidad que toma los caminos más diversos para responder a la búsqueda de sentido; la falta de motivaciones; la fractura entre experiencia religiosa, concepción de vida y opciones éticas. Las verdades religiosas son reducidas a opiniones. La mediación de la Iglesia se vuelve problemática. Existe una minoría que gusta y expresa la experiencia cristiana en la fe y en el compromiso social. Pero hay también un gran número de jóvenes que se va alejando de la fe sin añorarla. Esto la tiñe de subjetivismo. Desligada de lo concreto de la historia de la salvación, se vuelve frágil, bien de consumo de que servirse según el gusto de cada uno.
Respuesta de la FS. ¿Qué energías activar? Hoy en el centro del proceso educativo está, como juez, el sujeto que escoge y elabora como quiere lo que le es propuesto o descubre. Educadores somos nombrados por los jóvenes cuando nos permiten el acceso a su inteligencia y a su corazón, cuando escuchan una palabra o captan un gesto válidos para su vida. La incidencia depende de la credibilidad de la oferta, de la autoridad del testimonio, de la capacidad de la comunicación. El desafío es expresar una propuesta sin rehuir de la complejidad y sin dejarse homogeneizar. Ello exige una constante apertura a lo positivo, un anclaje firme a los puntos de los cuales la vida humana toma significado, y capacidad de discernir. Pocos pero importantes aspectos que la FS debería cuidar en forma especial. ◄