Agosto
VALDOCCO : UN LABORATORIO PEDAGÓGICO
“El Oratorio salesiano: una máquina perfecta en la cual todo canal de comunicación, del juego a la música, del teatro a la prensa, es administrado en forma independiente sobre bases mínimas y vuelto a utilizar y discutido cuando la comunicación llega de fuera … La genialidad del Oratorio es que impone a sus frecuentadores un código moral y religioso, pero luego acoge también a quien no lo sigue. En este sentido el proyecto de Don Bosco embiste toda la sociedad de la era industrial”1.
Es curioso que cuando el señor Pancracio Soave trata con Don Bosco, en nombre de José Pinardi, se presenta ofreciendo un terreno para un ‘laboratorio’. Don Bosco aclara que está buscando un ‘oratorio’, pero se queda en esos terrenos, con el galpón, y hará de Valdocco un verdadero y auténtico laboratorio en donde inventa, prueba, corrige y pone en práctica sus ideas pedagógicas, su Sistema Preventivo.
El Oratorio llena literalmente la existencia de Don Bosco. Tiene sus primeras expresiones en los juegos y reuniones dominicales de los prados de los Becchi y la ‘Sociedad de la Alegría’. Se desarrolla luego en sus primeros años de sacerdocio. En Valdocco florece en multiplicidad de propuestas y estructuras educativo-pastorales.
Volviendo a leer, a la luz de la fe, el camino pastoral de Don Bosco, las “Memorias del Oratorio de San Francisco de Sales”, se descubre que en el encuentro con los jóvenes del Oratorio se pusieron los cimientos de un proyecto, crecieron las obras, maduró un estilo2.
Por ello, las iniciativas de Don Bosco se llamaron al inicio ‘Obra de los Oratorios’, y la casa madre salesiana, incluso tras las sucesivas transformaciones, conservó el nombre de ‘Oratorio de Valdocco’. Pero ¿en qué consiste lo típico de esta experiencia oratoriana? El Capítulo General 21 de los Salesianos responde: la relación personal de ‘amistad’ del salesiano con el muchacho y la ‘presencia’ fraterna del educador entre los muchachos; la creación de un ambiente que facilita el encuentro; la posibilidad de diversas actividades de tiempo libre; el sentido misionero de las ‘puertas abiertas’ a todos los muchachos que quieren entrar; la apertura a la ‘masa’ con atención a la persona y al grupo; la formación progresiva de toda la comunidad juvenil mediante la pedagogía de la fiesta; la catequesis vocacional sistemática, el compromiso de solidaridad, la vida de grupo... a fin de llevar a la formación de una fuerte personalidad humana y cristiana3.
Don Bosco está profundamente convencido de ser llamado por Dios al ministerio de pastor de los jóvenes; se siente, en consecuencia, inspirado y guiado por Él. Al mismo tiempo es sensibilísimo a los llamados contingentes de la historia y atento a la situación concreta de sus jóvenes. Por tanto en el Don Bosco del Oratorio, más que al gestor brillante, descubrimos al genial creador que sabe leer situaciones y darles respuesta, movido por la caridad pastoral. La gradual evolución histórica del Oratorio de Valdocco en sus más diversas y múltiples vicisitudes lo testimonia en forma ejemplar.
La típica experiencia vivida por Don Bosco con los jóvenes de Valdocco es propuesta como modelo permanente y criterio fundamental para discernir y renovar, en fidelidad dinámica, todas las actividades y obras salesianas. Evidentemente no se trata de reproducir la experiencia así como es –las coordinadas geográficas, históricas, culturales no son las mismas – sino de considerarla como la matriz, la síntesis, la cifra que resume las geniales creaciones educativas y apostólicas del santo Fundador: el fruto maduro de todos sus esfuerzos4.
¡Bien expresa esta realidad creativa del primer Oratorio el último film sobre Don Bosco!5 De sus jóvenes salen los primeros sacerdotes salesianos, los primeros salesianos coadjutores, los primeros misioneros salesianos, el primer obispo y cardenal salesiano, el sucesor de Don Bosco, el primer joven santo. Con semejantes frutos, ¿es acaso posible concebir un ‘laboratorio pedagógico y pastoral’ mejor?
Es preciso, también hoy, referirse al Oratorio dando a tal palabra plenitud de significado en el hechizo de los primeros tiempos. El Oratorio representa, en efecto, el paradigma de cualquier obra que aspire a ser contemporáneamente: casa que acoge y familia, especialmente para quienes carecen de ella; parroquia que evangeliza y nos presenta a Jesús como Camino, Verdad y Vida, que cuenta con nosotros y es capaz de llenar de sentido nuestra existencia; escuela que encamina a la vida y es accesible a quien en otras partes hallaría dificultades; patio para hallarse entre amigos y vivir esa alegría que es propia de un joven sano6. Son términos, éstos, de gran significado imágenes evocativas que indican sensibilidades, actitudes, convicciones, programas, estilos de presencia.
La cultura hodierna necesita del carisma salesiano; la misión tiene sus urgencias; el campo de acción es grande e inmensa la patria juvenil. Las nuevas preguntas urgen y la respuesta no puede faltar. Pero la inventiva ciertamente no puede realizarse a cualquier precio y en cualquier forma. En el discernimiento se exige inteligencia para evaluar las situaciones y corazón esforzado para ser constantemente fieles a este ‘criterio oratoriano’, convencidos que en Valdocco nuestro Padre halló la realización de su pasión para la salvación de los jóvenes. Más aún, “podemos afirmar que Don Bosco es perfectamente consciente de que en el oratorio responde con fidelidad a la llamada de Dios, y así cumple el objetivo de su vida”7.
1 Umberto Eco.
2 Cfr. El proyecto de vida de los SDB, Ed. CCS, 1987, p.416.
3 Cfr. CG21 n. 124.
4 Cfr. CGE n. 195.
5 Film producido por LUX VIDAE; regista: Lodovico Gasparini.
6 Cfr. CGE n. 216.
7 El proyecto de vida de los SDB, Ed. CCS, 1987, p.421.