SAN FRANCISCO JAVIER y SAN JUAN BOSCO… ¡Dos grandes Santos MISIONEROS!
Hace exactamente una semana me encontraba en Goa (India).
Pude ver en esos días cómo entre palmeras y fina arena del mar se levantan catedrales e iglesias construidas durante los siglos XVI y XVII. Uno de estos templos es la Basílica del Buen Jesús, que se ha convertido en un centro de peregrinación, especialmente para los cristianos y creyentes en otras religiones porque ahí están los restos de san Francisco Javier, el misionero navarro discípulo de san Ignacio de Loyola, el fundador de los jesuitas, que evangelizó el Lejano Oriente. Aunque san Francisco Javier murió en China en 1552, sus reliquias permanecen en esta hermosa basílica, situada junto a la catedral y a la iglesia de san Francisco de Asís. Ese espacio para albergar sus restos mortales fueron erigidos entre 1594 y 1605. Ahí se conserva su cuerpo, cuya incorruptibilidad dio lugar al milagro por el que san Francisco Javier fue canonizado en 1622.
Y allí tuve el privilegio, acompañado de otros salesianos y laicos, de celebrar la Eucaristía en el altar y sepulcro de este gran Santo Misionero Jesuíta.
Y pedí celebrar la misa en honor de San Juan Bosco, pidiéndole a Don Bosco su intercesión ¿Por qué…? Pues ante todo porque Don Bosco es el otro gran misionero.
Fue una celebración eucarística sencilla, hermosa y de gran interioridad. Yo le presenté al Señor con la mediación de S. Francisco Javier y Don Bosco, la misión salesiana en el mundo y nuestra predilección a los muchachos, muchachas y jóvenes del mundo, en particular los más pobres.
Alguno se preguntará por qué presento a Don Bosco como gran misionero si él nunca fue misionero ‘Ad Gentes’. Don Bosco envió a sus hijos salesianos pero él nunca fue misionero en tierras lejanas. Cierto, pero muy inexacto al mismo tiempo. Baste decir, para hablar del gran corazón misionero de Don Bosco, este dato que les ofrezco: Cuando Don Bosco fallecía el 31 de enero de 1888, los salesianos éramos en aquel momento 754 sdb; de este dato impresiona que en ese mismo momento Don Bosco había enviado como misioneros a América al 20 % de sus salesianos, con un total de 153. Díganme si eso no responde a una verdadera pasión misionera, en la que él mismo ha declarado varias veces en sus cartas que habría querido ser misionero, pero lo tendrían que hacer sus hijos.
Y encontrándome en Goa dí gracias al Señor por el milagro misionero. El Espíritu Santo ha guiado y acompañado toda la tarea evangelizadora también en toda Asia con los primeros misioneros franciscanos, dominicos, jesuítas…, y también con los hijos e hijas de Don Bosco. Hoy son 2.786 los sdb en la India y varios miles nuestras hermanas consagradas de las diversas congregaciones (Hijas de María Auxiliadora, Hermanas misioneras de María Auxiliadora, Hermanas de María Inmaculada..,). Toda una verdadera gracia.
Y después de ese hermoso momento de celebración de la Eucaristía, esta tuvo en esa misma mañana el rostro concreto de mis cuatro hermanos sdb acompañando a los chicos rescatados de la calle. Un grupo de 40 muchachos de diversas edades, entre los 10 años y los 15, donde pasamos una hermosa mañana. Sus ojos brillaban con una luz especial. Estos muchachos se sienten en casa. Van a la escuela; están recibiendo una formación y educación que les dará todas las oportunidades en un futuro próximo. Estos muchachos cantaban magníficamente. Estos muchachos sonreían. Nos saludábamos. Quería que nos hiciéramos la fotografía de recuerdo y habían aprendido a decir en español: ¡Hola y Hasta la vista!
En definitiva pensaba que los muchachos en Valdocco (Turín) 170 años antes vivían lo mismo con nuestro Amado Don Bosco. Y su corazón misionero, hoy por medio de sus hijos e hijas, hace que también los chicos y chicas del mundo hoy estén viviendo como en otro Valdocco, y otro Mornese.
Hoy, con la gracia de la comunión entre la Iglesia ya en el paraíso, la Iglesia Triunfante, y la Iglesia que sigue haciendo camino, que somos nosotros, como Iglesia peregrina, nuestros santos misioneros, S. Francisco Javier y Don Bosco siguen bendiciendo la misión y haciendo que, también hoy el Señor, sea vida para estos pueblos, y para estos muchachos y muchachas, también en la hermosa Goa.
En Goa viví y sentí que los siglos no nos alejan sino que en lo esencial y lo más auténtico de la vida y de la Evangelización tienen una hermosa continuidad.
En este mes de la Madre, le pido a nuestra Madre Auxiliadora que siga acompañando la misión en el nombre del Señor por todo el mundo. Y que la misión salesiana siga siendo también hoy fiel como lo ha sido siempre.
Que el Señor les bendiga y la Auxiliadora les acompañe.