A GUINALDO 2009
UN VASTO MOVIMIENTO
PARA LOS JÓVENES
LOS DERECHOS HUMANOS
Columna de base de toda educación
Don Bosco no podía hablar de derechos humanos de los niños y de los adolescentes… (no existía ni siquiera la categoría jurídica), pero fue un precursor de muchos elementos de la visión del niño y del adolescente que hoy se define fundamentada en los derecho humanos.
QC
ueridos
lectores y amigos, nosotros somos herederos y portadores de un
carisma educador que tiende a la promoción de una cultura
de la vida y al
cambio de las
estructuras. Por
esto tenemos el deber de promover los derechos humanos. La historia
de la Familia Salesiana y su rápida expansión, también en
contextos culturales y religiosos alejados de los que han visto su
nacimiento, atestigua que el sistema preventivo de Don Bosco es una
puerta de acceso garantizada para la educación. “Preocupaos
especialmente de los enfermos, de los niños, de los ancianos y de
los pobres, y os granjearéis las bendiciones de Dios y la
benevolencia de los hombres”, son
las indicaciones de Don Bosco a sus misioneros. Nos apelamos a esta
sensibilidad suya, seguros que la educación a los derechos humanos,
en especial aquellos de los menores, es el camino privilegiado para
realizar en los diversos contextos la tarea de prevención, de
desarrollo humano integral, de construcción de un mundo más
equitativo, justo y saludable. El lenguaje de los derechos humanos
nos permitirá el diálogo y la inserción de nuestra pedagogía en
las más diversas culturas.
Los derechos humanos le corresponden a cada individuo en cuanto “ser humano”; no dependen de raza, religión, lengua, procedencia geográfica, edad o sexo. Son universales, inviolables e irrenunciables. Y en continua evolución. Los derechos civiles y políticos, que se hacen remontar al tiempo de la Revolución Francesa (1789), nacen de la reivindicación de una serie de libertades fundamentales negadas a amplias fajas de la población: derecho a la vida, a la participación política, a la integridad física, a la libertad de pensamiento, religión, expresión, asociación. Los derechos económicos, sociales y culturales fueron sancionados por la Declaración Universal de 1948: derecho a la instrucción, al trabajo, a la casa, a la salud, a la autodeterminación, a la paz, al desarrollo, al equilibrio ecológico, al control de los recursos, a la defensa del ambiente, etc. Finalmente tenemos los derechos correspondientes a la persona, que se refieren a las manipulaciones genéticas, a la bioética, a las nuevas tecnologías. Respetarlos es responsabilidad nuestra. Lamentablemente las violaciones son cosa de todos los días y es clarísimo que los instrumentos y las prevenciones existentes no bastan para eliminarlas. Pero aun así debemos trabajar para el respeto de la dignidad de la persona. La Iglesia afirma que una correcta interpretación y una eficaz defensa de los derechos dependen de una antropología que abraza la totalidad de las dimensiones constitutivas de la persona humana.
SALESIANOS Y DERECHOS DE LOS MENORES
En noviembre de 2002 tuve ocasión de dar una charla en el Capitolio, en Roma. Tema: “Antes que sea demasiado tarde, salvemos a los muchachos, futuro del mundo”. Finalidad: ilustrar el sistema preventivo en una óptica de promoción de cada muchacho/a. Cada uno, en efecto, debe ser educado y rescatado en la totalidad de su vida y, de acuerdo a nuestro sentimiento, en una línea coherente con la antropología cristiana. Este tipo de educación expresa el compromiso para transformar la sociedad y el sueño ambicioso de que ya no existan marginados. Lamentablemente hasta el momento la situación es grave. Los niños y jóvenes en peligro son tantos, demasiados. Para la humanidad constituyen un “grito no escuchado” y, para la sociedad, un peso en la conciencia. Mientras se trata de globalizar la economía, no se manifiesta igual interés para la promoción de la dignidad de cada ser humano. Chicos de la calle, muchachos soldados, jóvenes violentados, encarcelados, esclavizados, analfabetas, huérfanos, abandonados, hambrientos... he aquí los desafíos que aguijonean las conciencias de todos. Los salesianos están del lado de los jóvenes, porque como Don Bosco tienen confianza en ellos, en su voluntad de estudiar, de salir de la pobreza, de tomar en manos el propio futuro.... Los salesianos creen en el valor de la persona, en la posibilidad de un mundo diverso y, sobre todo, en el grande valor del compromiso educativo. Los salesianos invierten en los jóvenes, globalizan la tarea educacional para preparar un futuro positivo al mundo entero.
El sistema preventivo, además, apunta hacia la dimensión religiosa como hacia la riqueza más profunda de la persona; por tanto trata de orientar al muchacho hacia la realización de su vocación de hijo de Dios. Es, éste, uno de los aportes más importantes que el sistema educativo salesiano ofrece a niños, adolescentes y jóvenes en situaciones de pobreza y riesgo psico-social. Se trata de una clara experiencia de solidaridad, orientada a formar “honrados ciudadanos y buenos cristianos”, es decir, constructores de la ciudad, personas activas y responsables, conscientes de su dignidad, con proyectos de vida, abiertos a la trascendencia a los demás, a Dios.
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