A
de Pascual Chávez Villanueva
EDUCAR CON EL CORAZÓN DE DB
EVANGELIZAR EDUCANDO
“La pastoral de Don Bosco nunca se reduce a la sola catequesis o a la sola liturgia, sino que abarca todos los compromisos concretos pedagógico-culturales de la ‘condición juvenil’. (…) Se trata de aquella caridad evangélica que se hace concreta (…) en liberar y promocionar al joven abandonado y descarriado”1.
E
l
mes
pasado hemos puesto en claro que educar y evangelizar son acciones
diversas, pero que en la praxis salesiana no se pueden separar: deben
completarse y enriquecerse mutuamente. Todos conocen la situación de
la cultura europea y las dificultades que encuentra la Iglesia para
evangelizar a las nuevas generaciones. Hablar de religión/es en la
Europa de hoy es realmente algo complejo. Frente a las cifras de
pertenencia oficial tenemos la praxis personal y la práctica social
(bautismos, matrimonios…), las creencias más profundas, toda una
tipología de la experiencia religiosa vivida, que va del creyente
convencido y coherente al ateo más radical. Evidentemente los
sondeos y las estadísticas no son la última palabra acerca de la
vivencia religiosa de nuestros contemporáneos, pero no podemos
ignorarlos. Los semáforos en Europa están parados en el rojo. Son
muchos los artículos, los ensayos publicados en estos años acerca
del hecho religioso. En general son pesimistas.
g El Sínodo para Europa – octubre de 1999 – afirmaba que “el predominio cultural del marxismo ha sido sustituido por un pluralismo indiferenciado y fundamentalmente agnóstico o nihilista. (…) Es grande el riesgo de una progresiva descristianización del continente, hasta el punto de formular la hipótesis de una especie de apostasía del continente”2. Es evidente que, ya sea la práctica religiosa como las creencias, son más débiles entre los jóvenes, los cuales viven siempre más alejados de la fe. “Se trata de una faja de la población… más herida por la secularización ambiental”3. La evangelización se hace cada vez más difícil a causa de esta secularización de los ambientes. La ignorancia religiosa y los prejuicios que cada día los jóvenes absorben de ciertos medios de comunicación han alimentado en ellos la imagen de una Iglesia/institución conservadora, que va contra la cultura moderna, sobre todo en el campo de la moral sexual; por tanto todas las ofertas religiosas son automáticamente desvalorizadas, relativizadas. El drama es la ruptura existente en la cadena de transmisión de la fe. Los espacios naturales y tradicionales (familia, escuela, parroquia) se revelan ineficaces, crece la ignorancia religiosa en las nuevas generaciones, y... continúa la emigración silenciosa extramuros de la Iglesia.
g La ignorancia religiosa es casi absoluta. No es fácil definir la imagen que los jóvenes tienen de Dios, pero ciertamente el Dios cristiano ha perdido la centralidad frente a un Dios mediático que lleva a la divinización de las figuras del mundo del deporte, de la música, del cine. Los jóvenes sienten la pasión por la libertad y no se detienen ante los portales de las iglesias: piensan que la Iglesia sea un obstáculo para su libertad. Frente a esta situación, ¿qué educación ofrecen las instituciones escolares y eclesiales? ¿Por qué la pregunta religiosa ha sido borrada del horizonte vital de los jóvenes? Juan Pablo II ha convocado la Iglesia a una nueva evangelización lanzada con nuevo ardor, nuevo método y nuevas expresiones. Adolescentes y jóvenes son generosos por naturaleza y se entusiasman por las causas que valen. ¿Por qué Cristo ha dejado de ser significativo para ellos? La Iglesia debe aprender los lenguajes de los hombres de todo tiempo, etnia y lugar... evidentemente, tiene un “serio problema de lenguaje” que no le permite expresar en formas adecuadas la salvación que Cristo ofrece. En el fondo se trata de un problema de comunicación, de inculturación del Evangelio y de educación a la fe. La educación salesiana parte de la situación concreta de la persona, de su experiencia humana y religiosa, de sus angustias y ansias, de sus gozos y esperanzas, privilegiando el testimonio en la transmisión de la fe y de los valores.
g ‘Evangelizar educando’ significa saber proponer la mejor de las noticias (la persona de Jesús) adaptándose y respetando la condición evolutiva del sujeto. El joven busca la felicidad, el gozo de la vida y es capaz de sacrificarse para alcanzar estos objetivos, si le mostramos un camino que convence y nos ofrecemos como capaces compañeros de viaje. Los jóvenes estaban convencidos que Don Bosco los quería, que deseaba su felicidad aquí en la tierra y en la eternidad. Por esto aceptaban el camino que él les proponía: la amistad con Cristo. Don Bosco nos enseña a ser al mismo tiempo educadores y evangelizadores. Como evangelizadores conocemos y buscamos la meta: llevar los jóvenes a Cristo; como educadores debemos saber partir de la situación concreta del joven y encontrar el método adecuado para acompañarlo en su proceso de maduración.
1 Cfr. ACS 290, 4.2
2 Cotidiano “LE MONDE”, 17 abril 2003
3 LLUIS OVIEDO TORRO´, “La religiosidad de los jóvenes”, Razón y Fe, junio 2004, p.447
-