PRESENTACIÓN DE LA REGIÓN DE ASIA SUR |
1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
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“Te hemos esperado, te hemos esperado mucho tiempo, pero finalmente estás aquí; ahora estás entre nosotros y no te dejaremos escapar”
(MB XVIII, 72; MBe XVIII,71)
21 de septiembre de 2006
1 Fiesta de San Mateo Apóstol |
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Introducción
1. Un gran sueño cumplido
La Región de Asia Sur. La situación política, social y religiosa de la Región: India, Sri Lanka, Myanmar (Birmania), Nepal, Kuwait, Yemen
3. Historia de la presencia salesiana en la Región
3.1. La actividad misionera en la primera mitad del siglo
3.2. Dos grandes misioneros: El Arzobispo Louis Mathias, Don José Carreño
3.3. El rápido desarrollo de la Congregación. Los Salesianos en la India, en Myanmar,
en Sri Lanka, en Nepal, en Kuwait, en Yemen
4. La actual presencia salesiana
4.1. La coordinación interinspectorial
4.2. La formación. La formación permanente. La formación inicial.
4.3. La pastoral juvenil. Las instituciones educativas, los internados y las residencias,
los centros juveniles, el apostolado en favor de los jóvenes en peligro (YaR), los
servicios de orientación profesional, la orientación vocacional
4.4. La Familia Salesiana
4.5. La comunicación social
4.6. La actividad misionera. La misión de Arunachal. Las parroquias. El programa de
desarrollo social, parte integrante de la actividad misionera
La santidad de los primeros misioneros. El Arzobispo Stefano Ferrando. Don
Francesco Convertini
6. Los grandes desafíos de la Región
6.1. Dar a Dios a los jóvenes, prioridad absoluta
6.2. Vivir apasionados por la “missio ad gentes”
6.3. Robustecer la vida común
6.4. Cuidar la identificación carismática de los hermanos
Queridísimos hermanos:
Hace tres meses publiqué la carta de convocatoria para el CG26, que ha tenido en todas partes una acogida muy positiva, como testifican los innumerables e-mails y las cartas que he recibido y sigo recibiendo, que expresan la alegría de los hermanos por el tema escogido, su santo orgullo de ser hijos de Don Bosco y su disponibilidad para realizar los cambios personales, comunitarios e institucionales necesarios para el objetivo de permanecer siempre fieles a Dios, a Don Bosco y a los jóvenes.
Ahora, en esta nueva carta, quiero proseguir la presentación de las Regiones. Y, en seguida, mientras comienzo a escribir la carta, mi mente se siente inundada de los recuerdos todavía vivos de mis dos visitas a la Región de Asia Sur: la primera, en febrero de 2005, a las Inspectorías de Kolkata (Calcuta), Guwahati y Dimapur, en el noreste de la India, y a Nueva Delhi, la capital de India, para estar presente en la inauguración de las celebraciones centenarias de la presencia salesiana en India, y, a continuación, para presidir la Visita de conjunto; la segunda, en febrero de 2006, a Sri Lanka para la celebración de los cincuenta años de presencia salesiana en aquella isla-nación, y a las Inspectorías indias de Chennai (Madrás), Bangalore y Hyderabad, y particularmente a Thanjavur, en la Inspectoría de Tiruchy, para clausurar las celebraciones centenarias.
Espero mi próxima visita, en febrero de 2007, a las otras Inspectorías de la Región: las de Bangalore (específicamente en Kerala, para el jubileo de oro de la presencia salesiana en aquel estado) y de Mumbai (Bombay), a la Visitaduría de Panjim (para el jubileo de diamante de la presencia salesiana en aquel territorio), a la Visitaduría de Myanmar (Birmania) y Ranchi en la Inspectoría de Nueva Delhi.
En mis primeras visitas a la Región me ha impresionado la fecundidad con que se vive el carisma salesiano y se manifiesta en las diversas Inspectorías. Tengo aún ante mis ojos los miles de caras de jóvenes, llenos de vida y de entusiasmo, que he visto en los diversos encuentros. En todos los sitios adonde iba oía a muchachos y jóvenes aclamar y gritar: “¡Viva Don Bosco!”. ¿Cómo olvidar en encuentro en Chennai, donde más de 15.000 jóvenes provenientes de diversos institutos nuestros se reunieron para un encuentro de paz? Todo aquel júbilo era expresión de su alegría por haber sido educados por los hijos de Don Bosco, por pertenecer a la Familia Salesiana y por encontrar al sucesor de Don Bosco.
Este primer centenario de la presencia salesiana en la Región ha sido verdaderamente un don de Dios a la Iglesia y a la Congregación. Para los salesianos todo lo que se ha hecho ha sido un siglo para aprender, crecer y llevar a cumplimiento el sueño de Don Bosco en favor de los jóvenes, un siglo de bendiciones abundantes. En este punto, debo expresar el agradecimiento de la Congregación a todos los que han sido los instrumentos del maravilloso desarrollo. La vibrante presencia salesiana en la Región hoy es el fruto de la empresa pionera de los misioneros del extranjero, que hicieron del “Da mihi animas” de Don Bosco la razón y el motor de su vida. Ellos implantaron el carisma salesiano, que hoy produce frutos en abundancia. ¡A todos estos misioneros, de diversas lenguas y nacionalidades, la inmensa mayoría de los cuales ya ha partido para la casa del Padre para recibir la recompensa de los siervos fieles, va el gracias del Rector Mayor y de toda la Congregación!
Como afirmé en la homilía de la Misa inaugural de las celebraciones centenarias en Nueva Delhi, el 28 de febrero de 2005, “no podemos no quedar maravillados ante la expansión enorme del carisma de Don Bosco, ante el florecimiento de vocaciones, ante el desarrollo de la Familia Salesiana, hasta el punto que hoy podemos decir que la Congregación tiene un rostro indio”. Ciertamente, y de este rostro indio y sur-asiático os quiero hablar en las páginas siguientes.
1. Un gran sueño cumplido
La historia de la presencia salesiana en la Región tiene raíces muy lejanas. Ya en 1875 Don Bosco habló de la India como de uno de los posibles países futuros adonde mandar a sus misioneros.1 Un año después, hizo mención de Ceilán (la actual Sri Lanka) entre los campos misioneros del futuro.2 En ese mismo año Pío IX ofrecía a Don Bosco un Vicariato en la India y el año siguiente Don Bosco escribía a Don Cagliero: “Iremos a asumir el Vicariato Apostólico de Mengador (Mangalore)” y proponía al mismo Don Cagliero la posibilidad de que fuese él el Vicario Apostólico.3 Finalmente, durante la noche entre el 9 y el 10 de abril de 1886, Don Bosco tuvo en Barcelona el sueño misionero, que “él contó a Don Rua (y a otros), con una voz ahogada a veces por los sollozos”.
Don Bosco “vio una inmensa cantidad de jovencitos, los cuales, corriendo a su alrededor, le decían: ‘¡Te hemos esperado, te hemos esperado mucho tiempo, pero finalmente estás aquí; ahora estás entre nosotros y no te dejaremos escapar!’. (...) mientras permanecía como atónito en medio de ellos, vio un inmenso rebaño de corderos conducidos por una pastorcilla, la cual, una vez que hubo separado los jóvenes y las ovejas y colocado a los unos en una parte y las ovejas en otra, se detuvo junto a él y le dijo: ‘¿Ves todo lo que tienes delante?’. ‘Sí que lo veo’ replicó Don Bosco. ‘Pues bien, ¿te acuerdas del sueño que tuviste a la edad de diez años?’. Después, haciendo que los muchachos se acercaran a Don Bosco, le dijo: ‘Mira ahora hacia esa parte, dirige allá tu mirada; haced vosotros lo mismo y leed lo que veáis escrito...’. Un niño dijo: ‘Yo leo: Valparaíso’; ‘yo Santiago’, dijo otro; otros ‘Pekín’. ‘Bien’ dijo la pastorcilla que parecía la maestra de los muchachos, ‘ahora tira una línea desde una extremidad a la otra, desde Pekín a Santiago...’. La pastorcilla siguió hablando a Don Bosco, ‘...aquí ves otros diez centros desde el medio de África hasta Pekín. Y también estos centros proporcionarán misioneros a todas estas otras regiones. Allá está Hong Kong, allí Calcuta… En todas estas ciudades y en otras más habrá numerosas casas, colegios y noviciados’”.4
Pues bien, al ver yo la multitud de los jóvenes en los diversos encuentros que he tenido con ellos en la India, me he acordado de las palabras dirigidas a Don Bosco por los muchachos en el sueño: “¡Te hemos esperado, te hemos esperado mucho tiempo, pero finalmente estás aquí; ahora estás entre nosotros y no te dejaremos escapar!” y, con gratitud, las he visto cumplidas. Así, pues, nuestro trabajo en Asia, especialmente en el Sur de Asia, fue previsto por Don Bosco, claramente mostrado a él por la pastorcilla desde el cielo como parte del futuro de la Congregación, y esto que vemos hoy es el cumplimiento de aquel sueño.
Los obispos del “Padroado” de Mylapore en la India Sur fueron, en las manos de Dios, los instrumentos inmediatos para llevar a los salesianos a la Región. Desde 1896 Mons. Antonio de Souza Barroso repetidamente pidió a Don Rua que mandara a los salesianos a trabajar en su diócesis. Su sucesor fue el obispo Teotonio Manuel Ribeiro Vieira de Castro, un gran admirador de Don Bosco. En 1885 él, joven sacerdote, había estado en Turín para encontrar a Don Bosco y recibir su bendición. Por esto, cuando llegó a ser obispo de Mylapore, tuvo grandes deseos de tener a los salesianos en su diócesis y desde 1901 en adelante escribió frecuentemente a Don Rua pidiendo los salesianos. Finalmente, Don Rua accedió a enviarlos, con tal de que se cumpliesen ciertas condiciones (en su mayor parte respecto de los gastos, la residencia y el mantenimiento). Un acuerdo formal fue preparado y firmado por Mons. Manuel de Castro y Don Rua en Turín el 19 de diciembre de 1904. Se acordó que los salesianos irían a Thanjavur, que entonces formaba parte de la diócesis de Mylapore, para asumir un orfanato que había allí y una escuela profesional. De ese modo, el 5 de enero de 1906 el primer grupo de 5 salesianos, bajo la guía de Don Giorgio Tomatis, llegó a la India.
2. La Región de Asia Sur
Hasta el CG25, Asia Sur formaba parte de la Región Asia y, más tarde, de la Australasia. Considerando el crecimiento constante de los salesianos y de las obras en esta Región, el Capítulo General 25º subdividió la Región en dos: Asia Este-Oceanía y Asia Sur. Hoy, Asia Sur comprende 9 Inspectorías y la Visitaduría del Konkan en India, las Visitadurías de Myanmar y de Sri Lanka, y las comunidades y presencias en las Islas Andaman (pertenecientes a la Inspectoría de Chennai), en el Nepal (perteneciente a la Inspectoría de Kolkata), en el Yemen (perteneciente a la Inspectoría de Bangalore) y en Kuwait (perteneciente a la Inspectoría de Mumbai).
Al comienzo del siglo 20º, en el momento de la llegada de los salesianos a la India, Birmania (hoy Myanmar) y Ceilán (hoy Sri Lanka) eran colonias inglesas, mientras Kuwait era un protectorado británico. La India obtuvo la independencia en agosto de 1947, Myanmar en enero de 1948, Sri Lanka en febrero de 1948, y Kuwait en septiembre de 1961. Nepal era un país independiente desde la segunda mitad del siglo 18º.
1.1 La situación política, social y religiosa |
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Como la Región de Asia Sur es muy amplia y las naciones que la componen son muy diversas en culturas y lenguas, consideraremos cada país por separado.
La India, situada geográficamente en la parte sur de Asia, con límites que van del mar Arábigo al Golfo de Bengala, se encuentra entre Myanmar y Pakistán.
Originariamente la India fue poblada por los Dravidianos, cuya civilización fue una de las más antiguas en el mundo, con una antigüedad de al menos 5.000 años. Hacia el 1.500 a.C. grupos de Arios invadieron el subcontinente indio por el noroeste; su fusión con los habitantes originarios dio origen a la actual cultura clásica india.
Más tarde, en el territorio indio hubo regularmente incursiones por parte de los árabes, de los turcos y de mercaderes europeos; finalmente, durante el siglo XIX Gran Bretaña asumió el control político de casi todo el territorio indio. Una resistencia prolongada al colonialismo inglés desembocó en la independencia en 1947.
Con la independencia, el subcontinente se dividió en dos: el estado secular de la India y el estado musulmán, más pequeño, de Pakistán. Una guerra entre los dos países en 1971 hizo que el Pakistán Este llegase a ser una nación separada, llamada Bangladesh.
Las oleadas sucesivas de invasores extranjeros dejaron una huella indeleble en la cultura del subcontinente indio. De la población total, cerca del 72% es de origen indo-ariano, el 25% de origen dravidiano. Un número considerable de la población es identificado como Dalit. Éstos entran en la lista de “scheduled castes” del gobierno indio y pueden acceder a ciertos beneficios sociales. Además, hay varias tribus que pertenecen a la lista de “scheduled tribes”.
La religión hindú (dharma) contempla cuatro castas en orden jerárquico: los brahmín (la clase sacerdotal), los kshatriya (la clase principesca), los vaishya (la clase comercial) y los sudra (la clase obrera). Los miembros de estas castas principales han oprimido a diversos grupos de los habitantes originarios y los han reducido a una clase de “fuera de casta”, los dalit, los parias. Durante y después de la lucha por la independencia, ha habido una fuerte reacción en la India respecto de esta situación injusta, y hoy, tanto el gobierno como la Iglesia, hacen mucho por el bienestar de los “fuera de casta”. Hemos hecho mención específicamente de este grupo, porque cerca del 70% de los cristianos en India pertenece a los dalit, y en algunas de nuestras Inspectorías indias éstos constituyen los principales destinatarios y beneficiarios de nuestro apostolado.
Hoy, la India es la democracia más grande del mundo, el segundo país más poblado, con una población que supera el millar de millón (1.095.351.995), de los que el 80,5% son hindúes, el 13.4% musulmanes, el 2.3% cristianos. Dentro de la nación existen desigualdades enormes entre los ricos y los pobres. La tasa de alfabetización es sólo del 59,5%. La lengua oficial es el hindi, mientras el inglés goza de una posición asociada como lengua nacional. Además, hay otras 14 lenguas oficiales, cada una con la propia escritura, y otras 200 lenguas no oficiales, sin contar los miles de dialectos. Así, la India es un verdadero mosaico de lenguas, culturas y tradiciones, que contribuyen a su desconcertante complejidad y a una riqueza única.
Después de las elecciones parlamentarias de mayo de 2004, hubo un cambio de gobierno: de un partido ultra-nacionalista de ideología hindutiva (es decir exclusivamente hindú), se pasó a una coalición más moderada de centro-izquierda, con el apoyo externo del partido comunista. Los conflictos interreligiosos (principalmente entre los hindúes y los musulmanes) estallan frecuentemente. También la persecución directa o indirecta de los cristianos continúa, con algún incidente violento de vez en cuando. Aquí es preciso recordar la promulgación en algunos estados de una ley contra las conversiones, que prohíbe la llamada conversión “forzada” de una religión a otra. Pero el verdadero motivo de la ley es impedir a las gentes de las castas inferiores y de las tribus catalogadas que se hagan cristianas. Muchas veces los portavoces de la Iglesia han clarificado las cosas, por ejemplo haciendo ver que la conversión por su naturaleza intrínseca no es forzada, y que no hay conversiones forzadas en la Iglesia.
A nivel político, hay el conflicto, desde mucho tiempo, entre India y Pakistán sobre la cuestión del Kashmir, que tres veces ha llevado a las dos naciones a la guerra, hasta el borde de una guerra nuclear. Pero recientemente parece que hay menos tensión y mayor apertura para el diálogo y se tiene la impresión de que la situación está mejorando.
En el último decenio, más o menos, la globalización llegó a la India de manera notable. El país está a punto de convertirse en una superpotencia económica en los próximos decenios, con todos los males concomitantes, como el consumismo, el materialismo y el distanciamiento cada vez mayor entre los que tienen y los que no tienen. La población de India es todavía en su mayor parte rural y agrícola, aunque en el momento presente se están desarrollando una vasta gama de industrias modernas y una multiplicidad de servicios, que fomentan el crecimiento económico. La India está en condiciones de sacar ventajas de un gran número de gente muy instruida y competente en la lengua inglesa, hasta poder convertirse en un importante exportador de servicios y de pericia en el software. La población enorme y en crecimiento es al mismo tiempo su recurso principal en términos de capital humano, juntamente con sus apremiantes problemas sociales y económicos, hechos todavía más difíciles por el sistema difundido entre las castas, especialmente en las zonas rurales.
Los orígenes del cristianismo en la India pueden remontarse a Santo Tomás Apóstol en el 52 d.C.; la Iglesia siro-malabárica reivindica su origen precisamente de Santo Tomás. Recibió un gran impulso con la llegada de San Francisco Javier en 1542 y con la actividad misionera de los Jesuitas. Después de su supresión en 1776, fueron a la India los misioneros extranjeros de París (M.E.P.) y trabajaron mucho en la evangelización. Una parte del grupo jacobita (que siglos antes había dejado la Iglesia Católica a causa de la excesiva política latinizante de los misioneros portugueses) volvió a la plena comunión con la Iglesia Católica romana en 1930. Y así, además de la Iglesia de rito latino, hay otras dos Iglesias Católicas en plena comunión con Roma: la Iglesia siro-malabárica y la Iglesia siro-malankara, que están gobernadas por los respectivos arzobispos mayores; el arzobispo mayor de la Iglesia siro-malabárica es también cardenal. En el momento presente hay tres cardenales en cargo en la India, uno de los cuales (el cardenal Ivan Dias de Mumbai) ha sido recientemente nombrado Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos.
Los cristianos en India son más de 24 millones, correspondientes al 2.3% de la población; entre ellos los católicos son 1.98% de la población. Hay 21.931 sacerdotes (12.207 diocesanos y 9.724 religiosos); las personas consagradas son 102.102, de las que 12.802 son hombres y 89.300 mujeres.5 El 68% del clero y de los religiosos proviene del sur del país, de los estados de Kerala, Tamil Nadu, Mangalore y Goa. Algunas de las diócesis siro-malabáricas de Kerala tienen un alto porcentaje de católicos (Palai en Kerala tiene el 50.64% de católicos), mientras hay diócesis en el norte de India que tienen menos de 0.02% de católicos.
La jerarquía católica fue erigida en India en 1886, la de la Iglesia siro-malabárica en 1923 y la de la Iglesia siro-malankara en 1932. Además de la Conferencia Nacional de los Obispos (CBCI), desde 1987 hay otras tres distintas Conferencias de los obispos para los tres ritos católicos (latino, siro-malabárico y siro-malankara).
La comunidad cristiana, y más específicamente la comunidad católica, es una fuerza en la India. Aunque son una minoría minúscula, los cristianos atienden al 20% de la educación primaria del país, al 10% de los programas de alfabetización y de asistencia sanitaria comunitaria, al 25% del cuidado de los huérfanos y de las viudas, y al 30% del cuidado de los discapacitados, de los leprosos y de las víctimas del SIDA.
El desafío más grande que la Iglesia en India debe afrontar es trabajar por los más pobres y oprimidos, con una visión y un testimonio claro y evangélico, y promover el diálogo ecuménico e interreligioso entre los miembros de las diversas religiones y sectas.
Sri Lanka (antecedentemente llamado Ceilán) es una isla-nacional tropical, a unos 31 kilómetros al sur de la India. Se encuentra en una posición estratégica en el Océano Índico, en la ruta principal de comercio marítimo entre el Extremo Oriente y África y Europa.
Sri Lanka tiene una historia muy antigua: los expertos afirman que hubo colonias en la isla hace al menos 130.000 años. Un gran porcentaje de la población de más de 20 millones es de origen indio. Entre éstos, la mayor parte (el grupo singalés) encuentra sus orígenes hace miles de años y es considerada como el pueblo nativo del país; ellos son el 73.8% de la población, mientras un número menor de tamil de la India Sur forma el segundo grupo mayor (más del 8.5%) y vive principalmente en la parte norte de la isla.
La guerra civil entre el pueblo singalés y el pueblo tamil, este último apoyado por el grupo revolucionario LTTE, causó más de 100.000 muertos en los últimos dos decenios y dispersos más de 200.000 tamil, que buscaron refugio en el Occidente. Últimamente, la isla ha sido muy severamente herida por el tsunami del 26 de diciembre de 2004, que ha causado más de 10.000 muertos y daños inmensos. Nuestros hermanos han movilizado rápidamente los recursos para llevar consuelo a los parientes de los difuntos, juntamente con comida, techo y otras ayudas a la gente.
De la población total, los budistas son 69,1%, los musulmanes 7,6%, los hindúes 7,1%, los cristianos 8%, y los otros grupos no especificados cerca del 10%.
Ya en 1505 llegaron a la isla sacerdotes portugueses. El trabajo de evangelización comenzó en 1543, y dio pasos enormes en la primera mitad del siglo XVII, con la llegada de varios grupos de misioneros. Entre éstos estuvo el Beato José Vaz, un sacerdote proveniente de Goa. Pero, durante la segunda mitad del mismo siglo, cuando la isla-nación pasó a depender del gobierno de los holandeses (1650-1795), el trabajo de evangelización encontró serios obstáculos. Más tarde, con la llegada de los ingleses, la situación mejoró, aunque varios factores contribuyeron a obstaculizar las actividades de la Iglesia hasta la independencia del país en 1948.
La jerarquía católica fue erigida en 1886. En 1893 se abrió un seminario pontificio en Kandy para proveer a la formación sacerdotal del clero de la India y de Sri Lanka. En 1955 el seminario pontificio de Kandy se trasladó a Pune, en la India; en su lugar se constituyó en Ampitiya el seminario nacional de “Nuestra Señora de Sri Lanka” para servir a las diócesis de Sri Lanka. Hoy la población católica cuenta con 1.365.000 (6,8% de la población total); hay 11 diócesis con 1.080 sacerdotes (683 diocesanos y 397 religiosos) y un número total de 3.038 religiosos, de los que 577 son hombres y 2.461 mujeres.6
El desafío mayor de la Iglesia en Sri Lanka es trabajar por la reconciliación entre los tamil y los singaleses, y resolver el problema étnico; además, trabajar por un diálogo mayor con los budistas.
Myanmar (antigua Birmania) se encuentra en Asia sur-este, limitando con la China, Laos, Bangladesh y Tailandia, a la orilla del Mar de Andaman y el Golfo de Bengala. La población de Myanmar es de unos 48.000.000 habitantes, de los que son budistas el 89%, cristianos el 4% y musulmanes el 4%.
Desde 1988 una despiadada junta militar gobierna el país. No permite a los ciudadanos disponer de sus derechos humanos, la libertad de auto-determinación política, la libertad de prensa y de expresión. Los grupos étnicos en los estados de Shan, Mon, Karen y Karenni (en los confines con Tailandia) están reprimidos por el gobierno por objetivos militares, siguiendo un plan sistemático de “purificación étnica”, como es llamado.
El origen de la Iglesia en Myanmar puede colocarse hacia la mitad del 1500 y específicamente en un tentativo de evangelización hecho en 1544 por un franciscano francés. Casi un siglo más tarde, llegaron a Myanmar los capuchinos y, después de ellos, los Barnabitas. Durante la primera mitad del siglo XIX, como consecuencia de la guerra entre los ingleses y los birmanos, la Iglesia quedó casi completamente exterminada, de modo que en 1866 quedaron sólo dos sacerdotes católicos. Gradualmente la situación ha mejorado, y en 1995 fue erigida la jerarquía católica.
Hoy Myanmar tiene una población católica de más de 620.000 fieles (1,16%); hay 13 diócesis, con 574 sacerdotes (de los que 540 son diocesanos y 34 religiosos) y 1.627 consagrados religiosos, de los que 139 son hombres y 1.488 mujeres.7
En 1965-1966 el gobierno nacionalizó todos los institutos eclesiásticos. Sin embargo, a pesar de los obstáculos provenientes de la situación política, la Iglesia es fuerte y dinámica. Desde 1995 la Conferencia episcopal de Myanmar presiona por la libertad de religión, sobre la base de la Constitución nacional.
El Nepal, un país de Asia Sur sin salida al mar, se encuentra en una posición estratégica entre China y la India; es un país que va desde una altura de 70 metros hasta los 8.850 metros del monte Everest; 8 de las 10 cimas más altas del mundo se encuentran en el Nepal.
El Nepal es uno de los países más pobres y subdesarrollados del mundo, con casi una tercera parte de la población bajo el umbral de la pobreza. El desarrollo económico del Nepal es muy bajo, y esto es debido a su atraso, a su ubicación geográfica remota y sin salida al mar, a la facilidad con que está sujeto a desastres naturales y, sobre todo, a la lucha civil interna, dirigida por guerrilleros maoístas y por un número de grupos radicales antimonárquicos, juntamente con los de izquierdas. La situación precaria también ha reducido el turismo, que en tiempos mejores era una de las fuentes principales de divisa extranjera.
El Nepal tiene una población de 29 millones de habitantes y está gobernado por un rey, con un parlamento y ministros. Pero la situación política es mudable, incluso anárquica. Un ejemplo típico ha sido en 2001 la masacre de diez miembros de la familia real, incluidos el rey y la reina, a manos del príncipe heredero. La mayor parte de la población nepalesa es hindú. La conversión a otra religión está prohibida por ley.
La fe católica fue llevada a Nepal por los misioneros jesuitas en 1628, pero el trabajo de evangelización emprendido por ellos fue muy reducido. Hoy, los católicos son cerca de 8.000 (0,02%), con 50 sacerdotes (12 diocesanos y 38 religiosos), 164 consagrados religiosos, de los que 40 son hombres y 124 mujeres.8
Las conversiones del hinduismo, que es la religión nacional, no sólo están prohibidas, sino castigadas con la encarcelación. La misión cristiana, entendida como una proclamación explícita del Evangelio, está prohibida.
Kuwait, un pequeño país, se encuentra en Medio Oriente, entre Iraq y Arabia Saudita, limitando con el Golfo Pérsico. Aunque es rico en petróleo, es dependiente casi totalmente en cuanto a la importación de alimentos; el 75% del agua potable tiene que ser destilada o importada.
Kuwait tiene una población de unos 2.650.000, que incluye 1.300.000 extranjeros; el 85% son musulmanes, mientras el otro 15% está formado por cristianos, hindúes, zoroastrianos, y otros, casi todos expatriados.
El origen del cristianismo en la región se puede remontar hasta los tiempos apostólicos. En el momento presente, de la población total los católicos son cerca de 158.500 (5,98%) y pertenecen a diversos ritos. Hay un obispo católico y una catedral en Kuwait City, y otros tres lugares para el culto: hay 12 sacerdotes, de los que 9 son religiosos. Los consagrados religiosos son 22, de los que 13 son hermanas.9
Yemen es otro país en Medio Oriente, con una población de casi 21.000.000, prácticamente toda musulmana, con un número insignificante de judíos, cristianos e hindúes. La parte norte obtuvo la independencia del imperio turco en 1918, mientras los ingleses se retiraron de la parte sur sólo en 1967. Cuando el Yemen Sur tomó una orientación marxista, miles de ciudadanos del sur se refugiaron en el norte; este éxodo puso a las dos regiones en conflicto. Finalmente, en 1990 las dos regiones se reunieron en una República del Yemen. Ahora, hablando relativamente, el país goza de una cierta armonía.
En una población total de 21 millones, hay alrededor de 4.000 católicos y también éstos son en su mayor parte expatriados filipinos e indios, juntamente con un pequeño grupo de iraquíes, sudaneses, libaneses, jordanos, americanos e ingleses. Hay 5 sacerdotes salesianos, con el encargo de capellanes de las Misioneras de la Caridad de Madre Teresa, pero que proveen también a las necesidades espirituales de la pequeña población católica. Hay 4 comunidades de las Misioneras de la Caridad de Madre Teresa, con 24 hermanas de diversa proveniencia. En 1998 tres de ellas fueron matadas por un fundamentalista islámico: han sido las primeras mártires de las Misioneras de la Caridad en dar la propia vida por la fe en el servicio de los pobres. En algunos centros, donde trabajan los salesianos, se hacen programas de animación para ayudar a los expatriados a resistir a la atracción de los fundamentalistas islámicos y de las sectas protestantes. Actualmente la situación está mejorando, a partir del año 2000, cuando el Presidente dio orden al Primer Ministro de devolver a la Iglesia católica en Yemen los edificios de las iglesias junto con sus terrenos adyacentes.
3. Historia de la presencia salesiana en la Región
El primer grupo de salesianos estaba formado por tres sacerdotes, un clérigo, un coadjutor y un aspirante; eran cuatro italianos, un belga y un francés, bajo la guía de Don Giorgio Tomatis. Se embarcaron en Génova el 17 de diciembre de 1905 y llegaron a Bombay el 5 de enero del año siguiente. Hospedados al principio por el obispo de Daman y luego por el de Mylapore, llegaron a Thanjavur, su destino misionero, el 14 de enero de 1906.
En seguida asumieron la responsabilidad del orfanato de San Francisco Javier y de la escuela elemental de la parroquia. En el arco de tres semanas después de su llegada, activaron un grupo de cooperadores salesianos y comenzaron el oratorio festivo, donde por la tarde, después del recreo, los muchachos tenían una hora de catecismo, enseñado por los cooperadores y por algunos de los mayorcitos de entre los jóvenes. En febrero del mismo año se iniciaron dos talleres.
Ya en junio de 1906 administraron el primer bautismo. Además, desde el principio, trataron de promover vocaciones indígenas. Así, en agosto de 1907 un joven de 28 años, Ignacio Muthu, pidió entrar en los salesianos en Thanjavur. En 1908, junto con otro aspirante, fue mandado a Italia para hacer su noviciado. Después del noviciado y de los estudios filosóficos hechos en Portugal, los dos jóvenes salesianos regresaron a la India. Ignacio Muthu, ordenado el 31 de diciembre de 1816, fue el primer sacerdote salesiano indio.
Mientras estaban cumpliéndose los dos primeros años de trabajo salesiano en Thanjavur, la muerte inesperada, acaecida el 19 de noviembre de 1907, de Don Ernest Vigneron, uno de los misioneros del primer grupo, fue un duro golpe para la comunidad salesiana. Pero Dios proveyó de forma singular. Otro misionero francés, Don Eugenio Mederlet, estaba viajando hacia China para unirse a los misioneros salesianos en Macau. Pasando por la India, se detuvo a visitar a su amigo Don Vigneron. Mientras estaba todavía en India, su amigo murió, y Don Rua mandó un telegrama a Don Mederlet pidiéndole que se quedara en la India para sustituirlo.
En 1909 Don Tomatis, dejando la misión de Thanjavur al cuidado de Don Mederlet, fue a Mylapore (Chennai) para iniciar allí una segunda fundación. También aquí se comenzó con el trabajo por los huérfanos en un orfanato ya existente. Don Tomatis murió improvisamente en 1925.
Mientras tanto, la Santa Sede estaba haciendo presión sobre los salesianos para que aceptasen la vasta misión del Assam. Finalmente, el 13 de enero de 1922 el primer grupo de 11 misioneros (6 sacerdotes y 5 coadjutores), con Don Louis Mathias al frente, llegó a Shillong, entonces capital del Assam. En diciembre de 1922 Don Mathias fue nombrado Prefecto Apostólico del Assam. Desde aquel momento no se volvió ya la mirada atrás. En 1923 los salesianos de India formaron una “Visitaduría” con sede en Shillong, y Don Mathias fue nombrado su superior. El 28 de mayo de 1926 la “Visitaduría” india fue elevada a Inspectoría: Don Mathias fue el primer Inspector, la sede permaneció en Shillong, y Santo Tomás Apóstol fue escogido como patrono.
Mientras la obra salesiana progresaba muy bien en el norte, la situación en el sur no era tan estimulante. Los salesianos tuvieron problemas con la administración diocesana local. El obispo local se había mostrado muy amigo y paternal hacia los salesianos; en cambio, no fue así el Vicario General que gobernó la diócesis durante la larga ausencia del obispo en Europa. Por esto, el Visitador extraordinario, Don Pietro Ricaldone, retiró a los salesianos de Thanjavur y Mylapore y los mandó a Mumbai (Bombay) y a Vellore. En 1928 la misión del Norte Arcot, con sede en Vellore, fue unida a la archidiócesis de Madrás, la cual, a su vez, fue confiada a los salesianos, y Don Eugenio Mederlet fue nombrado arzobispo.
En 1934 Don Louis Mathias y Don Stefano Ferrando fueron ordenados obispos en Shillong y en Krishnagar respectivamente. En 1935 Mons. Mederlet murió improvisamente. Mons. Mathias fue entonces trasladado a la archidiócesis de Madrás y Mons. Ferrando a Shillong. En 1939 los salesianos del norte entraron en Birmania (Myanmar) y comenzaron a trabajar en Mandalay; en 1956 los del sur iniciaron la obra salesiana en Negombo, en Sri Lanka.
3.1 La actividad misionera en la primera mitad del siglo
Desde 1922 hasta la segunda guerra mundial, hubo un flujo constante de misioneros salesianos, que llegaron a la India del extranjero. Después de la proclamación de la independencia, en 1947, se fue haciendo cada vez más difícil para los misioneros extranjeros entrar en la India. Por fin, en 1966 el gobierno puso fin a la entrada de misioneros del extranjero. Así, de 1906 hasta 1966, un período de 60 años, más de 450 salesianos de diversos países llegaron a la India como misioneros – la mayor parte de ellos de Europa, especialmente de Italia, pero algunos también de Australia y de América. La gran mayoría de ellos murieron en la India, la tierra de su adopción misionera; algunos, pocos, regresaron a su país nativo por motivos de salud o por otros motivos conexos. Hoy en la India quedan solamente 31 misioneros extranjeros.
Desde el principio, las misiones fueron una expresión privilegiada del carisma salesiano entre la juventud. Partir de la educación de los jóvenes para llegar a la evangelización de la gente local: ésta, se puede decir, fue la estrategia misionera específica adoptada por los salesianos en todas sus misiones. Pero la obra misionera en la India presenta algunas características propias, que la distinguen de la obra misionera en otras partes de la Congregación.
En primer lugar, hay que subrayar que desde el principio los misioneros fueron un grupo internacional proveniente de diversos países, presentando así la realidad de una Iglesia universal. Contribuyó también el hecho de que estos misioneros mantenían el contacto con los países de origen para el sustento económico y psicológico, tan necesario para el desarrollo rápido de la misión. Donde se comenzaba una obra misionera salesiana, se veía la transformación, el crecimiento, el progreso en toda la zona circunstante.
También la presencia de un número consistente de coadjutores salesianos, que trabajaban al lado de los sacerdotes, prestando su obra en todo tipo de trabajo especializado, produjo una impresión muy favorable, porque hablaba de la igualdad fundamental de las personas en un país dominado por divisiones de tribus y de castas, y donde cada casta va unida a un determinado tipo de trabajo. El papel del coadjutor salesiano en las misiones ha sido decisivo por la calidad y profundidad de su testimonio laical.
Así, la proclamación del evangelio y la celebración de los sacramentos caminaban al mismo paso de la educación y del trabajo profesional, dando un fuerte testimonio sobre la dignidad de le persona humana y del trabajo humano. La red de las escuelas, de los centros de adiestramiento profesional, de los internados y de las residencias para muchachos y muchachas, que rápidamente aparecieron por todas partes en el territorio misionero, produjeron un profundo impacto transformador en una sociedad que desde hacía mucho tiempo estaba estancada y aislada, y la abrió al amplio mundo circunstante, dando un testimonio creíble de la potencia del Evangelio y de sus implicaciones sociales de gran envergadura.
Una segunda característica del trabajo misionero en la India fue la de la formación de los misioneros in loco. Mons. Mathias insistió con los superiores que mandara jóvenes a la India, donde habrían comenzado el noviciado, pasando luego a través de las fases formativas en los lugares de su futuro ministerio, aprendiendo la lengua, las costumbres y las tradiciones de la gente local, a la que ellos habrían de servir después. Su juventud, su energía y su celo hicieron de modo que se adaptaran muy rápidamente a las condiciones locales y se demostraran como líderes y pioneros excepcionales en las zonas para las que fueron destinados. Junto con esta opción a favor de los misioneros jóvenes del extranjero, hubo también la de reclutar vocaciones locales desde el principio. Esta opción valiente, que iba contra la tendencia entonces practicada en otras partes de contar casi exclusivamente con los misioneros del extranjero, se demostró sabia y previsora, porque preparó a salesianos indios, que crecieron y trabajaron hombro con hombro con los hermanos de origen extranjero, para asumir las redes del gobierno y de la administración cuando los misioneros extranjeros fueron internados en los campos militares durante la guerra, o no pudieron volver al país después de la proclamación de la independencia. De este modo, el trabajo misionero no cesó, cuando el flujo de misioneros del extranjero fue disminuyendo. Continuó, pero en manos diversas, preparadas desde largo tiempo por el espíritu y el celo de los primeros pioneros.
La tercera característica significativa de la estrategia misionera en la India, podríamos decir, fue la fundación de institutos misioneros de hermanas por parte de los obispos salesianos. Las Hermanas Misioneras de María Auxiliadora, las Hermanas Catequistas de María Inmaculada, las Hermanas Visitadoras de Don Bosco, y otros institutos fundados recientemente, pusieron a disposición de las jóvenes iglesias del noreste grupos celosos y dedicados de hermanas locales, que recorrían los villorios y las pequeñas ciudades catequizando, atendiendo a las necesidades sanitarias y, en general, preocupándose de las mujeres y de los niños. En los puestos misioneros, en los dispensarios, en las escuelas y en los internados, estas valientes hermanas integraban estupendamente el trabajo de los sacerdotes y de los coadjutores en los rincones más lejanos del campo misionero.
Hay que poner también de relieve el grupo intrépido de catequistas seglares en cada puesto de misión. En los villorrios más lejanos e inaccesibles, que los sacerdotes o las hermanas podían visitar solamente pocas veces al año, estos catequistas humildes, aun sin estar muy instruidos y escasamente retribuidos, eran el rostro visible de la Iglesia, recogiendo a la gente para la oración todos los domingos, dándoles la instrucción, visitando a los enfermos, preparando a los fieles para los sacramentos, acompañando a los misioneros en sus visitas, traduciendo los discursos en las lenguas locales, y estableciendo los primeros contactos en nuevos territorios. Las Iglesias misioneras deben mucho a estos catequistas pobres y sencillos, que han estado en la vanguardia del impulso misionero ad gentes.
De los 5.000 católicos que había en el Assam, cuando llegaron los primeros misioneros al noreste de la India y aceptaron la misión del Assam de los Padres Salvatorianos, la Iglesia católica ha crecido hasta 1,3 millones de fieles hoy, en el espacio de poco más de 80 años.
Lo que he dicho de la actividad misionera en el noreste puede igualmente decirse de las otras partes de la Región, con las debidas proporciones.
3.2 Dos grandes misioneros
En este punto, siento la necesidad de hacer un paréntesis para rendir homenaje a dos eminentes misioneros, a cuyo celo misionero, entusiasmo, capacidad administrativa y visión de futuro se puede atribuir la implantación y el desarrollo del carisma salesiano. Durante mis recientes visitas a la Región, he oído hablar de ellos con gran respeto y estima.
El Arzobispo Louis Mathias (1887-1965)
El primero es Don Luois Mathias, que presidió la primera expedición misionera al norte de la India, un salesiano francés, una persona muy dinámica. Es indudablemente el salesiano más ilustre de la India del siglo pasado.
Desde el principio, él puso en movimiento lo que más tarde habría sido el lema oficial de su episcopado, “Aude et spera”. Osando y esperando, a pesar de las circunstancias adversas, él llevó al rápido crecimiento del número de los salesianos y de sus actividades, en el período de su responsabilidad como Inspector de la India.10
Don Mathias no fue sólo un líder entusiasta, sino también una persona capaz de despertar su mismo entusiasmo en otros. Él demostró gran ingeniosidad para superar los serios problemas que la nueva misión del Assam debió afrontar, a causa de la falta de hombres y de medios suficientes. Una de sus empresas en el Assam fue crear y mantener el “espíritu de familia”, especialmente en las casas de formación. Fue un organizador formidable y el cerebro de todo proyecto en las misiones. Llevaba el control de todo, pero, al mismo tiempo, dejaba espacio a la iniciativa local, con el fin de que los misioneros no se sintieran sometidos, sino sostenidos. Don Ricaldone, Visitador extraordinario en 1927, lo describió como uno que “poseía capacidades extraordinarias para su cargo. Era inteligente: sabía cómo obtener el apoyo de otros. Pero, sobre todo, fue un hombre de piedad y de observancia religiosa ejemplar”. Gracias a su gran amor a Don Bosco, dio los pasos necesarios para implantar la Congregación no sólo en el Assam, sino también en Calcuta, Bombay, Madrás, Norte Arcot y Krishnagar. El desarrollo de la misión del Assam bajo su dirección fue tal que la Santa Sede en 1934 constituyó en Shillong una diócesis, nombrando a Don Mathias su primer obispo.
Pero el mismo año, habiendo muerto el arzobispo salesiano de Madrás, Mons. Mathias fue trasladado a Madrás para ocupar su puesto. Madrás era otro mundo, pero él se adaptó a la nueva situación. Cuando luego la Santa Sede unió la Archidiócesis de Madrás con la diócesis de Mylapore, creando así la nueva Archidiócesis de Madrás-Mylapore, él fue nombrado su primer Arzobispo. Durante los treinta años pasados en Madrás, demostró ser uno de los obispos más dinámicos de la India. Siempre que los principios o los intereses de la Iglesia eran atacados por el gobierno en cualquier parte de la India, él levantaba su voz de protesta y muchas veces con éxito. Con toda razón se dijo que la jerarquía, el clero y el laicado en la India son deudores a Mons. Mathias de los enormes servicios prestados por él a la Iglesia en la India. El trabajo que hizo en la Archidiócesis de Madrás-Mylapore es sencillamente monumental.
Permaneció siempre como hijo devoto de Don Bosco. Fue extremamente generoso con la Congregación. Algunas de las mejores parroquias y escuelas salesianas en Madrás (ahora Chennai) son dones del Arzobispo Mons. Mathias a la Congregación.
Don José Carreño (1905-1986)
Otro salesiano significativo, que dejó profunda huella en el sur de la India, fue Don José Carreño, originario de España. Si Mons. Mathias fue el salesiano más ilustre de la India durante el siglo pasado, se puede decir que Don Carreño fue el salesiano más amado en la India sur durante el mismo siglo.11
Cuando los salesianos tuvieron que retirarse de Thanjavur, Norte Arcot fue el campo de su apostolado y Tirupattur en el Norte Arcot fue el corazón del mundo salesiano en la India Sur. Don Carreño hizo palpitar este corazón de amor por Cristo. Se ha dicho que como maestro de novicios, encargo que se le confió cuando no tenía aún treinta años, hacía enamorar a los novicios del Sagrado Corazón de Jesús.
Copio aquí dos cartas de dos de sus novicios, porque presentan un cuadro nítido de Don Carreño. La primera es de Hubert D’Rosario, que más tarde fue Arzobispo de Shillong-Guwahati. Escribió: “Mi maestro de noviciado fue Don Carreño. Él se preocupaba de nosotros como un padre... Nos sentíamos atraídos a él y tratábamos de imitarlo. Él inculcaba en nosotros valores duraderos... Era un profesor brillante, un predicador convincente... Teníamos siempre tantas ganas de escuchar sus conferencias, que él preparaba tan bien. Nos había conquistado su corazón paterno. La alegría, el amor, la paz y la esperanza eran las cosas que se respiraban en aquella casa... Aquella casa era como el paraíso”.12 El segundo testimonio es de Don Luigi Di Fiore, que más tarde fue Inspector de Madrás: “Sin duda, la herencia más hermosa que Don Carreño nos dejó fue el espíritu salesiano en sus características: la sed por las almas, la caridad fraterna y el espíritu de familia, apoyado en la oración, en el trabajo, en la alegría, en un sano optimismo y en la hospitalidad”.13
En 1944 Don Carreño fue nombrado Inspector de la Inspectoría de la India Sur, y en la primera reunión del Consejo se tomó la decisión de consagrar la Inspectoría al Sagrado Corazón de Jesús. Muchos salesianos de la India Sur atribuyen el crecimiento fenomenal de la Inspectoría del sur al amor de Don Carreño al Sagrado Corazón y a la consagración de la Inspectoría al Sagrado Corazón de Jesús. La aportación más notable de Don Carreño a la India salesiana fue el esfuerzo por aumentar el número de los candidatos indígenas a la vida salesiana. Ya en 1893 el Papa León XIII había escrito: “... la suerte de la Iglesia en la India no habría podido tener nunca raíces sólidas sin la entrega continua de un clero indígena en la India, piadoso y celoso”.14 Don Carreño estaba plenamente de acuerdo con el Papa acerca de la importancia de las vocaciones indígenas para la vida salesiana.
Con el comienzo de la segunda guerra mundial, cesó el flujo de personal de Europa. Pero lo que fue peor es que los salesianos italianos y alemanes fueron internados en los campos de concentración y así la Inspectoría se quedó con poquísimos salesianos. Don Carreño en 1943 abrió un aspirantado en Tirupattur. Al principio, acogió sólo a aquellos jóvenes que habían acabado la escuela secundaria, pero luego, dándose cuenta de que eran demasiado pocos para tanto trabajo futuro, comenzó a acoger también a muchachos más jóvenes. Esta orientación ha permanecido hasta el presente en la India y si hoy los salesianos indios son tan numerosos, esto es debido a la previsión y al valor de Don Carreño.
3.3 El rápido desarrollo de la Congregación
En 1923 fue erigida la “Visitaduría” india, con sede en Shillong; el 28 de mayo de 1926 fue elevada al grado de Inspectoría, bajo el patrocinio de Santo Tomás Apóstol. Sucesivamente, el 24 de enero de 1934 la Inspectoría salesiana de la India se subdividió en dos: la Inspectoría de la India Norte, con patrono San Juan Bosco y con sede en Shillong, que más tarde fue trasladada a Calcuta (Kolkata); y la Inspectoría de la India Sur, con patrono Santo Tomás Apóstol y con sede en Vellore, que fue más tarde trasladada a Madrás (Chennai).
El 17 de octubre de 1959 se separó de Kolkata la Inspectoría de Guwahati, teniendo a María Auxiliadora como patrona. El 31 de enero de 1972 la “Visitaduría” de Mumbai fue erigida como Inspectoría, que tuvo como patrono a San Francisco Javier. El 19 de marzo de 1979 la Inspectoría de Bangalore fue separada de la Inspectoría de Chennai y asumió como patrono al Sagrado Corazón de Jesús, mientras el 8 de diciembre de 1981 la Inspectoría de Dimapur fue separada de Guwahati y tomó como patrono a San Francisco de Sales. El 24 de abril de 1992 Hyderabad, que hasta entonces formaba parte de la Inspectoría de Bangalore, fue erigida como Inspectoría y dedicada a San José, mientras la Delegación de Nueva Delhi, que formaba parte de la Inspectoría de Kolkata, fue canónicamente erigida como Inspectoría el 24 de enero de 1997 bajo el patrocinio de Jesús Buen Pastor. El 5 de agosto de 1999 la Inspectoría de Chennai se dividió en dos, formando la parte sur una Inspectoría que tenía a Nuestra Señora de la Salud como patrona y la sede en Tiruchy. Finalmente, en 2004 tres Delegaciones fueron elevadas al grado de Visitadurías, y comenzaron respectivamente: el 6 de agosto la de Myanmar, separada de Kolkata, con María Auxiliadora como patrona; el 15 de agosto la de Sri Lanka, separada de Chennai, con San José como patrono; y el 31 de agosto la de la región Konkan, separada de Mumbai, con el Beato José Vaz como patrono.
En 1894 Don J. L. Lafon fundó en Mandalay un orfanato para los muchachos chinos, que luego amplió para acoger a huérfanos de diversas nacionalidades que se encontraban en Birmania y al que más tarde añadió también una escuela. Dado el crecimiento continuo de la escuela y del internado, y considerando que su edad avanzaba, Don Lafon no podía llevar la escuela él solo. Por eso, en 1928, con la aprobación del obispo Mons. Falière, escribió al Inspector salesiano, Don Mathias, pidiendo que los salesianos asumiesen la responsabilidad de la obra. Finalmente, en 1939, un grupo de seis salesianos, con Don Antonio Alessi a la cabeza, llegó a Mandalay para asumir la dirección del internado y de la escuela.
Como suele suceder al comienzo de una obra, también en Myanmar los salesianos tuvieron que pasar un período muy duro por varias dificultades, sobre todo económicas. Luego, pronto, Mandalay se convirtió en campo de batalla entre los japoneses y los ingleses. Durante la guerra, los salesianos perdieron prácticamente todo lo que poseían, pero gracias a Dios ninguno perdió la vida. Más aún, ellos acogieron a mucha gente, entre los que había 10 seminaristas, huérfanos y familias de refugiados. Después de la guerra se volvió gradualmente a la vida normal, gracias a la ayuda de las autoridades inglesas. Pero, poco tiempo después, explotó una guerra civil dentro del mismo Myanmar y también esta vez los salesianos debieron sufrir mucho.
En 1952 los salesianos aceptaron la parroquia de Thingangyung, a unos 5 km. de Yangon. En 1957 abrieron el aspirantado en Anisakan. En 1964 el primer grupo de 3 novicios comenzó el noviciado en Anisakan y después de la profesión continuó la formación del postnoviciado en la misma casa. Luego llegó la revolución socialista de 1965 y todos los misioneros del extranjero fueron expulsados y las escuelas privadas nacionalizadas. Sólo Don Fortunato Giacomin, un misionero italiano, logró permanecer en el país y mantuvo juntos a los nuevos profesos, actuando como superior de ellos, como profesor de filosofía y teología, todo junto.
En 1975 se abrió la misión de Lashio, gracias al celo misionero de Mons. Jocelyn Madden; la misión continuó floreciente hasta convertirse en una diócesis, con Mons. Charles Bo, SDB, primer obispo. En 1977 se abrió la casa de formación en Yangon para los estudiantes de teología, que frecuentaban el seminario mayor interdiocesano. En 1988 se dio inicio al aspirantado de Hsipaw y a la misión de los estados Wa.
Desde los principios, Myanmar formaba parte de la Inspectoría de Kolkata. En 1964 se convirtió en una Delegación con el propio Delegado. Finalmente, considerando la necesidad de ayudar a la Delegación de Myanmar a desarrollarse, y visto también el crecimiento continuo aunque lento del número de hermanos, el número constante de prenovicios y novicios, la posibilidad de un desarrollo global de la región, la estima y el aliento de los obispos y, sobre todo, la fidelidad indefectible y el cariño de los hermanos a Don Bosco, especialmente durante los años de prueba, el Rector Mayor en 2002 decidió elevar la Delegación de Myanmar al grado de Visitaduría. La erección se realizó sucesivamente el 13 de junio de 2004.
Don Enrico Remery, un salesiano francés de la Inspectoría de Chennai, comenzó la presencia salesiana en la isla en 1956 cerca de la ciudad de Colombo; en 1962 se abrió un instituto en Ettukal-Negombo. Aunque la obra progresaba gradualmente, Don Remery permaneció solo durante algunos años, porque el gobierno de Sri Lanka no permitía a los indios entrar allí.
Por mucho tiempo, los hermanos jóvenes de Sri Lanka fueron mandados a la India para su formación inicial; pero también esto resultó imposible por motivos políticos. A continuación, en 1976 se comenzó en Kandy un centro de formación para los hermanos jóvenes orientados al sacerdocio. Hoy, en Sri Lanka, hay diversas casas de formación: un aspirantado, un prenoviciado, un noviciado y un postnoviciado. Para los estudios teológicos los candidatos son mandados a los estudiantados de teología en India o en otras partes.
En 1993 Sri Lanka se convirtió en una Delegación de la Inspectoría de Chennai. En el arco de un decenio, la Delegación se desarrolló, dotándose de una infraestructura casi completa para la animación y la administración. Por esto, en 2003, el Inspector de Chennai, con el consentimiento de su Consejo y consultando al Delegado de Sri Lanka, pidió al Rector Mayor separar la Delegación de Sri Lanka de la Inspectoría de Chennai y erigirla como Visitaduría. La Visitaduría de Sri Lanka fue erigida canónicamente el 13 de junio de 2004.
La presencia salesiana en Nepal comenzó en 1992. Don Antonio Sharma, SJ, Prefecto Apostólico, compró un trozo de terreno en Dharan e invitó a los salesianos a responsabilizarse de la misión, que consistía en cerca de 300 católicos ó 93familias en la localidad y en seis centros cercanos. Los salesianos iniciaron una escuela en Kathmandu, la capital, el año 2000. Actualmente, tenemos una comunidad y una presencia en Nepal, que forma parte de la Inspectoría de Kolkata, con dos hermanos prestados por la Inspectoría de Bangalore.
La presencia salesiana en Kuwait comenzó el año 2000, cuando el Rector Mayor, Don Juan Vecchi, confió Kuwait a los salesianos de la Inspectoría de Mumbai, para que iniciasen una escuela para los hijos de obreros, empleados principalmente en el trabajo de las construcciones. La mayor parte de ellos es de origen indio o filipino.
A la Madre Teresa de Calcuta le pidió el gobierno del Yemen abrir una obra en el país para que cuidasen a los ancianos y a los abandonados. Ella aceptó la propuesta, a condición de que las Hermanas tuvieran un capellán para proveer a sus necesidades espirituales. Cuando el gobierno accedió a su petición, ella pidió ayuda al Rector Mayor, Don Egidio Viganò, el cual pidió a la Inspectoría de Bangalore que mandaran salesianos como capellanes para las Hermanas de Madre Teresa en el Yemen.
La primera presencia salesiana se estableció en 1987 en Sana’a, la capital del Yemen; un trabajo semejante de capellanía se realizó también en otros lugares: en 1988 en Hodeidah, en 1989 en Taiz y en 1991 en Aden. En todos estos centros, además de ser capellanes oficiales de las Misioneras de la Caridad, los salesianos cuidan grupos significativos de católicos, en su mayor parte obreros expatriados.
4. La actual presencia salesiana
Hoy, la Región de Asia Sur tiene 9 Inspectorías y 3 Visitadurías, con cerca de 2.400 hermanos y 170 novicios, en 359 centros; de éstos, 270 son casas erigidas canónicamente y 89 presencias aprobadas, todavía no erigidas canónicamente. En la Región hay 5 arzobispos y 6 obispos salesianos. La edad media de los hermanos es de 40,3 años. Además, hay muchos misioneros que han marchado de la India a las diversas partes del mundo, para llevar el Evangelio e implantar el carisma salesiano. La pequeña semilla sembrada en el terreno indio hace cien años se ha convertido hoy en un gran árbol, produciendo frutos de evangelización y de actividad misionera en todo el mundo.
4.1 La coordinación interinspectorial
En la Región se ha constituido una Conferencia interinspectorial, con sus propios estatutos, que se reúne dos veces al año: una vez en sesión plenaria y otra con una reunión de carácter ejecutivo. La Conferencia salesiana de Asia Sur (SPCSA) tiene su centro en Nueva Delhi y actúa como instrumento de comunicación y de colaboración interinspectorial, como también para la animación y las relaciones públicas. El secretario de la Conferencia está encargado del centro y cuida la publicación de un boletín bienal (SPCSA Bulletin).
Bajo la responsabilidad de la Conferencia hay cuatro comisiones interinspectoriales, dirigidas por delegados interinspectoriales nombrados por la Conferencia misma, que atienden a los cuatro principales sectores de nuestro apostolado: la formación, la pastoral juvenil, la Familia Salesiana y la comunicación social, la animación misionera. La Conferencia Regional elabora su proyecto para el sexenio, basado en el proyecto de gobierno y animación del Rector Mayor y de su Consejo. Así también, cada una de las cuatro comisiones interinspectoriales tiene su programa, inspirado en el mismo modelo. Hay una suficiente interacción entre las comisiones, que se encuentran regularmente. Sus actividades son seguidas por la Conferencia, que cada año aprueba y evalúa sus programas y los presupuestos, y provee a los gastos necesarios. La dificultad está en crear una visión común de la Región y comprometer el personal oportuno y los recursos financieros para realizar y sostener obras y actividades significativas a nivel de la Región.
4.2 La formación
A nivel interinspectorial la Conferencia Regional tiene un centro de formación permanente en Bangalore, Don Bosco Yuva Prachodini, y lo provee de salesianos especializados de las diversas Inspectorías. Programas de renovación se hacen regularmente para los líderes de las comunidades, para los formadores y para los animadores de la pastoral juvenil, tanto salesianos como para otros religiosos. El centro tiene también un curso (que se concluye con los ejercicios espirituales) de un mes de duración para todos los diáconos de las diversas Inspectorías antes de su ordenación. Así también realiza un curso para los hermanos que se preparan a la profesión perpetua.
La formación inicial
Más del 40% de los salesianos de la Región se encuentran en las etapas de la formación inicial. Éste es un hecho que reconocemos con alegría y gratitud. Pero es también una llamada a la responsabilidad para asegurar una alta calidad de formación, la cual es de fundamental importancia para el futuro de la Región.
En la Región hay dos estudiantados de teología, los dos agregados a la Facultad de Teología de la UPS. El del sur (“Kristu Jyoti College”, Bangalore) ofrece una especialización en catequética y pastoral juvenil (Viswadeep), otorgando el bachillerato en teología y la licencia en teología, pastoral juvenil y educación en la fe; desde 1984 publica una revista trimestral titulada Kristu Jyoti. El otro, del norte, (“Sacred Heart Theological College”, Shillong) ofrece una especialización en misiología; desde 1979 publica una revista misiológica que trata temas teológicos relacionados con la misión de la Iglesia en la sociedad contemporánea de la India; desde el 2000 el nombre de la revista es Mision Today. Los dos teologados y las especializaciones que ofrecen están abiertos también a religiosos y religiosas de otras Congregaciones.
Hay, además, cuatro comunidades formadoras para estudiantes de teología, que frecuentan los seminarios de otros religiosos o de la diócesis. Este año tenemos un número global de 206 estudiantes de teología. El año pasado fueron 44 las ordenaciones sacerdotales. En el “Sacred Heart Theological College” de Shillong hay también un centro para la formación específica de los salesianos coadjutores: el curso de 2 años confiere un diploma reconocido por la UPS y está abierto a otros religiosos y religiosas.
Además, la Región tiene nueve casas de postnoviciado, una de las cuales, perteneciente a la Inspectoría de Kolkata, es exclusivamente para los salesianos coadjutores. El postnoviciado de Nashik, en la Inspectoría de Mumbai, está agregado a la Facultad de Filosofía de la UPS y publica una revista trimestral de naturaleza científica titulada Diwyadaan. Todas las casas de postnoviciado tienen estructuras adecuadas, bibliotecas bien abastecidas y personal dedicado, aunque en algunas falta un número suficiente de profesores especializados; en estos casos, prestan su ayuda hermanos preparados de otras Inspectorías. Cuatro estudiantados están también afiliados a las universidades estatales para conseguir el bachillerato. En total, los estudiantes postnovicios son 295. Después de los estudios filosóficos, los jóvenes salesianos hacen su tirocinio o continúan ulteriormente su training académico o profesional. Este año, 84 de ellos han emitido la profesión perpetua.
Las casas de noviciado en la Región son nueve. El 24 de mayo de 2006, 138 novicios han hecho su primera profesión, mientras 171 novicios entraron en los noviciados. La Región cuenta con 10 casas de prenoviciado, que aportan un grupo bien preparado de novicios cada año. Querríamos notar, además, que en la Región hay sólo 163 salesianos coadjutores frente a los 2.247 sacerdotes y clérigos. La proporción es de 1 coadjutor por cada 14 sacerdotes y clérigos.
Hay también otros aspectos que parecen tener necesidad de fortalecerse, como, por ejemplo, la formación de los formadores, que comporta la institución de un programa serio, la formación específica salesiana, que requiere cursos sólidos de salesianidad en las diversas fases formativas con textos apropiados y profesores especializados y el “Curatorium” que debe funcionar bien para las casas de formación abiertas a estudiantes de diversas Inspectorías. Es preciso partir del convencimiento de que la formación es ante todo responsabilidad de toda la Congregación como tal, que tiene la primera responsabilidad de asegurar la identidad carismática de los salesianos.
4.3 La pastoral juvenil
La pastoral en favor de los jóvenes está bien organizada. A nivel regional hay un delegado para la animación juvenil, que es nombrado por la Conferencia inspectorial. Él es también el delegado para la Región en el sector de la educación y de la cultura. Además, cada Inspectoría tiene el propio delegado, asistido por comisiones y subcomisiones, para las cinco dimensiones de la pastoral juvenil. La mayor parte de estas comisiones funciona organizando programas en las escuelas, en los centros juveniles y en las parroquias. Las Inspectorías en su mayor parte tienen su proyecto educativo-pastoral y tratan de llevarlo a la práctica. En general, se nota la tendencia a dar más énfasis a las actividades e iniciativas que a la formación y animación progresiva. Hay necesidad de la elaboración de un proyecto mejor y de una pastoral juvenil más unificada.
El apostolado salesiano por la juventud en la Región presenta diversas formas. La más importante, al tener también el número más grande de beneficiarios, es la educación. Hablando del escenario educativo en la India, ya había indicado que los cristianos son responsables del 20% de los institutos de educación primaria en la India. Podemos también afirmar que los salesianos juegan un papel significativo en el compromiso educativo del país mediante sus instituciones educativas.
Los primeros misioneros tomaron en serio su misión de evangelización educando, y su obra misionera estuvo siempre unida a la educación. La atención se centró en las escuelas, primarias y secundarias, académicas y profesionales, porque la educación básica era la necesidad fundamental de los jóvenes. Pero pronto los salesianos se lanzaron también a colegios universitarios. De hecho, el primer colegio universitario en la Congregación, “St. Anthony’s College”, se abrió en Shillong, en la Inspectoría de Guwahati, en 1934. Hoy hay colegios universitarios también en otras partes de la Región, y éstos confieren los grados universitarios de doctorado y post-doctorado. Ahora que la educación de base se está extendiendo mucho y es accesible a muchos más, hay un desplazamiento de énfasis de la educación primaria a la educación superior, y, por tanto, se siente una necesidad mayor en las diversas Inspectorías de abrir más colegios universitarios.
Se observa que en las ciudades principales nuestras escuelas y nuestros colegios tienen mucha dificultad para afrontar las demandas de admisión: tal es la cantidad de solicitudes para una educación de buena calidad, de modo que en las escuelas se hacen dos turnos – por la mañana y por la tarde – y los colegios universitarios son diurnos o nocturnos. En la Región hay un total de 196 escuelas y colegios universitarios, con un número de 230.375 estudiantes. Estas instituciones educativas son bien conocidas y apreciadas por el buen nivel de disciplina, por su educación integral y por los resultados excelentes. Si Don Bosco es generalmente conocido y respetado en toda la India, esto se debe en gran parte a la red de sólidas instituciones educativas que tenemos en el país.
Pero hay muchos jóvenes que no pueden frecuentar la escuela o el colegio universitario por diversos motivos: la falta de medios, el trabajo a tiempo parcial, la edad ya superada, la falta de puestos en las instituciones formales, etc. Para ayudar a estos jóvenes en dificultad, muchas Inspectorías organizan escuelas nocturnas, lugares para estudiar por la noche, y escuelas y colegios para aprender a distancia. Estas instituciones son muy apreciadas y frecuentadas, y los resultados muy estimulantes.
Hay, además, el hecho de la desocupación, que es un problema serio en la India. Aunque se habla de un boom económico, los puestos de trabajo son escasos y difíciles de encontrar. La educación por sí sola no prepara a la persona para un trabajo decoroso. Por eso, se requieren instituciones profesionales y agrícolas para equipar a los jóvenes con las capacidades necesarias. Los salesianos de la Región han tomado en serio este problema. Cuentan con 85 instituciones profesionales y 2 instituciones agrícolas, atendiendo así a un total de 14.030 jóvenes. Entre estas instituciones, hay colegios universitarios de ingeniería y de informática, y otras que ofrecen una formación técnica y profesional para preparar una mano de obra cualificada. En estas dos categorías, al lado de las instituciones que ofrecen la educación formal, hay también muchas que proveen la educación no formal a los estudiantes que, de un modo u otro, no se califican para la admisión en las instituciones formales. También esto es una ayuda notable para reducir la desocupación.
En el conjunto de las instituciones educativas, los internados y las residencias merecen una palabra como medios actuales de pastoral juvenil. Los internados son para los muchachos de diversa proveniencia que frecuentan la escuela: muchachos de los villorrios donde no hay escuelas, muchachos de familias donde no hay las mínimas facilidades para el estudio, muchachos huérfanos o de familias separadas; este tipo de internado, especialmente en las zonas misioneras y pobres, sirve para evangelizar e inculcar los valores cristianos a los cristianos y no-cristianos por igual, y dar una buena educación. Las residencias son generalmente para los estudiantes universitarios y jóvenes obreros, y son consideradas como un medio actual de apostolado y de transmisión de valores cristianos. En la Región hay 214 internados y residencias, con un total de 20.440 internos.
En todas las Inspectorías de la Región hay oratorios diarios y festivos, que en la Región son llamados en general centros juveniles. Hay 168 de estos centros, a los que acuden casi 59.000 jóvenes (más muchachos que muchachas), con algunas variaciones en la regularidad de la frecuencia. La mayor parte de ellos tienen relación con una escuela o una parroquia salesiana. Hay que decir que anteriormente hubo una media de frecuencia más alta; pero el número de los centros juveniles está todavía en crecimiento, y los métodos de animación y los programas se están actualizando. Los oratorios/centros juveniles de Shillong, Panjim, Chennai y Kochi, que tienen una larga historia y experiencia, han producido un gran impacto sobre el territorio; los centros más recientes de Guwahati, Ranchi, Hyderabad, Mumbai y Tiruchy ofrecen a los jóvenes una variedad de servicios y tal vez alcanzan un número mayor.
Por lo que se refiere a los grupos y a los movimientos, hay que reconocer que no han tenido mucho éxito en la Región, aunque ha habido el grupo juvenil Friends (Amigos) que ha funcionado bien durante cierto período de tiempo. El escultismo, en cambio, recibe gran atención en muchísimas escuelas y cada tres años se celebra el jamboree de los scouts (llamado Boscoree) en las diversas Inspectorías por turno, atrayendo a más de dos mil jóvenes exploradores y exploradoras de toda la India. Este acontecimiento se prepara minuciosamente durante todo un año, con un iter y un tema, y se celebra con el estilo y con elementos típicos del folclore multicultural de la India. Es una experiencia gozosa y formativa, una mezcla típica de espiritualidad juvenil salesiana con un contexto religiosamente pluralista.
El apostolado en favor de los jóvenes en peligro (YaR)
En los últimos decenios los hermanos de la Región de Asia Sur han hecho un gran camino en su intervención en favor de los jóvenes en peligro (Youth at Risk). Los hermanos comprometidos en este trabajo hacen un apostolado típicamente salesiano y merecen todo apoyo, estima y ayuda.
Los “jóvenes en peligro” incluyen diversos grupos de jóvenes, tanto muchachos como muchachas. El primer grupo está constituido por los denominados muchachos de la calle, que en las principales ciudades de la India son miles. Muchos de ellos no tienen una casa o padres; otros huyen de la casa o andan por la ciudad recogiendo trapos reciclables de los cubos de basura; algunos trabajan como maleteros no autorizados en las estaciones ferroviarias o en las estaciones de los autobuses. Y como están bajo el control de los líderes de una banda, un buen porcentaje de sus ganancias diarias debe ser entregado forzosamente a sus jefes. Los recogedores de trapos muchas veces son perseguidos por la policía y a veces con abusos sexuales por personas adultas, mientras las muchachas se ven obligadas a la prostitución; se alojan debajo de los puentes, en los tubos de desagüe no usados, o en barracas abandonadas.
El trabajo en favor de estos muchachos de la calle lo inició un grupo emprendedor de estudiantes de teología en Bangalore el año 1980. Hoy ha suscitado entusiasmo en los corazones de los salesianos prácticamente en todas las Inspectorías de la India. A estos muchachos se les ofrece una casa, donde encuentran un sentido de pertenencia y se sienten amados. Los nombres que damos a estas casas lo dicen todo: Sneha Bhavan, Valsalya Bhavan, Anbu Illam (los tres significan “casa de amor”), Asha Alayam (“casa de esperanza”), Shelter Don Bosco (“refugio Don Bosco”), Don Bosco Veedu (“casa de Don Bosco”), etc. En muchas ciudades de la India, en las estaciones ferroviarias y en las principales estaciones de salidas de los autobuses, los salesianos, con la ayuda de las autoridades locales, han instalado una red telefónica gratuita, llamada Child Line. A través de esta facilitación cualquier muchacho en dificultad, o cualquiera que encuentre a un muchacho en dificultad, puede llamar al número indicado y así puede encontrar ayuda.
Otro grupo de jóvenes en peligro es el de los muchachos obreros, varones y mujeres. La Constitución de la India establece que la educación es obligatoria para todos hasta la edad de 14 años, y que el empleo de los muchachos antes de los 14 años es punible por ley; pero millares de muchachos se ven obligados a trabajar, incluso desde la edad de cinco años. Los salesianos intervienen en favor de estos muchachos: muchas veces con la ayuda de la policía, los salvan de la prepotencia de sus patrones, los llevan a centros de rehabilitación y, con la asistencia del departamento de educación, les ofrecen un curso de recuperación, insertándolos en el sistema escolástico según su edad.
En algunas Inspectorías de la Región, los salesianos intervienen también en favor de los drogadictos, especialmente jóvenes, y ayudan a desintoxicarlos y rehabilitarlos en la vida social; algunos miembros de la Familia Salesiana prestan su ayuda para salvar a las muchachas de la prostitución y ofrecen asistencia a las llamadas “sex workers”. Muy significativa en este campo es la acción de rehabilitación hecha por los salesianos en Sri Lanka en favor de las jóvenes víctimas de abusos sexuales, debido al turismo sexual por parte de los extranjeros que van a la isla.
En el centro SPCSA en Nueva Delhi se ha establecido un forum para afrontar las necesidades de los jóvenes en peligro, con un salesiano dedicado a tiempo pleno. Muchos salesianos y miembros de la Familia Salesiana están cualificados para trabajar con los jóvenes en peligro. En total, hay en la Región 207 centros donde los jóvenes en peligro encuentran acogida todos los días, o que sirven como centros de rehabilitación para ellos. Son cerca de 34.000 los jóvenes de esta categoría que son ayudados cada año de diversos modos.
Prácticamente en todas las Inspectorías de la Región hay servicios especiales para los jóvenes: los servicios de orientación profesional y los centros de consulta psicológica. Estos centros o servicios a nivel inspectorial de consulta psicológica funcionan con personal cualificado.
Son 33 los centros de este tipo, que asisten a un número notable de jóvenes; entre ellos Vazhikaatti en las Inspectorías de Chennai y Tiruchy son dignos de nota, porque preparan a los jóvenes para un empleo en el campo de trabajo.
En general, cada Inspectoría tiene un plan de promoción vocacional y un promotor vocacional. En el conjunto, el proceso de selección de los candidatos mediante entrevistas y campamentos es muy sólido, y por consiguiente, logramos tener buenas vocaciones.
A pesar de todo ello, como el reclutamiento de los muchachos se hace en la edad de la adolescencia, hay también un buen porcentaje de abandonos de la vida salesiana durante el período de la formación inicial. Se nota también que la mayor parte de las vocaciones no procede de nuestras parroquias y escuelas. Tal vez falta un plan de orientación vocacional a nivel local, mediante el cual cada comunidad y cada hermano se sientan responsables del discernimiento y de la guía de los jóvenes que manifiestan signos de vocación y, mediante la oración, el testimonio radiante de la vida consagrada y una presencia evangelizadora entre los jóvenes, siembren la semilla de una vocación salesiana en sus corazones.
Por “escuelas apostólicas” y “aspirantados” entendemos aquellos internados al lado de escuelas o colegios, donde se presta atención a los posibles candidatos para el sacerdocio o la vida religiosa salesiana y se les prepara para el noviciado. La Región es bendecida, contando con 26 de estos centros florecientes, verdaderos viveros de vida salesiana, por los centenares de vocaciones salesianas que florecen cada año.
Concluyendo este resumen sobre las instituciones en favor de los jóvenes, se debe decir que para que sea más eficaz y duradera la pastoral juvenil en la Región, tiene necesidad de ser más unificada y más centrada en el objetivo primario de la educación de los jóvenes en la fe; deberá acompañar el proceso de crecimiento de los jóvenes, en vez de multiplicar las actividades; usando un mejor proyecto y mejor coordinación, implicará a los colaboradores seglares en una visión común y en un compromiso compartido. En todo caso, la opción preferencial salesiana por la juventud pobre ha encontrado expresiones privilegiadas y creativas en toda la Región, de lo que puede estar legítimamente orgullosa.
4.4 La Familia Salesiana
Hablando de Familia Salesiana en la Región, las primeras que se deben mencionar son ciertamente las Hijas de María Auxiliadora (FMA), que han trabajado y trabajan junto a los salesianos por el desarrollo del carisma y de la misión salesiana. Su presencia en India se remonta a 1922, cuando Don Tomatis, a su regreso en India después de un período de vacaciones en Italia, llevó consigo a seis hermanas salesianas. Al principio, ellas trabajaron en todas partes al lado de los salesianos, principalmente cuidando a las muchachas y las mujeres pobres. Llegaron luego regularmente de Europa sucesivos grupos de misioneras FMA, que comenzaron a acoger las vocaciones locales, tanto que el Instituto fue, poco a poco, robusteciéndose y enriqueciéndose con hermanas indias. Durante la segunda guerra mundial, las FMA afrontaron los mismos problemas y las mismas privaciones de los salesianos y, más tarde, estuvieron sometidas a las mismas restricciones impuestas a la entrada de misioneros del extranjero. Hoy en la Región hay 1.208 hermanas profesas y 80 novicias, sin contar las 11 hermanas y 5 novicias en las dos comunidades de Myanmar, que pertenecen a la Inspectoría de Camboya. La Región de las FMA está dividida en 6 Inspectorías y tiene 150 centros.
Poco después de su llegada a Thanjavur, los salesianos vieron la necesidad de tener colaboradores seglares para el trabajo misionero. En tres semanas, Don Tomatis dio inicio a un centro de la Asociación de los Cooperadores Salesianos en Thanjavur. En el siglo pasado, a donde iban, tanto los salesianos como las Hijas de María Auxiliadora, procuraban con entusiasmo formar centros locales de Cooperadores. Especialmente después del impulso dado por el Vaticano II al apostolado seglar, y después del redescubrimiento de la Familia Salesiana por parte del Capítulo General Especial, los Cooperadores salesianos en la Región han crecido en número, llegando al mismo tiempo a comprender más claramente su vocación salesiana, su papel indispensable en la misión salesiana y su justa colocación en la Familia Salesiana y en la Iglesia. Hoy en la Región hay 133 centros y 2.507 Cooperadores que han hecho la promesa. Los centros locales están animados por los respectivos delegados locales SDB/FMA, y a nivel inspectorial e interinspectorial por un Consejo conjunto de los centros SDB/FMA y por sus Delegados.
Prácticamente en todas partes en la India se encuentran los Antiguos/as Alumnos/as de Don Bosco y de las FMA. Muchos de ellos ocupan posiciones de relieve en la sociedad, incluso en los despachos de gobierno. En algún estado algunos ministros son Antiguos Alumnos. Hay 102 centros activos de Antiguos Alumnos de Don Bosco y 26.025 miembros inscritos en la Asociación.
El número de las Voluntarias de Don Bosco es exiguo: menos de una docena, y todas en las Inspectorías de Chennai y Kolkata. El grupo de las VDB debe ser relanzado todavía.
En la Región hay otros grupos de la Familia Salesiana, fundados por salesianos:
Las Hermanas Misioneras de María Auxiliadora (MSMHC) fueron fundadas en 1942 por el Siervo de Dios Mons. Stefano Ferrando, Arzobispo de Shillong, en la Inspectoría de Guwahati. Lo que le llevó a fundar este grupo de Hermanas fue el hecho de que durante la segunda guerra mundial los misioneros del extranjero fueron internados en los campos de concentración y el trabajo de evangelización comenzaba a reducirse. Mientras pensaba en la implicación de las mujeres como evangelizadoras en los villorrios, le sucedió ver un grupo de antiguas alumnas de las FMA en Guwahati, que ayudaban a la gente en general y atendían a los soldados heridos. Ellas deseaban ser religiosas y dedicar su vida a las obras caritativas. Mons. Ferrando fundó el Instituto comenzando con este grupo. Hoy son 931 hermanas en 156 comunidades, y trabajan en 48 diócesis de la India, de Italia, de África y de Brasil. La mayor parte de ellas trabaja en la evangelización de los villorrios, otras dirigen escuelas, oratorios, orfanatos, casas para ancianos y clínicas gratuitas.
Las Hermanas Catequistas de María Inmaculada Auxiliadora (SMI) fueron fundadas en 1948 por el Obispo Mons. Louis La Ravoire Morrow en Krishnagar, Inspectoría de Kolkata. Su espiritualidad está basada en la de Santa Teresa de Lisieux y en el sistema preventivo de Don Bosco. El mantener contactos estrechos con las familias es una de sus principales actividades apostólicas, además de la gestión de oratorios, escuelas primarias, centros de trabajo, casas para ancianos, etc. Son más de 500 y tienen comunidades también fuera de la India.
Estos dos institutos de mujeres consagradas están oficialmente reconocidos como miembros de la Familia Salesiana, mientras otros esperan ser reconocidos y aceptados. Entre estos otros están:
Los Discípulos (Instituto Secular Don Bosco), fundado en 1973 por Don Joe D’Souza de la Inspectoría de Nueva Delhi, es un grupo de hombres y mujeres. Las 313 hermanas y los 87 hermanos trabajan en 194 centros en 46 diócesis (41 diócesis indias y 5 italianas). Como los discípulos mandados de dos en dos por el Señor, también éstos trabajan en pequeños grupos, llevando el mensaje del Evangelio a la gente y viviendo como los primeros discípulos, no poseen ninguna propiedad, ni tierra ni instituciones, sino viviendo entre la gente y como ésta vive, aceptando la comida y el alojamiento que les ofrece la gente. En cada diócesis están bajo el cuidado del obispo local.
Las Hermanas de María Auxiliadora (SMA), fundadas en 1976 por el recientemente fallecido Don Antonio Muthamthotil, tienen 91 miembros, viven en 21 comunidades y trabajan en 7 diócesis de la India. Su apostolado comprende desde la evangelización directa al cuidado de los muchachos de la calle. En muchos lugares ayudan a los salesianos en su apostolado.
Las Hermanas Visitadoras de Don Bosco (VSDB), fundadas en 1983 por Mons. Hubert D’Rosario, Arzobispo de Shillong, en la Inspectoría de Guwahati, tienen 81 religiosas profesas y 17 novicias, y trabajan en 15 comunidades en 4 diócesis del noreste de la India. Su apostolado principal es la evangelización mediante las visitas a las familias, particularmente en los villorrios, y mediante programas de desarrollo social.
La Sociedad Misionera de San Pablo, fundada en 1990 por Mons. Charles Bo, Arzobispo de Yangon (Myanmar), tiene dos ramas: la rama masculina, llamada los Hermanos Misioneros de San Pablo, que comprende 2 sacerdotes, otros miembros profesos y 2 novicios, y trabaja en 6 comunidades y en 3 diócesis; la rama femenina, llamada las Hermanas Misioneras de San Pablo, que tiene 74 profesas y 12 novicias, y trabaja en 22 comunidades en 5 diócesis.
Las Hermanas Adoradoras del Corazón Inmaculado de María, fundadas en 1991 por Mons. Lucas Sirkar, cuando era obispo de Krishnagar. Son 60 hermanas profesas y 11 novicias, y trabajan en 6 comunidades y en 2 diócesis. Como su nombre mismo indica, su apostolado principal es la adoración perpetua del Santísimo Sacramento. Se dedican a cualquier actividad apostólica que el obispo les pida.
Prácticamente todas las Inspectorías tienen un salesiano como Delegado para la Familia Salesiana. En algunas Inspectorías, los Consejos inspectoriales SDB y FMA se reúnen conjuntamente para un intercambio de ideas sobre la misión común y el proyecto de iniciativas conjuntas, y celebrando el “Día de la Familia Salesiana” una vez al año.
4.5 La comunicación social
Frente a la vastedad del subcontinente indio, con su inmensa población, la gran variedad de lenguas y la completa extrañeza de sus culturas y costumbres, los primeros misioneros comenzaron en seguida el trabajo fatigoso de aprender diversas lenguas: el inglés, la lengua hablada por el gobierno y por le élite india, y también la lengua local de la gente a la que querían servir. Pero el trabajo más dificultoso era comprender un contexto tan diverso del de la Europa cristiana e inculturarse en él.
Los salesianos de la Región utilizaron todos los medios que Don Bosco usaba para conquistar las almas y difundir los valores del Evangelio: aulas escolásticas animadas y llenas de relatos y juegos sobre temas educativos y catequéticos, juntamente con el deporte, los juegos, la música, los teatros y los paseos. Apenas siete años después de su llegada, los salesianos organizaron una banda de música, completa del todo, en Mylapore.15 En Mumbai, la banda fue considerada un “buen medio para hacer propaganda”.16 En Goa, una colonia portuguesa, se comenzó la obra salesiana con el fútbol y con el oratorio.17 En Thanjavur, más de 30.000 personas, en su mayor parte hindúes, asistieron a la sagrada representación de la Pasión de Cristo.18 El nuevo ambiente salesiano ofreció a la India nuevos signos y símbolos para expresar la alegría y el optimismo cristiano.
En breve, los salesianos crearon un “ambiente comunicativo”, dentro del cual los valores evangélicos podían transmitirse y el carisma salesiano implantarse. En la raíz de su potencial comunicativo estaba el impulso del celo pastoral que los estimulaba a superar las propias limitaciones. Algunos salesianos aprendieron las lenguas locales tan bien que se hicieron promotores ilustres de las culturas locales, produciendo gramáticas y libros en aquellas lenguas.19
Después de no mucho tiempo, comenzaron las iniciativas mayores de comunicación con la apertura de los talleres de imprenta: en 1922 (es decir, el mismo año de su llegada al Assam) en Shillong, en 1924 en Tanjore, en 1925 en Calcuta, y en 1948 en Tirupattur. Hay al menos ocho de estos talleres de prensa en la Región que, además de publicar buena literatura, preparan a los jóvenes obreros de la prensa profesional. El comienzo del centro cultural en Vaduthala en 1975 y del centro catequético en Kolkata en 1977 dio un impulso a la producción de material catequístico y audiovisuales. Ahora, en la Región hay cerca de una docena de editoriales, centros de cultura y de comunicación, con nombres diversos y en lenguas diversas, cada uno con los propios objetivos: la Inspectoría de Mumbai tiene dos centros, Kolkata uno, Guwahati tres, Bangalore dos, Chennai dos y Tiruchy uno. Además de la publicación de libros, estos centros producen también revistas, audio-casetes y subsidios audiovisuales.
En 1930 los salesianos comenzaron la publicación de una revista titulada Don Bosco in India. Desde 1951 se imprime en India el Boletín Salesiano, que, luego, desde 1976, se llamó Don Bosco Salesian Bulletin. Hoy, el Boletín Salesiano se imprime no sólo en inglés, sino también en seis lenguas vernáculas. En 1937, cuando Mons. Mathias comenzó a publicar el periódico The Clergy Monthly (Mensual para el Clero), había cerca de 20 publicaciones en la Región, pero por diversos motivos casi todas han dejado de publicarse. La única que continúa todavía es en lengua tamil, Arumbu, y tiene una tirada de 20.000 copias.
Desde 1933 se publicó un noticiario inspectorial, único para toda la India salesiana. La creación de nueve Inspectorías dio origen a nuevos noticiarios. Hoy once de las 12 circunscripciones tienen los propios noticiarios. Además, varias organizaciones e instituciones en la Región tienen también los propios noticiarios para sus destinatarios específicos. Y la Región no carece de publicaciones de libros científicos, principalmente por parte de los dos teologados de Bangalore y Shillong.
Subsidios catequísticos y publicaciones religiosas, producciones audio y video, programas para radio y televisión y films se producen regularmente. Dignos de nota son Catechetics India, una revista publicada trimestralmente, y Johnny, un film producido en 1994 y, a continuación, un segundo film, Don Bosco, realizado en 1999; los dos films están doblados en inglés y en algunas lenguas indias.
También la misión de preparar a los jóvenes al uso crítico de los media mediante “media education” ha hecho progresos. Algunos salesianos comprometidos en el ministerio rural usan “folk media” para concienciar a la gente oprimida en los villorrios lejanos, a luchar por su dignidad y sus derechos. También aquí es digno de nota el film Mathia, realizado a bajo precio en la lengua Kokborok, que ganó un premio internacional por su valor social.
Cursos universitarios de doctorado en los media de comunicación se iniciaron en el “St. Anthony’s College” en Angadikadavu (Inspectoría de Bangalore) para ofrecer una amplia oferta de ejercitaciones profesionales en los media y en la tecnología informática. La aportación de los salesianos a la comunicación social en la Iglesia y en la sociedad ha sido reconocida por el hecho de que dos salesianos han sido elegidos presidentes de SIGNIS INDIA y de ICPA (Asociación de la Prensa Católica en India).
El cambio decisivo en el campo de la comunicación sucedió en marzo de 1993, cuando la Conferencia inspectorial salesiana de la India constituyó BOSCOM-INDIA, un organismo ejecutivo nacional para coordinar las iniciativas de comunicación de las Inspectorías. Las más significativas entre éstas han sido dos subsidios completados en vistas del nuevo milenio: un plan de formación de los salesianos en la comunicación social, titulado Shepherds for an Information Age (“Pastores para una época informática”) y Don Bosco Multimedia India, el primer catálogo completo de todos los centros de producción de la India.
Por estimulante que parezca este progreso en la comunicación social, las iniciativas salesianas en Asia Sur son sólo una gota del vasto océano que es el complejo mediático.20 El desafío es hacer del “Da mihi animas” la base de todo proyecto comunicativo en los niveles inspectorial y regional, tratar de ser actuales y eficientes en el contexto local y, al mismo tiempo, ser abiertos para compartir y para la sinergia dentro de la Región más amplia de Asia Sur e incluso con el resto del mundo salesiano. Todo esto exigirá de los salesianos una colaboración estrecha con los expertos de las diversas culturas y de los fondos religiosos de la realidad sur-asiática.
4.5 La actividad misionera
Los salesianos indios han seguido las opciones hechas por los primeros misioneros que llevaron el carisma salesiano a la India. En virtud de la estrategia de reclutamiento vocacional de los primeros misioneros (especialmente Don Carreño), muchos jóvenes de diversas partes del país entraron en los salesianos, y llevaron adelante la misión desde el punto en que los misioneros la habían dejado. La acción del gobierno que detuvo el flujo de misioneros del extranjero no pudo, por eso, disminuir el impulso y las actividades misioneras de los tiempos precedentes. Los hermanos indios mantuvieron el paso con igual celo y valor.
Los superiores (eclesiásticos y salesianos) los encontraron bien formados y dispuestos a asumir responsabilidades de animación y de leadership en los niveles diocesanos, inspectoriales y locales. Hoy, los 10 arzobispos y obispos y los 12 superiores de las circunscripciones jurídicas salesianas son de origen indígena; como también prácticamente todos los superiores locales.
Precisamente como los primeros misioneros habían animado y promovido las vocaciones indias, los hermanos indios mismos cuidaron las vocaciones locales. Así, también aquellos estados que no tenían tantas vocaciones locales en la primera mitad del siglo, como el Karnataka en el sur y los estados de la India central y noreste, ahora recogen una mies abundante de vocaciones, especialmente de los grupos tribales y adivases. Algunas de las Inspectorías del norte y del noreste no dependen ya de los estados del sur para las vocaciones, como sucedía en otro tiempo.
La historia de la evangelización progresa de modo continuo y seguro, sin hacer publicidad, por miedo a malentendidos y a obstáculos por parte de los fundamentalistas. Contra la crítica que se hace de que las misiones salesianas han destruido las ricas culturas tribales de la zona, sin dejar huella alguna, tenemos el Centro Don Bosco para las Culturas Indígenas en Shillong, donde, en 13 salas de exposición, se conservan y están expuestos las diversas manufacturas y los productos tradicionales de todas las tribus del noreste. Con una biblioteca especializada de cerca de 10.000 volúmenes, el centro ofrece facilidades para la investigación, para seminarios y congresos sobre las culturas tribales del noreste y sobre el desarrollo cultural de la gente.
Otro aspecto muy consolador de la actividad misionera de la Región es que, después de haber recibido misioneros del extranjero durante cerca de seis decenios, ahora está pagando la deuda que tiene con la Iglesia y con la Congregación. Desde 1980, la Región está mandando misioneros a otras partes del mundo para implantar el evangelio y para sembrar el carisma de Don Bosco. Cuando Don Egidio Viganò lanzó el “Proyecto África” hace 25 años, la Región dio una respuesta muy positiva a su llamada. La circunscripción de África Este, antes como Delegación y luego como Inspectoría, ha tenido siempre al frente a salesianos de la India, y hoy 65 salesianos indios trabajan allí como misioneros; algunos han vuelto a la India por un motivo o por otro, uno fue matado y otro murió en África Este. Hay luego 16 salesianos indios que trabajan en otras Inspectorías de África, 16 en la Región de Asia Este, 4 en la Región de Italia – Medio Oriente y en los países europeos y 3 en América del Sur. Así el número total de los misioneros de la Región que trabajan en el extranjero es de 10721, incluidos los 24 que se me han ofrecido como un don del Centenario.
Una mención particular merece la misión de Arunachal, que es algo muy especial en la actividad misionera de la Región. Arunachal Pradesh es uno de los estados indios, en la extremidad noreste de la India, colindante con la China. Su población es completamente tribal; estos tribales han vivido durante siglos en virtual ignorancia, superstición, absoluta pobreza, olvido y aislamiento, oprimidos por costumbres sociales insanas, separados del resto del mundo. Los salesianos del noreste han sido pioneros en llevar la fe cristiana y la educación a esta bellísima tierra y a su pueblo.
El gobierno indio había promulgado una ley prohibiendo a los misioneros entrar en Arunachal Pradesh, bajo el pretexto de preservar incontaminada la cultura de la tribu. La educación y la evangelización en Arunachal comenzó en 1978, cuando un cierto señor Wanglat Lowangcha, joven jefe de una de las tribus, fue a Shillong buscando una escuela para mandar a ella a sus jóvenes. Allí encontró a Don Tommaso Menamparampil (el actual arzobispo de Guwahati) que recibió a los jóvenes muy cordialmente; la amistad que se instauró abrió el camino para una visita de Don Tommaso a Arunachal dentro de algún mes. Aquella visita pudo concluirse trágicamente porque el jeep en que viajaba chocó con el jeep de un convoy militar. Don Tommaso quedó herido y mientras se restablecía en la casa de Wanglat, el jefe de la tribu le pidió que lo bautizara junto con su familia. Aquella trágica noche se cambió en el alba de una época gloriosa para el pueblo de Arunachal.
El relato del encuentro y del bautismo clandestino del jefe de la tribu se difundió rápidamente en la Inspectoría de Guwahati (actualmente Dimapur y Guwahati) y los salesianos abrieron las puertas de sus escuelas a la juventud tribal de Arunachal. Cuando los estudiantes regresaban a casa para las vacaciones, la gente quedó sorprendida al verlos educados y bien instruidos. Esto llevó a muchos a mandar un mayor número de sus muchachos a las escuelas católicas; y finalmente ellos mismos abrazaron el catolicismo y recibieron el bautismo. Wanglat se convirtió en un apóstol de su gente. Un año después de su bautismo, él preparó a 600 personas de su poblado para el bautismo. El gobierno no permitió al obispo salesiano, Mons. Robert Kerketta, y a otros entrar en el territorio. Pero la gente se mantuvo firme y obligó a la autoridad a permitir la entrada de los misioneros en el propio territorio.
Muchos más jóvenes fueron a estudiar en nuestras escuelas, y volvieron como apóstoles y evangelizadores de la propia gente. El proceso ha seguido hasta que finalmente hoy, después de un cuarto de siglo, la Iglesia en Arunachal Pradesh está bien establecida, con dos diócesis, al frente de una de las cuales hay un obispo salesiano. ¡La educación ha sido un medio poderoso para llevar a este pueblo a la luz!
La mayor parte del trabajo misionero realizado por los salesianos de la Región durante el último siglo se ha llevado a cabo a través de las parroquias. A éstas se añadían las estaciones misioneras, algunas de las cuales, en los primeros tiempos, distaban tanto que para llegar a ellas hacía falta viajar muchos días a pie. En algunas zonas misioneras del Assam el misionero empleaba un año entero para visitar todos los poblados y los puestos de misión. En el centro parroquial había generalmente la escuela y el internado, uno para los muchachos, dirigido por los salesianos, y otro para las muchachas, dirigido por las hermanas. Así, a través de la parroquia y la escuela, la obra de evangelización y la educación del pueblo y de los jóvenes recibieron una cierta sistematicidad y consistencia.
Gradualmente, las estaciones misioneras se desarrollaron haciéndose parroquias maduras, con una variedad de servicios, y más tarde, a medida que el número de los fieles aumentaba, las parroquias se unieron constituyendo una diócesis. Hoy tenemos un número total de 207 parroquias y centros misioneros, que proveen a las necesidades espirituales de 705.530 fieles.
En la situación plurirreligiosa de la India, la evangelización directa y el trabajo misionero no siempre son posibles. Y entonces, los programas de desarrollo social son en algunas zonas el único método posible de evangelización.
Otra razón de la gran importancia dada a los programas de desarrollo social en la Región es el hecho de que la gran mayoría de la población de la India vive aún en condiciones de subdesarrollo. La educación, el comienzo del verdadero desarrollo, muchas veces falta, especialmente en las zonas rurales. Además, hay problemas sociales urgentes, que el misionero debe afrontar, si quiere asegurar que su trabajo evangelizador sea eficaz y significativo para la gente – problemas como la pobreza económica, la desigual distribución de los bienes, la opresión de los pobres por parte de los ricos y de los poderosos, etc.
Los salesianos de la Región afrontan estos problemas con verdadera competencia y visión evangélica, y están decididos a defender a los oprimidos y a los despreciados, a los explotados y a los analfabetos. En cada Inspectoría de la Región muchos salesianos y un team de personal cualificado dirigen programas y dedican fondos y fuerzas de trabajo para lograr estos fines. Totalmente apoyados por las Inspectorías, cuentan con despachos de desarrollo bien equipados y provistos de personal, tanto salesiano como seglar; los proyectos son financiados con fondos locales y, en gran medida, por el Rector Mayor y por las agencias extranjeras que recogen fondos para las poblaciones necesitadas.
En la Región hay al menos 138 obras de desarrollo social y sus beneficiarios suman unas 80.000 personas de diversas categorías y con necesidades diversas. Entre las más significativas de estas iniciativas para la elevación social de los más pobres están: la red de Bosco Reach Out en el noreste, el Bosco Gramin Vikas Kendra en el distrito de Ahmednagar en la Inspectoría de Mumbai, el Peoples’ Action for Rural Awakening (“Acción del pueblo por el despertar rural”) en Andhra Pradesh, el Peoples’ Movement (“Movimiento popular”) en las colinas de Jawadhi en la Inspectoría de Chennai, y el Fishermen Community Development Programme (“Programa de desarrollo para la comunidad de los pescadores”) en Kollam en la Inspectoría de Bangalore. No se puede dejar de citar la obra extraordinaria de socorro prestada por los salesianos de Sri Lanka y de las zonas litorales de las Inspectorías de Chennai y Tiruchy en el período después del tsunami de diciembre de 2004, y el trabajo paciente para rehabilitar a los pescadores y a los huérfanos trasladados a causa de la desastrosa ola del maremoto.
5. La santidad de los primeros misioneros
Una verdadera implantación del carisma comporta también frutos de santidad. Querría recordar aquí a dos misioneros que tomaron en serio su vocación para ser misioneros y su llamada a la santidad. Sus nombres están entre los Siervos de Dios de nuestra Sociedad.
El Arzobispo Stefano Ferrando (1895-1978)
Stefano Ferrando nació el 28 de septiembre de 1895 en una familia muy religiosa de Rossiglione, en la provincia de Génova. Más tarde dirá él: “De mi familia he recibido una herencia rica de un gran amor a Dios y a la Virgen, un espíritu de sacrificio y una naturaleza alegre”.22
En seguida después de su primera profesión en 1912, cuando los superiores le preguntaron cuál era su opción para el futuro apostolado, él escogió sin dudarlo ser misionero. Después de hacer el servicio militar durante la guerra, en el curso de la cual recibió certificados y medallas por su valor y su coraje, fue ordenado sacerdote en 1923. Su sueño misionero se cumplió cuando le fue permitido marchar a la India, juntamente con un clérigo y ocho jóvenes novicios. Llegó a Shillong el 22 de diciembre de aquel año.
Llegado a la tierra de su sueño misionero, su celo apostólico no tubo límites. Al principio fue “socio”, luego maestro de los novicios y director de la casa de formación. Durante este tiempo debía también sustituir al Prefecto Apostólico, Mons. Mathias, en su ausencia. Incluso cuando cumplía estas responsabilidades, era un misionero en lo profundo del corazón y no perdió nunca la ocasión de visitar los poblados y predicar el Evangelio.
En 1934 fue consagrado obispo de Krishnagar y el año después, 1935, trasladado a Shillong. Su lema episcopal fue: “Apóstol de Cristo”. Como un apóstol de Cristo, visitó las zonas misioneras y los poblados a pie, cuanto su salud le permitía. Solía decir a los sacerdotes: “No podéis viajar en coche para convertir las almas; para acercaros al pueblo y resolver sus problemas, debéis ir a pie”,23 y por tanto, también como obispo, caminaba millas y millas en busca de almas. Siguiendo el ejemplo del Apóstol de las gentes, él se hizo todo para todos, aprendiendo las lenguas de su gente, sus costumbres y usos para comprender su ethos y predicarles a Cristo más eficazmente.
Mons. Ferrando fue obispo de Shillong durante 35 largos años, en el curso de los cuales desarrolló bien la diócesis. Rezaba muchas veces: “Señor, como pastor del rebaño, yo ofrezco mi vida como sacrificio por el bien de las ovejas, por la salvación de las almas confiadas a mis cuidados”. El Señor escuchó verdaderamente su oración y bendijo su diócesis de Shillong, que se ha multiplicado, hasta el punto de que hoy en el noreste de la India hay 3 archidiócesis y 10 diócesis.
Con el mismo celo apostólico, se preocupó de las vocaciones locales y fundó la congregación religiosa de las “Hermanas Misioneras de María Auxiliadora”, de la que hemos hablado antes. Era conocido y apreciado por su sencillez, su jovialidad y, sobre todo, por su santidad. Murió en 1978 y fue inicialmente sepultado en la tumba de su familia en Rossiglione. Más tarde, acogiendo su deseo de tener sus huesos sepultados en el suelo de las colinas khasi, sus restos fueron trasladados a la capilla del convento de la Casa Generalicia de las Hermanas. En 1998 se introdujo la causa de su beatificación y canonización.
Don Francesco Convertini (1898-1976)
Francesco Convertini nació en 1898 en Papariello, una aldea en la Murgia en provincia de Brindisi en Italia. Perdió a su padre cuando ni siquiera tenía dos meses de edad, y su madre, después de casarse de nuevo, murió cuando Francisco tenía 11 años. Entonces se cuidó del huérfano su padrino. Siendo aún muchacho, trabajó prestando servicios, con un modesto salario, en dos familias campesinas, que fueron delicadas con él. Aprendió a leer y escribir, se enamoró también de una muchacha, diciéndole que estaba dispuesto a casarse con ella. Después de prestar el servicio militar durante la guerra, insatisfecho del trabajo de campesino, encontró trabajo como funcionario en Turín.
En Turín sucedió el cambio decisivo en su vida. Al entrar en la Basílica de María Auxiliadora para confesarse, Francesco encontró a Don Amadei, el cual le preguntó abiertamente: “¿Querrías hacerte misionero?”. Durante algún tiempo él se olvidó del incidente, pero más tarde encontró de nuevo a Don Amadei y al final decidió hacerse misionero. Se animó y explicó las cosas a su muchacha.
Entró en el Aspirantado Misionero “Mons. Cagliero” de Ivrea, donde tuvo que estudiar con compañeros que eran once años más jóvenes que él. No era muy inteligente, pero el deseo de ser misionero le estimuló. Uno de sus maestros dijo: “Francesco aprendió más de rodillas que sentado en el aula de estudio”,24 tal era su amor a Jesús Eucarístico, en cuya presencia pasaba largas horas en oración.
En 1927 recibió el hábito clerical de manos del Rector Mayor Don Felipe Rinaldi, el cual ya le había destinado a las misiones del Assam. Una vez llegado al Assam, hizo su noviciado y los estudios para el sacerdocio, y fue ordenado sacerdote en 1935. Durante sus años de formación, había aprendido un barniz de khasi, la lengua hablada en Shillong. Después de la ordenación fue mandado a Krishnagar y, pobre como era en las lenguas, debió aprender una nueva lengua, el Bengalés. En verdad, nunca aprendió suficientemente el Bengalés para poder conversar fácilmente, y menos aún para tener homilías dominicales elocuentes. Pero la gente lo amó por su sencillez y se encariñó con él muy fácilmente. Apreciaban sus predicaciones, dadas en un Bengalés un poco inconexo, porque veían la convicción con que hablaba. Comprendieron que el predicador era un ejemplo vivo del mensaje que comunicaba.
Don Convertini ganó almas para Cristo mediante la oración, la predicación y el sacrificio. Haciéndose una sola cosa con el pueblo indio, él exultó cuando la India obtuvo la independencia en 1947, y lloró con los indios la muerte del Mahatma Gandhi; aun siendo italiano de nacimiento, era indio en el corazón: pidió y obtuvo la ciudadanía india. El obispo y los sacerdotes, las hermanas y los seglares, todos lo querían como confesor, porque encontraban en él la personificación de la misericordia de Dios. Su pobreza era proverbial: nacido pobre, pobre por vocación y por opción, permaneció pobre como su gente y muchas veces caminaba con los pies descalzos.
Era un amigo con todos, los grandes y los pequeños, los ricos y los pobres. Entrando en contacto con la sencillez de Don Convertini, algunas personas importantes de Bengala se convirtieron al catolicismo; otros quedaban impresionados y lo llamaban “un profeta y un santo”; y otros quedaban “fascinados por el modo con que hacía la señal de la cruz”, mientras otros declaraban que “la presencia misma de este santo sacerdote era una inspiración”.25
Consumado por el trabajo y atormentado por varios achaques, murió el 11 de febrero de 1976. Todos los que conocían a Don Convertini podían confirmar que fue un testimonio vivo del Evangelio que predicaba. La causa de su beatificación fue introducida oficialmente en 1997.
6. Los grandes desafíos de la Región
La Región de Asia Sur, que cuenta con millones de jóvenes que se esfuerzan por construir un futuro mejor para sí mismos y, al mismo tiempo, están dotados de muchos recursos humanos, de talentos, creatividad y energía, es un campo vasto, todavía muy prometedor, para la misión salesiana.
Los primeros cien años de la presencia y actividad salesiana en la Región han visto un exuberante florecimiento de iniciativas y de obras, que concuerdan bien con las diversas y apremiantes necesidades de los jóvenes y de los pobres. El futuro lanza un serio desafío y es muy estimulante, pero a condición de que los salesianos sean fieles al propio carisma salesiano y a los destinatarios de su misión; si evangelizar es el desafío principal, será prioritario vivir el evangelio, a nivel personal y comunitario.
6.1 Dar a Dios a los jóvenes, prioridad absoluta
El clima cultural de la Región respira a Dios. El alma de la India, de Sri Lanka y de Myanmar es profundamente religiosa. Aún cuando parece aplastada bajo la pobreza opresora, las divisiones rígidas de las castas y millares de otras contradicciones sociales, su búsqueda milenaria de Dios es incansable y profunda. Si bajo diversas formas sufre por el hambre de bienes esenciales para la vida de las personas, tiene hambre todavía más intensa de una experiencia de Dios. Y cuando aparece en escena una persona auténticamente religiosa, toca el alma del pueblo inmediatamente. Pensad en el impacto profundo que ha causado un Mahatma Gandhi o una Madre Teresa sobre el pueblo del subcontinente indio.
Por esto, la oferta más eficaz que los salesianos de la Región pueden hacer a los pobres y a los jóvenes es darles a Dios, revelándoles su verdadero nombre y su rostro en la persona de Jesucristo, mediante el testimonio de la propia vida personal y comunitaria. He aquí, pues, la necesidad de dar la primacía absoluta a Dios, y de tener viva la pasión por Dios y por los jóvenes. “Como Don Bosco, estamos llamados, todos y en todas las ocasiones, a ser educadores de la fe. Nuestra ciencia más eminente es, por tanto, conocer a Jesucristo, y nuestra alegría más íntima, revelar a todos las riquezas insondables de su misterio” (Const. 34).
Esto comporta que toda actividad debe buscar con claridad la evangelización y la educación de los jóvenes en la fe. Es cuestión de ser claros respecto a lo que nosotros somos, de qué parte estamos, y qué queremos hacer por los jóvenes. Nuestras Constituciones lo expresan con toda franqueza: “Caminamos con los jóvenes para llevarlos a la persona del Señor resucitado, de modo que, descubriendo en Él y en su Evangelio el sentido supremo de su propia existencia, crezcan como hombres nuevos” (Const. 34).
6.2 Vivir apasionados por la “missio ad gentes”
Misión no quiere decir simplemente actividad, iniciativas, obras, estructuras. Es, antes de todo, una pasión por la salvación de los jóvenes, una pasión que tiene su fuente “en el corazón mismo de Cristo, apóstol del Padre” (Const. 11). Es la pasión que retumbaba en el corazón de Don Bosco, el motor secreto en lo profundo de su ser, que infundía energía y daba vitalidad a todo lo que hacía o decía. Don Bosco vivía y respiraba el Da mihi animas con todas las fibras de su existencia. Este lema sintetizó de modo maravilloso la esencia de su espiritualidad. Aquella misma pasión por la salvación de los jóvenes se apoderó de los primeros misioneros y los lanzó adelante para hacer las cosas increíbles que explican el crecimiento maravilloso y la variedad de la presencia salesiana en la Región.
Naturalmente, en un contexto multirreligioso, este proceso es delicado y está cargado de dificultades, especialmente en algunas situaciones y zonas, donde podría ser fácilmente tergiversado y considerado como proselitismo. Pero esto no debería detenernos, porque es derecho inalienable de toda persona conocer a Dios y a su Hijo, Jesucristo, aun respetando completamente su libertad. Ni puede este proceso ser simplemente improvisado. En un contexto multirreligioso como el de Asia Sur, la evangelización y la educación en la fe deben ser proyectadas con cuidado, continuadas con diligencia y realizadas con firmeza, con objetivos, estrategias y líneas de acción apropiadas para cada situación y para cada contexto. En esta área – hay que admitirlo, queridos hermanos – hay todavía mucho trabajo que hacer y se requiere capacidad de imaginación y de creatividad.
Todo esto implica que el celo misionero, expresión concreta de la pasión apostólica del Da mihi animas, debe continuar sin pausa. Lejos de permitir que pueda disminuir o enfriarse con el pasar del tiempo, debe más bien intensificarse y crecer cada vez más. No podemos quedarnos simplemente satisfechos por el pasado glorioso. Cristo debe todavía ser proclamado, el Evangelio predicado y la Iglesia y el carisma salesiano arraigados en muchas más áreas y en muchos más jóvenes que esperan la Buena Noticia. El amor de Cristo nos apremia (2 Cor 5,14) a propagar el Evangelio.
La Región ha recibido mucho en los últimos cien años a través de misioneros intrépidos, de gran calibre humano y de indiscutible santidad. Ahora deberá hacer por la misión salesiana en el mundo lo que los misioneros italianos y europeos han hecho en los primeros cien años de la vida de la Congregación, es decir, llenar el mundo con jóvenes misioneros, ardientes y valientes, que sientan la missio ad gentes como compromiso apostólico ineludible. El Asia Sur debe, pues, levantar los ojos, abrir el corazón, ampliar los horizontes y mandar personal a nuevos campos de misión en la Región misma y en todo el mundo. Las misiones salesianas del mundo entero tienen necesidad de esto, ¡hoy más que nunca! Me produce profunda emoción encontrar misioneros de esta Región ya en diversas partes del mundo, particularmente en África, donde están escribiendo páginas de oro de gestas misioneras. Pero sinceramente creo, y lo pido con urgencia, que se pueda hacer más. ¡El Asia Sur puede y debe seguir siendo misionera! Ésta es su hora, porque es fuerte en el espíritu, rica de entusiasmo apostólico y bendecida con tantas jóvenes vocaciones. En nombre de la Congregación y de los jóvenes del mundo os ruego: “os esperamos, venid con nosotros, no os dejaremos escapar”.
Robustecer la vida común
El carisma salesiano genera una vida fraterna apostólica que Don Bosco sintetizaba en tres elementos: vivir y trabajar in unum locum, in unum spiritum, in unum agendi finem (CGE 498). Nuestras Constituciones han recogido esta inspiración con un indicativo imperativo: “Vivir y trabajar juntos es para nosotros, salesianos, exigencia fundamental y camino seguro para realizar nuestra vocación” (Const. 49). Hoy hay una necesidad sentida de ayudar a las comunidades salesianas a realizar y profundizar este estilo común de vida y presencia entre los jóvenes, que supere el individualismo, el activismo, el sectorialismo.
La consistencia, numérica y cualitativa, de las comunidades es un compromiso que no se debe descuidar; en efecto, garantiza la presencia educativa entre los jóvenes y la eficacia evangelizadora de la misión apostólica. Esto exige del gobierno a nivel inspectorial llegar a un equilibrio sostenido entre expansión y consolidación de las obras; los salesianos no pueden – ni deben – sentirse responsables de dar respuesta a todas las necesidades de los jóvenes más pobres, aunque sean urgentes; un ministerio eficaz no hay que identificarlo con la multiplicidad de las ofertas, sino con la calidad del servicio que se presta. Precisamente por esto, el número de hermanos en cada comunidad hay que adecuarlo a la complejidad de la misión apostólica común.
En el contexto multiétnico y pluricultural, que caracteriza la Región Asia Sur, la presencia de comunidades apostólicas que sean testimonios transparentes de fraternidad, de sincera aceptación y mutua estima favorece la implantación del evangelio y el saneamiento de la sociedad. Construir comunidades fraternas es ya evangelización en acto, el modo más eficaz de llevar el evangelio hoy. Así, pues, se deberá asegurar una forma de vida fraterna en las comunidades que evite todo género de discriminación; cualquier desigualdad, consentida o simplemente sufrida, dañaría la calidad de nuestro testimonio y pondría en peligro la evangelización.
Por tanto, hay que animar a que en las comunidades, tanto locales como inspectoriales, donde haya una marcada presencia de culturas, etnias y castas diversas, se estudien y se pongan en acto procesos e iniciativas para ayudar a afrontar y apreciar las diferencias y a superar posibles molestias o malentendidos. No habría que excluir el tratar estas cuestiones a nivel regional para llegar, por medio de un mejor discernimiento, a hacer opciones compartidas y comunes en la Región.
6.4 Cuidar la identificación carismática de los hermanos
Dados los números en crecimiento, la formación es indispensable para mantener y profundizar la identificación carismática; la formación sigue siendo un punto crucial para asegurar que el crecimiento no sea sólo en los números, sino sobre todo en la calidad. La formación, tanto inicial como permanente, debe mantener vivo el espíritu, el celo y el impulso misionero que caracterizan actualmente la Región. Tenemos necesidad de salesianos de calidad, salesianos de fuerte identidad carismática., salesianos inflamados de pasión apostólica.
La formación debe estar dirigida, en primer lugar, a incendiar y mantener viva y eficaz la pasión apostólica del Da mih animas en su doble punto de referencia: la pasión por Dios y la pasión por los jóvenes y los pobres. Sin este fuego en el corazón, somos inútiles, sin alma, sin meta, zarandeados por todo capricho y antojo, sin una idea clara de a dónde nos dirigimos. Esta doble pasión es, ante todo, un don de Dios, dado en germen junto con la vocación salesiana. Pero este don inicial es también una responsabilidad y un compromiso: el de atizar la llama, hacerla crecer, tenerla siempre encendida y luminosa. Éste es el compromiso principal de la formación inicial y permanente: hacer que la pasión apostólica del Da mihi animas sea el centro, la síntesis, el punto focal de la propia existencia, el corazón de la propia espiritualidad.
Tal formación, para ser actual, debe ser profundamente inculturada, es decir, enraizada, ante todo, en el evangelio, vivido según el carisma salesiano, y no menos en la cultura, en las tradiciones y en el ethos del pueblo que estáis llamados a servir. Por medio de los salesianos de Asia Sur, Don Bosco debe tener un rostro indio, birmano, nepalés, singalés. El Evangelio y el carisma salesiano, plantados en el suelo fértil de Asia Sur, deben echar raíces, crecer y florecer. Esto significa aprender la lengua, asimilar la cultura, adoptar las sanas tradiciones de la gente, especialmente de los jóvenes y de los pobres.
Al mismo tiempo, se deberá ser conscientes, y obrar en consecuencia, de que ninguna cultura, por antigua y noble que sea, es un absoluto. Como toda empresa humana, tiene sus limitaciones y sus defectos, a veces también serios. Toda cultura tiene necesidad de ser purificada y perfeccionada por el Evangelio. Toda cultura, para ser fiel a sí misma, debe abrirse a otras culturas. Cerrándose en sí misma, se estanca, se marchita y muere. En cambio, abriéndose y relacionándose con otras culturas se vigoriza y florece.
Una formación que dura toda la vida, asumida como proyecto personal y vivida en la comunidad, ayuda a tener los pies firmemente plantados en las realidades socio-culturales de la gente, pero de modo que mantenga la mente abierta a todo lo que es verdadero y bueno doquiera se encuentre, llevando – como se dice hoy – a pensar globalmente pero a obrar localmente.
¡Hay mucho que hacer todavía! Asia Sur no puede descansar en los laureles, por decirlo así, contemplando el pasado glorioso. Las celebraciones centenarias deben estimular a lanzar la mirada hacia delante y a hacer progresar la gran misión del Señor y el sueño de Don Bosco en la Región.
¡Que el Señor, mediante la asistencia maternal de María y la intercesión de Don Bosco, bendiga este noble compromiso y lo haga florecer para su gloria y para la salvación de los jóvenes!
Cordialmente,
Don Pascual Chávez Villanueva
1 Cf. Memorie Biografiche di San Giovanni Bosco (MB) XI, p. 408; MBe XI, 347.
2 Cf. MB XII, p. 315; MBe XII, p. 271.
3 Cf. MB XIII, p. 36; MBe XIII, p. 39.
4 MB XVIII, p. 72-73; MBe XVIII,p. 71-72.
5 Cf. Annuarium Statisticum Ecclesiae 2004, Secretaria Status, Rationarium Generale Ecclesiae, Libreria Editrice Vaticana, 2006, pp. 174, 205, 212, 221.
6 Ibid.
7 Ibid.
8 Ibid.
9 Ibid.
10 Cf. Thekkedath, J. A History of the Salesians of Don Bosco in India, Vol. II, pp. 1368-1375.
11 Ibid. pp. 1375-1379.
12 Ibid. p. 1375.
13 Ibid. p. 1375-76.
14 León XIII, Ad Extremas, n. 4, 24 de junio de 1893.
15 Cf. Thekkedath, A History I, p. 29.
16 Ibid. p. 271.
17 Ibid. P. 720.
18 Ibid. p. 65.
19 Cf. Sebastian Karotemprel (ed.), The Catholic Church in Northeast India, 1890-1990, Shillong Vendrame Institute, 1993, p. 503.
20 Las cifras en India son increíbles: 55.780 periódicos; una radio bajo el control del gobierno con 213 centros de transmisión en 24 lenguas y 146 dialectos; una industria cinematográfica que es la más grande en el mundo, con una media de producción anual de 880 films de largometraje y 1200 films de cortometraje.
21 Uno de ellos que trabaja en América del sur, Don Giorgio Puthenpura, ha fundado una congregación religiosa para mujeres, llamada “Hermanas de la Resurrección”. Su fundación oficial fue en 1987 y fueron aceptadas en la Familia Salesiana en 2004. Con su lema “Cristo ha resucitado, resucitemos con Él también nosotros”, predican la Palabra, inculturan el Evangelio y enseñan la fe a los pobres mediante la catequesis.
22 J. Puthenkalam & A. Mampra, Sanctity in the Salesian Family, p. 529.
23 Ibid. p. 533.
24 Ibid. p. 551.
25 Ibid. p. 558-559.