Actas_1989_331.ACG


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del consejo general
año LXX - octubre-diciembre 1989
n.º 331
órgano oficial
de animación
y comunicación
para la
congregación salesiana
Direzione Generale
Opere Don Sosco
Roma

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del consejo general
de la sociedad salesiana
de san juan bosco
ORGANO OFICIAL DE ANIMACION Y COMUNICACION PARA LA CONGREGACION SALESIANA
N.º 331
año LXX
octubre-diciembre 1989
1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
LA NUEVA EVANGELIZACIÓN
Página
3
2. ORIENTACIONES Y DIRECTRICES Introducción a la lectura de El salesia-
no coadjutor
32
3. DISPOSICIONES Y NORMAS
Profesión de fe y juramento de fidelidad 39
4. ACTIVIDAD DEL C. GENERAL
4. Lo De la crónica del Rector Mayor 45
4.2. De la crónica del Consejo General 47
5. DOCUMENTOS Y NOTICIAS
5.1. Aprobación del propio del Misal 48
5.2. Memoria de los beatos Luis V.
y Calixto C.
48
5.3. Asociación de María Auxiliadora:
miembro de la familia salesiana 49
5.4. Nuevos inspectores
60
5.5. Noticias del XXIII Capítulo Ge-
neral
61
5.6. Hermanos difuntos
63

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Central Catequística Salesiana
Alcalá, 164 - 28028 Madrid
Edición extracomercial
Imprime: Gráficas Don Bosco - Arganda (Madrid)

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1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
1. 1. La nueva evangelización
lntroducción.-Preocupación pastoral del Concilio.-Novedad de fronteras.-Novedad de perspectivas.
La novedad suprema.-Novedad de presupuestos doctrinales.-Novedad de método y de lenguaje.-
Novedad de peligros, también.-lmprescindible interioridad apostólica de los evangelizadores.-Con-
clusión.
Roma, Natividad de la Santísima Virgen María,
8 de septiembre de 1989
l. Reglamentos 113.
Queridos hermanos:
Se aproxima la celebraci6n del XXIII Capítulo
General. Este mes de septiembre la comisi6n pre-
capitular, «bajo la responsabilidad del regulador y
de acuerdo con el Rector Mayor, redactará las
ponencias o los esquemas, que se mandarán con
suficiente antelaci6n a los miembros del Capítulo
General» 1•
En los últimos meses llegaron y fueron analiza-
dos por el Consejo General los documentos de
los capítulos inspectoriales. Aprovecho para felici-
tar a todas las inspectorías por la seriedad, parti-
cipaci6n activa y fraternidad con que han prepa-
rado y realizado su trabajo capitular.
El tema de educar a los j6venes en la fe es vital,
una de las urgencias más graves para la Iglesia y,
de modo muy particular, para nosotros. «La Igle-
sia -nos escribi6 el Papa- tiene mucho que decir
a los j6venes, y los j6venes tienen mucho que de-
cir a la Iglesia. Este diálogo recíproco, que se ha
de realizar con cordialidad, claridad y valentía, fa-
vorecerá el encuentro e intercambio entre genera-

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N. º 331
4
ciones; será también fuente de riqueza y juventud
para la Iglesia y para la -sociedad civil» 2•
Creo que no estará ele más iluminar tarea tan
urgente con algunas reflexiones generales e intro-
ductorias sobre la nueva evangelizaci6n, de que
hoy día hablan el Papa y los obispos.
2. cbristifuleles laici 46.
Preocupación pastoral del Concilio
La urgencia absoluta de una nueva evangeliza-
ci6n para todos ya había sido proclamada en el
concilio ecuménico Vaticano II. Recordemos la
impresi6n y las reacciones suscitadas por el discur-
so inaugural de Juan XXIII: «El espíritu cristiano,
cat6lico y apost6lico del mundo entero -dijo-
espera un salto hacia adelante. Una cosa es el de-
p6sito de la fe y otra la forma con que se enun-
cian las verdades contenidas en nuestra doctrina.
Hay que dar mucha importancia a esta forma y, si
es necesario, habrá que insistir con paciencia en su
elaboraci6n» 3•
Respondiendo a esta urgencia subrayada por el
sucesor de Pedro, el Concilio adopt6 una línea d-
picamente pastoral, proyectando toda la acci6n de
la Iglesia hacia una nueva etapa apost6lica.
En 1985, a los veinte años del Concilio, el Sí-
nodo extraordinario coment6 y relanz6 esta labo-
riosa búsqueda pastoral, asegurando su robustez
doctrinal y su continuidad dentro de una tradi-
ci6n viva. «No es lícito -leemos en su informe
final- separar índole pastoral y vigor doctrinal de
los documentos [conciliares], como tampoco es
legítimo desunir el espíritu y la letra del Concilio.
Además, éste debe ser comprendido en continui-
dad con la gran tradici6n de la Iglesia y, simultá-
neainénte, de la doctrina conciliar debemos recibir
3. Alocuci6n, 11 de oc-
tubre de 1%2.

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5
4. Informe final 5.
5. Dei Verbum 10.
1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
luz para la Iglesia actual y para los hombres de
nuestro tiempo» 4.
Hay, por tanto, urgencia de novedad de forma,
que exige conversi6n pastoral, con robustez e in-
tegridad de doctrina en profunda y consciente sin-
tonía con la vitalidad de la tradici6n cristiana, bajo
la guía de los Ap6stoles y de sus sucesores.
Así, afirm6 el Concilio: «La T radici6n, la Escri-
tura y el Magisterio de la Iglesia, según el sapien-
tísimo plan de Dios, están unidos y ligados, de
modo que ninguno puede subsistir sin los otros;
los tres, cada uno según su carácter y bajo la ac-
ci6n del único Espíritu Santo, contribuyen efi-
cazmente a la salvaci6n de las almas» 5•
La nueva evangelizaci6n, pues, habrá de colo-
carse en el cauce secular de la Pascua y del Pente-
costés vivido por la Iglesia bajo la guía de los pas-
tores, cultivando una peculiar sensibilidad por los
actuales signos de los tiempos.
Conviene recordar que, gracias al Concilio, se
ha profundizado el concepto mismo de pastoral.
Esta no es s6lo una actividad sectorial de la Iglesia,
limitada a la catequesis y a la liturgia, sino que
implica toda la labor de educaci6n y promoci6n
del hombre. El Vaticano II proclam6 la importan-
cia, naturaleza y autonomía de las realidades tem-
porales, que no se han de instrumentalizar, sino
respetar y promover según los fines que Dios
creador quiso para ellas. Añadi6, sin embargo, que
dichas realidades deben ser canalizadas hacia una
síntesis vital que las in¿orpore a la labor evangeli-
zadora de la Iglesia con miras a la recapitulaci6n
de todo en el misterio de Cristo. Baste recordar,
de entre las numerosas afirmaciones conciliares,
una muy significativa de la constituci6n pastoral
Gaudium et spes: «Siguiendo el ejemplo de Cristo,
que fue artesano, alégrense los cristianos de poder
ejercer todas sus actividades temporales haciendo

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N. 0 331
6
una síntesis vital del esfuerzo humano, familiar,
profesional, científico o técnico con los valores re-
ligiosos, bajo cuya altísima direcci6n todo coopera
a la gloria de Dios» 6•
Por consiguiente, la pastoral impregna todo el
quehacer del hombre, transfigurándolo con la fe.
La fe es criterio que orienta, es pauta que coordi-
na y da a todo un significado cristiano; se refiere
no s6lo a la actividad interna de la Iglesia, sino
también a los quehaceres propios de la sociedad,
ya que el pueblo de Dios debe ser sacramento
universal de salvaci6n en el mundo. «Pretender
que un solo elemento de la vida humana -dijo
Juan Pablo II a los obispos de Chile- sea aut6-
nomo respecto a la ley de Dios, es una forma de
idolatría» 7•
No obstante, hay que observar que el devenir
de la sociedad ha suscitado aceleradamente, en es-
tos decenios, interpelaciones inéditas a la pastoral.
Estos años nos hemos preguntado cuáles son
las novedades que desafían a la pastoral. El Evan-
gelio no cambia y la fe es siempre adhesi6n a
Cristo; entonces, ¿qué es lo que origina novedades
que interpelan?
· No es sencilla la respuesta. Ofrezco a vuestra
reflexi6n algunas de las novedades con las que ha-
brá de confrontrse hoy nuestra actividad de evan-
gelizadores.
6. Gaudium et spes 43.
7. L 'Osservatore Roma-
no, 28-29 de agosto
de 1989.
Novedad de fronteras
El primer elemento pastoral de novedad es el
actual devenir humano con los complejos proble-
mas de la cultura emergente y de la apremiante
reestructuraci6n social. El hombre de hoy necesita,
igual que el de ayer, del Evangelio, pero como
respuesta de Dios a interpelacíones nuevas.

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7
1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
8. Christifuleles laici 37-
44.
La reciente exhortaci6n apost6lica sobre los se-
glares indica, en su tercer capÍtulo 8, algunas fron-
teras particularmente necesitadas hoy de recibir la
iluminaci6n de la palabra de Dios: son cultural-
mente nuevas.
Recordémoslas sucintamente, indicando sus ex-
tensas áreas: la dignidad de la persona humana, los
derechos inviolables a la vida, la libertad religiosa,
la familia en cuanto primer espacio para la tarea
social, la solidaridad en sus distintos niveles, el
quehacer político propio de una convivencia de
democracia, la compleja problemática econ6mico-
social y, en fin, como síntesis de todo, la cultura
(o las culturas).
Se trata, en definitiva, de resolver el angustioso
drama del divorcio entre cultura y Evangelio que
lamenta Evangelii nuntiandi. Lo cual pide tomar
en serio el gwo antropol6gico de que habl6 Pa-
blo VI: el Concilio se dirigi6, no se desvi6, hacia
el hombre; es recordar la afirmaci6n de Juan Pa-
blo II: el camino de la Iglesia es el hombre. Hay
que ponderar, con discernimiento de fe, el cre-
ciente proceso de secularizaci6n y demás signos de
los tiempos, en sí mismos ambivalentes, pero que,
aunque de- hecho se orientan hacia interpretacio-
nes reductoras y desviadas, sin embargo contienen
val0res especiales y necesitan abrirse a la luz de
Cristo para descubrir la plenitud de verdad de su
Evangelio. Prescindir de ellos con insensibilidad, o
juzgarlos negativamente con unilateralidad, inca-
pacita para evangelizarlos. Hay que llevar de nue-
vo la inteligencia a la fe, no a pesar de la cultura,
sino gracias a ella.
Pero, al valorar la cultura emergente, ¿no se in-
currirá tal vez en el peligro del secularismo? Eso
podría ocurrir también cuando falta preparaci6n.
Sin embargo, no hay que olvidar que todos los
fieles viven en el devenir del siglo y que la dimen-

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N.º 331
8
si6n secular de la Iglesia es inherente a su condi-
ci6n de peregrina en el mundo. Por otra parte,
nuestros destinatarios j6venes, que son seglares,
deben formarse en su ambiente hist6rico y saber
testimoniar su vocaci6n cristiana en los quehace-
res propios de su índole secular 9•
Por tanto, es preciso adquirir todas las compe-
tenéias necesarias para responder evangélicamente
a las interpelaciones que nos llegan de las nuevas
fronteras del siglo.
9. christiftdeles taici 1s.
Novedad de perspectivas
La mentalidad que ha ido afirmándose con el
avanzar de los signos de los tiempos se orienta
predominantemente hacia el futuro. Los procesos
de socializaci6n, de liberaci6n, de secularizaci6n y
de promoci6n de la mujer han ayudado a hacer
pensar que en el proyectar el futuro se manifiesta
la verdad profunda del hombre; su quehacer con-
génito es actuar para transformar el mundo, y más
cuando éste se halla salpicado de desviaciones e in-
justicias. Las ideologías aparecidas en nuestro siglo
h;m proclamado, aunque con su sectorialidad ca-
duca, la urgencia de ciertos cambios, incluso a
costa de medios inhumanos y cruentos.
Cabe afirmar que el concepto de historia que
hoy gusta se refiere más al futuro que al pasado:
más que memoria, que seguiría siendo útil como
amaestramiento, se considera la historia como
proyecto que trazar y realizar; se anhela ser pro-
tagonista de un porvenir más humano y elevado.
A~menta la sensaci6n de la necesidad de una re-
novaci6n continua. Se da mucha importancia a la
concreci6n de compromiso y a la capacidad opera-
tiva; se profundiza y se desarrolla, así, una relaci6n
nueva entre teoría y praxis, pues, en efecto, el

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9
1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
primado del futuro va unido al valor central de la
praxis.
En semejante novedad de perspectivas no po-
demos ver una moda superficial, aunque haya que
darle sus justos limites. Aquí nos interesa el hecho
cultural de que dicha mentalidad es general; el
evangelizador debe tenerla en cuenta. Es un modo
nuevo de considerar las situaciones y las priorida-
des que señalar, sugiere soluciones y decisiones
originales, hace mirar la existencia como tarea
nunca terminada de liberaci6n personal y social.
En tal clima, es preciso hallar en el Evangelio
los resortes y criterios de futuro que le son pro-
pios; además, es ineludible repensar y explicar
adecuadamente ciertos valores fundamentales del
cristianismo, expresados mediante conceptos que
parecen urt tanto ajenos a la sensibilidad actual;
por ejemplo: tradici6n, observancia, indisolubili-
dad, etcétera. Como fundamentales hay que verlos
también hoy; pero el modo de formularlos expone
al peligro de hacerlos anticuados y herméticos, in-
capaces, por tanto, de transmitir sus verdaderos y
valiosos contenidos.
Dar un puesto de privilegio a la perspectiva de
futuro, acompañarla con inventiva y laboriosidad
e iluminarla con nuevos ideales de crecimiento
significa cambiar. los esquemas psicol6gicos del
pensar social, sobre todo entre los j6venes. Ello
incide no poco en la búsqueda de una nueva for-
ma de evangelizaci6n que no traicione la integri-
dad del mensaje.
Es interesante observar que esta mentalidad
abre perspectivas a horizontes nuevos: más que de
guerra y de poder, se habla de paz, de justicia, de
ecología, de solidaridad, etcétera; de ahí brota la
proyecci6n de modelos diferentes a que aspirar.
Varios movimientos sociales han surgido para
proclamar su originalidad.

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N.º 331
10
Es como si de nuevo se le diera a la humanidad
una hora de primavera con fantasía juvenil. Es un
signo particularmente expresivo de los profundos
cambios culturales que se están realizando. De sí
es, al fin y al cabo, una novedad entusiasmante.
Por desgracia, sin embargo -como ya hemos
observado-, las cosas humanas suelen ser de he-
cho ambiguas, y lo que a primera vista parece cau-
tivador puede convertirse en utopía caduca o en
desviaci6n decepcionante.
El tiempo no es s6lo futuro. ¡El mismo futuro
nceasc1.etaderal1,pceass.ado! La novedad que vale, siempre ne-
De todas formas, lo que importa tener presente
en nuestro caso es que el cristianismo, por su na-
turaleza específica, se dirige profundamente al fu-
turo y está llamado a ser, por los siglos, peculiar-
mente experto en novedad. Con raz6n decían los
Padres que la historia de la Iglesia va de comienzo
en comienzo hasta el comienzo final: a lo largo de
los siglos la obra de la evangelizaci6n empieza
siempre y no concluye jamás.
Place observar aquí que san Juan Bosco nos da
una admirable lecci6n de sensibilidad hist6rica con
su lectura de la memoria del pasado y con su
quehacer creativo en la praxis pastoral de futuro.
Por una parte, supo considerar en los siglos la es-
pecífica misi6n evangelizadora de la Iglesia (pen-
semos en sus escritos de historia de la Iglesia y de
Italia) y, por otra, iluminado por la sabiduría secu-
lar, se dedic6 con valor y creatividad a responder
evangélicamente a los nuevos retos de los tiempos:
fue pastor vuelto hacia el futuro, y podemos decir
también que santamente ut6pico, pues se sumergi6
en los problemas de la juventud menesterosa espo-
leando la inventiva de sus dotes y dones persona-
les y de su carisma de fundador, para darles una
respuesta adecuada. Fue un santo suscitado por el

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11
1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
Espíritu como válido profeta para los tiempos
nuevos. Hemos de saber mirar hacia él como
maestro de un nuevo comienzo de la pastoral ju-
venil.
La novedad suprema
No basta considerar las novedades culturales de
carácter cronológico que acompañan al desarrollo
del devenir humano. Hoy, como ayer y como
mañana, sigue viva, fascinante y decisiva la supre-
ma novedad del cristianismo en la historia: la Pas-
cua de Cristo. Es una novedad de carácter históri-
co-teologal. No basta reconocer en abstracto su
naturaleza excepcional; urge presentarla como la
noticia más importante para hoy, que asombra,
renueva y sabe responder a los interrogantes más
angustiosos, que abre a la trascendencia la vida de
cada persona y la historia de la humanidad: se tra-
ta de la misteriosa dimensión escatológica (o sea,
de la meta final, de algún modo ya presente) que
incide en las mismas culturas humanas, las ilumina,
juzga y purifica, y discierne y puede promover sus
valores emergentes.
La nueva evangelización se apoya plenamente
en este acontecimiento supremo: ¡el novísimo por
excelencia! No hay ni habrá nunca novedad mayor
que ésta: es criterio de confrontación para cual-
quier otra novedad; no envejece; es la perenne y
máxima maravilla de la inserción de Dios en la
historia; es la nueva creación que se anticipa ya en
nuestro mundo viejo. Hay que saber hacer visible
y comunicar esta novedad suprema.
Cuando el calificativo «nuevo» se refiere a la
cultura, sólo indica que algo emerge en el devenir,
aunque requiera atenta y renovada forma de pas-
toral; en cambio, cuando se aplica al misterio de

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N.º 331
12
Cristo, dicho calificativo significa plenitud de la
novedad verdadera y definitiva. Es nueva no por-
que no la hayamos percibido nunca o porque sea
interpelada por problemas antes desconocidos,
sino porque es la cumbre maravillosa de la aven-
tura humana, pues proclama la meta suprema de
la historia y la fuente de cualquier esperanza por
todos los siglos. Siempre nos deja estupefactos.
«Grandes han sido en los últimos tiempos los
progresos de la ciencia y de la tecnología; grande
es la repercusi6n de todo esto en la humanidad;
pero ello no alcanza el nivel más profundo de la
realidad, ni da una respuesta verdaderamente posi-
tiva y completa a los muchos interrogantes del
hombre» 10• ¡S6lo Cristo revela al hombre lo que
es el hombre!
Evangelizar quiere decir, ante todo, saber anun-
ciar al hombre de hoy la gozosa y grata noticia de
la Pascua, que desconcierta y hace explotar el ca-
duco atractivo de las novedades mudables, que
pronto se transforman en la monotonía insatisfe-
cha que suele caracterizar la tediosa existencia de
una civilizaci6n meramente horizontal.
Urge, pues, hacerse comunicadores actualizados
~e la gran noticia, con sus enormes valores hist6-
ncos.
Hay, sobre todo, dos mediaciones que, cual
otros tantos rieles, transmiten sus riquezas: lapa-
labra de Dios y la liturgia; constituyen la gran pis-
ta de retomo a las fuentes. «Volver a las fuentes
-ha escrito el Papa- en nuestro caso significa
volver al manantial de vida en que se nutre el fer-
vor de los santos. Debemos por tanto escuchar,
de los primeros testimonios del Evangelio, el im-
pacto, novedad y vitalidad del anuncio inicial. Es-
cuchemos al evangelista Juan en su primera carta:
"Lo que existía desde el principio, lo que hemos
oído, lo que hemos visto con nuestros propios
10. Juan Pablo II a los
obispos de Chile:
L 'Osservatore Roma-
no, 28-29 de agosto
de 1989.

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13
1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
(uan 11. 1
1,1-3. Carta
de Papa a la XV
asamblea general de
religiosos brasileños:
L 'Osservatore Roma-
no, 30 de agosto de
1989.
12. Cfr. Actas del Conse-
jo General núm. 324:
enero-marzo de 1988.
ojos, lo que contemplamos y palparon nuestras
manos ... os lo anunciamos para que estéis unidos
con nosotros"» 11•
De ahí que la nueva evangelizaci6n necesite una
verdadera escuela de la Palabra (como hace, por
ejemplo, el cardenal Martini con los j6venes de
Milán o como intentamos nosotros con el mensa-
je de las bienaventuranzas juveniles) y una reno-
vada vivencia litúrgica donde todo lleve a la ini-
ciación en la Eucaristía, como se ha insistido va-
rias veces en nuestra Congregaci6n 12, a fin de que
la Pascua sea siempre la novedad suprema.
La nueva forma de evangelización tendrá que
saber hacer percibir a los jóvenes la máxima noti-
cia ofrecida por ambas mediaciones, como estrate-
gia pedagógica de la iniciaci6n en el misterio.
Novedad de presupuestos doctrinales
Las tres novedades a que nos hemos referido
hasta aquí necesitan todo un fondo de pensamien-
to que considere y ahonde ciertos aspectos de la
realidad y de la historia de la salvación con una
visión objetivamente renovada.
En efecto, las nuevas fronteras exigen una re-
flexión más exhaustiva de los valores de la laici-
dad, según la valoración de todo el orden tempo-
ral; las nuevas perspectivas deben saber medir los
valores del futuro hist6rico con el criterio del fu-
turo absoluto (= la escatología), o sea, de la Pas-
cua como el novísimo por excelencia; y, por últi-
mo, la novedad suprema de los acontecimientos
pascuales requiere que se considere a fondo todo
el misterio de la Iglesia como cuerpo de Cristo en
la historia.
He ahí, pues, tres grandes. sectores que esperan
una reflexión doctrinal particularmente renovada:

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N.º 331
14
una teología más actualizada de la creaci6n, una
invitante teología de la esperanza con una visi6n
más envolvente de la escatología mirando al futu-
ro a partir de los novísimos -mejor, del novísi-
mo- y una teología de la Iglesia enfocada conci-
liarmente en tomo al concepto de pueblo de Dios
que vive en comun10I n orgaIn1ca.
El evangelizador actual necesita ahondar en es-
tas ricas áreas doctrinales.
- La teología de la creación hay que repensarla
y desarrollarla partiendo de la 6ptica del laicado y
dando importancia particular al giro antropol6gi-
co enriquecido por los signos de los tiempos y el
progreso de las ciencias fenomenol6gicas. Se abre
aquí un área de saber que es inmensa e incide con
fuerza en la progresiva elaboraci6n de una nueva
cultura. La laicidad, los valores de la secularidad,
las arm6nicas leyes de la naturaleza, la singulari-
dad de la vida humana, de su dignidad y de la pe-
dagogía de su maduraci6n, los valores y derechos
de la persona, las justas exigencias de la libertad,
los derechos y deberes de la familia, la naturaleza
y el desarrollo de la sociedad, la política con rela-
ci6n al bien común, la economía y el uso de los
bienes por parte de todos y la solidaridad humana
en sus múltiples aspectos son grandes temas que
deben estudiarse doctrinalmente desde un punto
de vista teol6gico renovado, capaz de contemplar
las cosas según el proyecto creador de Dios Padre
en sintonía con la evoluci6n actual de la cultura.
- La teología de la esperanza ilumina las acti-
tudes y la praxis con una mentalidad que mira al
futuro partiendo de las novedades supremas de la
Pascua y de Pentecostés, que llevan consigo la
presencia del Espíritu Santo en la historia con la
suave energía de su poder. Hace comprender la

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15
1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
realidad objetiva y trascendente de la resurrección
de Cristo, que es el hecho concreto y supremo del
hombre-tipo, como inicio de la nueva creación en
la que adquirió la condición de segundo Adán y la
realeza de Señor de la historia.
El gran interés de la esperanza cristiana es el fu-
turo: no un futuro genérico y transitorio, sino el
trascendente y definitivo de Cristo. El poder del
Espíritu va construyendo, ya en el futuro históri-
co, las premisas y las raíces del futuro absoluto,
imprimiendo en la historia pospascual una verda-
dera dimensión escatológica, tanto en el orden
temporal de la cultura y la política como en el
ámbito eclesial de la pastoral. La Pascua es como
el «primer motor» que inicia un proceso histórico
encaminado a transformar la realidad humana; es
el principio de una renovación continua estimula-
da por la esperanza. Se abre así una extensa área
de reflexión para la doctrina cristiana de la acción.
Se ha dicho que el misterio cristiano es como
«una flecha lanzada al mundo para indicar el futu-
ro», de modo que la fe nunca sea sometida y ma-
nipulada por la historia, sino que, al contrario, la
trascienda, juzgue y dirija.
Tanto la acción de los seglares en lo temporal
como el quehacer pastoral de la Iglesia deben mi-
rar con inteligencia al futuro -sobre todo cuando
se trata de pastoral juvenil- bajo la luz y energía
de la esperanza que proyecta la novedad suprema
de la Pascua en el devenir humano mediante el
poder del Espíritu. La esperanza cristiana invade
todo con dinamismo operativo: no es sólo expec-
tativa, sino preparación proyectada y activa, es te-
són infatigable de agentes del Reino, es más fuerte
que cualquier motivo de desaliento, pertenece a la
fe, qu~ es victoria que transforma el mundo. La
luz que irradia lleva consigo la capacidad de dis-
cernimiento crítico de todas las demás novedades

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N. º 331
16
culturales que vayan apareciendo, y sabe valorar
los proyectos de futuro histórico que se van ela-
borando para el progreso del orden temporal.
Aunque media una distancia histórica entre la cul-
tura de hoy y la de ayer -de donde se sigue una
diferencia de criterios de acción frente a la cada
vez mayor complejidad social y eclesial-, sin em-
bargo el Espíritu de verdad va subrayando cons-
tantemente, en el Evangelio, nuevas modalidades
de respuesta cristiana, que provienen de forma
inagotable de aquel primer motor que es la resu-
rrección del Señor.
En efecto, la novedad suprema de la Pascua es
una dimensión que se halla siempre en lo cotidia-
no, en la vida de fe, en las obras de caridad, en las
múltiples iniciativas del Espíritu, en toda la vida
del creyente; es fruto del Bautismo, que infunde la
energía innata de la nueva creación, y se alimenta
de la Eucaristía asimilando el cuerpo del Resuci-
tado.
Estábamos acostumbrados a reducir los temas
de los novísimos a muerte, juicio, infierno y paraí-
so. Es evidente que son temas escatológicos de
importancia particular, pero se presentan más
como término al que llegar que como motor de
vida. En cambio, la visión más envolvente de la
suprema novedad pascual extiende las considera-
ciones de la escatología a todo el espesor de la
existencia vivido en la esperanza. Con la Pascua
cambió, de hecho, el concepto de tiempo: ya no
es el círculo que se repite, aunque sea en espiral,
de las estaciones de los siglos, ni la línea recta que
va siempre adelante sin saber objetivamente cuál
es su meta de llegada, sino la paradoja del «ya y
todavía no» donde existe el avanzar objetivo de la
historia, pero donde también está simultáneamen-
te su meta definitiva: el hombre nuevo, que vive
con plenitud en los dos resucitados -Cristo y

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1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
María-, quienes, como padres de la nueva huma-
nidad, influyen constantemente en el desarrollo de
las vicisitudes humanas y, ya desde ahora, inyectan
en la historia las energías de la resurrecci6n.
La teología de la esperanza, enfocada con 6ptica
pascual, aportará ricas perspectivas a la nueva
evangelizaci6n.
- La teología de la Iglesia, por último, aparece
repensada y propuesta sustancialmente en los do-
cumentos del concilio Vaticano 11, que se han.de
considerar orgánicamente, según las indicaciones
del sínodo extraordinario de 1985. Su informe fi-
nal ayuda a desarrollar una eclesiología de comu-
ni6n que no resulte arbitraria ni aparezca distan-
ciada de la tradici6n viva.
El Concilio super6 una lectura societaria de la
Iglesia, evidenciando su carácter central de miste-
rio que la hace cuerpo de Cristo y templo del Es-
píritu en la historia; es, por ello, sacramento uni-
versal de salvaci6n. Se describe como pueblo de
Dios en los siglos, pueblo nacido en el Bautismo
con dignidad profética, sacerdotal y regia, que vive
en comuni6n orgánica perennemente guiada por
Cristo, pastor eterno, mediante el Papa y los
obispos, elegidos como vicarios suyos para apa-
centado colegialmente. En ese pueblo todos los
miembros tienen una vocaci6n común a la santi-
dad y están llamados a la misma misi6n evangeli-
zadora, aunque con diferentes modos de testimo-
nio y servicios muy variados según que pertenezcan
al laicado, a la vida consagrada o al ministerio del
Orden.
Las consecuencias pastorales de tal renovaci6n
eclesiol6gica están actuando ya y se hallan en la
base de la nueva evangelizaci6n. Es imprescindible
asumir este cambio eclesiol6gico con mentalidad
verdaderamente renovada sobre la teología de la

2.10 Page 20

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N.º 331
18
Iglesia. Sin esta auténtica conversi6n de perspecti-
va resultaría imposible el famoso «salto hacia ade-
lante» de que habl6 Juan XXIII.
Por desgracia han aparecido, en estos años, in-
terpretaciones eclesiol6gicas más bien arbitrarias,
que se alejan de la doctrina conciliar y, más de
una vez, han creado confusiones peligrosas. Hay
que saberlas juzgar con discernimiento atento, en
sintonía con el magisterio vivo de los pastores.
Así pues, como podemos ver, la novedad de
perspectivas doctrinales -especialmente de una
renovada reflexi6n teol6gica sobre los temas de la
creaci6n, de la esperanza cristiana y de la Iglesia
en cuanto misterio- compromete a fondo a los
agentes de la nueva evangelizaci6n a imperiosas
tareas de una esmerada formaci6n permanente.
Novedad de método y de lenguaje
Hace ya decenios que las disciplinas del método
han hecho y realizan grandes progresos. Entre las
ciencias humanas ocupa un puesto eminente, sobre
todo en época de cambios, la pedagogía, enrique-
cida con los adelantos de la biología, la psicología
y la sociología. Es verdad que el método figura en
el nivel de los medios y que, por tanto, necesita
ser pensado y valorado en orden al fin y a los
contenidos. Sin embargo, tiene importancia ver-
daderamente extraordinaria en la búsqueda de la
nueva forma de acercamiento pastoral y de diálogo
cultural a que nos referimos cuando se habla de
nueva evangelizaci6n.
Intimamente vinculado al método está el len-
guaje. La experiencia nos enseña que sin lenguaje
'adecuado -que no puede reducirse únicamente a
las palabras que debemos usar- es imposible co-

3 Pages 21-30

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3.1 Page 21

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19
1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
municar y transmitir. Es hoy un tema verdadera-
mente difícil, que puede ponemos en crisis por
nuestro género de formaci6n mental y por cierta
falta de ductilidad cultural. Baste pensar que ha-
bría que saber emplear un tipo de lenguaje adap-
,tado a los intelectuales, otro para la gente sencilla
y común, otro al nivel de la comunicaci6n oficial,
otro para los analfabetos, etcétera: un lenguaje
que conoce bien toda la verdad de los contenidos
y sabe comunicarla escuchando, de modo particu-
lar, los clamores de los últimos. San Agustín es-
cribi6, precisamente en vista de tal problema, su
célebre De catechizandis rudibus.
Se necesitará, pues, diversidad de métodos y
lenguajes según las diferencias de edad, cultura, si-
tuaci6n, etcétera. La multiplicidad y variedad de
métodos es exigencia de la forma nueva; no es de-
fecto, sino signo de ductilidad pedag6gica y, por
tanto, riqueza de comunicaci6n.
Se trata de exigencias pedag6gicas al servicio de
la evangelizaci6n. Como es obvio, el fin debe ser
claramente la transmisi6n del Evangelio en su to-
talidad.
Los métodos pueden incluso pecar por infiltra-
ci6n de errores o de teorías arbitrarias. La tenta-
ci6n de mezclar indebidamente en ellos supuestos
ideol6gicos no es, por desgracia, fantasía. La nue-
va evangelizaci6n exige buscar métodos capaces de
contribuir eficazmente a la educaci6n en la fe y de
la fe, respetando la integridad del dep6sito de la
Iglesia y asegurando algunas certezas de fondo
bien definidas, sencillas, s6lidas y más fuertes que
las reiterantes sospechas racionalistas.
En tal búsqueda importa recordar que existe
también una originalidad pedag6gica propia y pe-
culiar de la educaci6n en la fe. Lo subray6 Juan
Pablo II después del sínodo de 1977, que estudi6
la catequesis. «La irreductible originalidad de la

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N. º 331
20
identidad cristiana -afirmó- tiene como corola-
rio y condición una pedagogía no menos original
de la fe ... La ciencia de la educación y el arte de
enseñar son objeto de continuos replanteamientos
con miras a su mejor adaptación o a su mayor efi-
cacia, aunque con resultados desiguales. Pues bien,
hay asimismo una pedagogía de la fe ... Dios
mismo, a lo largo de toda la historia sagrada y
principalmente en el Evangelio, se sirvió de una
pedagogía que debe continuar siendo el modelo de
la pedagogía de la fe. En catequesis, una técnica
tiene valor en la medida en que se pone al servicio
de la fe» 13•
El tema del método y el lenguaje debería ser
para nosotros, en la escuela de Don Bosco educa-
dor, un argumento de preferencia en el que ten-
dríamos que sobresalir como protagonistas preci-
samente en la educación de la juventud popular en
la fe. Será una metodología inspirada en nuestro
Fundador que, con el sistema preventivo, nos legó
una pedagogía vital y conscientemente vinculada a
la irreductible originalidad de la Revelación y de
la identidad cristiana: pedagogía cuyo fin es nada
menos que la santidad 14.
13. Catec:hesi tradendae 58.
14. Cfr. Iuvenum patris
15-16.
Novedad de agentes
La exhortación apostólica Christifideles laici re-
cuerda que el evangelizar es propio de todo el
pueblo de Dios. En su capítulo cuarto enumera
los diferentes grupos de «obreros de la viña» y
termina con esta hermosa cita de la Introducci6n a
la vida devota de san Francisco de Sales: «En la
creación Dios mandó a las plantas producir sus
frutos, cada una según su especie. El mismo man-
damiento da a los cristianos, que son plantas vivas
de su Iglesia, para que produzcan frutos de devo-

3.3 Page 23

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21
1s. Christifuleles Lzici 56.
16. Christifuleles laici 46.
1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
ción, cada uno según su estado y condición» 15,
El documento papal se refiere a la vocación y
misión de los seglares. Quiere decir que ellos de-
ben ser los evangelizadores concretos de sus am-
bientes de vida y de trabajo. Están llamados a co-
laborar también en otras iniciativas evangelizadoras
de la Iglesia. La misionariedad del laicado fue re-
lanzada por el concilio Vaticano 11, pero de hecho
es una novedad pastoral que aún necesita de im-
pulso más convencido.
Por consiguiente, está claro que un proyecto
«laicos» serio es, para nosotros, no sólo fidelidad a
la mente apostólica del Fundador, sino exigencia
fundamental de la eclesiología renovadá, que cons-
tiwye el estímulo doctrinal de un profundo cambio
pastoral. Así pues, hay que intensificar con con-
vicción más fuerte el trabajo en favor de nuestras
asociaciones seglares.
La nueva evangelización la impone y evalúa más
la misión en sí que el funcionamiento de obras
programadas en tiempos anteriores, ya que es la
exigencia acwal de la misión lo que debe orientar
la renovación específica de tales obras.
Para nosotros es, asimismo, importante ver que,
en el capítulo cuarto de la mencionada exhorta-
ción apostólica, se presta una atención particular a
los jóvenes, que -dice- «no deben considerarse
simplemente como objeto de la solicitud pastoral
de la Iglesia, sino que son, de hecho, y a ello han
de ser alentados, sujetos activos, protagonistas de
la evangelización y artífices de la renovación so-
cial» 16,
¡Son afirmaciones valientes! Indican la meta de
nuestra pastoral juvenil. El XXIII Capíwlo Gene-
ral nos ayudará a ser, en este campo, educadores
competentes que sepan implicar, en la variedad de
las obras, a muchos jóvenes agentes de la nueva
evangelización.

3.4 Page 24

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N. º 331
22
En particular hemos de revisar, por ejemplo,
nuestra eficacia pastoral en el asociacionismo ju-
venil. La «Confrontaci6n DB '88» nos hizo palpar
la importancia y actualidad de saber animar un
verdadero movimiento entre los j6venes más com-
prometidos, impregnado del espíritu de san Juan
Bosco, padre y maestro de la juventud. El criterio
oratoriano que debe caracterizar el relanzamiento
de esta labor asociativa no nos sugiere únicamente
una modalidad original de animaci6n de los gru-
pos comprometidos; nos recuerda también que el
oratorio, como criterio permanente de renovaci6n,
no
en
uensasa6slooc1u.anc1.l0'ungyaregneuongrámfiocvol.;ffei.lxeinsttoe
qiguueavlma emnat'es
allá de los limites del ambiente material y local,
hnaacs1t.ao' ne. xtenderse a toda la inspectoría y a toda la
También esto es repensar con novedad nuestro
trabajo por el Evangelio entre los j6venes.
Novedad de peligros, también
La confluencia de tantas novedades lleva consi-
go un desplazamiento de la atenci6n en el cuidado
preventivo contra los indefectibles peligros. Si uno
deja el camino por el que va y toma otro, debe
saber adecuarse a las nuevas condiciones de mar-
cha y observar con atenci6n el terreno, que natu-
ralmente tendrá peligros distintos de los que ofre-
cía el recorrido anterior.
Una vez excluida la actitud obstinada del inte-
grismo tradicionalista, que consiste en no querer
cambiar de camino, pues niega la necesidad de
otra forma de pastoral, la nueva evangelizaci6n
elegida debe afrontar no pocos problemas inédi-
tos, crear respuestas adecuadas, superar dificulta-
des particulares e identificar y desenmascarar los

3.5 Page 25

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23
1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
17. Vaticano, 11 de julio
de 1989.
18. L 'Osseruatore Roma-
no, 30 de agosto de
1989.
nuevos peligros que podrían desviar del camino.
Así pues, ¡ni ortodoxia obtusa ni errores geniales!
Es un peligro inherente a la opci6n hecha. Ya
en estos pocos años de búsqueda pastoral hemos
comprobado el surgir de desequilibrios distintos de
los precedentes. Antes del Concilio el eje de los
peligros se hallaba sobre todo en la vertiente de
una modalidad evangelizadora inm6vil; después, lo
hallamos en la vertiente de la creatividad pastoral,
laudable en cuanto búsqueda de una forma nueva,
pero que puede resultar peligrosa o desviada en
algunas propuestas singulares: recordemos, por
ejemplo, ciertas posturas intemperantes en la re-
novaci6n litúrgica y eclesiol6gica o determinadas
Cin.IOt'enr.pretaciones ideol6gicas del proceso de libera-
Os invito a leer con atenci6n la carta que Juan
Pablo II envi6 a la XV asamblea general de los
religiosos brasileños 17• Afirma, entre otras cosas:
«La fe que se basa en la Revelaci6n y en el Magis-
terio de la Iglesia protege la evangelizaci6n contra
la tentaci6n de las utopías humanas; la esperanza
cristiana no confunde la salvaci6n con ideologías
de ningún género; la caridad que debe animar la
·evangelizaci6n inmuniza el anuncio evangélico
contra la tentaci6n de ser mera estrategia de
transformaci6n social o contra la violencia padeci-
da que conduce a la lucha de clases. La fe, la espe-
ranza y el amor son la garantía de esta nueva
evangelizaci6n» 18•
Creo, por ello, conveniente, sin pretender ago-
tar argumento tan delicado, indicar algunas de las
ionas de peligro más nocivas para nuestra pastoral
juvenil.
- La primera zona de peligro se debe a la dife-
rencia o distancia histórica que sabemos que hay
entre el mundo bíblico y eclesial de los siglos pa-

3.6 Page 26

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N.º 331
24
sados y la cultura emergente del actual. Es dato
· evidente, pero puede prestarse a un ataque radical
a los fundamentos de la fe en una lectura desmiti-
ficante de la Biblia y la Tradici6n: nos pondría en
situaci6n de actitud poscristiana. ¡Menos mal que
los custodios cualificados de la fe nos avisan y
orientan! Los ataques que, basándose en tal dife-
rencia hist6rica, se dirigen hoy día contra el ma-
gisterio de la Iglesia no tienen en cuenta la volun-
tad objetiva de Cristo de arraigar la permanencia
de la fe en personas vivas y contemporáneas, asis-
tidas por el Espíritu Santo, a fin de que no falle la
autenticidad del Evangelio en ninguna generaci6n
de creyentes. El ministerio de Pedro y de los
Ap6stoles, del Papa y de los pastores es hoy,
como ayer, mediaci6n imprescindible para garanti-
zar la identidad de la fe, a pesar incluso de las dis-
tancias hist6ricas. Los agentes de la nueva evange-
lizaci6n deben prestar particular y diligente aten-
ci6n al magisterio de la Iglesia.
- La segunda zona de peligro está en no saber
asumir con equilibrio las novedades culturales. Es
cierto que entre los principales signos de los
tiempos figuran los procesos de socializaci6n y ·
personalizaci6n, que aportan visiones y valores
nuevos. De ellos surge toda una búsqueda pasto-
ral seria con problemáticas específicas. La comu-
ni6n eclesial nos impulsa hacia adelante en la
evangelizaci6n de tales signos de los tiempos me-
diante la enseñanza social del Magisterio y con
una redoblada docilidad personal al Espíritu Santo
en una hora particularmente rica de su presencia
carismática. Sin embargo, aquí podemos encontrar
dos peligros: el de una primacía de lo social que
lleve a sobreestimar los valores políticos -indu-
dablemente importantes- en perjuicio de la tras-
cendencia de la fe y de la autonomía de la laicidad,

3.7 Page 27

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25
1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
o bien el de un intimismo espiritual que favorezca
actitudes de alienaci6n frente a los graves y urgen-
tes problemas del orden temporal y de la renova-
ci6n de la sociedad.
El estilo de pastoral juvenil heredado de san
Juan Bosco supera, sin polémicas, tales peligros;
procura armonizar, con la sabiduría del sentido
común, responsabilidad política e interioridad per-
sonal -«el honrado ciudadano y el buen cristia-
no»-, promoviendo con equilibrio una evangeli-
zaci6n verdaderamente nueva en la sensibilidad
social de los valores políticos y en una espirituali-
dad juvenil que tienda animosamente a la santidad
de cada individuo.
- Por último, la tercera zona de peligro se en-
cuentra en las desviaciones eclesiológicas. El Vati-
cano II puso como fundamento de la nueva evan-
gelizaci6n la eclesiología del pueblo de Dios. Hay,
al respecto, toda una profundizaci6n que destaca
la dignidad y responsabilidad bautismal, la voca-
ci6n y misi6n de los seglares, la profecía especial
de la vida consagrada y el valioso e imprescindible
papel de los pastores. La misionariedad de todo el
pueblo de Dios se describe solícitamente en la ex-
honaci6n apost6lica Christifideles laici.
Sin embargo, al margen de este progreso ecle-
siol6gico han nacido tendencias aberrantes, por
ejemplo, acerca de la llamada «Iglesia-instituci6n» o
sobre el concepto de pueblo de Dios, o con rela-
ci6n a la doctrina del ministerio sacerdotal y del
magisterio, o en la interpretaci6n del simbolismo
de las celebraciones sacramentales, sobre todo de
la Eucaristía y la Penitencia.
Si la nueva pastoral no se funda claramente en
una eclesiología conciliar auténtica, no podrá ser
verdadera evangelizaci6n.
A nosotros nos interesa, en panicular, saber re-

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N.º 331
26
cuperar con los j6venes los vitales valores de la
Eucaristía y la Penitencia, pilares del sistema pre-
ventivo. Hemos asistido estos años a una caída en
la celebraci6n de ambos sacramentos en la pasto-
ral juvenil, o bien a una alteraci6n, a veces hasta
desacralizante, de su simbolismo pascual, rebajado
a expresi6n de lucha de clases o a crítica y denun-
cia s6lo de las instituciones sociales y eclesiales.
En cambio, urge llevar a los j6venes a un conoci-
miento y participaci6n convencida de la Eucaristía
y la Penitencia, en cuanto centro vital práctico de
la nueva evangelizaci6n. ¡Querer justificar ese
prescindir, de hecho, de tales sacramentos, me.:.
diante racionalizaciones de diverso género que no
conducen a la autenticidad del Evangelio, es eludir
la importancia absoluta de este tema! Sin Eucaris-
tía y sin Penitencia no se forma un cristiano. Te-
nemos que saber buscar una nueva forma de in-
troducci6n pedag6gica en su celebraci6n, íntima-
mente convencidos de que la nueva evangelizaci6n
debe llevar a los j6venes a la vida eucarística y a
los compromisos de la Reconciliaci6n.
Superar los peligros del abandonó de los sacra-
mentos o de la alteraci6n de su simbolismo debe-
ría ser una de nuestras competencias peculiares.
Imprescindible interioridad apostólica
de los evangelizadores
Me parece fundamental llamar la atenci6n sobre
otra novedad, pues siempre lo es, que se halla en
la base de todo: la renovaci6n personal de los
evangelizadores. Hace años que estamos marti-
lleando en la interioridad apost6lica 19• Vale la
pena considerar brevemente aquí tal asunto con la
6ptica de la nueva evangelizaci6n.
El Papa, en este sentido, habla de «nuevo ar-
19. Cfr. Interioridad apos-
t6üca, Ediciones Don
Bosco, Argentina 1989:
tanda de ejercicios es-
pirituales, predicada
por el Rector Mayor
en Fortín Mercedes el
mes de febrero de
1988.

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27
1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
20. Carta del Papa a la
XV asamblea general
de religiosos brasile-
ños: L'Osservatore Ro-
mano, 30 de agosto
de 1989.
21. Cfr. la circular al res-
pecto: Actas del Con-
sejo Superior núm. 290:
julio-diciembre de
1978.
22. luvenum patris 15.
dor». Se trata del corazón y la mente de quien
evangeliza. Nunca ha existido, nunca podrá haber
evangelización sin evangelizadores válidos: pense-
mos en los apóstoles y en todos los discípulos.
La nueva evangelización es testimonio. «La
fuerza de la evangelización -escribe Juan Pa-
blo 11- reside simultáneamente en la verdad que
se anuncia y en la convicción del testimonio con
que se hace. Por esto, hoy día la nueva evangeli-
zación necesita que los heraldos sean fieles en la
predicación de la verdad y testigos de la fuerza
salvadora de la Palabra de vida. Frente al reto de
la nueva evangelización, la Iglesia necesita hoy
maestros y santos abiertos al poder iluminador del
Espíritu Santo, que agudiza la capacidad de dis-
cernimiento de la realidad y hace que brote en
abundancia una creatividad de palabras y obras
adecuadas para dar vida al Evangelio que se anun-
cia en diferentes situaciones temporales. Por ello,
los religiosos de la nueva evangelización deben so-
bresalir en la fidelidad a la verdad y en el ardor de
la misión, en la transparencia del testimonio y en
la fuerza sobrenatural de la santidad. Nunca de-
ben olvidar que, en comunión con sus fundadores,
son hijos e hijas de santos que anunciaron el
Evangelio con la santidad de su vida» 20•
Es, por tanto, importante que concentremos la
atención en nosotros mismos como educadores
cristianos renovados.
Tal Óptica debe tomar en consideración una ca-
racterística inherente a la modalidad propia del
sistema preventivo: la de evangelizar educando 21
Juan Pablo II nos recuerda que san Juan Bosco
supo lograr «una síntesis entre actividad evangeli-
zadora y quehacer educador»; su preocupación
evangelizadora -escribe- «abarca todo el dilata-
do campo de la condición juvenil; se coloca, pues,
dentro del proceso de formación humana» 22•

3.10 Page 30

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N. º 331
28
Creo que todos tenemos claro que las activida-
des educativas propiamente culturales (ciencias,
profesionalidad, teatro, música, deporte, disciplina,
etcétera) pertenecen, por su propia naturaleza, al
nivel de la maduraci6n humana; de sí no son
evangelizaci6n: las cultivan también los no cristia-
nos. Lo que las eleva de significado, sin cambiar
su naturaleza, es la síntesis vital a que las incorpo-
ra el evangelizador que educa, quien las ordena
existencialmente para el objetivo cristiano de la
formaci6n completa que guía al joven hacia la
plenitud pascual. «El educador -nos dijo el Pa-
pa- debe tener percepci6n clara del fin último,
ya que en el arte de la educaci6n los objetivos
desempeñan un papel determinante» 23•
En mi circular, ya citada, de nuestro proyecto
educativo 24 hacía observar que en el sistema pre-
ventivo cabe distinguir dos niveles o aspectos
diversos, profundamente unidos entre sí: el prin-
cipio inspirador (= tensi6n pastoral del evangeli-
zador, su hacer parroquia según las modalidades
concretas del artículo 40 de las Constituciones) y
el criterio metodol6gico, que guía las modalidades
concretas de su acci6n (= el método pedag6gico
de casa, escuela y patio). «Entre tensi6n pastoral y
método pedag6gico se puede percibir una delicada
distinci6n, útil para la reflexi6n y ahondamiento
de aspectos sectoriales; pero sería ilusorio y peli-
groso olvidar la relaci6n íntima que los une tan
radicalmente entre sí, que es imposible separarlos.
Querer disociar método pedag6gico de Don Bos-
co y su alma pastoral sería destruir uno y otra» 25•
Así pues, el evangelizador con su interioridad
apost6lica es verdaderamente el protagonista es-
tratégico de la nueva evangelizaci6n. Tiene que
haber asimilado vitalmente la verdad revelada y
tomar en consideraci6n las varias novedades cultu-
rales a que nos hemos referido, pero ha de ver
23. luvenum patris 16.
24. Actas del Comejo Su-
perior núm. 290.
25. Actas del Comejo Su-
perior núm. 290.

4 Pages 31-40

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29
1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
también como absolutamente imprescindible la
renovación pastoral de su corazón. Hay verdadera
urgencia de un nuevo ardor apostólico como alma
del evangelizador. No nos hagamos ilusiones: el
secreto está también en el método, pero no se
queda ahí. Sin cuidado especial de la interioridad
apostólica en nosotros, en los seglares y en los jó-
venes, no lograremos la tan deseada nueva evange-
lización. Es de la caridad pastoral del corazón,
centro vivo del espíritu salesiano, de donde brota
la gracia de unidad que hace recíprocamente inse-
parables el «evangelizar educando» y el «educar
evangelizando».
La nueva evangelización o es fruto de interiori-
dad o no existirá: esto es capital; de aquí nace la
posibilidad de una forma nueva.
Don Bosco fue pastor siempre y doquier; como
actividad primordial para evangelizar a los jóvenes
eligió la educación y a diario la impregnó del ardor
del «da mihi ánimas». Imitemos el arte pedagógico
de su síntesis vital, nacida del ardor apostólico de
su corazo' n.
Conclusión
Queridos hermanos, el argumento tratado en
esta circular es complejo y se halla en evolución;
no es fácil, por tanto. Sin embargo, en él descu-
brimos el gran reto de los tiempos nuevos, cuya
respuesta confió el Vaticano II a toda la Iglesia.
Propongámonos empezar a meditar seriamente
sus diversos aspectos e ir aprovechando cuanto el
Papa y los pastores nos han indicado e indiquen al
respecto.
Creo poder afirmar que la Congregación ya está
en marcha hacia la nueva evangelización; se han
visto ya sus prometedores frutos. No sólo la

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N.º 331
30
«Confrontación DB '88», sino toda una serie de
experiencias pastorales, realizadas especialmente
con el criterio oratoriano 26, y las iniciativas surgi-
das en diversos campos, tales como la calidad pas-
toral de la escuela, la orientación cristiana de la
comunicación social, el asociacionismo juvenil y
seglar (grupos juveniles, cooperadores, antiguos
alumnos, devotos de María Auxiliadora, etcétera),
que deberían atraer más la atención de todo sale-
siano. Después del Vaticano 11, la Congregación
ha entrado de verdad en la órbita de la nueva
evangelización.
Recordemos las grandes directrices capitulares;
en particular, el documento Evangelizaci6n y cate-
quesis del XX Capítulo General, o Especial; los
Salesianos, evangelizadores de los j6venes, del XXI;
el texto definitivo de las Constituciones y los Re-
glamentos, del XXII.
Dichos capítulos introdujeron en la Congrega-
ción también cambios estructurales significativos
para la nueva evangelización.
Miremos, además, las orientaciones del Rector
Mayor y su Consejo, las circulares enviadas para
la aplicación concreta de los capítulos generales.
Señalo en nota 27 algunas de las que indican nues-
26. Constituciones 40.
27. Entre las circulares de los rectores mayores, podemos recordar, como particularmente significativas para la
nueva evangelizaci6n, las siguientes:
La descentralización y la unidad hoy en la Congregación: ACS núm. 272, octubre-<liciembre de 1973.
Nosotros, misioneros de los j6venes: ACS núm. 279, julio-septiembre de 1975.
Tenemos necesidad de expertos de Dios: ACS núm. 281, enero-marzo de 1976.
Los salesianos y la responsabilidad polttica: ACS núm. 284, octubre-<liciembre de 1976.
El proyecto educativo salesiano: ACS núm. 290, julio-<liciemhre de 1978.
Grupos y movimientos juveniles: ACS núm. 294, octul,re-<liciembre de 1979.
Más claridad de Evangelio: ACS núm. 296, abril-junio de 1980.
La comunicación social nos interpela: ACS núm. 302, octul,re-<liciembre de 1981.
El año mariano: ACG núm. 322, julio-septiembre de 1987.

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31
1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
tro «salto hacia adelante» para la nueva evangeli-
zaci6n de los j6venes. Se han preparado, asimismo,
diversos materiales de ayuda, particularmente por
parte del dicasterio de pastoral juvenil, indicando
pasos concretos que se han de dar para llevar a la
práctica las grandes orientaciones.
Obviamente queda mucho por hacer, y, · en
efecto, la Congregaci6n encuentra aqm' su reto
más urgente hoy.
El pr6ximo CapÍtulo General afrontará este
vasto problema de forma práctica y concreta. Re-
cemos mucho, en cada comunidad, por su éxito, y
pidamos con insistencia a san Juan Bosco que nos
alcance ser portadores válidos de su carisma para
la eficacia de una nueva evangelizaci6n de la ju-
ventud: vivamos de verdad con él, por encima de
la diferencia hist6rica que nos distingue cultural-
mente de su tiempo, la fuerza unificante que bro-
ta del «da mihi ánimas».
El solícito cuidado de nuestra interioridad apos-
t6lica, junto con n~,estra consideraci6n atenta del
devenir humano, nos hará mirar el futuro con es-
peranza.
Recibid mis saludos más cordiales.
Afectuosamente en el Señor,
EGIDIO VIGANÓ
Rector Mayor
La Eucaristla en el espíritu apost6lico de san Juan Bosco: ACG núm. 324, enero-marzo ele 1988.
Nuestra ful.elidad al sucesor de Pedro: ACG núm. 315, octubre-<li.ciembre ele 1985.
La carta «luvenum patris» de S.S. juan Pablo ll: ACG núm. 325, abril-junio ele 1988.
Convocatoria del XXIII Cap{tulo General: ACG núm. 327, octubre-<li.ciembre ele 1988.
Es asimismo importante recordar también las circulares que hablan del espíritu ele Momese (ACS núm. 301),
ele la Asociación de Cooperadores (ACG núm. 318), de los Antiguos Alumnos (ACG núm. 321), ele la pro-
moción ele los seglares (ACG núm. 317) y ele la familia salesiana (ACG núm. 304).
Es un conjunto ele materiales valiosos, entre otros, que confirman la entrada en órbita ele nuestra Congrega-
ción e iluminan el largo camino que aún queda por hacer.

4.4 Page 34

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