Actas_1992_339.ACG


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del consejo generai
aiio LXXIII - enero-marzo de 1992
n. 0 339
organo oficial
de animaci6n
y comunicaci6n
para. Ja
congregaci6n salesiana
Direzione Generale
Opere Don Bosco
Roma

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del consejo generai
de la sociedad salesiana
de san juan bosco
ORGANO OFICIAL DE ANIMACION Y COMUNICACION PARA LA CONGREGACIÒN SALESIANA
N. 0 339
ano LXXIII
enero-marzo de 1991
1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
2. ORIENTACIONES Y DIRECTRICES
3. DISPOSICIONES Y NORMAS
4. ACTIVIDAD DEL C. GENERAL
5. DOCUMENTOS Y NOTICIAS
Pagina
TODAViA HAY BUENA TIERRA
PARA LA SIEMBRA
3
Pastora! vocacional en la pastora!
juvenil
37
(No se dan en este numero)
4.1. De la cronica del Rector Mayor 44
4.2. De la cronica del Consejo
Generai
45
5.1 . Los jovenes y la nueva
educacion
62
5.2. Visitaduria salesiana de Haiti 64
5.3. Publicaciones del lnstituto
Historico
65
5.4. Nuevos inspectores
67
5.5. Nuevos obispos salesianos
69
5.6. Nuevo Rector de la U.P.S.
70
5.7. Hermanos difuntos
71

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L
Centrai Catequfstica Salesiana
Alcala, 164 - 28028 Madrid
Edici6n extracomercial
Imprime: Graficas Don Bosco - Arganda del Rey (Madrid)
_

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1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
TODAViA HAV BUENA TIERRA PARA LA SIEMBRA
lntroducci6n.- Los ciento cincuenta afios de Bartolomé Garelli.- Apremiante llamamiento del
XXIII Capitulo Generai: fe y vocaci6n . - Vocaci6n y vocaciones. - Nueva perspectiva de la pasto-
ra! juvenil. - Retos del contexto actual. - Despertar de lo transcendente e itinerarios que debe-
mos preparar. - Comunidad que sea, por si misma, una propuesta.-- Personalizar el itinerario
de fe. - Cuidar experiencias de maduraci6n. - Saber Ilamar y acompanar. - Conclusi6n: los prime-
ros responsables.
Roma, solemnidad de la Inmaculada,
8 de diciembre de 1991
Quendos hermanos:
Un saludo cordial del Consejo Genera! y mfo .
Hace ya varias semanas que regresamos de Tierra
Santa, donde vivimos una profunda experiencia de
contemplaci6n de la historia de la salvaci6n en una
canda especial de ejercicios espiricuales.
Se conmemoraban los cien afios de presencia sa-
lesiana en Palestina. Panicipamos en las celebracio-
nes de los salesianos y de las Hijas de Maria Auxi-
liadora de aquellas inspectorfas, tan probadas y al
mismo tiempo tan beneméritas: Rezamos por todas
las comunidades y por cada salesiano al sumergirnos
en el misterio de la Encarnaci6n (con Maria y José)
y sentirnos envueltos en los acomecimientos pascua-
les de la pasi6n y muene de Jesucristo, de su resu-
rrecci6n y •del don pentecostal del Espfritu .
Regresamos llenos de los sentimientos de Cristo
y renovados en el proposito de trabajar por su mi-
si6n en la historia.
jCuamo habria meditado y gozado nuestro que-
rido padre san Juan Bosco con una experiencia tan

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N. 0 339
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intensa en la tierra de la Sagrada Familia y de los
Apostoles, él, que, cuando iba a Roma, visitaba con
sumo imerés los recuerdos de los martires cristianos
y el lugar de la rumba de san Pedro. Su primer
sucesor, el beato Miguel Rua, peregrino dos veces
a Tierra Santa (1895 y 1905) en actitud de accion
de gracias al Sefior y buscando un impulso seguro
para el porvenir de nuestra Congregacion.
Tam bién nosotros en Tierra Santa nos semimos
representantes de toda la familia de san Juan Bos-
co . La concesion de la ciudadanfa honoraria de Be-
lén al Rector Mayor y a la Madre Generai fue un
gesto simbolico que nos une a todos mas intima-
mente con la rakes davidicas del Sefior.
Por mi parte, en el templo betlemita de la Nati-
vidad pedi para la Congregacion la gracia de saber
renovar eficazmente la dimension vocacional de nues-
tra pastora!.
Tierra Santa es la patria de las historias vocacio-
nales mas ricas y mejor documentadas . Dios acome-
tio su aventura en la humanidad privilegiando estas
regiones . Llamo a muchos colaboradores muy dis-
tiotos entre si: patriarcas , caudillos, profetas , jueces,
reyes, sacerdotes , héroes, hombres y mujeres para
misiones concretas . Los llamo de todas las edades,
del seno materno (corno Juan Bautista) a la edaci
adulta (corno los doce Apostoles y Saulo de Tarso).
En Belén, Nazaret o Jerusalén era estimulante me-
ditar la exhortacion del Sefior: La mies es mucha
y los obreros pocos, pedici con insistencia al duefio
de la mies que aumeme el numero de sus obreros 1.
Es sugestivo pensar que precisamente Jesus es el pri-
mer obrero de la vina , siempre en busca ·de colabo-
radores; fue él quien, en la parabola del sembra-
dor, nos ensefio que parte de la simieote cayo en
tierra buena y dio fruto. Es preciso reconocer que
siempre hay , a lo largo de los siglos -por tanto
también hoy y entre nosotros- tierra buena donde
cc 1. M, 9. 37.

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5
1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
puede fructificar el grano sembrado por el Sefior,
siempre vivo y activo en su Iglesia.
Los ciento cincuenta afios de Bartolomé Garelli
El pasado 8 de diciembre , solemnidad de la In-
maculada Concepcion, estuve en Turfn para conme-
morar los ciento cincuenta afios de aquel sencillo
hecho que san Juan Bosco vio corno inicio de la
obra de los oratorios. Siempre vivio convencido de
que en el origen de esta obra estuvo la intercesion
materna de la Virgen Marfa. «Ella lo ha hecho to-
do», dira mas tarde . Por intercesion de Marfa, el
encuentro de Bartolomé Garelli con Don Bosco fue
corno la diminuta semilla de mostaza de un fron-
doso carisma en la Iglesia. Un carisma que, entre
otras cosas, pone en manos de Nuestra Sefiora toda
la orientacion vocacional de los jovenes; ella llevo
a san Juan Bosco a fundar una Congregacion impli-
cando a vocaciones juveniles: aquellos veintidos que
el 14 de mayo de 1862 hicieron con él los primeros
votos salesianos son la mejor prueba historica de la
dimensiori vocacional que, sostenida por Marfa, se
halla presente en toda la historia salesiana. Don Bosco
se dedico intensamente a las vocaciones, no solo para
su obra de los oratorios, sino para toda la Iglesia
en los diversos ministerios, carismas y servicios.
En su incansable actividad vocacional, nuestro Fun-
dador fue también originai y creativo, sobre todo
en la maduracion de los candidatos. Organizo asi-
mismo el cuidado de las llamadas 'vocaciones tar-
dias' ; a pesar de las numerosas dificultades encon-
tradas , incluso por parte de monsefior Gastaldi, fun-
do la OMA (Obra de Marfa Auxiliadora) precisa-
mente para cultivar las vocaciones de jovenes de cierta
edad. Felipe Rinaldi serfa una de ellas , que poste-
riormente fue su excelente formador.

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N. 0 339
6
Es cierto que hoy los tiempos son muy diferen-
tes; sin embargo, nunca nos faltaran ni el poder
creativo del Espfritu del Sefior ni la ayuda materna
de Marfa: el sembrador sigue depositando su semi-
lla en tierra buena.
Apremiante llamamiento del XXIII
Capitulo Generai: fe y vocaci6n
El ultimo Capitulo Genera! nos presenta la fe co-
rno energfa de vida y cumbre de nuestra actividad
educativa, vivificada y coronada por un clima de
espiritualidad.
Una disposicion capitular nos recuerda que «el ca-
mino de fe de los jovenes requiere que la comuni-
dad salesiana preste una atencion particular a la
orientacion vocacional»2.
El texto habla del «camino de fe de los jovenes»
en su unidad y totalidad, es decir, de todo el cami-
no , considerandolo en cada una de las etapas de
la actividad educativa; si en algun momento del re-
corrido llegara a faltar la orientacion vocacional, és-
ta quedarfa de hecho marginada de la autenticidad
de nuestro educar en la fe.
Hace ya afios que el tema de las vocaciones viene
siendo objeto de atenta reflexion por parte de nues-
tros capftulos generales; el Rector Mayor don Luis
Rfcceri le dedico una circular especial 3. Sobre todo
el XXI Capitulo Genera! 4 presento una sintesis que
continua siendo valida; siguiendo una de sus
indicaciones 5, el dicasterio de Pastora! Juvenil ofre-
cio, en 1982 , unos oportunos materiales a las ins-
pectorfas .
La originalidad del XXIII Capitulo Genera! esta
en haber incluido la dimension vocacional en el ca-
mino de fe de los jovenes y haber concebido dicho
camino corno respuesta gradua! y progresiva a una
2. XXI IJ Capitulo Generai
247.
3. Accas del Consejo Supe-
rior 273, enero-marzo de
1974 .
4. Ibidem 11 9d .
5. Ibidem 11 9d .

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7
1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
6. Cf. XXIII Capfr ulo Ge-
nerai 149 ss .
llamada persona! . Recordemos las cuatro areas que
indica: son simultaneas, aunque con distintas acen-
tuaciones e intensidades. Pues bien, cada una de
ellas tiene aspectos vocacionales, mientras que la cuar-
ta, la del compromiso por el Reino, se concentra
explrcitamente en la llamada vocacional corno con-
dicion imprescindible de autenticidad de todo el
camino .
Asi, desde el principio de la educacion en la fe ,
la atencion se centra pedagogicamente en la dimen-
sion vocacional: los pasos que el joven va dando
hacia su madurez humana (primera area) , las metas
que va superando en su conocimiento y participa-
cion en el misterio de Cristo (segunda area) y su
graduai insercion en la vida misma de la Iglesia (ter-
cera area) deberian !levarlo al interés persona! por
el Reino (cuarta area) «comprometiendo su propia
vida por la causa de Dios, salvador del hombre»6.
El proceso vocacional no es un momento ultimo ,
casual , elitista y excepcional, sino el eje en torno
al que gira todo el camino, en cada una de sus
etapas .
Vocacion y vocaciones
No estara de mas recordar, aunque solo sea bre-
vemente , que en el origen de la vida de fe esta
el sacramento del Bautismo , que lleva consigo una
opcion fundamental por Cristo y una implicacion
en el proyecto operativo de su Reino .
El concilio Vaticano II resalto la verdad bautismal
de la vocacion comun de todo el pueblo de Dios,
realizando una especie de inversion copernicana en
el modo de concebir la realidad de la vocacion . Efec-
tivamente , debemos considerar la vocacion pensan-
do ante todo en el plan global de Dios para salvar
al hombre . En la base esta Cristo y su Iglesia con

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N. 0 339
8
la misi6n de conducir a la humanidad hacia la me-
ta de la salvaci6n : la construcci6n del Reino.
El sacramento del Bautismo nos incorpora a Cris-
to y a la Iglesia, confiriendo a todo cristiano la gran
vocaci6n del pueblo de Dios. Ser seglar, presbitero
o religioso significa asumir una manera especial de
ponerse al servicio de la vocaci6n comun y colaborar
en la misi6n de la Iglesia. Todas las vocaciones tie-
nen su ra1z en la unica vocaci6n fundamental, que
las ilumina. Esto tiene una imponancia panicular
a la hora de proyectar nuestra pastora! vocacional.
Cuando hablamos de vocaciones , cienamente nos
referimos en concreto a las de los distintos grupos
de vida consagrada, del sacerdocio ministerial o de
un laicado explkita y concretamente comprometi-
do. Para el cuidado de estas vocaciones, si bien por
un lado no basta presentar solo la vocaci6n bautis-
mal de fondo , porque es preciso hacer comprender
la indispensabilidad de los ministerios , testimonios
y servicios cabalmente para poder realizar la misi6n
comun, por otro , sin embargo , es precisamente en
el Bautismo -sacramento de la fe- donde se halla
la raz6n substancial de toda vocaci6n cristiana , y
es desde ahf -o sea, el cuidado de la vocaci6n cris-
tiana comun- desde donde se ha de proyectar to-
da la actividad por las vocaciones . Dicho de otro
modo, para nosotros el cuidado de las vocaciones
debe incluirse constitutivamente en la misma p asto-
ra/ j uvenzl mediante _la que nos proponemos educar
a los j6venes en la verdadera fe cristiana. Nadie pue-
de educar a un joven en la fe si no desarrolla en
él la vocaci6n fundamental del Bautismo .
Podemos incluso ir mas alla y afìrmar que la exis-
tencia de toda persona humana es vocaci6n: toda
persona, creada para vivir «a imagen y semejanza
de Dios», esta llamada a colaborar, en comuni6n
de destino , con los demas hombres en una historia
que lleva a todo el mundo a la meta del Reino.

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9
- G.un/111111 et spes '-15 .
1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
El Concilio ahond6 en los conceptos de mundo
y de Iglesia, superando la dicotomfa entre profano
y sagrado. Mundo e Iglesia confluyen en una unica
historia oriencada, de hecho, a construir el Reino;
no son mutuamente extrafios, sino que se unen (aun
siendo en sr el uno profundamente · diverso de la
otra) en una existencia hist6rica concreta y comun;
el mundo a modo de masa, y la Iglesia corno leva-
dura. «La Iglesia , dice el Concilio, al prestar su ayu-
da al mundo y al recibir de él multiple ayuda, solo
pretende una cosa: el advenimiento del reino de
Dios y la salvaci6n de roda la humanidad. »7 Asi
pues , seguo la visi6n conciliar, podemos decir que
la Iglesia, por su vocaci6n cristiana, es para el mun-
do, pero también que el mundo, por su vocaci6n
humana, es para la Iglesia, aunque obviamente por
razones diferentes . Distinguiendo en la Iglesia su
doble aspecto de instituci6n de salvaci6n y de inicio
del Reino , hay que reconocer que, corno instiruci6n
de salvaci6n , la Iglesia es totalmente para el mundo
-o sea , esta dirigida operativamente a la salvaci6n
del hombre-, pero, en cuanto comienzo del Rei-
no , la Iglesia es la verdadera meta a que tiende
el devenir del mundo, en piena tensi6n hist6rica
hacia una nueva creaci6n.
De igual modo la dimensi6n vocacional , en una
valida educaci6n cristiana, tiende simultaneamente
a desarrollar el significado humano de la existencia
de una persona y su ingreso en la orbita de la fe
por el Bautismo y los compromisos que le siguen.
Por ello, la vocaci6n y las vocaciones cristianas
especiales no son ajenas o antitéticas a la vocaci6n
existencial de la persona, sino mas bien una explici-
taci6n cualifìcada de la misma para lograr el resul-
tado positivo de la hisroria. Ser cristiano, y luego
hacerse presbitero o consagrado para dar testimonio
de las bienaventuranzas, o seglar especialmente com-
prometido, significa realizar una tarea vital de la

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N. 0 339
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Iglesia en favor del mundo para que llegue a la
gran meta del Reino .
La vocaci6n del pueblo de Dios y las vocaciones
especrfìcas que ponen de manifiesto sus vinualida-
des aparecen objetivamente, en la historia, no co-
rno huida del campo de batalla o corno alienaci6n,
sino corno una de las tareas mas responsables por
el triunfo del bien ; no son refugio contra el mundo
para salvar la propia alma , sino la colaboraci6n ge-
nerosa con Cristo para llevar al hombre a la pleni-
tud de sus posibilidades . El mundo sin Cristo lleva-
ria consigo al fracaso global de la historia; la voca-
ci6n y las vocaciones han nacido para evitar tal des-
calabro. Nada hay mas valioso para el curso de la
historia humana que la vocaci6n de Cristo y las vo-
caciones de sus discipulos.
Nueva perspectiva de la pastora} juvenil
Si miramos a san Juan Bosco y los fines asigna-
dos a nuestra Congregaci6n, vemos que la perspec-
tiva vocacional ocupa el centro de las preocupacio-
nes educativas. las Constituciones sefialan, efectiva-
mente , que «el cuidado especial de las vocaciones
apost6licas 8» es uno de los fines que guian la mi-
si6n salesiana.
Cuando se refieren a nuestros destinatarios, afir-
man que entre los j6venes que mas ocupan la aten-
ci6n de la misi6n salesiana estan los que muestran
indicios de vocaci6n especial 9; por si fuera poco,
dicen que la orientaci6n vocacional es imprescindi-
ble en los planes educativos en cuanto contenido
y servicio para todos los j6venes 10 .
El XXIII Capftulo Genera! ve con raz6n en la
comunidad salesiana el sujeto global de la tarea vo-
8. Constituc iones 6.
9. Constituciones 28.
10. Constituc iones 37: cf.
Reg lamentos I6- I7.

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1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
cacional; ésta implica a cada salesiano en comuni6n
operativa con el inspector y el director, seguo un
bien estudiado proyecto educativo-pastora! en la ins-
pectoria y en la comunidad local. Es un proyecto
de pastora) juvenil para educar en la fe, panicular-
mente impregnado de una efìcaz orientaci6n voca-
cional. Es evidente que, teniendo que afrontar hoy
los problemas de la nueva evangelizaci6n y de la
nueva educaci6n , hay que considerar no pocas no-
vedades al trazar el proyecto de pastora! juvenil, y
en consecuencia, también de la orientaci6n vocacio-
nal; por elio es preciso dedicarle cuidado y riempo
con diligencia y atenci6n . No basta continuar sim-
plemente la metodologia pastora! del pasado; es ur-
gente una nueva reflexi6n comunitaria e inteligente
creatividad para buscar iniciativas en el campo voca-
cional. jPuede afìrmarse que la medida de una ver-
dadera pastora! juvenil es su hondura vocacional!
jSi no se forma la vocaci6n comun cristiana y no
se cultivan vocaciones especiales que la sirvan, resul-
tara estéril roda la educaci6n de los j6venes en la fe!
Es , por tanto, mas que urgente que nos dedi-
quemos también al cuidado de las vocaciones espe-
dfìcas para los grupos de la Familia Salesiana, par-
ticularmente de las que se orientan hacia nuestra
Congregaci6n: de clérigos y de coadjutores. La pa-
rabola del sembrador debe abrirnos el coraz6n a la
esperanza. Es verdad que han surgido nuevas y nu-
merosas difìcultades, pero también aparecen conso-
ladores motivos de recuperaci6n. Nuestro riempo se
han hecho particularmente dificil, pero el poder del
Espfritu del Sefior es mas fuene que nuestras difì-
cultades, y con raz6n llamamos a Maria Auxiliadora
«Nuestra Sefiora de los tiempos dificiles».
Pero veamos en qué sentido el horizonte se ha
hecho hoy mas obscuro para las posibilidades voca-
cionales.

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N. 0 339
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Retos del contexto actual
No cabe duda que actualmente hay contextos que
dificulran el nacimienro y el desarrollo de las voca-
ciones. Existe un conjunto de condicionamientos ne-
gativos, aunque acompafiado de posibilidades nue-
vas, que requiere nuestra atenci6n comunitaria y la
organizaci6n de una acci6n sistematica -no solo
ocasional- para dar respuesras nuevas y adecuadas
que no se limiten a reperir modalidades que han
perdido su eficacia. Los contextos son diversos se-
gun las regiones , pero conviene no olvidar que va
creciendo, mas o menos, por doquier un tipo de
cultura con notas universales . Algunas de las difi-
culrades que vamos a enumerar brevemente seran
mas intensas en un lugar que en otro, pero su con-
sideraci6n apona en rodas partes reflexiones uriles
para proyectar la orientaci6n vocacional.
• Comencemos por la seculanzaci6n de la socie-
dad, que se extiende por el mundo corno mancha
de aceite.
Hasta hace poco muchas expresiones sociales y cul-
rurales estaban impregnadas de dimensi6n religiosa .
Pero ha ido creciendo la irrelevancia socia! de rodo
lo que es religi6n; elio hace mas difkiles y largos
los ritmos de maduraci6n de la fe en cuanto cono-
cimiento de sus contenidos y aun mas en cuanto
v1venoa.
Ser cristiano -es decir, vivir la opci6n bautismal-
en una sociedad pluralista es socialmente una de
tantas modalidades , con idéntico derecho de ciuda-
danfa . Puede , por elio, aflorar un clima de relati-
vismo, de obscurecimiento de los ideales tradiciona-
les y de pérdida del sentido de la vida: muchos
j6venes parece que flotan a la deriva en una embar-
caci6n sin brujula. Pierden la perspectiva de lo trans-
cendente, que es el firmamento de la fe , y se en-

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13
1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
cierran en pequefias respuestas sobre el sentido de
la vida, absolucamente insuficientes para las grandes
inquiecudes del coraz6n humano . Las mismas res-
puestas que la ciencia pretende ofrecerles se quedan
conas en la 6ptica de la busca de significado , pues
no se refieren al fin ultimo de la vida ni al semido
global de la historia.
Urge hacer sentir la necesidad de experiencias de
silencio y reflexi6n , de escucha del misterio y de
oraci6n, de encuentro con los acontecimientos ver-
daderamente significativos de la existencia para me-
ditarlos en los estratos profundos del espiricu .
Otra dificultad se debe a la multiplicidad de
mensajes, con abundancia de propuestas , fundadas
en concepciones filos6ficas y religiosas diversas, uni-
da a una aceleraci6n de los cambios en casi todos
los campos de lo socia!: polftica, economfa, ciencia,
ética, estilos de vida. La presentaci6n de tantos men-
sajes , opuestos incluso entre sf, hace particularmen-
te diffcil el discernimiento vocacional. De ahf se de-
riva una concepci6n de la libenad corno «posibili-
dad nuoca cerrada de nuevas opciones», que Beva
consigo una acentuada indecisi6n para opciones de-
finitivas; se esta quiza facilmente dispuesto a la ge-
nerosidad durante un tiempo limitado, pero resulta
verdaderamente arduo el «para siempre», pues las
continuas transformaciones podrfan reservar otras no-
vedades mas apetecibles a la opci6n.
En esta atmosfera caben dos reacciones extremas:
en muchos el indiferentismo, pues ningun ideai se-
rfa objetivamente entusiasmante , y en algunos la ac-
ticud de reacci6n casi viscera! que llaman funda-
mentalismo , es decir , un afan por recuperar cenezas
perdidas mediante la afirmaci6n voluntarista de an-
tiguas modalidades de juicio , sin abrirse a las exi-
gencias objetivas de los signos de los tiempos .
Ni el indiferentismo ni el fundamentalismo son

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N. 0 339
14
clima favorable para una orientaci6n vocacional sa-
lesiana .
• Otra dificultad es el dato cultura! de la pro-
longaci6n de la edad juvenil, motivo por el que
las decisiones personales suelen diferirse . Las etapas
tradicionales de la iniciaci6n cristiana, antafio vistas
corno momentos privilegiados para un proyecto per-
sona! de fe, hoy dfa estan colocadas no pocas veces
en tiempos inadecuados e insuficientes. En efecto,
las situaciones que determinan la orientaci6n en la
vida (ingreso en el mundo del trabajo, universidad,
etcétera) tienen lugar después de la adolescencia en
una edad mas avanzada. Las experiencias y conteni-
dos evangélicos de la iniciaci6n cristiana conservan
absolutamente coda su imponancia , pero no ya no
cubren, al menos sistematicamente, la edad juvenil.
Asf, los j6venes en cieno modo no son seguidos
de forma espedfica precisamente cuando todavfa se
hallan en piena evoluci6n, durante los afios en que
se disponen a hacer opciones de vida. Por otro la-
do , tienen un nivei cultura! mis alto, tanto en el
ambito de los estudios corno de las experiencias ,
por lo que necesitan un acompafiamiento mis con-
creto y, ademis , oponunamente diversificado .
El tema de la orientaci6n vocacional debe , pues,
ser denso y convincente; el testimonio, mis nitido ,
y las propuestas, mis concretas y vilidas . Esto cier-
tamente supone un reco a la capacidad de nuestras
comunidades para dialogar con los j6venes a fin de
que su fe madure en proyectos de vida.
• Otra interpelaci6n que también puede crear di-
ficultades procede de un hecho en sf mismo muy
positivo , pero no siempre pienamente iluminado en
su significado. Es lo que podrfamos llamar temas
generadores: son valores nuevos que hoy suelen en-
tusiasmar a los j6venes; por ejemplo, la paz, la soli-

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1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
daridad, la justicia, la ecologfa, la mundialidad, la
subjetividad, etcétera. Abren un horizonte atracti-
vo, pero podrfan interesar a la conciencia solo desde
perspectivas horizontales, favoreciendo asf una acti-
tud de temporalismo, que es fa.cii presa de instru-
mentalizaciones, modas e ideologfas , que no tardan
en provocar desengafio y malestar.
La orientacion vocacional no debe esquivar estos
temas generadores ; debe saberlos iluminar con el
valor supremo y absoluto en el que se basa toda
opcion de fe . Es preciso vincular dichos temas a
la persona de Cristo, el unico libertador verdadero:
su resurreccion , que le hace Sefior de la historia,
es la mayor novedad de todos los tiempos .
Por ultimo, no hay que olvidar, entre las difi-
cultades actuales , una generalizada pérdzda de apre-
eia socia/, al menos en occidente, con respecto a
las vocaciones eclesiasticas espedficas. La crisis sacer-
dotal y religiosa de los ultimos decenios ha produci-
do , en diversos ambientes, cierta frialdad y sospe-
cha. Nuestras mismas comunidades no siempre han
ofrecido un sembiante atractivo , acogedor y aposto-
lico , ni han proclamado con claridad y entusiasmo
la identidad de su proyecto evangélico de vida, ni
han sabido ofrecer espacios de protagonismo al com-
promiso cristiano de los jovenes. Por elio , con res-
pecto a la vocacion y las vocaciones , en lugar de
tener capacidad para implicar, se ha debilitado y
ha perdido fuerza para presentarse corno propuesta,
hasta el punto de convertirse , mas de una vez , en
silenciosa pasividad . Es obvio que , en este caso , hay
que reaccionar con energfa, es decir, convertirse. Sin
testimonio de vida muere cualquier cuidado valido
de las vocaciones.
- Asf pues, la multiplicidad de dificultades y
problemas nos seriala la urgencia e indispensabili-

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N. 0 339
16
dad de una atenta y nueva reflexi6n comunitaria
sobre la orientaci6n vocacional, para después saber
preparar itinerarios concretos de acompafiamiento,
continuamente sometidos a revisi6n.
Despertar de lo transcendente
e itinerarios que debemos preparar
Las dificult;ides no son pocas , pero hay también
prometedoras sefiales de recuperaci6n. El horizonte
religioso de los j6venes esta indicando un despenar
y nuevas posibilidades. No es una recuperaci6n uni-
versal ni totalmente clara; se presenta con ciena am-
bivalencia, pero se abre de forma creciente a la biis-
queda de un horizonte de transcendencia. El acon-
tecimiento de Czçstochowa (agosto de 1991) fue sig-
nificativo y es promesa de multiplicaci6n de una
juvemud que descubre con entusiasmo contagioso
el misterio de Cristo.
Crece entre no pocos j6venes una valoraci6n posi-
tiva de la experiencia religiosa corno aspecto noble
de la existencia humana; es verdad que aparece en-
vuelta en una fuene subjetividad, pero es una aper-
tura preciosa hacia lo transcendente . Se intensifica
también una constante biisqueda de sentido, que
se manifiesta, sobre todo, en grupos panicularmen-
te compactos y bien motivados ; lo cual estimula tam-
bién en otros la apenura a momentos de reflexi6n
y de espiritualidad. Cada vez se compane mas la
panicipaci6n en iniciativas de solidaridad de diverso
género, incluidas las de caracter apostolico . Se ve,
en una palabra, que se difunde un clima de reali-
dades nuevas abienas al Evangelio; esto lleva consi-
go, de forma casi natural y, por tanto, facilmente
aceptada, un conjunto de interrogantes vitales pre-
cisamente sobre el sentido de la vida.
En tal clima no resulta difkil introducir el tema

2.9 Page 19

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17
1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
de la orientaci6n vocacional. No son pocos los j6ve-
nes que se dejan interpelar y, si la propuesta se
hace con sensibilidad y simpatfa hacia las novedades
positivas sefialadas anteriormente, suscita interés.
Cabe también pensar que la actual crisis de voca-
ciones esté relacionada con los signos de los tiempos
y, por tanto , permitida por el Sefior para despenar
en las comunidades cristianas una dinamica de con-
versi6n , de creatividad y de innovaci6n que adapte
el cuidado de las vocaciones a los retos socioculturales.
Asi pues , jninguna concesi6n a falsas justificacio-
nes ni al desaliento, sino voluntad de intensificar
la orientaci6n vocacional dentro de una pastora! ju-
venil renovada, centrada en objetivos apropiados a
nuestro riempo!
Algunos puntos de referencia que merecen la ma-
yor atenci6n , pues los sugiere la situaci6n religiosa
que estamos viviendo , son los siguientes:
• presentaci6n del misterio de Cristo corno valor
hist6rico centra!, accesible a todos y cada uno me-
diante una vida inspirada en los valores evangélicos
de amor, de servicio , de austeridad y de universa-
lidad ;
• atractivo de la experiencia fraterna de grupo,
corno forma de iniciaci6n en la comuni6n eclesial;
• aprecio por ideales de servicio , tales corno la
opci6n de preferencia por los pobres, la busqueda
de la justicia, el valor de la no violencia, las inicia-
tivas por la paz , etcétera;
• deseo de protagonismo mediante responsabili-
dades concretas en proyectos socialmente utiles;
• la experiencia del voluntariado con sus exigen-
cias de organizaci6n y de sacrificio.
Las posibilidades de proponer con eficacia a los
j6venes de hoy un compromiso cristiano para reali-
zarlo en un itinerario vocacional, van unidas, en
primer lugar, a la autenticidad de nuestra espiritua-

2.10 Page 20

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N. 0 339
18
lidad corno personas y corno comunidad, a fin de
manifestar de forma transparente el valor de la vida
en Cristo. De aquf se deriva la calidad de la educa-
ci6n de los j6venes en la fe, a lo que hay que afia-
dir un cuidado atento y constante hacia quienes
muestren signos de vocaci6n especial.
Espiritualidad, calidad pastora/ y acompafiamien-
to vocacional son tres aspectos necesarios e insepara-
bles. Si falta uno, el itinerario vocacional resulta es-
téril.
Por ello me parece oportuno indicar algunos pun-
tos practicos que requieren en las casas un esfuerzo
renovado para aplicar convenientemente las directri-
ces del ultimo Capftulo Genera!.
Sin embargo, para esto es preciso ante todo tener
en cuenta algunos principios basicos, que constitu-
yen la constelaci6n orientadora de cualquier com-
promiso vocacional.
• El primero es que toda vocaci6n es iniciativa
de Dios y don de su amor; en consecuencia, hay
que apoyar toda la acci6n en la oraci6n y no olvi-
dar nuoca su naturaleza espiritual.
• A la iniciativa de Dios debe corresponder la
imprescindible parte activa del joven en todo el pro-
ceso vocacional; es él, en primera persona, el sujeto
del dialogo con el Sefior y de las decisiones que
debe tornar; de ahi la importancia de saber ilumi-
nar su libertad y cultivar su capacidad de reflexi6n
y de busqueda.
• Consiguientemente, la necesidad de apropiadas
mediaciones educativas, tanto de personas corno de
la comunidad. El proponer y llamar expresamente
a uno es propio del buen educador, que se siente
mediaci6n elegida por Dios para revelar al joven
su noble proyecto.
Estos principios deben ser considerados atentamente
en el camino vocacional que se quiere hacer junto

3 Pages 21-30

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3.1 Page 21

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19
1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
con los j6venes. Invitan a dedicarse persona! y co-
munitariamente a revisar con diligencia la orienta-
ci6n vocacional en la pastora! juvenil de nuestras
obras .
He aquf, pues, algunos puntos concretos en los
que concentrar la atenci6n y la planifìcaci6n.
Comunidad que sea por si misma una propuesta
El primer punto lo subray6 con fuerza el XXIII
Capftulo Generai: la comunidad salesiana corno sig-
no y escuela de fe y corno centro de comuni6n y
panicipaci6n. Ella es, en concreto, el lugar y la for-
ma de vida a la que se invita al joven que ofrece
posibilidades de ser llamado. Es una mediaci6n pri-
vilegiada: en su vida de cada dfa ayuda a ofr de
cerca y a acoger e interpretar la llamada interior
del Sefior, y ofrece al joven referencias concretas pa-
ra realizar su deseo de donaci6n. Pone a su disposi-
ci6n un tejido de relaciones, impregnadas de trato
familiar y de compromiso, y un ambiente de co-
muni6n donde el joven puede vivir y desarrollar me-
jor su fe y experimentar la atrayente llamada de
la misi6n, !legando incluso a comprenderque ni los
defectos de los otros ni los propios son obstaculo
para realizar un proyecto de vida auténticamente vin-
culado a Cristo y claramente eficaz en hacer el bien .
Pero la comunidad no puede ser solo un tema
del que se trata con los' j6venes cuando se les habla
de vocaci6n; debe ser una realidad viva y compani-
da. Esto provoca la necesidad de cuidar muchas mo-
dalidades concretas de nuestras expresiones comuni-
tarias, religiosas y apost6licas. Por elio convendrfa
insistir en cienos aspectos de la convivencia salesia-
na ya expuestos abundantemente en otros documen-
tos : no sera dificil considerarlos de nuevo en comu-

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N. 0 339
20
nidad, sobre todo el de la espiritualidad 11 . Aquf
subrayamos solo alguno.
El primer aspecto que hay que ver con concre-
ci6n renovadora es el de centrar la atenci6n en lo
que caracteriza nuestra comunidad, es decir, en la
vitalidad de la misi6n juvenil. La comunidad esta
llamada a crear y animar un ambiente y una comu-
nidad educativa mas amplia donde los j6venes se
ponen en contacto entre sf y con adultos cristianos ,
que tienen conciencia de la opci6n bautismal, o sea,
de la votaci6n comun del pueblo de Dios. El am-
biente sera tierra fénil para la semilla de vocaciones
paniculares, si logra que los j6venes panicipen acti-
vamente en la misi6n comun de todos en la Iglesia,
ofreciendo posibilidades de dia.logo sobre los pro-
blemas actuales de la evangelizaci6n, organizando
iniciativas capaces de hacer sfotesis entre crecimien-
to humano y compromiso cristiano y proponiéndose
corno centro de encuentro e irradiaci6n en la zona
a fin de crear solidaridad y sentirse protagonista an-
te necesidades concretas.
Aquf entra en juego la participaci6n en la vzda
de la Iglesia loca/ (parroquia, di6cesis, conferencia
episcopal) que proyecta la misi6n de Cristo sobre
todos los habitantes de la zona y también sobre
iniciativas misioneras valientes . En el ambiente ecle-
sial locai la invitaci6n a compromisos vocacionales
espedficos encuemra una expresi6n mas comprensi-
ble y una atenci6n mas disponible . Hablan sus pro-
puescas de bien para los de cerca y los de lejos ,
hablan sus mensajes sobre el sentido de la vida,
hablan cambién las experiencias religiosas de ora-
ci6n, de medicaci6n y de celo apostolico, hablan
sus lugares de encuentro, sus signos y las personas
que la representan . No resulta difkil, asf, escablecer
una comparaci6n entre la fuerza de llamamiento de
la Iglesia y ocras insinuaciones mundanas cuya vali-
dez en la busca de sentido es objecivamente irrele-
I I . Cf. Acta,; del Consejo
Generai. niim . 334,
octubre-d iciembre de
1990.

3.3 Page 23

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21
1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
vame. La Iglesia, ademas, suple y remedia las limi-
taciones de testimonio y de eficacia apostolica de
cada educador. Los jovenes descubren que en el mis-
terio global de la Iglesia existe una energfa de vida
mayor que la que muestran sus agentes. Sentir y
actuar con la Iglesia es, por tanto, respecto a los
fines vocacionales, una vfa muy eficaz que se ha
de tornar muy en cuenta en nuestras comunidades.
No pocas de nuestras casas, al menos en los ulti-
mos afios, ya han experimentado positivamente la
acogida de algun joven de posible vocacion para com-
partir la oracion comunitaria, la corresponsabilidad
apostolica, la fraternidad y la alegrfa del vivir sale-
siano. Es una iniciativa que también siguen otras
congregaciones masculinas y femeninas de vida con-
templativa o activa. Es obvio que no puede ofrecer-
se corno primera etapa del proceso vocacional; pero
es cienameme oponuna para quienes ya manifies-
tan propositos precisos y capacidad y estan en con-
diciones de panicipar responsablemente en un esti-
lo comunitario de convivencia. Ello ayuda también
a valorar la confrontacion y revisi6n a que deben
someterse las comunidades.
Resumiendo, estamos invitados a reconocer en la
comunidad misma el surco y el humus donde se
deposita y germina la semilla de las vocaciones . El
joven ve en los gestos de la comunidad y en las
actitudes de sus miembros, en los valores que ella
encarna y en su tensi6n apostolica, y sobre todo
en su espiritualidad de seguimiento de Cristo, las
substancias nutritivas que garantizan un crecimiento
robusto y sereno de la semilla del Bautismo.
Personalizar el itinerario de fe
La gracia del Bautismo lleva dentro de si, por
su misma naturaleza, el dinamismo vocacional, in-

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N. 0 339
22
cluido el de las vocaciones especiales. Ya la fe es
vocacion: Dios llama y el bautizado responde; es
don y acogida, invitacion y aceptacion, propuesta
y proyecto.
Este dialogo de fe va haciéndose expresion con-
creta a medida que el fiel se adentra en la propia
existencia y se hace cargo de la historia de la salva-
cion. De aqui proceden los motivos y la energia
para las opciones mas radicales de compromiso.
Cuando la fe bautismal no se cuida y no va madu-
rando , no solo queda desatendida la vocacion, sino
que tampoco florecen las vocaciones.
Pero, <cuales son las condiciones para que nazca,
se conserve y se desarrolle la fe en los jovenes de
hoy? Ya hemos indicado algunos fenomenos que
entorpecen su maduracion.
El XXIII Capitulo Generai ve la respuesta a esta
compleja situacion en un camino graduai que pon-
ga en comunicacion continua la vida de los jovenes
y el sentido de la fe. El documento capitular se
inspira en el cuadro de Emaus: caminar en compa-
fiia de Jesus.
La imagen del camino sugiere la preparacion de
itinerarios que incluyan un acompafiamiento perso-
na!, sobre todo para los jovenes mas adelantados
en la maduracion de su fe. Éstos deben interiorizar
los valores y las propuestas, para que tales valores
y propuestas sean, desde sus corazones, luz clara para
orientarse y verdadera energia para progresar. Co-
menzar un camino significa tornar en consideraci6n
el punto de partida de cada persona en particular,
pero también no detenerse en metas intermedias o
minimas al alcance de todos, sino que exige sentirse
comprometido a ir cada vez mas adelante con quien
tenga fuerzas para ello, ofreciendo otras metas, has-
ta llegar a una espiritualidad persona! solida y co-
herente.
Para personalizar un itinerario, hay que procurar

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1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
que en el ambiente haya interacci6n entre las pro-
puestas de base para los que empiezan y las de
mayor exigencia, seguo las posibilidades de las per-
sonas y de los grupos.
A veces en nuestras presencias no faltan llama-
mientos explrcitamente vocacionales, y quiza hasta
abundan , pero la respuesta es escasa, mientras ve-
mos otras experiencias eclesiales que son mas fecun-
das . Una clave para superar la esterilidad es ciena-
mente la personalizaci6n del crecimiento de la fe .
Donde no se prepara ni se acompafi.a a la persona
en la escucha de la voz del Sefi.or, las propuestas
y las mediaciones resultan ininteligibles. He ahf por
qué consideramos urgente·verificar la consistencia de
la educaci6n en la fe que ofrecemos a los j6venes;
hay que ir mas alla de la labor de masa (que evi-
dentemente es siempre valida e imprescindible) y
acompafi.ar a cada uno segun el nivei a que ha
llegado .
El progreso diverso de los j6venes en este camino
exige un dialogo concreto con cada uno de ellos.
Debemos procurar su maximo desarrollo . Es vital
en todos los sentidos: corno baurizado que dialoga
con Cristo, corno protagonista de las propias deci-
siones, corno observador inteligente en busca de dis-
cernimiento. Proponer un itinerario es ayudar a pa-
sar del deseo vago y de la primera informaci6n so-
bre la fe a la iniciaci6n sistematica en el misterio
de Cristo y de la Iglesia y de ella a una espirituali-
dad concreta y organica.
Personalizar significa también implicar de manera
mas directa, pasando de los valores evangélicos en
generai a una responsabilidad de contacto y de dia-
logo con Cristo, hasta llegar a una verdadera amis-
tad con él y companir conscientemente, aunque de
forma graduai, su misi6n en el mundo.
Precisamente en la perspectiva de ayudar a seguir
un itinerario hacia la fe madura, es urgente dar mas

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N. 0 339
24
imponancia a la experiencia sacramenta! con Cristo ,
para poner s6lidos fundamentos de convicciones y
actitudes evangélicas. Las vocaciones especiales na-
cen de una elecci6n de Dios; a veces y excepcional-
mente puede ser instantanea corno un relampago,
pero normalmente es serena y larga en un proceso
lento y de maduraci6n . Se requiere el esfuerzo pe-
dagogico de iluminar al joven con la palabra de
Dios, con la experiencia de los sacramentos, con el
contacto de comuni6n con otros creyentes; elio su-
pone una planificaci6n de oraci6n , de purificaci6n
ascética, de vida eucarfstica. La generosidad espon-
tanea, el deseo de gastarse por los demas, la simpa-
tfa por los valores evangélicos pueden agotarse pronto
si no se integran en un itinerario persona! coheren-
te , que lieve a colocar el misterio de Cristo en el
centro de la propia existencia.
Si es verdad, por tanto, que un itinerario de orien-
taci6n vocacional comprende varios aspectos -todos
ellos imponantes para una respuesta pienamente
consciente- , es asimismo verdad que el secreto de
todo esta en orientar la libenad del joven hacia el
crecimiento en una espiritualidad vivida.
Es aquf donde es absolutamente necesario no equi-
vocarse en los calculos y donde se han de concen-
trar los esfuerzos de la comunidad y de cada edu-
cador .
Cuidar experiencias de maduraci6n
La revisi6n de los esfuerzos vocacionales realiza-
dos en nuestra Congregaci6n durante los ultimos
afios demuestra que en el camino de fe hay mo-
mentos panicularmente fecundos : son corno oasis be-
néficos, corno estaciones de aprovisionamiento o cum-
bres de montana desde las que se descubren pano-
ramas nuevos. Los j6venes llevados a ellas descubren

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25
1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
12. Actas del Consejo Ge-
n era 1, n um. 338 ,
octubre-dic iem bre de
1990 .
de forma mas incisiva las caracterfsticas de un pro-
yecto de vida con Cristo y se sienten atrafdos por
su hermosura, novedad y profundidad. Tales mo-
mentos constituyen una especie de yermo -corno
un poco de desierto, lejos del bullicio de la ciudad-
donde es mas facil encontrar experiencias fuertes que
llegan a lo mas intimo de la persona; gustaban tam-
bién a Jesucristo y a sus disdpulosy y responden
al anhelo juvenil de tener contacto directo con lo
transcendente, de levantar la mirada al inmenso fir-
mamento del cielo muy por encima del brillo del
neon y de los anuncios propagandfsticos que inun-
dan las calles de la ciudad.
En la circular «Carisma y oraci6n» 12 hice ver que
los movimientos eclesiales atraen por su capacidad
de implicaci6n persona! , de compromiso de fe y de
comuni6n sentida; también el balance del Movimien-
to Juvenil Salesiano, animado por nuestra espiritua-
lidad, es objetivamente positivo en tal sentido. Ha-
bra que saber aumentar las experiencias de madura-
ci6n dando profundidad y consistencia a los elemen-
tos que las constituyen y haciendo que después ten-
gan continuidad en la vida sin limitarse a intervalos
esporadicos .
Recordemos algunas experiencias de maduraci6n .
• Una es ciertamente lo que solemos llamar es-
cuela de oraci6n: aprender a escuchar a Dios y a
dialogar con él. La òraci6n en genera! y la oraci6n
mental son expresi6n genuina de la fe ; hacen pasar
de lo periférico de la propia existencia al interior
de la vida, donde la persona se encuentra consigo
misma y descubre el signifìcado de la propia subje-
tividad con su dimensi6n transcendente y social. No
se trata de quitar importancia a las practicas de ora-
ci6n en el conjunto del ambiente , sino de hacer
comprender la indispensabilidad de un aprendizaje
y de una experiencia vivida y sentida de forma per-

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N. 0 339
26
sonal. Es cienamente un bien que estas experiencias
de oraci6n y las escuelas de la Palabra se estén mul-
tiplicando entre la juventud. Se trata de tiempos,
lugares y grupos que sirven para abrirse a la voz
del Espfritu que mora en nosotros, para aprender
las diversas formas de dialogo con el Sefior y para
sentirse penetrados de la verdad de salvaci6n. Los
j6venes los buscan corno ocasi6n privilegiada de sin-
tesis interior y de profundizaci6n de sentido. De
estos momentos, bien preparados, brotan sefiales po-
sitivas de fecundidad vocacional. En mas de un caso
su tematica misma puede ser explkitamente voca-
cional, incluso en el sentido de radicalidad evangé-
lica. De la oraci6n se pasa espontaneamente al dia-
logo de discernimiento y a la direcci6n espiritual.
Asi los centros de oraci6n son también, de hecho,
centros de orientaci6n vocacional en complementa-
riedad con las otras iniciativas del camino.
El cuidado atento de los tiempos fuertes tam-
bién ayuda a madurar. Realidad pr6xima a las es-
cuelas de oraci6n , aunque se distingue de ellas. Es
mas tradicional entre nosotros y suele ser experien-
cia de conversi6n y de recuperaci6n . Los frutos de
las casas de retiro y de espiritualidad juvenil, surgi-
das estos decenios en no pocas inspectorias , han si-
do por doquier abundantes y alentadores, sobre to-
do si se han organizado no simplemente corno lu-
gares de hospedaje, sino corno centros espirituales
con un equipo eficiente de orientaci6n , de oraci6n
y de especial celebraci6n de la revisi6n de vida de
cara a la Reconciliaci6n . Ofrecen , en panicular , la
profundizaci6n y la frecuencia del sacramento de la
Penitencia, que tiene una imponancia extraordina-
ria en la orientaci6n vocacional.
• Otra experiencia de maduraci6n se halla en va-
riadas iniciativas de servicio y de apostolado. Si, ven-
ciendo la tentaci6n del simple activismo , se les da

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1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
motivaciones de fe y de solidaridad evangélica, abren
a los jovenes a las grandes necesidades de la gente
y de la Iglesia, y hacen sentir la fuerza del amor
manifestado por Cristo.
• También la animacz6n de ambientes o de acti-
vidades, los dzferentes compromisos de caracter cul-
tura! o social, el voluntariado en la propia patria
o en el extranjero, la colaboraci6n en las misiones,
etcétera, son oporrunidades y esti'mulos para una re-
flexion sobre el compromiso de la propia existencia
abiena a los hermanos. En todas estas iniciativas el
acompafiamiento pedagogico y espiritual es impres-
cindible, si queremos que su ejercicio sea proceso
de crecimiemo y no se agote en una generosidad
transi tona.
• Otra imponame iniciativa de maduracion es el
grupo: experiencia privilegiada que ya esta presente
en algunas de las iniciativas anteriores y las situa
en un contexto de comunion, de protagonismo con-
junto y de corresponsabilidad. Los grupos pueden
ser de distintas clases, pero deben vivir inmersos en
una atmosfera espiritual; vale la pena sefialar corno
panicularmente fecundos, entre nosotros, los del Mo-
vimiento Juvenil Salesiano y de los Jovenes Coope-
radores . Las estadisticas confirman lo que ya se ob-
serva directamente acerca de la incidencia de la ex-
periencia de grupo en el nacimiento de las vocacio-
nes. Aunque, corno ya he dicho, no de cualquier
grupo, sino de aquellos que desarrollan la concien-
cia de penenencia, sentido de eclesialidad, radica-
cion en la fe y tension apostolica. En la actividad
de estos grupos confluyen, de hecho, distintos fac-
tores de maduracion vocacional. El ver y juzgar juntos
y el realizar actividades bien organizadas crean un
habito de atencion y de discernimiento. La accion
apostolica, especialmeme, emrena para la donacion
y pone en contacto con las situaciones de los necesi-

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N. 0 339
28
tados. El encuentro personal con otros animadores
(sacerdotes, religiosos, seglares y los mismos jovenes
mis responsables) robustece la posibilidad de op-
cion. As'f, todo grupo comprometido se hace voca-
cional, no solo en sentido general porque cultiva
la penenencia y la panicipacion activa en la opcion
bautismal, sino también en sentido especffico, por-
que ofrece itinerarios de esdarecimiento y de expe-
riencia inicial. No en vano el XXIII Capfrulo Gene-
ral dedico una orientacion operativa en favor del
grupo 13, haciendo ver la incidencia de la dimen-
sion asociativa en la maduracion de la fe 14 . Hay
que actuar en este sentido, pues aqu'f tenemos un
aspecto oratoriano vital de nuestra pastoral juvenil.
13. XXI II Capirulo Generai
274-283
14. Ibidem 143- 145.
Saber llamar y acompafiar
El testimonio silencioso y la invitacion implkita
no siempre bastan para despenar vocaciones . El tes-
timonio de Jesucristo era sumamente transparente
y su hechizo era grande; sin embargo, llam6 direc-
tamente e hizo la propuesta personal a cada uno
de los Aposcoles.
El Papa y las indicaciones magisteriales de los pas-
tores hablan explkitamente de valentia de I/amar;
también nuestro XXI Cap'ftulo General nos invita-
ba ya a «tener la valentfa de presentar a los jovenes
también las vocaciones mis comprometidas»15 .
Por desgracia, ha habido, y quiza persiste todavfa
en algunos, la duda o la negligencia de hacer abier-
tamente, de forma oponuna, la invitacion personal .
Lo contrario resulta, de hecho, un pernicioso silen-
cio vocacional; cabrfa hablar incluso de cobardfa o
de inconsciencia acerca del propio ministerio, pues
un joven cristiano tiene objetivamente derecho a co-
nocer las propuestas vocacionales de la Iglesia. Suele
darse corno excusa de esca actitud de negligencia
15 . XX I Capitu lo Generai
I 13e .

4 Pages 31-40

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29
1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
16. XXI II Capfru lo Generai
151- 156.
17. Ibidem 151.
18. Ibidem 152.
19. Ibidem 153 .
20 . Ibidem 154 .
21. Ibidem 155 .
22. Ibidem 156.
el respeto a la libenad: las decisiones vocacionales
-se dice- deben madurar solas. jEs una raciocinio
irresponsable! No es ésa la ensefianza de Jesucristo
y de la Iglesia. Recordemos también las invitaciones
concretas que hacia san Juan Bosco y su incansable
dedicaci6n a ofr las confesiones de sus muchachos,
especialmente de los ultimos cursos , incluso cuando
ya era anciano y estaba enfermo . Pensemos en la
forma extraordinaria con que el Santo llam6 a Feli-
pe Rinaldi ; caso excepcional, cienamente, pero re-
vela su metodologia ordinaria al respecto , aplicada
siempre con agudo discernimiento.
La valentia de llamar proviene de la fe, de la
paternidad espiritual, de la convicci6n de la hermo-
sura e indispensabilidad de la misi6n de Cristo en
la historia y del conocimiento intimo del candidato.
Llamar es la noble actitud de quien ofrece un valor
grande , de quien se preocupa por elevar la madura-
ci6n del joven al que se invita, de quien se siente
preocupado por el mayor bien de la sociedad y de
la Iglesia.
Esta valentia se expresa ya, de forma generai , en
una actividad vocacional organica, corno pane viva
de una pastora! juvenil que en un primer movi-
miento se dirige a todos, pero que de hecho tiende
a concentrar progresivamente la atenci6n y los cui-
dados diferenciados en los que muestran sefiales es-
pedficas .
En tal sentido nos orienta el XXIII Capitulo Ge-
nerai cuando indica 16 las etapas del crecimiento vo-
cacional del joven: descubrimiento de las propias
posibilidades 17, entrenamiento para la generosi-
dad 18 , anuncio vocacional 19, propuesra explkita 20 ,
discernimiento 21 y opci6n inicial 22 .
La exhonaci6n a la valentia de hacer la propuesta
se dirige no solo al director, sino también a los her-
manos . Supone en cada uno observaci6n prudente
y convivencia familiar para descubrir las sefiales de

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N. 0 339
30
posible vocaci6n y saber entablar (o hacer entablar)
un dialogo persona!. «No tengais miedo en llamar»,
nos dijo el Papa. La nueva estaci6n vocacional se
caracteriza por un clima de lealtad cristiana y de
franqueza en presentar a los j6venes las vocaciones
de compromiso especial. Muchos de ellos no serfan
capaces de interpretar la voz del Sefior si no se les
ayudara con una propuesta explfcita. Hoy, por des-
gracia, la escasa o defectuosa informaci6n sobre el
sacerdocio ministerial, la vida consagrada y otras for-
mas de compromiso especial difìculta un conocimien-
to objetivo de su imponancia social y eclesial. Pue-
den aparecer ante los j6venes corno algo lejano de
su existencia y hasta ajeno a la cultura emergente.
Asi muchas disposiciones de apenura generosa que-
dan sin concretarse, incluso en presencia de testi-
monios verdaderamente validos; por ello es necesa-
rio mostrar de manera convincente los espacios y
modos que aseguran la extraordinaria validez de las
vocaciones de especial consagraci6n para el futuro
y hacerlas florecer de nuevo.
Prescindir de la propuesta serfa una forma supe-
rada de renuncia al propio ministerio pastora! y edu-
cativo . El Sefior pone en nuestro camino mucha-
chos y j6venes con disposiciones admirables, ya cul-
tivadas mas de una vez por su familia y maduradas
en la primera catequesis. Una amistad educativa ,
una convivencia de busqueda, una petici6n de di-
recci6n espiritual y el companir alguna tarea apos-
tolica nos ponen en la envidiable oponunidad de
coronar la labor mediante una adecuada propuesta
persona!.
- A la valentfa de la propuesta hay que afiadir
después el cuidado y la programaci6n de un acom-
panamiento constante y amistoso . En el documento
final del segundo congreso internacional sobre las
vocaciones (1981) se afirma que «cuando un joven

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1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
o adulto adviene la llamada divina y ha pedido
y recibido consejo, siente la necesidad y ucilidad de
una ayuda y direcci6n para encontrar con creciente
claridad su camino y seguirlo: es el problema del
acom pafiam1ento».
Ademas de organizar,, donde sea posible, ambien-
tes particularmente id6neos (aspirantados renovados,
comunidades de propuesta, etc.), esta siendo cada
vez mas imprescindible (a veces corno unica posibi-
lidad, debido a cienas exigencias locales, culturales,
familiares, edad y circunstancias) el acompafiamien-
to persona! antes del prenoviciado.
Los criterios que se han de seguir para este servi-
cio deben ser concordados y companidos comunita-
riamente, a fin de obviar el peligro de arbiuariedad
y de individualismo en aspectos substanciales para
el desarrollo de una vocaci6n.
La convergencia y el acuerdo hay que buscarlos
sobre rodo en tres exigencias: la autenticidad y con-
sistencia de las motivaciones , e! planteamiento co-
rrecto de la vida espiritual y la capacidad de relacio-
nes . Sugerir criterios divergentes a la hora de res-
ponder a escas exigencias resulta perjudicial - antes
o después- para la maduraci6n vocacional de tipo
salesiano.
El acompafiamiento debera cambién ayudar a su-
perar las posibles limitaciones de la formaci6n cris-
tiana de base , que en algunos candidatos puede pre-
sentar lagunas tanto desde el punto de vista de los
conocimientos necesarios corno de la vivencia cristia-
na. Un sano acompafiamiento debe saber superar
también la perniciosa cendencia a diferir continua-
mente la propia decisi6n; la volubilidad y la indeci-
si6n, tan faciles hoy dia, llevan insensiblemente al
abandono de las metas .
En una palabra, e! acompafiamiento es una tarea
delicada pero muy importante; con él se consolidan

4.4 Page 34

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N. 0 339
32
algunos dinamismos clave para el postenor proceso
vocacional.
En la preparaci6n inspectorial del proyecto edu-
cativopastoral convendra asignar un espacio también
a los criterios que deben guiar la pedagogfa del
acompafiamiento, los objeçivos a que tender y la
graduaci6n del camino que se va a seguir.
Conclusion: los primeros responsables
Al concluir estas reflexiones, creo impanante afiadir
aun, queridos hermanos, una palabra sobre tres fac-
tores vitales para nuescra pastora! vocacional: el pa-
pel del inspector, la responsabilidad del director y
el contacto con la familia de los candidatos.
En e/ papel del inspector, con su Consejo, el
ejercicio del ministerio pastora! va unido de manera
natural al quehacer vocacional. En efecto, es aspec-
to vita! de su animaci6n y gobierno asegurar el fu-
turo del carisma, preparar nuevas levas y regenerar
la disponibilidad de persona!. Serfa sumamente per-
nicioso que su ministerio se redujera a pensar uni-
camente en e! empleo de las fuerzas actuales sin
calcular si los frentes y tipos de trabajo son aptos
para generar otras nuevas. La preocupaci6n de las
vocaciones no puede ser marginai en e! ejercicio del
gobierno; al contrario, debe ser objeto de profundi-
zaci6n y de medidas concretas que incidan de he-
cho en las comunidades locales , en cada uno de
los salesianos y en el funcionamiento de las obras.
Se trata de convertir a comunidades y salesianos en
animadores. La capacidad de animaci6n es la serial
que indica la renovaci6n conciliar de la misi6n, de
los ministerios y de los carismas. Gracias a la practi-
ca de la animaci6n ha comenzado una estaci6n nueva
en la Iglesia , en los institutos religiosos , en los mo-

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33
1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
23. XX I Capitu lo Generai
11 4 .
v1m1emos, en las asociaciones y en los grupos. jSe-
rfa verdaderameme incomprensible que no ocurriera
lo mismo en nuestras presencias!
Se trata de motivar a salesianos y comunidades,
de estimularlos y prepararlos para que cada uno se-
pa realizar en su campo de trabajo una labor de
oriemaci6n, de favorecer con materiales de trabajo
las iniciativas vocacionales, de relanzar la presencia
de la direcci6n espiritual y e! ejercicio del ministe-
rio de las confesiones y de programar una forma-
ci6n permanente con miras a una mayor cualifica-
ci6n pastora!.
La responsabilidad del director esta bien defi-
nida por el XXI Capitulo Generai: «En la comuni-
dad locai el primer responsable de la animaci6n vo-
cacional es el director precisamente por su funci6n
de gufa de la comunidad; promueva, en clima de
fe y de oraci6n, un escrutinio vocacional pe-
riodico»23.
Procura implicar en serio a toda la comunidad,
segun el trabajo de cada salesiano . No se trata de
delegar en alguien , sino de corresponsabilizar a ca-
da uno explicitando un pian comun, ayudando a
asimilar criterios de discernimiemo, concordando for-
mas de actuaci6n e indicando la clase y graduaci6n
de su acci6n persona!. Se esforzara por seguir con
atenci6n la elecci6n y coordinaci6n de las iniciativas
juveniles, cuidando su semido y finalidad y procu-
rando que no falten las que promueven la orienta-
ci6n vocacional .
También para el director y su comunidad serfa
una ligereza y una falta de previsi6n pensar unica-
mente en el funcionamiento y extensi6n de la obra
dejando que predominen sectores menos influyen-
tes en la maduraci6n juvenil del sentido cristiano
de la vida.
Con el cargo de director se relaciona, de modo

4.6 Page 36

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N. 0 339
34
parricular, su capacidad y disponibilidad para ha-
blar personalmente con los j6venes, sobre todo con
los mas maduros y con quienes presentan indicios
de posible vocaci6n. «El director -afirma el XXIII
Capftulo Generai- tome muy en serio el encuen-
tro personal con los j6venes, parricularmente con
aquellos cuyo camino esta llegando a una opci6n
importante de vida»24 . Es realmente una invitaci6n
a recuperar las modalidades pedag6gicas propias del
Sistema Preventivo y de la figura pastoral querida
por san Juan Bosco para el director.
24 . XXII I Capftulo Generai
28 7.
Por ultimo , e/ contacto con la famzlia de los
candidatos tiene una importancia especial para el
acompafiamiento de los j6venes encaminados hacia
la vocaci6n salesiana. Los padres son, por sf mis-
mos , los primeros responsables de la vocaci6n de
sus hijos . Ya a nivei de pastoral juvenil en generai
se esta siguiendo en la Iglesia un plano de mayor
complementariedad con las pastoral familiar ; lo re-
cordaba la exhorraci6n apostolica Famzliaris consor-
tio, especialmente en el numero 74 .
También el esfuerzo por el funcionamiento , en
nuestras presencias , de la comunidad educativa y el
«Proyecto Seglares» (en favor, sobre todo, de los no
pocos cooperadores y antiguos alumnos) invitan a
sintonizar mas y constantemente la pastoral juvenil
con la pastoral familiar.
En un clima de mayor coordinaci6n , fruto de la
eclesiologfa conciliar de comuni6n, que tanto cuesta
aun hacer crecer, adquiere un relieve vocacional es-
pecial el conocimiento, el contacto y el dialogo con
las familias de los candidatos. Se profundizan sus
motivaciones , se descubren también ciertas difìcul-
tades dolorosas; pero sobre todo se procura que la
vocaci6n se desarrolle en la familia, el mismo am-
biente donde se abri6 la fe bautismal . Mediante es-
te contacto se intensifìcan las cualidades y la coope-

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35
1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
raoon y se evitan sorpresas. El estilo de vida de
los padres, su accion educativa y su testimonio son
verdaderamente el mejor terreno para una vocacion
salesiana. La paternidad y m,.ternidad cristiana es
uno de los objetivos privilegiados de la pastora! de
la Iglesia hoy . jCuantas vocaciones han nacido y na-
cen precisamente en familias creyentes! Con razon
la pastora! vocacional procura también, en comu-
nion con los esfuerzos de la Iglesia locai, ayudar
seriamente a las familias en su renovada conciencia
cristiana y en su funcion educadora. Lanzar iniciati-
vas en este sentido , promover la fe de los padres
interesados, introducirlos en la orbita de nuestro ca-
risma y recordar y desarrollar lo que afìrma Don
Bosco en su favor , es cienamente un campo fecun-
do que hay que tornar en mayor consideracion.
Hoy dfa crece la necesidad de ayudar a las fami-
lias a tener la capacidad de oponerse al sutil clima
secularista que invade la sociedad. Solo una pastora!
mas amplia y de cooperacion sirve para cultivar los
brotes, ricos de promesas, que se estan presentando
cada vez mas numerosos en esta primavera de la
Iglesia. Aunque el Evangelio nos ensefia que los hi-
jos no son propiedad de los padres, sin embargo
nos dice también que son un don de Dios enco-
mendado primordialmente a ellos para la renova-
cion de la sociedad por la mision de Cristo. Tam-
bién Jesus , Verbo encarnado, fue confiado, para bien
de todos , a una familia santa.
Miremos con admiracion a José y a Marfa e invo-
quémosles con fe y constancia. Ellos son , sin duda,
los principales intercesores para una pastora! voca-
cional mas eficaz ; encomendémosles las necesidades
actuales de la Iglesia y del mundo, hablemos con
ellos de la inmensidad de la mies y de las cr.ecientes
necesidades educativas de la juventud; agradezcamos-
les lo que han hecho ya por el carisma de san Juan
Bosco •y pidamosles con insistencia que nos ayuden

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N. 0 339
36
a aumentar la calidad y e1 numero de los obreros
de la vifia.
El documento final del ya mencionado congreso
internacional de 1981 llama a la Santfsima Virgen
'mediadora de vocaciones', 'modelo de toda perso-
na llamada' y 'madre de todas las vocaciones' .
Que una referencia especial a ella, queridos her-
manos, esté siempre en la base y en e1 centro de
la renovaci6n de nuestra pastora! vocacional.
Os deseo a todos un fructuoso afio nuevo en una
esperanza rica en buenas obras. El Evangelio nos
asegura que pane de lo sembrado «cay6 en tierra
buena; naci6, creci6 y dio grano» 25
Dediquémonos, pues , a cultivar mejor la uerra
buena.
A todos m1s me1ores deseos de que aumente e1
numero de vocaciones.
Afectuosamente en el Sefior,
25 . Marco, /4,8
EGIDIO VIGANÒ

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