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1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
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“VOSOTROS SOIS LA SAL DE LA TIERRA...
VOSOTROS SOIS LA LUZ DEL MUNDO” (Mt 5, 13.14)
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1.1 Presentación de la Región Asia Este - Oceanía |
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Breve presentación global de la Región. La realidad social. – El contexto cultural. – La presencia de la Iglesia católica. – La vida consagrada. 2. Cómo llegó Don Bosco y creció su Carisma. 3. Presentación de la Región bajo el punto de vista salesiano. Los Salesianos. – La vida comunitaria. – Tipología de las presencias y de las obras salesianas: La pastoral juvenil – La formación – El compromiso misionero y la inculturación del Carisma – La comunicación social – La Familia Salesiana – Economía-solidaridad. – Santidad salesiana. 4. Experiencias carismáticas más significativas (en las diversas Inspectorías). 5. Algunos desafíos. 6. Conclusión – “Estoy siempre cerca de vosotros”.
Roma, 25 de febrero de 2007
Fiesta de los Santos Mártires Luis Versiglia y Calixto Caravario
Queridísimos hermanos:
Después de la carta de presentación de la Región Asia Sur, tengo el gusto de hablaros ahora de la Región Asia Este – Oceanía. Más que en otras partes del mundo, aquí los cristianos, en general, y los religiosos, en particular, están llamados a ser “sal de la tierra” y “luz del mundo”. Ante pueblos con tradiciones religiosas antiquísimas y venerables, que empapan en gran medida su cultura, es natural que el Cristianismo sea visto como una religión occidental y, por tanto, extranjera y extraña. Por esto, los seguidores de Jesús deben dar prueba de que el Cristianismo, además de saber convivir con otras formas religiosas fuertemente arraigadas en aquellos pueblos, es una religión que se puede inculturar en todas las culturas del mundo, aunque sin poder identificarse con ninguna de ellas, puesto que todas deben ser purificadas y elevadas por Cristo. Se requiere sí un cualificado y comprometido esfuerzo de inculturación, pero esto exige, ante todo, del cristiano una clara identidad. En el discurso de la montaña Jesús nos dice que ser discípulo es cuestión de ser, no de hacer. Y esto es en todo caso expresión de cuanto se es “sal” y “luz, es decir, auténticos discípulos de Jesús, el cual no duda en decir cuál sería la suerte de sus seguidores si perdieran su identidad, la misma de la sal que ha perdido el sabor: “No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente”.
Nuestra vida debe brillar por la altísima calidad espiritual y por el obrar empapado de caridad, de modo que ambos aspectos, experiencia de Dios y misión, nos hagan una presencia transfigurante de Cristo, que dé luz a todos los que están en la casa. He aquí cuál es el auspicio de Cristo, que hago mío: “Brille vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras obras buenas y den gloria de vuestro Padre que está en los cielos” (Mt 5,16). Hablando de la vida cristiana como anuncio, Juan Pablo II en la Exhortación Apostólica Ecclesia in Asia escribe: “Tal anuncio es una misión que tiene necesidad de hombres y mujeres santos, que hacen conocer y amar al Salvador a través de su vida. Un fuego no puede ser encendido sino mediante algo que esté ardiendo” (n. 23). Para nosotros, Salesianos, estas imágenes de la sal y de la luz encuentran su equivalente en la pasión espiritual y apostólica del Da mihi animas, que cada hermano está llamado a despertar en su corazón.
En esta área del mundo, de la Iglesia y de la Congregación, no habría contradicción mayor que una presencia cristiana religiosa salesiana secularizada, sin una clara y atrayente experiencia de Dios, una presencia aburguesada, sin un compromiso solidario hacia los más pobres, que sea signo eficaz del Reino.
La Región Asia Este – Oceanía, que comprende 20 países, aunque haya sido la última en ser constituida en el último Capítulo General, ha celebrado recientemente el centenario de la llegada de los primeros misioneros. Éstos llegaron a Macao en China, el 13 de febrero de 1906 para fundar la que es la primera y más antigua presencia – prácticamente ininterrumpida – de toda la Región. Con razón puede ser considerada la “cuna” de las obras salesianas en Asia Este. La obra salesiana en la Región es un árbol ya secular, que carece de vitalidad y de promesas para el futuro. Cuenta, en efecto, con un número no indiferente de nuevas presencias, también recientes. Naturalmente, siendo la Región tan diversificada en su composición, comprende áreas en que la Congregación crece con vigor y fecundidad, y otras que la Congregación mira con interés y esperanza. Se trata de una realidad compleja y dinámica, tanto que en los últimos 40 años las Inspectorías y Visitadurías que la componen han pertenecido sucesivamente a cuatro diversas circunscripciones regionales. La opción del CG25 de crear una Región propia parece responder mejor a la realidad y a las necesidades de las Inspectorías y de la Visitaduría y Delegación que forman parte de ella.
La Región se extiende a las siguientes Naciones: Australia, Camboya, China (Hong Kong y Macao), Islas Fuji, Filipinas, Japón, Indonesia, Corea del Sur, Laos, Mongolia, Pakistán, Papúa Nueva Guinea, Islas Salomón, Samoa, Taiwán, Tailandia, Timor Este, Vietnam.
Y comprende las siguientes Circunscripciones: las Inspectorías de China, Australia, Japón, Tailandia, Filipinas Norte, Filipinas Sur, Vietnam, Corea, la Visitaduría de Indonesia – Timor Este, y, finalmente, la Delegación de Papúa Nueva Guinea e Islas Salomón.
En los primeros cinco años de existencia de esta nueva Región se han visto muchas ventajas al poder acompañar más de cerca cada una de las circunscripciones y coordinar su conjunto. La Visita de Conjunto de 2005, que se desarrolló en Hua Hin (Tailandia), ha reforzado el sentido de Región, del que se venía discutiendo y que se estaba experimentando en diversos sectores (Inspectores, Dicasterios, actividades) desde hacía al menos 18 años.1 La Iglesia Católica, y en ella la Vida consagrada y la Congregación Salesiana, vive inmersa en el océano de diversos pueblos, de antiguas religiones y de culturas de raíces religiosas profundas, pero no cristianas.
Esto hace más urgente el compromiso de la inculturación, para arraigar la vida salesiana en los diversos contextos y hacerla importante y fecunda, cuidando la identidad cristiana y carismática y prestando atención a las diversidades culturales. Al mismo tiempo, el ser minoría entre las poblaciones requiere de nosotros en esta Región un compromiso decidido para desarrollar la dimensión misionera de la vocación salesiana, hacer crecer el espíritu misionero de los hermanos y de las comunidades y dar prioridad a la evangelización. Se trata de un compromiso a largo plazo, que exige en el salesiano capacidad no innata para el diálogo con las culturas y religiones locales.2
1. Una breve presentación global de la Región
El área geográfica de la Región es muy extensa. El rasgo más evidente es la variedad de los contextos y de las situaciones en que nuestros hermanos viven su vida religiosa y realizan la misión salesiana. No es fácil describir brevemente una realidad socio-político-religiosa tan diversificada. Con algunas pinceladas trato de acercárosla.
La realidad social
Entre las Naciones comprendidas por la Región encontramos algunas que han salido sólo en el pasado reciente de situaciones de guerra, de lucha por la propia autonomía, a veces de guerras ideológicas, civiles, con genocidios horrendos. Se puede decir que la Región ahora está pacificada y se dedica con energía al propio desarrollo económico, social y civil, aunque no faltan tensiones y luchas de matriz racial, religiosa o política (Timor Este, Aceh, Islas Fiji, Islas Salomón, el sur de Tailandia y Filipinas).
El área de Asia Este – Oceanía comprende casi un tercio de la población mundial y allí se habla una tercera parte de las lenguas de todo el mundo. El 60% de la población es inferior a los 21 años de edad. Sólo China, con sus mil trescientos millones de habitantes, tiene un peso específico demográfico, económico y político superior no sólo al de otras naciones, sino de enteros continentes. Su apertura a la economía de mercado, a partir de 1979, y su reciente entrada en el ámbito de la política internacional hacen de ella un sujeto que naturalmente influye e influirá cada vez más en el futuro de la vida social, económica y política en el mundo entero. La Región en cuanto tal está fuertemente implicada – si no incluso a la vanguardia – en cambios amplios, rápidos y profundos, los cuales están creando realidades contrastantes de luces y de tinieblas: vida y muerte, pobreza y riqueza, progresos y regresos sociales, conquistas y derrotas. De hecho se trata de una Región compuesta por dos continentes, culturas y religiones diversas.
En la Región vive casi el 40% de los no cristianos del mundo. Los Católicos son sólo 100 millones, formando una diáspora correspondiente al 5% de la población. Se constata por una parte un despertar religioso y, por otra, la creciente subordinación de los valores religiosos al desarrollo económico, sobre todo en las grandes ciudades. ¿Es justo – se nos pregunta – hablar de “secularización” en la sociedad asiática, un proceso desarrollado esencialmente en el ámbito cultural cristiano-occidental? Según la reflexión hecha en nuestros encuentros de Animación Misionera en Asia, no se puede decir que exista secularización, sino que es más justo hablar de “subordinación o sometimiento de los valores religiosos al desarrollo económico”. Se podría hablar de ateísmo práctico con una tintura de religiosidad social.
Están presentes bolsas más o menos amplias de fundamentalismo, como reacción a los enormes cambios sociales y culturales, que la gente no sabe afrontar. La crisis económica en el Este Asiático superada hace poco (1997-1998) ha levantado muchas cuestiones sobre el modelo económico que había detrás del llamado ‘milagro asiático’, su correlación con los valores culturales, las descompensaciones y las desigualdades, la creciente degradación ambiental, las desigualdades sociales y la explotación de la mano de obra, la necesidad creciente de energía y de materias primas, tensiones y fallos puestos al descubierto por el terrible tsunami de 2004 y de los atentados de Bali de 2002-2004.
En la zona coexisten variadas formas de gobierno, consolidados o en evolución: al lado de democracias viejas y nuevas (Japón, Filipinas, Taiwán, Australia) encontramos sistemas socialistas, monarquías tradicionales (Tailandia, Camboya, Japón) y dictaduras militares. En particular China y Vietnam, con Corea del Norte y Laos, representan el último gran bloque de ideología y totalitarismo de matriz marxista. Todos se encuentran dispuestos a afrontar fenómenos comunes, ya mencionados y que tienden a extenderse: el gap entre los ricos y los pobres, la huida de los campos y la urbanización, con la consiguiente dislocación cultural, una industrialización poco atenta al ambiente y una creciente injusticia social, que corre el peligro de subvertir antiguos equilibrios. La conciencia política democrática crece e inevitablemente, aunque sea marginalmente, interesa incluso a los países de régimen comunista.
El contexto cultural
Fundamentalmente se distinguen cuatro sistemas de valores culturales.
El primero y más sólido es el sistema Este-Asiático, con raíces confucianas y/o budistas, cuya influencia se extiende a gran parte de la Región. Este sistema se apoya en valores familiares y comunitarios; se da la prioridad a los deberes del individuo hacia la familia, los ancianos o el clan, y, en el polo opuesto, hacia los gobernantes. El estudio y el trabajo diligente son considerados importantes.
El sistema Islámico de tipo asiático es en general más poderoso y tolerante que el Islam de la zona árabe, y está mezclado con diversos valores del animismo popular. Encontramos también un ambiente mixto en las Filipinas, donde la cultura de la mayoría Malay está marcada por una amplia colonización española.
El sistema Pacífico de la Melanesia y Polinesia está centrado en el animismo, núcleo familiar – tribal, y sobre el compartir los bienes.
Último es el sistema occidental racionalista y libertario, que está surgiendo en la Región y lleva consigo las raíces de la visión cristiana y de la reacción racionalista a ésta. Como nota la Exhortación Apostólica Ecclesia in Oceanía (cfr. n. 6), este sistema presente y típico de Australia está focalizado en la felicidad, en el éxito, con un creciente individualismo y una fuerte secularización.
Mientras constatamos la presencia de estos diversos sistemas de valores y contextos culturales, vemos, al mismo tiempo, que la fuerte migración local e internacional favorece también las mezclas de estas raíces y matrices culturales y religiosas.
La presencia de la Iglesia Católica
La mayor parte de los Católicos de Asia Este está concentrada en las Filipinas, país con un alto porcentaje católico (81% de los 84 millones de habitantes), aunque no esté carente de tensiones. Otros dos países con un porcentaje notable de Católicos son Timor Este (90%) y Corea del Sur (11%), que juntos tienen el 30% de Católicos. Por lo demás, el catolicismo en la Región vive la realidad de la diáspora, con porcentajes que van del mínimo de 0,4% (Tailandia, China, Japón) al 6 % (Vietnam) de la población.
Es una Iglesia joven, con una vitalidad y un coraje a veces extraordinarios, como en Corea del Sur y en Vietnam. Aunque en algunos puestos la Iglesia es considerada todavía como una religión occidental, extranjera, ordinariamente es vista de modo muy positivo. A pesar de que en muchas partes de la Región la evangelización sea relativamente reciente, ha echado raíces profundas, también gracias a los numerosísimos mártires de los últimos tres siglos, muchos de los cuales ya han sido canonizados o al menos beatificados (120 de China, entre los cuales nuestros San Luigi Versiglia y San Callisto Caravario, 117 de Vietnam, 103 de Corea, 247 de Japón, 8 de Tailandia, 2 de las Filipinas, 1 de Papúa Nueva Guinea).
Siguiendo el camino de la Federación de las Conferencias de los Obispos de Asia (FABC) en los últimos treinta años, se aprecia el compromiso de profundización de las orientaciones para la evangelización integral en el ambiente asiático. Uno de los principales valores de estas culturas – la armonía – sugiere como vía imprescindible de la misión un cuádruple diálogo (diálogo de vida – de acción – del intercambio teológico y - del compartir experiencias religiosas), a través del cual el Evangelio es compartido y comunicado a los conciudadanos de las antiguas religiones no cristianas. Un evento histórico ha sido el I Congreso Misionero Asiático organizado por la Federación de las Conferencias Episcopales Asiáticas (FABC) en Chiang Mai (Tailandia) en octubre de 2006, con el tema “Contar la historia de Jesús en Asia”. La narración de la experiencia con Jesús como el camino mejor para proclamar el Evangelio en los países asiáticos había sido sugerida por Juan Pablo II en la Exhortación Apostólica Ecclesia in Asia (n. 20).
En los países de Oceanía los Católicos suman una cuarta parte de la población, pero viven dos situaciones completamente diversas. Por un lado, Australia (27% de católicos), un país con una “hard culture”, caracterizado por una no indiferente presencia de inmigrantes provenientes de Italia y en general de Europa, después de la segunda guerra mundial, y luego de Vietnam, después de la guerra del Vietnam, donde se debe trabajar sólidamente para evangelizar; por otro lado, las islas del Pacífico, área de reciente evangelización que tiene necesidad de profundizar las raíces y encuentra dificultad en la formación de sólidas de vocaciones locales sólidas, tanto para el sacerdocio como para la vida consagrada.
En toda esta área la Iglesia se encuentra ante el desafío de fomentar una verdadera espiritualidad misionera integral e inculturada, para hacer de los fieles testigos creíbles en medio de las diversas religiones y culturas. Sólo así la Iglesia puede superar la dicotomía entre la vida y la fe, entre una vida centrada en los sacramentos y la oración, y una vida comprometida en lo social, entre una vida cristiana cerrada en sí misma y una vida abierta al diálogo con los no cristianos. Los nuevos convertidos de las religiones animistas, politeístas de Oceanía, o bien del Budismo o del Confucionismo de Asia Este han abrazado el Evangelio a veces con entusiasmo y profundidad, a veces sólo superficialmente. Hay aún un largo camino que recorrer para el arraigo de la fe católica en el suelo de las culturas antiguas.
La vida consagrada
Para la mayoría de las Iglesias del Asia Este, el tiempo presente parece una primavera, con todas sus promesas: fundación de nuevas Iglesias locales (por ejemplo en Mongolia, con 450 Católicos locales después de los primeros 15 años de misión), nacimiento de nuevos Institutos misioneros locales (Corea, Filipinas, Tailandia, Indonesia), vivacidad en anunciar el Evangelio, no obstante la situación de la diáspora, fecundidad vocacional (Vietnam, Corea del Sur). Dentro de esta Iglesia del Asia Este somos testigos de un crecimiento impresionante. En los últimos 15 años el número de los sacerdotes religiosos ha aumentado cuatro veces, el número de los religiosos hermanos el 40%, el de las hermanas el 30%. Centenares de los misioneros “ad gentes” y “ad vitam” han partido de las Iglesias locales.
En la parte pacífica de la Región encontramos muchas Congregaciones religiosas todavía a la búsqueda de las expresiones de la vida consagrada en las culturas locales, compartidas tanto por los misioneros como por los miembros indígenas. En Australia, en cambio, el compromiso de los consagrados gira alrededor de la pastoral vocacional y de la formación de los seglares colaboradores según los diversos Carismas de las Congregaciones.
Según mi parecer hay cuatro desafíos principales para la Vida Consagrada en la Región:
- la mística: en una Región en general profundamente religiosa es absolutamente indispensable garantizar en los consagrados una fuerte experiencia personal de Dios;
- la profecía: las comunidades religiosas están llamadas a tener el valor de encarnar el Evangelio como un modelo de vida alternativo;
- la inculturación de la Vida Consagrada, que haga de modo que los religiosos no se sientan extranjeros en la propia tierra, no sean como extranjeros a los ojos de sus conciudadanos;
- el servicio a favor de los más pobres, marginados por motivos económicos, sexuales, raciales o religiosos.
2. Cómo llegó Don Bosco y creció su Carisma
La llamada misionera de Don Bosco nace en Asia
Don Bosco vivió la extraordinaria primavera de la Iglesia de su tiempo y alimentó inicialmente la vocación misionera mirando al Asia, en particular a la China, y más en general al mundo de lengua inglesa, entre el que estaba Australia. A este mundo misionero Don Bosco se acerca, o mientras busca su verdadera vocación y toma contacto bien con los Franciscanos Reformados, bien con los Oblatos de María, o bien cuando lee las revistas misioneras que entonces comenzaban a circular en Piamonte (los Anales de la Propagación de la Fe, o el Museo de las Misiones Católicas). Aquel mundo misionero hablaba de manera predominante de Asia y, sobre todo, de las persecuciones en China y en Vietnam, del heroísmo de los misioneros y de los mártires, de la nueva era que se abría para la Iglesia y para la evangelización a la sombra de los ejércitos anglo-franceses. Los Anales, que Don Bosco comenzó a leer al menos siendo joven sacerdote, registraban casi semana por semana la acción política y de fuerza del Occidente que permitía reemprender la penetración misionera y de la obra de evangelización. Por consiguiente, también los habitantes del Celeste Imperio, un pueblo que asombraba a Don Bosco por su inmensidad, habrían podido acercarse a la salvación. Don Bosco quedó particularmente afectado por el valiente martirio del joven sacerdote Gabriele Perboyre, de quien tendrá en su habitación una imagen y de quien hablará ya en la primera edición de su Historia Eclesiástica. En este libro, que fue su primera obra trabajada y que tendrá diversas ediciones, escribe sobre el nuevo relanzamiento de las misiones, pero escribe, sobre todo, acontecimientos que en aquellos años sucedían en China y Japón.
Cuando la fama de Don Bosco crezca, llamarán a su puerta los grandes misioneros de África Lavigerie y Comboni, en busca de ayuda y de colaboración. Pero también diversos Obispos de China, con ocasión del Concilio Vaticano I, vendrán en visita a Valdocco para buscar personal. Con Timoleone Raimondi, misionero del Seminario de Milán y Prefecto Apostólico de Hong Kong, Don Bosco trató durante varios meses entre el 1873 y el 1874 para abrir una casa en Hong Kong. Los trámites no tuvieron continuidad y el borrador de contrato se quedó en letra muerta a causa – Don Bosco no lo sabía – del veto puesto por el Superior del Seminario de Milán. Fue en este clima de incertidumbre, dejado por los trámites que permanecieron en suspenso, que Don Bosco, convencido de que había llegado la hora de extenderse al extranjero, se abrió a la Argentina, ambiente cultural y ligüísticamente menos remoto, y rápidamente decidió enviar a sus primeros misioneros a trabajar entre los emigrantes italianos de Buenos Aires y entre los Indios en las “cercanías” de San Nicolás de los Arroyos (11 de noviembre de 1875). Sin embargo, Don Bosco no dejó de pensar en Asia, tanto que a Don Giovanni Cagliero le concedía menos de dos años para organizar las obras en Argentina y luego partir para la India, donde Don Bosco había aceptado un Vicariato Apostólico. Pero América Meridional absorberá energías y personal, por lo que Don Bosco volverá al pensamiento de China sólo en 1885, cuando habrá obtenido el Vicariato Apostólico de la Patagonia. Pero ahora ya intuye que para él es demasiado tarde para realizar algo concreto. Sus hijos harán y verán: para él Asia seguirá siendo una meta, un sueño, un campo para el futuro.
En el sueño de Barcelona Don Bosco verá desde lo alto de la colina del sueño de los 9 años el comienzo de las obras de Pekín, como cumplimiento de su misión juvenil que se extiende hasta abrazar el mundo: como en Valdocco así en todo el mundo, desde Valparaíso hasta Pekín. Esta visión se hace tensión, meta y profecía, por lo que en su “testamento espiritual” escribirá: “A su tiempo llegarán nuestras misiones a China y precisamente a Pekín”3 y en el lecho de muerte asombrará a Mons. Cagliero diciéndole repetidas veces: “¡Te recomiendo el Asia!”.
Apuntes de historia, a partir de los sueños misioneros de Don Bosco
Releyendo los cinco sueños misioneros de nuestro Padre, especialmente los dos últimos, encontramos su celo misionero dirigido explícitamente también hacia los pueblos de China, de Mongolia (Tartaria), de Australia;4 incluso a la conclusión de su testamento espiritual, como ya indicaba antes, encontramos un deseo alimentado en su corazón por la salvación de los jóvenes de Asia. Generaciones de misioneros salesianos han crecido con la conciencia estimulante que Don Bosco los había soñado, vistos en sus sueños misioneros.
El sueño de 1886, el testamento espiritual y el “continuo hablar” de la China por parte de Don Bosco habían creado un notable sentido de expectativa en los ambientes salesianos. Don Arturo Conelli, a quien Don Bosco había hecho confidencias respecto de la ida a China, tanto que era considerado un poco por todos como el jefe de la expedición designado, en seguida después de la muerte del Fundador no perdió tiempo para establecer los primeros contactos con las autoridades eclesiásticas de Macao. Los trámites se desarrollaron en tres fases y se prolongaron hasta 1905, cuando los Salesianos y el Obispo de Macao llegaron finalmente a un acuerdo. Los primeros seis Salesianos, tres sacerdotes y tres coadjutores, de los que dos eran novicios, dirigidos por don Luigi Versiglia, llegaron a Macao el 13 de febrero de 1906 para dedicarse al pequeño Orfanato da Imaculada Conceiçâo confiado a ellos por el Obispo. Los seis se pusieron en seguida manos a la obra abriendo una escuela de artes y oficios. Los primeros años fueron difíciles, aparentemente sin perspectivas. En 1910 los Salesianos fueron incluso expulsados de Macao, implicada en la revolución republicana. No fue más que un breve obstáculo, que abrió las puertas a nuevos campos de trabajo: la primera misión dentro de la China (Heungshan, hoy Zhongshan, 1911-1928) y el regreso al Orfanato con un nuevo, más amplio contrato y nuevos hermanos, lo que permitió a los Salesianos implantar una verdadera y propia escuela.
Mientras tanto, había caído el Imperio Chino y había nacido la República (1911): la nueva China tenía sed de aprender del Occidente. La escuela de artes y oficios estaba bien montada para ser propuesta como modelo para otros institutos semejantes que convendría diseminar en el vasto territorio. La escuela se desarrolló, pero la expansión se hizo en otra dirección, cuando en 1917 la S. Congregación de “Propaganda Fide” confió a los Salesianos una misión en el Norte de la provincia del Guangdong, separándola del Vicariato Apostólico de Cantón (hoy Guangzhou). Después de dos años de preparativos se erigía el nuevo Vicariato Apostólico de Shiuchow (hoy Shaoguan) y don Luigi Versiglia fue elegido primer Vicario Apostólico. Era el menos desarrollado y más difícil de los tres territorios que los Salesianos habrían querido: el Señor les preparaba un camino lleno de sacrificios, pero que los primeros misioneros, apenas licenciados del frente de la Primera Guerra mundial, supieron afrontar con valor y abnegación. En 1918, recibiendo de don Pablo Albera como don un cáliz, don Versiglia se acordó de que Don Bosco, soñando en la China, había entrevisto dos cálices, uno lleno de los sudores y de las fatigas de los misioneros, el otro lleno de sangre.
Entre tanto, el empeño puesto para reforzar y mejorar la escuela de Macao daba sus frutos: el gobierno y algunos filántropos de Hong Kong querían algo semejante para los jóvenes de la colonia británica, que confiarían precisamente a los Salesianos; de Shanghai llegaban peticiones insistentes para que se aceptase un orfanato. Comenzaban a llegar los primeros misioneros novicios del extranjero, una estrategia innovadora que hacía discutir. En 1924 partía un grupo consistente de jóvenes hermanos para Shanghai guiados por don Sante Garelli, un veterano de la China. Entre ellos estaba el clérigo Callisto Caravario. Se establecieron en el barrio chino, entre los pobres. En 1923 había nacido la Visitaduría china, pero tenía dificultad para asumir los nuevos compromisos: ofrecía una buena casa de formación para los jóvenes que seguían llegando del extranjero y para las primeras vocaciones locales, pero faltaban el personal idóneo y los medios financieros.
Además, llegaban invitaciones de la Santa Sede para que se aceptase una misión en el Kyushu en Japón (1925) y una en Tailandia (1925). Llegaron así los primeros misioneros destinados a Japón, guiados por don Vincenzo Cimatti. Al crecer los compromisos, la Visitaduría fue erigida en Inspectoría Chino-Japonesa (1926). El Inspector habría debido interesarse de toda la vasta área que iba de Tailandia a Japón.
Desgraciadamente, no todo iba por el camino recto: en China estalló la guerra civil y luego comenzaron los movimientos bolcheviques. Ya no era prudente tener la casa de formación en Shiuchow, por lo que los novicios y filósofos descendieron afortunadamente hasta Macao. El Partido Nacionalista y el Partido Comunista, ayudados por Rusia, se aliaron para romper la resistencia de los señores de la guerra y unificar el país. De Guangdong el ejército de dirigió al norte, llegando a Wuhan y a Shanghai. En Nanquin hubo episodios de violencia también contra los misioneros. Se rompió la alianza y se inició una gran purga de las fuerzas de izquierdas por parte de los Nacionalistas. La escuela salesiana de Shanghai fue ocupada por las tropas y transformada en hospital para personas heridas de enfermedades infecciosas. Los Superiores decidieron entonces evacuar el Instituto y alejar a los hermanos, comenzando por los más jóvenes. Así se pudo iniciar la obra salesiana en Hong Kong (“St. Louis Industrial School”), en Timor (Dili, donde fue destinado también el clérigo Callisto Caravario) y en Tailandia, donde el Visitador Extraordinario, don Pietro Ricaldone, trasladó el noviciado, con los novicios, el Maestro (don Gaetano Pasotti) y algunos hermanos, ¡28 en total! Desafíos, pruebas y dificultades se convirtieron en impulso para el desarrollo: pareció casi volver a la experiencia de la Iglesia primitiva, obligada por las persecuciones y por las guerras a trasladarse en todas las direcciones. Nacieron, de este modo, las dos nuevas misiones independientes: el Japón, que tendrá como Prefecto Apostólico (1935) y luego Inspector (1937) a don Vincenzo Cimatti, y Siam con don Gaetano Pasotti, primero Prefecto Apostólico (1934), luego Inspector (1937) y luego Vicario Apostólico (1941).
La prueba más grande, momento de tinieblas y de luz, fue el martirio de Mons. Luigi Versiglia y de don Callisto Caravario. No serán los únicos en dar la propia vida en misión por la propia grey. Los seguirán otros tres misioneros. Otros más morirán todavía sin 50 años de edad, truncados por enfermedades y trabajos.
En los años 30 se consolidaron las misiones de Tailandia y de Japón, aún entre dificultades y desafíos: personal nunca suficiente, filas de jóvenes que formar e inculturar, vocaciones indígenas que promover. China estuvo guiada durante 22 años por don Carlo Braga (1930-1952): el “pequeño Don Bosco de la China”, formado en Turín bajo don Cimatti y crecido en Shiuchow a la sombra de Mons. Versiglia, llegó a ser el Padre de los Salesianos de la China. Con él, y bajo el impulso de nuevas estrategias misioneras, China se enriqueció con nuevas presencias. Comenzaron a despuntar las vocaciones locales, primero tímidamente como si se tratara de un suelo árido, luego con vigor, especialmente en los años de la guerra, cuando el entero estudiantado, cuyo edificio apenas se había acabado de construir, tuvo que trasladarse de Hong Kong a Shanghai. Quien daba vida a este período de gran pobreza, pero todavía de mayor fraternidad y comunión salesiana, era precisamente él, don Braga, que se hacía todo para todos. Fue el período de oro de la historia de la Inspectoría de China.
La Inspectoría china salió de la guerra con un fuerte grupo de hermanos motivados y de jóvenes que prometían mucho. En 1946 se abrió la casa de Pekín, la “Casa de la Virgen”, como solía llamarla el primer Director, don Mario Acquistapace: ¡la casa más pobre de la Inspectoría! Se cumplía la profecía de Don Bosco. Los Superiores pensaron que había llegado el momento de dividir las obras en dos Inspectorías, una al norte con sede en Shanghai, y la otra al sur con sede en Macao. Japón, en cambio, había visto todas las vocaciones locales devoradas por la guerra y se debió recomenzar de cero. Tailandia, muy pobre de personal a causa de numerosas pérdidas, encontrará en nuevas presencias el espíritu para renovarse.
En cambio, fue la China precisamente la que se encontró dentro de la borrasca. Con la llegada de Mao y la proclamación de la República Popular, el pueblo chino “se puso en pie”. Extranjeros, imperialistas, misioneros fueron expulsados y las obras confiscadas: el pueblo reclamaba el derecho a dirigir la educación de la nación. Permanecieron en China algunos hermanos chinos, para estar al lado de los jóvenes, si fuera posible. Pronto serán encarcelados y algunos morirán en la cárcel, sacrificando la propia vida por la fidelidad al Papa. Pero también de esta tragedia nacía vida nueva. No sólo se desarrollaron las obras salesianas en Hong Kong, en Macao y sucesivamente también en Taiwán (1963) a favor de los refugiados, sino que despuntaron nuevas presencias en otras naciones de Oriente.5
En 1951 comenzó la presencia en las Filipinas con dos escuelas: en Victorias (Negros) al sur y en Tarlac (Luzón) al norte; en 1958 las obras de las Filipinas quedaron separadas de la Inspectoría china, formando una Visitaduría, erigida luego como Inspectoría en 1963. Después de un gran crecimiento vocacional en los años 70 y 80, en 1992 la Inspectoría filipina se dividió en dos, una al norte con sede en Manila y la otra al sur con sede en Cebú. A las Filipinas se confiaron también las obras en Timor Este (1975-1998) y en Indonesia (1985-1998). Finalmente, a la Inspectoría de las Filipinas Sur se confió la misión en Pakistán (1998).
Desde 1952 se incrementó también la misión en Vietnam. Después de una primera presencia en Hanoi con don Francis Dupont, que murió matado durante la guerra (+1945), se reanudó en 1952 con don Andrej Majcen. En 1974 se formó una Delegación, que en 1984 fue erigida en Visitaduría. Los hermanos siguieron el éxodo hacia el sur de un pueblo dividido en dos. Vivieron 15 años de aislamiento (1975-1990), de los que salieron empobrecidos, pero grandemente motivados. En 1999 fue erigida la Inspectoría, a la que en el 2001 se confió la nueva misión en Mongolia.
La presencia salesiana en Corea del Sur comenzó en 1954, cuando fue mandado de Japón a Corea don Archimede Martelli, que fundó la primera obra en Kwangju. En 1972 se formó una Delegación, que en 1984 fue erigida como Visitaduría y en 1999 se convirtió en Inspectoría.
La obra salesiana de Timor Este, después de una primera tentativa partiendo de Macao en los años 1927-1929, fue relanzada por Portugal en 1946. A continuación, durante los años difíciles de la invasión indonesiana (1975-1999), las obras fueron confiadas a la Inspectoría filipina, pasando luego a la Inspectoría de Cebú en 1992, cuando se llevó a cabo la subdivisión de las Filipinas. En 1998, al multiplicarse los hermanos y las obras, fue erigida la Visitaduría de Indonesia-Timor Este.
En estos últimos años nuevas presencias han ido creciendo con vigor juvenil, extendiéndose en varias direcciones, con el injerto del carisma de Don Bosco en nuevos ambientes y bajo el impulso de una renovada vocación misionera.
De Tailandia partió la iniciativa hacia Camboya, contando con la ayuda dada a los refugiados Khmer en los campos de prófugos: la primera obra en Phnom Penh se abrió en 1991. También la primera obra en Laos comenzó de modo semejante en 2004, enteramente llevada adelante por nuestros antiguos alumnos de Laos, bajo la asistencia de los hermanos de Bangkok
Por su parte, Japón abrió una misión difícil en las Islas Salomón, en Tetere, en 1995. Desde abril de 2005 esta misión forma parte de la nueva Delegación de Papúa Nueva Guinea – Islas Salomón.
En el Pacífico los Salesianos llegaron a Australia el año 1922. Y precisamente de la Inspectoría de Australia partieron dos iniciativas valientes. La primera llevó el carisma salesiano a Samoa, en 1978, que dio muchos frutos vocacionales, juntamente con el trabajo de formación de los catequistas locales; la segunda hizo llegar a los Salesianos a las Islas Fiji, a partir de 1999.
Don Bosco llegó antes que los Salesianos
De los datos de historia que he presentado, se ve cómo se han necesitado cerca de 30 años desde la primera invitación recibida para llegar a China (1874 – 1906), 60 años antes de llegar a Filipinas (1891 – 1951), 45 años antes de llegar a Corea (1909 – 1954), 26 años para llegar a Vietnam (1926 – 1952), 20 años para llegar de forma definitiva a Timor Este (1927 – 1946). Las razones de estos ‘retrasos’ se han debido en parte a las vicisitudes político-sociales, a los prejuicios de algunas autoridades eclesiásticas, a la dificultad de comunicarse, por parte de los amigos de Don Bosco presentes en la Región, con los Superiores en Turín. En efecto, el Santo educador fue venerado por el clero local en muchos lugares antes de nuestra llegada, a partir de su canonización en 1934.
Se debe decir, como para otras Regiones, que Don Bosco era conocido en muchos países antes de la llegada de los primeros Salesianos: están presentes los primeros Salesianos Cooperadores y la ADMA, la Asociación de los Muchachos de Don Bosco y escuelas con el nombre de Don Bosco (Filipinas); hay algunas biografías suyas en lengua local (Corea – Seoul: Revista Kyoh Hyang, 1934; Vietnam – Phat Diem: Luk Ly, 1937; hay estatuas de él en iglesias y seminarios locales (por ejemplo en Vietnam, Seminario de Trung Ling – 1939); se encuentran escuelas católicas o seminarios menores fundados en el nombre de Don Bosco (como en Indonesia, a partir de los años 40).
En los tiempos recientes la respuesta de la Congregación a las invitaciones recibidas ha sido más rápida y se han abreviado los tiempos que median entre la primera invitación y la llegada de los Salesianos: 3 años en Samoa (1978), 4 años en Pakistán (1998), 3 años en Mongolia (2001). Es más, en algunos países el comienzo de la misión de los Salesianos ha precedido nuestra iniciativa, como para Indonesia (de las Filipinas – Timor en 1985), para Camboya (de Tailandia en 1991), para Laos ( de Tailandia en 2004), para Fiji (de Australia en 1999).
Una Región misionera
La Región ha sido bendecida con la presencia de grandes misioneros, pioneros en algunos países: Mons. Luigi Versiglia (1881–1930), Mons. Ignacio Canazei (+1946), don Carlo Braga (+1972), don Mario Acquistapace (1916-2002) en China; Mons. Vincenzo Cimatti (1883-1965) en Japón; don Andrej Majcen (1905-1999) en Vietnam; don Archimede Martelli (1916-1984) en Corea del Sur: Mons. Ernesto Coppo, Señor Celestino Acerni (entrado en 1923, primer salesiano en el suelo australiano, en Kimberley) y don Joseph Ciantar (1893-1967) en Australia; y muchos otros personajes de gran relieve.
Quiero recordar también los nombres de Salesianos, pioneros en el período más reciente, ‘fundadores’ en los respectivos países de la Región: don José Carbonell en Indonesia; don Valeriano Barbero en Papúa Nueva Guinea; Señor José Ribeiro en Timor Este (1946); Señor Roberto Panetto y don Walter Brigolin en Camboya (Phnom Penh, 1991); don Pedro Balazar y Señor Francesco Tanaka en las Islas Salomón (Tetere, 1995); don Pietro Zago y don Hans Dopheide en Pakistán (Lahore y Quetta, 1998); don Julian Fox en Fiji (1999); don Carlo Villegas en Mongolia (Ulaanbataar, 2001).
3. La presencia salesiana
Los Salesianos
Los hermanos presentes en la Región en este momento6 son 1257, con 60 novicios y 9 Obispos salesianos. En los últimos veinte años el número de los hermanos de la Región ha crecido sustancialmente en 340 Salesianos, con nuevas presencias extendidas en más de siete países, con 50 nuevas comunidades. Hay algunas Inspectorías que crecen regularmente (Filipinas Norte y Sur, Corea); algunas Inspectorías están creciendo de modo muy rápido (Vietnan y Timor Este); algunas han sufrido una disminución de hermanos respecto a los que eran hace veinte años (Australia, China, Japón, Tailandia). Los misioneros llegados del extranjero constituyen hoy sólo el 15% de los hermanos, y su edad media es de 65 años. Al mismo tiempo, hasta el 2006, han partido ya cerca de 80 hermanos nacidos en la Región para la misión ad gentes. La perseverancia vocacional está en línea con la media mundial, con un 46% de salidos después de la profesión; un record de perseverancia corresponde a Vietnam, que ha tenido sólo el 5% que ha dejado la Congregación después de la profesión. La mayor parte de los hermanos vive y trabaja en las grandes ciudades y esto influye en el estilo de vida, en la economía, en el tipo de los destinatarios y en la tipología de las obras. 353 hermanos, casi una tercera parte del total, se encuentran en las diversas fases de la formación inicial. El número de los Coadjutores está en aumento, gracias al empeño en la promoción vocacional por parte de todas las Inspectorías: los Hermanos Coadjutores en la Región son, en el momento presente, 201, de los que 47 tienen votos temporales.
La vida comunitaria
La mayor parte de las comunidades en la Región, como ya indiqué, está situada en las grandes ciudades. Un número no indiferente de comunidades, además, en algunas Inspectorías está relacionado con las etapas de la formación, lo que influye en la buena calidad de vida. Como confirma el Card. Giuseppe Zen de Hong Kong, la aportación más importante que el Carisma Salesiano ha llevado a las culturas de la Región es el testimonio del espíritu de familia, que hace muy atrayente tanto la persona de Don Bosco como nuestra Congregación. Hay cada vez mayor conciencia de la importancia de la comunidad, de su testimonio para la evangelización y para el crecimiento vocacional.
El número de las comunidades salesianas en los últimos veinte años ha aumentado notablemente. En 1986 había en la Región 76 comunidades erigidas canónicamente; han crecido hasta 106 en 1996 y han alcanzado el número de 130 en 2006. Hay otras 30 presencias, todavía no erigidas canónicamente, principalmente en las zonas de misión (Pakistán, Mongolia, Camboya, Tailandia, Filipinas, Indonesia, Vietnam).
Tipología de las presencias y de las obras salesianas
La pastoral juvenil
Como en toda la Iglesia de Asia – Oceanía, se da una importancia estratégica a las estructuras de educación formal (escuelas académicas y centros de formación profesional). En algunas zonas otro rasgo típico son las obras de tipo social, que representan una ayuda muy importante para los jóvenes pobres.
Es también por este motivo que la mayoría de los hermanos está comprometida en el sector escuela. Hay 282 escuelas, que atienden a 100.900 alumnos, con 350 Salesianos y 4.200 colaboradores seglares, la mayor parte de los cuales no son cristianos. Desde las pequeñas escuelas parroquiales de Timor Este hasta las grandes escuelas con miles de estudiantes en Tailandia, la educación formal es un campo que privilegiar por las grandes oportunidades de estar presentes en el mundo de la cultura en sociedades todavía alejadas del Evangelio. En los últimos diez años han crecido también algunas Instituciones Universitarias Salesianas en las Filipinas, en Papúa Nueva Guinea, por no hablar del primer politécnico en Tokio – Ikuei (ahora “Salesio Polytechnic).
Las 106 parroquias, con numerosas estaciones misioneras y una población católica de unas 876.000 personas, están atendidas por 200 hermanos. Desde las grandes parroquias en los ambientes católicos, con decenas de estaciones y millares de Católicos, hasta las parroquias – estaciones misioneras en los puestos de primera evangelización, con pocas decenas de fieles, damos la aportación de un estilo específico de evangelización a las Iglesias locales.
Los centros de formación profesional son 39, con 10.262 alumnos, animados por 151 hermanos. Se trata de un campo privilegiado en los ambientes en vías de desarrollo y en los puestos de primera evangelización, porque responden directamente a las necesidades de los jóvenes pobres, orientándolos al mundo del trabajo a través de una sólida educación humana, cristiana, profesional.
Diversas obras de tipo educativo están flanqueadas por internados, un total de 38 con 3.168 jóvenes que viven con nosotros 24/24 horas. Los internados nos ofrecen oportunidades extraordinarias para profundizar la vida de fe de los jóvenes católicos y, al mismo tiempo, para acercar a muchos jóvenes no católicos a la fe de forma gradual y vital. Basta pensar que de estos ambientes salen los Antiguos Alumnos más aficionados y comprometidos en nuestra misión y en la Familia Salesiana.
Hay 60 Oratorios – Centros juveniles, frecuentados por 16.000 muchachos/as, atendidos por 68 Salesianos a tiempo pleno. Hay centenares de muchachos y jóvenes en las zonas en vías de desarrollo que frecuentan nuestros campos deportivos, contentos con los juegos ofrecidos y motivados por el ambiente educativo sereno que allí encuentran; hay actividades extraescolares en los países desarrollados alrededor de los “media education”, grupos de servicio social y grupos comprometidos en el camino de fe.
El movimiento juvenil salesiano existe con formas muy diversas en todas las Inspectorías, comenzando por los grupos organizados en nuestras escuelas, hasta el voluntariado misionero que se desarrolla recientemente en algunas Inspectorías. En los Países de mayoría católica, como las Filipinas y Timor Este, están implicados algunos millares de jóvenes a nivel nacional; en los otros países el compromiso está expreso en el camino de grupos que se reúnen conjuntamente para algunas fiestas salesianas, sobre todo a nivel de escuelas o de parroquias salesianas. El fruto más precioso es seguramente el voluntariado misionero: “Don Bosco Volunteer Group” de Japón (1991), el “Movimiento de la Antorcha” de Hong Kong (1995), el Voluntariado internacional juvenil de Corea (2002), el Voluntariado misionero de Manila (2003), el incipiente Voluntariado internacional de Australia (2006). Centenares de jóvenes, incluso no cristianos, han tomado parte en la misión salesiana; algunos han comenzado también el camino de iniciación cristiana y, algunos, el camino vocacional. Estos movimientos, con iniciativas dentro de la Región, constituyen un puente natural entre los jóvenes de las diversas naciones.
La Región cuenta con 31 diversas obras de tipo social, que sirven a 3.378 jóvenes. Estamos cercanos a los muchachos de la calle, a los jóvenes reclusos en los reformatorios, a los jóvenes hijos de leprosos, a los muchachos sin familia, con respuestas educativas muy variadas. Hay muchas casas-familia (Corea, Japón), grupos ’Boys town’ (“Young off the streets” en Engadine, Australia, “Boys Town” en Taiwan, “Tuloy sa Don Bosco” en Manila, “Don Bosco Boys Town” en Cebú, “Bangsak” en Tailandia fundado cerca de la isla de Phuket después del terrible tsunami de 2004, Mongolia); hay también un servicio regular para los muchachos delincuentes (Inspectorías de Corea y de Filipinas Sur) y un servicio para los jóvenes obreros, especialmente los inmigrados tanto del extranjero como del interior del país (Inspectorías de Corea, Filipinas Norte, Japón, Vietnam).
Para la promoción vocacional hay 23 obras, aspirantados de diverso tipo, con cerca de 1.057 jóvenes en proceso de discernimiento. La atención vocacional es un rasgo específico de nuestra pastoral en muchas Inspectorías, debiendo afrontar muchos desafíos de la Iglesia con escasez de clero y un fuerte ambiente diocesano, donde la visibilidad de la vida religiosa masculina no es fácil. Las energías gastadas en este campo son admirables en diversas Inspectorías (Corea, Japón, Tailandia, Vietnam). Un número no pequeño de nuestros hermanos proviene de familias mixtas, católico-protestantes, budistas, musulmanas. En efecto, hay también hermanos que han pedido el bautismo para poder seguir a Don Bosco.
La formación
En el campo de la formación inicial, además de los ya citados 23 aspirantados (menores y mayores), hay en la Región 6 noviciados, 11 postnoviciados, 7 Casas para la formación específica de los sacerdotes y una Casa para la formación específica de los coadjutores. Las tres casas de formación en las Filipinas (noviciado de Cebú-Lawaan, postnoviciado de Canlubang, formación específica para los coadjutores y sacerdotes en Manila-Parañaque) son interinspectoriales. Los Centros de estudios salesianos son sólo dos para el postnoviciado – Dalat (Vietnam) y Canlubang (Filipinas Norte) – y dos para la teología – Xuan Hiep (Vietnam) y Manila-Parañaque (FIN). El resto de los formandos frecuenta Centros de estudio inter.- religiosos o diocesanos, con la participación de profesores salesianos. En el presente unos 70 jóvenes hermanos en formación inicial del total de 353 formandos realizan su tirocinio o los estudios fuera de las Inspectorías de origen.
Por lo que se refiere a la formación permanente, a nivel personal se nota un progreso en la responsabilidad por el propio crecimiento vocacional, expresado también en el compromiso de la elaboración y puesta en práctica del proyecto personal de vida.
En las comunidades locales el día de la comunidad ha sido siempre valorizado. Después del CG25 las comunidades vecinas se reúnen con frecuencia para un retiro mensual o trimestral hecho conjuntamente. Para la formación de los Directores algunas Inspectorías han preparado cuadernos mensuales (Filipinas Norte, Corea), y todas las Inspectorías tratan de realizarla durante sus reuniones a nivel inspectorial. Los Directores están creciendo en el arte de animar las comunidades, tanto en el aspecto espiritual como pastoral. A nivel regional, ya desde los años 90 se ofrece la oportunidad de cursos formativos cada tres años con la participación de todas las Inspectorías.
Los cuatro Congresos regionales de Asia Este – Oceanía, que se han realizado desde 1986, han aumentado la sensibilidad por la promoción y el cuidado del Salesiano Coadjutor. El reciente Seminario sobre este tema en Camboya (2006) ha sido un paso adelante, implicando a todos los Consejos inspectoriales, a todos los formadores y promotores vocacionales para el período de un año.
El compromiso misionero y la inculturación del Carisma Salesiano
La Región en los últimos cien años ha recibido cerca de mil misioneros. En los años 20 del siglo pasado hubo una verdadera oleada de jóvenes misioneros, formados en tierras de misión. Ahora en la Región trabajan unos 150 misioneros llegados del extranjero. A partir de los años 60 han entrado los hermanos locales a gestionar las Inspectorías. Ahora son los hermanos locales los que van en misión ad gentes, fuera y dentro de la Región. Hasta ahora han partido cerca de un centenar. El mayor número fue mandado de las Filipinas (75), luego del Vietnam (25), de Corea (9), de Timor Este (6), de Japón (5), de Australia (4).
Habiendo nacido casi todos los hermanos en ambientes de minoría cristiana, su espíritu misionero, en general, y la convicción de ser misioneros de los jóvenes, en particular, es muy importante. Ya se ha dicho que muchas familias de proveniencia de nuestros hermanos no son católicas y que la mayoría de los jóvenes que encontramos en nuestros ambientes es también de diversas religiones. Entonces con las palabras de la FABC podemos hablar de un crecimiento de la conciencia misionera ‘inter gentes’, que expresa muy bien la situación real de la mayoría de los Salesianos. Hay todavía cinco países que tienen necesidad de un refuerzo de las presencias salesianas: Papúa Nueva Guinea, Islas Salomón, Mongolia, Pakistán y Camboya.7
La Congregación mira a China con el corazón y la fe de Don Bosco, pero por ahora debe limitarse a ofrecer servicios más o menos continuativos en el área de la asistencia a los pobres o a los enfermos, servicios compatibles con las leyes o las políticas del País, que no permiten presencias y trabajo de Institutos Religiosos, especialmente en el campo educativo o religioso.
La comunicación social
Desde los humildes inicios del Boletín Salesiano en cada país, el compromiso comunicativo ha crecido, hasta disponer de algunas editoriales (Don Bosco Sha en Tokio, Salesiana Publishers en Manila, Vox Amica en Hong Kong, Don Bosco Media en Seoul), que contribuyen al crecimiento de la Familia Salesiana y a la evangelización. Crece el empeño en el mundo de los audiovisuales, de Internet, de la educación en los media en nuestros Oratorios – Centros Juveniles. Recientemente han surgido también dos emisoras radiofónicas: en Banpong en Tailandia y en Tetere en las Islas Salomón.
Ahora casi en cada Inspectoría se encuentra el Boletín Salesiano en la lengua local, y todas las nuevas Inspectorías tienen el Noticiario Inspectorial, algunas en forma digital. Entre los hermanos, los SMS se usan para una comunicación tempestiva y económica.
Un hecho particularmente indicativo es la opción de las nuevas Inspectorías de adoptar como lengua de comunicación el inglés, lo que supone el empeño gradual de todos los hermanos para adquirir un conocimiento práctico del inglés. La Región tiene una red regional de noticias salesianas, orientada en 1997 después de una reunión regional de los Delegados de Comunicación Social, AustraLasia link. El editor reside en Roma, relacionado con decenas de corresponsales en todas las Inspectorías, y ofrece un servicio diario de las noticias provenientes de toda la Familia Salesiana. Esta red está reforzada con el montaje, después de la Visita de Conjunto de 2005, del nuevo sitio regional BOSCONET (www.bosconet.aus.com), que ofrece los recursos de Salesianidad en lengua inglesa.
La Familia Salesiana
La animación de la Familia Salesiana y la sinergia entre los diversos Grupos es uno de los puntos fuertes de la Región. Además de las 1.150 FMA, están presentes otras cuatro Congregaciones femeninas nacidas en el contexto misionero: 1.040 “Hermanas de la Caridad de Miyazaki”, fundadas por Mons. Vincenzo Cimatti y don Antonio Cavoli; 96 “Siervas del Corazón Inmaculado de María”, fundadas por Mons. Gaetano Pasotti; 25 “Hermanas de la Anunciación del Señor”, Congregación nacida de la mente y del corazón de Mons. Luigi Versiglia y fundada por Mons. Ignazio Canazei; y 65 “Hijas de la Regalidad de María Inmaculada”, fundadas por don Carlo della Torre.
Entre otros Grupos consagrados de la Familia Salesiana se encuentra la Congregación de San Miguel Arcángel (6 miembros en Papúa Nueva Guinea, Australia) y dos Institutos seculares: las Voluntarias de Don Bosco (VDB), con 132 miembros, dirigidas a Macao y presentes ahora en todas las Inspectorías; y los Voluntarios con Don Bosco (CDB), con 3 miembros, habiendo comenzaado en el año 2000 en Corea.
Entre los Grupos seglares descuella la Asociación de los Salesianos Cooperadores, que crece tanto en cantidad como en calidad, gracias también a los regulares Congresos regionales comenzados en 1993. Ahora hay 2.025 Cooperadores en 120 Centros, con muchos aspirantes jóvenes, acompañados por los Delegados SDB y FMA. Los Antiguos Alumnos de Don Bosco están organizados en todas las Inspectorías, y se reúnen a nivel regional cada 4 años. Su aportación a la misión salesiana varía de un sitio a otro; los encontramos muy presentes entre nuestros colaboradores seglares en las escuelas y en las parroquias, comprometidos en la Iglesia local, pero presentes también entre el clero diocesano y en los puestos de responsabilidad socio-política.
En todas las Inspectorías funciona muy bien la Consulta de la Familia Salesiana, y la sinergia produce notables frutos apostólicos y de crecimiento en el espíritu salesiano. Las jornadas de espiritualidad en todas las Inspectorías y los Ejercicios espirituales de la Familia (Filipinas Norte) son ocasiones para conocerse recíprocamente y ser más eficaces en el trabajo por los jóvenes.
Hay ya también algunas obras que en parte o completamente están confiadas a los miembros de la Familia Salesiana, como las VDB, las Damas Salesianas, los Salesianos Cooperadores (obras sociales en Tailandia, casas de retiro para los jóvenes en las Filipinas, centro de después de la escuela en Hong Kong, dirección de algunas escuelas salesianas).
Economía – solidaridad
Teniendo en cuenta la diversidad de las situaciones, para el buen funcionamiento nuestras obras hacen un llamamiento a los bienhechores y a las autoridades locales, también en los ambientes no cristianos. Hay muchos puestos necesitados de las ayudas exteriores, a los que las modestas oficinas misioneras, las oficinas de proyectos y las oficinas para el desarrollo (esparcidas en las Inspectorías de Australia, China, Japón, Corea, Filipinas Norte) tratan de responder.
La solidaridad inspectorial está en aumento en todas partes, como también la profesionalidad en la gestión administrativa, con presupuestos inspectoriales regulares. Crece también la solidaridad regional, y no sólo para ir al encuentro de las emergencias de los desastres naturales (piénsese en la erupción de un volcán en Bacolor, Filipinas Norte, en 1995, que sepultó una escuela con el aspirantado, y en el tsunami – al sur de Tailandia – en 2004), sino también para el desarrollo de algunas obras (por ejemplo la construcción del nuevo noviciado en Vietnam, en 2006) o el apoyo a las Inspectorías que tienen muchas vocaciones y pocos medios económicos.
Santidad salesiana
El Carisma Salesiano ha sido implantado en algunos lugares por grandes personajes salesianos, de algunos de los cuales ya ha sido reconocida oficialmente la santidad o la heroicidad de las virtudes: San Luigi Versiglia y San Callisto Caravario, protomártires de la Congregación, en China; el Venerable Vincenzo Cimatti en Japón; de don Carlo della Torre en Tailandia y de don Andrej Majcen en Vietnam está iniciada la Causa de beatificación y canonización. Entre los mártires en China a la llegada del comunismo recordamos al clérigo Pietro Yeh, a los sacerdotes don Giuseppe Fu y don Simone Leung, y al coadjutor Gerolamo Yip, mártir de la caridad en campo de concentración. La espiritualidad misionera salesiana de estos hermanos se manifiesta en una sencillez y profundidad atrayente. Recordemos sólo el lema del clérigo Pietro Yeh (+1953): “¡Todo a Jesús, Jesús a todos!”.
No resisto a la tentación de poner de manifiesto la figura del Venerable Vincenzo Cimatti (1879-1965). Don Renato Ziggiotti, V Sucesor de Don Bosco y alumno de don Cimatti, nos ha dejado este testimonio: “Para mí Mons, Cimatti es el salesiano más completo que he conocido por su piedad, habilidad, espíritu de fraternidad, paternidad, arte de conquistador de almas. Fue educador más que profesor de pedagogía, versatilísimo y afabilísimo, verdadera copia de San Juan Bosco. Visitando el “Museo Cimatti” en Tokio-Chofu, uno se da cuenta en seguida de la riqueza carismática del “Don Bosco del Japón”: hay allí recogidas más de 900 composiciones musicales, 6.150 cartas, más de 10.000 fotos originales, centenares de artículos, libros de filosofía, de espiritualidad, de agricultura y ciencias naturales. Todo esto para difundir el Evangelio en los lugares más difíciles para la evangelización. Su pasión para hacer funcionar el Sistema Preventivo en las escuelas, en la búsqueda vocacional, en la presencia personal entre los jóvenes salesianos en los tiempos de juego y de trabajo ha sido transmitida a las nuevas generaciones de los Salesianos y seglares locales. Jesucristo, junto al nombre de Don Bosco, ha sido difundido gracias a los centenares de sus conciertos musicales en Japón, Corea y China. Tanto como formador en Turín, como jefe de la expedición misionera, como Vicario Apostólico, Inspector, Director de la casa de formación, siempre despuntó por su bondad salesiana”.
4. Experiencias carismáticas más significativas
Para implantar, hacer arraigar e inculturar el Carisma salesiano en las Iglesias jóvenes de Asia o de Oceanía se requiere mucha paciencia, para que nuestro espíritu y nuestra acción se manifiesten fielmente en las culturas locales. Éste es un gran desafío que requiere conocimiento y amor, tanto en relación con la propia cultura, como respecto a Don Bosco y a la Congregación. En este importante trabajo, llevado adelante con optimismo y coraje, se ha hecho el esfuerzo de hacer disponibles todas las fuentes salesianas y de traducir las cartas del Rector Mayor a los siete principales idiomas de la Región: chino, japonés, tailandés, coreano, vietnamita, indonesiano y tetum. Hay la primera traducción abreviada de las Memorias Biográficas en 5 volúmenes (Hong Kong, 2005). Lo más importante es que todas las Inspectorías están haciendo un esfuerzo notable para conocer mejor a Don Bosco y encarnarlo en el propio ambiente. Algunas Inspectorías publican revistas de espiritualidad salesiana en la lengua local (Japón, Tailandia), o mandan a los hermanos a los cursos de Salesianidad en Roma o en Berkeley, USA. El movimiento para volver a Don Bosco, a lo que nos invita la carta de convocatoria del CG26, ha encontrado un gran entusiasmo y ha suscitado iniciativas interesantes, como seminarios inspectoriales o regionales, ejercicios espirituales sobre el tema.
El diálogo entre las culturas, de las que provienen y en las que trabajan nuestros hermanos, juntamente con el testimonio del Evangelio de Cristo vivido salesianamente, está dando buenos frutos. No hay duda de que la cercanía al pueblo, el estar entre los jóvenes, el estilo educativo-pastoral hecho de simpatía, acogida, espíritu de familia, la calidad religiosa y cultural nos hacen atrayentes y, en general, muy queridos por la Iglesia local.
Es hermoso y apasionante encontrar expresiones inculturadas de “Valdocco” en los diversos lugares de la Región. Comenzando por la China – Macao, Instituto Salesiano (1906) en Tailandia – Banpong (1927) y Bangkok – Don Bosco (1946), en Japón – Tokio, Suginami (1934), y luego China – Beijing (1946-1954), Australia – Sydney, Engadine (1947), Filipinas – Manila, Mandaluyong (1954), Filipinas –Visayas, Victorias (1952), Timor Este – Fatumaca (1964), Corea del Sur – Seoul, Dae Rim Dong (1963), Vietnam – Saigon, Go Vap (1963-1976), Papúa Nueva Guinea - Araimiri (1980), Samoa – Alafua (1980), Indonesia – Jakarta, Sunter (1992) y otros.
Quiero ahora presentar algunas experiencias y opciones carismáticas significativas, que podrían inspirar también a los hermanos en las otras Regiones.
En Australia nuestros hermanos con numerosísimos seglares están animando ocho escuelas secundarias desde 1998 según una “Carta de la Escuela Salesiana” basada en el criterio oratoriano (Const. 40). Todo el proyecto, la animación y la verificación están unificadas alrededor de esta visión compartida de modo eficaz por todos los profesores de nuestras escuelas. En el proceso formativo han profundizado qué significa para ellos concebir el ambiente educativo como “casa que acoge, parroquia que evangeliza, escuela que encamina hacia la vida y patio donde encontrarse como amigos y pasarlo bien”
En la Inspectoría China la preparación del Centenario de la presencia salesiana (2001-2006) ha estado animada por un movimiento inspectorial hacia la santidad salesiana, para redescubrir a Don Bosco junto con los 20.000 jóvenes y profesores de nuestras escuelas. Alrededor de este núcleo animador se ha desarrollado la sinergia de la Familia Salesiana, que ha podido llegar a los jóvenes pobres. Durante las celebraciones del Centenario he visitado, entre otros, el “Don Bosco Discovery Center” en Hong Kong, Tang King Po College, donde los jóvenes pueden encontrarse con Don Bosco en una exposición interactiva. Entre tantas obras de la Inspectoría no puedo olvidar el “Youth Outreach”, un gran Centro juvenil abierto 24 horas al día, sobre todo para los jóvenes que están expuestos a los peligros de la calle de Hong Kong.
En las Filipinas las celebraciones del 50º aniversario de la presencia salesiana, en 2001, han llevado a la opción valiente de comprometerse más por los jóvenes pobres, la mayor parte de los cuales vive en el campo. Han surgido así muchas presencias rurales, sobre todo con centros de formación profesional adaptada a este ambiente. Desde 1994 la Consulta de la Familia Salesiana de Manila puede servir como modelo a las otras Inspectorías por el estilo de animación. Está presidida, por turno, por los diversos Grupos, animando encuentros de tipo espiritual, formativo, celebrativo, con algunas actividades apostólicas. En la Inspectoría de Cebú desde 2002 se desarrolla el Instituto Don Bosco CLAY, hasta ahora único modelo de formación salesiana en la Región atendido por los seglares y los jóvenes. También nuestros novicios de Lawaan están implicados en las sesiones semanales para confrontarse sobre las Memorias del Oratorio con los formadores y los alumnos del Don Bosco CLAY.
La Inspectoría de Japón, según el reciente Proyecto Operativo Inspectorial, se orienta hacia los jóvenes en peligro y las clases populares, que la sociedad japonesa no logra asimilar. Se trata de jóvenes y obreros emigrantes, en mayor parte católicos, pero sin limitarse a ellos. Las dos parroquias de Yamato y Hamamatsu son un modelo de multiculturalidad dentro de la Iglesia Católica de Japón. En el mismo ambiente ofrecen servicios a ocho diversos grupos lingüísticos de inmigrados. Al mismo tiempo, continúa con celo en la Inspectoría el compromiso vocacional, excepcional en toda la Iglesia japonesa si se piensa que el número de los cristianos no llega al 1% de la población. Los campos de escuela bíblicos, comenzados en 1973 en Nojiriko, se han convertido en un punto de referencia para nuestros tres aspirantados. Ahora tenemos cerca de 50 aspirantes en Yokohama, Yokkaichi y Chofu, gran parte de los cuales proviene de la experiencia de los campos bíblicos.
La única Visitaduría de la Región, Indonesia – Timor Este, ha gozado de un crecimiento vocacional milagroso en los últimos veinte años, que la ha hecho pasar de 19 a 170 hermanos, con la apertura de muchas estructuras de formación. Incluso después de veinte años de presencia en Indonesia tenemos ya más de 50 hermanos nativos, que realizan un delicado trabajo en el país musulmán más grande del mundo. En Timor Este, el país más pobre de Asia, a pesar de la situación tan difícil que está viviendo, el Carisma crece gracias a la cercanía y a la generosa entrega de los hermanos al pueblo que sufre, comprometidos en la evangelización y en la promoción humana.
Corea del Sur es una Inspectoría que desde los años 70 se ha centrado en la misión por los jóvenes pobres y abandonados, con numerosas casas-familia, con el compromiso por los jóvenes delincuentes, y algunos Centros de Formación Profesional. Aún con los rapidísimos cambios socio-culturales del país, los Salesianos logran adaptarse a la nueva situación para realizar una misión eficaz a favor de esta franja de los jóvenes pobres y marginados. La formación
inicial se desarrolla en todas las fases al lado de estos jóvenes predilectos de Don Bosco, de modo que puedan vivir la vida consagrada en interacción con ellos. Los hermanos coreanos han desarrollado un modo de evangelización peculiar a través de los Centros juveniles frecuentados por miles de alumnos de las escuelas estatales durante el año y por otros provenientes de centenares de parroquias diocesanas de la dinámica Iglesia coreana. Se manifiesta también la vitalidad de los Salesianos Cooperadores, debida a la buena formación inculturada y al apostolado realizado al lado de los Salesianos en las obras para los jóvenes en dificultad. La Inspectoría, además, lleva adelante un compromiso misionero en Asia Nordeste por invitación explícita de don Egidio Viganò; en los últimos diez años han partido 10 misioneros ad gentes en diversas partes del mundo.
La Inspectoría de Tailandia es numéricamente la más pequeña de la Región. A pesar de ello, los Salesianos en Tailandia son la primera Congregación religiosa. Una de las mejores oportunidades para estar presentes entre los jóvenes budistas son nuestras numerosas escuelas, donde ofrecemos el servicio a 21.000 estudiantes. Las escuelas son muy apreciadas y nuestros Antiguos Alumnos budistas llevan su cariño a Don Bosco en la sociedad. Gracias a los Antiguos Alumnos, también la gran Familia Salesiana está unida y bien animada. La expansión en los países vecinos de Camboya y de Laos hacen ver el espíritu misionero salesiano, con la ayuda preciosa de nuestros Antiguos Alumnos maestros y educadores.
Vietnam es la Inspectoría más numerosa y dinámica de la Región, con un ardiente espíritu misionero, tanto dentro del país como fuera. En los últimos cuatro años esta Inspectoría ha dado casi 30 hermanos como misioneros ad gentes. La Inspectoría se distingue, además, por el celo especial en la promoción vocacional capilar, con encuentros semanales bien hechos, acompañando sobre todo el crecimiento en la fe de los estudiantes universitarios. También la promoción del Salesiano Coadjutor encuentra su cima en Vietnam. Se debe subrayar el excepcional testimonio después de 1975 para hacer revivir el Carisma Salesiano, a pesar de la pérdida de todas las instituciones educativas. Además de las 25 parroquias, que nos han ayudado a sobrevivir en los tiempos difíciles, han crecido recientemente varios Centros de formación profesional, muy bien vistos tanto por el gobierno como por la gente. Todo ello hace que ésta sea una de las Inspectorías salesianas del mundo con mayor vitalidad carismática.
Finalmente, está la Delegación de Papúa Nueva Guinea y las Islas Salomón. La misión se desarrolla en los lugares más pobres con una población de mayoría cristiana, pero necesitada de la evangelización y educación de los jóvenes, juntamente con la promoción social.
5. Algunos desafíos
Teniendo en cuenta el contexto multicultural y multirreligioso de la vida salesiana en la Región y de la aportación específica que nuestro carisma y nuestra misión están llamados a ofrecer a los países donde nos encontramos, he aquí los desafíos que debemos afrontar:
A. En la dimensión espiritual – carismática evidenciamos tres desafíos principales:
- a nivel cultural: el peligro del secularismo y del materialismo en un ambiente que es sensible a la realidad religiosa y que requiere no sólo el servicio social, sino también el testimonio de una profunda experiencia de Dios;
- a nivel personal: la tentación de la búsqueda de un “status social”, que privilegia la profesionalidad, reduciendo la vida salesiana más a un “status de vida” que a un ‘proyecto de vida evangélica’;
- a nivel institucional: un débil y sólo formal sentido de pertenencia a la Congregación y de adhesión a sus orientaciones, que se manifiesta entre otras cosas en la debilidad de la formación inicial, a causa de la precariedad de las condiciones formativas y de la escasez de centros salesianos de estudio, y en la no satisfactoria asunción y aplicación del modelo de pastoral de la Congregación.
Estos desafíos nos dicen que tenemos necesidad de una vida salesiana de intensa MÍSTICA.
B. En la dimensión evangelizadora – pastoral relevamos tres desafíos principales:
- a nivel cultural: la tendencia al individualismo, manifestada en la falta de valor para afrontar las dificultades provenientes de la situación de minoría entre los no cristianos, especialmente en el ambiente confuciano-budista;
- a nivel personal: el activismo exagerado, que puede hacer de nosotros profesionalistas seculares más que personas consagradas, y la poca preparación para el diálogo interreligioso e intercultural;
- a nivel institucional: la resistencia al responder a los cambios de estilo de vida y de trabajo para ser más significativos y eficaces y para estar más cerca de los jóvenes pobres y servirlos.
Estos desafíos se afrontan a través de una misión salesiana vivida como SERVICIO.
C. En la dimensión de vida religiosa y comunitaria notamos tres desafíos principales:
- a nivel cultural: la ausencia de un modelo inculturado, común y compartido, de la vida consagrada y la dificultad de expresar nuestra consagración religiosa con un testimonio más visible y creíble del Evangelio, con la conciencia de ser llamados a realizar un fuerte impacto cultural de la fe cristiana;
- a nivel personal: la tentación de vivir de tal modo que no se haga visible nuestra identidad cristiana y consagrada, justificando elementos culturales que no se corresponden con el proyecto de vida salesiana;
- a nivel institucional: la urgente necesidad del reajuste de las obras en algunas Inspectorías, para garantizar la experiencia de vida comunitaria y para dar calidad a la propuesta educativo-pastoral.
D. En el funcionamiento regional individuamos dos desafíos principales:
- a nivel de coordinación regional: el aislamiento de algunas presencias, las distancias geográficas, las lenguas, las diferencias sociales, culturales, eclesiales, vocacionales, que hacen difícil alcanzar un nivel de intercambio más eficaz, profundo y operativo;
- a nivel de animación regional: la falta de un centro regional que sea un elemento de integración, de coordinación y de propulsión de las Inspectorías en los diversos campos de la vida y de la misión salesiana: formación, pastoral juvenil, familia salesiana, comunicación social, misiones, economía.
Estos desafíos nos impulsan a creer en el valor de la SINERGIA.
Podemos resumir todos los desafíos en la necesidad de construir y vivir una espiritualidad salesiana verdaderamente misionera e inculturada, que nos ayude:
a evitar el peligro del activismo, del aburguesamiento, de la falta de identidad carismática;
a superar la dicotomía entre la vida y la fe, entre el ser y el hacer, entre consejos evangélicos – misión – vida comunitaria;
a dar un rostro más encarnado a Don Bosco en Asia Este – Oceanía.
En este punto no puedo, entre tantos Salesianos de esplendorosa calidad, no aludir a dos hermanos autóctonos que han sabido encarnar a Don Bosco, acompañando a su pueblo en momentos muy difíciles, siendo para ellos guías seguros. Me refiero al Card. Giuseppe Zen Ze-kium, Obispo de Hong Kong, que fue nombrado Cardenal cuando la presencia salesiana en esta Región Asia Este – Oceanía celebraba su centenario, y Mons. Carlos Ximenes Belo, Premio Nobel de la Paz por cuanto hizo a favor de su probado país de Timor Este. El hecho de que Dios haya dado a la Congregación santos, mártires, fundadores, pedagogos estupendos y grandes obispos es la mejor garantía para soñar un rostro de Don Bosco cada vez más asiático.
Conclusión – “Estoy siempre cerca de vosotros”
Geográficamente el lugar más lejano de Roma se encuentra en la Región Asia Este – Oceanía. Lo he podido experimentar durante mi viaje a Australia y a Samoa en 2004. Precisamente el primer Director de origen samoano, que no estaba presente en aquel momento de mi visita, expresó en mayo de 2006 su sueño: “Querría visitar los lugares santos de Don Bosco y querría encontrar al menos una vez en mi vida al Rector Mayor personalmente”.
Algunos hermanos de la Región han hecho una peregrinación a los lugares santos salesianos, otros han hecho el esfuerzo de acercar a Don Bosco a las lenguas y a las culturas locales.
Como Sucesor de Don Bosco he podido visitar ya todas las Inspectorías de la Región (en el mes de abril del año pasado la última, la de Vietnam) y conocer personalmente a tantos hermanos y obras..Alguna Inspectoría no había sido visitada por el Rector Mayor desde hacía 24 años. Hay también algunos lugares, donde ningún Rector Mayor ha ido nunca, como las Islas Salomón, Pakistán, Mongolia, Laos, Fiji. Pues bien, con esta carta quiero expresar mi cercanía a vosotros, aunque no sólo; quiero sentiros cercanos a todos los Salesianos del mundo.
“Sin María Auxiliadora nosotros Salesianos no somos nada”, era uno de los cinco consejos a los misioneros en China dados por el primer salesiano, Mons. Luigi Versiglia, en el lejano 1920.
Muchas Iglesias locales de Asia Este y Oceanía están venerando a la Madre de Jesús y de la Iglesia como Auxilio de los Cristianos – es la patrona de Australia, de China, de Vietnam, de las iglesias de Oceanía. Para no excluir a ninguno, muchas comunidades salesianas de la Región rezan todos los días con la jaculatoria: “¡María, nuestro auxilio, reza por nosotros!”. Su presencia es sentida de modo muy vivo. Quiero confiar a Ella el futuro de esta nuestra Región, la más lejana de las raíces en el tiempo, en el espacio, en la cultura, pero no por eso menos querida, aficionada a Don Bosco e identificada con la Congregación.
María Auxiliadora, la Maestra de Don Bosco, siga guiando y bendiciendo las generaciones de los hermanos que crecen en esta Región.
Con afecto, en Don Bosco
Don Pascual Chávez Villanueva
Rector Mayor
1 Cfr. Missionary Animation: First Meeting of the Provincial delegates of Missionery Animation for Asia and Australia, Bangalore – India, 7-11 October 1992, p. 103
2 Cfr. Luciano Odorico, Evangelization and Interreligious Dialogue, en Evangelization and Interreliligious Dialogue. Batulao (Philippines) March 12-18, 1944, p. 47-64
3 Cfr. P. Braido (preparado por), Don Bosco Educatore, scritti e testimonianze, LAS Roma 1992, p. 438.
4 Cfr. MB X, 53 (MBe X, 59), MB XV, 91 (MBe XV, 89), MB XVI, 385 (MBe XVI, 324), MB XVII, 643-7 (MBe XVII, 551-555), MB XVIII, 72-74 (MBe XVIII, 70-72)
5 Acerca de los desarrollos de la presencia y de la obra salesiana en China véase el reciente estudio de Carlo Socol, Don Bosco’s Missionary call and China, en RSS n. 49, julio-diciembre 2006, pp. 215-294
6 Estadística del 31 de diciembre de 2006
7 Cfr. ACG 395, Compromiso misionero de los Salesianos de Don Bosco hoy, p. 70