Actas_1986_316.ACG


Actas_1986_316.ACG

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del consejo generai
ano LXVII - enero-marzo 1986
n.0 316
organo oficial
de animaci6n
y comunicaci6n
para la
congregaci6n salesiana
Direzione Generale
Opere Don Bosco
Roma

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del consejo generai
de la sociedad salesiana
de san juan bosco
ORGANO OFICIAL DE ANIMACION Y COMUNICACION PARA LA CONGREGACION SALESIANA
n. 0 316
ano LXVII
enero-marzo 1986
1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
ACTUALIDAD Y FUERZA
DEL VATICANO Il
Pagina
3
2. ORIENTACIONES Y DIRECTRICES 2.1. La «Ratio» de 1985, segunda edi-
cion
27
2.2. El proyecto educativo-pastora!
37
3. DISPOSICIONES Y NORMAS
(No se dan en este numero)
4. ACTIVIDAD DEL CONSEJO GENERAL 4.1. De la cronica del Rector Mayor 46
4.2. De la cronica del Consejo Gene-
rai
48
4.3. Actividad de los Consejeros
48
5. DOCUMENTOS Y NOTICIAS
5.1. Segundo congreso mundial de
cooperadores
57
Discurso final del Rector Mayor 57
5.2. lntervencion del Rector Mayor en
el Sfnodo extraordinario
65
5.3. CXV expedic ion misionera
67
5.4. Hermanos difuntos
69

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Centrai Cacequfscica Salesiana
Alcala, 164 - 28028 Madrid
Edici6n exrracomercial
lnstituto Politécnico Salesianos-Atocha

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1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
Actualidad y fuerza del Vaticano Il
lntroducci6n.-Clima de Pentecostés.-Velnte anos de aceleraci6n en la historia.-EI ministerio profético de dos pa-
pas.- l Por qué la crisis ?- Relanzamlento conciliar.-Originalidad pastoral.-Caracter centra i del misterio.-Custodia
de la identidad.-Compromiso de santidad.-Comuni6n y pluriformidad.- Don para los j6venes.-Conclusi6n.
Ciudad del Vaticano , 8 de diciembre de 1985
Queridos hermanos:
Os escribo desde el Sinodo extraordinario de los obis-
pos. Pienso en vosotros, en nuestra familia , en los j6-
venes .
Son tantas las riquezas de vida, las orientaciones de
acci6n y las esperanzas de futuro vistas en el Sinodo ,
que no puedo dejar de comentarlas con vosotros, para
que sirvan a la santificaci6n de todos y al apostolado
comun .
Esta vez he participado en las asambleas sinodales con
la superiora generai de las Hijas de Maria Auxiliadora,
madre Marinela Castagno, y varios hermanos benemé-
ritos : dos cardenales -Sus Eminencias Castillo y
Obando- , tres arzobispos: Sus Excelencias Gottardi,
Rivera Damas y Santos-, y un experto , colaborador
del secretario generai, Luis Bogliolo. jEramos ocho! Nos
reunimos varias veces para intercambiar pareceres y va-
loraciones·, y compartir la alegrfa de traducir a servicio
altamente responsable el gran ideai de amor que nues-
tro padre Don Bosco sentfa por la Iglesia.

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N. 0 316
4
Clima de Pentecostés
Los padres sinodales han respirado, con alegrfa y gra-
titud, el aire fresco de clima pentecostal que venfa de
una presencia especial del Espfritu del Sefior. Se lo ha
experimentado con intensidad, con satisfacci6n fntima
y no sin maravilla: obispos de tantas naciones, de cul-
turas tan diversas y de colores tan distintos, llegados
de situaciones sociales, polrticas y pastorales tan dife-
rentes, aun manifestando los problemas y preocupacio-
nes mas dispares y a veces casi opuestos , conflufan ad-
mirablemente en los grandes principios vitales y en los
criterios basicos de acci6n que habfa propuesto el Vati-
cano II para los ciempos nuevos.
De verdad, la Iglesia no es una viuda peregrina por
la tierra en llanto y luto ; es la Esposa siempre joven del
Espfritu Santo, de quien recibe oportuno frescor, ale-
grfa de coraz6n y energfas de fecundidad materna .
La vivencia de este clima sinodal ha servido para en-
sanchar los horizontes de la mente , afinar el sentido
de Iglesia, conocer mejor las prioridades mas urgentes,
acometer los problemas con la sabidurfa de quien tie-
ne corno horizonte la solicitud por la Iglesia universal.
Se tenfa corno la impresi6n de estar mirando al hom-
bre, sus problemas y su historia, desde un observatorio
levantado en alturas mas que humanas.
Para quien habfa participado en el Concilio, este sf-
nodo ha sido una actualizaci6n densa y genuina de su
dimensi6n pentecostal: con la misma perspectiva de ad-
viento, con el mismo tes6n de esperanza, con idéntica
sensaci6n de haber sido lanzados a una orbita inédita
con un objetivo estimulante: evangelizar la cultura que
aflora en esca nueva época de la humanidad.
Algunos de los grandes protagonistas del Concilio,
ya entrados en afios , han intervenido con lucidez y vi-
gor, para hablar del valor profético del Vaticano II , de
su vitalidad gracias a la irrupci6n del Espfritu Santo en

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5
1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
esce retazo del siglo XX. Vitalidad que no se detiene
en las barreras levantadas por nuestros problemas, y que
se situa por encima del devenir de unos decenios hu-
manos, a fin de presentar la Iglesia de hoy corno un
cofre de milagros abietto a los horizontes del presente
y del porvenir, e invitar a sus hijos a pasar del miedo
y la inquietud a la alegrfa y la esperanza.
Uno de estos testigos del Concilio, el cardenal Marty,
exclamaba emocionado: jEn mi vejez confto el gran te-
soro del Vaticano Il a los miis 16venes!
También el Santo Padre ha recordado que haber asis-
tido al Concilio es una gracia extraordinaria del Sefior
que obliga a los participantes a adoptar un compromi-
so sagrado: dedicar su vida a darlo a conocer y tradu-
cirlo a la practica.
Pensaba en mi interior que su pontificado se est.i ca-
racterizando precisamente por esta vasta labor, por des-
gracia no siempre bien comprendida.
Veinte afios de aceleraci6n en la historia
El Sinodo habfa sido convocado por cumplirse vein-
te afios de la clausura del concilio Vaticano II. Hoy dfa
veinte afios son muchos . Se dice que, en época de tan-
ta aceleraci6n , se cambia de siglo cada cinco o diez afios.
Seguo eso, la problematica humana ha variado muchi-
simo desde el Concilio; han aparecido nuevos signos
de los tiempos ; para algunos ya estarfamos en otro si-
tio, quiz.i en espera de un .. . Vaticano III .
En la expresi6n de en otro sitio, después de veinte
afios, hay algo de verdad: nuevos problemas, nuevos
adelantos, maduraci6n y desarrollo de valores que en-
tonces solo estaban en germen, puntos de vista eclesia-
les distintos, conquistas cientificas; pero desgraciada-
mente hay también superficialidad: la de considerar un
hecho pentecostal con el simple criterio del devenir hu-

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N. 0 316
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mano. Falta la vision historica de lo que es la celebra-
cion de un concilio ecuménico en los siglos ; se olvida
la consideracion especrfìca del aspecco escatologico de
la Iglesia reunida en concilio ; no se analiza el salto ade-
/ante dado por el Vaticano II. No fue solo acontecimien-
co coyuncural de un lustro , sino también intrépido lan-
zamiento de la Iglesia a una orbita nueva: Orbita con
inmensas distancias que recorrer, trazada precisamen-
te para acompafiar e iluminar el devenir actual del hom-
bre.
El Espfritu Santo , genio creador y manantial inago-
table de juventud en la Iglesia, no arroja semilla al surco
para dejarla perecer, sino que la cuida y hace crecer hasta
su plenitud . Al tratarse de un concilio , solo después
de muchos decenios - y no después de solo dos- se
podra ver y valorar el regalo que Dios hizo al mundo
con el Vaticano II.
En el Sinodo se ha visco claramente que codos los pas-
tores estan convencidos de la plena accualidad del Va-
ticano II , sin negar lo que en él hubo de limitacion hu-
mana ni cuanto se ha impuesco posteriormente por la
reflexion pascoral. Después de veinte afios , el caracter
pentecostal del Vaticano II sigue perfectamente vivo ,
y se presenta corno acontecimiento hacia un crecimiento
prometedor.
El Sinodo pide a coda la Iglesia que lo conozca me-
jor, que lo estudie organicamente y que sintonice con
su espiricu .
El ministerio profético de dos papas
En tal sentido es hermoso recordar a los grandes pa-
pas que lo realizaron: Juan XXIII , que lo quiso y co-
menzo, y Pablo VI , que lo llevo a término y promovio
después la puesta en marcha de su aplicacion practica.
El alma pastora! de Juan XXIII se trasluce en su cé-

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1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
lebre alocucion inaugura! del 11 de octubre de 1962 ,
donde pone de relieve la necesidad urgente de dar un
salto ade/ante en la forma de hacer presente e incisivo
el patrimonio de la fe en una época de cambio .
La agudeza de discernimiento de Pablo VI queda es-
culpida en su memorable alocucion final del 7 de di-
ciembre de 1965 , cuando habla del giro humanista del
Concilio. La Iglesia se habfa dirigido -que no
desviado- hacia el hombre, en cuyo rostro debe reco-
nocer el de Cristo , Hijo del Padre e hijo del hombre ;
un humanismo , pues, que se hace cristianismo; un cris-
tianismo auténticameme teocéntrico, pero de modo que
se puede decir que para conocer a Dios hay que cono-
cer al hombre.
Esca orbita de Juan XXIII y de Pablo VI sefiala elmo-
vimiento renovador de todo el Concilio. Es la que hoy
recorre y recorrera mafiana la Iglesia .
Serfa , por lo tanto, salirse de orbita, querer ponerse
en otro sitio, con falca de vision eclesial. Podemos de-
cir que los dos grandes papas del Vaticano II indican,
con su nombre , el mérito conciliar que los caracteriza:
el nombre de Juan recuerda la creatividad propia del
amor pastora! ; el de Pablo , la agudeza de reflexion so-
bre la verdad salvffica y la intrepidez para proclamarla.
El mérito de ambos lo interpreta y continua con fi-
delidad y fuerza su sucesor actual , que precisamente
quiso reunir, de modo expresivo , en su nombre pro-
gramatico de]uan Pablo (compuesto con hermosa in-
tuicion por el papa Luciani) las caracterfsticas comple-
mentarias de los dos grandes artificices y gufas del Con-
cilio .
Tenemos un ,sucesor de Pedro que nos gufa por la
orbita exacta, trazada por lo_que el espfritu dijo a las
Iglesias .

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N. 0 316
8
iPor qué la crisis?
La evaluaci6n de estos veinte aftos ha hecho ver mu-
chos aspectos positivos de crecimiento en la Iglesia . Los
conocéis, y no voy a enumerarlos ahora. Nosotros he-
mos vivido una experiencia progresiva de ellos en los
capftulos generales que nos han llevado a elaborar nues-
tra regla de vida.
He tenido la oportunidad de presentar una interven-
ci6n en el Sfnodo en nombre de la Uni6n de superio-
res generales . Nos habfamos propuesto decir que nos
parece mas significativa la suma de los aspectos positi-
vos que la de los negativos, aunque todavfa sintamos
el grave peso de no pocos elementos problematicos1•
Sin embargo creo que podra servir a un discernimien-
to de conversi6n ofrecer a vuestra consideraci6n algu-
nos puntos negativos recordados por las conferencias
episcopales de los cinco continentes.
En el aula sinodal se ha presentado una visi6n pano-
ramica estrechamente vinculada a las vicisitudes socio-
culturales de los distintos paises. Hay que tener en cuen-
ta dos observaciones de fondo, en que coinciden los pa-
dres sinodales. Primera: los graves problemas postcon-
ciliares vividos por la Iglesia en estos veinte aftos , no
son consecuencia del Concilio, sino otras tantas prue-
bas de que fue oportuno e imprescindible. Segunda:
la profunda crisis sufrida no es crepusculo vespertino
de la Iglesia y su misi6n (aun en el supuesto de que
debiera implicar el ocaso de la civilizaci6n occidental),
sino aurora de un nuevo comienzo en la historia .
· La enumeraci6n de las dificultades , contratiempos,
ambigiiedades, desviaciones , peligros y problemas plan-
teados en estos aftos han servido, en el Sfnodo, para
formular, con realismo., prop6sitos de trabajo.
1. Cfr. cn cs1c nUmcro dc
ACG , sccci6n 5: Documen.
IOS .
El conocimiento superficial del Vaticano Il ha per-
judicado a su aplicaci6n: una lectura demasiado perio-

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1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
discica <le sus documentos, su empleo seccorial y par-
cial, acudir a ellos de modo subjetivo para acomodar
sus texcos a la propia mentalidad con una precompren-
si6n (progresista o integrista) que ha manipulado su sig-
nifìcado genuino y objecivo; es decir, en el fondo ha
habido una sutil carencia de conversi6n, que hiciera pa-
sar de la mentalidad persona! a la precisa visi6n reno-
vadora del Concilio .
Ciertas actitudes de suficiencia racionalista en al-
gunas personas influyentes, que por lo demas miran con
simpacfa e! Vaticano II , han oscurecido sus valores. Pue-
den verse escas accicudes en dos niveles. El primero pres-
cinde de la Fe en la leccura del devenir humano, pues
en la practica identifica la Revelaci6n con los signos de
los tiempos y olvida el aspecco de miscerio y sacramen-
to de la Iglesia. El segundo prescinde del Magisterio
de la lglesia y de su Tradici6n en la lectura de la pala-
bra de Dios, pues no considera el vfoculo estrecho e in-
disoluble que hay entre Revelaci6n, Tradici6n y Ma-
giscerio . Estas acticudes han creado peligros graves en
el Pueblo de Dios, con servidumbres ideol6gicas y con
interpretaciones arbitrarias.
El complejo de inferioridad frente al proceso de
secularizaci6n ha abierto las puertas al secularismo . Los
valores de la secularizaci6n se han visto y juzgado con
la 6ptica de quien desea parecer moderno; poco a poco
se ha cergiversado su autenticidad y se ha producido
un peligroso achatamiento de la fe y de la mora!. Ha
habido torpeza espiricual y falta de intrepidez para dis-
cernir la necesidad de contestaci6n evangélica. De ese
modo, se ha visco agigantarse una espantosa decaden-
cia de la mora! cristiana, el afan de darselas de moder-
no en vez de dar testimonio de la verdad, y la pérdida
de idencidad en las vocaciones espedficas y sus funcio-
nes: sacerdote, consagrado , seglar.

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ACTA$ DEL CONSEJO GENERAL N. 0 316
10
El olvido de la vocaci6n fundamental de todos a
la santidad ha hecho que se debilite la conciencia de
que es imprescindible. El Sefior demosuo, con su en-
carnacion, que el verdadero amor es inseparable de la
kenosis (es decir, del vaciamiento de si mismo ); pro-
clamo asimismo, en su Pascua, que sin cruz no hay vic-
toria sobre el mal. En estos veinte afios, las vicisitudes
de la presencia de la Iglesia en el mundo han demos-
uado también palpablemente , yen muchas naciones,
que la mision redentora es inseparable de la persecu-
cion y el sufrimiento. Hay que pensar de nuevo en la
santidad en cuanto meta de toda pastoral, a la que no
se puede !legar sin metodologia ascética concreta y sin
Calvario .
La pérdida del sentido de lo sagrado y de la densi-
dad teologa/ de la liturgia ha influido negativamente
en la verdadera dimensi6n sacramentai de la Iglesia.
Este grave defecto se ha movido en dos direcciones. Pri-
mera: oscurecimiento de la expresividad y dignidad ar-
tistica de los simbolos, pues se han banalizado las cele-
braciones , los signos, los ornamentos, la musica, los tex-
tos, y se ha manipulado la delicada naturaleza de lo
sagrado, que esta para abrir el espfritu a la trascenden-
cia y panicipar vitalmente en los acontecimientos sal-
vfficos de Jesucristo . Tamafia arbiuariedad ha compro-
metido el aspecto publico y oficial de la liturgia en cuan-
to accion de toda la Iglesia . La otra direccion insuficiente
ha sido la atencion casi exclusiva a la renovacion exter-
na del aspecto simbolico , a la introduccion de signos
nuevos, a la legitima solicitud por una inculturaci6n
liturgica mas objetiva y a la mejora de los elementos
rituales, corno si todo consistiera solo en eso. Por des-
gracia , no siempre se ha dado la imprescindible priori-
dad al aspecto de imroduccion en el misterio (mista-
gogfa), propio de la liturgia , a su sentido de adoracion,
a la actualizacion del sacrificio de la cruz, a la unicidad

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1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
del sacerdocio de Cristo que , resucicado, esca presente
en la celebracion por medio de hombres, ritos y cosas,
y que realiza personalmente ahora la verdadera media-
cion encre Dios y el hombre. Todo esto lleva consigo
el grave peligro de marginar el misterio, de presentar
una Iglesia vaciada de Cristo, de reducir la Eucaristfa
a un banquece simbolico de simple fraternidad huma-
na.
La sola consideracion de estos aspectos negacivos in-
vita a volver al Vaticano II con mayor atencion y fideli-
dad, y mirar sus contenidos corno luz profética dada
a la Iglesia precisamente para esta hora -que va a ser
larga- de cransformacion . A fin de reaccionar positi-
vamente ante los hechos deplorables de estos ultimos
veinte afios, el Sfoodo invita a desempòlvar los docu-
mentos conciliares y leerlos de nuevo en el organigra-
ma de su significado global.
Relanzamiento conciliar
La labor sinodal ha cenido tres aspectos complemen-
tarios: memoria del acontecimiento conciliar; evalua-
cion de los elementos posicivos y negacivos de estos vein-
te afios, y proposito bien definido y magnanimo de re-
lanzar un conocimiento mas eficaz de los contenidos
conciliares. Los obispos nos proponen nuevas metas que
alcanzar , corno ulterior y creciente realizacion del Con-
cilio .
Después de estos veinte afios llega una estacion mas
templada y favorable. La misma publicacion del nue-
vo Codigo de derecho canonico habla de mayor clari-
dad y de orientaciones practicas mas concretas.
Este Codigo garantiza una sabidurfa metodologica,
exige cierta Disciplina (con mayuscula, para no desna-
curalizar su alto significado pastora!), cambia de algun
modo la preceptiva canonica anterior y ofrece una gufa

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N. 0 316
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normativa impregnada de la eclesiologfa del Vaticano II.
Sin embargo, el relanzamiento eficaz del Concilio su-
pone una condici6n previa: estudiar los textos, asimi-
lando a fondo el espfritu del Concilio. El estudio de
sus documentos debe ser organico , no sectorial; debe
basarse en los principios fundamentales de las cuatro
constituciones , y es imprescindible no separar nunca la
/etra y su espiritu.
El espfritu del Concilio es amplio y mas penetrante
que el significado materiai de los textos ; pero no es in-
terpretaci6n arbitraria ni visi6n subjetiva del futuro.
Consiste en una orientaci6n global, en una sensibili-
dad pastora! que procede objetivamente de los diver-
sos elementos (mas alla incluso de los textos) propios
del acontecimiento conciliar, pero que debe poder en-
contrarse en la !etra de los documentos. Asi pues , ha-
bra que decir también que no se puede hablar del es-
pfritu sin una contraprueba de la !etra. Como ha dicho
el cardenal Danneels: Lo que afirma la /etra de los tex-
tos hay que leerlo segun e/ espiritu del Conctfio; pero
este espiritu no se percibe sin leer atentamente las pa-
labras del texto . Es decir, ni interpretaci6n meramente
legalista, ni apelaci6n vaga a un espiritu que se super-
ponga falseando su significado.
El Sfoodo ha manifestado el deseo de que la Sede
Apostolica promueva, para uso de todas las Iglesias par-
ticulares, un compendio de formulaciones sintéticas de
la doetrina cat6/ica (de fe y de mora!) que sirva de base
a todos los catecismos de los fieles. Ha recomendado
insistentemente que se cuide la formaci6n intelectual
de los candidatos a los ministerios, a fin de que adquie-
ran una mentalidad doctrinal en explkita sintonfa con
los principios conciliares. Ha insistido en la responsa-
bilidad de los obispos, corno auténticos maestros de la
fe. Ha recordado a los te6logos su deber de profondi-
zar y exponer la doctrina de la lglesia, y no teodas que
empobrezcan su patrimonio o prescindan de su fon-

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1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
cion magisterial. Ha recordado a todos que en el Con-
cilio se dio testimonio de una comunion admirable entre
todos sus miembros (padres de mentalidades distintas
y expenos de diversas escuelas teologicas), haciendo con-
fluir la libertad en la unidad y haciendo expresar la uni-
dad en una legfrima pluriformidad .
En el Sinodo se ha recordado también, con la céle-
bre frase del filosofo, que igual que Dios no creo el me-
jor de los mundos posibles, tampoco hay que pensar
que el Vaticano II es el mejor de los concilios posibles,
ni que ha previsto hasta los signos que aparecerfan mas
tarde. Es evidente -lo admiten todos- que hubo li-
mitaciones de diversa naturaleza. Lo que el Sinodo ha
querido decir es que, incluso las mismas novedades apa-
recidas en los afios siguientes , hallan en el Concilio una
criteriologfa evangélica de discernimiento que , todavfa
hoy, conserva su oportunidad profética y es de plena
actualidad. Se trata de una perspectiva pastora!, expre-
sion de sabidurfa en este giro de época.
Originalidad pastoral
El Vaticano II devolvio profundidad , frescor de ori-
ginalidad , realismo de dialogo historico , busqueda de
interdisciplinariedad y preocupacion por una capacidad
metodologica en la dimension pastora! del magisterio
de la Iglesia , cuyo caracter -dijo Juan XXIII- es, an -
te todo, pastora/.
En el Sinodo se ha hablado repetidas veces de la im-
portancia de este aspecto en la labor del magisterio y
en la presentacion de la doctrina de la fe .
Esta insistencia pastora! desconcerto una forma de-
masiado estatica y abstracta de considerar las verdades
de la fe , y provoco un salto de calidad en los esfuerzos
de la teologfa, acaso hasta con algunas exageraciones
peligrosas -por exceso y por defecto- , pero orienta-

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N. 0 316
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das a dar mas relieve al caracter salvifico de la verdad
revelada .
Gaudium et spes recibe el nombre de constitucion
pastora/ precisamente porque, apoyada en pn·ncipios
doctn·nales, quiere expresar la actitttd de la Iglesia an-
te e/ munda y e/ hombre contemporiineos2• No es so-
lo el texto de esta constituci6n, sino todo el Concilio
el que descubre la originalidad del caracter pastora!. Lea-
mos las claras afirmaciones deJuan XXIII cuando defi-
ne e! objetivo del Concilio: Nuestro deber no es solo
custodiar e/ precioso tesoro (de la doctn·na catolica) co-
ma si unicamente nos preocupiiramos de la antiguedad,
sino atender, con voluntad solicita y sin temor, a lo que
pide nuestra época (. ..). El espin"tu cnstiano, catolico
y apostolico de todo e/ munda espera un «salto ade/an-
te», hacia una penetracion doctn·nal y una formacion
de las conciencias; es necesan'o que esta doctn·na, cier-
ta e inmutable y que debe ser respetada por todos, sea
ahondada y presentada de forma que responda a las ne-
cesidades de nuestro tiempo , pues una cosa es e/ depo-
sito de la fe y otra la forma en que se enuncian sus ver-
dades, conserviindoles, sin embargo, su significado y
a/canee. Habrii que dar mttcha importancia a esta for-
ma y, si es preciso, habrii que insùtir con paciencia en
su elaboracion3•
Ahi tenemos una visi6n muy valieme para hacer una
renovaci6n concreta y delicada.
No se insinua separaci6n o diferencia de nivel entre
doctn·na y pastora/, coma si una tendiera en parte a la
otra, sino que se habla de mutua imeracci6n y com-
plementariedad, por lo que la doctrina debe presen-
tarse corno verdad salvadora actual y la pastora! corno
un ir al munda y corno dialogo con e! hombre: dialogo
no superficial o sentimental , sino sustancioso de doc-
trina y fuerza dogmatica . La originalidad pastora! que
proclama el Concilio no solo no prescinde del dogma,
sino que expresa su verdadero significado, confirman-
2. Cfr. Gaudium et 1pes, no.
ta l.
3. JuA~ XXlll. alocuci6n del
11 de oc tu brc de 1962 .

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1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
do su caracter de imprescindible y su incidencia en la
vida. En efecto , el dogma debe ser comprendido y ama-
do también por el hombre de hoy , pues se trata de un
don de Dios precisamente para él. En una palabra, una
doctrina desarrollada sin perspectiva pastora! traicionarfa
su naturaleza de verdad hecha para el hombre y nece-
saria para su salvacion .
Por otro lado, la pastora! auténtica no cambia el dog-
ma, y menos todavfa prescinde de él , sino que se nutre
de él diariamente , lo contempla, lo asimila, lo rejuve-
nece . El Vaticano II, en el fondo , querfa precisamente
eso: ir de nuevo al deposito doctrinal de la Iglesia para
considerar pastoralmente las verdades salvfficas en esta
transicion cultura! necesitada de nueva evagelizacion.
Tal originalidad da actualidad especial a todo el Con-
cilio. No lo presenta corno definidor unicamente de or-
todoxia, sino corno propuesta de dialogo y de profe-
da . Es el gran regalo del Espfritu Santo a nuestro siglo:
ofrece la doctrina de la fe de forma nueva y mas iitil
a un mundo en evolucion; propone todo el deposito
catolico revistiéndolo con acentos de novedad muy in-
èisivos ; no define tal o cual verdad , sino que busca el
modo de presentar al hombre de hoy la totalidad del
patrimonio de la fe . No se halla en el Concilio ningu-
na definicion dogmatica ni condenacion de un error
nuevo.
Como ha dicho sutilmente el cardenal Garrone , el
Concilio hizo aflorar la caracteristica mas genuina de
la fe cristiana , la de presentarse con caracter constante
de novedad: nihtf novi et omnia nova: jtodo es nove-
dad , aunque en el Concilio no hay ninguna definicion!
Ahi esta la gran renovacion proclamada por el caracter
pastora! del Vaticano II.
De este aspecto se derivan , para nosotros, consecuen-
cias no indiferentes . Nuestra vocacion esta totalmente
impregnada de caridad pastora!, que nos hace evange-
lizadores de los jovenes en el area de la educacion.

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N. 0 316
16
La educaci6n forma parte del vasto mundo de la cul-
tura, donde hoy, por desgracia, vemos una ruptura y
separacion del Evangelio. La educaci6n exige, por sf mis-
ma, no pocas cualificaciones pedag6gicas y una cons-
tante e inteligente atenci6n a la evoluci6n cultura! . Pero
si se quiere educar evangelizando, es decir , haciendo
verdaderamente pastora!, hay que afrontar también las
multiples exigencias de una evangelizaci6n nueva. Ta-
les exigencias las indica precisamente el Vaticano II , que
desea y espera una pastora! donde haya exactitud en
la fe, seguridad y fidelidad de doctrina, percepci6n de
la actualidad, sentido del dialogo y acertada creativi-
dad de comunicaci6n .
Caracter centrai del misterio
La primera y mas profonda preocupaci6n del Sfno-
do ha sido dar prioridad absoluta a la visi6n conciliar
de la Iglesia en cuanto misterio.
En veinte afios han surgido algunas interpretaciones
ideologizantes y algunas actitudes superficiales y de mo-
da que de una u otra forma han pretendido antepo-
nerse a la naturaleza genuina y a la misi6n hist6rica de
la Iglesia corno Pueblo de Dios . En el Sfnodo se han
oido diversos testimonios, procedentes tanto de zonas
mas afeccadas por la secularizaci6n, corno de continen-
tes donde bulle el proceso de liberaci6n y de regiones
mas sensibles a la inculturaci6n.
Se ha considerado que es un peligro verdaderamen-
te grave el presentar a la Iglesia casi vaciada del miste-
rio de Cristo , centro vivo donde resplandece y de don-
de se derrama la plenitud del amor del Padre , del Hijo
y del Espfritu Santo.
Cristo es la verdadera luz de las gentes (jLumen gen-
tium!); su Pascua ocupa el centro de la liturgia que ce-
lebra la Iglesia peregrina por la historia , para crecer co-

2.9 Page 19

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17
1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
mo Cuerpo suyo; su encarnaci6n une intima y defini-
tivamente lo divino y lo humano .
La prioridad del misterio, afuma de nuevo con fuer-
za, no ha llevado, sin embargo, al Sinodo a subrayar
ante todo la trascendencia vertical con perjuicio de la
linea conciliar que proclama la presencia y el servicio
de la Iglesia en el mundo . Al contrario; precisamente
la consideraci6n mas honda del misterio de Cristo exi-
ge una solicitud todavfa mas clara y generosa de la Iglesia
por el hombre , por sus necesidades, por sus dificulta-
des, por sus opresiones y por sus angustias. Pero el mis-
terio exige un tipo de presencia y una modalidad de
misi6n que no puede confundirse con planes hist6ri-
cos de pensadores o de polrticos, ni se presenta corno
alternativa inminente de ninguna actividad o profesi6n
humana (ni cultura! , ni economica, ni politica). No se
trata de una misi6n simplemente tempora! con pers-
pectiva unicamente horizontal; se trata de una origi-
nalrsima inserci6n pastora! , que es iniciativa del amor
de Dios en favor de la salvaci6n integrai del hombre .
Cuanto masse interese la Iglesia por el hombre, tanto
mas lo debe hacer de acuerdo con la peculiar misi6n
que brota de su caridad pastora!.
El ir decididamente al hombre trae consigo comple-
jos problemas de encarnaci6n, que facilmente pueden
originar desviaciones. De ahi la imprescindible custo-
dia cotidiana que los fieles deben tener de una identi-
dad pastora! que coincida intimamente con la acci6n
de la Iglesia.
Custodia de la identidad
Para garantizar la identidad pastora! y crecer cons-
tantemente en ella, hay que alimentarse de modo con-
tinuo en las fuentes del misterio , que son dos : la Pala-
bra de Dios y la liturgia.

2.10 Page 20

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N. 0 316
18
Ahr radica la importancia de escuchar asiduamente,
ante todo, la Palabra de Dios segun las indicaciones con-
ciliares de la constituci6n Dei Verbum, sobre la revela-
ci6n divina y su transmisi6n en los siglos. A esta Pala-
bra se le debe la obediencia de la fe4 .
Aqur debemos recordar la importancia fondamen-
ta! de la Tradici6n y el papel imprescindible del Ma-
gisterio, dado por Cristo corno don a su Iglesia para ga-
rantizarle autenticidad de interpretaci6n: no por enci-
ma de la Palabra, sino a su servicio. Asf pues - dice
el Condilio- la Tradici6n, la Escritura y el Magisterio
de la lglesia, segun elpian prudente de Dios, estan uni-
dos y trabados de modo que ninguno puede subsistir
sin los otros; los tres, cada uno segun su caracter y bajo
la acci6n del Espfritu Santo , contnhuyen a la salvaci6n
de las almas).
En cuanto a la liturgia , tenemos que decir que la
Eucaristfa es su expresi6n suprema. Esta engendra la
Iglesia corno Cuerpo de Cristo en la historia. Es la fuente
inagotable de la caridad pastora! auténtica .
Por su parte el sacramento de la Reconciliaci6n re-
presenta el esfuerzo constante de rectificaci6n y con-
versi6n. No es posible conservar y crecer en la identi-
dad ni realizar actividades genuinamente pastorales en
el mundo sin deformaciones temporalistas, si no se ha-
ce un contraste continuo con Cristo , frecuentando per-
sonalmente el sacramento de la conversi6n y la recon-
ciliaci6n .
Si no se acude constantemente a los manantiales de
la Palabra de Dios y de la liturgia, se debilita y fiicil-
mente zozobra la originalidad propia de la misi6n de
la Iglesia.
El Sfoodo ha dado precisamente este tfrulo a su men-
saje y a su informe final: La lglesia, guiada por la Pala-
bra de Dios y celebrando los mistenòs de Cnsto , se in-
serta en el munda para salvarlo.
4. Cfr. Rom 16. 26 .

3 Pages 21-30

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3.1 Page 21

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19
1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
Compromiso de santidad
6 - u,m,n gtnllun, capitulo V.
La importancia dada por el Sfnodo al misterio de la
Iglesia implica una consideraci6n mas atenta de la na-
turaleza sacramentai de la Iglesia: el misterio se hace
sacramento en el Pueblo de Dios , en cada uno de no-
sotros. Es preciso manifestar existencialmente, en nuestra
vida y en su realidad cotidiana, las riquezas del amor
de caridad traidas por Cristo al mundo . Las celebracio-
nes de Ios siete sacramentos y de toda la liturgia deben
cransformarnos en sacramento de salvaci6n encre los
hombres. Lo que Cristo es para e! mundo, debemos serio
codos sus disdpulos en la vida de cada dfa.
Por eso el Sinodo ha dirigido con extrema urgencia
un fuerce Ilamamiento a la santidad: e! misterio debe
hacerse sacramento en la santidad de los cristianos. Ur-
ge recuperar el concepco de santidad y hacerlo entrar
en e! devenir cotidiano ; hay que esclarecer el significa-
do concreto del baurismo corno vocaci6n de codos a la
santidad6 Debemos considerar la santidad corno nor-
malidad cristiana y no excepci6n heroica.
La aplicaci6n del Vaticano II exige con vehemencia,
en estos afios, un genuino compromiso de santidad . El
mundo necesita testimonios de la presencia salvifica de
Dios , de la necesidad insusticuible de Io sagrado, del
caracter cenerai de la adoraci6n y la dimensi6n contem-
plativa, de la necesidad de la oraci6n, de la importan-
cia de la conversi6n y penitencia, de Ios valores de la
donaci6n de sr mismo en e! sacrificio , de Ios ideales de
caridad y de justicia, de la trascendencia divina en los
quehaceres humanos, de la imposibilidad de separar
misterio de la cruz y misterio de la creaci6n y de la en-
carnaci6n.
Este Ilamamiento ardiente a ser santo en la vida de
cada dfa -vocaci6n y deber de todos los fieles- nece-
sita modelos: los de ayer y Ios vivos de hoy.
Las figuras de Marfa, de los Ap6stoles , de los marci-

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N. 0 316
20
res, de las vfrgenes y de los confesores en los diferentes
estados de vida, hay que leerlas corno modelos de con-
ducta para hoy. En tiempos difkiles, en horas de trans-
formaci6n y de cara al futuro que debemos construir,
es mas propio de los cristianos saber testimoniar una
santidad para los tiempos nuevos que alistarse en los
caducos sistemas de modas temporalistas.
El Sinodo subraya, de forma especial , el papel que
en esto corresponde urgentemente a los miembros de
los institutos de vida consagrada. Todo el Pueblo de
Dios espera poder ver en ellos , con claridad y sin acha-
tamientos secularistas, un preclaro e inestimable testi-
monio de que e/ munda no puede transformarse ni ser
ofrecido a Dios sin el espfritu de las bienaventu-
ranzas. 7•
Queridos hermanos: Debemos acoger este llamamien-
to del Smodo -recordando que la proclamaci6n de las
bienaventuranzas es misi6n peculiar de los religiosos en
la lglesia de hoy- corno una invitaci6n a dar testimo-
nio publico (sin paliativos) y valiente (sin complejos)
del proyecto evangélico que un dfa profesamos corno
salesianos de Don Bosco.
Conocemos ya con claridad y certeza lo que nos pide
la Iglesia. El Espuitu del Seiior, que ha regalado a nues-
tra época el don inestimable del Concilio y que nos ha
visitado y acompaiiado en nuestro intenso trabajo de
los ultimos capfrirulos generales, nos pide, por este S1-
nodo extraordinario, que nos entreguemos con toda
nuestra alma a vivir lo que prometimos. Repasemos de-
tenidamente la circular Don Bosco Santo, escrita para
conmemorar los cincuenta afios de su canonizaci6n8
Nos hara bien.
La Iglesia nos indica, de forma contundente esta ru-
ta: no tenemos otro camino ni otra orbita .
Por mi parte, estoy pienamente convencido de que
unicamente si nos dedicamos con sinceridad y constancia
a esto, seguira teniendo sentido actual el carisma de Don
7. lumen genltum 31.
8. Actas del Comejo S11penor,
nUm . 31 O, occubre-
diciembre de 1983 .

3.3 Page 23

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21
1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
Bosco para los jovenes. Durante el Sfnodo he pensado
con frecuencia que solo dentro de esta lealtad eclesial
se le abriran horizontes verdaderos y fecundos a nues-
tra vocacion.
Comunion y pluriformidad
Al ahondar en el misterio de la Iglesia, el Sfoodo ha
dado importancia centrai y basica a la realidad de la
comuni6n. Es un tema que procede del misterio trini-
tario y de la doctrina eclesial del Cuerpo Mistico de Cris-
to. Aunque la comunion implica aspectos institucio-
nales y criterios humanos de organizacion , sin embar-
go no le corresponde primariamente a la sociologfa, si-
no propiamente a la teologfa, indicar sus diversos con-
tenidos y determinar sus consecuencias exactas . En es-
ta lfnea ha sido profundizada la modalidad peculiar y
atfpica de la colegialidad en la Iglesia, su proyeccion
en las conferencias episcopales , sus criterios de partici-
pacion, de corresponsabilidad, de descentralizacion y
de subsidiariedad . Al poner freme a freme Iglesia uni-
versai e Iglesias particulares, se ha visto con claridad el
principio teologico de la variedad y pluriformidad en
la comunion de la unica Iglesia de Cristo, sin ceder a
los peligros de un pluralismo disolvente .
Es util subrayar este aspecto, porque , aunque par-
cial y analogicamente, se refleja en la vida de descen-
tralizacion y pluriformidad de nuestra Congregacion,
presente hoy en las diversas cultÙras de los distintos con-
nnentes .
La optica para considerar las relaciones de las Igle-
sias particulares con la Iglesia universal arranca de la
unidad del misterio presente en la Iglesia catolica: un
solo Cristò, un solo Espiritu, un solo bautismo, una sola
Eucaristfa , un solo colegio episcopal en comunion je-
rarquica con el Papa. Sin embargo, esta unidad se vive

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N. 0 316
22
en la pluriformidad de los carismas, en la diversidad
de los ministerios , en la multiplicidad de las personas,
en la variedad de los lugares en que las comunidades
celebran la liturgia, en las diferencias pascorales con que
los diversos obispos gufan a sus comunidades en cultu-
ras tan dispares .
La medida de la autenticidad de una Iglesia particu-
lar se deduce de los valores de unidad propios de la Igle-
sia universal. La lglesia una y universal esta verdadera-
mente presente en todas las Iglesias particztlares - dice
el texto sinodal-, y éstas se configuran a imagen de
la lglesia universal; de tal modo, que la lglesia cat6li-
ca, una y unica, existe en las Iglesias particulares y a
partir de ellas. 9•
La pluriformidad eclesial , que es vitalidad y rique-
za, se construye sobre valores de unidad y unicidad pro-
pios del misterio de Cristo presente en la Iglesia cat6li-
ca, fundada en el ministerio de Pedro y los Ap6stoles .
En cambio , el pluralismo arranca de una 6pcica in-
versa -es decir, de lo particular a lo universal-, y Ile-
va consigo e! peligro de deformaciones, separaciones,
provincianismos y nacionalismos, hasta llegar al cisma.
La 6ptica centrffuga del pluralismo erige las diferen-
cias culturales en parametro de juicio que hay que adop-
tar, quiz.i hasta cambiando en sus contenidos los valo-
res de unidad que hay en la Iglesia universal.
Cuando se habla del imprescindible proceso de in-
culturaci6n, hay que excluir sea el ajuscarse sin m:is al
mundo, corno si sus signos de los ciempos coincidieran
con la Revelaci6n, sea el c:errarse a la defensiva, corno
si e! deposito de la fe se identificara con la forma cul-
tura! en que se lo ha formulado hasca ahora. La pasto-
ra! de la Iglesia busca siempre una comuni6n viva y fiel,
permaneciendo abierca a codos los valores humanos, has-
ta el punto de hacerlos propios y defenderlos en cual-
quier naci6n.
En la comuni6n eclesial, las diferencias ministeriales
9. Corn um,aci6n fino/, li , C.
2.

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23
1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
10. Gaudium e/ seps ) .
11. Cfr . Evangelu nuntiandi
20 .
12- ConJtituciones lOO.
y carismaticas no indican un grado mayor o menor de
dignidad , sino una funci6n especial y exigente de ser-
vicio y de testimonio; las diferencias de forma y de ri-
tos consolidan y embellecen la unidad con la variedad
y las multiples aporcaciones de las culturas humanas,
entendidas corno convocaci6n armoniosa de los pueblos
a formar la unica familia de Dios .
El gran desaffo actual a inculturar la fe, en esce giro
de la humanidad, consiste en saber penetrar en los nu-
cleos vitales de las culmras a partir de la unidad del
Evangelio, y teniendo en menta los dinamismos de ace-
leraci6n de la historia; éstos favorecen la aparici6n de
un nuevo conjunto de problemas que exige nuevos ana-
lisis J nuevas sfntesis. IO .
Urge masque nunca el hallazgo pastora! de una nue-
va evangelizaci6n, capaz de superar la creciente distancia
entre las civilizaciones humanas y la fe cristiana, im-
pregnando de Evangelio todas las culturas sin someter-
se a ninguna de ellas1l .
A la luz de estos criterios conciliares recordados en
el Sinodo, podemos entender y realizar mejor lo que
dicen nuestras Constituciones: El carisma delfundador
es principio de unidad de la congregaci6n y , por su fe-
cundidad, esta en la raiz de los diversos modos de vivir
la unica vocaci6n salesiana. En consecuencia, la forma-
ci6n es al mismo tiempo unitaria en sus contemdos esen-
ciales y diferenciada en sus realizaciones concretas: acoge
y desarrolla todo lo que hay de verdadero, noble y jus-
to en las dzferentes culturas12 .
Don para los jovenes
Los j6venes han estado muy presentes en el Sinodo,
no solo por el interés con que lo han seguido y por las
largas y conmovedoras vigilias de oraci6n que han he-
cho por el éxito de este àcontecimiento eclesial, sino

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N. 0 316
24
también porque con frecuencia los sinodales y el mis-
mo Santo Padre han hablado de ellos corno los mejo-
res portadores de la gracia del Vaticano II al tercer mi-
lenio .
El cardenal Eduardo Pironio , en su intervenci6n en
el aula sinodal , ha querido subrayar la feliz coinciden-
cia de la celebraci6n del Sfoodo con el afio internacio-
nal de la juventud. El Smodo, pues, debfa mirar de mo-
do preferente a los j6venes. Ellos son -ha dicho el
cardenal- los principales protagonùtas de la anhela-
da construcci6n de una nueva civzlizaci6n de la verdad
y del amor.
Algunos obispos han notado que en diversas regio-
nes hay j6venes que ni conocen la Iglesia ni se sienten
amudos por Ella, porque no se les presenta corno Cuerpo
de Cristo; sienten simpatia porJesus , casi corno por con-
traste con la Iglesia. En muchas regiones amenaza el
peligro de una evangelizaci6n insuficiente de las nue-
vas generaciones; sin embargo, la juventud es la parte
mas numerosa de muchos pueblos.
Se ha visto también que han surgido movimientos
espirituales y apost6licos que atraen a la juventud y que,
si se incorporan bien en la pastora! de las Iglesias parti-
culares, estan abriendo nuevos horizontes de esperanza.
En el documento final el Sfoodo afirma: El Concilio
ve a los j6venes como esperanza de la lglesia (cfr. GE
2). Este Sinodo se di'nge a ellos con predtfecci6n y con-
fianza; espera mucho de su entrega generosa, y los ex-
horta muy ardientemente a tomar parte activa en la mi-
sian de la lglesùt, recogiendo y promoviendo con dina-
mismo la herencia del Concilio 13
Es una invitaci6n sinodal que debemos considerar co-
rno hecha de un modo especial a nosotros, queridos her-
manos, que estamos llamados a ser misioneros de los
j6venes. Sintamonos interpelados a ser validos trasmi-
sores de las riquezas conciliares a la juventud de hoy.
Ensanchemos nuestros horizontes pastorales, y diri-
13 . Com unicaci6n final, Il. C.
6.

3.7 Page 27

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25
14 . IIafa1 40 . 30-31.
1. CARTA DEL RECTOR MA YOR
jamos la acencion y los ideales de los jovenes hacia los
grandes temas del Vaticano II, tal corno los ha relanza-
do el Sfnodo. Es necesario que seamos los primeros en
comprender y ahondar en el significado pentecoscal del
Concilio, para después transmicfrselo a ellos: es la gran
orbita del camino eclesial en los proximos decenios. En
la aurora de una nueva época de la hiscoria, el Concilio
es la gran profecfa de la Iglesia que, en el Espfritu, es.
madre y maestra de una nueva evangelizacion para la
humanidad. No son unicamente palabras altisonantes,
sino la inmensa gracia hecha por el Sefior a nuestro si-
glo para un nuevo comienzo cristiano.
Si Don Bosco escuviera encre nosotros, se alegrarfa
de elio infinitamente, y concentrarfa coda su caridad
pastora!, su prodigiosa intuicion pedagogica y su incan-
sable espfricu de iniciaciva en esca gran empresa ecle-
sial con los jovenes. Nosocros somos los herederos de
su misi6n. Pongamonos a realizarla con codas nuescras
fuerzas .
Recordemos las palabras del progeta: El (el Sefior)
da fuerza al cansado, acrecienta el vigor del invii.lido;
se cansan los muchachos, se fatigan; los16venes tropie-
zan y vactfan ; pero los que esperan en el Sefior renue-
van sus fuerzas, /es nacen alas coma de ii.gutfa, corren
sin cansarse, marchan sin fatigarse 14•
Quiero terminar escas reflexiones volviendo los ojos
y el corazon a Marfa Auxiliadora, Madre de la Iglesia.
El Vaticano II termino un ocho de diciembre, fiesca
de la Inmaculada; esce Sfnodo excraordinario termina
igualmente en ocro ocho de diciembre , cuando noso-
tros conmemoramos el primer aniversario de la promul-
gacion de nuescras Conscicuciones renovadas segun el
Vaticano II.
El ocho de diciembre es fecha memorable, por el co-
mienzo de nuescra mision y por otr~ muchas iniciati-
vas y dones a nuestra familia.
Pues bien, que esca carta, pensada y escrita precisa-

3.8 Page 28

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N. 0 316
26
mente en el clima de la fiesta de la Inmaculada, nos
sirva para subrayar el aspecto mariano del Concilio y
de este Sfnodo, y para reconocer en los respectivos do-
cumentos un llamamiento de Marfa, Esposa del Espiri-
tu Santo y Reina de los Ap6stoles, que nos invita a re-
lanzar conciliarmente el carisma de Don Bosco entre
los j6venes de hoy en una Iglesia que , a la luz de la
Palabra de Dios y celebrando los misterios de Cristo se
introduce en el mundo para salvarlo.
Repitamos con el Papa la hermosa oraci6n de este
ocho de diciembre en la romana plaza de Espafia: Ma-
dre, te encomendamos con fe inmensa los frutos y re-
sultados del Sinodo. Haz eficaz en las almas, por tu in-
tercesi6n, el mensaje del Sinodo , de modo que se lo-
gren alcanzar sus objetivos, y la renovaci6n conciliarpue-
da ser descubierta con lealtad, ahondada con fidelidad,
realizada con valentia, y presentada y difundzda con en-
tusiasmo y credibziidac/1 ).
Que esta oraci6n, queridos hermanos, se haga, para
todos , acci6n: jlos j6venes esperan de nosotros el rega-
lo del Concilio!
Un saludo cordial a cada uno de vosotros, con mis
mejores deseos de bien .
Vuestro afmo. en Don Bosco.
I 5. l 'Obssen,aJore Romano. IO
dc dicicmbrc dc 198 5.

3.9 Page 29

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