AGUINALDO 2007


AGUINALDO 2007

1. CARTA DEL RECTOR MAYOR

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"AMAS A TODOS LOS SERES Y NO ODIAS NADA DE LO QUE HAS HECHO...

SEÑOR, AMIGO DE LA VIDA" (Sab 11,24.12,1)




El Congreso mundial de los Cooperadores Salesianos - El Seminario "Europa Tierra de Misión" - La Asamblea de la Unión de los Superiores Generales - Las Celebraciones en honor de Mamá Margarita - AGUINALDO 2007 - 1. Introducción. - 2. Ambigüedades de la cultura de la vida. - El valor de la vida humana proclamado y defendido, pero también agredido y amenazado. - Calidad de vida: una meta ambigua. - Crecimiento de la agresividad destructiva. - Una cultura anti-vida. - Desafío e interpelaciones. - 3. Implicación de la Familia Salesiana en la defensa de la vida. - 4. El Dios que ama la vida. - 5. Dejémonos guiar por el amor de Dios por la vida. - 6. Don Bosco amante y promotor de la vida por los jóvenes, sobre todo por los más pobres. - 7. Compromiso de la Familia Salesiana en favor de la vida. - 7.1. Defender el valor de toda vida humana. - Considerar la vida como don. - Promover una visión integral de la vida. - 7.2. Proteger la vida de los pobres. - Cuidado de los jóvenes en peligro. - Acompañamiento y ayuda a las familias en dificultad. - 7.3. Educar en el valor de la vida. - El Oratorio-Centro Juvenil - El voluntariado. - 7.4. Anunciar a Jesucristo como sentido y fuente de vida.- 7.5. Dar gracias por la vida y celebrarla. - 7.6. Preocuparse de la creación con amor. - Conclusión: dos textos que compartir - OFRECIMIENTO AL MUNDO - EL PARAGUAS AMARILLO.



1 de enero de 2007

Solemnidad de la Maternidad Divina de María



Queridísimos hermanos:


Hoy comenzamos un nuevo año, que se abre ante nosotros cargado de esperanza. Y este comienzo coincide con el día en que celebramos la Solemnidad de la Maternidad Divina de María y la Jornada Mundial de la Paz. La novedad del año nuevo nos recuerda que el tiempo es gracia, oportunidad de crecimiento humano y espiritual, ocasión de un mayor empeño por vivir nuestra vida como un don, ayudar a los muchachos y a los jóvenes a descubrir la belleza y el sentido de la vida, a defenderla y hacerla crecer hasta su plenitud. Con el salmista me gusta decir al Señor: "Enséñanos a calcular nuestros años, para que adquiramos un corazón sensato" (Sal 90,12). La paz no puede reducirse a la ausencia de guerras o de conflictos, ni siquiera a pactos de no agresión, aunque a veces, en ciertas partes del mundo tan probado por el flagelo de la violencia, una paz semejante es ya un gran resultado. La paz es la reconciliación total del hombre consigo mismo, con los demás, con la naturaleza, con Dios, y ésta es posible a condición de que haya verdad, justicia, desarrollo, perdón entre las personas, los grupos sociales y las naciones. Con el salmista me gusta confesar: "La misericordia y la fidelidad se encuentran, la justicia y la paz se besan" (Sal 84,11). Pues bien, para hacer que todo este maravilloso proyecto salvífico de Dios se realice, la Iglesia nos presenta a María en su maternidad divina. Ella nos acompañará a lo largo de este 2007 y nos llevará, a través de la Liturgia, al encuentro con Jesús, invitándonos a acogerlo: "Haced lo que Él os diga" (Jn 2,5). En efecto, Jesús ha venido para que nosotros tengamos la vida en abundancia (cf. Jn 10,10), porque Él mismo es la resurrección y la vida (cf. Jn 11,25), Aquel que ha descubierto el sentido pleno de la existencia humana y que posee las llaves para abrir las puertas del paso de la muerte a la vida. Deseo a todos y cada uno de vosotros plenitud de vida en Cristo, mientras os entrego el programa espiritual y pastoral para este año, que tiene precisamente como tema "la vida".


Pero antes de presentaros mi comentario al Aguinaldo, querría compartir con vosotros algunos de los acontecimientos que he vivido en estos últimos tres meses, después de mi última carta circular. Ha sido éste un período, de septiembre a diciembre de 2006, particularmente intenso, que me ha empeñado en las visitas de animación a las Visitadurías de Angola, de África Occidental Francófona y de Madagascar: las tres celebraban el 25º aniversario de la llegada de los primeros Salesianos. He visitado también la Inspectoría de Perú, que desde hacía 15 años ningún Rector Mayor la había visitado, y las de Bolivia y Chile. No me entretengo en contaros las experiencias vividas y las impresiones recibidas en estas visitas, en primer lugar porque encontraréis la crónica en este mismo número de las ACG, y también porque por medio de ANS hoy resulta inmediata la comunicación de cuanto sucede en la Congregación. He participado en el Harambée y en la celebración de envío de la 137ª expedición misionera, que se celebró todavía este año en el Templo Don Bosco del Colle. He presidido la sesión intermedia del Consejo, hecho la prolusión de inauguración del año académico de la UPS, tenido una intervención en el Encuentro sobre "Formación Profesional e Inadaptación Juvenil" en Arese, con ocasión de los 50 años de nuestra presencia confiada a nosotros por el entonces Card. Juan Bautista Montini, Arzobispo de Milán, cuando invitaba a los Salesianos "a confrontarse con otro tipo de jóvenes". Además, he predicado los Ejercicios Espirituales a los Inspectores, Consejos inspectoriales y Directores de las Inspectorías de Polonia y de la Circunscripción EST. He estado presente, el día conclusivo, en el Congreso Mundial de los Salesianos Cooperadores, me he interesado particularmente en el desarrollo del Seminario "Europa Tierra de Misión" y he participado en la Asamblea general de la Unión de Superiores Generales y en la celebración por el 150º aniversario de la muerte de Mamá Margarita.


¿Cómo podría sintetizar una riqueza tan grande de vivencia salesiana? Sencillamente alabando a Dios por tantas cosas hermosas que el Señor me permite tocar con la mano. Sí, el Señor es verdaderamente generoso y bueno con nosotros. Y la primera y la mejor respuesta es alabarlo y darle gracias, de tal modo que merezcamos nuevas y mayores gracias.


Aquí me detendré sólo en los cuatro últimos acontecimientos antes citados, porque considero que tienen una importancia mayor en relación con toda la Congregación.



Ante todo:


El Congreso Mundial de los Salesianos Cooperadores


Se ha celebrado en Roma, en el Salesianum, del 9 al 12 de noviembre de 2006. Ha sido una preciosa experiencia de salesianidad, vivida en un clima de familia, como ha sido resaltado por todos los participantes. Ha constituido la última etapa de un camino de casi seis años, partiendo de la propuesta de subdividir la materia del Reglamento de Vida Apostólica en dos partes: la primera relativa a la identidad vocacional y apostólica (el “Estatuto”) y la segunda (el “Reglamento”) referente a los elementos de aplicación, organización y flexibilidad.

Toda la Asociación, animada por la Consulta Mundial, ha hecho un trabajo de estudio y profundización, apuntando, a través de la colaboración y la confrontación continua con la base, a la renovación del Reglamento de Vida Apostólica. El resultado ha sido la elaboración de un documento, dividido en dos partes, pero con un único título: Proyecto de Vida Apostólica.

En este proceso se ha partido de los Centros locales y de los Consejos inspectoriales, pidiendo pareceres y propuestas. La Consulta Mundial había predispuesto un primer borrador oficial ya en febrero de 2003, permaneciendo fiel, lo más posible, al óptimo texto teológico y carismático del RVA (1986) y tratando de insertar elementos a favor de una mayor autonomía estructural, de una sensibilidad laical y secular apostólica más adecuada a las necesidades de la misión salesiana en el mundo de hoy. El gran tesoro de este proceso ha sido precisamente la aportación que han dado los mismos Cooperadores Salesianos, conscientes más que nunca de su vocación apostólica salesiana específica.

Pidiendo en el texto renovado del Proyecto de Vida Apostólica el cambio del nombre de “Cooperadores Salesianos” por “Salesianos Cooperadores”, los Cooperadores querían expresar de forma clara su conciencia de ser, según el corazón de Don Bosco, verdaderos “salesianos externos”, insertos en el mundo.

El intercambio continuo de los borradores entre los Cooperadores Salesianos de todo el mundo con el Rector Mayor, con la Consulta Mundial, y con el acompañamiento también de la Madre General de las FMA, ha producido como fruto que el texto, propuesto para la votación “ad experimentum” para los seis años siguientes, haya sido aprobado casi por unanimidad de los participantes de derecho en el Congreso.

Con gran entusiasmo ha sido también aceptado mi deseo de transformar la “Asociación” en inmenso movimiento apostólico salesiano junto con todas las ramas de la Familia Salesiana, para ser más visibles, más creíbles y más eficaces en la misión a favor de los jóvenes de hoy, según el corazón apostólico de Don Bosco.

Los Salesianos de Don Bosco, después de 140 años de asistencia continua como delegados, y las Hijas de María Auxiliadora como delegadas en sus obras, se hacen conscientes del gran compromiso de acompañar no sólo a los amigos y bienhechores de la misión salesiana, sino ante todo y sobre todo a los hermanos y hermanas de una fuerza laical y secular apostólica, brotada del corazón mismo de Don Bosco.

El Congreso se ha concluido primero en la Basílica de San Pedro con la renovación de la promesa ante la tumba del Apóstol y luego en la Plaza escuchando el mensaje del Papa, en línea con lo que había sido el lema del Congreso: “Nosotros renovamos el Reglamento, el Reglamento nos renueva a nosotros”. Todo ello para indicar que no era tanto un punto de llegada, cuanto un punto para una renovada partida.



Un evento significativo ha sido:


El Seminario “Europa Tierra de Misión”


Del 16 al 20 de noviembre se ha desarrollado este Seminario, organizado por los Dicasterios para la Pastoral Juvenil y para las Misiones, con la participación de los tres Regionales de Europa, de los Delegados Inspectoriales para la Pastoral Juvenil y de otros representantes de todas las Inspectorías de las tres Regiones europeas. El Seminario se ponía en línea de continuidad con el Encuentro de los Inspectores de Europa de los primeros días de diciembre de 2004 y con otros encuentros europeos promovidos sobre todo por el Dicasterio de la Pastoral Juvenil. Desde el primer momento, hasta el final, he tratado de seguir muy de cerca el encuentro, invitando a los Hermanos a emprender con valor el gran proyecto de “volver a dar alma a Europa”, entregándonos con parresia, confianza, alegría, generosidad y competencia para la educación en la fe y de la fe de los jóvenes. He querido proponer como modelo de la nueva evangelización de Europa a San Pablo, el cual, prisionero en Roma, en una pequeña habitación de no más de tres metros cuadrados, dio testimonio de Cristo y anunció su Evangelio con toda franqueza y con toda libertad (cf. Hch 28,16-31).

El seminario se ha desarrollado con gran responsabilidad por parte de todos, tanto en el análisis de la situación tan diversa en las diversas zonas del oeste al este y del norte al sur del continente, como en compartir las experiencias ya en acto en las diversas Inspectorías. Era importante compartir todo esto y hacer de ello un patrimonio común, conscientes de que no partimos de cero, sino que, más bien, llevamos en los hombros una experiencia bien probada y podemos valorizar las diversas oportunidades que nos ofrece la historia, mientras estudiamos cómo afrontar los desafíos que nos presenta esta Europa de hoy, dando importancia y prestando atención a todos los elementos que puedan promover una verdadera acción de evangelización. Somos conscientes de que hoy más que nunca nuestro deber es dar prioridad al primer anuncio del Evangelio y presentar la persona de Cristo. Esto exige un nuevo tipo de evangelizador, con la misma pasión apostólica del “Da mihi animas...” de Don Bosco. El documento conclusivo, acompañado de una carta mía a los Inspectores y a todos los hermanos de Europa, recoge muy bien cuanto se ha hecho durante el Seminario y cuanto se ha querido asumir como compromiso. He quedado satisfecho de todo y me gustaría que también las demás Regiones promovieran una experiencia semejante, puesto que la prioridad de la evangelización no es exclusiva de Europa.



A continuación se reunió:


La Asamblea de la Unión de los Superiores Generales


Del 22 al 24 de noviembre, una vez más en el Salesianum, se ha desarrollado la Asamblea de la USG, con el tema “Juntos por el Reino”. El primer día ha visto la participación activa, además de la de los Superiores de Órdenes y Congregaciones masculinas, también de un nutrido grupo de Superioras Generales. Se vivió esta jornada en el espíritu del Congreso Internacional de la Vida Consagrada que se celebró en Roma en noviembre de 2004. El tema, y también la presencia común de la USG y de la UISG, ha sido una invitación a traducir operativamente la espiritualidad de la comunión, a estudiar las experiencias de colaboración entre Unión de los Superiores Generales y Unión Internacional de las Superioras Generales, entre Congregaciones afines por carisma o misión, todo ello apuntando a una colaboración cada vez mayor y más significativa. No se ha tratado de elaborar estrategias de supervivencia ante el fenómeno del envejecimiento o de la escasez de vocaciones, como está sucediendo en una parte del mundo occidental, sino de crecer en el sentido eclesial y dejarnos guiar por el Espíritu Santo hacia una mayor significatividad de la Vida Religiosa en el mundo de hoy, unidos por la misma misión de Cristo. No es una cuestión meramente funcional sino teológica, en el sentido de que el Espíritu, que crea la diversidad y la riqueza de los carismas, llama a la unidad para la construcción del Cuerpo de Cristo. Nosotros, como Salesianos, hemos hecho mucho camino en la colaboración con los seglares, a los que desde hace años se confían roles de responsabilidad, especialmente en el campo de la escuela. Estamos creciendo en comunión al servicio de la misión como Familia Salesiana. Algunas Inspectorías, en las misiones, en la educación, en las casas de acogida tienen relaciones institucionales con grupos de la FS u otras instituciones religiosas. Cuanto se está promoviendo dentro de la Vida Consagrada hoy es la “colaboración entre iguales” con otros Institutos religiosos, diócesis, organizaciones laicas. En tales casos se establecen convenciones, que se hacen no entre personas singulares, sino entre instituciones, y apuntan a una acción común a nivel de planificación, a compartir decisiones y a hacer una evaluación conjuntamente. Todo esto encuentra ya una realización concreta, por ejemplo, en cuanto se está haciendo para afrontar el desafío del VIH/SIDA en África, para contrastar el tráfico de seres humanos, para tener una representación autorizada y significativa ante la ONU. Obviamente para emprender este tipo de compromisos no basta el entusiasmo, si se quiere asegurar continuidad y éxito. Tales intervenciones exigen convenciones que deben definir bien el proyecto, los objetivos, los procesos para la toma de decisiones, los financiamientos, el personal, las estrategias para afrontar las conflictividades. Nosotros conocemos bien en primera persona las resistencias y dificultades que se encuentran para colaborar dentro de la misma Congregación, de la misma Región o Inspectoría. No es, pues, difícil imaginar cuánto mayores pueden ser los desafíos a nivel inter-congregacional. A mi parecer, el punto más importante es el de crecer en la cultura de la comunión y en la conciencia de que la misión para la que trabajamos es la misión de Cristo.


El último día de la Asamblea fui elegido Presidente de la USG. Acepté esta elección como una expresión de confianza hacia la Congregación Salesiana, más que hacia mi persona. Por mi parte trataré de hacerlo lo mejor posible, junto al Vicepresidente y al Consejo Ejecutivo que ha sido nombrado para ayudarme. El objetivo primero es acompañar y guiar el camino que está haciendo la Vida Consagrada hoy, de modo que pueda responder a las esperanzas de Dios y a las necesidades de la humanidad en la Iglesia. Estoy convencido de que la Vida Consagrada representa una verdadera terapia para nuestra sociedad, pero a condición de que sea un signo visible y creíble de la presencia y del amor de Dios (“mística”), que sea una instancia crítica respecto de todo lo que atenta contra la persona humana, entendida según el designio de Dios (“profecía”), y que sea solidaria con la humanidad, especialmente la más pobre, necesitada, excluida o marginada (“diaconía”). Parece que hoy más que nunca lo que se nos pide es escuchar al Espíritu y dejarnos guiar por Él.



Quiero, finalmente, aludir a:


Las Celebraciones en honor de Mamá Margarita


Un acontecimiento que ha despertado grandísimo entusiasmo, dando ocasión a múltiples y bellísimas iniciativas, ha sido la celebración del 150º aniversario de la muerte de Mamá Margarita. En una carta escrita a los Inspectores les dirigía la invitación de hacerme saber cómo pensaban celebrar en sus Inspectorías esta fecha especial. Agradezco a todos los que han respondido, enviándome los programas con los que han honrado a la mamá de Don Bosco. Tengo un precioso dossier que atestigua las actividades y las celebraciones realizadas a lo largo del año 2006. Hemos llegado así al 25 de noviembre, llenos de alegría por el don maravilloso que el Señor nos ha hecho por medio de la Congregación para las Causas de los Santos: con Decreto del 23 de octubre, ha reconocido la heroicidad de la vida y de las virtudes de Mamá Margarita, como de su fama de santidad, y la ha declarado Venerable. Quedo particularmente agradecido al Santo Padre que ha acogido positivamente nuestra petición de llegar a la fecha del 25 de noviembre, aun respetando las etapas normales del proceso, con este reconocimiento. No os oculto que he vivido la lectura y la entrega oficial del Decreto con inmensa emoción. Ahora, mientras rezamos para que el Señor apresure el día de la beatificación y canonización de Mamá Margarita, lo que importa es, ante todo, continuar promoviendo la vocación a la santidad en nuestra Familia Salesiana. Sea el que sea el proyecto de vida, debemos asumir la cotidianidad y la vida ordinaria como un camino de santificación, conscientes de que ésta no consiste en hacer cosas extraordinarias, sino en hacer de modo extraordinario las cosas ordinarias. Por otra parte, os invito a promover la “Asociación Mamá Margarita” en todas las Inspectorías, de modo que los padres de los consagrados se comprometan a acompañar la vocación de sus hijos y a sostenerlos con la oración para sean fieles, especialmente en los momentos de prueba. Dado que la Asociación existe ya en muchas partes, tal vez sería el momento de pensar en una agregación oficial a la Familia Salesiana.



AGUINALDO 2007


Todavía una breve observación antes de pasar al comentario del Aguinaldo. Se refiere a la incidencia que el Aguinaldo está teniendo en todo el mundo salesiano, en el sentido de que se está convirtiendo cada vez más en un verdadero programa espiritual y pastoral. Esto requiere una atención particular, para evitar ir adelante en base a programas de corta duración, que podrían desequilibrar el PEPS de las diversas obras e Inspectorías. Más bien se debería, por una parte, recordar que el Aguinaldo es para toda la Familia Salesiana y no exclusivo de los Salesianos, y, por otra, tratar – al menos en nuestro caso – de coligar el Aguinaldo con las grandes opciones del PEPS, precisamente para aprovechar sus estímulos, siempre al servicio de la realización del proyecto educativo pastoral asumido en su organicidad.



1. Introducción


El aguinaldo del año pasado suscitó en la Familia Salesiana un gran entusiasmo y ha dado origen a una multitud de iniciativas. Con el aguinaldo de este año querría dar continuidad a los itinerarios iniciados y, al mismo tiempo, abrir nuevos horizontes.


A lo largo de 2006, que habíamos dedicado a trabajar en favor de la familia, hemos vivido el gran acontecimiento eclesial del “V Encuentro Internacional de la Familia”, en el que se ha reafirmado el valor del amor y de la vida humana, cuyo ámbito privilegiado lo constituye la familia. Las palabras del Papa, dirigidas a centenares de miles de participantes, entre los que estaban muchos miembros de la Familia Salesiana, infunden esperanza y nos comprometen a seguir nuestro camino en defensa de la vida y a la renovación de la familia, cuna de la vida y del amor.


Pero, al mismo tiempo, hemos vivido acontecimientos dramáticos, en los que hemos conocido una vez más el desprecio por la vida humana: las guerras en Iraq y en Medio Oriente, la violencia terrorista, el avance imparable de la emigración, el abuso y la explotación de niños y mujeres, las leyes que aprueban la experimentación con las células embrionales, etc.


Todo esto nos hace ver que el gran don de la vida hoy se encuentra amenazado, como afirmaba el venerado Juan Pablo II dirigiéndose a los jóvenes en la VIII Jornada Mundial de la Juventud: “Con el correr del tiempo, las amenazas contra la vida no disminuyen. Al contrario, adquieren dimensiones enormes. No se trata sólo de amenazas que provienen del exterior, de las fuerzas de la naturaleza o de los ‘Caínes’ que asesinan a los ‘Abeles’; no, se trata de amenazas programadas de modo científico y sistemático. El siglo XX será considerado como una época de ataques masivos contra la vida, una serie interminable de guerras y una destrucción permanente de vidas humanas inocentes. Los falsos profetas y los falsos maestros han obtenido el mayor éxito posible”.1


Frente a tal realidad, no podemos permanecer indiferentes, sobre todo como miembros de la Familia Salesiana, animada por el espíritu del humanismo de San Francisco de Sales, que Don Bosco vivió y nos transmitió como preciosa herencia educativa. Es un humanismo que nos hace valorar, defender y desarrollar todo lo positivo presente en la vida de las personas, en las cosas y en la historia, creer en la fuerza del bien y comprometernos a promoverlo, más que a lamentarnos del mal; amar la vida y todos los valores humanos que se encuentran en ella.2


Debemos sentirnos interpelados por el Dios amante de la vida. Si la vida humana brota del Espíritu mismo de Dios, si es soplo divino, si hemos sido creados a su imagen y semejanza, necesariamente en nuestra existencia aletea el amor divino. Dios ama todos los seres. No puede odiar nada de cuanto ha creado amorosamente.


Contra lo que pueden pensar los que viven con la oscura convicción de que Dios constituye una amenaza para el ser humano y una presencia opresora, que es preciso eliminar para vivir y gozar más plenamente de la existencia, nosotros queremos proclamar nuestra fe en Dios como el mejor amigo del hombre y el defensor más seguro de su vida. Así se ha manifestado a lo largo de la historia de Israel y así se expresa el autor del libro de la Sabiduría.


Amas a todos los seres que existen y no odias nada de lo que has hecho; si hubieras odiado alguna cosa, no la habrías creado. Y ¿cómo subsistirían las cosas si tú no lo hubieses querido? ¿Cómo conservarían su existencia si tú no las hubieses llamado? Pero a todos perdonas, porque son tuyos, Señor, amigo de la vida. En todas las cosas está tu soplo incorruptible. Por eso corriges poco a poco a los que caen; a los que pecan les recuerdas su pecado, para que se conviertan y crean en ti, Señor” (Sap 11,24-12,2).


Dios da la vida por amor, la mantiene en el amor y la destina a amar. Y es el amor de Dios lo que nos impulsa a amar la vida, a promoverla con un servicio responsable, a defenderla con esperanza, a anunciar su valor y su sentido, especialmente a los jóvenes más débiles e indefensos, a cuantos van a la deriva entre el vacío y la inquietud.


Por esto, propongo a toda la Familia Salesiana dejarse guiar por este Dios amante de la vida y por su amor por la vida y comprometerse con decisión en la defensa y en la promoción de la vida.


En un momento en el que la vida está especialmente amenazada, como Familia Salesiana nos comprometemos a:

- asumir con gratitud y con alegría la vida como un don inviolable,

- promover con pasión la vida como un servicio responsable,

- defender con esperanza la dignidad y la calidad de toda vida, sobre todo, de la más débil, pobre e indefensa.


Este aguinaldo quiere ser una “reafirmación precisa y firme del valor de la vida humana y de su inviolabilidad, y, al mismo tiempo, una apasionada llamada dirigida a todos y cada uno, en nombre de Dios: respeta, defiende, ama y sirve a la vida, ¡a toda vida humana! ¡Sólo siguiendo este camino encontrarás justicia, desarrollo, libertad verdadera, paz y felicidad!”.3



1 2. Ambigüedades de la cultura actual de la vida

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