SALUDO DE BUENOS DÍAS – Nº 46
Don Bosco: “QUERIDO VIGLIETTI, SI NI SIQUIERA CONFIESO A MIS JÓVENES, ¿QUÉ ME QUEDA PARA HACER POR ELLOS?
Queridos amigos y amigas: os deseo un feliz domingo, en este último día del mes, que por tradición salesiana, solemos dedicar a Don Bosco.
Hoy pensaba ofreceros este pensamiento que a su vez he recibido de un hermano salesiano de España. Me gustó la cita y enseguida pensé que es una ESCENA DE VIDA QUE LO DICE TODO. La situación es esta:
El 30 de diciembre de 1886, un año antes de morir, ya muy postrado de fuerzas, Don Bosco intentó bajar de su habitación, donde estaba recluido por prescripción médica, para confesar una vez más a sus muchachos. Su joven secretario, enfermero y cronista de aquellos últimos meses, Carlos Viglietti, escribió ese día: “... sonriendo después, me tomó de la mano y me dijo: Querido Viglietti, si ni siquiera confieso a mis jóvenes ¿qué me queda para hacer por ellos? Prometí al Señor que hasta el último aliento de mi vida sería para mis pobres huerfanitos”.
Hasta aquí ese testimonio conmovedor. El de Don Bosco anciano que contemplaba el patio de Valdocco desde su pequeña habitación que algunos hemos visto. No podía bajar al patio. Estaba separado de sus jóvenes porque la enfermedad, los achaques se lo impedían. Pero su corazón sufría por no estar en medio de ellos y su corazón seguía latiendo con la misma pasión educativa y evangelizadora que cuarenta años atrás o incluso más.
¿Qué mas testimonio podemos necesitar para descubrir que la clave ESTÁ EN EL AMOR INCONDICIONAL CON EL QUE NOS ENTREGAMOS A LA MISIÓN EDUCATIVA Y PASTORAL EN FAVOR DE LOS JÓVENES. Si nos arde el corazón en favor de los jóvenes, de las jóvenes, SIN DUDA ENCONTRAREMOS EL MEDIO Y LA MANERA DE ESTAR PRESENTES Y TENER ALGO QUE COMPARTIR Y COMUNICAR.
Lo deseo de todo corazón. Feliz día del Señor. Nos prometemos una oración mutuamente.
Un abrazo, Angel. Rector Mayor