Santi_2_Seminario_2018_RMlettera_es


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SOCIETÀ DI SAN FRANCESCO DI SALES
SEDE CENTRALE SALESIANA
Via Marsala, 42 00185 Roma
Il Rettor Maggiore
Roma, 20 de mayo de 2018
Solemnidad de Pentecostés
Carta del Rector Mayor
al concluir el II Seminario sobre la promoción
de las Causas de Beatificación y Canonización en la Familia Salesiana
Queridos Superiores, Superioras y Responsables de la Familia Salesiana.
Queridos Inspectores y Animadores y Promotores de las Causas.
La celebración del II Seminario para la promoción de las Causas de Beatificación
y de Canonización en la Familia Salesiana, tenido en Roma del 10 al 14 de abril
de 2018, con la participación de unas 90 personas provenientes de diversas
partes del mundo, ha sido un acontecimiento de gracia que hay que valorar
dentro del camino espiritual y pastoral de la Familia Salesiana.
El encuentro ha resaltado cómo el camino y los testimonios de santidad en la
Familia Salesiana son, en primer lugar, un don del Espíritu Santo que acogemos
con humildad y gratitud. Estas realidades confirman que no basta poner en
marcha servicios o hacer cosas, sino que lo que importa es ir con Jesús y llevar a
Jesús, anunciando la alegría del Evangelio.
Desde Don Bosco hasta nuestros días reconocemos una tradición de santidad a
la que merece la pena prestar atención por ser encarnación del carisma que
surgió con él y que se ha ido manifestando en una gran pluralidad de estados de
vida y de formas. Se trata de hombres y mujeres, jóvenes y adultos, consagrados
y laicos, obispos y misioneros que, en contextos históricos, culturales y sociales
diversos, tanto en el tiempo como en el espacio, han hecho brillar con luz propia
el carisma salesiano. Son un patrimonio que ejerce una función eficaz en la vida
y en la comunidad de los creyentes, y también entre los hombres de buena
voluntad.
Como manifesté en mi intervención de clausura, “quisiera mirar a nuestros
santos o beatos, y a todos los miembros de la Familia Salesiana que avanzan
hacia la santidad reconocida, como acompañantes en los caminos y en la vida del
Espíritu. El testimonio de su vida, su vivencia vocacional, y también sus escritos,
son para nosotros referencias de vida para aprender a ponerla toda entera bajo la

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dirección del Espíritu Santo, para ser sensibles a la escucha de sus
inspiraciones y mociones”.
El año en que la Iglesia va a dedicar un Sínodo de los Obispos al tema de los
jóvenes, a sus caminos de fe y de vocación, me satisface que se haya tratado no
solo de los santos jóvenes que hay en la Familia Salesiana podemos contar
hasta 45 que tienen menos de 30 años y que son una prueba del dinamismo del
espíritu salesiano encarnado en muchachos y muchachas, adolescentes y
jóvenes, sino también de la juventud de los santos como expresión de la acción
de Dios, con modos muy variados, en la vida de las personas.
Con ponencias de gran calidad, unido a momentos de compartir y de trabajo en
grupos, este encuentro ha alcanzado el objetivo de presentar los contenidos y los
procesos que ayudan a seguir y comprobar los presuntos milagros; pero, sobre
todo, ha servido para confirmar que la promoción y diligencia de las Causas de
Beatificación y Canonización en nuestra Familia impulsan dinámicas de gracia
que suscitan alegría evangélica y sentido de pertenencia carismática, porque
renuevan propósitos y compromisos de fidelidad a la llamada recibida, y generan
fecundidad apostólica y vocacional.
Este seminario, cuya tercera edición será del 13 al 17 de abril de 2021, permite
hacer algunas reflexiones respecto de la Postulación General y las realidades que
ella coordina a nivel local, y que, además, interpelan al Gobierno de la
Congregación y sus dicasterios, para irradiarse después en las realidades locales,
animadas por las Inspectorías y la Familia Salesiana, en colaboración con las
Iglesias locales. Es un ritmo binario o, si se prefiere, una doble vía ––institucinal
y pastoral–– para trabajar en sincronía, complementándose, tal como aparece en
algunos de los desafíos que se han señalado y que debemos recoger y afrontar:
1) Continuar en la Familia Salesiana, en comunión con las Iglesias locales, la
promoción de las Causas por medio de iniciativas que permitan conocer, imitar y
rezar a nuestros candidatos a la santidad. Me pregunto en forma de provocación:
¿Nos atrevemos a invocar a nuestros Beatos, Venerables y Siervos de Dios?
¿Creemos en la comunión de los santos? ¿Confiamos en su capacidad de
intercesión?
2) Sincronizar mejor la doble vía ––Gobierno y Posstulación General–– con
personas que, a nivel local, asuman la responsabilidad de acompañar nuestras
Causas, mantenerlas activas, y difundir la veneración a los Siervos/Siervas de
Dios, a los Venerables, a los Beatos, en comunión con la Iglesia local.
Vicepostuladores, colaboradores, promotores deben sensibilizar, informar, activar
intervenciones ante los obispos locales y los superiores. Hay que moverse; no se
puede esperar pasivamente a que lluevan de arriba indicaciones y decisiones.
Hay que ser responsables y corresponsabilizar, con espíritu de comunión eclesial
y de creatividad pastoral. Una primera iniciativa podría ser la de organizar en las
Iglesias locales y en el ámbito de la Familia Salesiana una jornada para presentar
y divulgar los contenidos del Seminario.
3) Acrecentar nuestra sensibilidad sobre la importancia del milagro y de su
necesidad para el buen resultado de una Causa. A la luz de las intervenciones del
Card. Amato, de Mons. Pellegrino y del P. Turek, es preciso reflexionar sobre

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estos dos aspectos: lo científicamente inexplicable y la intercesión. Hay que
comprometerse a rezar y hacer que se rece a nuestros candidatos a los altares,
venciendo la indolencia y la superficialidad espiritual. También aquí pregunto:
¿Nos parece importante rezar para obtener milagros o, por el contrario, creemos
que ya se acabaron los milagros? Si no rezamos a los Beatos y a los Venerables,
no obtendremos milagros de Dios.
4) Valorar la poliédrica riqueza de la única Familia Salesiana, compuesta por 31
realidades diferentes, algunas de ellas caracterizadas por una forma
esencialmente laical: una riqueza que de algún modo es única en la Iglesia. Esta
riqueza que se expresa a nivel de carisma, puede traducirse también en nuevas
modalidades de colaboración para las Causas de Beatificación y Canonización,
con todo lo que implican y el auténtico movimiento de Iglesia que suscitan.
La santidad reconocida o en vías de reconocimiento, por una parte ya es
realización de la radicalidad evangélica y de la fidelidad al proyecto apostólico de
Don Bosco, a quien debemos mirar como fuente espiritual y pastoral; y por otra,
es provocación para vivir con fidelidad la propia vocación estando dispuestos a
testimoniar el amor hasta el extremo. Nuestros Santos, Beatos, Venerable y
Siervos de Dios son la autentica encarnación del carisma salesiano y de las
Constituciones y Reglamentos de nuestros institutos y Grupos en el tiempo y en
las situaciones más diversas, venciendo aquella mundanidad y superficialidad
espiritual que minan las raíces de nuestra credibilidad y fecundidad. Ellos son
verdaderos místicos de la primacía de Dios en la entrega generosa de sí, profetas
de fraternidad evangélica y servidores de sus hermanos con creatividad.
Doy gracias al Señor por la gracia de este Seminario que nos ha hecho apreciar
aún más el misterio de la comunión de los Santos y nos ha insertado en lo que,
con lenguaje artístico, el Beato Angélico llamaba el “corro de los santos” y que,
en clave salesiana, es como un “juego del Espíritu” que nos permite encontrarnos
y caminar juntos por la senda alegre y comprometida de la santidad. Este tipo de
iniciativas son instrumento privilegiado para alentar en todo el pueblo de Dios
aquella común vocación a la santidad tan querida en nuestra tradición salesiana
y a la que nos invita el papa Francisco en su Exhortación Apostólica Gaudete et
exsultate.
Que nuestra Madre, María Auxiliadora, dada a Juanito en el sueño de los 9 años
como “la maestra, bajo cuya enseñanza se puede llegar a ser sabio y sin la cual
toda sabiduría resulta necedad”, nos tome de la mano y nos acompañe con
mirada materna en el camino de la santidad.
P. Ángel Fernández Artime
Rector Mayor