AGUINALDO 2011
“VENID Y VERÉIS”
“¡He aquí el Cordero de Dios!... ¿Qué buscáis? ... Maestro, ¿dónde vives?... Venid y veréis” (Jn 1, 36-39)
Un dato histórico, confirmado por los cuatro evangelistas, es que, desde el comienzo de su actividad evangelizadora (cfr. MC 1, 14-15), Jesús llamó a algunos a seguirle (cfr. Mc 1, 16-20). Sus primeros discípulos se convirtieron así en “compañeros por todo el tiempo en el que Jesús ha vivido entre nosotros, comenzando por el bautismo de Juan hasta el día en el que, estando con nosotros, ha ascendido al cielo” (Hch 1, 21-22).
Evangelización y vocación son, pues, dos elementos inseparables. Incluso podríamos decir que un criterio de autenticidad para una buena evangelización es la capacidad de ésta para suscitar vocaciones, para madurar proyectos de vida evangélica, para implicar enteramente la persona de los que son evangelizados hasta hacer de ellos discípulos y apóstoles.
Después del Aguinaldo de 2010, “Señor, queremos ver a Jesús”, sobre la urgencia de evangelizar, hago una insistente llamada a la Familia Salesiana a experimentar la urgencia, la necesidad de convocar.
Queridos hermanos y hermanas, miembros todos de la Familia Salesiana, os invito por tanto a ser verdaderos guias espirituales para los jóvenes, como Juan Bautista que indica a Jesús a sus discípulos diciéndoles: “¡He aquí el Cordero de Dios! (Jn 1, 36), de manera que puedan ir detrás de El; hasta el momento en el que Jesús dándose cuenta de que lo siguen se dirige directamente a ellos con la pregunta: “¿Qué buscáis?” y ellos, con el deseo de conocer en profundidad quien es este Jesús, le preguntan: “Rabbi, ¿dónde vives?” (Jn 1, 38), y el Maestro los invita a hacer una experiencia de convivencia con Él: “Venid y veréis”. Algo inmensamente hermoso habrán experimentado los discípulos cuando “fueron, vieron donde vivía y se quedaron con El” (Jn 1, 39).
He aquí el camino pedagógico que os propongo recorrer:
Volver a Don Bosco
Hacer nuestra su experiencia en Valdocco, donde crea un ambiente de familiaridad, de fuerte valor espiritual, de compromiso apostólico y de acompañamiento espiritual, sostenido por un inmenso amor a la Iglesia y al mundo.
Manifestar la belleza, la actualidad y la variedad de nuestra vocación salesiana: una vida entregada por entero a Dios en el servicio a los jóvenes vale la pena ser vivida.
Vivir la propia vida y ayudar a comprender la vida de los demás como vocación y misión. Todo como un gran don vivido en la centralidad de Dios, en la fraternidad entre los consagrados y en la entrega a los jóvenes más pobres y necesitados.
2. Para llegar a ser Don Bosco para los jóvenes de hoy
Ser conscientes y hacer palpable la centralidad de los consagrados en la realización de la misión salesiana. Esta ha sido la convicción y la experiencia de Don Bosco.
Crear, como en Valdocco, una cultura vocacional caracterizada por le búsqueda del sentido de la vida, en el horizonte de la Trascendencia, sostenida e impulsada por valores profundos, con carácter de proyectualidad, hacia una cultura de la fraternidad y de la solidaridad.
Asegurar el acompañamiento a través de calidad de la vida personal, la educación al amor y a la castidad, la responsabilidad hacia la historia, la iniciación a la oración, el compromiso apostólico.
Hacer del Movimiento Juvenil Salesiano un lugar privilegiado para un camino de discernimiento vocacional: en él los jóvenes experimentan y manifiestan una corriente de comunión en torno a la persona de Don Bosco y a los valores de su pedagogía y de la Espiritualidad Juvenil Salesiana, desarrollan el voluntariado y maduran proyectos de vida.
Roma, 31 de mayo de 2010.
Don Pascual Chávez V., sdb
Rector Mayor