Excelentísimo Sr. Alcalde D. José María Bris Gallego.
Excelentísimos miembros de la Corporación Municipal.
Excelentísimas autoridades civiles y eclesiásticas.
Miembros de la Familia Salesiana. Amigos todos.
Es para mí un grato honor encontrarme en la ciudad de Guadalajara, recibiendo esta Medalla de Oro que el Ayuntamiento ha querido otorgar a la Congregación Salesiana en este año cincuentenario de nuestra presencia educativa en ella.
He querido hacerme presente para agradecer en persona, en nombre de la Congregación y de la Familia Salesiana esta noble distinción: sé lo que representa para nosotros salesianos, el reconocimiento a un trabajo educativo, a un proyecto pastoral, a una entrega en favor de los jóvenes de Guadalajara. Por todo ello, hay que felicitarse y, sobre todo, dar gracias a Dios y a los hombres que lo han hecho posible, especialmente a las autoridades y ciudadanía de Guadalajara que con tanto afecto nos acogió y con su apoyo nos has sostenido en estos cincuenta años. Agradecer es reconocer un pasado fecundo, de fidelidad a Dios y de fidelidad a una misión y a unos destinatarios.
Los salesianos llegan a Guadalajara en 1952. Como ha sucedido casi siempre, el estilo salesiano, manifestado sobre todo en el oratorio festivo y la devoción de María Auxiliadora, se adueña inmediatamente de la ciudad, mientras van surgiendo otras actividades y los diversos grupos de la familia salesiana, comienzan a dejar sentir su influencia en la vida ciudadana. Con gratitud podemos decir que la labor educativa y social realizada en estos CINCUENTA AÑOS ha sido notable. El Colegio, la Parroquia, el Centro Juvenil, han querido ser respuesta a las necesidades de la ciudad y del entorno.
Por nuestro Colegio han pasado un gran número de niños y jóvenes, a los que se les ha preparado, como quería San Juan Bosco, para ser “unos honrados ciudadanos y unos buenos cristianos”. La semilla ha caído en buena tierra y hoy está dando sus frutos: hogares cristianos; padres y madres que aceptan el reto de educar, con estilo salesiano, en el seno de sus familias; ciudadanos que quieren servir a sus semejantes desde la política y desde el compromiso social.
La Parroquia, es otra realidad en la ciudad y en el barrio de “La Esperanza”. Desde hace más de 25 años, celebramos la fe en comunidad. Hemos acompañado a niños y a jóvenes en el descubrimiento de Jesús como la plenitud de la Vida, de manera especial en los sacramentos de la iniciación cristiana (Bautismo, Eucaristía y Confirmación).
Con el centro Juvenil, los salesianos y animadores intentan dar una respuesta a las necesidades más profunda de los adolescentes y jóvenes de nuestra ciudad: el valor de la amistad, el sentido de la vida, el ofrecimiento de la persona de Cristo como el mejor don y la mejor noticia.
En torno a los salesianos han ido surgiendo otros grupos de la Familia Salesiana, que compartiendo el espíritu de Don Bosco, se han sentido corresponsables de la misma misión en favor de los jóvenes. Hablamos de los Cooperadores Salesiano, de los Antiguos Alumnos, de la Asociación de María Auxiliadora. Sé, por la información que me ha podido llegar, que es una bella expresión de fe, la novena y la procesión de María Auxiliadora el 24 de Mayo.
Considero que esta medalla, que ahora recojo, no es sólo para los salesianos, ni para la Familia Salesiana. La quiero dedicar en primer lugar, a nuestros jóvenes, ellos son los primeros merecedores de esta distinción, porque ellos son nuestra razón de ser como salesianos y el motivo de nuestro estar en Guadalajara. En ellos la dedico a sus familias, quienes depositaron y depositan en nosotros su confianza y nos han querido asociar a su tarea educativa.
Dedico esta medalla a todos nuestros colaboradores seglares, de quienes nos sentimos orgullosos. En nombre propio y en el de la Inspectoría de Madrid, les expreso mi agradecimiento. Gracias a ellos, los Salesianos hemos podido realizar nuestra misión de educación y evangelización. Ellos son también la voz, los ojos y las manos de Don Bosco. Han entendido que ser educadores al estilo de Don Bosco, como profesores en la escuela, como animadores en el Centro Juvenil, como catequistas en la parroquia, como monitores en el deporte o en el tiempo libre, es una buena manera de vivir el compromiso social y de entender la vida como vocación.
Tampoco quiero olvidar en esta tarde, a todas aquellas personas que han creído en nosotros, que han confiado en nuestro estilo y han estado a nuestro lado haciendo posible y más fácil, el camino de estos 50 años. Me refiero a las instituciones públicas y privadas, que, con su apoyo y ayudas, han contribuido a que la educación de niños y jóvenes haya sido una realidad. Quiero agradecer en las personas del Sr. Alcalde y en el actual Consistorio, todas las atenciones que a lo largo de estos CINCUENTA años, han dispensado a la comunidad salesiana y a sus actividades educativas. Ellos han creído plenamente en nosotros, en nuestro método pedagógico. Pido disculpas, si en algún momento, por nuestros errores o equivocaciones, no hemos estado a la altura de la circunstancias.
Al recibir hoy esta medalla los salesianos renovamos nuestra voluntad de entregarnos con generosidad a nuestra vocación educativa y evangelizadora en favor de estos jóvenes alcarreños, aprovechando todos los recursos que el carisma salesiano ha sabido generar en estos años; entre ellos la fuerza de los diversos grupos de la Familia Salesiana y la competencia y profesionalidad de cuantos seglares se sienten corresponsables de la misión salesiana en los diversos sectores de la obra: parroquia, escuela, centro juvenil, tiempo libre...
En el mensaje que hacía llegar a los Salesianos al inicio de las celebraciones del 50º Aniversario de la presencia salesiana en la ciudad de Guadalajara, decía: “Este cincuentenario no quiere ser una mirada al pasado con nostalgia. Queremos seguir construyendo historia con los jóvenes porque para algo nos los pone Dios en nuestro camino y porque creemos que ellos son el verdadero potencial de la Iglesia y de la sociedad. Consideramos la labor educativa como la más inteligente inversión de futuro. Por ello, queremos convencer a los jóvenes, con nuestra manera de actuar, que confiamos en ellos y que en cualquier situación en la que se encuentren, ellos pueden contar con nosotros; reclamamos en la Iglesia y en la sociedad, mayor participación y protagonismo para ellos y nos ofrecemos a ser sus competentes compañeros de viaje en busca del sentido más profundo de la vida en cada una de las vicisitudes y expresiones”.
Reitero mi agradecimiento al Excelentísimo Sr. Alcalde, D. José María Bris, y al actual Consistorio que nos han considerado dignos de tan alta mención. Queremos seguir siendo dignos de esta confianza y seguir interviniendo en la cultura y en la vida de la Ciudad de Guadalajara, poniendo nuestro mejor saber y nuestra mejor voluntad en el esfuerzo común por construir una sociedad mejor para todos.
Pido a Dios y a nuestra Madre, María Auxiliadora, que les bendigan a ustedes y a todos los habitantes de esta ciudad de Guadalajara, tan acogedora y con la que, desde hoy, nos sentimos más obligados.
Muchas gracias.
P. Pascual Chávez Villanueva.
Rector Mayor de la Congregación Salesiana.