Don Miguel Rua BSE 1910 1973


Don Miguel Rua BSE 1910 1973

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Carta del Sr. D. Miguel Rúa
á los Cooperadores
Beneméritos Cooperadores
gaba de dicha manifestación, os ase-
guro que tuve que luchar no poco para
y Cooperadoras: acatar tal deliberación, y consentí tíni-
camente cqn el propósito de referir
onociendo vuestro celo y afec- todas las cosas á D. Bosco de quien soy
tuoso interés por las Obras indigno Sucesor y con la esperanza que
Salesianas, es para mí un de las fiestas ideadas, redundará al-
placer daros nuevas de ellas, sobre todo guna ventaja á sus Obras, las cuales
cuando debo hablaros de aquel poco tanto necesitan del apoyo moral y ma-
de bien, que, gracias á Dios y a vuestra terial de todos los Cooperadores.
caridad, han podido llevar á cabo en Mis más cordiales agradecimientos,
diversos lugares los hijos del Venerable pues, á cada uno de los miembros del
D. Bosco.
noble Comité Promotor y á todos cuan-
Pero hoy, á la viva satisfacción que tos se tomaron la molestia de enviarme
siento ordinariamente en estas ocasio- sus cordiales augurios; y al Venerable
nes, se añade otra y es la de poder ma- D. Bosco, nuestro Padre, todo honor y
nifestar mi agradecimiento con desa- alabanza!
hogo.
El Señor bendice la Obra de D. Bosco.
Un deseo del Corazón.
Dado este desahogo á los sentimien-
Varios insignes Cooperadores Sale- tos que de varios meses á esta parte,
sianos de Turín, aprovechando la oca- me henchían el corazón, os invito, oh
sión de celebrarse el quincuagésimo Beneméritos Cooperadores y Benemé-
año de mi Ordenación Sacerdotal, con- ritas Cooperadoras, á elevar conmigo
cibieron la idea de hacer una manifes- un himno de agradecimiento al Señor,
tación de benevolencia y simpatía á el cual nos ha demostrado su paternal
las Obras de D. Bosco, invitando á bondad en el año pasado.
participar á ella á todos los Coopera- Ante todo sea bendita su adorable
dores del mundo entero. Os aseguro Providencia, la cual, á pesar de nues-
que para mí, si place al Señor con^r- tras necesidades y los angustiosos te-
varme la vida, sería mejor celebrar mores en ciertas ocasiones, no nos faltó
esta muestra de reconocimiento en el nunca.
secreto de mi corazón, agradeciendo á ¡Oh! ¡Cuántas veces nos hemos encon- .
Dios tantos beneficios por El recibidos, trado seriamente preocupa dosno del ma-
ó á lo más hacer una fiesta de familia. ñana, sino del presente, de manera que al
Por esto, cuando el 24 de Junio u. p., pronunciar las palabras de la bendición
en una para mí siempre querida reu- de la mesa casi no podía detener las
nión, oí al eximio Sr. Barón Comenda- lágrimas: Señor, decía, todos los ojos
dor D. Antonio Manno que se 'encar- se vuelven á Vos, todos confían en Vos ;

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y he aquí que Vos abrís vuestra mano y
colmáis á todos de vuestras bendicio-
nes!...
Y en efecto llegaba la hora del so-
corro, y la angustia se convertía en fer-
vorosas invocaciones de las más selectas
bendiciones para las familias délos en-
viados por la Providencia.
Sea pues bendita la bondad del Se-
ñor por el sinnúmero de consuelos
y beneficios que n^s ha proporcio-
nado.
También á vosotros os habrá conso-
lado el ver el celo incansable con que,
según el espíritu de D. Bosco, se busca
en muchas partes de hacer siempre más
útiles y adaptados á las necesidades del
tiempo los Oratorios festivos; saber el
gran número de niños de nuestros asi-
los, colegios y otros institutos de educa-
ción; y el ver las bendiciones divinas en
el continuo incremento de nuestras
misiones, las cuales dan frutos cada vez
más preciosos y abundantes.
Y á éstos, debo añadir de mi parte
otros motivos especiales de consuelo.
Fue, en verdad, para mí, de mucho
consuelo, haber podido besar el sagrado
anillo pastoral á otro hijo de D. Bosco,
á nuestro Procurador General doctor
D. Juan Maréneo, consagrado Obispo
de Massa-Carrara en Italia, donde hizo
su solemne entrada el día consagrado
á la fiesta de todos los Santos; como
tuve una gran satisfacción al tocar con
mano el afecto mostrado por la Obra
de D. Bosco por los numerosos Directo-
res Diocesanos reunidos junto á la
tumba de D. Bosco en Valsálice en la
Va. Reunión; viendo los abundantes
frutos de la buena semilla sembrada
en el corazón de muchos ex-alumnos
de Turín, entre los cuales no puedo
olvidar los de Milán, Bolonia, Buenos
Aires, Montevideo y otros centros im-
portantes; y, notando el amor que, aún
fuera de Italia, profesan á los Institu-
tos vSalesianos, algunos de los cuales,
como las Escuelas Profesionales de
Oéwigdm en Austria-Galizia, y los Co-
legios de Lorena y Red fe en el Brasil,
fueron hace tiempo igualados á los co-
rrespondientes cursos nacionales.
Mas una señal aún más clara de la
abundancia de las divinas bendiciones
sobre la Obra Salesiana, la tenemos en
dos hechos consoladores, que circun-
daron de nueva luz á nuestro Funda-
dor y á su más querido alumno; quiero
decir el Proceso Apostólico sobre la
fama de santidad, vida, virtud y mi-
lagros para la Beatificación y Canoni-
zación de nuestro Venerable D. Bosco>
felizmente iniciado el 4 de Abril u. p.,
y el proceso ordinario con el mismo fin,
con los otros de non cultu y sobre los
escritos del Siervo de Dios Domingo
Savio, alumno del Oratorio Salesiand
de Turín, llevado felizmente á cabo y
presentado á la Sagrada CongregatítÉá
de Ritos el año pasado.
Pero la misericordia de aquel Dios,
que humilla y ensalza, qiie aflige y con-
suela, no sólo se manifiesta en los con-
suelos, sino también en las pruebas.
Y pruebas singulares fueron las que
acaecieron entre fines del 1908 y prin-
cipios del 1909, teniéndonos en una
incertidumbre angustiosa varios días
y arrancándonos por fin amargas lá-
grimas por la dolorosa muerte de 9 Sa-
lesianos. 38 alumnos, 4 familiares y un
gran número de Cooperadores y Coope-
radoras de Messinaf
No quiero revocar el dolor que causó
en el mundo entero la enorme catás-
trofe; pero no pasaré por alto como la
Divina Providencia supo sacar una
confesión maravillosa de la nulidad de
la ciencia y de la fuerza humana, y una
afirmación solemne de la grandeza y
omnipotencia de Dios. Fue la voz del
Señor, que demostró ser El verdadera-
mente el Dominador absoluto del cielo
y de la tierra.
Al lado de este cataclismo natural
me parece que se puede poner la revo-
lución suscitada por la exaltación y

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por la audacia inconcebible de unos de nuestra Pía Sociedad, se ha cons-
chantos faltos de entendimiento en una truido finalmente una espaciosa aunque
ilustre provincia de una muy católica provisoria Capilla parroquial donde
nación; revolución terrible, que des- moran algunos Salesianos encargados
truyó en pocos días, iglesias, conventos del culto.
y asilos de piedad, de caridad y de cris- Además de ésta, fueron aceptadas
tiana educación. También nosotros te- otras tres parroquias por los Hijos de
nemos daños bastante considerables; D. Bosco: una en Gioia dei Mar si en.
pero esta prueba, como también otras los Abruzos; otra en Montelepn de Ca-
que puedan sucedemos con meditada labria, la cual, por intervención de S. E.
malicia, mientras nos confirman en la Revma. Mons. Morabito, Obispo de
santidad de nuestra misión, nos per- Mileto, ya nos había sido cedida por la
suaden mucho más de la gran necesi- Santa Sede años atrás; la última, de
dad de trabajar á favor de los hijos del una importancia extraordinaria, en la
pueblo, para poder, al menos, neutra- ciudad deMessina. El celosísimo Arzo-
lizar los desastrosos intentos de los bispo Mons. Letterio D'Arrigo, con el
enemigos de la Religión, y así cooperar fin de realzar también la vida cristiana
eficazmente á la nueva restauración en la desolada ciudad, ha subdividido
de la Sociedad en Jesucristo.
aquella inmensa extensión de ruinas
en cuatro parroquias, entre las cuales
Obras llevadas á cabo en el año 190"). hay una titulada S. Julián Obispo, que
Únicamente por este fin, esto es,
para ayudar prácticamente á las buenas
costumbres y á la sociedad, cediendo
á vivísimas instancias, parte de las
cuales habían sido ya aceptadas de
tiempo atrás, también en el 1909 hemos
llevado á cabo, ayudados del divino
auxilio, varias fundaciones nuevas en
Italia y en el extranjero.
fue confiada á los Hijos de D. Bosco.
La bonita Capilla de madera fue pro-
vista de todo, lo mismo que las demás,
por la generosidad del Vicario de Cristo,
pero urge el fabricar al lado las salas
indispensables para las obras parro-
quiales más necesarias, en particular
para atender del mejor modo posible á
la juventud abandonada.
" Además de estas obras de grande im-
NUEVAS FUNDACIONES EN ITALIA.
portancia, tenemos otras iniciadas en
el continente y en la isla, esto es, se ha
En Italia hemos tomado el desem- tomado:
peño del servicio religioso en varias Iya dirección de un Instituto de artes
parroquias, en las cuales haremos flore- y oficios, en la ciudad de Caltagirone;
cer del mejor modo posible, al par que en Ñapóles la dirección de la Obra Pía
con las otras instituciones que requie- de Sordos-mitdos de ambos sexos en la
ren las necesidades del pueblo, la Obra calle Avelino en Tarsia; y en 5. An-
providencial de los Oratorios.
timo, en las cercanías de Ñapóles, los
La primera, por ahora no erigida ca- oficios ó funciones sagradas de una
nónicamente, es la de Marina di Pisa, Iglesia pública con casa adjunta, donde
la ciudad naciente junto á la desembo- apenas se pueda, se levantará algún
cadura del Arno, que en el verano se local á favor de la juventud.
puebla de casi siete mil habitantes, que Muchas otras obras podríamos acep-
no tenían, por decirlo así, lugar alguno tar, puesto que, numerosísimas fueron
donde cumplir los deberes religiosos. las peticiones, si no nos encontrásemos
Gracias al celo incansable del Emmo. tan faltos de personal.
Card. Maffi, persona tan benemérita

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EN EL EXTRANJERO.
La Divina Providencia dispuso que
empezáramos otras varias obras en el
extranjero.
En Oporto (Portugal) se ha acepta-
do el R. Instituto 3, José, fundado en
1883 por Mons. De Vasconcellos, actual
. Obispo de Beja, el cual se gloría de
En el Brasil, se abrió el Oratorio 3.
Gerardo Maiella en BarbaQenñ en el
Estado de Minas; y hemos establecido
una nueva residencia en Río Janeiro^
esto es, en la-capital. Merecen especial
mención las fundaciones del Sigsig en el
Ecuador, á favor de nuestras Misió*
nes entre los Jíbaros; — de Meliapor,
junto á Madras, en las Indias Inglesasv
SALAMANCA — Nuevos locales del Colegio Salesiano.
haber sido animado por nuestro Vene-
rable Padre D. Bosco en la santa em-
presa y de haber recibido la promesa de
que un día los \\Salesianos acudirían en
su ayuda.
.En S. José del Valle, en España, se
ha abierto y consolidado un nuevo ins-
tituto para la formación de nuevos clé-
rigos y sacerdotes.
~EnAnthoingi-les-Tournai, en Bélgica,
se ha establecido una nueva residencia
con un Oratorio festivo.
donde cediendo á las vivas instancias
del Exmo. Mons. Obispo hemos tomado
la dirección de otro Asilo; — y la de
Moscellia en África, junto á la ciudad
de Mozambique, donde nuestros Mi-
sioneros han establecido una nueva
residencia, destinada por ahora á Co-
lonia Agrícola; pero que, con el tiempo;
será el punto de partida para la cont
versión de muchos miles de salvajes
Macúas, que pueblan el Norte de aquct
lia floreciente Qoloriia Portuguesa

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NUEVOS ORATORIOS FESTIVOS.
Junto con estas nuevas fundaciones
me es grato poderos notificar la aper-
tura de varios Oratorios festivos junto
á las fundaciones ya existentes; por
ejemplo, el de Aracajú-Sergipe en el
Brasil, abierto como recuerdo del Ju-
bileo del Sumo Pontífice reinante; —
el de Campiñas, en el Brasil, que re-
dundará también en ventaja de muchos
hijos de Italianos; — el de Sucre en
Solivia, construido gracias al celo de
algunos activos Cooperadores y Coope-
radoras; — y el de Quito, sito en la his-
tórica iglesia que encierra el terreno
sobre el cual, después de la conquista
española, fue erigido el primer altar y
celebrada la primera Misa en tierra
ecuatoriana.
tuto, y se concluyeron también los
nuevos Institutos de Vianna do Castello
en Portugal, de Salamanca en España,
de Cuenca en el Ecuador, y de Ense-
riada en la República Argentina.
No puedo dejar dé mentar la conclu-
sión de varias iglesias, como de la pa-
rroquia de Sta. Cruz, en el Territorio
de Sta, Cruz en Patagonia, del San-
tuario de María Auxiliadora en Rodeo
del Medio en la República Argentina, y
de varias capillas importantes.
Como veis, oh Beneméritos Coope-
radores, tan sólo considerando las nue-
vas fundaciones y las demás obras lle-
vadas á cabo, tenemos todos ocasión
dé ver, en la propagación de la Pía So-
ciedad de S. Francisco de Sales, la asis-
tencia perenne y la amabilidad de la
Divina Providencia.
NlUEVAS CONSTRUCCIONES Y AMPLIACIONES.
Obras propuestas para el 1910.
Contemporáneamente á las obras ya
mencionadas, pudimos, oh Benemé-
ritos Cooperadores y Beneméritas Coo-
peradoras, concluir otras bastante
costosas, mediante vuestra generosa
caridad.
A mí no me es posible, en la breve
reseña que me he propuesto, enume-
rarlas, aunque á la ligera, una por una;
pero no daría una idea exacta del uso
de vuestras limosnas, si no dijese nada
absolutamente. Por ejemplo, aquí, en
el Oratorio Salesiano de Turín, se ha
debido concluir un edificio con tres
pisos, que tuve el consuelo de bendecir
el 29 de Setiembre u. p. y ya se usa
para clases y estudio de los niños estu-
diantes, puesto que los antiguos lo-
cales, sitos en una casa vieja, adquirida
por D. Bosco en los primeros tiempos
e incorporada al Oratorio, no corres-
pondían ya á la conveniencia y á la
higiene.
Lo mismo en Viena, capital del Im-
perio Austro-Húngaro, se ha termi-
nado el gran edificio del nuevo Insti-
Y ¿á qué obras, en el año ya empe-
zado, se deberá dedicar el celo incan-
sable de nuestros Cooperadores?
Debemos ante todo, sostener todas, las
obras fundadas. Así como á todo ser
viviente le es indispensable el alimento,
así es absolutamente indispensable á
todas nuestras obras, la continuación'
de vuestra caridad. Si ésta cesase, de-
cidme, oh buenos Cooperadores, ¿cómo
haríamos nosotros para proveer de ali-
mento y vestido á tantos huerfanitos;
educar á tantos otros jóvenes que
pueblan nuestros institutos, hacer
frente al regular movimiento de tantos
Oratorios festivos, recoger y educar á
tantos hijos de .las florestas, y aún
prestar, en muchos sitios, material y
moral asistencia á tantos emigrados?
En segundo lugar debemos contiir.fi^
á llevar á cabo muchas otras obras em-
pezadas. Limitándome á recordar sola-
mente algunas, ¿como no aludir al tem-
plo de la Sda. Familia en Florencia; á
la iglesia de S. Agustín en Milán, la
cual si no se concluye pronto, se arrui-

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nará la parte edificada; al Instituto repite) oh Beneméritos Cooperadores y
Salesiano de Costantinopla; al San- Beneméritas Cooperadoras, vuestra
tuario del Sagrado Corazón de Jesús en ayuda. Por nuestro vivo deseo, y diré
la cumbre del monte « Tibi-Dabo >x, también por la reconocida necesidad,
junto á Barcelona; al nuevo Templo de de regular nuestras difíciles condi-
S. Carlos en Buenos Aires en Almagro; ciones financieras, desde tiempo hace
al nuevo Templo Parroquial de Viedma no hemos iniciado obra alguna costosa,
en Patagonia y á muchas otras iglesias por buena, santa y realmente urgente si
y capillas comenzadas en otros puntos, la Divina Providencia, asegurándonos
sin excluir las tierras de las Misiones? anticipadamente los medios necesarios y
En tercer lugar no puedo á menos que . con enviarnos el personal indispensable,
recomendaros nuestras Misiones. Por las no hubiese ratificado perentoriamente
relaciones publicadas en el Boletín y nuestra deliberación. Pero de ahora en
por las otras más detalladas que á mi adelante, no se tratará más de una me-
llegan, me persuado cada día más que dida de prudencia, sino de una obli-
también esta obra de D. Bosco fue gación grave á la cual la Suprema Au-
propiamente inspirada por el Señor. toridad Eclesiástica ha vinculado pru-
¿Cómo esplicar sino los copiosos frutos dentemente la conciencia de cada uno
ya recogidos y que se recogen, esto es de los Superiores, mayores y menores,
tantos .bautismos administrados y la de todo Instituto religioso. Por lo
gran zona ganada para la religión y tanto, de ahora en adelante, aún en el
la civilización; y las continuas y mara- ejercicio de la caridad, necesariamente
villosas conquistas entre los numerosos nosotros deberemos adaptar el sistema
salvajes? Pero si de año en año la mies preventivo, es decir, no podremos em-
se hace más qopiosa y madura, de aquí pezar obra, si no tenemos la seguridad
la necesidad de preparar y enviar á de poder satisfacer el coste, ó importe
aquellas tierras nuevos y celosos obre- de dicha obra. Nosotros por lo tanto,
ros. También el ya pasado año, man- á ejemplo de nuesto Ven..D. Bosco, no
damos una nueva expedición de casi dejaremos de haceros conocer nuestras
cuarenta misioneros; pero ¿qué son cua- necesidades; y vosotros, oh Benemé-
renta ó poco menos, para tantos luga- ritos Cooperadores, seguiréis las hue-
res que nos reclaman? No pasa día sin llas de tantas almas generosas que os
que reciba alguna noticia de los nues- han precedido en el mismo ejercicio de
tros, pero todas las cartas se concluyen caridad y gozan al presente del premio
con la misma stiplica: << Somos pocos, en el Cielo; y estoy seguro de ser pronta-
demasiado pocos, mientras que el tra- mente socorrido con vuestras limosnas.
bajo es mucho ; mándenos más personal! » Tened presente las palabras del Di-
Desearía por lo tanto que en el año, vino Salvador: No queráis atesorar sobre
al que la Divina Bondad nos ha hecho la tierra donde las riquezas no están
llegar, pudiéramos formar una nueva seguras, sino atesorad para el cielo, donde
expedición de obreros evangélicos, más vuestros bienes están resguardados de
numerosa que de costumbre, de modo todo infortunio (i). Y estas otras: Con
que sea una lluvia benéfica para aque- vuestros bienes temporales haceos ami-
llas lejanas tierras tan necesitadas. gos, que os vengan á recibir cuando os
Esta, ¿debo decirlo? sería la más dulce presentéis á las puertas del cielo y os in-
satisfacción que podría probar en el troduzcan en los eternos tabernáculos (2).
año de mi Jubileo Sacerdotal.
Pero, para cumplir esta y todas las
otras obras nombradas, es indispensable,
(r) MATTH. VI. 19, 20.
(2) Lúe. XVI, 9.

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En fin, (si queréis que yo os indique y piadosas Cooperadoras, para que el
una obra especial; en la cual todos, Señor se digne bendecir en particular
colectiva é individualmente podáis ejer- todas las obras y todps los santos pro-
citaros en el 1910 con la seguridad de pósitos de toda la Familia Salesiana,
atraer sobre vosotros y vuestras fami- Rogad por el buen éxito del Procesó
lias las bendiciones de Dios), haced como Apostólico de nuestro. Venerable Fun-
mejor sepáis y podáis, para que sea dador, á fin de que llegue pronto el día,
numerosamente y con provecho fre- en que se vea rodeada su cabeza de la
cuentada la enseñanza del catecismo. auréola de los beatos.
Teniendo presente las necesidades de Rogad por el eterno descanso de todos
tantas tierras lejanas, no debemos ol- nuestros Hermanos y Cooperadores
vidar las de los países, en los cuales difuntos, los cuales nos advierten que la
vivimos. Muchos de vosotros son pa- vida, con todos sus bienes es un gra,n
dres de familia; pues bien, hagan don del Señor, pero pasajero; y que
de manera que sus hijos no sólo en el momento de la muerte, no queda
vayan al Oratorio ó al Catecismo en la sino un consuelo, el de haber hecho
parroquia, sino que se enseñe el Cate- buen uso de ese mismo don.
cismo en las clases elementales, á tenor Rogad en fin por mí, que me acerco
de ley; usen todos de su influencia para á grandes pasos á la eternidad, á fin de
con los padres y amigos para que pro- que pueda emplear estos pocos días de
curen que sus hijos aprendan á tiempo, vida que me restan, en plena confor-
junto con las verdades de la Religión, midad á la santa voluntad del Señor.
el camino de la felicidad eterna y el
medio infalible para asegurarse aquí
en la tierra una vida verdaderamente
feliz.
De vosotros, Beneméritos Coopera-
dores y Beneméritas Cooperadoras,
Humildísimo y Obmo. Servidor
Si todo Cooperador y Cooperadora
procurase la enseñanza del Catecismo
según sus propias fuerzas, modelándose
en los fervientes cristianos de los tiem-
pos antiguos, y también en no pocos
1^^^
cristianos de hoy, (los cuales, no con-
tentos de ser fieles secuaces de Jesu-
TESORO ESPIRITUAL
cristo, buscan todo medio para hacer
triunfar más el espíritu de Jesucristo
en la sociedad), creo que nuestro buen
Padre D. Bosco se alegraría desde el
Cielo, habiendo él empezado su obra
múltiple, toda á mayor gloria de Dios
y á la salvación de las almas, con una
lección de Catecismo y con el Oratorio
Los Cooperadores Salesianos que confesados
y comulgados, visiten devotamente una iglesia
ó capilla pública, ó si viven en comunidad, la
propia capilla, y nieguen según la intención
del Sumo Pontífice, pueden ganar las siguientes
indulgencias plenarias:
festivo.
En el mes de Febrero :
Conclusión.
i°. El día 2. Fiesta de la Purificación de
María Santísima.
Antes de concluir, tengo aún un
faVor que pediros, y es la caridad de
vuestras oraciones.
Rogad, oh mis buenos Cooperadores
2°. El día 22. Cátedra de S. Pedro en An-
tioquía.
'

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POR EL MUNDO SflLESIfllNO
Para el Jubileo del P. F^ua. Ponte, Vicepresidentes; Drs. D. Pedro
I. Romero y José F. Rivodó, Secreta-
El Comité Turinés promotor de los rios; D. Santiago García, Gral. D.
Festejos para el Jubileo Sacerdotal del 'Julio F. Sarria, D. Mariano Parra y
Sucesor de D. Bosco, ha aprobado una Dr. F. Litis Rodríguez, Vocales; y D.
Circular que se enviará individualmente Carlos Cabrera, Tesorero
á todos los Cooperadores esparcidos por Con el mismo objeto de estudiar el
el mundo, y ha confiado á su digno Pre- modo mejor de conmemorar el Jubileo
sidente el limo. Sr. Barón D. Antonio y tomar parte en los festejos, se ha
Manno , el encargo de re^mir con el constituido otro Comité en la diócesis
mismo fin un Comité de Damas Turi- del Zulia, bajo la Presidencia del limo.
nesas, Protectoras de la Obras Salesia- Sr. Jiménez, Vicario Capitular. Otro
nas. En una inminente reunión se com- en la Diócesis de Barquisimeto, presi-
pilará el Programa detallado de los dido por el Iltre. Sr. Vicario Dr. Al-
Festejos y se procederá al nombramiento varado.
de las Comisiones que se encargarán di-
* **
rectamente de llevar á buen término y Mientras damos estas alegres noticias
asegurar el éxito de dichos Festejos.
á nuestros amados lectores, les suplica-
mos á todos y á cada uno en par tallar
que eleven sus oraciones al cielo, para
La Comisión Salesiana residente en impetrar la salud y conservación del
el Oratorio de Valdocco, ha mandado Padre estimado, quien desgraciadamente
ya á todas las Casas Salesianas los mo- se ha visto obligado á guardar cama,
delos para el Álbum-Recuerdo, que se por persistente enfermedad reumática,
presentara al Rmo. P. Rúa el 24 de durante varias semanas. Qite las fer-
Jimio, y recomienda vivamente que se vientes plegarias de -nuestros buenos Coo-
recojan solicita y cuidadosamente las fir- peradores, le alcancen del Señor tanta
mas, como también las limosnas qiie con- salud, que pueda vivir todavía miuhos
stituirán el Óbolo para la Misa Ju- años con nosotros, para ejemplo 'nuestro
bilar.
y edificación y salvación de tantas almas.
**
En Venezuela se ha recibido con ver-
dadero entusiasmo el anuncio del Jubileo
Sacerdotal del Rmo. Sr. D. Rúa.
En Caracas se formó un Comité com-
puesto del Exmo. Sr. Arzobispo Castro,
Presidente Honorario; Pbro. Dr. R.
Arteaga, Presidente efectivo; Dr. D.Juan
de D. Méndez , Dr. D. J. M. Núñez
CRON IQUILLA.
PEROSA-ARGENTINA (Italia). — Siempre son
bellas y animadas las fiestas, cuando las ins-
pira el ideal de « Religión y Patria »; pero lo son
de un modo especial cuando las celebran los

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AÑO XXV
BSE 1910 03
Marzo de 1910
N. 3
<70 Q- Q Q. O Q Q- O
Bolcíín Salesiano ^
•••••
£7
^
a
^
p
^
p
F^cvista de (as Obras de Don Bosco
a
(^? (7
Turin Via GottoUngo N. 32.
SUMARIO: Un buen obsequio en el Jubileo del Padre
(Antiguos Alumnos - Su agrupación) . . . . 61
Tesoro espiritual . . . . . . . . . . . . . 6 3
La Pía Sociedad Salesiana . . . . . . . . . 64
A los amantes de la Juventud . . . . \\ . . . 31
Asociación de Ex-Alumnos: El Circulo *Jnan Bosco »
de Turin. Ahorro y previsión . . . . . 7 3
DE NUESTRAS MISIONES : Ecuador: Valiosa ayuda
para la etnografía de los Jibaros . . . . . 76
EL, CULTO DE MARÍA AUXILIADORA . . . . . 83
POR EL MUNDO SALESIANO : El Jubileo Episcopal
; de Mons. Gagliero — Crónica de los Oratorios
festivos: Trieste^ Lima — Crónica de los Ex-
alumnos: Sarria, Turin, Sania Tecla. . . . 85
NOTICIAS VARIAS: España: Barcelona. Las escue-
las restauradas — Salamanca. Eco de la inau-
guración . . . . . . . . . . . . . . 90
Necrología: Sra. Da. Carolina Gerpe de Blanco . 92
ji 6uer^ oéseguio en el Juíiíeo del
A N T I G U O S A L U MJSÍOS
Su
o olviden un solo instante En otra ocasión lo hemos procla-
nuestros alumnos, que mado muy alto, deben ser como una
Dios les tiene marcado antorcha y como un imán, de manera
un camino y fijada una que los que los traten se sientan incli-
misión: los tiene destinados á difundir nados y como arrastrados á amar la
por el mundo el espíritu del Ven. Juan Verdad, la Justicia y la persona ado-
Bosco, ó sea la vid* práctica cristiana, rable del Divino Salvador, y en El y
el Evangelio en acción, con su criterio por Bl al prójimo, á la humanidad en-
amplio, respetuoso, independiente, que tera.
se plega y acomoda á las circunstan- Si un injerto en una planta silvestre
cias para dominarlas e informarlas, la modifica y hace producir frutos ex-
que saca partido de todo, para hacer quisitos ¿qué tendría que suceder si
triunfar el reinado de Nuestro Señor todos los educadores, y en especial los
Jesucristo. Esta es su gloria y éste es Salesianos y sus alumnos, preocupán-
su deber.
donos muy seriamente de nuestra mi-

2 Pages 11-20

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2.1 Page 11

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BSE 1910 03
sióñ obKgatófia, pusiéramos anual-
mente centenares y millares de buenos
injertos en el árbol, es verdad, algo sel-
vático ;^... salvaje de la sociedad mo-
derna?1 Esa sociedad es mala ¿á qué
negarlo? aunque con lo malo hay mu-
cho bueno, pero ¿deberemos cruzarnos
de bra¿os? ¿y nb es nuestra obligación
ingertarnos y hacer que ese árbol pro-
duzca buenos frutos?
El Ven. Juan Bosco vislumbró el
peligro e hizo lo que pudo para conju-
rarlo. Hizo lo que pudo, porqué á estar
en su mano, el remedio hubiera sido
eficaz/completo. El quería cristianizar
al obrero, instruirlo, educarlo á la vida
brillante que le preparaba la Divina
Providencia. Dio el ejemplo y fundó
sus Escuelas profesionales/que no son
sino un modelo que todos pueden imi-
tar; y para que esas escuelas en unión
con los colegios qiieá su lado funcio-
nan, dieran todo el fruto que pueden
dar, fundó la Asociación de Antiguos
Alumnos, y les encargó conservar el
espíritu del colegio y extenderlo por el
mundo.
El trabajar seriamente por la Aso-
ciación de los Antiguos Alumnos es un
deber sacrosanto de todo salesiano;
el espíritu de D. Bosco así lo exige.
Y dulce es decirlo: en esta obra labo-
ramos todos, porque para esa Asocia-
ción se van formando desde su entrada
al Colegio y no sólo en la clase, desde la
primera elemental, hasta la última de
bachillerato ó comercio y el año de per-
feccionamiento técnico; sino en el patio,
en la iglesia, en todas partes. Según
el deseo de nuestro Ven. Padre, la Re-
ligión y el espíritu social han de cons-
tituir el ambiente de las casas sale-
sianas, Y según su espíritu, al salir el
niño del Colegio ha cambiado simple
mente de posición. Los Salesianós ya
no somos sus maestros, pero continua
mos siendo sus educadores; no somos ya
sus padres/pero si sus amigos más leales.
Ahí ,queridos jóvenes que dejais la£
casas salesianas, sabed que en todos los
momentos de la vida, en las penas y en
los triunfos y en los desastres, debéis
volver con ternura la mirada al colegio
que os formó y sabed que en él encon-
traréis siempre superiores y amigos que
os estiman y aman, que reciben vues-
tras visitas con agrado, vuestras con-
fidencias con amor y respeto, y todo
lo vuestro con cariñoso interés. Per-
suadidos estamos de que la Asociación
de los antiguos alumnos es el necesario
complemento de nuestra tarea de edu-
cadores y como la aureola que ciñe
nuestras sienes.
El fin principal de la Asociación es
pues conservar el espíritu del Ven. Juan
Bosco y las relaciones con los antiguos
Superiores. Ese espíritu es, digámoslo
así, el núcleo de este organismo amado
para nosotros, la fuerza de cohesión
que mantiene unidos tantos elementos
diversos. Por eso es casi indispensable
que el Consiliario eclesiástico de las
Asociaciones sea siempre un Salesiano.
Una vez segura del fin principal, la
Asociación puede'tomar la forma que
se quiera, la que más convenga, según
las circunstancias.
Hablaremos luego de ello. Digamos
ahora algunas de las muchas y pode-
rosas razones que deben pesar en el
ánimo de los alumnos para dar su nom-
bre á la Asociación apenas salgan del
Colegio; porque si á los Salesianós nos
es conveniente que existan las Asocia-
ciones como testimonio perenne de
nuestros esfuerzos, á los alumnos les
es necesario:
Para la conservación de la fe. Es-
tando el mundo como está, el individuo
aislado podrá sostenerse por algún
tiempo en los buenos principios; pero
no muy tarde la seducción rendirá su

2.2 Page 12

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BSE 1910 03
- 63 -.
corazón. Si es un héroe se mantendrá la conservación de nuestra fe; la caridad
firme por todg la, vida á pesar íde todas nos manda facilitar esas mismas ven-
las embestidas y tempestades;, mas los tajas á nuestros hermanos. L,a Asocia-
héroes son por desgracia muy escasos. ción de los Antiguos Alumnos lo hace
Mas estando unidos los unos velarán todo. , ;
,
-
por los otrpSy se sostendrán mtitual- Pequeña qdsa es uní hitó de cáñamo,
mente, con sus reuniones renovarán tres de ellos no se rompen sino con
el espíritu, como dicen que renueya el .alguna dificultad (i) y un centenar de
águila las plumas de sus alas (i), y si ellos forman esos cables formidables
alguno cae, los demás le ayudarán á que atan los acorazados á la orilla
levantarse (2);
aunque los soliciten-í-ilas 'ondas y los
Para el consueto en tiempo de en- agiten los vientos. ¡Oh! que sea el amor
fermedades y desgracias. ¡Cuan amar- al Ven, Bosco ese cable bendito que os
gas son las lágrimas y cuan acerbo el mantenga asidos á la playa de la Iglesia
dolor cuando uno se ve aislado y solo! en medio del mar borrascoso del egoís-
Al paso que una visita las enjuga, una mo y las pasiones? ¡oh! que seáis nave
palabra del amigo alivia el corazón y que salve del naufragio á las genera-
la caridad socorre las necesidades;
ciones que se hunden!
Para la vida misma material. ¿a.
'
;
lucha por la existencia es hoy muy ruda;
las exigencias sociales son muy grandes/
desgracias y golpes de fortuna muy (i) Éccle. IV. 12.
posibles ¡ay! y muy frecuentes. Si estáis
aislados, debéis arreglaros como po-
dáis, y muchas veces resignaros..... á
sucumbir. De manera que es casi tentar
á Dios el vivir aislados, como buhos
TESORO ESPIRITUAL
solitarios como los avestruces del de-
sierto;
Pero unidos, tendréis en primer lugar
esos lazos fortísimos del compañerismo,
Los Cooperadores Salesianos que confesados
y comulgados', visiten devotamente uña iglesia
ó capilla pública, ó si viven en comunidad, (a
propia capilla, y ruegen según la intención
y en segundo lugar las obligaciones de del Summo Pontífice, pueden ganar las si-
justicia que os hayáis impuesto, porque, guientes indulgencias '.'pichanas:'"
/
como luego veremos, nadie os impide y
todo os aconseja, formar una caja de
ahorros y mutuo socorro, una coope-
rativa de crédito ú otra institución por
el estilo, que dentro de la Asociación
En todo tiempo:
1.° El día que dieren sil nombre á la ;Unión
de Cooperadores;
,
\\
2.° Una vez al-.mes,..el día que cada cual quiera
escoger; .
hay campo para todo.
Muchos otros motivos podríamos
alegar; pero los resumiremos todos en
dos palabras: propio Ínteres y caridad.
El interés personal nos aconseja ase-
3.°'Igualmente una vez al mes, el día que
asistan á la Conferencia;
4.° Asimismo una vez-ál-mes, el día que hagan
el ejercicio de la buena muerte; i
5.° El día que por primera vez se consagren
al Sgdó; Corazón >deJesús; <•'.,•.•, ,•-./.
gurar nuestra existencia y la de nuestra 6.° Cada vez que por ocho días consecutivos
familia, y lo que vale más, asegurar
se retiren á hacer ejercicios espirituales.
7.° En artículo dé muerfe,, si" confesados, y co-
mulgados, ó alíñenos ' contritos, pronunciaren
(1) Salmo.
(2) Eccíe. IV. 10.
devotamente.el Smo. Nombre de Jesús con la
! boca á ser posible, ó al menos con el corazón.

2.3 Page 13

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BSE 1910 04
AÑO XXV
Abril de igio
N. 4
•Q ó ó ó ó O ó
0_ 0_ 0_ O O .
^
^
^
Boletín Sabiano
p¡':
&
P
^
£>
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I^evisfa de las Obras de Don Bosco
p
O
Turin - Via Contengo N . Z 2 .
SUMARIO: La enfermedad del Revmo. D. M. Rúa 93
Un buen obsequio en el Jubileo del Padre (Antiguos
Alumnos - Algo de lo que pueden hacer) . . . 94
El Jubileo Sacerdotal del Padre . . . . . . . 9.6
La Pía Sociedad Salesiana . . . . . . . . . 97
A los amantes de la Juventud . . . . . . . . 99
Tesoro e s p i r i t u a l . . . . . . . . . . . . . 100
En la tumba de D. Bosco . . . . . . . . . 101
VI Congreso de los Cooperadores Salesianos . . 104
Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . 106
DE NUESTRAS MISIONES : Ecuador: Un episodio
de la vida Jibara China: En la isla de Sam-
tcióu . . . . . . . . . . . . . . . . 107
EL CULTO DE MARÍA AUXILIADORA: Santuaro Con-
memorativo en Concepción (Chile). . . . . . ni
Gracias de María Auxiliadora . . . . . . . . 113
POR EL MUNDO SALESIANO : Para el Jubileo de
D. Rúa— Crónica de los Oratorios festivos-.Liorna,
BTurieensotesy
Turin
Aires —
Crónica
Ecos de la
de los
Fiesta T
Ex-alumnos:
itular: Sarria
115
NOTICIAS VARIAS: España: Huesca — América:
Iba'gué, Barranquilla, Córdoba, Arequipa, Piura 118
La eníepnK&a& del Revmo. $r. 0. (Diguel Rúa.
La salud del Rmo. Sr. D. Riia hacía varios meses que andaba continuamente
consiimiéndose: á principios de enero pareció que se inclinase á un progresivo mejora-
miento^ pero luego comenzó á empeorar de tal modoy que el 18 de febrero se ordenaron
especiales oraciones en todas las Casas Salesianas.
La noticia por medio de los diarios', se di/2indió en un instante por todas partes;
y es para nosotros un grande consuelo el ver el interés que se toman por la salud del
amadísimo Superior muchos Cooperadores é insignes personajes sacerdotes y laicos.
En Roma varios Emmos. Cardenales envían diariamente á pedir informaciones á
nuestra Procura, y el mismo Padre Santo se interesa personalmente y varias veces ha
enviado al venerando enfermo — que conserva una serenidad maravillosa la Ben-
dición Apostólica. El Emmo. Card. Mercier quiso llegarse hasta nuestro Superior y
el domingo 27 de Febrero impartíale la Bendición Apostólica por delegación expresa
del S. Padre Pío X. En Turin y en varias otras partes se están celebrando triduos
y novenas solemnes; y muchos Oradores de la S. C^laresmas, por deseo de los
Exmos. Ordinarios, han recomendado desde el pulpito oraciones por su curación.
/ Es un verdadero plebiscito de afecto ! Entretanto D. Rita « da expresivas gracias
á cuantos ruegan por él y les promete el más cordial recambio ».
Los insignes doctores que le asisten con grande solicitud han declarado su enfer-
medad una miocarditis senil, y el 26 de febrero notaron un ligero mejoramiento que
aunque ha ido acentuándose poco á poco, no ha permitido, hasta el día de hoyt de-
clarar al Sr. D. Rúa fuera de peligro. ¡Debemos, pues, redoblar las plegarias y la
confianza en María Auxiliadora /
*
7 Marzo 1910.

2.4 Page 14

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BSE 1910 04
— 94 --
o6seguio en el
A N TI G U O 5 A L U M JSÍ O 5
Higo de (o que pueden hacer.
se ha dicho que el fin prin-
cipal de la Asociación es la
conservación y propagación
del espíritu recibido en el Colegio.
Una vez logrado esto, ellos pueden
constituir diversas obras sociales y eco-
nómicas, según el número y calidad de
socios, las necesidades, las convenien-
cias, el medio ambiente... y así, en un
lugar podrán fundar Cooperativas de
consumo, de crédito, Cajas de préstamos,1
Cajas de resistencia; en otro podrán
extender su radio de acción en bene-
ficio del prójimo y establecer Cajas de
ahorro escolar, de mutuo socorro, de
previsión y seguros... podrán encargarse
de los Oratorios festivos y hasta fun-
dar un Secretariado del Pueblo, como
deseaba nuestro muy amado Superior
el P. Rinaldi cuando residía en Barce-
lona; podrán establecer Sindacatos; en
fin lo que más convenga. Con tal de
que se mantengan dentro del espíritu
que se les infundió en el Colegio, les
queda amplia libertad para todo. Los
Salesianos se limitarán á conservar este
espíritu, á aconsejar y alguna vez,
cuando sea necesario, á dirigir y en-
caminar los esfuerzos por anchos ca-
nales con determinado fin.
De desear es que toda Asociación de
Antiguos Alumnos, se haga reconocer
legalmente, para hacer respetar mejor
sus derechos y gozar de los privilegios
que las leyes pueden conceder á las
Corporaciones.
Constituidos los Antiguos Alumnos
¡cuánto es el bien que pueden hacer!
Ante todo consigo mismos. En sus reu-
niones, que serán frecuentes, y en sus
domicilios sociales, cambiarán impre-
siones, tratarán asuntos de Economía^
de Sociología, organizarán los tra-
bajos, se instruirán en las cuestiones
principales de actualidad, tendrán con-
ferencias apologéticas para perfeccio-
narse en la religión y adiestrarse en
su defensa. La Presidencia tendrá
cuidado de mantener las buenas re-
laciones mutuas y cada cual se ayu-
dará lo mejor que pueda. Cuando
algún socio se halle enfermo, irán los
consocios á consolarlo y ayudarlo, y
así la acción pasará del individuo á
la familia.
Formar buenas familias: he, aquí
otra de las grandes misiones del a-
lumno de las casas salesianas. Ellos
tienen que honrar al colegio y á los
superiores que los educaron, y la mejor
manera es llevar al seno del hogar esos
sentimientos de respeto, de franqueza,
de amor, ese convencimiento profundo
de la responsabilidad personal que se
trató de infundirles durante el tiempo
de su educación.
\\

2.5 Page 15

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BSE 1910 04
95
Una vez afirmada en sólidas bases
la Asociación de Antiguos Alumnos, po-
drá muy bien ensanchar su esfera de
acción (i),
;, • • ' • ' * ** • ^' • • •
- Tal vez todo esto no se realice muy
pronto ni en todas partes. Pero sí hay una
cosa que desde luego puede hacer todo
joven que salga de las Escuelas Pro-
fesionales y Colegios, después de haber
pasado los años reglamentarios y for-
mádose bien en su oficio. Durante su
permanencia en las casas salesianas se
ha procurado infundirles en el alma el
deseo del apostolado, el ansia de hacer
el bien á los semejantes, el anhelo de
gozar de esa recompensa incomparable
que da la conciencia cuando uno hace
(i) Los antiguos alumnos de Barcelona, tienen, entre
otros, un pensamiento bellísimo, el de fundar Oratorios
festivos para enseñar la doctrina cristiana á los niños,
facilitarles el cumplimiento de los preceptos de la Iglesia,
inspirarles la piedad, el amor á los Santos Sacramentos,
hacerles pasar agradablemente la fiesta sin ofensa de Dios.
La idea es muy hermosa, pues ¿qué mejor auxiliar puede
tener el Salesiano ó el Párroco, qué los jóvenes entusiastas
que crecieron al abrigo de la bandera del Venerable pro-
pagador de los Oratorios festivos?
Otra idea feliz han tenido, fundar una Caja de socorro
mutuo y otra de ahorro escolar á beneficio dé los alumnos
de nuestras escuelas elementales y colegios de externos.
Así se abituará á los niños á Ja virtud del ahorro y se
asegurarán futuros socios en esos mismos niños.
Otra idea nos manifestó un antiguo alumno de las
1 Escuelas Profesionales de Sarria.
— ¿ No podríamos constituir un buen fondo de reserva
con el fin da subvenir á los alumnos más aprovechados,
para que suban, v. gr. de la categoría de obreros ó de-
pendientes á la de patronos y principales? Cuando haya
un socio que reúna las condiciones necesarias de acti-
vidad, inteligencia y buena voluntad ¿ no podría ayudarle
nuestra Caja, prestándole el dinero suficiente, amortiza-
ble en pequeñas cantidades á determinados plazos, para
montar taller ú oficina por su cuenta? Pues una vez
puesto su taller, deberá abrirlo ante todo á.los alumnos
que vayan saliendo de las Escuelas Profesionales, asegu-
rarle el trabajo y realizar entre ellos el mejor bien po-
sible. Así se irá constituyendo una especie de gremios,
á quienes abrazará luego la Asociación, que vendría á
convertirse en una verdadera federación, la cual á su vez
entrará en otra más vasta, como el Volksverein, y con-
tribuirá 4 una dilatada agrupación de fuerzas católicas,
que es el desiderátum de los más profundos sociólogos
católicos.
algp por amor de sus semejantes. Pues
desde el momento que puede, empiece
a realizar esas ideas. Desde el colegio
mismo se puede y muchos lo hacen
ya. Pero en los lugares donde trabajan
pueden seguramente hacerlo. Esto es,
ejercer la bienhechora influencia del
buen ejemplo y del consejo cuando es
posible.
.|
Cuando hayan experimentado la sa-
tisfacción del apostolado, les asegura-
mos que no ahorrarán ocasión de pro-
curársela. ¡Oh la dicha de darse • uno
á llevar almas á Dios, y bienestar á
los hombres ! Guando hayáis hecho todo
esto, entonces, sólo entonces podréis
decir con plena verdad que sois hijos
del V. Juan Bosco y que hacéis lo que
él se propuso y lo que Dios quiere de
vosotros.
':
Por lo que hace á los Cooperadores,
no podrán menos de ver en la Aso-
ciación de los Antiguos Alumnos la
realización de sus nías halagadores
sueños. Así lo han declarado reciente-
mente varios Prelados y varios señores
muy metidos en obras sociales, y la
verdad sea dicha, estas declaraciones
y esa voz de aliento nos han decidido
á trabajar con más tesón en la grande
obra post-escolar, necesario comple-
mento de los Colegios y Escuelas.
Ahí tenéis en breves palabras el fin
de la Asociación de los Antiguos Alum-
nos : tocio lo abraza: la parte mate-
rial y económica, la parte intelectual,
la parte moral, los intereses del cuerpo
y los intereses del alma, y, no satisfecha
aún, ensancha el campo de sus opera-
ciones y ejerce fecundo apostolado. /

2.6 Page 16

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BSE 1910 04
_ 96 -
El Jubileo Sacerdotal del Padre
: UESTRA memoria es la urna donde el
\\ tiempo guarda celosamente sus re-
cuerdos. Cada uno de es'bs recuerdos
lleva lina -fecha que traemos grabada en el cora-
zón con cifras de oro ó con cifras de sangre;
fechas de duelo y fechas de alegría, reminiscen-
cias profundamente tristes y reminiscencias
inefablemente consoladoras.
Los individuos, las familiast las corporacio-
nes, las repúblicas conmemoran muchas de esas
fechas. Las artes, las. ciencias, el amor tiene sus
fechas clásicas. Sí! también el amor tiene sus
fechas clásicas, nobles, soberanamente simpá-
ticas porqué nada hay en este mundo más noble,
más grande, más simpático que el amor. Y, si
ese amor viene de Dios y á El va directamente,
si ese amor se viste con los cambiantes de la
virtud y se llama caridad, oh! entonces, el recor-
dar esas fechas es celebrar un triunfo y celebrar
ese triunfo es un deber sacrosanto y más que un
deber es una necesidad imperiosa del corazón.
Manifestación imponente del cumplimiento
de ese deber gratísimo y desahogo grandioso de
esa imperiosa necesidad es la inmensa corriente
de entusiasmo y de simpatía que ha despertado
en el mundo la fecha faustísima del Jubileo
Sacerdotal del digno Sucesor de D. Bosco: el
Padre Miguel Rúa.
En todas partes del mundo salesiano se tra-
baja con actividad febril para celebrar digna-
mente esa fecha y'para dar al Padre Rúa un
testimonio de admiración y de cariño y sobre
todo un testimonio de la fe cristiana, de esa fe
que alienta nuestras vidas, hermosea nuestras
esperanzas, inspira nuestras obras y nos sos-
tiene en medio de las luchas, de las persecuciones
de la guerra sin cuartel que nos han declarado
los enemigos de la Iglesia de Cristo.
No debemos olvidar que esa actividad, ese
movimiento, ese entusiasmo, esas protestas de
je, esas fiestas tienden esencial y directamente á
honrar en la persona del Padre Rúa, una délas
más nobles, hermosas y acabadas figuras del
Sacerdocio Católico contemporáneo.
Figura noble y hermosa de un sacerdote que
se levanta gigante sobre el granítico pedestal
de una santidad cimentada en la humüdad más
profunda y en el más constante y abnegado tra~
bajo.
Figura noble y hermosa de un sacerdote que
derrama en derredor suyo los sagrados carismaz
del espíritu evangélico que vive y palpita en él
en toda su genuina pureza.
Sí! honrando al Padre Rúa entendemos
honrar al Sacerdote digno representante de
Jesucristo sobre la tierra.
Entendemos honrar á ese hombre que vive
entre nosotros y no es como nosotros. A ese hom-
bre que entre las algazaras y festines que se le-
vantan en su derredor va siempre de luto,' A ese
hombre que entre la muchedumbre que aclama
frenética al triunfo de los sentidos lleva incon-
taminada su mente, puro su corazón y sus ojos
sellados siempre con el sello de la modestia.
A ese hombre que mientras todos hablan de filan-
tropía, El esparce á manos llenas los beneficios
de la caridad. A ese hombre que mientras todos
levantan la voz en nombre de sus propios dere-
chos personales, él*calla y trabaja en el cum-
plimiento de sus deberes; y por deber él en-
tiende la abnegación> el sacrificio, el heroísmo.
Honrando al Padre Rúa queremos honrar no
tansolo al piloto de la nave salesianay sino tam-
bién á ese hombre votado al servicio de Dios y
al servicio de sus hermanos, al sacerdote cató-
lico, que en las calles y en las plazas es objeto de
befa y escarnio, que en el hogar y en el santuario
es el único amigo sincero ; que en casa del rico es
un mendigo, pero que por lo mismo, en la choza
del pobre es la imagen viva de la Providencia.
A ese hombre que á la luz de la fe.es el alter
Christus; á la luz de la civilización es el autor
y el conservador de la civilización misma; á la
luz de la ciencia es un maestro; á la luz de la
tea revolucionaria es la víctima, á la luz de la
hoguera es el mártir y á la luz de la historia es.
un vencedor á quien ninguna fuerza pudo
resistir jamás.

2.7 Page 17

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BSE 1910 04
— 97 —
Comentarios al Decreto de Venerabilidad
de nuestro padre. '# é »;; "*'••''•' '#*
£ícr ^odedfacf
Y á fin de que su obra no pere-
ciera con el andar del tiempo, el
año de 1857 fundó la Pía Sociedad
Salesiana, la cual extendiéndose de
día en día, fue alabada y recomen-
dada por la Santa Sede en 1864 y
aprobada con decreto de i^de marzo
de 1869.
Decreto Supremus 1907.
III.
5U carácter.
Era el 8 de Mayo de 1884, y en la easa de las
Nobles Oblatas de Tor de' Specchi, de Roma,
tan beneméritas de la Obra Salesiana, el V.
Bosco dio una conferencia á los cooperadores de
la Ciudad Eterna, presididos por el'Émmo.
Card. Parocchi, Vicario General de la Santidad
León XIII. D. Bosco hizo una de esas sen-
cillas pero elocuentes exposiciones qué arreba-
taban, hablando del bien realizado y del que
intentaba promover; pero acabando él/ocupó
la tribuna Su Eminencia y se expresó así:
« Quisiera tener plena libertad de palabra,
para hablar sobre la misión de los Salesianos
, y de su Fundador, para expresar mi pensa-
miento y mis sentimientos respecto de él/de sus
Obras, de la sociedad fundada por él. Mas esta
libertad me la quita la presencia del hombre de
Dios, del hombre de la Providencia, de la perla
del Sacerdocio Católico. Debo callar porque el
' elogio ofendería su modestia. Pero si yo calló,
hablan bastante sus obras. Hablan de D. Bosco
y de sus hijos los innumerables colegios espar-
cidos por Europa y América; celebran sus ha-
zañas los templos por ellos levantados en todas
partes; hablan las obras publicadas para la
instrucción religiosa del pueblo, hablan las obras
de grande aliento dadas á luz en sus tipografías,
los clásicos expurgados para preservar á la ju-
ventud de los peligros que. encierra la litera-
tura; hablan los Oratorios festivos, las Escuelas
diurnas, nocturnas y festivas, donde los niños
aprenden á amar y servir á Dios y al mismo
tiempo reciben una instrucción conveniente á su
estado; hablan las Misiones que en corto lapso
de tiempo >«e han establecido para gloria de la
Iglesia y de la civilización. Si yo callo, el nom-
bre de este hombre providencial, de Juan Bosco,
resuena en los labios de 100.000 niños que lo re-
conocen por padre; habla la Obra verdadera-
mente romana, ^comenzada y sostenida |>or- él
con valor romano, la iglesia y el iiís/titütt) del
Sagrado Corazón que entre nosotros Se esta
levantando.
-
<;
» Ciertamente no ptiede haber elogio ade-
cuado á la grandeza, al heroísmo,; .al carácter
benéfico de que están impregnadas las obras de
D. Bosco; de sus ramos ya se recogen frutos tari
opimos y providenciales, que prueban su opor^
tuna venida y que admiran con sólo pensar en
ellos. Pero, señores Cooperadores y Coopera-;
doras, en estas obras, aunque admirables, aun-
que grandes y fecundas nada hay que sea nuevo
del todo, nada que no tenga su tipo en loi
tiempos pasados. Siempre se habló en la iglesia
de Misiones á los pueblos bárbaros, habló
de predicación, de templos, de hospicios, de la
difusión de los buenos libros, de educación de
la juventud. Todas estas obras, existían antes
de los Salesianos, existen ahora y existirán
siempre, porque están en la naturaleza íntima de
la Iglesia Católica. -
» No es, pues mi ánimo fijar vuestra atenr
ción sobre estos puntos; más bien me dirijo á
vosotros, los que os honráis con el nombre de
Salesianos, nombre bello por el Santo que re-
cuerda, llenó de dulzura y todo caridad, norn-^
bre bello por el significado que da á vuestras
obras: sal y luz; y os hablo de lo que os distin-
gue dé las otras sociedades y congregaciones;
lo que constituye vuestro carácter, vuestra:
fisonomía especial. Corno en cada hombre que
Dios envía al mundo imprime una marca qué le
distingue de los demás; así también, como nos
lo dice la historia y lo atestigua la expreríencia;;
en cada comunidad religiosa, estampa, tiir sello
que la distingue de las restantes. El Orden de
S. Francisco tiene el carácter distintivo de la
'pobreza, con lo cual se contraponían los fran-
ciscanos á la ostentación y sensualidad de un siglo
sibarita; el de Santo Domingo tuvo y tendrá el
sello de la fe, porque debían combatir un siglo
en que se alzaban arrogantes herejías: Haec
est victoria quae vincit mundum: fides nosira;
Ignacio y su Compañía de Jesús, tuvo el sello
de la ciencia, y con ella debían combatir la igno-
rancia de aquellos que de ignorante acusaban
á, la Iglesia, detener los progresos del protestan-
tismo, disputándole el terreno palmo á palmo,

2.8 Page 18

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BSE 1910 04
POR EL MUNDO SflLESIflN
Para el Jubileo &el Revino, 0. Rúa
Siguen los trabajos de preparación, con un ar-
dor siempre creciente. Se ha enviado una circular
é todos los Directores, Celadores. Decuriones y
Celadoras para que constituyan especiales Co-
mités que se adhieran al de Turín.
Con gran placer sabíamos por nuestra parte que
en muchos lugares los celosos cooperadores no
habían esperado tal invitación, sino que se habían
constituido ya de antemano. Reproducimos por lo
tanto la circular del Comité Turinés.
A los Cooperadores y Cooperadoras Salesianos, á
los admiradores y amigos de las Obras de Don
Bosco:
El 29 de Julio de 1910 cumplirá el Rmo. Sr. Don
Miguel Rúa el quincuagésimo aniversario de su
ordenación sacerdotal.
Celebró su primeva misa en la Iglesia de S. Fran-
cisco de Sales del Oratorio el 30 de Julio de 1860, sin
solemnidad alguna, sustituyendo á Don Bosco; y
así en el mismo Oratorio la celebrará como Sucesor
del Venerable el año 1910, rodeado délas plegarias,
felicitaciones y homenajes de todo el mundo católico.
Estas muestras de cariño significarán el recono-
cimiento de cuantos (durante el medio siglo de su
apostolado) encontraron en el, y en las obras por él
dirigidas, el beneficio paternal de la palabra amiga,
de los afectuosos consejos, del socorro pronto, eficaz
y práctico ofrecido de todo corazón.
La demostración será, por lo tanto, solemne y
universal.
Los miembros de la Pía Sociedad Salesiana, los
jovencitos que se educan en las Casas fundadas en
todo el mundo, celebrarán el acontecimiento que será
para ellos de gloria y alegría familiar, ensalzando en
el muy Revdo. Sr. D. Rúa al incansable continua-
dor de las Obras de D. Bosco. .
Los festejos comenzarán en el mes de Mayo de
1910 con ocasión de las anuales fiestas de María
Auxiliadora, y hallarán su mayor desarrollo el 24
de Junio, día onomástico del Venerable Juan Bosco.
'.En este día el muy Revdo. D. Rúa anticipará su
Misa Jubilar, para tener la satisfacción de ver una
vez más su nombre entrelazado con el del Venerable
Padre, y esto probará más y más cómo en D. Rúa
los Salesianos todos están habituados á ver la con-
tinuación de la figura inmortal de D. Bosco.
Pero los Salesianos (que no están solos en el amar
á Don Rúa) no pueden ni deben tampoco hallarse
solos en esta fiesta de gratitud; y por esto los Coope-
rador es, Admiradores y Amigos de sus instituciones
que residen en Turín, y están, por lo tanto, más Cer-
canos á D. Bosco y á D. Rúa, han formado un Co-
mité Promotor de los Homenajes y Festejos eji
ocasión de su Jubileo Sacerdotal.
El vasto programa que se propone el Comisé,
abraza no solamente los especiales festejos religiosas
y literarios en honor de D. Rúa, sino también una
Exposición de las Escuelas Profesionales Salesianas
esparcidas por lodo el mundo, para demostrar con
solemne y tangible constatación de hechos, lo que los
Salesianos han llevado y llevan á cabo en pro de la
juventud, en particular la obrera, con los socorros'
de sus bienhechores, y bajo la dirección del muy
Revdo. D. Rúa. Además, durante el período de los
festejos, se celebrarán juntas y concursos esportivos,
musicales y filodvamáticos entre los alumnos de los
Colegios y Oratorios Salesianos, ya para cambiar
impresiones, y estrechar más los lazos fraternales, ya
para ofrecer al público una prueba de la educación é
instrucción que en los Colegios Salesianos se recibe.
Basta apuntar sumariamente la idea, para verla
crecer y agigantarse.
Es necesario, pues, que todos los Cooperadores Sa-
lesianos tomen viva parte en un acontecimiento: tan
importante; que formen Comités Nacionales en
unión con los Colegios Salesianos locales, y que se
preparen á tomar parte en los festejos y pruebas de
carino:
a) Organizando una subscripción nacional de adhe-
siones y ofertas con las que se forme el óbolo para
la misa de oro, que se' presentará al Revdó^Don
Rúa en tan fausta ocasión.
b) Enviando al Comité Promotor de Turín un pliego
de homenaje al festejado, subscrito por todos los
miembros del Comité Nacional, con las ofertas re-
cogidas.
c) Promoviendo una Conferencia que ilustre1 las
Obras de Don Bosco, ó una Velada conmemo^.a-
tiva, según los acuerdos que se tomen con el Ins-
tituto salesiano local.
El Comité Promotor Turinés cuenta con la ca-
ridad y benevolencia de los Cooperadores 'Salesianos
á quienes dirige este cordial llamamiento; y está
seguró de que en el,feliz día de la Misa de Oro, se
hallarán al lado de D. Rúa corporalmente ó en espí-
ritu todos sus hijos, amigos y admiradores espar-
cidos por el mundo.
La Junta Directiva del Comité
en Turín, Marzo de 1910.
La Correspondencia diríjase át
Dirección del Boletín Salesiano — Via Cottolengo
32, Turín.

2.9 Page 19

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'^^
ó ó O
BSE 1910 V
I^evisía de (as Obras Hs Don Bosco
^
(7 <?
Turín -r- Via CóUolcngo NV; 32.
SUMARIO: D. Rúa ha muerto v . . V . . j . 121
era D. Rúa? . . . . . . . . . . . 125
éspintuai
128
amantes de la Juventud . . . . . . . . 129
s de familia: Desde el África "del, Siir /- ^ .
UESTRAS MISIONES : China : En la isla de Sam-
u '— (Rep.¿ Argentina) Territorio del Ghubút
j j5
DE MARÍA AUXILIADORA : A María ÁÜx.
de María Auxiliadora . . . . . . . . 137
EL MUNDO SALESIANO i Crónica de los Orato-
rios festivos •: < Síiema, Trieste CrÓtiica 'de losiSí
Ex-alumnos: Lila, Buenos Aires Ecos .de l^fí
Fiesta Titular: Ciudadéla, En Italia ] v '• v . ;ÍÍ¿
NOTICIAS VARIAS : España: Santander -— América||f|f
- Lá: entrada triunfal de Mons. Cagüero^en la R^l^l
publica de «El Salvador» - El nuevo Obispo (Ígi|*|
laáápwSaseloreesnn,,a>SC. óBBr&daohtbáiaágyno—Jj]&GóácIfiettó$a:vlieaase:el
'
Méld^Oy^-Mé^doziíj^^
F' lorencia2^ Miláíifff,'•
D. José Lazzero . ; . . . .
•'Necrología;
"
DON RÚA UA MUERTO.
^ mejor de los Padres ha volado al cielo en la mañana
del 6 de Abril á las 9.37. — La esperanza de conser-
varlo aún por algún tiempo entre nbsotfos" soló ¿e des-
vaneció ení aquel instante: no Síabfamos' adaptarnos -al
pensamiento de perderlo y heüios rp¿adó coii fe que
nos párjecia debía arrancar: un milagro. , 1 ; ;i > :
Dios -dispuso de otra manera; pero no ha, deja4p
de: prestar oídos á nuestras plegarias. Su rmuert^, como diremps
"asueripeníiaa,mdeünltceeje.ennvloidsiapbrlóex. imElodsu,neúlomqeuroéss,u;ísic¿éitolaéhmeul emrtueííddoeIeuñntesra0nfttoíé,
inmenso, sus funerales alcanzaron las proporciones dé un glOridsb
triunfo; y en núestrO^ebrazón surgió luego la résigníáeióW) y la taima ó
mais; bien sentimos en él un interno gozo humanamente inexplicable.
; ; Sus despojos mortales fuerpn , inhur^cid^s, la, tarde d^l/.p.de
Abril, en la tumba de D. Bosco en Valsalice. Era ést<e un d^^eo
vivísimo de nuestro corazón y Dios benignamente lo escuchó: junto
á D. Bosco duerme plácidamente el sueno de los'justos el hijo
'predilecto Quiera el" SeñOr qué goce ya de la gloria sempiterna J
con el Venerable Padre en los Cielos.
, ; ;; ;
jRgQUIESCAT IN PACE!

2.10 Page 20

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BSE 1910 V
J-íacía ya varios rneses que el templé adüiimble del Sr, D . Rúa Á
venia quebrantándose por un desfallecimiento general ; pero no se f
dio- por vencido sino en la tarde de 15 d
al ^tt¡conti*arlé dé; t;|íí ^
lai voz
de alariná! Ea noticia cOiiiüfticaÉa á tiolaf las ¿alas Salesranas
difundiéndose por doquiera provocó un verdadero plebiscito de ora-
ciones, plegarias y votos por su conservación.
Pasado el primer peligro, del 25 de Febrero al 25 de M&fzo
se sucedió todo üñ período ya de halagüeñas esperanzas ya de
angustiosos temores. Fuente de esperanzas era él temple moral
siempre sostenido del venerando enfermo con quien algunos dias
fue piadosamente forzoso acceder y permitirle qué se entretuviese
á ratos ora con uno ora con otro de los Superiores en cosas pro-
pias del respectivo oficio. Pero desgraciadamente a los días plá-
cidos que prometían una nueva infusión dé vitalidad alternábanse
otros de una postración desolante.
Él sin embargo siempre tranquilo y sonriente no dejó ni uní
|S§|(£}^
Francesia celebraba en la contigua, capilla, ni de recibir la Sta.
Comühióm ni -de icdmpllr jcon ¿edificante pieda;diÍos deimás 'ejercicios
de devoción.
Con profundo reconocimiento recibió desde los principias de
la enfermedad al Emo. Card. Mercier, Arzobispo de Maliries* a$om-
; panado por su Auxiliar, después de haber visitado á Roma % la
cuna del orden Benedictino quiso venir y visitar la casa-madre de
las Obras Salesianas y dar á D. Rúa una bendición especial de
S. Santidad í que se interesaba cada día del estado de salud de
nueátró amadísimo Padre; el Emo. Card. Maffi, Arzobispo de Pisa
que tuyo para éllas más ^dulces expresiones de animación y consuelo;
el Ecxmo- Arzobispo 4,e Vércelli; las ÉE. Rmas. de Mons. Marenco
Obispo de Massa y Carrara, de Mons. Cástrale Obispo titular de' I
Gaza^ de Mons. Tasso, Obispo de Aosta, de Mons. Spandre Obispo
de Astij de Mons. Ressia^Obispo de Mbiídóvi, de Mons. Gavotti
Obispo de Cásale, de Mons. Filipéllo Obispo de Ivréa; y otras
numerosísimas personalidades del Clero y seculares Católicos,
siéndole particularmente gratas las visitas de varios de sus an-
tiguos condiscípulos.

3 Pages 21-30

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3.1 Page 21

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BSE 1910 V
En estos mismos dias informándole de las oraciones que se
hacían:
« Decid á fó$; Cooperadores^ dyí)r ^^3
Sé que ^<^¿^ ?#^
Coopera-
dores, (^o^^ad(^^ y fc^
salud,
estoy en M$/$M (¿¿ filos/ si I^e ^lüeé^^jj^é¡:M"- ^^j^^^kde- ahora
declaro que séío (^
á be- íj
neficio déM JMve^ucl^ 'C$iityí$j^^
presente,
y en favo? de las offias £(M*it¿ativ^ $^
y Cooper:á(io¿e$.-,:^-^¥
meto que i^álwéníe ¿onü
6V, pro-
la
otra zñda^!^^'^:^í:f•• .' ' ' ••.;• '-'-''\\-^^^^^^
.
El j líe vés sátito deseo c|üe le ítóvaséii :I^^t^
el Santo
Viatico; en Mjcrellá circuristanci^^
hallaban presentes, una ^ ^ " ' ' • - : ' :. •' ' - . ' • • • • ' . • . '•; ••-.''.' '• • ,.' '•"•• -.Y-4v; ':'';-.:'•• •''^.^•'•"'^^•''':¿í'Sv-Y.;.^i^^::T:r-.;':^:1^"v.'>í';;"-•
que se 1
de
•,'.:{
voz, cobt tal fluidez de
extraña
maravilía*
•;.-,; ^':'-^
Pero ñuéva^ aía^ftna M^
'
ilusión
y expera.n¿a en la tarde e^íafet^
TT1! -' "' *'•'••' '•': "'*• -. ':'' '*-.*-'•' • --5^3-' ' • ' • ' - ' V- /.''",.:3"'.^ .^'! •v\\''*"-:v;.'-;'-^-.-'''-" :"'-.':::.--"^vZ;. '';.<-V':':''.í.'v':- --ipí^í -V^^^^^í
Unción
y al anopli^ííé'riy^-^^Bí.n^ici^ jp^l'; ^ á|^^
en-
tonces
-
!fe;:;^
lo a-' ;-í|
ya inmi- . ;
la- visita
6 de
^
_|
:;\\J$^
y la "
^^;^ttti:mQS : d^'^'i^
ü v!;..':^-"- •:';'•• - .' : > ' - ; - ; ' " . - ' !-: -^: '"'•'• ;- ^;^;'^-- " *-• ''4"' \\.;: r^^í^^'^^v-'^^^Xv^ .;Í:Í*MÍ^-. •:•;.-,.., •..

3.2 Page 22

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BSE 1910 V
Ultima fotografía tontada en Enero de soso

3.3 Page 23

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BSE 1910 V
ñas un : palmo $e terreno j en donde acoger 'á;
sus pillueloso tas ¡per^prias;%que; se| le haWaa/•;
asociado para ayudarle le hat)íaii absandpnadp. ,
Pero rio le había ; abaüdonadq el Señpr> el cual
¿fíÜÍÉÑ IRÁ D(ÍN
le c©níprtaba,y;,cpn mas, ^eeuericia- cuando le
representaba » ppr, medio d^ yisipn^s spbref fe v
turales los futuros ¡ destinp^ de la fpbra empíeiir ;v
f Siri^ nort^; de l^ife poco lejos, de aquellos
**\\ prados de 'Valdocco que la; , Divina
T"^. Providencia , reservaba para el rna-
dida; ;y entonces fué-cuanidp; él hubp de reard-v-
lmtiadr;,yálasurmg'srmeya-,
,ymidias.h, qu;er r,í,-d•,,^,,.^p:,a,;vr;a.71.é;;l;;;;;q: uv e.
la sa~ v
^,^-h^
.
^-r^O: temáis, íhijltos, deefet ; teiidremos casa, t
rayilloso desarrollo del primer oratorio de Don escuelas/ patios -grandes/; para los tecr^p^/rfgle-
Bpsxx), levantábase solitaria en la primera rni-
tad del siglo pasado la Fucina delle ^Canne de
sias, clérigos y sacerdotes!- • ;; . : : í . - v; ¡ ;/
jCaso verdrade^aineíit^^h^ngiácirí lo^ jóvenes
los Estados Sardos. Allí el 9 de junio del 1837, le creían, mientras los -;• hombres de ; .sentido le
de Jüáíi: Rúa empleado en la Fucina y de Juana llamaron loco.
Perrero nació aquel á quien Dios había de - con- Un día Miguel encontró al Director de la J7^-
fiai: una inmensa herencia de santas , -pbras.
Este era Miguel Rúa.
331 padre; cristiano,
tejemplar? ,
lo
dejó
huérrfano
de pocos , años; pero le quedaron los solícitos
cuidados de su ma^dre, la cual siguió á su hijo
en! la via de la caridad muriendo en el Orato^
rió de S. Francisco de Sales^, después de .haber
cim, el^cual le preguiitó;: r ,-: , ; ¡ •
-— /¿\\fas. todavía, al: Qí^torip de
_
/— r: [Pobre D. JBjpsco!;;. ¿ÍJo, lo sabes?..., jEsta ,
loco! ; ; ,-...,;., •;,.,,-,'.,, • ' : • : - . ,-;\\;;.;-,'-. ,•.•• \\ : - - ^ . : - - - ?-.•-• -, •/. -
Y otras veces oyóf decii¡ á- distintas personas:
— -, D. Bosco ^es^á. tan; Infatuado, con los po-
empleado la mejor parte de su. vida en bene- bres niños que ; tiene ;trast;or4i^4a 1a - cabeza^
ficio de los huérfanos de D* Bosco.
Miguel/ á causa de ru tierna e¡dad/nQ alcan^ _•'
El prirnér encuentro con P. Bctsco.
zaba Ja comprender bien las cosas, pero expe-
rimei;taba que era extraordinario el afecto que
Un, día ía.iniraxia infantil de Miguel .Jlua ob- , el j oven sacerdote .sentía por sus pequeños
serró en ; el ;cuello de uno de sus amigos tina ;
corbata nueva, flamante , ;r
^
-,-*- jph!,rqüé sucede, pues hoy no es,
amigos.- • / ; , - • . - • ; • .-.-. -n/::/v:r: ^-, ,-,;-/1, -v.-:- •-•-.--•: ..;-;-
:
f ¿Qué ífüerrá decir?
fiesta y llevas; sin embargp> una
, En aquel tiempo . el niup ;Rua frecuentaba :
bonita! "_;,/...; .-./. ,.:.y-v.v:': .; . . ' < • . , ; . • ••-•
T-^ ¿Np lo sabes? la be ganado en la lotería del ?
Oratoóo,,
7-7. <Que
Oratorio
es
e- 's. ;e(
"'.,,;.
?
-
,: ; t
las clases relenientales de íps Jlermanos de Las,,
Escuelas .Cristianas , .en ; JPorta Palatina^ adonde
D, Bo^co se dirig;í4 con frecuencia,v,á confesar.
y predicar y también á dar cíase & Catecisrno..
.* — ¡El Oratorip de Dv Bpsco en -el Refugio! Lp$ jóvenes, apenas le .yeían/rle rpdeabari>^"jppr^
, Miguel
'
contaba
"'
entonces
'
poco
.m. ás
d. ,e.
siete,
arios (en aquellps dias ^a^fe Recibido la . CQÍI-
que todps .querían xíonfegarse .con él y aúr; hu-
bieran preferido que; tambiéíi j$s qxarjoiiiara.
^ílí t:aínl^ién la rnirada,4el ^ner^Jble.pJDiservó
fi&iación en la capilla ;privada^ del Arzobispo con. cuid.ado especial al . peqúegjp, Miguel,, , el,
(^/Turín/Mons. Franzpni); perovel $orr¿ngo_ si- cual experirnentalpa, tina, inexplicable alegría
guient^ en seguid^corri^iil^efugio, y yió tu^ cada ve^|£ie poáj^ seftiávorecido cpn una
f a j a, r de terreno eti . don^ ¿auchps j óvene.s se
divertían y había además dos modestas habita^
ciones en el piso tercero cpnyertidas en capilla
pi:ovisipnal. Quedóse itupiesioiíado ai/ vti que
tpclos aqueÜps, niños rodeaban $ un joven sa-
cerdote, el cual se acercó á % le puso la mano
.sonrisa de í). Bosco.7 ; \\ r, > - ..-..;'.-
^^.
Mientras tanto> y '.. cu.an^D ya , ooíitat)a ::$ieye
años ,.de edad/nj)iadpsp, ., serio y ,d;íligentey^¿
adnijtidp á la píimerar (¿omunipn, ,y corno er^,
bueno,, y ^ ejemplar ;llarna1m la atención ; de^; sus?
maesttos,f especialrnente de una que repetía;
sobre la cabeza y le dijo una; palabra que ;le
llegó al corazón. ¡Aquel sacerdote era D. Bosco!
con gran contento;
.v ,
¡Jtua será, d^lps.nuestirosJ \\
,¿? , - ,
.!: . ,
;
,
Un recuerdo.
Pero los (Jesignios, de Dios eran distintos.
Cuando iba ó volvía de la escuela ocurría
El año 1845-46 fue para D. Bosco de luchas
y sacrificios inenarrables. Despedido del Refugio/
frecuenterherít^ que ^eV |pvé|icitor Miguel se
encontraba con D. Bosco. /Él; niño, apenas íb'di^
después de S. Pedro in yinculig; délos Molassi y visaba; fuera sí por el gb¿0 corría, á su en-
finaljnente de casa de Moretta, np; tenía
¿üentrcv y cuando ya estaba 'cerca'cié él
'

3.4 Page 24

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BSE 1910 V
-. 126 ~
briéndose la cabeza y besándole la maiie decíale
cóír toda la ingenuidad del alma qué fee transí
parentaüá eii su cara:
—r- jOh, DÍ Boseo! ¿Méqtífered^^unae^ampa?
Y él Venerable; ¿orno si no tuviese otra cosa
qfe hacer, ¿é etrtreteíiía amorosamente eon él,
volvía á ponerle' la * gorra en la cabeza, y sbii^
riendo con amábilidtó á la teiteráda petición
del niño; presentábale la patea dé la mano
izquierda, mientras con la derecha hacía señal
de cortarla por la mitad diciendo festivamente:
— Toma, Miguel, toma.
Y Miguelito, besándole de nuevo y con niayor
afecto la mano se despedía pensando;
¿Qué me querrá decir?.,,,
^
Comienza el gifrifjasio,
Al fin ctel curso elemental sé consideraba
como seguro que sé consagraría al Señor entre
los hijos de La Salle; pero cuando hubo rendido
sus últitnos exámenes, D. Bosco lo ílánió y
preguntóle si le agradaría hacerse sacerdote.
— ¡Oh mucho! , le respondió Miguel.
^— Pues bien, prepárate á estudiar lyatín..,.
y entonces en vacaciones lo confió al virtuoso
D. Pedro Merla, el cual lo instruyó en los prin-
cipio^ de la leagüa latina.
Tenía intención D.' Bosco, como ya había
hecho con otros, de continuar enseSándolé él
mismo; pero viendo que no le era posible en-
vióte á la -escuela privada del profesor José
Bonzanirio, que daba lecciones de gramática
(dé la Ia á la 3* gimnasial) en una casa pertene-
ciente á la familia Pellico cerca dé la iglesia de
S: Francisco de Asís, en aquéllas mismas ha-
bitaciones dónde el buen Silvio había escrito
Asiduo á las lecciones y -con una diligencia,
más qué raí á> excepcional, el joven Rúa apro-
vechó tanto de este ttíodó qué al áfcabaf el ano
éscolastícp 1850-51, con maravilla dé los exa-
ihinaicprés coronó con exámenes felicísimos y
grandes alabanzas
gimnasio-;' ••"-"''• •-'
los tres cursos
''•••" -."••"--^ ;
i••n'''.fe# r-:iíoVres
:del
En aquel año como también en el siguiente
en que frecuentó la %scuela de primer Curso Üe
Retórica con e! profesor D. Mateo Picco> conti-
nuó viviendo con la tíiadre y los hermanos, pero
loa domingos y demáá fiestas corría siempre al
Oratorio en busca de í). Bóséo (i). ' B
Y desde entonces D. Boscp 16 enviaba á
ayudar al clérigo Sáyio Ascánio (él primer clé-
(i) ¿as escuelas pqyadas.de los profesores. Piccp y
Bonzáníno gozaban ;de ftiuchá fama y J>,ór eso concu-
rrían á ellas mu<?ltó$ jóvenes ;de' las rilas disUngüidás
faniilias. La carida4. de p. ítosco encputró medio de
$entar al lado : d' e los- hijosde- los no. ble's 'los -niños del
^
clérigo al joven Rúa: D, Bbsco me ha dicho
qué ti§ne Broyec^ps sobre ^ ,<pt| e^.;|^| yty&Q
Otras veces le repitió, coa más claridad:
D. Bosco nos ha dicho que ésta segiiro dé
haber hallado en tí al qtié^óritinuátá lá;|b£i%,
los:':C)ratoriÓs. " . \\ *' ' • • • - : ••• -. •:í" •'• \\:;x ; ' t;! .^': •'•; ; H -\\ ;. :; p
Si estéis palabras no f itóróri uña profecía
tampoco eran una Simple éspi&ráiíza; ó un deseo,
sino £or lo merios la revelación de una coii*
dücta admirable.
, Viste el hábito ctericjit.
D. Bosco decía verdad:
V
Después de haber eOrisultadQ al Venerable
D. Cafasso acerca de su vocación; el 22 de sér>
tiembré; apenas de:treS lustrósi Miguel entró de-
finitivamente como alumno; interno en él Ora^
torio de Valdocco; • y al día ¿igtiiente, junto
con ' veintiséis companeros partió üoti. mamá
Margarita y con D. fióscd á-Gástélñuovo dé
Asti para pasar algunos días^éñ lár<¿asa natal del
Siervo de Dios.
^•
¡Oh días de gozo y recreo, qu.e la presencia,
la palatra y los 'ejemplos de D. Sosco Üenaban
de tales estímulos; al ^ien, ^q^ iáéjór ffutó no
se hubiera conseguido dé la más rígida tanda
de Ejercicios espirituales! ; •- '* •'•
Allí fue, en la humilde eapñlita de lo$ Becchi,
en' ójeÍfídéTél domingo del Cosario, 3 de odtubré,
Miguel Rúa recibió el hábito clerical, í^á ce-
remóriia estuvo á cargo del Dr. Aütoüio Cin-
zano, Preboste y Vicario de Castelnuovo; que
también había bendecido la sotana á D. Bosco.
Le ayudó t vestir él traje talar elA Br; }nian Bta.
Bertagna, después Arzobispo tituiai dé Clau-
diópOlis, !
/'-' T
;•
:
Düraiate la comida, volviéndose á-D. Bosco,
el Vicario exclamaba:
ft^
-— ¿Réeuerdaá (Jüe siendo todavía? clérigo me:
decías: ^ Yo teridre cíférigos, sácéMotési jóvéftes
estudiantes, jóvenes o%réfós;ttna banda y uriá
hermosa iglesia? •
¿Y yo te íesp^día qtié ésl^basloco1? jAhorasé
ve qué sabías 5>eíféetaiáéntéi lo qué decías! *
Ivos sueños (ó rtiéjor^ 4á% vMénéS) realiza-
ban, y D. Bosco pudor decir al fín: »•
¡Este clérigo es "rrüpl ;
Jo haremos por mitad.
Vuelto al Oratorio, Rúa preguntó al Siervo
de-Dios;'-- >•.•-•• • • • ; - * : " - ' í - - : . - - ' • • M - - , -^
¿Se acuerda> Serlor D; Bosco; de aquellos
encuentros que tuve con V. cuándo iba á la
escuela de los Héríiíanos, y en qué pidiéfildole

3.5 Page 25

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BSE 1910 V
127
una estampa,, V»
de Ja ¿nano? ¿Qué
mquee;irníadiReaebíram.dea?rme
la
jnitad
f .'/ —
mente
¡En
el
el Of
joven
atprio
ícond
,
é
^,r^erspKo>íi44riáólehn^Qa?mi:igeaobñleip-
<
¡Oh mi; buen hijitp, le contestó D. Bosco> guste, p^ro aquí debe liaqei^^ cpimpanía/j
con acento paternal, ahora Ip ^comprenderás, : — iOh péfdéí1?111^ P^ra no puedo tpmar
eri $egioi(jal -T-- y continuó: w? D-Bpscor quería nádat/ no puedo tpmar nada!
.
decirte qne un día trataj aríaitios pPr mitad.
Ante semejai^
{Reparando de-la mente de p. Bosco toda in^
pijracióii celestial, en. este caso, es cierto que él
vI)a.nBtópsycpfuleoáó<,(?luarr•i,<oJ°t,ra4hca^bailt>ac^ió^nav. yiU', e^3L0!púso $
veía en el joven cíérigo el almamás. ansiosa y
el motivo al jpvéri icl^arigo^ y é$t^
capaz de observarlo y estudiarlo para imitarle.
Y nosotros debemos (Jecir que si uno de Ips gozos
' ',
'* * .
¿ ÍSÍo lo saoe, Sr. D. Bosco?
más queridos para los galesianos es el poder decir
en todas las circunstancias: ^Debemos hacer — ¡Aquella mañana/el relo j!...; ^
esto así porqtie así lo hizo D. .Bpsco,, estando — ¡Ohí qué buen hijo! exclama sónnéndd BóÜ
conveii(J^!
Bosco v 10 véíivía á desayunarse, no sin antes
ritu ^ ^
referir el episodio á aquéllos señores acabando
una oleada fresca oté vida de maravillosos efectos por decir; ;,¿:¿^^.' , - : ."- \\, ..•.".••"••' ,.' •'- '">"-'''; ••:•
en todo tiempo y lugar; por eso ¡la mejor ala- jCoii ill^l^l hay que bromear! ]es nece-
banza de D.. Rúa está en qu^ desde aquellos sario meffii^í|f|j^ las palabras porque es de
díaá con su éjeníplp y después con sus auto- una óbé¿lí||i|^||^p
rizados consejos nos estimuló a) estudio y á la '•" Y nps^it^lj^^
exactitud
imitación de los admirables ejemplos ,de. tan continua> ;\\^á.i^l|díéÍ^
gran Padre!
Un episodio cípcucntc-
'j' "
'
.
'-, Por aquellos años el Oratorio no era todavía
más que una familia, en la cual, jóvenes y clé^
rigos rodeaban á porfía á D. Bosco. Todas las
mañanas iban en competencia á ver quién era
el afortunado que llegaba pririierp á la cocina
para llevar el café á tan buen padre.
Un día prestaron este servicio Bartolomé
Fusero y el clérigo Rúa; los cuales, mientras el
Siervo de ; Dios tomaba aquella escasa bebida,
viendo sobre la mesa su reloj, con aquella cpn-
fianza jque inspiraba D. Bosco lo tomaron en la
manó para observarlo. jEra natural, quizás
sería el único reloj qué había en el Oratorio!
Perp en menos que se dice, escapóse!es dé las
manos y cayó á tierra, Al ruido del cristal roto
D, Bosco volvióse con su sonrisa inalterable y
en tono festivo dijo por broma:
^r- jAhora en compensación tendremos que
estar un?mes sin idesayunplí ^; \\ ;
¿;
Pasaron algunos día&f->. y D. Bosco acompa-
ñado del clérigo Rúa, fue á pasa de Montmprency
á Borgo Cornalese; y como sajbía que agradaba
á aquella noble familia que celebrara allí la
Sta. Misa, marchó allá con dicha intención.
Gtíándo salieron dé la capilla, uftó dé los hijos
del Conde, Eugenio, se acercó.al clérigo y le dijo:
Dejemos á D. Bbscbtotfía Drüqúésa y papá;
nosotros, j óvenes; vamos solos á otra habitación.
Y lo condujp hasta una mesa preparada, no
, para un modesto desayuno, sino más bien para
una abundante comida.
— Dispénseme <V., (lijóle, con humilde desen-
voltura el buen clérigo; no puedo tomar nada.
í^
^Corrió .'él
de :Tuirm;;;yC4^:-:'Pi¿mG^
'
al clérigo Rúa para que le supliese.
En 1858 D. Bosco fue por primera vez á Roma
con;el;objetp de pediy cpnsejo al Sumo Jgoiitííice
para la formación de la Pía, Sociedad -
Quedp reservada ;al d^rigo Rúa
de hacer aquel viaje para accpipañar?
.
.
.
Él 18 de diciembre de 1858 se^echab£¿i 'las
bases de, la Saciedad de tin .$ipdo, estable rj?os
socios f undadpres; después de .liaber elegido; pprj
aclamación Rector Mayor á D. BO»>Q'
fecto* á O* Víetpr Al^onatti , (el ú&icp;
dote^ que además 4e D. Bpaqp forn^ata
de dicha asamblea) para el t e r e e ^ a í ^ ó
el de Director espiritual, ^s^vie
en: designar al subdiácpno Miguel Rúa; '
tlégá al
Aunque estaba adornado de i muchas virtudes
y era ripp en méritos; ;sin ^embargo,

3.6 Page 26

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BSE 1910 V
128 ——
ceMócio con ellálmá llena dé áqiíella httínildad¿ á B; Bosco: Al terminar' la ácadíeníiá^on que
qü| es propia déte^almas elegidas. - -i
' Fue otóénatftó-el 2§jcíe julio de ¡1860 en Gaéellé
fue obsequiado,";lliárí^
alumnos, les dio' niiévais^
slis
Ttírmés éñ la Gapliaí derStte jteá ^nejá 'a las oraciones, fíi^metió a; tódos^fioá^é i^extingúi-^
posesiones del Barón: Bíkncó di BárbáHiá, p>ór ble aféótó, suplicando <|ué íé avisasen- si álgíinaVj4
M(|n& Balina!^ X5bispó de %leitíáidá:j;y estáníio vez fáltase: % eStaL^irpnié^a,^ y
en él dfestíefroi el Arzóbfeptó Moiiséñor Franfeoni. afectúésameiite" a ~í)^ Boscó
El^día/'^uienté1 -$r sin ningtiña solemnidad:be1 ellosi Una salva dé 'apláAisO^; acopa ías" pala-1
leBíráfo&'SÜ primera Misa éñ lar iglesia1 dé S/ Frán^- béa^.dél'tíüé^
•ií^;-/or ;.-> :&!• ^-^^
cisco; de Sales, en el Oratorio. Por( la noche dijo iDesdévaqüél ^f^o^'TÍbá^y^jiii Kttá!cS^
mérizároii á i¡Mtiti^
él ^apaáe^
CASELLE TURINÉS ? ¡ ;
Capilla de Sta. Ana.
cih^éhtó y apa^s^
''••^•^^'^
Los Coo^petáííórés Sáíesiáhbs 'que Ic
y comulgados, visiten devotamente una iglesia
ó dapilla páblicay 6; si ^iven en comunidad, la
pfópia bápilla^ y Aiegfen ! seg&n la iíitenciéia
del 'Sumo JPoátííicéi pueden gáiiár lás
indulg^ncias pléñariás;
' ".."';
1.° El día qiieV dieiren su nomlbre^á la Unión
de Cooperadores; ; ! ; , Vf / > > i
2.°: Uña vez al nies, el día queseada cuál quiera
éft ¥e±^ 3e D; Bctódo elidiseúrsító-ée" costumbre
despiités 3e las oraciones,; mostrándose; "profun-
dátííéñtl tónihóvido y •duplicando á ^tódos qtie
toasen por él al Señor; á fin -He cuin^te
meríte, los graves deberes inherentes á la
d&d: sacerdotal; j!^>'[- '>v': • ; - i ' ' " -"-/:- - - 1 - - '-^v -
^ dorñiíigo siguiente; io obstante; bctavaíde
lia" ordenación ^ solemnidad de > la; Virgen de las
Meves: hübo^ una5 fiesta solemne en ek'Oratorio/
los alürntíos/ estudiantes y ;arte^áfeds; ho
acercársela la santa^Comunión por-
que Sabían que^este^era el más' vivo deseo del
nuevo{levita, el ctíál> cantó ^itósa -solemne tásis-
tidó por Dv Bósco. El entusiasmo fue tanto que
na,4fe pu^de imaginarlo á no haber estado pre-
sérfte."''" ' " ' V "
.
•'
* todas'partes sé oía gritar : « jViva Don
!;» Este se esforzaba^en dirigir Ias:í0vacioties
3^ Iguaíniente una. vvez al ín^s^ 'el" ^
.asestan á^ la Co^níer^eiiGia ; ,: , -/; A^ \\
4.^? Asimismo una cüez al rnes^>et diasque
"el ejércicíty - dé la ^buena 'muerte-:-
5.° 'Él diasque pcír : prlm^ra^ vfef Sé' ; có
: .al Sgjdo..- ¿cir^^^^l?
6.° Cada vez que por^pqho,
se retiren á^há^r^e^idiciós
f* 'En árticuió cté rriüérté,
'wmlgados,"/&. áírrienoé
devotamente ,'.¿1: Sr^p. ^niHre; $% Jes^s fión¡
toca á ser;ppsi$e^
? El día 2^v Kestá de S. Juan Bautistas
:-?>5fVf</í".
^>.-"ÍA\\ •,'":• V.v
.^i . »VJ .b':' ; : ^^

3.7 Page 27

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BSE 1910 VI y VII
XXV
Junio y Julio de igio
6-7
P
-£v—¿r-Ér"
Boletín
I^cvisía de las Obras de Don Bosco
T u r í n _ Via GottoUngo N.
ESPECIAL »^
En la muerte de D. Rúa . . . . . . . 150
L o s últimos días . . . . . . . . . . 153
Hacia el fin . . . . . . . . . . . . . 166
L a muerte . . . . . . . . . . . . 171
L o s funerales . . . . . . . . . . . 173
L a tumulación . . . . . . . . . . . 178
L o s pésames . . . . . . . . . . . . . . 122
La Corona de la Prensa . . . . .x • • . . 127
L Consejo Superior dé la Pía Sociedad Salesiana, pe-
netrado de la más profunda gratitud, hace público su
vivo y sincero reconocimiento á las Autoridades Ecle-
siásticas, Civiles, Judiciales, Militares, Académicas y Mu-
nicipales, á los Institutos, á las Asociaciones y Sociedades
Comerciales, á cada uno de los amigos que dé un modo
ú otro han tomado parte en la imponente demostración de
estima y duelo en honor de su Rector Mayor D. Miguel P^ua;
y conmovido suplica á Dios se digne conceder á los Salesianos
la gracia de seguir siempre las huellas gloriosas de D. Bosco
y de su inolvidable Sucesor.
Turín, Calle Cottolengo, 32.
EL PREFECTO GENERAL
FELIPE RINALDI, Pbro..

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BSE 1910 VI y VII
En la muerte de D. Rúa
EBÍA celebrar sus Bodas de Oro Sacerdotales el
24 del presente Junio. Anticipábamos el día para
darle la satisfacción de unir una vez más su
nombre al de su Venerable Maestro y también una so-
lemne muestra de nuestra gratitud sincera por el heroísmo
desplegado en 50 años, empleados constante y entera-
mente en el bien, por medio de la palabra, de la acción,
del ejemplo. Justo nos parecía que llegase hasta esa fecha
y lo pedíamos al Cielo con grande fe, ciertos de que esa
fecha solemne habría de proporcionarle un suavísimo, legí-
timo goce, á él, que había sacrificado su vida toda para
hacer triunfar sus ideales y el espíritu de D. Bosco. En
nosotros eran tan profundos estos sentimientos de filial re-
conocimiento, y tan férvido el deseo de que nuestro Padre
tuviera aun en esta tierra una compensación de su vida en-
tretejida de sublimes sacrificios, que hasta el último momento
nos alentó la esperanza de ser escuchados por el cielo.

3.9 Page 29

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BSE 1910 VI y VII
Y ciertamente fuimos oídos, no según nuestros deseos,
sino de una manera más admirable. Nosotros pedíamos para,
D. Rúa una satisfacción, un premio, un triunfo.
Y él tuvo la santa satisfacción de ver á todos sus hijos
esparcidos por el mundo, vueltos con la vista ansiosa y llena
de espectación, hacia su pobre lecho; la noticia de su enfer-
medad, divulgada por el mundo con la celeridad del relám-
pago, tuvo por dos meses atento al mundo, y trajo á su
aposento humilde Cardenales, Arzobispos, Obispos, Príncipes,
Generales, Economistas, Magistrados, Obreros, todos empu-
jados por un mismo sentimiento de amor.
Para quien jamás buscó, sino más bien huyó la gloría
propia para aumentar la de Dios y de D. Bosco, á quienes
consagró su inteligencia escogida, su voluntad de hierro, su
insaciable celo, su acerada constitución, y todo el conjunto
admirable de sus .raras energías, debía de ser un consuelo ,
singular el afecto con que se veía distinguido, « no tanto
D. Rúa, cuanto el Sucesor de D. Boscó »,
Pero también D. Rúa tuvo su exaltación. Si, mientras
se estaba muriendo, la manifestación de reverente afecto
hubo de detenerse á las puertas de su aposento, que paulati-
namente se fueron cerrando excepto á pocos afortunados; una
vez muerto, se convirtió en la apoteosis que ninguno hubiera
osado prometerse en el suspirado Jubileo. Su nombre, ben-
decido y llorado, resonó en asambleas y Consejos, y corrió
glorioso por toda la tierra; ante sus restos mortales desfiló
durante dos días una multitud inmensa, compuesta de gente
de todas las clases y condiciones; más de 100.000, extran-
jeros y nacionales, le hicieron guardia de honor el día de
los postreros honores, y la prensa de todos los matices y
de todos los partidos, le rindió también, espléndido tributo
al eminente continuador de las Obras de D. Bosco.
De frente á tal acontecimiento también nosotros debe-
mos hablar.
Para los amigos es una voz de aliento. Una institución
que, como la Obra Salesiana, tiene un D. Bosco por Fun-

3.10 Page 30

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BSE 1910 VI y VII
dador, un D. Rúa por continuador, lleva en su frente el sello
de la Providencia divina; no es;una obra puramente humana,
es una obra suscitada y sostenida por Dios.
A los demás, les debemos una declaración cordialísima:
en la hora de nuestro duelo gravísimo, vosotros habéis cu-
bierto de elogios los nombres de D. Bosco y de D. Rúa,
porque, dejando correr desapasionadamente la vista sobre
nuestras obras, os habéis sentido admirados del esplendor
y del perfume de la caridad. ¡Oh! estudiada fondo nuestros
propósitos, visitad nuestros institutos, examinad el bien que
nos esforzamos por hacer, y llegaréis á ser amigos y bien-
hechores nuestros.
Y para Ti, dulcísimo Padre, nuestra última palabra.
Con la mirada siempre dirigida al ejemplar perfectísimo de
caridad, Jesucristo, y siguiendo fielmente las huellas de Don
-Bosco, Tú no tuviste otra mira que la de hacer bien á
todos. Lo decías veñudos años hace: Démonos la dulce sa-
tisfacción de hacer bien á nuestros semejantes, especialmente á
los niños más pobres y abandonados; el hacer bien á nuestro
prójimo, nos hace, más que cualquier otra cosa, semejantes á Dios,
el cual, siendo por nat^lraleza ^lna bondad difusiva, beneficia á
todos, hasta a los qiie no lo conocen ni lo aman, hasta á los
que se declaran sus enemigos ( i ) . Y el mundo ha quedado
maravillado de Tu caridad. ¡ Oh! por aquel amor con el cual
imploramos para Ti é imploraremos siempre, arrodillados
ante Tu sencilla tumba, la eterna recompensa, alcánzanos
que una caridad semejante inflame nuestros corazones y se
encienda también en el corazón de los que han rendido
tan espléndido y tan espontáneo homenaje á Tu memoria!
(i) Carta circular á los Cooperadores, enero de 1889.

4 Pages 31-40

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4.1 Page 31

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BSE 1910 VI y VII
153
LOS ÚLTIMOS DÍAS
A los Salesianos, á los Cooperadores y á cuan-
tos han seguido las fases db la enfermedad con
angustioso sobresalto, y tuvieron después un sen-
timiento de dolor profundo por la irreparable
pérdida, dedicamos estas páginas.
« A la verdad, dice el marqués de Crispolti,
ha sido una providencia que muchos hayan po-
dido ver al enfermo, que oralmente y por escrito
se haya llevado minuciosa crónica de sus últi-
mos días, porque todo el valor de su larga obra,
ha tenido una confirmación conmovedora y eficaz
en la sabiduría de su modo de morir; porque D.
Rúa no ha sido menos apóstol dentro de las cuatro
paredes en donde ha fallecido, que lo había sido
mientras fue el brazo derecho de D. Bosco vivo
y su continuador después. »
La última Misa — El anuncio á las Casas
salesianas — El eco de la prensa — La
Princesa Leticia y el Cardenal Richelmy
— Ligera mejoría.
14 febrero.
Ayer fue visitado D. Rúa por el dr. Battis-
tini, quien lo ha encontrado en condiciones bien
diversas de hace ocho días. El ilustre profesor
se retiró muy impresionado por la extrema debi-
lidad del corazón y nos rogó le aconsejáramos
que se abstuviera de celebrar por cuatro ó cinco
días y permaneciera en absoluto reposp.
El buen padre ha oído la recomendación del
médico, ha sonreído, pero se levantó y dijo
misa en la capillita de D. Bosco, contigua á su
cuarto (jy fue la última Misa que dijo!). Evi-
dentemente ha querido dar el adiós al altar del
Señor, al que durante 50 años subió, con tanta
devoción ¡y en su corazón debió de ser ésta su
Misa de Oro!
15 febrero.
Hoy á las 5 de la mañana ha querido vestir
la'sotana, por reverencia á Jesús Sacramentado,
porque poco después D. Francesia celebró en
la capillita contigua, y le llevó la Sagrada Co-
munión, lo cual seguirá haciéndose en lo su-
cesivo. Él sigue todas las partes de la Misa con
una devoción que arroba, y después de misa,
hace su cuotidiana meditación.
A mediodía se levantó, pero al cabo de una
hora vuelve al lecho. No podía más. Llamó al
fiel Balestra (el enfermero) y le dijo:
« Toma la correspondencia que está sobre ¡a
mesa y -llévala, á D. Rinaldi. Le dirás que de hoy
en adelante la d'espache él porque yo no puedo ha-
cerlo ya. »
* .' •
16 febrero.
Esta tarde han celebrado consulta los docto-
res Battistini y Clérico y hallan gravísimas
las condiciones del enfermo. El Prefecto Ge-
neral D. Rinaldi ha mandado inmediatamente
una Circular á todas las casas, recomendando
oraciones.
En casa todos están consternados, menos
D. Rúa, quien, no habiendo podido leer nada
durante la cena por las continuas visitas, son-
riente y calmo mientras todos andan preocupa-
dos, suplica que se le lean algunas páginas de
el Boletín.
17 febrero.
Comienza el mes en preparación á la fiesta de
S. José y una novena á María Auxiliadora por
la curación de D. Rúa. ¡Dígnese Dios escuchar
nuestros votos!
18 febrero.
Noche insomne, pero ligera mejoría: las fun-
ciones del corazón se han vigorizado un tanto.
D. Rúa está ligeramente afectado también de
bronquitis, que parece se desarrolla benigna.
Los diarios comienzan á ocuparse con su en-
fermedad, usando frases muy deferentes. La
noticia despierta en Turín y fuera la má^dolo-
rosa impresión: llegan multitud de cartas y tele-
gramas pidiendo ansiosamente informaciones.
La Princesa Leticia, Duquesa de Aosta y
Presidenta del Comité de damas turinesas para
las Obras de D. Bosco, pide personalmente no-
ticias, haciendo férvidos votos.
Ha venido á visitarlo el Emmo. Sr. Cardenal
Arzobispo, á quien se había dado ayer la triste
noticia.» D. Rúa, apenas lo vio, quitóse respe-
tuosamente el gorrito, dando las más expresi-
vas gracias. Su Erna, lo ha bendecido, diri-
giéndole las más afectuosas palabras.
Habiendo sabido que se hallaba en el Ora-
torio el Presidente de la Federación Universi-
taria Católica Italiana, el enfermo manifestó
deseos de verlo y lo bendijo con efusión, ase-
gurándole que rogaría por todos los trabajos
de la Federación.
A muy pocos se les concede visitarlo, y esto
por mandato de los médicos. También lo vio

4.2 Page 32

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BSE 1910 VI y VII
— 154 —
el marqués de Crispolti. « Estuve con él, de-
cía el marqués, breves instantes; lo encontré
reclinado en una torre de almohadas, porque la
dificultad del respiro le impide estar tendido. Me
habían dicho que lo encontraría deshecho; pero
no recibí esta impresión. Estábamos acostumbra^
dos á verlo tan flaco, que no noté gran diferencia.
Solamente su, mano ya tan descarnada, estaba
hinchada, pero su apretón era, robusto, como tam-
bién la voz. A los ardientes votos que le expresé,
respondió como quien agradece mucho, pero se
ilusiona poco. Me arrodillé para que me diera
la bendición, y me la dio afectuosamente y con
aspecto muy vivo. »
La impresión en Roma — Los votos del
Padre Santo — El ,, Osservatore Ro-
mano".
19 febrero.
« Funciones del corazón ligeramente mejores;
disminución de los fenómenos de pasmo; acen-
tuado aumento de la diuresis.
De Roma llega una Carta del Vice-procu-
rador General P. Munerati: « He comunicado
la grave noticia á Mons. Bressan. Me ha dicho
que la comunicaría inmediatamente al Padre
Santo.
« He pasado después á casa del Emmo. Card.
Rampolla, quien se muestra muy apenado. Me
ha encargado de escribir á los Superiores que
toma viva parte en nuestro dolor y que desea
recibir noticias todos los días.
« Muy conmovedora fue la visita al Emmo.
Card. Vives. Su Erna, me ha llevado inconti-
nenti á su capillita privada y allí rogamos á
María Auxiliadora y á D. Bosco.
« también he dado la noticia al Emmo. Card.
Secretario de Estado, al Emmo. Card. Vicario
y al Emmo. Card. Gennari. Todos han mani-
festado vivo dolor y hacen votos por la'pre-
ciosa existencia del amado enfermo.
« En esta triste circunstancia he visto una
.vez más cuánta es la estima y veneración que
rodea á nuestro amadísimo Superior. »
Al Rmo. D. Rinaldi, Prefecto General, le
llegaba después la siguiente carta:
« Muy Rev. Señor: Sabiendo el Padre Santo
con grande pena la enfermedad del Revmo. Su-
perior General D. Miguel Rúa, al paso que hace
votos por el restablecimiento de tan preciosa sa-
lud, le da con toda la efusión del alma su bendi-
ción apostólica. En la esperanza de'noticias mejo-
res acerca del venerando enfermo, con sentimien-
tos de profunda estima me declaro
De V. S. M. R. devmo. S. S.
JUAN BRESSAN. » ,
También el Emmo. Card. Viyes ha enviado
una tarjeta rebosante delicadísima deferencia.
I/> mismo expresan otros Emmos. Cardenales,
Arzobispos y Obispos, y muchas importantísi-
mas familias, por carta ó con telegramas.
El Superior de la « Piccola Casa della Divina
Provvidenza » manda al R. Sr. Teól. Sanguinetti
para tomar informes y asegurar que toda la
Casa (más de 7.000 personas!) ruegan por D.
Rúa y hacen los más férvidos votos.
20 febrero.
« Perdurando todos los fenómenos de ayer, las
condiciones del enfermo son estacionarias ».
L,a petición de noticias continúa siendo in-
cesante de todas partes y la prensa nos facilita
la manera de darlas. El « Osservator.e Romano »
publica un' interesante artículo, del cual co-
piamos unos períodos.
« Dios, que todo lo puede, aleje la hora fatal;
no podemos imaginarnos la Congregación Sa-
lesiana sin su Rector Mayor, sin D. Rúa. Él ha
sido quien estuvo más cerca de su gran Fun-
dador y Padre; él quien más ha tomado de su
espíritu; él quien nos lo ha trasmitido puro y
vital. La larga intimidad que tuvo con el Funda-
dor, su capacidad inmensa de inteligencia y cora-
zón para comprender y conservar los secretos de
esa grande alma, lo declararon sucesor y conti-
nuador de las admirables obras de caridad y re-
dención iniciadas por D. Bosco allá en los de-
siertos prados de Valdocco en medio de una turba
de abandonados niños y extendidas luego á las-
remotas playas de la América, del Asia y del
África inhospitalaria. En este momento esas casas,
del Ecuador á la Tierra del Fuego tal vez no sa-
ben que su padre está luchando entre la vida y la
muerte; pero bien saben cuan poca vitalidad
queda en ese cuerpo quebrantado por las fatigas
enormes y destrozado por los viajes y los innúme-
ros cuidados de una acción mundial. Todos sa-
ben que D. Rúa, de i.o ó 15 anos á esta parte
vive de una vida más celestial que terrena. ¡Que
la divina misericordia escuche las oraciones y
votos de tantos inocentes educados y socorri-
dos por la caridad Salesiana y nos conserve al
Sucesor de D. Bosco! »
21 febrero.
« El venerando enfermo descansó algunas
horas durante la noche. Las condiciones generales
permanecen iguales, aunque el pulso es algo más
fuerte. »
¡Abramos el corazón á la esperanza!
Ha venido á visitarlo el Concejal Rinaudo,
con el cual se entretiene afablemente.
« Me ha dado mucho gusto esta visita — dijo
después al Revmo. D. Albera — especialmente

4.3 Page 33

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BSE 1910 VI y VII
~ 155
por haber oído á Rinaudo hablar tan bien de
D. Bosco. »
22 febrero.
« Perdura la ligera mejoría iniciada de algu-
nos días acá; aumentada diuresis; regulares las
condiciones del corazón; completa lucidez de la
mente.
Por la noche quiere siempre rezar sus ora-
ciones en compañía de alguno de casa. De
ordinario no le falta la de su director espi-
ritual D. Francesia, porque el enfermo después
del rezo gusta de oír algún buen pensamiento,
como se acostumbra hacer en nuestros Colegios.
El sermoncito de ayer se refería á esta má-
xima : trabajar con el pensamiento fijo en Dios.
El profesor Battistini define la enfermedad
una miocarditis senil.
El Sr. Obispo de Aosta — El triduo en
los Santos Mártires — Los Antiguos
Alumnos de la Lombardía — El Sr.
Obispo de Asti Mons. Cástrale —
« ¡Así mueren los Santos! »
23 febrero.
« Condiciones invariables, muy poco conso-
ladoras. »
Recibe ,un gran contento con la visita de
Mons. Vicente Tasso, Obispo de Aosta y An-
tiguo Alumno del Oratorio.
Se le anuncia que por iniciativa de un antiguo
condiscípulo, mañana se comenzará un triduo
solemne en la parroquia de los Santos Mártires,
por su salud. La noticia lo conmueve y suplica
se haga conocer al promotor su gratitud cordial.
Pero, rogado á manifestar lo que piensa de su
enfermedad, se evade, diciendo:
« ¡Hágase la voluntad de Dios! »
Por la tarde parece más aliviado. Antes de
rezar las oraciones de la noche se pone á decla-
mar, fuera de su habitual modo de proceder,
y con gran sentimiento, una canción á la Virgen,
una de las canciones enseñada por D. Bosco á
sus niños, y cantada con tanta gracia que se ha
hecho histórica, por uno de los compañeros de
D/ Rúa, el clérigo Pettiva: « O María, quando
ti miro — Abbracciata al tuo diletto......
D. Francesia aprovecha la ocasión para in-
vitarlo á rogar con nosotros por su salud; pero
obtiene tan sólo una bondadosa sonrisa.
Al Rev. D. Ángel Rígoli, Rector de Somma
Lombardo, y Presidente de la Unión Antiguos
Alumnos de Lombardía, que ha venido á traerle
personalmente los recuerdos y votos de tantos
ex-alumnos reconocidos, le ha dicho con efu-
sión de corazón:
« Me alegro con los A. A. porque veo que
hacen bien y que va creciendo esta Unión, que
está llamada á hacer el bien ante todo á sus
propios miembros, y después á sus familias
y á la Sociedad. »
También la Rvma. Madre Sor Catalina Da-
ghero, Superiora General de las Hijas de Ma-
ría Auxiliadora ha sido recibida en audiencia
con» otras religiosas. D. Rúa escucha con visi-
ble satisfacción é interés las hermosas noticias
que le dan y bendice á todas las religiosas del
venerando Instituto.
El Padre Santo, que ha querido informarse
directamente por el Procurador General, ha
tenido vivo gozo al saber la mejoría y haciendo
votos para que continué, ha vuelto á enviar una
bendición Apostólica especial.
24 febrero.
« Condición estacionaria ».
-
La comenzada mejoría no da señales de con-
tinuar y esto da lugar -á temer un regreso.
Viene á visitarlo S. E. Rvma. Mons. Spandre,
Obispo y Príncipe de Asti. El afectuoso discí-
pulo pide á D. Rúa su bendición con las lágri-
mas y no dice una palabra más: se da cuenta del
estado del enfermo y no quiere contribuir á
acabarlo de postrar.
Por la tarde sube á visitarlo también el Obis-
po Auxiliar de Turín, Mons. Cástrale, acom-
pañado del teól. Franco, y el Conde Ólivieri de
Viernier. El Obispo presidió la XIII Asamblea
General de la Federación Agraria Piamontesa
reunida en el salón de actos del Oratorio.
Piden también visitarlo los Sres. Comendador
Nicolás Rezzara de Bérgamo, el Conde Luis
Caissottl de Chiusano, el prof. Guido Blotto, el
ingeniero Rodolfo Sella, el cav. Oreste Macciotta,
el teól. Suppo y el Rector de Altavilla D. José
Caroglio. D. Rúa los recibe muy complacido y
les dice:
« Me congratulo con Ustedes que promueven
con tanto celo el mejoramiento agrario: también
este es un medio excelente de salvar las almas. »
El escogido grupo recibe la bendición y sale
presuroso del aposento reprimiendo á dura
pena las lágrimas: el com. Rezzara exclama
profundamente conmovido:
¡Así mueren los Santos!
Tristísima jornada — Una visita grata —
Carta del Card. Rampolla — El Obispo
de Massa Carrara — La princesa Gon-
zaga — El Emmo. Card. Mercier — El
Arzobispo de Esmirna — Admirable de-
licadeza — El Sr. Arzobispo de Ver-
celas.
25 febrero.
« Noche insomne; debilitadas las fuerzas del
corazón ».

4.4 Page 34

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BSE 1910 VI y VII
- 156 -
, Es un día bien triste. Siendo el aniversario
de la muerte de su hermano Luis (25 febrero
1851) D. Rúa ocupa con él por largo tiempo el
pensamiento.
« Creía morir hoy, dice después de cena á
D. Francesia, creía que mi hermano Luis venía
á llevarme.
— Tú no eres ya de Luis; eres nuestro, y nos-
otros no queremos dejarte partir. ¿Lo recuerdas?
antiguos Superiores, dijo que esa era para él
una de las más dulces visitas y, agradeció emor
cionado al buen Director tanta fineza. El Di-
rector le repitió sus votos de pronto restable-
cimiento y Misa Jubilar, diciéndolé que ese
día alegraría también á los Hermanos de las
Escuelas Cristianas.
D. Rúa le respondió con una sonrisa y añadió:
Pero es preciso hacer las cuentas con- el
Amo.
De Roma le llegaba esta carta con,sola-
dora:
« Revmo. Señor: Supe con gran pena su en-
fermedad y no he dejado de hacer votos al
Señor para su pronto restablecimiento. Supli-
qué luego al R. P. Munerati que me tenga
Los funerales de D. Rúa. — La plaza María Auxiliadora antes de la sepultura.
El día mismo de la conmemoración que de tu
hermano Luis hizo D. Bosco, 30 de Marzo 1851,
entré yo al Oratorio y nos hemos amado siempre
como hermanos.
— ¡Es cierto...! Te recomiendo que no siembres
alarmas por la casa. Entre tanto; cúmplase la
voluntad de Dios!
Pudo no obstante recibir algunas visitas.
Gratísima le fue la del prof. Cándido Chiorra,
director del Colegio de S. José, con el alumno
Guido Zorgno en representación de todos los
alumnos de los Hermanos de las Escuelas Cris-
tianas, cuyo alumno fue D. Rúa en las clases
elementales y con los cuales hizo la primera co-
munión. Recordando con gran ternura á sus
informado continuamente del estado de su sa-
lud y hoy recibo con vivo gozo la nueva de su
mejoría. Ruego fervorosamente al Señor .se
digne devolverle pronto la salud, á fin de que
pueda S. R. continuar muchos años guiando por
senderos de luz á los Hijos de D. Bosco.. Acepte
los sentimientos de profunda estima, y parti-
cular benevolencia con los cuales me es grato
repetirme afectísimo en el Señor.
MARIANO Card. RAMPOUvA».
Mons. Varady telegrafía de Budapest los
más ardientes votos de los Cooperadores reu-
nidos en congreso. L,a noticia resulta agrada-
bilísima para D. Rúa, que nada ansia tanto
como la expansión del espíritu de D. Bosco.

4.5 Page 35

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BSE 1910 VI y VII
157 —
El Teol. Piano predica con incomparable v
afecto el triduo en los Santos Mártires.
Cardenales, Obispos y eminentes personajes
continúan pidiendo informes. También el Mu-
nicipio de Turín pide noticias varias veces al día.
Con el tren de las 23 llega Mons. Marenco,
Obispo de Massa Carrara.
26 febrero.
« Condiciones iguales. »
Después de haber celebrado, Mons* Marenco
olvidaremos nosotros la exquisita amabilidad
de este Eminentísimo Príncipe de la Iglesia que
inmediatamente después de visitar en Monte
Cassino, la cuna de la O$ra Benedictina, quiso vi-
sitar el Oratorio de S. Francisco dé Sales, cuna
de la Obra de O. Bosco, para confortar á D.
Rúa y pedir en nombre del Gobierno Belga, al-
gunos Salesianos para el Congo.
27 febrero.
El enfermq ha pasado la noche en benéfico
Los Obispos salen del Santuario.
sube á visitarlo 'y permanece largo tiempo al
lado del amado Superior.
También son admitidos á la visita la Prin-
cesa Gonzaga de Milán, el sr. cab. ab. D. Mayo-
rino Capello, -con su esposa la Condesa Amalia,
el Prof. D. Juan Bautista Anfossi, canónigo, y
el sobrino de D. Rúa, prof. José Rúa, llegado
expresamente de Roma.
También lo visitan el P. Gemelli, con el Pro-
vincial de los Menores Capuchinos.
El Sr. Alcade de Turín, senador Rossi con
el asesor abog. D. Ricardo Cattaneo vienen
á poner su firma en el registro de los visitantes.
A las 19,30 llega el Emmo. Card. Mercier, Ar-
zobispo de Malinas y Primado de Bélgica, con
su Auxiliar Mons. Wacter. Su Erna, es portador
de una especial bendición del Papa. Jamás
descanso: le ha. cesado casi por completo la res-
piración afanosa. Recibió las visitas del Sr.
Card. Mercier y del Sr. Arzobispo de Esmirna,
que lo conmovieron vivamente; por lo cual, de
orden de los médicos, no se permitió ninguna
otra: una sola excepción se hace en favor del
Dr. Vignolo L,utati.
El Card. Mercier después de haber celebrado
ía Misa en el Santuario, subió al aposento de
D. Rúa, acompañado de/su Obispo Auxiliar.
Al ver al Purpurado, el enfermo extendía los
brazos hacia él. Apenas llegado á su presencia,
le dice el Card. con gran satisfacción:
— Ante todo, cumplo el dulcísimo encargo
que me confió el Padre Santo. Cuando visité
á S. S. para despedirme, le dije que me deten-
dría en Turín expresamente para ver al Su-

4.6 Page 36

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BSE 1910 VI y VII
153 —
perior de los Salesianos: me dijo: « Bien, Emi- Cuneo, había venido á visitar á D. Bosco, en
nencia, lleve á JD. Rúa mi bendición especial y su última enfermedad.
manifiéstele los ardientes votos que hago para
que Dios nos conserve su preciosa existencia »,
Y bendijo á D, Rúa, mientras todos los pre-
sentes se arrodillaban. Aproximándose más al
lecho del enfermo, le, tomó la mano, besándo-
sela repetidas veces con una conmoción difícil
de expresar. El séquito se retiró y quedaron so-
La Corte de María —Inspira compasión
— Su interés por los Misioneros — Los
Sres. Obispos de Mondovi y de Cásale
— La muerte del M. R. D. Lazzero.
1 marzo.
los en coloquio el Cardenal y D. Rúa por al- Continúan recibiéndose cartas y telegramas
gunos instantes; después Su Erna, recomendó su de todas partes. '
Patria á las oraciones del enfermo y salió pro- D. Francesia debería ir á predicar una tanda
fundamente conmovido, permaneciendo en Ora- de ejercicios espirituales fuera tíe Turin, ¡y D.
ción algún tiempo en la capillita de D. Boseo. Rúa manifiesta'déseos de que no se aleje. Todos
Al recibir al dr. Vignolo lyUtati, D'. Rúa admiran la delicadeza del enfermo, pero au-
exclamó;
mentan las preocupaciones.
/Oh querido doctor, con cuánto gusto lo
vuelvo á ver! , '
•. '
-
Vengo á verlo como amigo, pero con la
condición de que no diga una palabra.
Y D. Rúa, con ese sentido especial de deür
cado reconocimiento que siempre lo ha distin-
guido y con ese sentimiento de gratitud que
muestra á todos, los bienhechores, se limitó
á responder: ,
—-Vea, doctor amado, abenas pude\\tomar una
gota de vino, me dieron Barolo, enviado de la casa
VignoloLutati.
,
Ayer por la noche, regresó lleno de angustia
el Rmo. D. Cerruti. Estaba en Ñapóles,, próximo
á proseguir á Catania para presidir la primera
reunión de directores diocesanos, cuando recibió
las alarmantes noticias sobre D. Rúa y regresó
en el acto. D. Rúa lo ha visto con. placer y le ha
pedido noticias del viaje con el interés paternal
que le es propio.
El Emmo. Cárd. Vives, apesarado por las no-
ticias de la enfermedad que parece vaya agra-
vándose, renueva sus votos y augurios: « sed
ante omnia » — son palabras, del Emmo. —
pide lo que agradará más á Jesús, porque Jesús
ama mucho más que nos y vosotros al queridí-
simo enfermo», .
..
Después de cenar, toda la comunidad va á
rezar en el Santuario las oraciones y el Sr. Di-
rector anuncia que el triduo solemne de la
2 Marzo.
«Condiciones invariables. »
í
Es el primer día de la Corte de María en el
Santuario; el altar está adornado cómo en las
grandes solemnidades; alumnos y: profesores
se turnan á.los pies de la Virgeíi Sina.. Existe
toda la ilusión de una gran fiesta iiiánaná;¿ Se
alcanzará la suspirada gracia?
;
D. Rúa está Ünitíd con nosotros para orar.
Ha .dicho al Sr, Director:
/
: — « Vosotros hzceis la. Corte de-honor á M
ría por mí: pero yo'la'he commzado-antes que
.vosotros. Al toque Ae media noche estaba despierto
y dije á la Virgen: ¡Madre! empieza ahora vues-
tra Corte; mi úno^á los ángeles ya todos vuestros
hijos aeí Oratorio para tributaros honor y alabanza.»
Hoy se ha levantado un instante, mientras
le arreglaban el humiíde lecho. Solamente del
; 27 noviembre acá se resignó á tener cama en
su aposento, para cumplir las órdenes del mé-
dico. Hasta ese día durante tantos años ha
dormido sus breves sueños en un simple diván
que por la noche le servía de cama.
Ensayó dar algunos pasos por el cuarto, mas
no tuvo fuerzas. Causa verdadera pena ver
tanta energía de voluntad en un cuerpo ya
deshecho .que se niega absolutamente á obede-
cerla.
, 3 marzo.
Corte de María, fijado para los días 2, 3 y 4 será Segundo día de la Corte Mariana! Se ruega
ofrecido á la Sma. Virgen por la salud de D. Rúa. con gran fervor. También los chicos del cor-
28 febrero.
reccional de La Generalato, -han propuesto con-
seguir la gracia. Todos esperan.
« Condiciones estacionarias. »
Los Directores y Decuriones de los Coopera-
Mons. Marenco después de haber celebrado dores de Sicilia, reunidos en Asamblea, hacen
en la capillita de D. Bosco, pide la bendición votos por la curación. D. Rúa, reconocido, les
del enfermo y parte para su diócesis.
da las gracias y envía su implorada bendición.
Hoy se permite entrar á ver á D. Rúa, sola-
mente al limo, y Exmo. Sr. Teodoro de los
4 marzo.
Condes Valfré de Bonzo, Arzobispo de Ver- Ultimo día de la Corte Mariana!
celas, que también en 1888, siendo Obispo de El devotísimo triduo no podía terminar con

4.7 Page 37

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BSE 1910 VI y VII
más brillantez: es el primer viernes, y en honor
del Sacratísimo Corazón se tiene al Santísimo
Sacramento expuesto desde las 6 hasta las 20.
jSea bendecido el Santo nombre del Señor!
D. Rúa hápasado regular,esos tres días.
El M. R. Sr. D. Esteban Pagliere, Pro-Vi-
cario de la Patagonia Septentrional, actúa
desde el principio del año, de Secretario de D.
Rúa, teniendo la dicha de acercársele frecuen-
temente. El venerando enfermo se entretiene
largos ratos con él, hablando de las Misiones.
Expresa á menudo la gran satisfacción que
siente al recibir las cartas de los Misioneros.
conmueve. D. Rúa en el lecho es el mismo
caballero fino y atento de siempre. Todo el
mundo sale del cuarto enjugándose los ojos»
' ' ' • • . •;'"
6 marzo.
Es domingo. En el Oratorio festivo de S.
Francisco de Sales y en el de niñas de Santa An-
gela Merici se hacen fervorosas oraciones. Digna
de especial mención es la función celebrada
en el segundo, con una Comunión general. Pa-
rece que el cielo bendice nuestras súplicas.
1/os médicos encuentran esta, tarde una ligera
mejoría. Deo gratias! ,
El carro fúnebre.
A muchos de ellos los nombra repetidas veces
con singular afecto. El P. Pagliere está admi-
rado y enternecido, y á las veces le dice:
— Amado Padre, S. R. ama mucho á la Amé-
rica y á los Misioneros!
Cierto, procuro amarlos como los amaba
D. Bosco.
Entonces, concédame una bendición es-
pecial para todos.
- ¡De mil amores, de mil amores!
Y la mano paterna se levanta para bendecir
á los Misioneros (acto que repite varias veces
durante' la enfermedad).
5 marzo.
Recibiendo las visitas da muestras para con
todos de una caridad cortés y exquisita que
7 marzo.
Continúa la mejoría.
Vienen á visitarlo SS. Srías. limas. D.Juan
B. Ressia, Obispo.de Mondo vi y D. lyudovico
dei Marchesi Gavotti, Obispo de Cásale, quien
pide la bendición.
A las 6,30 muere en Mathi el M. R. D. José
Lazzero, uno de los primeros alumnos de D.
Bosco. Será muy doloroso para D. Rúa, y sin
embargo habrá que comunicárselo, pues pre-
gunta constantemente por él.
8 marzo.
Se le comunica la muerte de D. Eazzero,; Ex-
perimenta íntimo dolor; agradece la delica-
deza que se usó con él, no dándole la noticia
ayer tarde; y luego exclama casi sonriendo:

4.8 Page 38

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BSE 1910 VI y VII
16o
¡Querido D. Lazzero! ha terminado de sufrir!
*•. • • 12 marzo.
ha concluiio
orar.
su
largo
purgatorio!
Y se recoge
9 marzo.
á
*
El Emmo. Maffi viene á celebrar la Misa en el
Santuario, á la cual asisten todos los niños.
Conmovido por el espectáculo de tantas comu-
Ha pasado la noche completamente insomne, niones, después de misa los ha felicitado y,
evocando de cuando en cuando la memoria del tomando pie del Evangelio del día, les ha re-
amado difunto.
comendado que sean sal y luz, ahora en medio de
¡D. Lazzero me llama! repite á menudo. sus compañeros, y más tarde en medio del mundo.
D. Lazzero me espera!
El enfermo no empeora; jay! pero tampoco
¡Que penosa impresión! Entramos en un mejora. Disminuyen también las esperanzas.
nuevo período de 'depresión.
,13 marzo.
El Emmo. Card. Maffi — Conmovedora
escena — Parece que mejore — Se pres-
cribe un horario — El Sr. Obispo de
Ivrea La fiesta de S. José.
10 marzo.
No obstante la noche de insomnio las con-
diciones del enfermo parecen regulares; f>ero en
realidad va en un decaimiento progresivo. I/os
médicos no nos ilusionan. Y sin embargo espe-
ramos...
'
,,
Esta noche^ha llegado S. Erna, el Card. Maffi
y se hospeda en casa del Emmo. Card. Richelmy,
para predicar uña tanda de ejercicios espiri-
tuales á los socios de las ^Conferencias de S. Vi-
cente de Paúl. -
Es de advertir que el Comité de las Conferen-
cias había recomendado á D. Rúa el obtener la
aventurada demanda y D. Rúa había consen-
tido. El 'Purpurado, que había dicho á D. Rúa
que si aceptaba la parroquia de Marina de Pisa,
jamás le daría nones, al recibir la petición de
D. Rúa, dijo:
A D. Rúa no se le puede negar nada: es
preciso ir á Turín. .
. Y vino. Al bajar á la estación ya pidió no-
ticias de él. ¡Cuánta veneración tiene para con
el Sucesor de D. Bosco el venerando Príncipe!
11 marzo.
L,a rnejoría que se advirtió hace seis días, per-
dura, mas es estacionaria.
A las 9 llega el Emmo. Sr. Maffi acompañado
de su Srio. Mons. Calandra, á visitar á D. Rúa.
En la antecámara se encuentra con los doctores
Battistini y Clérico, de los cuales recibe con
gran complacencia mejores noticias del en-
fermo. Fue un instante sobremanera conmo-
vedor. El Card. animó á D. Rúa con las más
tiernas palabras y notificándole el gran bien que
están haciendo el Oratorio festivo de Pisa y la
nueva Parroquia de Marina: luego, secun-
dando los deseos de D. Rúa y los de su gran co-
razón, le da su bendición, arrodillándose en
seguida para recibir á su vez la del piadoso
anciano.
• El promotor del triduo en los Santos Már-
tires, con el fin de empeñar mejor la miseri-
cordia del Señor, ha anunciado para esta tarde
un acto de acción de gracias por la mejoría obte-
nida. Ha sido conmovedor. Han invitado á
D. Francesia á dar la bendición.
14 marzo.
Reviven algo las esperanzas. Ha descansado
bien y aparece ligeramente mejor. Mas él no se
hace ilusiones: dicta el inventario de su apo-
sento, especificando él contenido de los arma-
rios y cajones con una lucidez y firmeza men-
tal admirable; exacto y rectísimo "siempre, se
dispone á serlo hasta el fin.
15 marzo.
Hace un mes qué está en cama, y viendo que
las condiciones son siempre las mismas, una
sola cosa le preocupa: el buen empleo del tiempo.
I4ama á Balestra y le dice:
To'ma un papel y escribe:
Y dicta:
, «Horario ad experimentum:
» 5 Despertado?r;
» 5,20 Misa, comunión y acción de gracias;
» 6,15 Meditación;
»,6,45 Descanso ;
» De 8 á 9 visita de los médicos, desayuno y
una que otra audiencia ;
» 9 (Medicina), alguna audiencia de extraños
según conveniencia y posibilidad (y descanso];
» 12 Almuerzo y alguna conversación;
» 14 descanso ;
»15,30 Oración, lectura espiritual y alguna
distracción;
» 16 Medicina;
» 18 Descanso y alguna distracción;
»20 Cena, oraciones y disposiciones para la
noche.
N.B. — Se le encarga al fiel coadjutor Balestra
la observancia de este horario. »
16 marzo.
Dada la atención con que se siguen hasta los
más pequeños detalles de la enfermedad se ha

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BSE 1910 VI y VII
llegado á saber que se ha impuesto un horario,
y que el fiel coadjutor que, lo asiste, aleccio-
nado ya por experiencia de la, singular regula-
ridad del enfermo, ha tomado á su cargo su
más exacto cumplimiento.
En efecto, se notó que á las 5 en punto, el
buen Balestra, está observando junto á la
puerta entreabierta del aposento del enfermo,
en el cual se releva por turno un hermano
para velarlo, en auxilio del enfermero — y
apenas oye que D. Rúa se mueve y tose, pal-.
* ..-• * ' v '<* ,
17 marzo.
Viene á visitarlo S. Excia. Rma. Mons. Mateo
Filipello, •Obispo de Ivreá y también el pia-
doso y celoso P. Roberto de Nove> que con tanto
éxito predica la Cuaresma en la Metropolitana.
D. Rúa recibe al docto y pío religioso con aquella
cordialidad que-inspiran los Capuchinos, lo fe-
licita por el gran bien que hace, le dice que si
estuviera sano iría también a oírlo y le ruega
se quede á comer con los Superiores, El; Padre
La última parte del cortejo en el Corso Regina Margherita.
motea suavemente, diciendo: Benedicamus Do-
mino! á que D. Rúa responde con escrupulosa
puntualidad: /JDeo gratias! Así lo quiere él. Inme-
diatamente se dispone á oír la Santa Misa. No
bien la campanilla da la señal para comenzar
la Misa, se persigna y contesta las palabras con
el ayudante; luego abre su misalito y sigue pa-
labra por palabra el Santo Sacrificio.
Apenas se supo claramente lo del horario —
que en realidad fue el de toda la enfermedad —
D. Francesia recogió algunas observaciones que
corrían por la casa y se las manifestó al enfermo;
e) cual no dijo nada, pero en su rostro dejó
ver claramente que le daba pena el que se qui-
siera disuadirlo de un propósito que le parecía
de fácil cumplimiento
Roberto, <^ue se había reservado ese día para
descansar, consagrándolo casi por completo en el
Oratorio, visitándolo detenidamente, no cesaba
de repetir:
Me ha impresionado profundamente cuanto
veo aquí: pero lo que más me ha conmovido
ha sido la visita á D. Rúa. Este hombre es un
santo.
El' Inspector D. Julio Barberis le da cuenta
de las fervorosas oraciones que por su salud se
hacen en la Inspectoría Central; D. Rúa le en-
carga llevar la bendición á todos los socios.
El buen Padre enumera una á una aquellas
casas, las predilectas suyas (en ellas se forma el
personal) y se conmueve vivamente al saber
la piedad de algunos jóvenes délas Escuelas Pro-

4.10 Page 40

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BSE 1910 VI y VII
.- 102 -^
fesionales de S. Benigno Canavese, que desde
el primer anuncio de la enfermedad, hacen to-
das las noches, después de las ordinarias ora-
ciones, media hora 4e adoración ante el San-
tísimo para implorar la salud de su apreciado
Padre. . . ; . ' .' ' ; . ; - - / : , . ' ;,.:). ; ; , ' •• ' . ' ,..
18 marzo.
¡Vigilia de S. José! Con ^articular afecto re-
cuerda á D. lyazzero y a Varios hermanos y
bienhechores que llevan este nombre y promete
orar por ellos. Y mientras Balestra 16 está aco-
modando en los almohadones, le repite son-
riendo:
•>—¡Es también tu día!
"
Y como el pobre enfermero, hallándose solo
y queriendo hacerlo todo con el mayor, cuidado,
no logra lo qué desea: — Tira, tira, prosigue,
hasta donde puedas, que ya te compensaré tirándote
desde arriba, para, ayudarte á subir al Paraíso.
Pero el pensamiento más tierno y afectuoso
escara el Padre Santo, que, bien lo sabe, se in-
teresa tanto por él; por su encargo, mañana te-
legrafiará á S. S. el Rrno. Sr. Prefecto General
D. Rinaldi, trasmitiéndole los fervientes votos
de: todos los Salesianos y los especiales de su Ge-
nejral enfermo.
I"
19 marzo.
Cooperadores, pues está á punto de entrar en
máquina el Boletín italiano de abril, responde
coa gran afecto y ponderación:
Decid á los Cooperadores que les doy las
más expresivas gracias! Sé que ruegan por mí;
yo también ruego por todos ellos; Cooperadores,
Cooperadoras y sus familias. Por lo que hace á mi
salud, ella está en las manos de Dios; si á El le
place durarme, declaro desde ahora que he de
consagrar la vida que me diere, al bien de tanta
juventud como he procurado hacerlo hasta aquí,
y por todas las obras de caridad q^le los Salesianos
tienen en común con los Cooperadores; y si Le
place llamarme á Sí.....
"••'--
Alguien lo interrumpe:
¡Oh! no, querido Padre! S. R. debe cele-
brar la Misa de Oro!
Y él con dulce sonrisa, repitiendo la frase
concluye:
.....y si Le place llamarme á Sí, prometo que
seguiré rogando igualmente por todos ellos, en el
otro mundo.
Í4ega la respuesta del Padre Santo:
D. Rinaldi,, Prefecto Salesianos Turín.
Padre Santo, agradecido filial obsequio regracia
cordialmenle y bendice V. R., venerando Supe-
rior D. Rúa y Salesianos todos.
—'
-R, Card. Merry del Val.
¡S.Jost! En el santuario de María Auxilia-
22 marzo*
dor^ se celebran funciones solemnes. De todos
los corazones se exhala el mismo suspiro:
T—í ¡Señor! sanad á D. Rúa!
J^as condiciones son siempre las mismas.
¿ Conque y a no hay esperanza alguna ? Des-
graciadamente la mejoría desaparece y el en-
fermo estáljen las mismas condiciones de hace
un mes, con la circunstancia agravante de la
postración de un mes de sufrirrnentos^tos mé-
Un pensamiento delicado — Para los Coo-
peradores Artículo d^ un diario ame-
f dicos lo dicen con dolor:
— ¡Hemos retrocedido!
•"• > '
'•'.+ <•*
ricano — Recibe el Santo Viático— El Momento publica un artículo del diario
Preciosos recuerdos —•Feliz augurio. .,- argentino « La Patria degli italiani -» * que no
I •'•"•-'
¿o marzo.
obstante ser liberal, rinde homenaj e á la; virtud
del Sucesor de D. Bosco: « Los diarios cíe la
¡Domingo de Ramos! Habituados á ver á D. ciudad,» —dice en su artículo del 23 febrero,
Rúa por tantos años en el altar de María Auxi- ilustrado con el retrato de D. Rúa, « hace al-
liadora ejecutando con tan edificante piedad gunos días que vienen publicando alarmantes te-
los solemnes ritos de la Semana Santa, sentimos legramas sobre la grave enfermedad del Superior
inmensamente su ausencia.
General de los Salesianos y aluden al pronto
Él por su parte tampoco se olvida de las pia- desenlace fatal. La noticia debe revestir alguna
dosas costumbres y con delicada y exquisita idea importancia ciertamente, pues, la prensa de todos
envía un ramo de palma bendito á varios coo- los matices se ocupa en ella abundantemente; y
peradores, encargando á D. Rinaldi de desearles así el telégrafo, presuroso en comunicarnos no-
á todos « vencer todas las dificultades de la vida ticias, nos brinda ocasión de hablar del hombre y
para llegar á recoger la última palma en el Paraíso.» de la obra. En las columnas de un periódico cual
21 marzo.
« La Patria degli Italiani » que por encima de
las prevenciones a priori sabe ponderar el mérito
¡Quizás alimentemos vanas ilusiones! pero de cuantos aman la patria y benefician á la huma-
nos parece que él abriga las mismas esperan- nidad, será bueno resumir cuanto JM hecho D. Rúa
zas que nosotros.
durante los 22 años de dirección. Ser aun tributo
Habiéndole pedido una palabra para los de afecto y de justicia......

5 Pages 41-50

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5.1 Page 41

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BSE 1910 VI y VII
163 ~
El artículo termina con estas palabras:
« Este año que debía coronarlo de gloria en la
celebración solemnísima de su Misa de Oro, este
año tal vez será de luto y las fiestas inminentes,
tal vez se truequen en llanto. ¿Entre las flores de
im altar se abrirá una tumba? ¡Ojalá que no! co-
moquiera que sea, mientras el mundo teme por
la existencia de D. Rúa; mientras la Casa de Saboya
toma viva parte en d dolor Salesiano, es justo tri-
butar un homenaje de reverente gratitud á este
inteligencia y corazón de apóstol, que
inclinado sobre el costado izquierdo/La cara,
que en el estado normal impresionaba por lo
flaca, se va hinchandoJcomo también las manos.
Sobre las mantas se estiende una blanquísima
sobrecama.
Consciente de su estado, quiere recibir la
Santa Comunión por Viático, pero no sé im-
presiona ni inmuta y dispone que mañana, día
que reciben la comunión todos los Sacerdo-
tes, le sea llevado el Santo Viático del Santua-
rio de María Auxiliadora. .La noticia, aunque
Después del carro fúnebre.
amó la Patria, elevó á los humildes, siguió con
paternal amor al emigrante italiano hasta las
playas de la tierra del Sol de Mayo. La gratitud
no reconoce partidos. »
23 marzo.
Iva gravedad aumenta. Es una compasión el
verlo.- I/os primeros días gastaba todavía el
traje talar, permaneciendo medio recostado en
las almohadas; después se cubría el pecho con
un capotillo negro, para recibir lo más decente-
mente posible la Santísima Eucaristía y las
personas que lo visitan; ahora se debe contentar
con un simple chai y después de la misa se ve
obligado á meterse completamente bajo las
mantas, donde yace inmoble, dolorosamente
él la ha endulzado con toda la caridad de su
exquisito corazón, se ha difundido entriste-
ciendo todos los corazones.
24 marzo.
¡Jueves Santo! A las 6,15 antes de dar prin-
cipio al rito solemne en el Santuario, el Prefecto
General D. Rinaldi, escoltado de todos los
hermanos de la casa con cirios encendidos, sube
la escalera de la antigua sala de estudio, atra-
viesa la Biblioteca y lleva á D. Rúa el Santísimo
Viático.
En su extrema sencillez, la ceremonia no po-
día ser más solemne. No bien el celebrante ha
pronunciado con la angustia en el corazón y las
lágrimas en los ojos el Misereatur y el Indul-

5.2 Page 42

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BSE 1910 VI y VII
104
gentiam, D. Rúa hace señis de querer hablar.
marzo.
Todos clavan en él los ojos con expectación, se
hace sentar apoyándose en los almohadones, y
con voz tan clara y firme que se oye en los apo-
sentos vecinos, dirige á los presentes esta alo-
cución que será leída con ternura mientras haya
Salesianos y Cooperadores en el mundo:
« En esta circunstancia siento el deber de
dirigiros algunas palabras:
» La primera es de reconocimiento por las ora-
ciones que habéis hecho y seguís haciendo por mi.
¡Dios os lo pague! ¡y os recompense también por
las que haréis aún!'-. , \\> • -, :
"
» íOtra paíabra quiero deciros, porque, no
si podré hablaros otra vez á todos juntos: os re-
comiendo ] que la hagáis saber también á los au-
sentes* Y* o rogaré siempre á Jesús por vosotros
y espero que el Señor concederá la gracia que
pida para todos y especialmente para los que están
en el Oratorio y lo estarán en lo porvenir. Me in-
teresa mucho que todos nos hagamosr y nos conser-
vemos dignos hijos de D. Basco. D* Bosco en su
Sábado Santo. D. Gusmano, al concluir la
función de la Iglesia, va á desearle un buen
¡aleluya! añadiendo que todos hubiéramos de-
seado verlo en pie; á lo cual responde:
¡También yo lo esperaba!
Se permite que entre á visitarlo Sor Eulalia
Bosco, sobrina en segundo grado del V. Bosco
y Visitadora de las Casas de" las Hijas de María
Auxiliadora en el Piamorite, y su Secretaría:
quieren un pensamiento, una palabra que
mandar en su nombre á la Madre General y á
tocias las Hermanas. ;
:
— « Decid á la>^adfe,quelesdeseó^
Pascua sea portadora de paz, de consuelos y 'de
fervor para las Madres, para las Superioras < de
las Casas, las: Hermanas y / todas las Novicias.
Estas son las felicitaciones de Pascua de 1910!...
Y si el Señor me deja algunos dias más en la
tierra, iremos á Niza y completaremos estas fe-
licitaciones.
,<
'
lechó dé-muerte nos dio una cita: « ¡Hasta la vista
en el [délo! » Este e$ W recuerdo que nos dejó Él.
D. Bosco qUeria consigo á todos sus hijos; para
ello nos recomendó tres cosas:
Grande amor á Jesús Sacramentado;
Viva devoción á María Sma. Auxiliadora;
Una hora alarmante — Recibe la Extre-
ma Unción El General Sáiiminiatelli
— Su gratitud á los médicos — Hacia
el fin.
27 marzo.
. Grande respeto, obediencia y amor á los Pasto»
res de la Santa Iglesia y especialmente al Sumo
Pontífice.
» Es éste el recuerdo que yo también os dejo. Pro-
citrad haceros dignos de ser hijos de D. Bosco !
» Jamás dejaré de rogar por vosotros. Si el Señor
me acoge en el paraíso con D. Bosco, como espero,-
rogaré por todos los de .todas las casas, par-ticular
mente de ésta. » •
Ninguna persona extraña estuvo presente á
esta conmovedora escena, fuera de algunas
Hijas de María Auxiliadora y el Dr. Bettazzi
¡Pascua de Resurrección!
.. /
Este santo día pasa regularmente aunque no
se acentúa aquella mejoría que deseábamos.
Sin embargo por la noche recibimos una dolo-
rosa impresión.
Hacia las 9.30 manifiéstense en^el enfermo
algunos fenómenos de embolia puntiforme;
poco á pocp pierde la palabra y el conocimiento.
En un momento se reúnen en torno ~de su lecho
los Superiores mientras se telefonea al doctor
Battistini, que acude inmediatamente con su
automóvil; nos tranquiliza diciéndoiios que el
que había suplicado de poder asistir como favor
' supremo que se le haría, y que en el registro
de visitantes se llamaba « afortunado de haber,
asistido al Viático de un Santo. »
fenómeno es pasajero y desaparecerá por com-
pleto, sin dejar traza.
En efecto, vuelve completamente en sí y con
maravilla ve á su alrededor á D. Rinaldi, D.
25 marzo.
Viernes Santo. Ayer, después de haber re-
cibido el Santo Viático, se alivió un poco, esta
noche pu^o descansar mejor y nosotros vol-
vemos á cobrar esperanzas.
Mas él siempre sin ilusiones. El amoroso in-
Albera, D. Cerruti, D. Bertello, D. Piscetta y a
todos los Superiores.
Estos disimulan su emoción, y uno tras
otro le dan las buenas noches y se retiran para
no inspirarle aprehensión.
28 marzo.
terés de sus sobrinos que lo visitan diariamente, D. Rúa está un poco impresionado por el acci-
no le hace olvidar á otros parientes que viven dente de ayer noche.
fuera de Turín. Ellos no osaban molestarlo; / Os he espantado á todos! dijo esta mañana
pero él los manda llamar y quiere verlos uno á Balestra. Y se ha hecho explicar cómo ocurrió
á uno siquiera una vez; á todos les pide noticias, el caso.
*
les dice palabras de aliento y saludándolos Los doctores Battistini y Clérico (éste siempre
afectuosamente, los cita para el Cielo.
viene á verle por la noche) han asegurado que

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BSE 1910 VI y VII
^ 165 -
han desaparecido todas las consecuencias del
peligroso fenómeno. Mientras explican á D.
lándole el estante ¡toma en seguida el ritual!
y pide que lea todas las rúbricas y las preces in-
Rinaldi lo ocurrido, he aquí que se presenta,
Balestra: ..'
dicadas para la administración de este Sacra-
mento, que luego después presentes sólo los
¿No podrían Vs. permitir, les dice, que miembros del Capítulo Superior, le administra
el Sr. D. Rúa se levantase hoy un poco?
el Director espiritual D. Albera. Son los únicos
Sonriendo con gracia le contesta el dr. Battis-
tini:
, ' ,,-
rqüe lo saben en casa; se ha evitado la vigilan-
cia hasta de los mismos servidores y enfermeros
Jloy no es posible ¡veremos mañana!
por expreso deseo del enfermo, que «no quiere
¿Quien lo creería? Esta ingenua pregunta la contristar antes de tiempo á sus hijos y bienhe-
había sugerido al fiel servidor el mismo D. Rúa, chores ».
La calle Cottólengo después de entrado el féretro en el Santuario.
el cual con esto pretendía quizás disipar en
nosotros la ansiedad que nos causó el peligro-
sísimo caso de la noche pasada
Sin embargo, los médicos han consentido
que tome algunos gramos de carne, se desea que
vaya recobrando las fuerzas, que van faltándole
progresivamente.
¡Mas no podemos hacernos ilusiones! Así es
que á las 6.30, D. Rinaldi, previo acuerdo con
los otros Superiores se presenta á él, y:
— Señor D. Rúa, le dice; ya hemos probado
todos los remedios, aunque sin resultado;
¿querría V. recibir la Extrema-Unción? ¡Quién
sabe si será ef>az aún para devolverle la salud
corporal!.....
Con gusto, con gusto, le responde, y seña-
Terminada la ceremonia llama á D. Rinaldi
y le agradece efusivamente su piadosa indica-
ción.
29 marzo.
No se sabe qué pensar de la enfermedad del
amado Superior. Sus palabras, ya nos tranqui-
lizan con la seguridad de su curación, ya nos
arrebatan toda esperanza; pero el efecto de las
oraciones es evidente. Nadie, humanamente
hablando se da cuenta de las repetidas señales
de una mejoría que, científica y físicamente
es imposible.
>
30 marzo.
Recibe la visita del Teniente General D. Carlos
Sanminiatelli Zabarella, Comandante de la Di-

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BSE 1910 VI y VII
i66
visión militar de Liorna. El enfermo conversa
con su noble visitante con maravillosa presteza
de espkitu, de forma tal, que éste, al salir de
la antecámara expresa su convicción de que
Don Rúa ha de curar.
Por otra parte el Padre amado hace ya algún
tiempo que durante el día está frecuentemente
amodorrado, si bien pasa las noches desagrada-
blemente y con molestos insomnios; los médicos,
no obstante, pronostican mal.
¡Pobre D. Rúa! Sufre á causa de una grave
hinchazón de las piernas, que ya hace tiempo
están convertidas en una llaga; y ahora {cuánto
no debe sufrir por las nuevas llagas que.le ha
causado su prolongado decúbito! ¡Ysin embargo,
ni un lamento! Si le preguntan: — ¿Sufre mucho,
Sr. D. Rúa? — ordinariamente contesta:
¡Oh! no y pocas veces: ¡Un poco!
Su pensamiento está puesto en la mayor glo-
ria de Dios y en la salvación de las almas. Dice
áD.Albera:
« Desde que iba á las escuelas de los Hermanos
en Porta Palatina he leído con gusto.siempre los
anales de la « Propagación de la Fe ». Aún en
medio de mis ocupaciones buscaba tiempo para
cooperar á ello y creo haber hecho cuánto he podido
para propagar esta obra.-¡Oh! si también después;,
de mi muerte mis hijos continuasen ocupándose
en ella! »
Le agrada mucho oír que en una de nuestras
casas del extranjero, los sacerdotes circunve-
cinos se reúnen todos los meses para hacer el
ejercicio de la Buena Muerte según él método
de D. Bosco:
¡Oh! ¡cuánto bien hacen las cosas que pres-
cribió nuestro querido Padre D. Bosco!
Lleno de gratitud, á pesar de que los médicos"
le recomiendan que no se canse, si sabe que
alguien desea verle, pide que le introduzcan al
punto. Dícenle que una anciana Hermana del
Refugio sería feliz si recibiera su bendición:
Sí, sí, quiero verla, exclama; quiero dar
gracias á esa Hermana y al Refugio porque siem-
pre han trabajado por nosotros!....
Pero se le dice:
— V. sufre y se cansa con tantas visitas.
Sin embargo, la caridad lo pide así y no se
puede hacer de otro modo, contesta.
31 marzo.
El mes termina con una tremenda incerti-
dumbre. Los doctores impresionados como ya lo
estaban por un agotamiento general de fuerzas
con acentuada depresión cardíaca, vuelven esta
noche á visitarlo y nos dicen con dolor que esta-
mos al cabo de la enfermedad: ¡la ciencia no
cuenta ya con más recursos !
El enfermo sin preocuparse lo más mínimo
toma entre sus manos la del Dr. Battistini y
apretándosela con afecto le dice:
Le agradezco con el alma cuanto ha hecho por
mí. Si el Señor se digna recibirme en el Paraíso,
seguiré rogando siempre por V. y por su familia.
El médico le besa la mano y se retira profun-
damente conmovido.
A D. Ángel Bologna que diariamente lo visita,
le ha dicho:
—- D. Bologna me mira mucho; pero pronto le
daré la despedida. *
A D. Lemoyne, que después de la muerte de
D. Lazzero ha vuelto de Mathi y todas las tardes
suele hacer compañía al enfermo, que goza con-
versando con él y recordando los primeros tiem-
pos del Oratorio, le ha dicho:
>
Debemos separarnos, querido D. Leynoyne,
debemos separarnos!
^ .^
Ha dado las gracias también á todos los enfer-
meros.
;
El Capítulo Superior de la Pía Sociedad Sále-
siana resuelve que se haga un triduo de oracio-
nes en el Santuario de María Auxiliadora*
nacía EL FIN
El triduo solemne — Va declinando --El
día de los recuerdos— L,a ultima carta
circular á las casas salesianas — A los
Cooperadores —:' Santa serenidad.
abril.
Es el primer viernes del mes y en el Santuario
queda de manifiesto todo el día el Smo. Sacra-
mento. Los miembros del Capítulo Superior se
han reservado las funciones de la comunidad
durante este triduo, y en compañía de los demás
Salesianos y niños se turnan ante Jesús Sacra-
mentado.
El Dr. Battistini nos deja el siguiente boletín,
bien triste por cierto:
« Las condiciones, ya muy graves por la presencia
de una alteración de círculo inmanente, debida á
miocarditis senil, han ido empeorando en estos
últimos días por un agotamiento progresivo. Dado
el estado actual, desgraciadamente no sólo no hay
esperanzas, sino que se debe prever un resultado
infausto no muy lejano. Actualmente, no hay pe-
ligro próximo, pero puede presentarse pronto; y
también el agotamiento orgánico puede, de suyo,
causar la muerte en el plazo de una semana >>.
El mismo D. Rúa á lo que parece, ya no hace

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BSE 1910 VI y VII
- 1*7 -
misterios sobre su inminente fallecimiento: á
cuantos le visitan, á todos les da santos consejos y
la cita: ¡Hasta vernos en el Cielo!
No es posible consignar todas sus santas adverL
tencias. A D. Marchisio, director del Oratorio, le
ha dicho:
Dirás á los niños que una grande gracia les
ha hecho María Santísima trayéndolos á esta casa.
Diles que se hagan más dignos de ella, con el estudio,
el trabajo, el buen ejemplo y la piedad. A cuantos
hay actualmente, y á cuantos vengan en lo venidero,
recomendadles siempre la frecuencia á los Santos
Sacramentos y la devoción á María Sma. Auxilia-
dora.
Con D. Rinaldi estuvo hablando
más de media hora con gran se-
renidad, dándole particulares re-
cuerdos para los Salesianos, para
las Hijas de María Auxiliadora y
los Cooperadores.
Repitió para los Salesianosxlos
avisos que con tanta solemnidad
diera el 24 marzo.
Recomienda mucho á los
Hermanos cuánto dije el dia que
recibí el Santo Viático y recuérdales
que nuestra mayor fortuna s¿rá d
mantenernos fieles en la conserva-
ción de las tradiciones de Don Bos-
eo y evitar las novedades.
A las Hijas de María Auxilia-
dora les dirás que la Sma. Virgen
las ama mucho ; que procuren con-
servar esta predilección de nuestra
dulce Madre.
Para los Cooperadores repitió
con las más conmovedoras expre-
siones todo su reconocimiento:
Cuando yo muera, no es menester escribirles
á los Cooperadores una carta especial como se hizo
por D. Bosco. Sin embargo deseo que se les diga
que guardo toda la gratitud que les debo por el
apoyo que han prestado á nuestras obras. Si Don
Bosco dijo que sin ellos no habría hecho nada; ¿ qué
no debo decir yo, que soy un miserable? Estoy,
pues, obligado á acordarme de ellos de un modo
especial. Yo rogaré por ellos, por sus familias y
amigos, para que el Señor los recompense en esta y
en la otra vida.
.
A D. Minguzzi le dice con grande afecto:
Te bendigo á ti y á tus obras: prosigue con
valor ; salúdame al Circulo dt> los Antiguos Alumnos
y^díles que los bendigo á todos.
A D. Barberis que está preparando una nueva
edición de la vida del P. Andrés Beltrami:
Siempre hemos sido amigos y deseo que con-
tinuemos siéndolo en el paraíso por toda la éter-
nidad... Animo, encomiéndate también á D. Bosco
y D. Beltrami. También yo me he recomendado
todos los días de la enfermedadfá D. Bosco ya Don
Beltrami.
Y a la piadosa madre de este santo salesiano>
Doña Catalina Beltrami/de Omegna, que le pide
una bendición, la satisface y le dice:
Ahora alcánceme V. del caro D. Beltrami-, una
bendición especial y que continúe dispensándome
su protección.
,2 abril.
En el Santuario segundo día del triduo.
L/as mismas funciones y prácticas de piedad
Un grupo de niñas.
que los días de la Corte de María.
El Dr. Battistini confirma el boletín .de ayer,
añadiendo: « Acentuando las tintas ». D.. Rinaldi
comunica á todas las casas el inminente peligro,
con especial circular.
.
D. Rúa recibe la visita de D. Eugenio Reífo,
que le comunica los votos y oraciones que por él
hacen Superiores y Socios de la Pía Sociedad de
S. José. Él le da las gracias conmovido y le pre-
gunta por su hermano Enrique, celebrado pintor.
— Trabaja siempre.
¡Y bien! — añade D. Rúa.
Recordando la especial indulgencia plenaria
para el punto preciso de muerte, concedida por
Pío IX á D. Bosco en 1858 para cuantos se ha-
llaban entonces en el Oratorio, manifiesta su
complacencia de que la Santidad de Pío X la
.haya extendido á cuantos aceptan de grado el
género de muerte que plegué á Dios mandarles,
y agrega:

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BSE 1910 VI y VII
— TÓ8
A yudadme para que yo también pueda, lu-
crarla! Sugeridme jaculatorias en esos momentos, y
aun cuando no esté en mí, dadme frecuentemente la
absolución.
Y sugiriéndole muchas plegarias ¿no lo
molestaremos? ¿no lo estorbaremos en su unión
con Dios?
No, antes me haréis un gran favor.
Y dice al P. Albera:
Después. de muerto ¿dónde me colocaréis?
<J Quiso talvez manifestar el deseo de descansar
al lado de D. Bosco? D, Albera, bastante preocu-
pado; le .responde:
— ¡Oh! Sr. D. Rúa! no pensemos en estas cosas!
esperamos que S. R. sane y pueda aún trabajar
rnucho.
Sn su extrema delicadeza, el enfermo no sólo
no insiste/ sino que para desvanecer la impresión
u pregunta pudo despertar, la trueca en
a^ añadiendo:
teMcia esta pregunta porque el diz.
quisiera dar muchas vueltas
i^Aú -mis huesos -en un lugar mientras están en
'
.
Cátoífeos
Mí ^
Estamos á
las ^fiife^s'^^i^jéól.etin^-ieifible
>^— , /íYoca^iones! ¡Vocaciones!" — Los
— Quiere que se le
el almar — Horas tremendas.
vV
3 abril.
r dia del triduo.
Él Comité « Pro procesión María Auxilia-
dora » y la Unión Católico-Obrera de Turín, con
permiso de la autoridad eclesiástica habían pro-
movido para hoy á las 15.30 una devota pere-
grinación á la tumba de D. Bosco « á fin de obtener
de la Divina Bondad la curación del venerando Don
Rúa, verdadero bienhechor y padre de los obreros
como ya lo fue el Ven. D. Bosco ».
Los manifiestos fijados á las puertas de las
iglesias llevan esta nota: « En caso de mal tiempo
se trasladará al Domingo 10, á la misma hora ».
Y en efecto la nieve y la lluvia persistente de
varios días, impiden la afectuosa demostración.
En el Santuario, en presencia de toda la comu-
nidad, y á las 14, se hace exposición solemne del
Santísimo Sacramento, ante el cual se turnan
los niños del Oratorio festivo, las niñas del Ora-
torio de Sta. Angela y los alumnos internos; las
Vísperas, coram Sanctissimo, son cantadas por
el Prof. Dr. D. Francisco Cerruti. D. Francesia
pronuncia el discurso de circunstancia con uni-
versal conmoción. Muchos son los que lloran. El
orador mismo, dirigiéndose á Jesús Sacramentado
y á María Auxiliadora para pedir una vez más
el milagro ó la perfecta resignación á la voluntad
de Dios, se ve atajado por el llanto.
« ¡Oh Jesús, no nos arrebates á nuestro Padre>
á nuestro amigo, á nuestro Bienhechor... Esta
gracia, sería, ¡oh Virgen.; Santa! la piedra más
preciosa de vuestra espléndida corona! »
P. Gusmano celebró esta mañana en la ca-
pillita, D. Rúa le dijo:
Temia no verte más!
¿Por qué?
-
Creía que me iba al cielo.
Pero él mismo pregunta un rato después:
¿Con qué no celebramos ya el Jubileo?
Y como se le da esperanza y se le exhorta á
rogar con ese fin:
¡0h! no es el caso de decir como S. Martín:
Si adhuc.... Hay tantos capitanes que pueden llemr
mi puesto.
D. Francesia le pregunta: — ¿Por qué no ha
rogado eoh nosotros?
>
Si, he rogado con vosotros, mas no como vos-
otros. Vosotros queréis según vuestro deseo, y yo
según la voluntad de Dios.
Vuelve nuevamente de Roma á visitar á su
amadísiíiid tío, el profesor D. José Rúa. También
10 visitan diversas veces al día los sobrinos resi^
deíites en Turín y él los recibe siempre con gran
carino.
4 abril.
¡Estamos en las últimas! estamos en las últi-
mas!repite él mismo desde antes de ayer.
La jornada es tristísima: se espera ansiosa-
meiíté la llegada del Exmo. Sr. Morganti; el
enfermo lo aguarda con afán; quiere verlo una
vez más y expresarle su gratitud, y en su per-
sona, á todos los Cooperadores Salesianos; con
frecuencia se detiene á hablar de Monseñor, del
celo que desplegó en Milán, de la gratitud que
siempre ha tenido por D. Bosco y por su obra.
Monseñor telegrafía que retarda algunos días su
venida; D. Albera le contesta que no demore, si
quiere verlo todavía vivo.
A eso de las 16.30 viene el doctor Battistini.
Teme que no pase la noche; mas él, apenas sale
el médico, quiere hacer la acostumbrada lectura
espiritual. El enfermero Bosisio, que con gran
diligencia lo asiste día y noche, satisface su deseo.
A los diarios que insisten pidiendo noticias, se
les participa el siguiente « Boletín » : Tras un pe-
riodo relativamente bueno, pero no tanto que deje
esperanza de durable mejoría, de algunos días acá
se van agravando notablemente las perturbaciones,
debido á insuficiencia cardiaca. ha agregado un
estado de progresivo agotamiento que por desgracia
presagia próxima la catástrofe».
\\ Y no parece que'esté realmente á las últimas!
A las 17,30 poco más ó menos, discurre con Don

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BSE 1910 VI y VII
- i69 -
Cerruti sobre la necesidad é importancia de tener
muchas y buenas vocaciones religiosas, y espe-
cialmente de conservarlas. D. Cerruti le expone
la idea de una jaculatoria al Corazón de Jesús,
que sea recitada por los Salesianos y para la cual
se pidan favores espirituales al Padre Santo.
Él lo escucha con visible satisfacción y le ruega
le presente escrita dicha jaculatoria.
¡Oh! sí, ¡vocaciones! ¡vocaciones! repite, Dios
nos las ha dado, conservémoslas!
A D. Rinaldi empero le da los últimos recuer-
dos.
Te recomiendo llevar adelante todas las obras
de índole social, especialmente las iniciadas para
incremento de los Oratorios festivos y délos Antiguos
Alumnos; ellas harán tanto bien!
Una vez más se permite que entre á verlo la
Superiora General de las Hijas de María Auxilia-
dora, acompañada de algunas hermanas; per-
manecen algunos instantes. Las bendice de nuevo,
como lo ha hecho repetidamente durante la en-
fermedad, vuelve á agradecerles efusivamente
las oraciones que hacen por él en Niza y en todas
sus casas, y todavía tiene un recuerdo para la
Superiora.
Al salir ellas, suplica que le llamen á D. Fran-
cesia. Este vuela á su lado:
Toma el ritual!... y encomiéndame el alma.
¡Pero, querido D. Rúa!
Sí, sí, encomiéndame el alma!
Es una alarma, una consternación general.
Los Superiores que se hallaban en privada con-
ferencia interrumpen la sesión, acuden al apo-
sento y, arrodillándose responden las oraciones.
D. Rúa, sereno, tranquilo, casi sonriente, res-
ponde también.
Y sin embargo sufre, y sufre mucho.
Si para morir dice á D. Albera— se nece-
sita sufrir más, no sé qué será de mí.
. Deus qui dat nivem sicut lanam, le dará
fuerza también á S. R.; tenga confianza en su
misericordia.
Suceden horas desoladoras. A las 19,30 en el
Santuario y poco después en el Oratorio de Santa
Angela, se hace entre lágrimas la función de la
Agonía.
El Dr. Clérico que lo venía asistiendo con el
cariño de un hijo, ha debido ausentarse improvi-
samente por la muerte de su suegro. D. Rúa, á
quien no fue posible ocultar la causa, sintió viva
pena y rogó al Dr. Battistini que le hiciera ma-
nifiesta su gratitud por los filiales cuidados que
le prestó. Al Dr. Clérico le sustituye el Dr. Forni,
que pasó la noche al lado del enfermo.
Los aposentos contiguos se llenan de hermanos.
A las 10 vuelve el Dr. Battistini; salvo complica-
ciones, D. Rúa alcanza á la mañana del día
siguiente. Los Superiores y los sobrinos rodean
su lecho. Hacia la media noche recobra un tanto
las fuerzas, da las gracias á los médicos y les
ruega que descansen. Todos están admirados de
la resistencia y de la lucidez de espíritu, y se re-
tiran.
Recibe por última vez la Santa Comunión
Conmovedor saludo — Recobra un
poco de vida — El Príncipe Gonzaga —-
Una jaculatoria al Sgdo. Corazón de
Jesús — Calma impresionante Nueva
bendición del P. Santo — El Sr. Arzo-
bispo de Rávena ,,]D. Bosco, yo voy
á-tí!" ;
5 abril.
A la i% entra el abog. D. Javier Fino. Don
Rúa lo reconoce perfectamente, lo mira fijamente
y en señal de gratitud le estrecha la mano con
grande afecto.
A las 2. comienzan las Misas en la capillita
contigua. Ocho sacerdotes se suceden sin inte-
rrupción, y todos añaden la oración pro infirmo
morti próximo.
'
La segunda, celebrada por D. Francesia, es la
que oye el moribundo: D. Rinaldi está á su lado.
jOh! maravilla! D. Rúa sigue con la mayor aten-
ción punto por punto el Santo Sacrificio é infm
missam recibe la Santa Comunión, con gran
contento de todos los presentes.
Cuando termina el Santo Sacrificio, D. Ri-
naldi le pide que bendiga una vez más á todos los
Salesianos presentes y ausentes, á sus alumnos
y á sus obras todas. Él moribundo entonces con
voz fuerte y solemne pronuncia la fórmula que
solía usar D. Bosco, haciendo una gran Cruz con
gesto tembloroso, pero largo y resuelto.
— ..... pax et copiosa benedictio Dei Omnipo-
tentis, Patris, et Filii, et.Spiritus Sancti, descendat
super vos, et super omnes Salesianos, et alumnos, et
cooperatores, et maneat semper, semper!
¡Amen! responden los presentes con los ojos
llenos de lágrimas.
Y vuelve á caer en sopor. Parece que el ago-
tamiento recobra su curso fatal. A las 4.30,
cuando la campana mayor del Santuario toca
el Ave Maña, se teme que' exhale el último
aliento. Todos se arrodillan . A su lado están: á la
derecha D. Albera y el enfermero; á la izquierda D.
Rinaldi y D. Francesia; al rededor D. Gusmano y
muchos hermanos. Y he aquí que de improviso
se vuelve á D. Rinaldi y mientras con la izquierda
lo abraza paternalmente por el cuello, le pasa en
la cabeza la diestra temblorosa, y permanece así
algunos instantes, murmurándole al oído algunas
palabras, con tanto afecto y ternura, que im-
presiona á todos los presentes.
De allí á poco parece que recobra nuevas fuer-
/

5.8 Page 48

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BSE 1910 VI y VII
^ 170
zas y quiere que todos se retiren á descansar/ \\ ¿ Es d e veras grave mi estado ? ; . . • • '
porque también él desea reposar. Esta .enferme- Desgraciadamente ya no hay esperanza!
dadnos parece á todos un misterio.
Pero ¿habéis hecho cuanto podíais? .
Amanece el día y parece que D. Rúa va resu- — Nos parece que no hemos ahorrado ni mé-
citando. A las 8 hace que todos los presentes dicos, ni medicinas, ni oraciones.
recen con él las oraciones de la mañana, y agrega -Luego, ¿no os queda nada más?,
con acento clarísimo:
Nos queda la esperanza de un milagro.
Ahora, para que todo proceda lien, cada cual ¿Quiere S. R. rogar también con nosotros?
se dedique'á sus propias ocupaciones, y conformes ¡Gustoso!
en todo ala voluntad de Dios.
Después de orar, pregunta:
Entra á verlo D. Cerruti y lo halla con ple- — Y ahora ¿ qué debo hacerP
nísima lucidez y hasta con fuerzas. Le besa la Esperar que el Señor nos escuche.
mano, lo felicita-por la mejoría/le agradece los De pronto:
preciosos recuerdos que le diera el día anterior con Conque ¿cuando moriré?
tanto afecto y le dice que hará un memento espe- 'Tal vez esta tarde, dicen los médicos; tal vez
cíalísimo por él en la misa que iba á celebrar.
dentro de pocas horas... ya/le avisaremos.
Poco después son introducidos en el aposento ¡Está bien! por ahora dejadme tranquilo ; no
el Príncipe Gonzaga, con una hija y la Sra. Da. me introduzcáis á nadie más ; recibiré solamente á
Eugenia Ravizza, de Milán. A eso de las 10 el Mons. Morganti á quien espero ; entre tanto me
enfermo pide que se le lean los puntos de la me- dispondré á cumplir la voluntad del Señor. *
ditación. Se le observa que su estado es grave, Más tarde exclama:
que se resigne á cumplir también en eso la vo- ¡Pues bien! ensayaré si puedo ir al paraíso
luntad de Dios. Pero sólo en parte cede á la ob- durmiendo!
servación, reza el Veni Sánete Spiritus y se hace Por conducto de la Procuraduría, desde ayer
leer el tenia de la meditación y las varias reso- tarde se le comunicó el agravamiento al Padre
luciones sobre lo cual se detiene ro minutos con Santo, quien mandó en el acto una especialí-
gran recogimiento. Mientras tiene un hilico de sima Bendición Apostólica:
vida no aaerta á dispensarse de ninguno de sus « D. Rinaldi, Oratorio - Turín. Padre Santo
deberes.
efusión corazón envía venerando D. Rúa Bendición
Vuelve D. Cerruti y le dice:
Apostólica con Indulgencia Plenaria.Brescan ».
Vengo á traerle, escrita á máquina, la jacu- Se contestó en señal de gratitud:
latoria de que le hablé ayer tarde.
« Mons. Bressan, Vaticano-Roma, — D. Rúa,
, 1¡Ahí sí! bravo! te esperaba; me acuerdo que te siempre en extremo peligro, recibió conmoción
recomendé traérmela escrita.
profunda Bendición enviada, agradece humilde-
La jaculatoria era ésta:
mente reconfirmando nombre entera Sociedad Sale-
« Cor Jesu Sacratissimum, ut bonos et dignos siana veneración Cátedra Apostólica. — Rinaldi »
operarios Piae, Salesianorum Societati mittere También el Emmo. Card. Richelmy, que se halla
et in ea conservare digneris, te rogamus audi nos ». en Roma, le envía su-Bendición.
A la presencia de D. Albera y de D. Francesia A las 12,30 llega por fin el Sr. Arzobispo de
Se la lee D. Cerruti y él repite atentamente pa- Rávena y sube temblando al pobre aposento.
labra por palabra, acentuando especialmente el Apenas lo ve D. Rúa, saca .el brazo de entre las
in ea conservare, y pide se la pongan debajo de mantas, abraza á tan amado hijo, y exclama:
la almohada.
¡Ahora estoy contento! ahora estoy contento!
A D. Marchisio que le pide una bendición para ahora estoy contento!
los estudiantes, que empezaron el domingo sus Monseñor le pide la Bendición y D. Rúa se la
ejercicios espirituales:
da: su voz apenas se percibe, ahógala un hipido;
De buen grado bendigo los ejercicios espiri- no bien termina la fórmula:
tuales de los estudiantes, como también bendigo á ¡Y ahora á mí! dícele con viveza y recibe
los artesanos que los empezarán el domingo veni- humildemente la bendición del Prelado.
dero. Díles á todos, que los hagan de modo, que Después del medio día continúa su curso la
tengan que alegrarse sus Angeles de Guarda.
prostración: por desgracia las pupilas comienzan
Al Prof. D. Pedro Gribaudi, presidente del á dilatarse. Con manifiesta alegría recibe la vi-
Círculo « Juan Bosco »:
sita del Canónigo Perrero, el « Padre » de la Pie-
^~Te recomiendo la Federación de los Antiguos cola Casa della Divina Provvidenza.
Alumnos.
Unde hoc mihiP... unde hoc mihi? exclama al
A D. Rinaldi le dice repetidas veces:
verle: le agradezco tanto la caridad que ha tenido
Dime, ¿cómo estoy?
'siempre con nosotros y que V. continuará teniendo
jMuy mal, amado Padre!
en lo venidero.

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BSE 1910 VI y VII
Las adoratrices del Smo. Sacramento que viven
en rigurosa clausura en la Piccola Casa, orarán
toda la noche por D. Rúa. Por él ofrecerá el
« Padre »también todas las demás oraciones de la
Piccola Casa.
D. Albera le lee un telegrama de los Semina-
ristas teólogos de Milán, candidatos al sacerdocio
y ex-alumnos de los Salesianos, que prometen
una peregrinaeión al Santuario de Valdocco y
« le piden devotos extrema bendición ». D. Rúa
escucha conmovido y álzala mano bendiciendo.
Por la tarde siente dificultad para reconocer
á las personas y por la noche pierde por completo
la vista. El «Boletín » médico de esta mañana
decía:
« El pulso está siempre débilísimo, impercep-
tible; la conciencia ligeramente nublada. Las con-
diciones persisten poco masó menos iguales ». El de
esta tarde á las 17.50: « Desde esta mañana se nota
una ligerísima mejoría en las condiciones del pulso ;
pero la inteligencia está á intervalos más ofuscada
y persiste siempre el estado gravísimo ».
D. Albera y D. Francesia se turnan en suge-
rirle jaculatorias y rezarle las oraciones de los
agonizantes.
A las 20 se acentúa el agravamiento que pre-
sagia próximo el fin.
En el pórtico de abajo cantan los estudiantes,
antes de las Oraciones de la noche, el conocido
himno: « Presso raugusto avello », que termina con
este estribillo: « Don Bosco io vengo a te »' (Ante
la augusta tumba... Don Boscp, voy á tí). El eco
de las últimas notas sube triste y solemne. Don
Rúa abre los ojos bañado el rostro en suave ale-
gría y repite con gran sentimiento:
¡Sí, D. Bosco! también yo voy á Tí... D. Bosco
voy á Tí.
A las 22 poco más ó menos « entra en agonía, .
calmísimo, sin grandes sufrimientos y conser-
vando siempre el conocimiento ». Mons. Morganti
se le acerca y D. Rúa le dice:
Si me quieres dar la bendición, la recibiré
agradecido.
Es una escena ternísima.
Vetea dormir, le dice, esforzándose por fijar
en él la mirada.
Vuelve á rezarse la recomendación del alma y
el enfermo se esfuerza por seguirla con ligero
movimiento de los labios y de manos. ^
"; A las 23 eleva una vez más el descarriado brazo
sostenido por E). Rinaldi, y da la última bendi-
ción á todos sus hijos, presentes y ausentes. Iva
palabra tartamudea, el rostro se ilumina con la
sonrisa de un padre que se siente en medio de la
familia y que quiere dejarles á todos y á cada uno
un pensamiento, una palabra de gratitud y amor.
¿osmédicos se retiran, quedando sólo el Dr.
Clerico. Y la ciencia se declara definitivamente
impotente contra el avasallador avance de la
muerte.
LA MUERTE
El saludo de Alassio — Ternísimos re-
cuerdos — Las últimas jaculatorias —
Del letargo al estado comatoso Todos
los Alumnos van á besarle la mano —
Se duerme en el Señor.
:
6 abril.
Poco después de medianoche D. Rúa se des-
pierta de su largo sopor. El Arcipreste de Alassio
D. Bartolomé Podestá, Canónigo, que acaba
de llegar con el Director Salesiano D. Luchelli,
aprovecha la ocasión para ofrecerle las oraciones
y votos de aquel Colegio Cívico, de Mons. Fe-
lipe Alegro y de toda la ciudad de Alassio. El mo-
ribundo abre los apagados ojos y sonríe, regra-
ciando dulcemente.
A la i 14 se sacude otra vez, y D. Francesia
le dice al oído:
—Aquí estamos rogándole á Dios que te abra
el Paraíso!
Él lo escucha con mucha atención.
— ¿Saludarás por nosotros, á D. Bosco, ver-
dad?
Al nombre de D. Bosco, el rostro del muriente
se ilumina y la sonrisa se hace más dulce y sen-
sible.
Verdaderamente nos juega una mala par-
tida, dice D. Francesia á los que le rodean. Y
después nos saludarás á Domingo Savio ¿no es
cierto? y a D. Alasónatti... D. Ruffiño... Don
Provera... D. Bonetti... D. Sala... Mons. Lasagna..
D. Belmente... D. Durando... D. Rocca... Don
A cada nombre, se difunde una palpitación de
vida en el cadavérico rostro del moribundo, qué
parece transfigurarse; hasta que no pudiendo ex-
presarse mejor y decir todo el gozo que experi-
menta en esos momentos, alza la diestra y á cada
nombre la deja caer cerrada, sobre las mantas,
en §eñal de afirmación.
Un momento después dícele D. Francesia:
Domine ad adiuvandum me festina.....

5.10 Page 50

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BSE 1910 VI y VII
172 —
Y él — Sí, sí, festina!... festina!...
.
—=-. Moriatur anima mea morte sanctorum!
Justorum, justorum repite con mani-
fiesta atención.
Cada jaculatoria lo despierta de su concentra-
ción y él la repite con grande afecto.
La última que pudo balbucir fue una de las
que aprendió de D. /Bosco en su niñez: « Dulce
corazón de María, haz que salve el alma mía! ».
¡Oh! sí! salvar el alma, añade, es todo!... es
todo!... salvar el alma!...
Y fueron estas sus últimas palabras. Hasta
el alba, oyó todavía las jaculatorias que-se le
sugerían, pues, apenas las oía, se le veía poner el
Entonces tuvo lugar una escena piadosa que
jamás se olvidará.
Los clérigos y niños que no habían podido acer-
cársele durante la enfermedad/fueron admitidos
á besarle la mano una vez más. En larga proce-
sión desfilaron uno á uno por el lecho del mori-
bundo que estaba ya insensible... ¡Qué dolor! ¡qué
peña! Después de los niños, quisieron desfilar
también las Hijas de María Auxiliadora que-
estaban en la iglesia pidiendo á Dios hiciera
menos dolorosos los > últimos sufrimientos del
Padre: al frente iba la Madre General. La nueva
de la inminente catástrofe se difundió rapidísi-
mámente, y todas las personas que se hallaban
en la iglesia, siguieron á las Hermanas. Más de
una hora duró el triste desfile y hacía pocos mi-
nutos que había acabado, cuando á las 9,37, sin
gemidos, casi sin que nadie lo advirtiera, volaba
á los cielos el alma grande del primer Sucesor de
D. Bosco!
El dr. Battistini que se había inclinado para
cerciorarse, nos dijo más con gestos que con pa-
labras que D. Rúa había muerto; volvió á incli-
narse, y haciendo esfuerzos por reprimir las lá-
grimas, imprimió los labios ardientes sobre la
frente helada del cadáver!
Todos hincaron las rodillas y, contestando al
sacerdote que daba el primer saludo á los restos
invitando á los Angeles del Señor á salir al en-
cuentro del alma que losjhabía dejado, rompieron
á llorar!
Poco después, la gran campana del Santuario
y en seguida la de la parroquia de S. Joaquín
anunciaron á la ciudad el tristísimo suceso.
Las visitas á los restos.
oído y retener religiosamente el respiro; mas no
habló ya.
A las dps se empiezan las Misas en la contigua
capilla; pero el moribundo ya no puede recibir
la Santa Comunión.
Al toque del Ave María, abrió todavía un
buen rato los ojos; las pupilas estaban muy di-
latadas y apagadas; los paseó en largo giro por el
contorno, sonriendo como en señal de grande
afecto y de paterna gratitud para, con todos sus
hijos y bienhechores.....
Poco después, la respiración se hace difícil é
interrumpida, aunque el pulso, antes insensible
del todo, comenzaba á dar perceptibles latidos y
el cuerpo recobraba el calor natural. Parecían
señales de vida y eran señales de muerte. Len-
tamente pasaba del sopor al estado comatoso; el
último « Boletín » de los médicos, redactado á las
8, no dejaba lugar á ilusiones.
El anuncio de la muerte — Dolor univer-
sal — Esposición del cadáver — Extra-
ordinaria afluencia de gente de toda
clase — El pésame del Gobierno.
El acontecimiento se anunció en seguida al
Padre Santo, al Cardenal Arzobispo, al Alcalde
y al Prefecto (Gobernador) de la ciuda^L, á la
Reina Margarita, á Sus Altezas Reales é Impe-
riales la Princesa Leticia, la Princesa Clotilde y
al Príncipe Tomás, Duque de Genova; á S. E. el
Presidente del Ministerio, Luzzatti, al Hon. Bo-
selli, al Emmo. Card. Merry del Val y á varios
otros Eminentísimos Cardenales, á otras auto-
ridades y notabilidades, á la Procuraduría Ge-
neral y á todas las Inspectorías Salesianas; y en
el acto respondió el eco de universal dolor.
El cadáver fue pronto religiosamente com-
puesto. Sobre la sotana se le puso el roquete y la
estola — roquete que había recibido como regalo
con la expresa voluntad de que se colocara sobre
su féretro; la estola que buscaba y cogía en las
últimas horas — entre las manos cruzadas, se

6 Pages 51-60

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6.1 Page 51

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BSE 1910 VI y VII
173 -
le pusieron el Crucifijo y el rosario; y por la tarde
se le trasladó á la iglesia de S. Francisco.de Sales,
Los funerales.
«donde hace 50 años había celebrado su primera
Misa; allí, colocado sobre humilde catafalco, cu-
bierto con un simple crespón f unérario> se le expu-
so ala vista, de miles y miles de visitantes. Entre-
tanto en el Palacio de la Ciudad el Ayuntamiento
hacían solemne conmemoración del difunto.
¡Nuestro D. Rúa! —Colocación del cadá-
ver — Á la Misa fúnebre -— S. A. R.
é I. la Princesa Leticia — El pontifical
de Mons. Marenco.
S abril.
7 abril.
Los primeros trenes derraman sobre la ciudad
un crecido número de forasteros. Un revisor de
Hoy se ha renovado la
v
conmovedora peregrinación
desde las primeras horas
de la mañana; y todo el
•día ha sido una no inte-
rrumpida sucesión de carro-
zas señoriales; cíe elegantes
automóviles en la plaza de
María Auxiliadora,, mien-
tras continúa sin intermi-
sión la onda del pueblo.
En la capilla {que de
conmovedoras escenas! To-
dos quieren tocar en el ca-
dáver rosarios, medallas,
leontinas, libros, imágenes,
pañuelos..... las señoras dan
con el mismo fin sus anillos
y sortijas á los sacerdotes
y clérigos que hacen este
piadoso oficio; muchos ca-
balleros sus relojes, y los
estudiantes de la Universi-
dad sus libretas. Iva pere-
grinación aumenta extraor-
dinariamente por la tarde y
llegó á su colmo á boca de
noche, al salir los obreros
de sus fábricas. Se calcula
en 60.000 las personas que
han desfilado hoy ante el
cadáver.
A las 16 llegó al Oratorio
el limo. Sr. Com. D. Jaime
Vittorelli, Prefecto de la
ciudad, que había recibido
orden del Hon. Teobaldo
£1 cadáver en la capilla ardiente.
Calissano, Subsecretario de
Gobernación, de dar al Prefecto General de la billetes de la línea Milán-Turín, viendo un com-
Pía Sociedad Salesiana, D. Felipe Rinaldi, el partimiento lleno de sacerdotes, exclama:
pésame del Ministerio por la muerte de D. Rúa, — ¡Oh! bien sé por qué los Reverendos Sacer-
y la expresión de la admiración por los trabajos dotes van á Turin! También ayer los obreros de
que los Salesianos realizan en el exterior en be- Turíri, antes de ir á trabajar, y á mediodía y á
neficio de los emigrantes italianos. El Sr. Pre- la tarde, han ido á ver los restos de « nuestro Don
fecto manifestó que unía su pésame personal Rúa» y se echó á llorar.... Era un antiguo alumno.
al del Gobierno. Fue recibido y atendido por También esta mañana hasta las 8 ha sido un
el M. R. Don Rinaldi y los Concejeros Munici- gentío y un movimiento conmovedor; pero á la
pales Fino y Gribaudi.
postre hubo de cerrarse la iglesia para la coló-

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BSE 1910 VI y VII
174
cación del cadáver. Asistían todos los Superiores Apenas cerrado, el féretro fue trasportado al
y. algunas pocas personas más, entre las cuales el Santuario de María Auxiliadora atravesando el
Dr. Besten^e, ;del Ayuntamiento. L,os despoj os patio de S. Francisco de Sales, y colocado exn
mortales del Sucesor de D. Bosco se colocaron un modestísimo túmulo bajo la cúpula: seis cirios,
religiosamente en doble caja, dentro de la pri- algunas luces; ninguna ñor> ningún adorno, si se
mera, á los pies y en un tubo de vidrio, sellado exceptúa la corona de bronce, espléndido en-
con el sello de la Pía Sociedad, se colocó el si- tretejido de palmas y laureles, enviada por el
guiente documento:
Comité Salesiano de Milán.
« En el nombre de Dios. Amén.
Al rededor del féretro toman puesto los Miem-
>>IvOS infrascritos dan fe de que en este féretro bros del Capítulo Superior , el Vice-Procurador
yacen los despojos mortales del Sacerdote Don General D, Dante Munefati, los sobrinos y pa-
Miguel íRua, i°. Sucesor del Ven. Juan Bosco. riérítesS^|KJ entinto, el Senador Antonio Manno
>>Nació en Turín ell9 junio 1837 de Juan Rúa con el (2prr||té ^|omotor de los festejos jubilares,
y Juana María Ferrero y murió en el Oratorio •„ él Clero ®ec1iíai|g| regular, numerosos Inspectores
de S. Francisco de Sales de mío-.
carditis senil, el @ abril 1910 á"
las 9,37, pocos minutos: después
de que todos los niños vdiel Ora-
torio habían sido ] admitidos á
besarle la mano por ültiíüa vez,
el año 7°del Pontificado; cle^]?ípíL
y 10? del reinado de Víctdr Ma-
nuel III, gobernando la; Arqui-
diócesis de Turín el Cardenal Agü- v
stín Richelmy.
,
.
» De sus virtudes admirables
y heroicas, singularmente de su ;
ardiente celo por la gloria de
Dios y salvación de las. álnaas, y
del dolor general que en el mundo
civilizado suscitó su muerte, ha-
blará la historia,-
»E1 cadáver, depuesto en un
cajón De María (i) viste el habito
tajar y está: revestido de roquete
y estola. En, el féretro, junto con V
esté peígánimo están colocadas 'f
¿ princesa Laetitist'"sa'e del Santuario.
tres medallas de María Áuxi-
;
Haddra y algunas monedas del reino de Italia.
y Directores xlevlas Casas salesianas de Italia y
> ¡Pescátisaeri paz, oh padree benótecí^] junto fuera/el Capítulo Superior de las Hijas de María
a quien té quisó por corrrfxafiérp en sus em- Auxiliadora y; ¡muchos ex-alumnos.
presas, y así coma tu nom&re ^
El Sántuario^enlutado presentaba un aspecto
DV^QSCO, así tu espírituexulte jttíito;a;l sj^yó - invgonente. Poco antes de las io llega con brillante
'
^Én^erite.
íurín,
Amén,
8 abril
191'0; .".
' ; ' ^••^^^v'í^C..v;¿-;--
séquito S. A. R. I. María Leticia, .Duquesa de
Aóstá, á quien reciben D. Rinaldi, D. Albera,
» Nota. —Del presente verbal queda otra copia D. Minguzzi, el Barón Manno, el cab. Brazioli, la
para el Archivo salesiano.»
Marquesa de Crispolti y la Condesa de Capello,
Firmas: D. Rinaldi Filippo - Gio. Marenco y conducen á su reclinatorio, colocado de la
Vescovo di Massa - D. Albera Paolo - D. Cerruti parte del Evangelio, entre las Damas Protecto-
Francesco - D. Bertello Giuseppe - D. Piscetta ras de las Obras Salesianas. Al lado opuesto
Luigi - D. Lemoyne Gio. Battista - D. Marchisio están los representantes del Cardenal Arzobispo
Secondo -^Dott. Pietro Clerico, médico de cabe- y las más elevadas autoridades de la ciudad, los
cera, y muchos otros.
Arzobispos y Obispos y varios Conséjales. Jamás
se vio tanta gente y tal recogimiento!
(i) Es una nueva preparación para la conservación de
los cadáveres, inventado por el cab. José De María, de
Turín. Dicen que conserva por mucho tiempo las fac-
ciones de los cadáveres, por lo cual también nosotros lo
recomendamos á nuestros amigos.
La Misa fue pontificada por Mons. Juan Ma-
renco, Obispo de Massa-Carrara, con asistencia
de Mons. Morganti, Arzobispo de Rávena y Mons.
Scapardini, Obispo de Ñusco.

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BSE 1910 VI y VII
La ejecución musical —dice el Momento
estuvo á cargo de la Escolanía del Oratorio bajo
la dirección del M9 Pogliani: con admirable buen
gusto se h^bía dividido el, programa entre canto
llano, de la última edición vaticana y canto
figurado. Así fue ejecutado el severo melódico
gradual d.e Griesbaker, el Dies irae de Palestina
y el Benedictus de Ponten. Las otras partes y las
exequias fueron de canto gregoriano.
La onda numerosa; del canto se difundía como
un lamento/excitando el recogimiento y aumen-
tando la conmoción: todo de efecto bellísimo,
especialmente la parte gregoriana, ejecutada á
la perfección: era solista el P. Cimatti, profesor
del Seminario de Valsálice, habilísimo intér-
prete y lo secundaba la masa coral, con una per-
fección que no se puede desear mejor.
En las naves del crucero, detrás de las repre-
sentaciones de los colegios salésianos, había tLna
selva de banderas enlutadas, de Sociedades Ca-
tólicas. El puesto de honor lo ocupaban las ban-
deras de los artesanos y estudiantes del Oratorio,
á entrambos lados del altar mayor.
Terminada la Misa, iglesia, patios, plaza.....
presentan el aspecto de una fiesta extraordi-
naria. Jamás se vio tanta gente, ni siquiera el
día de la Coronación de María Auxiliadora!
Los forasteros llegados paira tributar á D. Rúa
los últimos honores, son numerosísimos. Parti-
cular mención merecen los representantes de
Mirabello, en donde estuvo dos años de director
del primer Colegio de D. Bosco; de Castelnuovo
d'Asti, de donde era ciudadano honorario; los
^enteros Colegios de Castelnuovo y Chieri; los
numerosos alumnos de los Colegios de Lanzo,
S. Benigno, Cuorgné, Novara, Sondrio, Maroggia
(Suiza), Milán, Varazze, Borgo S. Martino; las
del Oratorio festivo y Cooperadores de Lugano
(Suiza) y los Antiguos Alumnos de Milán, San
Pier d'Arena, Bolonia, Alassio, etc., etc.. Es im-
posible seguir.
La Sepultura — Gentío innumerable
Imponente cortejo.— Cinco Obispos
Plebiscito de bendiciones.
« He asistido — escribía el corresponsal de
V U ñique de Milán, á los funerales de Amadeo,
Duque de Aosta y Rey de España, á los cuales
tomaron parte en Turín inmensas muchedumbres
porque era popularísimo; he visto los funerales
de Biancheri en nuestra ciudad y he contem-
plado otras demostraciones imponentes del
pueblo; pero una demostración tan grandiosa,
tan inmensa, conmovedora, indescriptible, corno
la que hoy ha tributado Turín á D. Rúa, cierta-
mente no se ha visto jamás y quizá ni siquiera
en ninguna ciudad de Italia: era Turín el que
acudía á dar el último saludo
y benemérito, al grande filántropo, al padre, al
amigo, al apóstol de la juventud ».
La Stqmpa, escribe á su vez: « Para tener una
idea exacta de lo que fueron los; honores f ú-
nebres tributados yhoy á D. Rúa (& ajbril) precisa
retroceder muy atrás en los recuerdos eje fune-
rales imponentes, y traer á la; memoria las más
grandes y más espontáneas /prtiebas de , afecto
que el pueblo ha tributado, en raras, circunstan-
cias, á los pocos ¡personajes ilustres por quiénes
el alma de la multitud, varia y múltiple;, ha ex-
perimentado palpitaciones de reconocimiento.
La solemne ceremonia de hoy ha,; sido una so-
lemne apoteosis
L}Italia Reale
del amor y la;
« Asombroso
bonc^d »,
espectáculo
el
de
Turín poniendo de relieve la concordia universal
en la participación al luto de la fajjiilia salesiatna;
la unánime gratitud al Bienhechor del pueblo, á
la Institución que él representaba, para la cual
la misma tumba que se abre señala auroras de
destinos más gloriosos todavía; la profesión de
fe, pública, solemne, conmovedora, grandiosa en
la tristeza del luto, en el palpitar de los corazones
y en el fervor de la oración. ~Qs una página glo-
riosa y bella que Turín ha escrito en sus anales, y
la santa poesía de pieÜad, de caridad, de gran-
deza que resuena en ella, tendrá un eco profundo
en su historia ». ,
, // Momento: «'La realidad supera toda ima-
ginación. Al rededor del féretro se concentran
todas las representaciones oficiales y las más
altas autoridades civiles; pero detrás de los cordo-
nes de guardias que ponen dique á la inmensa ola
popular, en la plaza y en los viales, hay una mul-
titud cual no se había visto jamás; y lo que más
conmueve, es la significación que esto tiene: es el
tributo de gratitud, de veneración, de afecto.
Suceder á D. Bpsco no era empresa fácil; man-
tener durante un cuarto de siglo, viva e intensa
la irresistible simpatía que D. Bosco suscitó, no
podía ser obra sino de una persona humilde y
grande como había sicio el padre. La demostra-
ción popular á los despojos de D, Rúa fue la más
elocuente, la más conmovedora que se podía
imaginar. Las campanas que doblaban aludiendo
á su sepultura, entonaban a la vez el bimno de su
triunfo ».
; { ,••>-. -
A las 3 una multitud innumerable llena la
plaza; y en los patios se; van agrupando los repre-
sentantes de las autoridades eclesiásticas, ci-
viles, militares, académicas, judiciales, provin-
ciales, municipales; de Arzobispos, Obispos, Co-
legiatas, Seminarios, Cofradías, Establecimientos
y Casas de Comercio; enviados y corresponsales
de diario3, institutos, colegios, asociaciones con
más de 100 banderas; el Vicerector del Reforma-
torio de « La Generala » representando toda la

6.4 Page 54

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BSE 1910 VI y VII
- I76
Dirección, y un buen grupo de jóvenes de dicho
instituto representando, por orden del Ministro
•de Gobernación, á todos loa Reformatorios Gu-
bernativos de Italia... El Alcalde ha trasladado
á otro día la reunión del Consejo y enviado al
Conseja! Rinaudo á representar al Ayunta-
miento.
A pesar de tanto gentío no hay ni puede haber
desórdenes. El servicio está de tal modo estable-
cido, que el cortejo tiene que formarse con orden
y proceder sin incidentes. La Guardia ha tra-
zado dos líneas ideales, que deja'n descubierta
buena parte de la Calle Cóttoléngo y de la plaza.
Mirando desde la iglesia na se ve sino un mar de
cabezas, cuyas ondas se agitan en dos alas por
ambos lados de la Calle Cóttoléngo y una inun-
dación que llena la plaza y alameda Regina. En
los edificios laterales en construcción hay carabi-
neros. La multitud aumenta por momentos.
Todas las otras calles cercanas presentan la
misma animación. Los tranvías apenas pueden
moverse. En el centro de la alameda las carrozas
y los automóviles forman una barrera que negrea
de cabezas. Los cinematógrafos trabajan sin
cesar para fijar en sus cintas estas escenas su-
blimes.
Numerosas personas vocean periódicos y pos-
tales ilustrados con el retrato del difunto. Parece
que Turín entero se derrame sobre Valdocco.
^Cuántos habrá? ¿Cien mil? ¿Y quién puede
hacer un cálculo preciso? Y después de todo.....
mil personas más, mil personas menos son nada
ante una manifestación de duelo en que toma
parte toda la ciudad sin distinción de partidos.
Muévese á las 16 el cortejo:
Ábrenlo las Damas de María Auxiliadora;
siguen: la Compañía de los Dolores de S. Juan
Evangelista; alumnas y alumnos de las Escuelas
Municipales « Edmundo de Amicis », Unión de la
Consolata formada por las obreras del Cotoni-
ficio Poma, Instituto Inmaculada Concepción,
Oratorio « Don Rúa », de Mirabello, Sociedad de
Mutuo Socorro y Patronato de jóvenes obreras,
Hijas de María de Borgo S. Donato y parroquia
de S. Joaquín, Hermanas Franciscanas Misione-
ras, Instituto S. Pedro/Círculo esportivo Val-
docco, Orajorio festivo de Carmagnola, Oratorio
festivo de Lugano, los Artesanitos del Corso Pa-
lestro, Colegios salesianos de todo el Piamonte,
numerosas órdenes monásticas de mujeres, casa
correccional « La Generala », Seminaristas, Sa-
cerdotes salesianos, Clero turinés, Colegio de
párrocos de la ciudad, Capítulo Metropolitano,
Canónigos de la Sma. Trinidad y Corpus Dó-
mini.
El cortejo procede por las calles Cóttoléngo y
Biela, para desembocar en el Corso Regina.
Las columnas salen ordenadas de la iglesia y
el hallar lugar despejado facilita la marcha de la
columna. La primera parte es interrumpida por
la Banda de los Artigianelli. Al vibrar las
primeras tristes melodías corre un escalofrío
por toda aquella multitud inmensa. Vienen los
grupos de niñas huerf anitas, vestidas de blanco,
con un,a cruz enlutada: es la inocencia que pasa
cubierta con un velo de tristeza que inclina sus
frentes bajo el peso de graves pensamientos.
El cortejo está interrumpido por las otras
tres bandas cuyas lúgubres armonías son inte-
rrumpidas por los gemidos del Miserere.
El desfile es majestuoso entre la multitud
incontable: parece que no tiene fin, parece que se
pierde en ésa larga vía que semeja acabarse en
el horizonte, cortada.por el enorme bloque de los
prealpes que, cubiertos de nieves, brillan como
si fueran de plata.
Cuando el primer Obispo, Mons.' Marenco,
asoma á la puerta, ya los canónigos y sacerdotes
enfilan la calle de Biela y la selva cíe banderas de
diversas Asociaciones es tan espesa, que á duras
penas logra la vista abrirse paso á través para ver
más allá. En pos del Obispo Salesiano van len-
tamente Mons. Cástrale, Obispo tit. de Gaza, Vi-
cario General de Turín, representando al Emmo.
Card. Richelmy, Mons. Spandre, Antiguo Alum-
no del Oratorio y Obispo y Príncipe de Asti,
Mons. Teodoro de los Condes de Valfré y Bonzo,
Arzobispo de Vercelas, Mons. Morganti, Arzo-
bispo de Rávena.
Cuando los Obispos están en la plaza, el cor-
tejo se detiene: las campanas siguen doblando
lentamente: el silencio es absoluto, solemne.
Detenido, el cortejo se extiende más imponente:
así también cuando el llanto anuda la garganta
prorrumpe después en un sollozo largo, agudo,
interminable. Cuando el féretro asoma, parece
que la multitud contiene hasta el respiro. Se
perciben clara y distintamente los movimientos
délos cinematógrafos que fijan para la historia
la página dolorosa y luminosa.
'
El carro comienza á moverse, y ya el cortejo^
ha recorrido la alameda Regina Margherita y
está para cruzar en la Calle Ariosto. Las dos mi-
tades de la corona se cerrarán antes que las re-
presentaciones hayan desfilado todas. Vía Cótto-
léngo, Via Biella, Corso Regina Margherita, via
Ariosto presentan un aspecto majestuosamente
hermoso. Todas las ventanas rebosan de gente.
Es un espectáculo grandioso que jamás podrá
olvidarse. Hemos dicho que en Valdocco había
cien mil personas: en la manifestación por las
calles este número ha sido superado con mucho.
Es gente, no solo de Turín, de Italia, sino de todo
el mundo.
Los ocho cordones del carro de segunda clase
los llevan: á la derecha el Barón Manno, Senador

6.5 Page 55

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BSE 1910 VI y VII
177
del Reino, en representación del Comité para el
Jubileo de D. Rúa; el Comendador Taglietti,
primer Presidente del Tribunal Supremo; el
abogado y publicista Scala, en representación
de los Cooperadores Salesíanos; D. Juan Gag-
gino, en la de los Antiguos Alumnos de D. Bosco;
á la izquierda: el Comendador Bacchialoni, pro-
curador general de la Corte de Apelación; el Cab.
Scamoni, Consejero delegado de la Goberna-
ción, en representación del Sr. Vittorelli; el Co-
mendador profesor Rinaudo/antiguo alur||íi<|. de
D. Rúa, eíi representación del Ayuntamiento; el
Comandante de la primera Región y de su Di-
visión; Consejeros vd¿ la Gobernación, Asesores
del Ayuntamiento, el primer oficial de la Orden
Militar de S. Mauricio y Lázaro; consejeros mu-
nicipales, varios Cónsules el alcalde de Castel-
nuovo, representaciones de varios municipios;
Cooperadores, ex-alumnos, caballeros, profesio-
nistas, empleados y obreros de varios estable-
cimientos como p. ej. los numerosos del esta-
blicimientó algodonero Poma, en fin, varios
millares de personas.
Cierran el Cortejo 120 Asociaciones católicas
En Valsálice : la bendición del cadáver.
Dr. Dante Munerati, P. S. S., por la Procuradoría
General de los Salesianos ante la Santa Sede.
Escoltaban el carro doce guardias municipales
vestidas de gala y los pajes y libreas rojas de las
casas ducales de la Duquesa de Aosta y el Duque
de Genova; seguíanlo el Rev. P. Rinaldi, presi-
diendo el Capítulo Superior, los PP. Albera, Ce-
rruti, Bertello, Piscetta, Francesia, Barberis y
Lemoyne y la Superiora General de las Hijas de
María Auxiliadora, Sor Catalina Daghero. Vienen
los parientes del llorado D. Rúa: Inspector
Miguel Rúa y abogado Víctor Rúa: y demás
deudos.
Siguen las autoridades y representaciones:
el com. Lequio, mayor general, en represen-
tación del S. E. el General Ludo vico Barbieri,
con banderas y numerosísimas representaciones,
entre las cuales sobresalen la Unión Obrera con
sus 30 Secciones, la Unión del Valor Católico, la
Sociedad gasista italiana, las Sociedades de los
tranvías municipal y Belga.
A las 17.45 vuelve al Santuario, donde el Ar-
zobispo celebrante da la bendición al cadáver.
A las 20 el féretro se lleva de nuevo á la ca-
pilla interna.

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BSE 1910 VI y VII
178
La tumulación.
De Valdocco á Valsálice —- Las últimas
exequias— El último saludo.
9 abril.,
A las 14 todos los Hermanos del Oratorio se
recogen ante el féretro para rezar el Oficio de
difuntos; el Director reza todavía una oración,
lo rocía con agua bendita; después sacado en
hombros él caro depósito, se coloca en un ca-
rruaje fúnebre á convoy, en donde toman puesto
D. Rinaldi y D. Albera. En otros coches suben
otros Superiores. Los alumnos se abrieron en dos
alas hasta la puerta y vieron pasar el cadáver de
•su Padre, no sin estremecimientos y lágrimas.
¡Salían del Oratorio los restos mortales del
que por tanto tiempo había sido su más preciado
ornamento, su padre y maestro dulcísimo- pero
por singular ventura eran conducidos á descansar
junto á los de D. Bosco en Valsálice!
De propósito habíase ocultado la hora del
traslado; mas á lo largo del trayecto (Calle Cot-
tolengo, Avenida Reina Margarita, Avenida S.
Mauricio, avenida Cairoli y allende Puente Hum-
berto) el pasaje del carro es notado y no pocos lo
siguen. Cuando llega á Valsálice hase añadido un
imponente grupo de ciudadanos de todas clases.
A la entr'ada del Seminario, lo esperan todos
los Superiores y alumnos, los niños del Oratorio
festivo, el Can. Anfossi, el barón Oreglia de Sto.
Stef ano, la Condesa Amalia Capello y otros Coo-
peradores y Cooperadoras, y una buena represen-
tación de Hijas de María Auxiliadora con la Su-
periora General y las Inspectoras de Turín,
Nizza-Monferrato, Roma, Milán, etc..
Con religioso silencio toman en hombros el
féretro ocho sacerdotes y lo depositan en la pri-
mera galería, donde el M. R. Don Rinaldi, asis-
tido por el Inspector D, Barberis y el Director
D. Varvello le da la Bendición. Se le lleva al pór-
tico del piso, por la escalinata de la derecha,
y de allí á la iglesia de S. Francisco de Sales,
donde la S chola de la casa-seminario ejecuta con
suavísima y acertadísima expresión las últimas
exequias en canto gregoriano. Finalmente/por
la escalera principal se le baja á las galerías in-
feriores y coloca á la entrada de la tumba de Don
Bosco. En. la pared de la derecha está preparado
el lóculo para la tumulación. Entre las lágrimas
de todos, se bendicen lóculo y féretro y rociado
por última vez con el hisopo por D. Rinaldi, se
introduce el féretro en el lóculo. El instante es so-
lemne. El Sr. Director del Oratorio, con la voz
entrecortada por él llanto, murmura el último
saludo.
« En nombre de tus hijos del Oratorio, aun de
los que se hallan esparcidos por el mundo, yo
depongo, oh padre venerando, sobre %i tumba
el último saludo del amor. Nosotros contraemos
hoy aquí, ante tu sepulcro, el empeño solemne
de mantenernos^ siempre fieles á las grandes en-
señanzas qué a tí y á nosotros «dejó el Ven. Don
Bosco, compendiándolas en el célebre lema: /Ora-
ción y trabajo! Esta es la flor que los hijos depo-
sitan sobre la tumba del Padre ».
Las últimas exequias en Valsálice.
Los albañiles ejecutan su obra al instante, y
los presentes satisfechos de haber presenciado
hasta el último instante la triste ceremonia,
desfilan lentamente, después de haber besado el
mármol que cubre los despojos mortales de Don
Bosco y de dar una mirada postrera á la pared
de diestra, donde él, en el mismo silencio del
sepulcro, ha querido hacer por mitad con su in-
comparable Sucesor.
Al día siguiente (10 de abril] debía verificarse
la arriba mencionada peregrinación la tumba
de D. Bosco; y se verificó en efecto; y fue un
afluir continuo de Turineses á la capilla amada,
ahora doblemente cara, porque junto con los
mortales despojos de D. Bosco, guarda también
los de Don Rúa!

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BSE 1910 VI y VII
179
PÉSAMES
Apenas se divulgó la noticia por Turín, fue un
continuo desfile de ciudadanos por el Oratorio.
Dos registros colocados en la portería se cubrieron
de millares de firmas, y de todas partes de Italia
y aun del extranjero llegaban telegramas de pésa-
me. Los primeros fueron del Papa, del Card. Ram-
polla del Tindaro, Protector de los Salesianos, de
los Cardenales Gennari, Maffi y Ferrari, los Arzo-
bispos de Genova, Bolonia y Mesina, los Obispos de
Ivrea, Novara , Biela, Albenga, Cúneo, el Pre-
fecto ó Gobernador Civil de Turín, Comendador
Santiago Vittorelli, innumerables directores dio-
cesanos de Cooperadores etc., etc...
Transcribimos solamente algunos:
El Sumo Pontífice.
« El Padre Santo Pío X, profundamente ape-
nado por la triste noticia de la muerte del vene-
rando D. Rúa, Superior General de los Salesianos,
ha sufragado su alma escogida. Se asocia al grave
luto de la familia Sálesiana que perdiendo tan digno
Superior adquiere nuevo protector en el cielo y
en estos tristísimos momentos conforta S. S.
con especial bendición apostólica. Añado mis vi-
vísimos personales pésames.
Card. Merry del Val. »
La Reina Madre.
^ Casa Real de Turín, 6 abril.
« He participado á S. M. la Reina Madre, la
triste noticia de la muerte de D. Miguel Rúa que
S. R. me anunciaba á nombre de los Superiores
Salesianos. I/a Augusta Señora que tanto vene-
raba al llorado Sacerdote, escuchó con el más vivo
dolor la grande pérdida, que viene á privar á esa
Congregación de una mente que la piedad hacía
escogidísima, de un corazón que la fe hacía infa-
tigable en el ejercicio de las más iluminadas y pia-
dosas obras de humanidad y caridad.
Por encargo, pues, de S. M. expreso á V. R. para
que lo comunique á los Superiores, el más sincero
pésame Real y me uno á él con veneración.
Iva Dama de Honor de S. M.
Marquesa de Vülamarina. »
La Princesa Clotilde.
S. A. R. la Princesa Clotilde envió al Oratorio
Salesiano á su Capellán mayor, R. Canónigo Brusa
. para dar en nombre de Su Alteza Real é Imperial el
más sincero pésame al Capítulo Superior de la
P. S. S..
La Princesa Leticia.
S. A. R. é I. la Princesa leticia, de Saboya
Bonaparte, Duquesa de Aosta, Presidenta Hono-
raria de las Damas Bienhechoras de las Obras de
D. Bosco, ha enviado en el acto al Oratorio, á su
gentil hombre de honor, el cab. César Bonvicino
para dar el pésame y anunciar que S. A. R. é I.
asistirá á los funerales de D. Rúa.
S. A. R. el Duque de Genova.
Turín, 6 abril.
« S. A. R. el Duque de Genova, qué ha seguido
con vivísimo interés el proceso de la enfermedad
del llorado D. Rúa y ha recibido con dolor pro-
fundísimo la noticia de su muerte, me encarga
comunicar á V. R. y á toda la benemérita Pía So-
ciedad Sálesiana, la expresión dé su más intenso
pésame por la desaparición del Venerando Maestro
de V. V. R. R., el digno Sucesor y continuador de .
la Obra Santa de D. Bosco, que tan benemérita
ha sabido hacerse en tod.as partes del mundo.
Rogándole acepte también mi pésame parti-
cular, me honro profesarme
E)l Primer Ayudante de Campo
" y Capitán de Acorazado,
. ; •,/, '
R. Mengoni-Ferretti. >>.,
El Card. Richelmy.
Chiavari 6. — Recibo aquí tristísima noticia.
Piat...! Jesús corone su Siervo fiel; consuele' hijos
llorosos. Impedido distancia uñóme en espíritu
al justo tributo de estima y afecto.
Agustín Card. Richelmy,,
El Card. Rampollo.
Revmo. Señor:
Ayer he sabido, del rev. P. Munerati, con vi-
vísimo dolor la muerte del Venerando D. Miguel
Rúa y luego envié al Superior de los. Salesianos
de Turín mis más sentidos pésames. Ayer por la
noche recibí también su telegrama en el que V. R.
me comunicaba la misma dolorosa noticia.
Aunque yo tenga firme confianza de que D. Rúa
por sus hermosas obras y por su fecundo apostolado,
siguiendo las huellas benéficas de D. Bosco, pronto
recibirá el merecido galardón en el eterno gozo,
sinembargo no he dejado de sufragar su alma ben-
dita y lo seguiré haciendo. I^a muerte de D. Rúa
es, á no dudarlo, una inmensa pérdida para los
Salesianos, que veneraban en él un padre ama-
dísimo, el fiel compañero de D. Bosco y su digno
sucesor. Pero nos conviene doblar la cabeza ante
los imperscrutables designios de Dios que cier-
tamente querrá proteger en modo especial los
Hijos de D. Bosco en esta hora de dolor iluminán-
dolos también en la elección del Sucesor á fin de
que el nuevo Superior General pueda continuar
la Obra benemérita y santa del Ven. Fundador
y del llorado D. Rúa, imitando sus luminosos
ejemplos. Para este fin no dejaré de unir á las ple-
garias, de Uds, las mías personales.
Confirmándole toda mi estimación y particular
benevolencia complázcome al repetirme de Ud.
Afmo. en el Señor
M. Card. Rampolla.
Roma, 7 abril 1910.
Arzobispo de Sevilla.
Sevilla, abril 9 de 1910.
Revdo. Superior de los Salesianos, Turín,
Mi muy estimado Padre: con profunda pena he
leído la triste nueva del fallecimiento de D. Rúa.
Iva muerte de tan celoso varón constituye una
pérdida grande para la Familia Sálesiana; "pero

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BSE 1910 VI y VII
i8o
Dios que ha querido probar de nuevo á Üds.''én
el crisol de la tribulación, sin duda para aquilatar
más sus virtudes y merecimientos, no tardará en
señalar de entre Uds. otro varón emprendedor,
activo y lleno de celo, que sea digno continuador
y émulo de Dom Rúa, como este lo fue, á su vez,
del insigne Dom Bosco.
El difunto, cuya fama de virtud y santidad era
bien conocida de todos, velará seguramente desde
el cielo por la Sociedad Salesiana á cuyo floreci-
miento y prosperidad consagró, por espacio de
muchos años, sus talentos, sus energías, y su
prodigiosa actividad.
Sean, R. P., estas líneas expresión del sentido
pésame que, extensivo, por mediación de Ud., á
toda la Familia Salesiana, le envía juntamente con
su pastoral bendición.
El Arzobispo de Sevilla.
El Obispo de Menorca.
Me asocio al duelo universal por muerte D. Rúa.
Obispo Menorca.
Unos Cooperadores.
Me asocio dolor Uds. pérdida Dom Rúa.
Madrid, I sidra Pons Pascual.
Profundamente afectados reciba Capítulo Supe-
rior y Sociedad Salesiana nuestro sentido pésame.
Barcelona, Marti y Codolar.
Reciba Ud, y Sociedad Salesiana expresión mi
profunda pena por fallecimiento nuestro querido
P. Rúa.
Vigo, Manuel Pita.
El Gobernador de Roma.
Á la Pía Sociedad Salesiana. — Turín.
Profundamente apenado por la muerte del
Rvmo. y benemérito P. Rúa, envío mi mas sen-
tido pésame.
v
' ...
,
Annaratone.
La Diputación Provincial.
Turín, 7 abril 1910.
Recibo en este momento la triste noticia de la
muerte del Revmo. D. Miguel" Rúa, que baja al
sepulcro sinceramente llorado y bendecido, no
solamente en el Oratorio, sino en todo rincón de
la tierra donde se estime la virtud cristiana y la fe
en los altos destinos de la humanidad.
Me inclino reverente ante la memoria venerada
del hombre intachable y presento mi más sincero
pésame.
Giordano.
El Consejo Municipal de Turín.
En la sesión dé hoy, después de las espléndidas
palabras de los Conséjales, prof. comendador
Constancio Rinaudo y marqués prof. Alejandro
Corsi en la muerte del Venerando P. Rúa, el Ayun-
tamiento encárgame de dar á los Superiores de las
Obras Salesianas los más expresivos pésames por
la gravísima irreparable pérdida.
En nombre pues de la representación munici-
pal segura intérprete de la ciudad entera, que
de un modo especial ha visto desarrollarse y ha
admirado la obra grandiosa y altamente humani-
taria de su benéfico ciudadano, cumplo con el deber
de manifestar á la< familia salesiana los sentimien-
tos de su profundo dolor y del más sincero pésame.
Con respeto profundo,
El Alcalde: Teófilo Rossi.
Turín, 6 abril 1910.
Al Rev. Sr. D. Segundo Marchisio, Director del
Oratorio Salesiano, Turín.
La Corona de la Prensa
Centenares de periódicos tenemos á la vista.
Puede decirse que no ha quedado alguno de
ellos, europeo ó americano, sin rendir un tributo'de
admiración y respeto á la memoria de D. Rúa, sin
depositar una flor sobre su tumba. Bien quisiéra-
mos citarlos á todos, especialmente á los más ex-
tremos de las izquierdas, aquellos mismos que otras
veces cubrieron de fango el nombre salesiano,
porque en este caso su voz es más autorizada y su
alabanza más imparcial. Mas esto no puede ser, y
nos limitaremos á unos POCOS, que reflejan el sentir
de toda la prensa: aquí están representados los
católicos, los liberales, los socialistas y hasta los
indiferentes, los despreocupados.
SENTIMIENTO UNIVERSAL.
La muerte de D. Rúa es un duelo del mundo civi-
lizado. Esta es la palabra que ante su féretro, re-
gado por las lágrimas de millones de pobrecitos,
pronuncian los periódicos de todo los partidos,
repiten todas las personas, en todas las manifesta-
ciones que llegan de todas partes ala casa-madre de
la Pía Sociedad Salesiana. Ni es menester que nos
detengamos á demostrar, siguiendo las necrolo-
gías que ocupan páginas enteras, la grandeza del
hombre que ya no existe. El pueblo, para el cual
escribimos, conoce, hace ya tiempo, al humilde
apóstol de la caridad, de toda obra benéfica, y no
hay quizá nación alguna que no haya experimen-
tado las fuerzas de su corazón.

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BSE 1910 VI y VII
Recordemos si, que también esta tumba, ante
la cual viene á derramarse el dolor universal, es la
tumba de un sacerdote, y que también esta vez los
honores de una gratitud universal é imperecedera,
van tributados á un hombre que vivió en su ple-
nitud perfecta, la fe católica. ¡Hermosa y oportuna
reivindicación de aquel traje negro contra el cual se
desencadenan tantas furias! espléndido triunfo de
aquella fe, á la cual tantos heraldos de opiniones
ricas'en palabras cuanto pobres en obras, quisieran
negar toda vitalidad, toda virtud social y humani-
taria!
(La Vita del Popólo, Como, 7 abril).
J)on Rúa llevaba 50 años de vida sacerdotal. Su
juventud, su virilidad y su edad madura fueron
una profesión firme y sincera de fe, con un espíritu
de rectitud alto y sereno.
Todos los diarios han publicado ediciones extra-
ordinarias con acentos de dolor profundo por él
extinto; señal de que ante la virtud noble y firme-
mente alimentada y practicada, todas las opiniones
se confunden en un respetuoso y profundo home-
naje de estima y reverencia.
(77 Giornale d'Italia, Roma, 7 abril).
EL HOMBRE.
..... lyos que conocieron á este varón justo y ex-
cepcional, ya personalmente ó por sus obras; los
que han pensado alguna vez en lo que significa
para el bienestar social la benemérita institución
Salesiana, y estudiado su perfecta organización,
lamentarán, estamos seguros, este tristísimo acon-
tecimiento, porque el es una pérdida harto do-
lorosa, no sólo para los religiosos que lo miraban
como su superior, no sólo para Italia, que lo tuvo
por hijo, sino también para los países del mundo,
porque en todas partes están diseminadas las es-
cuelas é institutos Salesianos que dan albergue á
miles de hijos del pueblo que se preparan á ser
ciudadanos instruidos y útiles á su país.
(«£7 Mercurio» Santiago de Chile, 7 de abril).
Fue un alma grande, encerrada en un cuerpo
tenue; un espíritu de asceta austero y enérgico, un
grande corazón paterno, de palpitación potente,
inmensa. Fue un grande apóstol, un grande edu-
cador, un italiano grande.
Cortés, caritativo, culto, inteligente y modesto,
pasó la vida derramando el bien. Fue un sacerdote
sencillo, pobre, evangélico, que ha dejado de su
obra, de su ministerio, de su apostolado, huellas
vastas y profundas en toda tierra. L,os grandes
sacerdotes, los grandes ministros de Jesús, deben
cumplir su misión acá en tierra, como la cumplió
D. Rúa: obrando santa, humilde, ardientemente y
poner por cima de sus obras á la Caridad.
Y porque fue grande en su caridad, Turín, la
Patria, el mundo civilizado, se inclinan reverentes
ante su féretro, y las generaciones que él vio, ben-
decirán para siempre su memoria.
(La Lega Libérale, Alessandria, 9 abril).
En el mundo eclesiástico y entre los Católicos
de todo el mundo, se venían siguiendo con gran
inquietud las fases de la *enfermedad de D. Rúa, el
primer sucesor de la grandiosa institución huma-
nitaria fundada por D. Bosco... Verdadero intér-
prete de D. Bosco, aun después de la muerte del
Maestro, no se limitó á fundar casas en Europa y
América para la educación de la juventud más ne-
cesitada, sino que se ocupó en favorecer eficazmente
á los Emigrados italianos y llevó á cabo una eficaz
penetración católica, entre las tribus bárbaras de la
Patagonia, de la Tierra del Fuego, del Ecuador y
del Brasil.....
De mirada dulce y penetrante, D. Miguel Rúa
sabía captarse á primera vista las simpatías de quien
se le acercaba por la viveza de su inteligencia;y la
cortesía de sus modales. Deja inmenso dolor en sus
admiradores y en sus innumerables protegidos.
(La Tribuna, Roma, 7 abril).
'Era' el Generalísimo de los simpáticos Hijos de
D. Bosco, de mediana estatura; algo moreno, del-
gado que parecía un esqueleto; de mirada dulce,
modesta, afable, amortiguada, (parecía que aque-
llos ojos no eran para fijarse en las cosas de esta
tierra), algo velados pero... tan amorosos y expre-
sivos, que semejaban ¿á qué comparar? á... á la
•amorosa de Cristo á la que, nuestra mente concibe
la expresión benéfica, é indescriptible con que reci-
biría al pobrecito, al infortunado cuando se le acer-
caba en demanda de alguna cosa.
D. Rúa ha muerto: y ese atleta penitente que
pasaba noches interminables (para los que á veces
no podemos conciliar el sueño) ; y para él no sen-
tidas pues que se le deslizaban como un crepús-
culo primaveral, tanto, que la cama se la hallaba
intacta (ni se tendía siquiera en ella...) ¿Qué tiene
de extraño si su alma enamorada de Dios se arro-
baba en amorosos deliquios,...? Su vida fue una
agonía dulce, prolongada y martirizada desapiada-
damente por la continua y necesaria comunicación
con los mortales ¡que harmonioso contraste con el
Ven. Fundador ! Dios Nuestro Señor perfeccionó.
con su gracia una cualidad natural en D. Bosco, la
facilidad del trato humano; y á D. Rúa, le prensó
esa misma gracia en contraposición á su natural y
ello no obstante llegó en eso también á la altura de
su Antecesor... ¡Bien decía Don Bosco: ¡D. Rúa no
hace milagros porque no quiere!...
(El Grano de arena, Mahón, 16 abril 1910).
Don Bosco formó á su lado á un hombre capaz
de llevar sobre sus espaldas el peso de la obra rea-
lizada; un hombre que reunía la suavidad y la
energía, la santidad y la ciencia; un hombre en
que la materia era nada y en que el espíritu era
altísimo, un titán incansable para el trabajo y un
héroe para el sufrimiento.
(La Unión, Santiago de Chile, 7 Abril).
Murió de 73 años. Alto, delgado, y más que del-
gado, de carnes enjutas, diáfano, de frente espa-
ciosa, enfermo, de ojos siempre encarnados á
causa de las largas vigilias; ostentaba una figura
ascética, que, á la par que una actividad extraor-
dinaria, revelaba suavidad y dulzura inefables.
Su palabra tenue y modesta, recordaba la del

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BSE 1910 VI y VII
182 —
Fundador que en su simplicidad sondeaba y hacía
vibrar las fibras más delicadas del alma.
(Los Principios, "Bogotá, 9 abril 1910.)
LA OBRA.
A D. Miguel Rúa, como otro día á D. Bosco, el
mundo entero, oficial y privado, le ha rendido espon-
táneo tributo de admiración y de lágrimas. Ayer los
restos mortales del grande cuanto humildísimo sa-
cerdote, fueron objeto de una solemne y en extremo
conmovedora apoteosis gor parte del pueblo, de ese
pueblo que por primero vio nacer, enitre dificultades
inmensas, insuperables para quien no tuviera
temple de apóstol, la obra de D. Bosco, que la vio
afirmarse y agigantarse en Italia y el Extranjero,
desarrollando un programa de vasta redención
social, que va del chiquillo abandonado en la calle,
al salvaje, que vaga en los desiertos, de éste al emir
grado, 'al lazareto de leprosos, en donde más de un
Salesiario, mártir del deber, ha perdido la vida.
tos Salesianos, aun en medio del dolor de la irre-
parable pérdida, deben estar alegres por el movi-
miento mundial de manifestaciones, por este uni-
versal y férvido afecto de simpatía que los en-
vuelve, de este elogio que les llega de toda clase
social, sin que se oiga ni una nota desafinada en '
medio del universal concierto.
-
Iva Pía Sociedad Salesiana no es una ruina que
sobrevive á sí misma. Ella vive intensamente la
vida de su tiempo. Hoy se afirman las masas hu-
manas, así en el bien como en el mal. Es inútil negar
el fenómeno; y no sólo inútil, sino peligroso el querer
comprimirlo, más bien que encanalarlo en las gran-
des vías de la justicia. Y bien, he aquí que surge
por intuición de un santo, la Congregación Sale-
siana, y dirígese precisamente á la educación de las
masas, actuando una acción sanamente democráti-
ca, donde los estudios clásicos, la Escuela Profesional
y el artesano se aprietan amistosamente la mano.
Y por esto, los que han tenido la fortuna, como
quien esto 'escribe, de .formarse en su escuela, le
guardan, aunque militen después en campo no ca-
tólico, una tierna gratitud,' una afección filial que
nada puede borrar; por esto también el Gobierno y
las más altas autoridades del Estado, y los hombres
de los diversos partidos, participan hoy oficial-
mente á su dolor por la pérdida del venerando Jefe.
A D, Rúa, pues, continuador de D. Bosco, se
rinde y se debe rendir el homenaje que se tributa á
los héroes de la caridad y á los verdaderos bienhe-
chores del pueblo, sin creer que por esto se humille
la propia bandera. Antes bien, todas las banderas
de todos los partidos, se deberían elevar para sa-
ludar los restos mortales del que trabajó y ejercitó
el bien sin segundos fines. D. Rúa, como se ve, siguió
una bandera que puede abrazar y sintetizar todas
las demás.
(La Perseveranza, Milán, 7 abril).
..... Iva Prensa Europea de todos los matices ha
concedido á este suceso excepcional importancia,
siendo admirable por lo rara la unanimidad con que
toda clase de periódicos y de personajes, lo mismo
de nuestro campo que de los de enfrente, hacen
justicia á los relevantes méritos de ese Hombre ver-
daderamente extraordinario. En su vida se han vi-
visto hermanadas en bellísimo consorcio una acti-
vidad pasmosa para la acción con el ascetismo más
elevado de los grandes santos. Sus virtudes están
pidiendo a voz en .grito una voluminosa biografía
que lo presente á la admiración de los pueblos es-
pléndidamente iluminado con los fulgores de su
propia santidad. Sus obras soló necesitan contarse
para producir en el ánimo la impresión de lo mara-
villoso. En su misma muerte se ha visto manifiesta
la clarividencia profética con que Dios suele honrar
en dicho trance á sus grandes siervos. General del
Instituto de los Padres Salesianos durante veintidós
años, desde la muerte del venerable fundador Don
Bosco, el Padre Rúa ha venido realizando con tino
sorprendente una labor gigantesca, merced á la
cual figura hoy su Instituto con honor entre las
más beneméritas Congregaciones con que se honra
la Iglesia, y que más intensa actividad desarrollan
con la acción católico-social.
(El Iris de Paz, Madrid, 23 de Abril 1910.)
El laconismo telegráfico, si bien ha dado cuenta
de la muerte del Superior General de los Salesianos,
no ha podido dar idea de lo grande de la pérdida de
la Iglesia Católica con la desaparición de este ilustre
religioso..... Salvo dos años que estuvo de Director
en la casa salesiana de Mirabello, nunca se separó
del Ven. D. Bosco, del cual puede decirse que fue
su brazo derecho', conociendo perfectamente el
espíritu y las grandiosas ideas del hombre de Dios,
y siendo exacto retrato de él, en su laboriosa piedad,
en su caridad inagotable, y, sobre todo, en su pró-
vida y sabia dirección de la numerosa familia sale-
siana.
En su trato sobresalía la más exquisita dulzura,
unida á la invencible firmeza y á la profunda hu-
mildad, siendo un espíritu rectísimo y eminente-
mente práctico.
Además su principal virtud fue su actividad
incansable, causando admiración las numerosas
empresas á que habitualmente se hallaba consa-
grado...
-.-.-.
(El Universo, Madrid, Domingo 10 de Abril).
I/os prohombres de todos los partidos han ma-
nifestado su admiración por el humilde siervo de
Dios. Todos los periódicos han reconocido en Don
Rúa el hombre extraordinario: algunos al filán-
tropo, otros al gran sociólogo, otros al santo; pero
todos están acordes en alabar su obra tan eminente-
mente provechosa para la sociedad.
(La Defensa, Málaga, 10 abril).
Desde tres meses duraba una huelga en un
conocidísimo establecimiennto algodonero de la
ciudad; los proprietarios no querían de ninguna
manera venir á pactar con las maestranzas de
más. de mil obreros ni á discusión alguna con sus
representantes. Habían hecho tumultuosas de-
mostraciones ante el establecimiento, noche y día,
y casi sitiado las casas de unos así denomina-
dos Krumiri. Más de una familia padecía el ham-
bre. Gobernador, alcalde, prefecto de policía y

7 Pages 61-70

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7.1 Page 61

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BSE 1910 VI y VII
demás autoridades inútilmente habían hecho lo
posible para apaciguarlos.
Don Rúa invitó un día á todos los propieta-
rios del establecimiento y á los representantes
de los obreros á hacerle una visita, y lo que no
habían logrado las autoridades de la ciudad con
promesas y amenazas, lo abtuvo con su simple
palabra el humilde sacerdote.
El conflicto se solucionó y la paz y el trabajo
volvieron jen toda una legión de obreros.....
Modesto, recogido en su humildad, fue para él
suficiente é intimo consuelo sentirse tan buen ciu-
dadano como buen sacerdote, y, si gozó, sólo fue
por el bien que sabía haber causado á su religión
y á su patria.
(II Corriere della Sera de Milán, 7 abril).
El Señor colmó de frutos de bendición el celo
inexhausto de este admirable sacerdote. Más que
sus virtudes heroicas, más que su extraordinario ta-
lento organizador, más que su ciencia profunda y
que su voluntad infatigable, siempre propicio al
bien, proclaman el mérito insigne de D. Rúa los
progresos, inexplicables sin especial predilección
de Dios, de la obra social y religiosa de los beneméri-
tos Salesianos. Operibus credite... Bajo la dirección
de D. Rúa ha llegado la Obra Salesiana que inició
D. Bosco á un grado de esplendor que es maravilla.
(La Lectura Dominical, Madrid, N. 852).
oficio para ganarse la vida) á centenares los Secre-
tariados para ayudar á los Emigrados, y es sorpren-
dente lo que ha hecho para educará los salvajes.
La conquista de la Patagonía, y la asistencia de
los leprosos y la enseñanza del trabajo y de la agri-
cultura á las tribus salvajes de los Bororos, son obra
de los Salesianos. Delante de los restos venerandos
de D. Rúa, moderno S. Francisco, desfilaron 100.000
personas, incluidas las autoridades y ¿in distinción
departidos.
(La Domenica del Corriere,\\ 17-24 abril).
D. Rúa supo seguir dignamente las huellas de su
maestro. Durante 22 años dirigió la grandiosa insti-
tución que D. Bosco quiso llamar Pía Sociedad Sale-
siana y le dio un maravilloso impulso, continuo é
inesperado.
Por esto el dolor es universal á su muerte. No es
solamente el asceta quien desaparece, es el jefe de
una importantísima asociación que honra á Italia,
y que siguiendo sin apartarse un ápice, la sendá^ que
le trazó su Fundador, se dedica exclusivamente
á la educación de los niños y á las más grandes obras
de caridad sin fin alguno político.
Podrán pasar los hombres, pero las Instituciones
que, como la Salesiana, tienen por fin la caridad y
el progreso, están, para dicha de la humanidad,
destinadas á ser inmortales.
(La Gazzetta di Tormo,. 6 abril).
El fallecimiento del revmo. Sr. Don Rúa, Su- El continuador y sucesor de D. Bosco, ha muerto
perior .General de la Pía Sociedad Salesiana, re- * asistido de todos los Sacerdotes y después de haber
presenta una pérdida irreparable para el mundo recibido, conmovido, el extremo saludo afectuosí-
cristiano, que tuvo en él uno de sus más abnega- simo de todos los niños de la Pía Casa, que fue el
dos , sabios y virtuosos apóstoles.... Don Rúa fue grande amor y la solicitud férvida y constante del
el sucesor de D. Bosco, espíritu de caridad, cuyo benéfico sacerdote, el cual continuó la Obra de Don
nombre es alabado y bendito en todo el mundo Bosco, por quien fue educado, desarrollando por-
por los doloridos, los huérfanos y los desampa- tentosamente la institución de su venerado maestro.
rados. I,a obra de bien y de consuelo que empren- ..... Con severa y grandiosa sencillez, fue honrado
dió éste fue secundada por aquel con igual celo y el Jefe de los Salesianos, el llorado apóstol, humilde
unción apostólica.... Don Rúa tiene la solemne y fuerte á un tiempo, fuerte por el amor y la bondad;
y dulce expresión del santo, y lo era por su idea- y los funerales resultaron, como hemos dicho, una
lidad y por su amor al sacrificio. Con fe inquebran- imponente y solemne demostración al sentido su-
table en su obra, animado de un puro amor á ella, cesor de D. Bosco, cuya humanitaria instiftición
dirigió durante 22 años la gran familia salesiana, debía recibir de D. Rúa! tan exstraordinario desarro-
que da amparp, para religión y consuelo á muchos llo. Y fue tributo grande y singular, fue digno pre-
millones da niños sin hogar, y lleva el nombre mio al digno sacerdote.
y el culto de Dios á los pueblos salvajes. Su vida
(La Gazzetta del Popólo, Turín, 7 y g abril.)
fue larga, fecunda y sencilla......
(El Diario, Santiago de Chile,
7 abril de 1910.)
«'EL SANTO » (i).
EL SUCESOR DE D. BOSCO.
A la edad de 73 años ha muerto en Turín D. Mi-
guel Rúa, General de los Salesianos, una de las más
hermosas figuras que había en el mundo católico.
Auxiliar y continuador de D. Bosco, imprimió á
la obra piadosa y patriótica de los Salesianos un
impulso maravilloso. La cual obra se propone fines
nobilísimos: instrucción, educación, beneficencia
en los pueblos civilizados; misiones y colonización
entre los pueblos salvajes, asistencia y escuela para
los emigrados italianos en extranjero suelo. A mi-
llares se cuen,tan los niños á qnienes, D. Rúa dio un
Al leer la biografía de D. Rúa, se experimenta
la impresión infinita de lo que puede la grandeza de
amia dé ciertos hombres, los cuales pasan en esta
vida terrena como si fueran de naturaleza distinta
de todos los demás que respiran el mismo aire y
pisan la misma tierra. Quiere decir que en este
mundo, junto á nosotros, viviendo con nosotros,
hay todavía héroes; héroes á quienes no lisonjeó
ni relampagueo de espadas, ni ardor de batallas,
(i) El título no es nuestro; antes, declaramos que ni
á ésta ni á otras expresiones semejantes queremos darle
alguna autpridad, no queriendo en alguna manera pre-
venir los decretos de la Santa Iglesia. '

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BSE 1910 VI y VII
-.• j,8'4 .-
ni ilusión de conquista bautizada en sangre, .sino
la simple forma de la criatura humana: en quienes
hay algo del franciscano y del soldado, que surgen
con la conciencia de una misión, y la cumplen toda,
llegando á la cima de su vida envueltos todavía en
la misma onda de sencillez con que dieron los pri-
meros pasos.
¡Cuan mezquinas nos parecen todas nuestras
luchas cotidarías, delante de una vida que se desen-
vuelve como la de D. Rúa, sin una mancha, sin
ninguna sombra! Y sin embargo este hombre, este
sacerdote, que tuvo la humilde fe de un novicio y el
fervor grande de un apóstol, pasó también él á tra-
vés de la lucha, desde los altos grados de su con-
ciencia> que debió de ser granítica, hasta la más
baja/más acomodaticia, más incierta de los demás
hombres, y supo avivarla y reforzarla con la po-
tencia animadora, que en él trasformaba las almas,
de su virtud y de sus irresistibles atractivos.
¿Qué vienen, pues, á ser, los turbios dramas de
nuestros corazones, nuestras infinitas postraciones
mor ales, nuestras continuas porfías para disputarnos
cosas de nada, nuestras vacilaciones sobre el in-
cierto día de mañana, y el buscar inmediato de la
felicidad, y nuestros ímpetus de odio, y las conti-
nuas traiciones á nuestra fe, en suma, todo lo que
hoy nos hace adorar la vida, y mañana nos induce á
maldecirla; qué vienen á ser.ante la figura de este
hombre que terminaba sus actos todos con una son-
risa de paz, que deja en pos de sí un surco indeleble
en el cual hay la marca profunda de una voluntad
tenaz, y se agita el espíritu de un maravilloso con-
quistador?
Tampoco nuestro escepticismo tiene alguna razón
de ser, á la presencia de hombres como D. Rúa:
nosotros somos escépticos en la mayoría de los casos
porque fundamentamos nuestras deducciones sobre
la base mezquina del yo personal, juzgando los
actos ajenos por nuestros propios actos; y creemos
que esto es una fuerza, cuando es una debilidad; y
preferimos frecuentemente una actitud irrisoria y
sarcástica á un acto de fe, á un arranque de amor....
¡ Ah! cuánto más dulce es lanzar la vista más allá
de toda esta nuestra miseria moral, sentimental y
material, y buscar la figura nobilísima que palpitó
con el corazón de la humanidad, que á muchos sa-
cudió, que á infinitos amonestó, que iluminó á in-
numerables, con la luz en que brilla, talvez, el iris
de la verdad; y detenerse luego á lo largo del ca-
mino que abrieron á su dorso, amplio y solemne.
Tanto más cuando una vida semejante se desa-
rrolla en actos en que el heroísmo va revestido con
un manto de rara sencillez. Es innegable que Don
Rúa fue un dominador; pero un dominador de
almas que vale cuanto un dominador de imperios;
el pueblo empero lo llamará el santo, y es justo, y
es profundamente humano, porque la superioridad
de su vida sobre la nuestra lo ha transformado en
esta figura ideal.
Y nosotros nos inclinamos ante él.
(// Secólo XIX de Genova, 9 abril).
Una noticia dolorosa se esparció por Turín el 6
por la mañana. En medio de la consternación de
toda la ciudad, se oyó una voz, y se esparció con
ediciones extraordinarias de los diarios: ¡Ha muerto
el Santo! D. Miguel Rúa, había pasado, á eso de
las 9%, al eterno descanso. Una larga peregrinación
general, formada como por encanto, llevó á Val-
docco gran parte de la ciudad, y* fue un testimonio
solemne del elevado concepto en que todos tenían
al venerado Sucesor de D. Bosco. Quién era D. Rúa,
cuántos méritos adornaban su persona, no hace
falta decirlo. Bástenos decir que si era ^grande la
estima que lo rodeaba, esa estima era merecida y
sus méritos extraordinarios eran indiscutibles.....
(La Civilta Cattolica,^ 1436)-
Como broche de oro de estas páginas, depone-
mos con filial ternura sobre la tumba del Padre
los pensamientos del Revmo. Monseñor Carlos
Salotti, Abogado de la Causa de Beatificación y
Canonización del Venerable Don Bosco, ante la
Santa Sede:
. ,'..'.
« Hombres hay que no debieran jamás desa-
parecer de esta tierra:'su vida es un apostolado
sus ejemplos una escuela, su continente una cá-
tedra desde donde brotan infinitas enseñanzas
y fuentes inagotables de actividad, de virtudes,
de sacrificios.
» Estudiando en los Procesos de D. Bosco el
espíritu del Ven. Fundador, y considerando hoy
el apostolado del inolvidable D. Rúa, que du-
rante 36 años convivió á su lado, palpitó sobre
aquel corazón para sacar de él inspiración y con-
suelo, y según Él modeló todos sus actos priva-
dos' y públicos, veo que entre los dos apóstoles
hubo una perfecta armonía de ideas y de espe-
ranzas, en la que está colocada toda la grandeza
y todo lo porvenir de la Pía Sociedad Salesiana.
» En el Proceso de Turín Don Rúa fue uno
de los más autorizados testigos de la santidad
de, D. Bosco: testigos de la santidad de Don
Rúa son millares y millares de hijos que desde
todas las partes del mundo, más aun que llorar
al Padre, celebran al Santo.
» Y si un día la Providencia dispondrá que á la
causa de D. Bosco siga la de D. Rúa, los innume-
rables testigos que pasarán ante el tribunal ecle-
siástico de Turín, rememorando los heroísmos del
hombre que hoy hemos perdido, deberán con-
fesar que el uno fue digno del otro, y que tal vez
no sería tarea muy fácil el determinar á quien de
los dos corresponde el primado en el ejercicio de
aquellas virtudes cristianas en las que entram-
bos se (distinguieron.
Con aprobación de la Autoridad Eclesiástica:
Gerente: JOSÉ GAMBINO.
Establee. Tip. de la S. A. Int. para la B. Prensa
Corso Regina Margherita, N. 176 - TURÍN.

7.3 Page 63

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BSE 1910 VIII
AÑO XXV
Agosto de 1910
N. 8
p¿) ¿^¿r ¿> ¿r ¿)
<^ C? &*>__________________________!_____
^
C^
Boletín
Sülcsiano
¿?
&
&
^
O
^
Inviste de las Obras de Don Bosco
&
Via Cottolengo N. 32.
SUMARIO: Los Cooperadores Salesianos . . . . 185
Tesoro espiritual . . . . . . . . . . . . 187
A la Memoria de D. Rúa . ". . . . . . , . 188
Cartas de familia: El terremoto de Costa Rica . 198
A los Cooperadores del Chile . . . . . . . . 199
DE NUESTRAS MISIONES: Patagonia Septentrional-
Indias Orientales . . . . . . . . . . . . 200
Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . 203
EL CULTO DE MARÍA AUXILIADORA: Turin-Val- ,
docco — Cindadela . . . . . . . . . . . 204
Gracias de María Auxiliadora . . . . . . . . . 207
POR EL MUNDO SALESIANO : Europa : La Obra Sa-
lesiana Nacional Cindadela. — - Constantinopla
Viena América: México, Viedma . . . 209
Necrología . . . . . . , . * . . . . . , . 211
Cooperadores Salesianos difuntos . . . . i . 212

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BSE 1910 VIII
iSS
A LA MEMORIA DE DON RÚA
Una súplica.
Es común el deseo de que la veneranda figura
del primer Sucesor de Don Bosco pase a la poste-
ridad viva y real como Lo está actualmente en nos-
otros. Por esto se suplica á los Salesianos, alumnos,
Cooperadores, parientes, amigos y admiradores del
Difunto que anoten cuanto estimen digno de me-
moria sobre su vida, palabras y obras, y lo remitan
al M. R. Don Felipe Rinaldi, Via Cottolengo, 32 -
Turín, en cualquier lengua, en hojas donde no haya
más correspondencia, pero firmado con nombre,
apellidó y lugar.
Se recibirá con gratitud cualquier apunte, aunque
sea una sola linea, que contenga un hecho, una frase,
digna de ser recordada.
Muchas son las personas que nos piden una de-
tallada biografía del padre que tanto estiman, y si
no .se compila ahora, difícilmente se podrá hacer,
más tarde.
¿QUIÉN ERA DON RÚA?
El retrato de D. POSCO.
Desde su ordenación sacerdotal hasta el
día en que, muerto D. Bosco, asumió la direc-
ción suprema de las Obras Salesianas, pasó
22 años dedicado á un trabajo que pudiera
llamarse escondido, aunque inmenso, continuo
y maravilloso, unido á un estudio incesante del
espíritu, de las ideas y ejemplos de D. Bosco,
con lo que consiguió retratarlo fielmente siendo
su trasunto más bien que su Sucesor.
El diploma de profesor.
Todos los deseos de D. Bosco fueron siempre
órdenes para D. Rúa.
En 1863, el Apóstol de la juventud se pre-
paraba á la apertura de su primer instituto
fuera de Turín, el colegio de Mirabello que
después, para mayor comodidad fue trasladado
á Borgo S. Martino cerca de Casal Monferrato;
pero no contaba con profesores titulados. Ha-
bía decidido con Mons. Calabiana que el ins-
tituto se titularía Seminario Menor y por lo
tanto bajo la exclusiva dependencia del Obispo
de Cásale, pero se temía que el proyecto no se
realizase.
¿Qué hacer? En aquel año apenas cosiguió
que tres de sus clérigos y un sacerdote fuesen
admitidos en la Universidad de Turín al exa-
men de ingreso en la Facultad de Letras. El
éxito fue brillante; los cuatros candidatos ha-
bían conseguido ser aprobados por unanimidad,
y los clérigos Francesia y Cerruti, además
grandes elogios. Mas todavía había que espe-
rar que éstos hubiesen concluido sus estudios,
lo cual equivalía á retardar la apertura del
nuevo instituto por cuatro años; y en cuatro
años ¡cuántas cosas no pensaba hacer D. Bosco!
¡Pero he aquí que en julio se anunció una
convocatoria extraordinaria, de exámenes para
septiembre, á propósito para los que deseaban
obtener el título de profesor de gimnasio! Hacía
ya varios años que tal convocatoria no se ha-
cía; D. Bosco bendijo á la Divina Providencia
y exhortó á varios de los suyos á prepararse. El
tiempo apremiaba; apenas si faltaban dos
meses; pero dos clérigos y tres sacerdotes que á
su debido tiempo babían sufrido con éxito el
examen de Filosofía en el Seminario (consi-
derado equivalente al examen dé licenciatura
del liceo) sé presentaron con decisión.
Entre ellos, no obstante sus .muchas ocu-
paciones se distinguió D. Rúa. Los exámenes se
efectuaron desde el 15 al 20 de septiembre; los
cinco candidatos del Oratorio obtuvieron to-
dos el título de profesores para las tres pri-
meras clases gimnasíales. D. Rúa dio con tanta
brillantez su lección práctica, que el ilustre pe-
dagogo abate Rayneri se entusiasmó y acabado
el examen se le acercó al instante y le ofreció
una cátedra en un gimnasio del Gobierno.
Pero muy distintos eran los empleos á que
le destinaba la Divina Providencia.
Tenemos el deber de declarar que D. Rúa
siendo el íntimo confidente de D. Bosco y su
brazo derecho, apenas si tenía momento dispo-
nible para estudiar con tranquilidad, y sin em-
bargo, para ser más útil á su padre adoptivo, se
presentó á otros exámenes extraordinarios y
consiguió el titulo de profesor de gimnasio su-
perior.
Director en Mirabello.
D. Bosco había decidido entonces abrir el
colegio de Mirabello. Apenas se difundió la no-

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BSE 1910 VIII
— 189
ticia por el Oratorio, todos se dieron á discurrir en niños,, jugando ó cantando... L,os alumnos van dfe
quién sería el director de la nueva casa y la voz paseo todos juntos, dos á dos; son cerca de no-
general señaló á D. Rúa, porque á nadie sino á el venta.
se le creía capaz de reproducir la mente y la » En las fiestas predica dos veces... Hay qu£
vo.untsd de D. Bosco en la nueva colonia del advertir que cuando por la noche habla á los
Oratorio.
No se equivocaron los que así pensaron.
niños se expresa siempre en tono gracioso y
alegre...».
« Ya que la Divina Providencia ha dispuesto Los jóvenes le amaban corno los jóvenes del
que se pueda abrir una casa destinada á pro- Oratorio amaban á D. Bosco, el cual, en una
mover el bien de la juventud en Mirabello — carta dirigida á sus amados hijos del pequeño
le escribía D. Bosco en un precioso autógrafo,
que D. Rúa celosamente conservaba en un cua-
dro colgado cerca de su pobre lecho — he
pensado para mayor gloria de Dios confiarte su
Dirección.
» Pero como siempre no podré estar á tu lado
para darte, ó mejor dicho, repetirte aquellas co-
sas que has visto practicar, creo agradarte que
te escriba algunos avisos que podrían servirte
de norma en tu modo de obrar.
» Te hablo con la voz de un tierno padre que
abre su corazón á uno de sus más queridos hijos.
» Recíbelos, escritos de mi mano, como prenda
del afecto que te profeso, y como un acto
externo del vivo deseo que tengo de que ganes
muchas almas para Dios ».
Y después de darle prudentes normas que
practicar consigo mismo, con los maestros, con
los asistentes, con los criados, con los jóvenes
y con los externos acababa diciendo:
« lya caridad y la cortesía han de ser las notas
características de un director.
» En caso de cuestiones relativas á cosas ma-
teriales, condesciende en todo lo que sea posi-
ble aunque sea con daño, con tal que se conserve
la caridad.
» Si se tratase de cosas espirituales ó sim-
plemeite morales, entonces las disensiones de-
ben resolverse en el sentido de la mayor gloria
de Dios y bien de las almas. Compromisos, quis-
quillas, espíritu de venganza, amor propio, ra- '
zón, pretensiones y hasta el honor, todo debe
sacrificarse en este caso!.... »
A este programa D. Rúa amoldó siempre
La madre de D. Rúa.
su conducta.
Seminario de S. Carlos en Mirabello, escribió
" ¡Es cómo D. Bosco! "
« Don Rúa en Mirabello refiere la crónica
de Don Ruífino — se conduce como D. Bosco
en Turín. Siempre está rodeado de jóvenes,
atraídos por su amabilidad y también porque
siempre les cuenta cosas nuevas. Al comienzo
del año escolástico recomendó á los maestros
que no fuesen demasiado exigentes por en-
estas palabras.
«.... Os.agradezco el afecto que tenéis á D.
Rúa y á los demás Superiores de ese Seminario1 »
Era una confirmación de la bondad del sis-
tema educativo inculcado por D. Bosco y de
la elección del nuevo director.
Así transcurrieron dos años,
La madre.
tonces, que no tratasen á gritos á sus alumnos Su madre le siguió á Mirabello obedeciendo
por cualquier negligencia ó vivacidad, sino que una delicada indicación de Don Bosco.
tolerasen muchas cosas. Después de la comida Juana María de Rúa que, desde la entrada de
va él también á recrearse en medio de los Miguel en el Oratorio había comenzado á ayu-

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BSE 1910 VIII
190
dar á la madre de D. Bosco, y que á contar casas que iban multiplicándose, una dirección
desde la muerte de Mamá Margarita, á sa- administrativa práctica, á fin de que todas tu-
ber, desde 1856, por invitación de Don Bosco vieran una organización igual y precisa.
y del hijo, había ocupado el puesto de esta El hombre que respondía á estas necesidades
mujer incomparable> era también un ángel de era Don Rúa.
bondad.
En 1865, pues, volvió al lado de Don Bosco
Al ver partir á su hijo la virtuosa madre para no separarse jamás de él, tomando parte
pensaba:
en todas sus santas empresas y siendo partícipe
¡Oh! si pudiese seguirle!
de todas sus penas y alegrías.
Don Bosco, con aquella ternura que le era
peculiar la comprendió y dispuso que acompa-
¡Nada sin permiso de. Don Bo^co!
ñase á su Miguel en la nueva mansión.
En 1868 cayó enfermo y ¿qué era ello?
Aunque ya entrada en años, era sin embargo Creyóse que había llegado el fin de su vida. El
de robustísima complexión, de sano juicio, de caso era verdaderamente grave; Don Bosco
admirable paciencia, amante de la mortifi- estaba ausente.
cación cristiana, de conciencia delicadísima, El enfermo rogó á D. I^azzero que le admi-
pero sin sombra de escrúpulos y muy dispuesta nistrase la Extrema Unción; éste le respondió
para cualquier trabajo.
que no lo creía necesario y que además era con-
De vuelta en el Oratorio en 1870 después del veniente esperar á Don Bosco.
traslado del colegio áBorgojS. Martino, conti- En efecto, por la noche Don Bosco entra en
nuó trabajando por los jóvenes, prefiriendo á casa, y los niños que ya habían salido del re-
los más pobres^ é ignorantes, hasta el 21 de junio . fectorio le rodean para besarle la. mano y le
de 1876 en que voló al Paraíso.
dicen que Don Rúa está enfermo, más aún,
Dejó establecido un piadoso legado para jpara morir! También algunos Superiores se
una misa anual en el aniversario de su muerte, acercan al Siervo de Dios rogándole que suba
y D. Miguel nunca faltó, encontrándose en el á ver al enfermo, pero Don Bosco contesta con
Oratorio, á dicho acto sagrado celebrado sin gracia:
j)oinpa alguna pero con edificante piedad filial. — ¡Don Rúa no parte sin mi permiso! de-
Otra vez al lado dé Don Bo/co.
jadme ir á cenar — y bajó al refectorio.
Después de la cena fue á verle.
En octubre de 1865, muerto el P. Víctor jAh! ¡Don Bosco! — le dice Don Rúa
Alasonatti, primer prefecto del Oratorio, Don con un hilo de voz; — déme su bendición y la
Bosco llamó á su lado á Don Rúa. Después del Extrema -Unción, porque siento que me muero.
colegio de Mirabello se había abierto el de Lanzo; — Está tranquilo — le responde el Vene-
cuyo primer director, el P. Ruffino, había muerto rable; — ¡tú no partirás sin el permiso de Don
ya. No había dificultades para el nombramiento, Bosco; no sabes aun cuántas cosas te quedan
porque D. Rúa había enseñado á los demás el que hacer!
camino.
Y como Don Rúa insistiese, Don Bosco re-
Pero en cambio necesitábase quien siempre y pitió:
á cada instante supiese comprender y ayudar á — ¡¡Está tranquilo!! ¡¡está tranquilo!! ¿no sa-
Don Bosco en el Oratorio y ocupar cumplida- bes que Don Rúa no hace nada sin el per-
mente su puesto, cuando tenía que alejarse; miso de Don Bosco ?
y esto ocurría cada vez con más frecuencia ya Efectivamente Don Rúa se tranquilizó, curó
por las visitas que debía hacer á las otras casas y ocupó de nuevo y decidido su puesto de tra-
ya por ios prolongados viajes que tenía que bajo.
emprender para arbitrar recursos con destino
al majestuoso Santuario de María Auxiliadora
Un elogio magnífico.
y aun para la causa de la Iglesia en Italia. Aprobada la Pía Sociedad Salesiana en 1869
Necesitábase quien, imponiéndose á los y sancionados definitivamente sus estatutos
demás por su ejemplaridad, especialmente por en 1874, Don Rúa fue siempre Prefecto Ge-
su singular rigidez consigo mismo y la justicia neral, que es como decir que tuvo siempre el
admirable que usaba con todos y en todas las primer cargo que sigue al de Rector Mayor.
cosas, personificara en sí la observancia del Quien lo conoció en aquellos años no puede
Reglamento, y en el creciente desarrollo, que menos de recordar que era otro Don Bosco
tomaba la Obra Salesiana, nos atrevemos á cuando éste se hallaba fuera, y se eclipsaba des-
decir, completase en cuanto á la parte disci- pués al volver de D. Bosco y no obstante, tra-
plinaria el programa.
bajaba sin descanso, no sólo de día sino gran
Necesitábase igualmente quien diera á las parte de la noche, y así su ejemplo servía de

7.7 Page 67

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BSE 1910 VIII
191—-
estímulo á los demás para trabajar incansables viese también su apoteosis en los honores es-
por Don Bosco, es decir por el Señor.
pontáneos que multitudes enteras tributaban
¿Y Don Bosco?
al Fundador.
Estaba tan admirado que muchas veces no
pudo menos de hacer este elogio:
Jja última bendición de Don [3osco.
: ¡Si Dios me hubiese dicho: «Imagínate
un joven adornado de todas las virtudes y
Después de una vida empleada para la mayor,
gloria de Dios y salvación fde la juventud y
habilidades mayores que puedas desear, pí- provecho de la sociedad, Don Bosco cae en-
demelo que yo te lo concederé» nunca me habría fermo en diciembre de 1887 y en medio de la
figurado un Don Rúa!
conmoción del mundo católico en pocas sema-
El Vicario General.
nas llegó á los últimos momentos de su vida.
En la noche del 30 al 31 de enero de 1888
En 11884, agobiado Don Bosco por diversas entró en agonía. En un instante su reducida ha-
enfermedades pensaba nombrar un Vicario bitación se llena de sacerdotes, clérigos y legos.
que lo representase y fuese cómo un otro él, Todos hincan la rodilla.... Al lado de Monse-
pues era su deseo vivísimo que, llegada la hora ñor Gagliero que le recomienda el alma está
de su muerte^ nada turbase ó mudase la marcha D. Rúa, el cual se inclina al oído de D. Bosco
de sus obras.
moribundo y:
Mientras meditaba este proyecto, León XIII — ¡Don Bosco — le dice con voz sofocada por
espontáneamente le preguntaba, por media- el dolor — aquí estamos nosotros sus hijos. Le
ción de Monseñor Domingo Jacobini, á quién pedimos perdón de todos los disgustos que por
consideraba apto para hacer sus veces en la nuestra causa ha sufrido, y en señal de perdón
dirección suprema de la Pía Sociedad Sale- y benevolencia dígnese darnos su bendición.
siana.
Yo le guiaré la mano y pronunciaré la fórmula!
« Yo — escribió Don Bosco — agradeciendo ¡Escena conmovedora y triste á un mismo
al Santo Padre su benevolencia, le respondí tiempo! Todas las frentes se inclinan hacia el
proponiendo por mi Vicario á Don Miguel Rúa, suelo y D. Rúa, dominando su emoción, pro-
porque en atención al tiempo es uno de los pri- nuncia las palabras de la bendición, levanta la
meros de la Sociedad, porque ya hace muchos diestra paralizada de D. Bosco é invoca la pro-
años que en gran parte ejerce este mismo cargo, . tección .de María Auxiliadora sobre los Sale-
y en fin porque este nombramiento habría sianos presentes y los demás ausentes, espar-
sido del agrado de todos los hermanos ».
cidos por las diversas regiones de la tierra. ,
Y habiéndole el Santo Padre significado por D. Bosco volaba al Paraíso aquella mañana
medio del Emmo. Cardenal Alimonda que á las 4.45... Todavía en la hora de su muerte
dicha propuesta era de todo su agrado, usando mantiene la promesa hecha al antiguo escolar
la facultad que le fue concedida por el Su- de Porta Palatina, pues ambos, por mitad, daban
premo Pastor de la Iglesia, en 8 de diciembre á sus hijos la última bendición.
de 1885 nombró á Don Miguel Rúa su Vicario-
(Continuará).
General.
« Desde hoy en adelante..... él hará mis ve-
ces en el pleno y completo gobierno de nuestra
Pía Sociedad; y todo lo que yo pueda hacer,
podrá hacerlo él también con plenos poderes. » -
Aunque parezca que el nuevo oficio recla-
maba un contacto mayor del elegido con Don
HONRAS FÚNEBRES
Bosco y la necesidad de un cambio más íntimo
de ideas y una más estrecha comunicación de
m llegado á la Redacción las relaciones
sentimientos, en realidad no había novedad al-
délas solemnes honras fúnebres celebra-
guna, á no ser el haberle conferido legalmente
das en diversas partes, distribuidas así:
el pleno poder; porque Don Rúa hasta aquel i) En Italia en 127 poblaciones; 2) en Espa-
momento había vivido completamente para ña 54; 3) en Portugal 7; 4) en Palestina 3; 5) en
Don Bosco en íntima comunicación con él.
Egipto 2; 6) en Francia i; 7) En Argentina 8;
Don Bosco estaba ya decaído y acabado, y 8) en Chile 4: 9) en Colombia 5; 10) En Brasil
Don Rúa le acompañó por Francia, España, 5: n) en el Perú i; 12) En Inglaterra 10; 13)
Lombardía, Genova y Roma y fue espectador en El Salvador 3; 14) en Méjico i; 15) en los
de sus más ruidosos triunfos. Y era justo que Estados Unidos 2.
quien humildemente y en silencio había tra- Nos consta que son muchas más; pero no he-
bajado por el incremento de la Obra Salesiana, mos recibido las relaciones.

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BSE 1910 VIII
— 192 .,—..
En la imposibilidad de reseñarlas todas, ha-
blaremos de las. principales, mencionando de
paso las demás, en sucesivos números.
Es justo que comencemos por
TURIN
Funerales de Trigésima en el Santuario de M, Auxiliadora.
Celebráronse el 10 de mayo. Se encendieron
los millares de lamparillas del Santuario que con
los cirios del túmulo producían un efecto gran-
dioso. El cuadro de María Auxiliadora se cubrió
con un velo plateado tachonado de estrellitas y
coronado por una gran cruz negra, con adornos
plateados. En la puerta se leía esta inscripción
de D. Francesia:
« Para D. Miguel Rúa — predilecto hijo de
D. Bosco — reconocidos imploramos la paz de
los elegidos — con solemnes sufragios ».
A las 10 ya estaban en el Santuario el Comen-
dador Rinaudo, en representación del Alcalde y
del Ayuntamiento, el Cav. Scrimaglia, en la del
Gobernador, el Conde Miglioretti, en la de las
Obras Pías, el Com. Pulciano, sustituto del Pro-
curador General, la Condesa Faá, el Conde Balbo,
el Teniente Morisani, en las de la Corte y el
ejército, los cuales hacían digna escolta á Sus
Altezas Reales Tomás de Savoia y María Isabel
de Baviera, Duques de Genova. También estaban
el Barón Manno, el Marqués Rovasenda, el Ba-
rón Cavalchini, los cab. Poma, Bersanino; las
condesas de Bray, de Capello, Solaro del Borgo,
L,avriano, baronesa Cordero de Vonzo, etc.
Los Príncipes tomaron puesto al lado del Evan-
gelio y se empezó la solemnísima ceremonia.
Pontificaba Mons. José Gamba, Obispo de No-
vara, con asistencia del Emmo. Card. Richelmy,
á cuyo lado estaba Mons. Tasso, Obispo de Aosta,
rodeados del Cabildo de la Catedral.
Bajo la dirección de Dogliani y acompañando
Pagella se ejecutó la misa polifónica de Anerio,
Palestrina y Griesbactier.
Al rededor del túmulo estaban el Capítulo su-
perior' y los numerosos representantes de las
autoridades y de los centros, círculos y asocia-
ciones, con banderas enlutadas.
La oración fúnebre.
Antes de la absolución subió al pulpito Su Erna,
el Card. Arzobispo de Turín y tomando por lema
el versículo: In silentio et in spe erit fortitudo ve-
stra, ilustró la vida de D. Rúa, tejida de modestia
evangélica y de sobrehumanas osadías.
¿Será posible, decía, hablar de silencio y de tran-
quilidad cuando se habla de la Congregación Sa-
lesiana? ¿No son los hijos de D. Bosco los que gus-
tan de agitarse en medio de las muchedumbres,
correr solícitos donde es más vivo el movimiento,
levantar en todas partes ruido santo? ¿Y no será
inoportuno detenerse en alabar las bellezas del espe-
rar, allí donde es dado recoger los frutos de una
mies sumamente copiosa y escogida ?
« No sé qué responder para desvanecer estas obje-
ciones directamente: pero yo creo deber desarrollar
ese tema ante el suave aspecto y la misión provi-
denciar de D. Rúa, y una secreta voz, me dice al
oído que vosotros, oyentes mios, convenís conmigo
en la sentencia: In silentio et in spe. »
Y entrando á hablar de la vida de Miguel Rúa
estudiante y clérigo, ilustró las dotes singulares que
en él sé reunían en aparente contradicción^
« No fue el primero en orden de tiempo, pero fue
el primero en el corazón de D. Bosco.
» Todos sabéis cuan admirablemente se unían
en el Fundador de los> Salesianos, dos cualidades
á primera vista incompatibles: actividad pasmosa
y lentitud constante.... D/ Bosco vio que ninguno
mejor que D. Rúa podía aprender el difícil arte de
esta unión..... quizá Dios mismo se dignó revelár-
selo, ya que Rúa debía ser la piedra angular del
nuevo edificio.....
» No es fácil hablar de las virtudes de nuestro
Padre: pureza inmaculada, humildad profunda,
obediencia heroica, espíritu continuo de abnega-
ción y sacrificio.... Superfluo decir que sé soste-
nían en una piedad ternísima que él alimentaba en
todas las prácticas de nuestra Santa Religión,
particularmente en la devoción á Jesús Sacramen-
tado y á María Santísima.....
» ... Pero en él la virilidad se adelantó á la edad.
No era todavía sacerdote y ya brillaba en él la
grandeza, de modo que unánimemente fue elegido
por D. Bosco y sus compañeros para Director Es-
piritual de la naciente Sociedad. Y apenas sube al
altar, cuan admirable, ¡cuan visiblemente se im-
prime en su rostro la paternidad espiritual! Y desde
luego permaneciendo en humilde sujeción á su
Superior, á los ojos de sus compañeros aparece cir-
cundado de la aureola de no contrastada auto-
ridad, revestido de autoridad senil. Era otro D.
JB oseo, y en Mirabello supo llenar con inteligencia
clarísima y dulzura admirable, todos los deberes
dificilísimos de un excelente superior; ¡y aun no
tenía 30 años!
»Vuelto de allí, ala muerte del P. Alasonatti,
fue el brazo derecho de D. Bosco, no sólo en la pre-
fectura del Oratorio, sino en todos los negocios,
en la plena dirección de la Congregación Salesiana.
Diríamos también que D. Rúa fue la sombra
de D. Bosco: tal era la unión continua entre am-
bos y el cuidado diligentísimo que ponía en ocul-
tarse él mismo para esclarecer la figura del Padre.
D. Rúa callaba y obraba; sin presumir de sí, todo
lo esperaba de aquella providencia *que en medio
de las calamidades de este siglo suscitó al grande
apóstol, al grande amigo, al eximio protector de
la niñez....»
Tratando del período más importante de su vida,
el Cardenal decía:
« Que á la muerte del Venerable, los Salesianos
unánimes hayan elegido á D. Rúa para sucederle,
no es raro; pero que D. Rúa, afligido más que nadie
de la inmensa pérdida, pudiese asumir el peso con

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BSE 1910 VIII
193
tanta tranquilidad, y lo que es más, que durante
22 años lo haya llevado sin defraudar una sola de
las esperanzas de sus hermanos, con incremento
de la Congregación, difundiendo luz y bondad, es
cosa que el entendimiento humano, quedando en
el campo de la razón natural, no puede explicar.
» Aquí siento la necesidad de volver a las pa-
labras del Profeta, é iluminado por la fe, estudiar su
recóndito sentido: In silentio etin spe erit fortitudo
vestrá.
» Singular analogía la que existe entre el silen-
cio y la belleza de un paciente trabajo de puli-
mento: casi con una misma palabra expresan los
griegos el callar y el trabajo de dar á un objeto
brillo y esplendor. Yo creo que esto merece re-
flexión profunda. No es fácil la virtud del silencio;
para que sea agradable al Señor y útil al hombre,
se necesita un largo estudio y no pequeños esfuer-
zos; se necesita pulir y repulir el alma; es indispen-
sable vencer las pasiones y dominar el amor pro-
pio para dejar el campo libre á las manifesta-
ciones de la fe y la caridad... y por cierto que dicha
virtud del silencio no consiste solamente en la par-
simonia de las palabras, sino que se extiende á
toda manifestación exterior.
>> Igualmente, por confianza, que es fuente de
fortaleza y pregonera de victoria, no debe enten-
derse la expectación de un bien futuro, ño; es
propio de ella infundir, con la calma preciosa, una
singular energía.
» Recibida en un corazón preparado, la confianza
es madre de las grandes obras; de ella brotan
aquellas palabras: Todo lo puedo en Aquel que me
sostiene.
.
» Muchos de nosotros han tratado á D. Rúa;
muchos han tratado de penetrar á través de su
diáfana delgadez, su mente y su corazón. ¿Quién
ha descubierto en él algún principio de vanidad
ó de ambición ? ¿ quién un leve movimiento de
ira ó de impaciencia? Y cuenta que no le falta-
ron ocasiones.
>> Por una parte, hemos contemplado casi exta-
siados, una serie de triunfos; por otra una lucha tan
encarnizada de Satanás contra la Pía Sociedad,
que los mismos profanos y anticatólicos no imbuidos
en prejuicios de partido, no podían ocultar su in-
dignación. Pero D. Rúa no se desmintió á sí mismo;
imperturbable en las cumbres de la gloria, como se-
reno entre las espiras de la persecución, supo callar,
y obrar, escondiéndose silenciosamente en los plie-
gues de la modestia y al mismo tiempo guiando
impertérrito el timón de la nave que se. le confiara.
» Preguntado un docto discípulo de D. Bosco qué
alabanza podía escribirse en honor de D. Rúa,
contestó: « nada más fácil que el elogio de D. Rúa,
pero también nada más difícil: sus días fueron to-
dos iguales para él; hablar de uno es hablar de
todos ; pero aquí está la dificultad; á un tiempo
una humildad profunda y un celo emprendedor;
aquélla atraía sobre él toda suerte de bendiciones
celestiales, éste hacía que no cayera en tierra ni
una migaja de los favores celestes.
»... Hablen otros de las benemerencias de D. B¿ia
en los campos de la civilización; yo no ignoro que la
Patria y la entera sociedad civilizada tiene deudas
de gratitud para con él y su Congregación: el arte,
la ciencia, la cultura popular, junto con la indus^
tria y la Agricultura, deberían ser llamadas á con-
curso tratándose de tejer una Corona de alabanzas
á los hijos de D. Bosco y de D. Rúa; yo me con-
tento con trazar su fisonomía moral....
»... Maestro incomparable así con la pluma como
con la palabra.... fue todavía más aventajado en
la cátedra del ejemplo. Aun evitando diligente-
mente cuanto pudiera llamar sobre él la atención
de los demás, en su piedad ternísima, en la obser-
vancia más exacta de todas las reglas, en la aten-
ción constante paira evitar hasta el más insignifi-
cante defecto, en la escrupulosa distribución de
sus horas y momentos, en el estudio incesante, en
el cuidado en proseguir las vías del bien, fue objeto
de admiración, y fue un dulce reproche á cuantos
fueron testigos de su vida y especialmente á los de su
Congregación que tuvieron la dicha de vivir á su
lado; aun así y todo, en medio de su silencio y
calma, decían con él aquellas palabras de S. Pablo,
que jamás salieron de sus labios, pero que todos oían
al acercársele: Imitatores mei estofe sicut et ego
Christi.
» I/a Misa de D. Rúa; la meditación de D. Rúa,
la lectura espiritual, la visita al Santísimo Sacra-
mento, la conversación de D. Rúa, la vida toda de
D. Rúa, su breve reposo, el abrazo tierno que daba
á sus hijos, particularmente cuando debían gartir
para lejanas tierras, las mismas correcciones que
daba, sus reproches, todo, todo en él era escuela
de virtud; su enseñanza era deseada, era amada;
se recordaba en tiempos y lugares distantes y ja-
más quedaba sin fruto. ¡Oh! ¡por qué semejante es-
cuela se ha cerrado para siempre?....»
I^a elegante oración duró casi una hora y fue es-
cuchada con profunda conmoción.
Bajado del pulpito, el Eminentísimo Purpu-
rado se revistió los hábitos pontificales, cantó las
preces de rúbrica y dio la absolución.
Con breves intervalos celebráronse parecidas
honras en varias iglesias de la misma ciudad; 5.
Juan Evangelista, Valsálice, el Seminario Metro-
politano, los Santos Mártires. Bn esta última fue
singular la oración fúnebre. Pronuncióla el M.
I. Sr. Canónigo Jacinto Ballesio, condiscípulo de
D. Rúa, y no habló « ni de la epopeya salesiana, ni de
la obra apostólica, moderadora y mundial de D. Rúa,
sino de los años de 1859 á 1864 en que vivieron jun-
tos; y así, habiendo visto la edad heroica, la infancia
y primera juventud de la Sociedad Salesiana, con
rápidas frases hizo revivir la vida íntima del estu-
diante Rúa, del Sacerdote Rúa, el primero, el mas
grande de los hijos de D. Bosco ».
ESPAÑA.
Bn esta nación ha repercutido fuertemente. la
explosión de dolor, entusiasmo y amor á la ve-
nerada persona de D. Miguel Rúa, no solamente en
las poblaciones donde hay salesianos, sino en todas
partes donde era conocido, ó había llegado la fama
de su nombre.

7.10 Page 70

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BSE 1910 VIII
194 —
MADRID. — Fue la coronada villa una de las
primeras en hacer sufragios grandiosos y solemnes
por el alma del llorado Difunto.
« El 15 de Abril, se celebraron en la iglesia de
María Auxiliadora de esta corte, los funerales por
el eterno descanso del alma del padre Miguel Rúa,
superior general que fue de los Salesianos. Celebró
la santa Misa monseñor Solar!, auditor de la Nun-
ciatura, asistido por los Cooperadores Salesianos
don Jesús Porta y don Julio Camargo y por el
pequeño clero del colegio Salesiano. Terminada la
Misa el clero y los ministros se dirigieron procé-
siónalmente hacia el severo catafalco que osten-
taba las insignias sacerdotales y el escudo de la
Pía Sociedad Salesiana y allí se "cantó el solemne
responso final con la aspersión del túmulo. El
duelo fue presidido por el Exmo. Sr. Obispo de
Madrid-Alcalá, por el embajador de Italia, se-
ñor Silvestrelli, el padre provincial de los Sa-
lesianos y el director de la casa. Hubo represen-
tación de todas las Ordenes religiosas, de los pá-
rrocos y clero de Madrid, de las Conferencias de
S. Vidente de Paúl con su dignísimo presidente
general y del Centro de Defensa Social, asi como
numerosa concurrencia de cooperadores y coope-
radoras. I/a S chola Cantorum del Colegio cantó con
la afinación y gusto que la caracteriza, música po-
lifónica y gregoriana, llamando mucho la atención
especialmente de los que por primera vez la escu-
chaban.
» Descanse en paz el ilustre sucesor del Venera-
ble Don Bosco ». ^
De « El Universo » 16 abril.
CÓRDOBA. — En esta ciudad se celebraron los
funerales el 19, en la iglesia parroquial de S. Mi-
guel, y resultaron extraordinariamente tiernos y
severamente solemnes.
Al terminar la Misa, subió al pulpito el R. Sr.
D. Antonio Rodríguez Blanco, Rector de Santa Ca-
talina de Pozo Blanco, y pronunció una oración
fúnebre digna de su fama de elocuente orador.
El señor Rodríguez conocía bastante a D. Rúa y
á la Obra Salesiana, por haberse educado en el Co-
legio Salesiano del Nuestra Señora del Carmen en
Utrera. Evocó la simpática figura de D. Rúa con
tal colorido, que creíamos verle y con tal unción
que las lágrimas surcaban nuestro rostro.
CIUDADEI/A. — En la ciudad isleña se hizo el
funeral el 10, celebrando la Misa el Director de
la casa satesiana, P. Viñas, y asistiendo de medio-
Pontifical el Sr. Obispo. El M. I. Cabüdo de la
Catedral quiso cantar él mismo la Misa, que fue
perfectamente litúrgica.
V AI/ENCÍA. — No menos solemnes fueron los
que celebró la bella ciudad del Turia el 21 de abril.
« En el centro de la iglesia se había levantado
un severo catafalco de tres pisos, revestido de pa-
ños negros, alumbrado por gruesos blandones.
» Nuestro amantísimo Prelado, (el Exmo. Sr.
Guísasela) á pesar del luto que en la actualidad
viene guardando por la reciente muerte de su se-
ñor hermano, asistió á los funerales del Sucesor del
Venerable D. Bosco, significando con su presencia
el afecto que sentía por el virtuoso Sacerdote Dotí
Rúa, al cual había conocido y tratado.
» S. E. ofició de medio Pontifical, asistido por el
director del Colegio D. José Marmo y por el padre
encargado de los cooperadores P. Eusebio Echa-
lecu,
» En el Nocturno, Misa y responso ofició el Ca-
nónigo de esta Metropolitana muy ilustre Sr. Dr.
Sirvent, asistido de dos Padres Salesianos.
» A las diez en punto comenzaron las exequias
con el canto del Nocturno, interpretado por la
capilla de música del Colegio, bajo la dirección
del profesor don Ángel de Pablo.
» En los bancos dispuestos para los invitados al
fúnebre acto tomaron asiento, además de las re-
presentaciones de todas las Comunidades religio-
sas con residencia en esta capital los señores cónsul
de Italia, D. Ricardo Trénor, D. José Piscopo, D.
I/eocadio Jimeno, D. Eduardo Carrasco, D. José
G. Castillo, Sr. Balbbna y gran número de seño-
ras protectoras de las Escuelas Salesianas.
>> Entre las religiosas las más numerosas eran las
Hijas de María Auxiliadora, instituto fundado por
el Venerable D. Bosco > > .
De « La Voz de Valencia», 22 abril.
BARCEI/ONA. — Pero donde quizás han re-
vestido mayor solemnidad é imponencia, es en
Barcelona; lo cual no es raro, dado lo conocido que
era en ella D. Rúa. I/a distinguida Junta de Coope-
radores Salesianos que tan dignamente preside el
limo. Sr. Marqués de Pascual, tomó por su cuenta
el asunto y, en tales manos, no podía dejar de tener
éxito grandioso.
Escogióse el día 7 de Mayo, ó sea la trigésima,
y la iglesia central de Nuestra Señora de Belén,
una de las más espaciosas y seguramente la más
cómoda de la ciudad. En ella habían hablado D.
Bosco y D. Rúa. El templo, todo enlutado é ilu-
minado profusamente, presentaba un aspecto se-
vero é imponente que recogía el espíritu é invitaba
á orar y elevar el alma á las regiones más puras de
lo ideal.
Asistió de medio pontifical el Exmo. Sr. Obispo
I/aguarda, asistido por los beneficiados Sres. Fa-
rrero y Bassas y celebró el M. I. Sr. Portóles, Ca-
nónigo de esta S. I. C..
Ocupaban los puestos de preferencia, á más de la
eclesiástica, las autoridades civiles, militares y
académicas: los conséjales Sres. Carreras y Candi
y Albo; el General Moltó, en representación del
Exmo. Sr. Capitán General, que estaba ausente de
la ciudad; el Sr. Die, en representación de S. E. el
Sr. Gobernador; el H. Sr. D. Pío de Valls, en nom-
bre de la Diputación Provincial, y por el cuerpo
Universitario el Sr. Rector de la Universidad,
Barón Dr. Bonet.
El duelo fue presidido por el Sr. Inspector sale-
siano y sus consejeros de parte de los Salesianos y
las familias Pascual y Foncuberta por los Coope-
radores Salesianos.
Estaban representados el Colegio y Escuela Sa-
lesiana de Sarria, las Escuelas Gratuitas Salesia-
nas de Barcelona y el Colegio Salesiano de Ia y 2a
Enseñanza de Mataró.

8 Pages 71-80

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8.1 Page 71

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BSE 1910 VIII
195 —
Ademas >había representaciones de todas las
Comunidades religiosas de la ciudad, siendp la
más numerosa la de los kermanos de las Escuelas
Cristianas, en cuyos establecimientos aprendió
el finado las primeras letras. El vasto templo
estaba completamente lleno.
I,a Escolanía de Sarria ejecutó la severa Misa de
Mas y*Qerracán.
Al terminar la Misa pronunció la oración fú-
nebre el M. I. Dr. Más, Canónigo Magistral. Su
sermón fue; como suyo, elocuente y sentido. Tomó
un texto muy apropiado á D. Rúa: «Agradó á Dios ;
fue hallado justo, y en el tiempo de la ira fue un
instrumento de reconciliación » (Eccli, 44). Habló
de la misión pacificadora de la institución de D.
Bosco, haciendo ver cómo D. Rúa había sabido
cumplirla, precisamente porque empezó por agra-
dar á Dios, adornando su corazón con todas las
virtudes, especialmente con la unión con Dios « ya
que todas las obras verdaderamente grandes, co-
mienzan por una mirada al cielo ».
.
AMÉRICA.
BOGOTÁ. — El funeral del Rector mayor de
los Salesianos, tuvo lugar el día de trigésima, 6 de
mayo, en la iglesia del Carmen que está á cargo
de la importante comunidad Salesiana.
Pontificó el Ilustrísimo Señor Moisés Higuera,
Obispo titular de Maximópolis y asistió de semi-
pontifical el limo. Señor Arzobispo Primado acom-
pañado por los muy destinguidos Sres. Canónigos
é interesante representación de los sacerdotes se-
culares y regulares y del Seminario.
Se ejecutó la grandiosa misa de réquiem á tres
voces del Maestro Perosi.
También dieron realce á las honras la presencia
del Sr. Presidente de la República, Gral. Ramón
González Valencia, los ministros de Gobierno
é Instrucción Pública, Dres. Miguel Abadía Mén-
dez y Manuel Dávila Flores y el Sr. Gobernador,
Dr. Don Ramón Lago.
Lo numeroso y escogido de la concurrencia, el
suntuoso arreglo de la iglesia, la conmovedora mú-
sica y sobre todo la anterior comunión general
para sufragar el alma del inolvidable extinto,
hicieron de aquel día uno en gran manera memora-
ble, si bien de dolor por el palpitante recuerdo del
amado padre, también de consuelo por las valiosas
oraciones y sufragios que la gratitud de tan buenos
hijos tributaba á su llorado jefe y modelo en todas
las virtudes.
Conmemoraciones civiles
El Comité Turinés para los honores á Don Rúa.
Se reunió en sesión extraordinaria el 25 de
abril en la sala del Círculo « Giovanni Bosco »;
el Presidente Barón Manno, Senador del Reino,
después de lamentar la pérdida que Turín é
Italia habían sufrido en la muerte del Sucesor
de D. Bosco, preguntó si debido á esa circuns-
tancia debía disolverse el Comité. Tras larga y
serena discusión se determinó que siguiera cons-
tituido para ayudar á los. Salesianos fen-la Ex-
posición de Escuelas Profesionales que según el
Reglamento de la Pía Sociedad Salesiana debe
verificarse cada seis años, y hacerse iniciador de
una Obra permanente que perpetúe la memoria
y los méritos de D. Rúa. La actuación de tan
bella idea hallará apoyo decidido en todos los
Admiradores del pío sacerdote y de la Obra Sale-
siana.
TURÍN. — El 8 de mayo enValsálice. So-
lemne y conmovedora la conmemoración promo-
vida por el Círculo « Juan Bosco », que la misma
tarde del 7 lo había hecho en su domicilio social.
« Para tener una nueva prueba del afecto y
veneración que los Turineses tenían y tienen á
D. Rúa, dice la Stampa, bastaba hallarse ayer
en la subida de Valsálice, y particularmente en
el Colegio de las Misiones. Miles y miles de per-
sonas se reunieron para rendirle un tributo de
amor. A las 16 llenaban el patio algunos miles
de antiguos alumnos y Cooperadores Salesianos.
Presidía la Conmemoración el Senador Barón
Manno, y se hallaba rodeado de los Superiores
de la Pía Sociedad, de los Conséjales del Muni-
cipio, representaciones de la nobleza, de la Corte
de Apelación, del Clero, del laicado, y sobre todo
de una turba inmensa de pueblo, confundida con
las representaciones de muchas Asociaciones
de Antiguos Alumnos de los Colegios Salesianos.
» El orador oficial debía ser el Abogado Guido
Miglioli, Consejal Municipal de Cremona y An-
tiguo Alumno del Colegio Salesiano de Borgo
S. Maraño, pero impedido por una enfermedad
que le obligó á guardar cama, fue sustituido por
los Consejeros Municipales de Turín, abogado
Fino y Prof. Gribaudi, los cuales hablaron con
tanto afecto de D. Rúa, que arrancaron lágrimas
á los presentes.
» Mas que una conmemoración fúnebre al pie
de una tumba, aquello parecía una apoteosis. Y
en realidad lo fue ».
A lo que dice el colega, añadiremos algún de-
talle.
El Barón Manno abrió el acto declarando lo
que pensaba hacer el Comité para festejar el
50° aniversario de la misa de D. Rúa. « Pero
Dios quiso llevarlo para celebrarlo con él en el
cielo; pero los hombres de corazón no lo olvidan
y se consideran orgullosos en proclamarse sus
admiradores ».
El abogado Battú leyó las adhesiones, entre
las cuales despertó singular entusiasmo la de
Mons. Morganti, Arzobispo de Rávena. Salió

8.2 Page 72

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BSE 1910 VIII
. — -ig'6. .-
Gribaudi á la tribuna, y dijo que el «Círculo GENOVA. — En el¡ palacio ducal. -~ En los
Juan Bosco » representaba en ese momento a magníficos salones del histórico palacio, el 12 de
toda la falange de Antiguos Alumnos esparcidos mayo ante selectísimo y numeroso concurso, dio
por el mundo y que en todas las clases sociales, su conferencia sobre D. Rúa el célebre marqués
en el ejército, en la magistratura, en todas las de Crispolti. Estaban presentes las representacio-
carreras, en todos los oficios, honran á sus maes- nes de la Corte de Apelación, del Ayuntamiento,
tros y se glorían de haber pasado los mejores del cuerpo académico; del Comercio, deUclero/
años en los Institutos Salesianos >>. Habló .del de los Salesianos, de la Intendencia, y un selectí-
espíritu democrático que anima á la Obra Sale- simo grupo de señoritas y damas. El gran: orador
siana, del espíritu de abnegación de D, Rúa dedir subió á la tribuna, acompañado por los abogados
cado continuamente á los humildes • que llegó^ Parodi y Cappa y acogido con una salva de
á todos los puntos de la tierra; por eso ha sido aplausos, y habló durante hora y cuarto con su
umversalmente llorado. Recordó á los alumnos habitual elegancia, ganándose desdé el prin-
el deber que tienen de difundir doquiera el espí- cipio las simpatías del auditorio. Tras una b'fev^1
ritu de D. Bosco y de D. Rúa, que es espírituver- introducción sobre la vida de B. Boscq yDon
daderamente cristiano, es decir, espíritu de abne- Rúa, entró á hablar de la Obra, bajo el tríplice
gación y de amor. « En nombre, pues, de milla- ' aspecto de. protección de la infancia, de con-
res y millares de ex-alúmnós, no sólo de Italia, quista de las tierras salvajes y tutela de los emi-
sino de Europa y del mundo, nosotros, ex-alumnos grantes en extrangeras playas; recuerda sus altos
de Turín, prometemos ante tu tumba, ¡oh Padre! ideales sostenidos por la fe y la oración, por lo
permanecer siempre fieles alas enseñanzas reci- cual ha progresado por encima de otras institu-
bidas en los Colegios Salesianos..... Todo lo de- ciones semejantes; hace una breve estadística
bemos á vuestras obras y nosotros, discípulos de las casas y personal salesiano.
agradecidos, os ofrecemos nuestros corazones y « D, Rúa santo, concluye, 0fué colocado en
nuestra vida! ».
Valsálice, que hace parte déla misma cadena qué
Fino habló por todos los ausentes que, no Superga. Y así como al templo erigido en Su-
pudiendo hallarse con el cuerpo, están allí con perga á la memoria de los héroes iríamos á beber
el espíritu; y con ésa su elocuencia finísima, vi- el valor sila patria nos llamase, Dios no lo quiera,
brante y poderosa, llena de escogidas y escul- á defenderla contra un enemigo; así á Valsá^
tóricas imágenes, evocó la inolvidable figura de lice iremos á inspirarnos en las ideas del culto,
D. Rúa, su obra de candad, de amor, de fe; exaltó y de las obras buenas de, civilización y cari-
la memoria de quien murió como patriarca, des- dad, que hallaron en D. Rúa el apóstol más fer-
pués de embalsamar el mundo con sus virtudes; viente ».
habló de él como pacificador social; recordó las Al día siguiente Crispolti daba otra conferencia'
peregrinaciones conducidas por Le Mire y León en CHIÁVARI.
Harmel, que quisieron pasar antes por « la ante-
cámara italiana de la cristiandad » y recibir en
Turín y Valsálice la bendición y los paternales
consejos del Sucesor de D. Bosco; y terminó con
.En MILÁN tuvo lugar el 22 de mayo en el
Círculo Popular, con discurso del Prof. Esteban
Trione y de Mons. Coppel.
una brillante apostrofe al apóstol de los obreros , En ESPECIA se verificó el 10 de abril en el
que ha preparado á la sociedad una generación Círculo de S. Luís ; estuvo la conferencia á cargo
de cristianos y ciudadanos seguros, conscientes, del abogado Pablo Boracchia, y en Su espléndido
que sabrán merecer bien de la Religión y la Pa- discurso desarrolló este tenia: « Los Salesianos
tria y también la bendición de D. Rúa desde el en sus numerosas obras y con su espíritu cató-
cielo.
licamente democrático demuestran la fecundidad
Por último el abogado De Lauso hizo notar de la Iglesia y su influencia en la sociedad bajo
en su discurso que el método educativa de Don todas las formas, y D. Rúa ha sido su inspirador
Bosco y de D. Rúa se había adelantado á las ardiente y organizador tenaz ».
conquistas de la ciencia jurídica; y dio las gra-
cias á los presentes, en1 nombre de los sobrinos
y parientes, aunque delicadamente observa que
los parientes de D. Rúa son todos los Salesianos
En CHIOGGIA, en LUCCA se hicieron seme-
jantes funciones bajó la iniciativa de tos Anti-
guos Alumnos. . - . . . . -
esparcidos por el mundo.
En TARENTO hicieron una solemne conme-
Cerró la velada Mons. Muriana, diciendo breves moración los RR. PP. Carmelitas, hablando uno
frases con afecto de antiguo alumno y con per- de ellos, el P. Estanislao Cola, Director de la
fecto conocimiento de D. Rúa y de sus obras; y Unión Popular, de la oportunidad de honrar al
en seguida se dio la Bendición con el Santísimo hombre ilustre y venerando, cuya muerte llora
Sacramento.
todo el mundo, siguiéndolo el P. José Frascella,

8.3 Page 73

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BSE 1910 VIII
.— 197
cuya docta y hermosa conferencia fue una apo-
teosis de la Obra Salesiana.
En VÁRESE se hizo en la Unión Católica Va-
resina y fue orador el elocuente Dr. Maddalena.
En CASTEGGIO, el 21 de mayo. Comenzó por
una misa fúnebre en la parroquia. Por la tarde
pronunció una oración el dr. Testone, y para
hacer algo práctico en memoria de D. Rúa, fun-
daron una Asociación de Antiguos Alumnos,
ya que Antiguos Alumnos fueron los iniciadores.
(Hablaron el Director del Giorno y el redactor
del Momento).
Además en multitud de Círculos, Asociaciones,
reuniones se han celebrado muchísimas conme-
moraciones que la prensa local reseña; pero que
nosotros con sentimiento no podemos reproducir.
Agradecemos desde lo más profundo del alma
á todos nuestros cooperadores y á todos los ad-
miradores de D. Rúa, estas manifestaciones de
cariño, y al pie de su tumba les renovamos la
promesa de seguir laborando sin descanso en
la obra á que él dedicó sus energías, especial-
mente en beneficio de la juventud y de los hu-
mildes.
Ecos de la Prensa.
A la corona que le ofrecimos á D. Rúa en el
número anterior, unamos dos flores más, reco-
gidas al acaso en las líneas de dos periódicos ita-
lianos de Buenos Aires que se hallan bastante
lejos del campo católico.'
Un grande Italiano.
« ..... Su vida fue admirable por la actividad,
piedad y amor á los humildes. Nada de aspereza
en su carácter, nada de intolerancia en el desa-
rrollo de su obra benéfica, inspirada sólo en los
sentimientos de religión y patria.
» ..... Todo el bien realizado por su Instituto
se refunde en él como en centro directivo; todos
los niños educados en los institutos salesianos lo
llaman Padre; hasta las hordas salvajes lo miran
como su apóstol.
» La,muerte de.D. Rúa es un luto para todos
los italianos que, libres de preconcebido espí-
ritu sectario, contemplan la obra que realiza la
Sociedad Salesiana con la elevada mira de le-
vantar moralmente al pueblo y con un sincero
patriotismo.
» Con la muerte de D. Rúa, Italia no cierra
ciertamente el álbum de sus grandes hijos; pero
está fuera de toda duda que pierde uno de los
más altos representantes de aquella fe sincera que
remueve las montañas y obra milagros.
» Amigos y admiradores de cuantos hacen
seriamente el bien y cooperan al bienestar y á la
dignificación de los humildes, desde estas co-
lumnas damos al P. José Vespignani y a todos
los Salesianos de la Argentina, nuestro sincero
pésame. ,
(La Patria degli Italiani, B. A. 7 abril).
Un digno Sacerdote.
« La figura de D. Rúa, tan popular y simpar
tica, es recordada en estos momentos en todo
sitio de la tierra en donde, con la cruz, ha en-
trado la propaganda religiosa, que en él teñía uno
desús más férvidos e inspirados directores.
» Los católicos se asocian oficialmente al duelo
y piden al cielo se muestre propicio para con el
alma del digno Sacerdote, que avanza al Pa-
raíso; nosotros, que vivimos en otro mundo de
ideas, en otro ambiente y otros principios, nos
inclinamos igualmente ante la tumba del vale-
roso y convencido soldado de Cristo.
» Continuador de Dotí Bosco, D. Rúa ha dado
al vmundo la prueba del sacrificio constante de
su inteligencia y de su actividad por el triunfo
del principio cristiano y para consolidar cada
día más, las bases de la organización salesiana,
benéfica institución, cuya importancia en todas
las regiones del mundo sería vano desconocer.
» Don Miguel Rúa ganó la mayor de las sim-
patías, por su gran modestia, por la sencillez
de su vida, exclusivamente dedicada al ejer-
cicio de su misión.
» Ni fausto, ni esplendores, ni lujos. Vivía mo-
destísimo entre los modestos, en un aposentillo
del primer piso del inmenso Colegio en donde no
había nada que no recordara el programa de toda
su existencia.
...... Mientras su nombre pasa á la posteridad,
y su tumba se cierra entre las plegarias de la
colectividad católica que con razón llora á uno
de sus más ilustres miembros, nos complacemos
en escribir, con tranquilidad convencida de con-
ciencia, que D. Miguel Rúa fue de verdad un
digno ministro de Dios.
(// Giornale dyItalia'di B. A., 7 abril).
Un ilustre escritor florentino, el profesor Elíseo
Battaglia, acaba de escribir una obra titulada
Un sovrano della bontá (D. Michele Rúa), Ditta
Paravia, de la cual D. m. daremos una muestra
á nuestros lectores en el próximo .número, tra-
duciéndola expresamente pa*a el Boletín Sale-
siano.

8.4 Page 74

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BSE 1910 IX
4
das .florestas y realizan empresas increíbles,
sin miras ni ambiciones de lucro ni de mando,
ni de gloria; sino sostenidos por el brillo de
la gloria de Dios y el deseo de salvar las
almas, haciendo de pa$o partícipes á los
bárbaros de los esplendore^ de .la civiliza-
ción cristiana.!
Su gprito de guerra en tuedio de Ja inarcha;
terrible pero alegre y cara á su corazón y que
termina siempre con la victoria, como su ora-
ción más intensa en el recogimiento íntimo y
en el momento de la lucha espiritual y del
peligro, es esta voz que va de su corazón á
Dios: «Da mihi animas caetera tolle! » Pa-
labras sublimes, que cual lema heráldico
que concentra en todo un programa de
oración y vida, brillan con caracteres de oro
en la blanca bandera inmaculada que tienen
desplegada al viento sin abatirla jamás por
interés ó cálculo, por furia ó por asaltos,
estos soberanos de la Bondad, llámense á
través de los siglos y las vicisitudes hu-
manas, Benito de Nurcia, Francisco de Asís,
Vicente de Paúl, Francisco de Sales, Cotto-
lengo, Fray Ludovico de Casoria, JuanBos-
co, Miguel Rúa, el postrero de todos en
orden al tiempo.
El mundo se conmovió á su muerte como
no se conmovería á la muerte del más po-
deroso monarca de la tierra, que, puede dejar
atónita la tierra, pero fría. A los pobres, á
los humildes, á los que viven de penas y de
trabajo rudo incesante, á los que apenas
se asoman á los umbrales de la civilización
sacados de su nativa barbarie y sostenidos
por una mano fuerte pero benévola en nom-
bre de Cristo, ó empujados por la fuerza
desapiadada de las armas, ¿ qué les importa
si un'hombre baja de los esplendores del
trono á las oscuridades del sepulcro ? Este
poder de conmoción universal arriba y
abajo, lo ejercen solamente aquellos cuyo
influjo en un modo ú otro, directa ó indi-
rectamente, ha sentido la humanidad-
A los funerales de los reyes acuden las
turbas, movidas por la curiosidad de un es-
pectáculo imponente de fasto y pompa, que
se prepara y atrae; van porque la misma
turba es espectáculo para sí misma; peuo
á los funerales de estos Soberanos van por
una necesidad del corazón, para dar una
satisfacción á ese sentimiento íntimo, innato,
desapercibiólo casi p§ra todos, pero que á
veces se despierta irrefrenable, de rendir
homenaje á la grandeza .de la, naturaleza
Rumana que se ha difundido toda en alguna
alma excelsa, por medio de la manifestación
m4s poderosa y brillante, la de la Bondad,
es decir la qué más la acerca á su divino
origen.
Y los pueblos sienten más esta necesidad
y más se abandonan á ella, cuando estas al-
mas salen desús humildes esferas, en las
cuales suele haber tesoros escondidos de
bondad que darían todas sus sanas y fuertes
energías para el bien común, si no las com-
primiese ó dispersase la maldad de muchos,
y si la fatal inercia de los más, no las inu-
tilizara negándoles el auxilio eficaz para
salir á la luz, fructificar bajo el benéfico y
puro sol del amor á los más pobres, á los
más necesitados de pan y educación, á los
cuales después la sociedad, frecuentemente
injusta, les pide cuenta de aberraciones
y crímenes, no cuidando de examinarse
á sí misma para ver si no es más culpable
por el abandono moral ó material en que
los dejó.
De las esferas más bajas del pueblo han
salido en todo tiempo casi todos los más
insignes bienhechores de la humanidad, como
salieron en el nuestro D. BOSCO y D. Rúa;
y el pueblo ha sentido la sangre de ellos
correr por sus propias venas, ha sentido
los latidos de su corazón batiendo unísonos
con el propio corazón; los ha oído hablar
en su propio lenguaje aun mientras eleva-
ban sus corazones y sus almas con ideas y
sentimientos que los enaltecían en las visio-
nes de horizontes vastos, nuevos y puros,
desconocidos antes. Ha sentido que un espí-
ritu de fraternidad venía de ellos á él como
tibio vsoplo de primavera, que pasa por so-
bre troncos y malezas áridas y los vivifica y
embellece con yemas prometedoras de fru-
tos; ha visto que ellos, los soberanos de la

8.5 Page 75

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BSE 1910 IX
215 —
Bondad, se quitaban los vestidos que los
cubrían, el pan que los nutría; para dárse-
los á él y ásus hijitos que padecían frío y
hambre; y ese pueblo que se sintió favore-
cido y socorrido por ellos, corrió á ellos con
empuje y en sus bracos se arrojó mientras
vivían, y cuando la Muerte, sierva de Dios
y hermana maestra, vino á llevar á los cielos
su alma, besó con lágrimas sus despojos,
como si al partir ellos viniese á faltarle
algo de su propria vitalidad, por haber ce^
sado esa correspondencia directa de cora-
zón á corazón, de mirada á mirada, de son-
risa á sonrisa; al borde del sepulcro, sintió
que había perdido un Padre!
ELÍSEO BATTAGLIA {í)
A LA MEMORIA DE DON RÚA
¿QUIÉN ERA DON RÚA?
nmensa es la dificultad de dar una idea
de las múltiples obras que realizó D.
_____ Rúa en los 22 años de su gobierno.
Sin embargo no pódenos dispensarnos de hacerlo
siquiera rápidamente. '
El Sucesor de D. Bosco.
Tres semanas después la muerte de IX Bosco
— á 24 de frebrero de 1888 — D. Rúa fue reci-
bido en especial audiencia por León XIII.
— ¡ D. Rúa! di jóle el Papa al verlo — ¡Vos
sois el Sucesor de D. Bosco! Siento al par de vos-
otros la inmensa pérdida, pero me alegro por
que Bosco era un santo y desde el cielo no dejará
de asistiros.
El saludo de León XIII sintetiza la obra de
D. Rúa. El era « el Sucesor de D. Bosco! »
« Encargado de hacer sus veces, escribía hu-
mildemente el 31 de enero 1888, haré cuanto
pueda para corresponder á la expectación de
todos. Ayudado de los consejos y la obra de mis
hermanos, estoy seguro de que la Pía Sociedad
de S. Francisco de Sales, sostenida por el brazo
de Dios y asistida por la protección de María
Auxiliadora, confortada por la caridad de los
beneméritos Cooperadores y Cooperadoras, con-
tinuará las obras iniciadas por su llorado Fun-
dador, especialmente la educación de la ju-
ventud pobre y abandonada y de las misiones
extranjeras. »
Y así fue. Después de Dios, á D. Rúa se debe
un voto de alabanza.
« He visto un milagro, — decía un Coope-
rador de Nice, en febrero de 1890 á propósito
de la visita de D, Rúa á la ciudad de la Costa
Azul — he visto un milagro: D. Bosco resucitado.
» D. Rúa no es solamente el Sucesor de D. Bosco,
es otro D. Bosco: la misma dulzura, la misma
bondad, la misma grandeza de alma, la misma
alegría sencilla y serena irradiando de su per-
sona.
» Todo es milagro en la vida y las obras de
D. Bosco; paro esta perpetuidad de Él mismo
en D. Rúa, me parece el más grande de todos
esos milagros. ¿Dónde están los grandes hom-
bres, y ni aun los grandes Santos que hayan po-
dido darse un Sucesor igual á sí mismos? »
Su heroico programe».
Y tal aparece á la vista de todos. D. Bosco le
había dicho: « Siempre haremos por mitad; »
pero él, D. Rúa, se le entrega todo, sin reserva:
mente, corazón, fuerzas, la vida toda. Tenía dos
grandes amores Dios y D. Bosco, que en rea-
lidad eran uno mismo, / Dios! porque en D. Bosco
veía al siervo escogido de Dios. En consecuencia
formuló así su programa: Todo por Dios y con
D. Bosco.
La Providencia le había dado temple de
acero, escogido talento y todo un conjunto de
admirables energías con las cuales hubiera po-
dido llevar á cabo grandes cosas de propia ini-
ciativa y con sello propio. Si se hubiera dedicado
á los estudios clásicos, habría sido un grande y
erudito poliglota; pues en la Universidad de Tti-
rín dio inequívocas muestras de una facilidad
extraordinaria para las lenguas, incluso el he-
breo; si se hubiera dedicado al ejercicio pastoral,
dadas sus raras prendas de corazón y carácter,
(i) Un Sovrano della Bontá (D. Michele Rúa) 1910.
Ditta G. B. Paravia e Comp. Torino.

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BSE 1910 IX
2l6
su exquisita cortesía, sus paternas delicadezas,
su celo apostólico y el espíritu suave de humil-
dad que embalsamaba todas sus palabras y actos,
habría hecho, como vulgarmente se dice, una rá-
pida y espléndida carrera.
, En vez de esto, prefirió sacrificarse de tal
modo á sí propio, que parecía no tener ni ideas,
ni aspiraciones, ni personalidad propia; .des-
pués de haberse modelado perfectamente en
D. Bosco, consumió su vida en el proseguimiento
de la obra con escrupulosa fidelidad y con esa
genialidad misma que habría tenido el grande
apóstol. Hasta cuando alentaba á las virtudes
á las juveniles turbas que festivas sé agrupaban
á su alrededor, ó cuando señalaba á sus her-
manos el campo del trabajo y los medios de rea-
lizar los ideales salesianos, ó cuando excitaba
la caridad de sus Cooperadores y admiradores,
no decía nunca: « Yo querría, yo os digo, yo os
aconsejo....» sino siempre y en todo caso: « D.
Bosco decía, D. Bosco enseñaba, D. Bosco quería. »
Todo para
Heroica generosidad, á la cual Dios otorgó
generosa recompensa: por medio de D. Rúa, D.
Bosco vivió 22 años aún después de muerto,
y con verdadera vida, sin falsificaciones ni imi-
taciones contrahechas, sin restricciones, sin
incertidumbres.
La misma caridad, amplia y maravillosa, que
había hecho á D. Bosco todo á todos durante su
vida, continuó animándolo después de muerto;
que no fue ni estrecho ni estacionario el espíritu
con que D. Rúa se puso á imitarlo, sino que fue
espíritu amplio, emprendedor y progresivo.
Bajo su mando, los Oratorios festivos se en-
riquecieron de palestras y círculos sociales, de
modo que han llegado á ser la cuna de las fu-
turas generaciones cristianas; las Escuelas Pro-
fesionales, mucho antes que de ellas se preo-
cuparan los gobiernos y legislaran sobre ellas,
tuvieron programas didácticos teórico-prácticos
de indiscutible sabiduría y prudencia; á los
estudios clásicos se añadieron los técnicos y co-
merciales, al lado de los colegios, quiso 1os pen-
sionados ó casas para estudiantes universitarios.
Millares y millones de emigrados vieron, al
desembarcar en remotísimas playas, correr á
su encuentro á los hijos de D. Bosco con el len-
guaje de la patria en los labios y^la caridad de
Jesucristo en el corazón.
Ni dejó sin alivio á los hijos del dolor: á los
niños que jubilosos cantan en la casa de Valdocco
y demás fundaciones Salesianas del mundo,
unió las multitudes más dolientes de los enfer-
mos más rechazados del mundo, porque hasta en
Agua de Dios y Contratación, donde yacían poco
menos que abandonados algunos millares de le-
prosos, mandó á los hijos de D, Bosco, quienes,
á par del templo y del hospital levantan el Ora-
torio festivo y las Escuelas , .y así los hijos del
dolor aprendieron también á arrancar alegres ar-
monías de los instrumentos musicales, armonías
benditas que, unidas á las armonías espirituales
que surgen al contacto de la caridad, la esperanza
y la fe, devolvieron al marchito labio del le-
proso, la sonrisa que había emigrado desde largos
años.
Compasión por los pobres.
Como su corazón está diariamente en con-
tacto con toda suerte de miserias, su caridad no
tiene límites. Un día, narraba él mismo en pú-
blica conferencia el Febrero 1890, hubo de
asistir á cuatro escenas desgarradoras en el breve
espacio de una hora. Eran las 9, y acababa de
celebrar la santa misa, cuando se le presenta en
la sacristía de M. A. una pobre mujer con cuatro
chiquillos pálidos y andrajosos: el mayor no pa-
saba de diez años. La infeliz se arroja á sus
pies y le cuenta como la influenza la había dejado
viuda y en la más espantosa miseria y le su-
plica le reciba alguno de esos niños en sus ca-
sas.
De ahí á poco, cuando sube á su aposento,
he aquí un hombre de 53 años narrando la
misma historia y pidiendo el mismo favor. Ha-
bía muerto su hermano dejando en la miseria á
su mujer con dos hijos, y aunque él era pobre
y cargado de familia, estaba pronto á recibir
la viuda con un niño; pero no podía absoluta-
mente cuidarse del sobrinito mayor.....
No había bajado la escalera nuestro hombre
cuando se presenta un tercero. Es un joven de
22 años que quedara huérfano con un herma-
nito de 14, y viene á recomendarlo á D. Rúa,
pues no sabe ni arte ni oficio.
Salido éste, llega el cuarto. Es un joven de
18 años, demacrado y enfermo por falta de ali-
mento, y pedía pan y trabajo.
« Y D. Rúa (decía él), ¿qué hará? ¿Los des-
pachará sin consuelo? Su corazón no puede ser
indiferente á tantas desventuras. Sabe que la
Divina Providencia, aunque muchas veces nos
hace suspirar, nunca falta cuando hay verdadera
necesidad. Y por esto, agranda las casas exis-
tentes, levanta nuevas, alarga la mano á los
cooperadores y cooperadoras y pide socorro;
pide socorro para los menesterosos, y dice:
» Mis buenos Cooperadores: algunos millares
de niños os piden misericordia> por medio de no-
sotros. Ellos son huérfanos,están en la miseria;
¡ ah! socorredlos. La limosna os alcanzará el
perdón de vuestros pecados, prosperará vuestros
negocios temporales y os asegurará un puesto
glorioso en la eternidad. »

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BSE 1910 IX
217 —
Obras rca(i2ada£.
¿Qué hizo, pues?
A la muerte de D. Bosco, la Pía Sociedad Sa-
lesiana contaba 64 casas, esparcidas en Ita-
lia, el Trentino, Francia, España, y Ultramar:
Argentina, Uruguay, Chile y Brasil: las misio-
nes estaban limitadas á la Patagonia y Tierra
del Fuego. D. Rúa elevó las fundaciones sale-
sianas á 341, multiplicándolas en los lugares ya
existentes y extendiéndolas: en 1889 al Cantón
Ticino, en 1890 á Colombia, el 91 á Bélgica,
Argel y Palestina, el 92 á Méjico, el 94 á Portu-
gal, Venezuela y Perú, el 95 al Austria, Túnez
y Bolivia, el 96 al Egipto, Colonia del Cabo,
Paraguay y Norte América, el 97 al Salvador, el
98 á las Antillas, el 903 á Turquía, el 906 á la
India Inglesa y la China, el 907 y 908 á Mozam-
bique, Costa Rica, Panamá y Honduras.
A las misiones de la Patagonia, que bajo su
gobierno alcanzaron su desarrollo completo,
conquistando definitivamente á la Civilización
y la Religión á esas razas decaídas, añadió las
de los Jíbaros de Méndez y Gualaquiza, en el
Ecuador y la de los Bororos en el Brasil. Ésta
ultima ostenta ya florecientes colonias y granjas
agrícolas que en la Exposición de Rio Janeiro en
1908 obtuvieron los mejores premios y distin-
ciones.
Gomo (o logró.
Este éxito expansional se debe, es verdad,
primeramente al carácter especial que á sus obras
imprimió D. Bosco, tan adecuadas á las nece-
sidades y tendencias de estos tiempos y luga-
res; pero también, y no peco, á las esclarecidas
virtudes de su Sucesor.
Nada decimos del heroísmo de su fe, por la
cual caminaba tranquilo,, sereno y constante en
medio de las mayores dificultades y contradic-
ciones; lo dirá la historia; pero no podemos callar
su operosidad , más única que rara, aquel suave
empuje á la virtud y al bien que su presencia in-
fundía, la luz maravillosa de sus ejemplos y la
ternura de su corazón paterno.
Su actividad.
A las 4,30 de la mañana en verano, á las 5 en
invierno, estaba ya infaliblemente en pie.
Asistía á la meditación de la comunidad y se
retiraba á trabajar fuerte hasta las 8. A las 8,15
decía Misa, daba gracias, se desayunaba muy
ligeramente y sin descansar subía á su aposento
á dar audiencia hasta medio día. Eran bienhe-
chores, admiradores, celosos seglares, humilde
y necesitada gente del pueblo, enfermos, de-
seosos todos de una bendición, de un consuelo,
de un alivio.
A las 14 se encerraba á trabajar ^hasta las 19
en su aposento, ó bien en la ciudad en ésta ó a-
quella familia, donde su visita era siempre un
regalo y jamás una pérdida de tiempo, pues —
ya se sabía — pasados los necesarios cumplidos
se retiraba solo á un cuarto y allí sacaba su nu-
merosa, correspondencia, leía, anotaba, escri-
bía hasta entrada la noche. Al despedirse, tenía
siempre una palabra de reconocida gratitud
y volvía apresuradamente al Oratorio á des-
pachar con los Superiores ó con algún hermano,
hasta la hora de cena. Y como si esto no bastara,
durante los pocos pasos que daba por el patio ó
corredores después de cenar, tenía siempre con-
sigo algún hermano con quien tratar asuntos im-
portantes; rarísimas veces y por tiempo muy
breve paseaba, aun entonces, por recreo.
Por la noche, uña vez terminadas las oraciones
de la comunidad, rezaba el Rosario, paseando
lentamente bajo los pórticos, subía al aposento
y trabajaba regularmente hasta las n; y no
hablemos de las noches pasadas de claro en
claro. ¡Cuántas veces permanecía sin ser tocado
el pobre diván que le servía de cama!
Los viajc£.
Y tanta actividad no lo encerraba en la
estrecha celda, adonde tantas personas acu-
dían, de donde partían á todo el mundo eficaces
impulsos al bien; casi cada año emprendía lar-
guísimos viajes ya para animar á sus hijos, ya
para arbitrar recursos, siempre buscando nue-
vos medio de difundir las ideas y el espíritu dé
D. Bosco.
Estas largas excursiones apostólicas lo lle-
varon frecuentemente fuera de la península.
En 1890 recorrió Francia, España, Bélgica é
Inglaterra; el 91 Francia y Suiza; el 94 Alemania,
Bélgica y Holanda; el 95 la Palestina; el 99
Francia, España, Portugal y Argel; el 900 Si-
cilia y Túnez; el 904 Polonia, Suiza y Bélgica;
el 906 Inglaterra, Francia, España, Portugal y
Malta, y en 1908 realizó un larguísimo viaje por
Austria, Turquía, Palestina, y Egipto, fuera de
los numerosos viajes por Italia, que termina-
ron con el de Roma en 1908, para la consagra-
ción del templo monumental de Santa María Li-
bertadora, por él erigido en el Testaccio y ofre-
cido á Pío X cual homenaje de los Salesianos en
el Jubileo Sacerdotal.
Cada viaje era un triunfo, por el entusiasmo
que despertaba á su paso; pero también era una
serie no interrumpida de enormes fatigas: plá-
ticas, sermones, audiencias, discursos, visitas
capaces de cansar el más ardiente celo y aba-
tir la fibra más robusta.' "
« En cada casa — escribía su secretario de
viaje en 1899 — se le recibe con entusiasmo y

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BSE 1910 IX
218 —
veneración, no sólo por los hermanos y alumnos, reverencia profunda, sentida, inefable. Pero él á
sino también por los extraños, especialmente los su vez, ¡cuánto no nos armaba!
Cooperadores. En Sarria, S. Vicent, Béjar, los « Nuestro amadísimo Padre D. Bosco — nos
Ayuntamientos en cuerpo salieron con el Clero escribía humildemente — había pedido la efi-
y el pueblo á recibirlo. lyos Obispos de Santan- cacia de la palabra, y su fructuosísimo aposto-
der y Salamanca, los Escolapios de Zara- lado probó que el Señor lo había escuchado. Yo,
goza, los Carmelitas de Alba de Tormes, los su indigno Sucesor, sé que no he merecido una
Jesuítas de Bilbao y Salamanca le hicieron gracia tan grande, pero os suplico, queridísimos
tales demostraciones de estima, que es imposi- hermanos, que me la alcancéis del Señor, sea
ble imaginarlas mayores. Y luego, doquiera se con fervorosas oraciones, sea grabando en la
le ve rodeado de personas que le piden un con- memoria y poniendo en práctica las recomen-
sejo, periodistas que piden una palabra, una daciones que os doy de cuando en cuando de
frase, enfermos que piden una bendición. I/argo palabra y por escrito. »
sería el decirlo todo... Me limito á decir que se Y sus recomendaciones eran las de D. Bosco,
repite lo de D. Bosco, sin excluir lo de echar ti- siempre llenas de bondad paterna.
jera en los vestidos al pobre de D. Rúa! »
En una Carta á los Salesianos de Buenos
Aires en 1888, les decía: « I^a grande caridad
El hombre de Dios. que informaba el corazón de nuestro amado D.
Ciertamente su figura quedará en muchos,
« como una señal de lo invisible, como una ra-
zón sentida para creer, (escribe la noble dama y
Cooperadora doña Mariana Mazzei de Florencía):
á primera vista, el ojo quedaba casi descon-
tento, porque ninguna cualidad inesperada lo
había herido, á no ser la aparente caducidad de
aquel cuerpo extenuado. Muchos tal yez, en-
contrándolo por la calle sentían por él la com-
pasión del que, sintiéndose fuerte y creyéndose
dichoso, dice: jpobre hombre! y pasa de largo.
» Pero para los que, encontrándolo, le habla-
ron, no era así: á su lenguaje no estábamos acos-
tumbrados. Su sencillez despertaba nuestro in-
terés; pero como él y los suyos, con encanta-
dora modestia ponían cuidado en evitar lo que
pudiera sugestionarnos, nos limitábamos en
Bosco, de santa y viva memoria, avivó con el
ejemplo y con la palabra, la chispa de amor que
Dios misericordioso había puesto en el mío, y
yo fui electrizado en su amor, por el cual, si
sucediéndole no he podido heredar las grandes
virtudes del Fundador, en cambio su amor ha-
cia los hijos espirituales, ¡ah! eso sí siento que el
Señor me lo ha otorgado! Todos los días, todos
los instantes del día los consagro á vosotros, y
es justo, desde que al Señor le plugo confiaros á
mis solicitudes paternales. Y por esto, yo ruego
por vosotros, pienso en vosotros, obro con vos-
otros como una madre con su hijo único. Una
sola cosa os pido en cambio: haceos santos, gran-
des santos. »
¿ Y cómo puede alguien ser indiferente a u n
lenguaje de este género?
un principio á oír con curiosidad intelectual
sus palabras siempre de caridad, frecuente-
La predicación del ejemplo.
mente de fe. Mas la expresión de esta fe tan
natural y positiva, insinuaba poco á p^co en
nuestros corazones un sentimiento nuevo de rea-
lidad, la tranquila quietud de la evidencia y,
antes de que pudiéramos advertirlo, la atención
se había trocado en veneración . Nos sorpren-
díamos de la indiferencia que habíamos expe-
rimentado al encontrarlo, nos arrepentíamos del
primer juicio formado. Aquel que el ojo carnal
no había visto, habíalo descubierto y reconocido
de pronto el alma, el alma consolada y satisfecha
de la suerte que le había cabido y miraba fija-
mente para ver cuanto podía; y humillada y casi
turbada por el misterioso fulgor entrevisto,
exclamaba: « ¡Este hombre es un varón de Dios! »
A la atractiva eficacia de su palabra, el buen
padre unía el esplendor de los ejemplos. Basta
recordar, por ej., su espíritu de pobreza.
« Leyendo la historia de nuestra Pía Sociedad,
solía decirnos, no podemos menos de exclamar:
Digitus Dei est hic! En toda vicisitud próspera ó
adversa, vemos á cada instante la mano de la
Providencia, que conducía á D. Bosco y ahora
conduce á sus hijos y que con maternal ter-
nura provee á nuestras necesidades. »
Pero agregaba:
« Si esto por una parte debe inspirarnos suma
confianza de que la divina asistencia no nos
faltará nunca, debe también por otra hacernos
pensar bien en el uso que hacemos de los me-
Corazón de padre.
dios que la Providencia pone en nuestra mano.
No olvidemos que D. Bosco nos prometió su
« ¡Es todo de Dios! » repetían sus hijos más protección desde el cielo, hasta tanto que se
que otro alguno, porque mejor que nadie lo co- conserve entre nosotros el espíritu de pobreza,
nocían. Ellos lo distinguían con un afecto y una ó mientras sea honrada la pobreza!»

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BSE 1910 IX
— 219
Y no eran solas palabras: todos repetían de sicilianos en las mismas circunstancias, des-
él lo que de D. Bosco se decía:
pués de los desastres del 28 diciembre 1908.
« Pobre será siempre su vestido, pobre su ha- Tampoco le faltaron pruebas elocuentes de
bitación » y aunque « poblará la tierra de cen- admiración y gratitud por parte del mundo ci-
tenares y millares de iglesias y admirables ins- vil. Omitiendo hechos propianaénte individua-
titutos, él se contentará y se gloriará de recono- les, (como el de Malta dedicándole una calle y
cerse mero instrumento de la Providencia; para Castelnuovo nombrándole ciudadano honora-
sí no pedirá, no aceptará nada: el último puesto, rio), dulces fueron para su corazón las repeti-
la última sotana/el último pan le bastarán. » das instancias de ciudades, ministros, enteras
Un día subía con su paso rápido habitual el naciones para obtener una fundación salesiana,
camino de Valsálice, leyendo, como de costum- y los triunfales éxitos alcanzados por la Obra
bre cuando iba solo, su numerosa corresponden- de D. Bosco en cien concursos, como en la Ex-
cia; cuando mirando casualmente el suelo, vio posición internacional de Turín en 1898 en que
un pedazo de pan en medio del camino. Se in- se adjudicó á la Pía Sociedad el premio pro-
clina, lo recoge, le sacude el polvo y, creyéndose puesto « á la Institución que mejor provee á las
solo, se lo come con verdadera devoción.
necesidades de las clases obreras, » y en la de Mi-
Un caballero que por acaso iba detrás, al lán de 1906 en que como Institución Social,
ver él hecho, afloja el paso, temiendo Irerir obtuvo el gran premio con medalla de Oro.
la humildad del piadoso y mortificado sacerdote, Pero aun en medio de tanto desprendimiento,
si se veía descubierto; pero lleno de curiosidad, caridad y heroísmo no le faltaron las espinas;
continuó sin perderlo de vista hasta ver que espina punzantísima fue la tempestad de fango,
entraba en el Colegio de las misiones, y enton- traidoramente ler/antada en 1907, pocos días
ces llama también él y pregunta quién era el sa- después de la Introducción de la Causa de Bea-
cerdote que había entrado poco antes, quedando tificación dé D. Bosco, decreto que el venerando
espantado al saber que era D. Rúa, el Sucesor Anciano besó no sin lágrimas amargas.
de D. Bosco, el padre de tantos millares de huer- « No pedéis imaginaros — escribía á los Coo-
fanitos, y concibió tanta estima de él y de la peradores — el mal que tales calumnias han
obra salesiana, que se hizo un generoso bienhe- hecho aun en el Extranjero, á los Institutos en
chor salesiano.
donde tantos se consideraban orgullosos de
Flores y c^pina^.
vivir á la sombra del árbol Salesiano.... Cuando
recuerdo las festivas y cordiales recepciones
Con tales ejemplos y tal género de vida, D. que en fábricas y haciendas se hacían al sale-
Rúa extendió por todo el mundo la venera- siano que las visitara para llevar la Religión y
ción hacia D. Bosco.
el consuelo.... y pienso que también allá ha lle-
Los Papas y los más elevados Pastores de la gado el eco de las voces calumniosas, pero no
Iglesia, iban á porfía para testimoniarle su el de la verdad y la reparación, ¡ ah! creed que
benevolencia. Dígalo el eco de los Congresos Sa- llora y sangra mi corazón. »
lesianos de Bolonia, Buenos Aires, Turín, Lima, Esta amargura fue tan grande, que sin duda
Milán y Santiago de Chile; dígalo el Breve 5o- le aceleró la muerte.
cietatis vestrae con que León XIII (q. s. g, h.) le
declara su complacencia por el desarrollo y los
Un recuerdo.
frutos de la Obra salesiana; dígalo la espléndida Y no sería aventurado decir que semejante
carta Si consentánea méritis, del 17 de Agosto espina influyó en su viaje á la Tierra Santa en
de 1904 en la cual el Reinante Pontífice llegaba 1908 en el cual con especial fervor y devoción
á « hacer votos porque en todas partes se viva según se detuvo en esos lugares benditos, haciendo una
el espíritu del Fundador de los Salesianos, y se verdadera peregrinación.
difunda ese espíritu. »
Contra su imprescindible costumbre, esta vez
Dulces consolaciones fueron también para se detuvo, aun esforzándose en ello, y procuró
su corazón de alumno de D. Bosco, las fiestas de volver á diestra y siniestra, para visitar los san-
1891, conmemorativas del cincuentenario de la tuarios y lugares más célebres y orar larga-
Fundación de la Obra Salesiana y en 1898 el mente en ellos. A pesar 'de su quebrantada sa-
primer decenio de la muerte de D. Bosco, como lud después de celebrar los oficios de la semana
también la Coronación de María Auxiliadora el Santa en el Orfelinato de Belén, se trasladaba
903 y la Introducción de la Causa de Beati- diariamente á Jerusalén para asistir á las Santas
ficación de D. Bosco en 1907. Dulce satisfac- Funciones de la Capilla del Santo Sepulcro y el
ción es el haber podido acoger en sus insti- Viernes Santo se asoció á la Caravana que, di-
tutos el 905 más de 100 calabreses huérfanos por rigida por un Franciscano, hace anualmente el
Jos terremotos y abrir sus casas á muchos otros Viacrucis por las calles de Jerusalén, siguiendo,

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BSE 1910 IX
— 22O
en lo posible, el mismo doloroso camino del Ui-
vin Redentor.
Nosotros conocíamos su piedad, su fe, su de-
voción ardiente, pues bastaba verlo recogido
en oración en nuestro Santuario; pero cuando
leímos en las cartas de quien le acompañaba los
edificantes ejemplos de D. Rúa, que, aun á
costa de sacrificios y mil molestias, quería orar
en todo lugar que llevara impreso un recuerdo
divino, después de haber aprendido con sed
in5aciable todo lo que recuentan los religiosos
dedicados á custodiar aquellos santos lugares;
cuando supimos que D. Rúa, surcando las olas
del lago de Genezareth bebía de aquellas aguas
con sentimientos de veneración, y con santo
recogimiento apuntaba su mirada á los lejos
casi para descubrir en las orillas al Divino Maes-
tro rodeado de las turbas, sentimos en el co-
razón un triste presentimiento:
« ; Don Rúa se prepara á bien morir! »
La muerte.
Este presentimiento se hizo más fuerte á
fines del mismo año, cuando enfermo ya de va-
rices, quiso sin embargo llegarse hasta Roma y
de allí pasó hasta Ñapóles, Caserta y otras
ciudades, Loreto, entre'ellas, tan querida á su
corazón.
Por un lado esta exterior eflorecencia de pie-
dad, que aunque en él era profundísima sin em-
bargo jamás habíase manifestado con expansión
notablemente visible, y por otra parte la ter-
nura paternal,, que crecía á cada instante, fueron
señales notadas por muchos y nos sin con-
moción.
Esperábamos empero que siquiera pudiese
llegar hasta su /Misa de Oro! El año pasado,
el día 29 de Julio, el primer día del Año Ju-
bilar, mientras tomaba parte al almuerzo con
que sus hijos del Oratorio quisieron obsequiarlo,
nadie hubiera pensado que no habría llegado
á celebrar las proyectadas fiestas, tal vez porque
el mismo D. Rúa con heroicos esfuerzos estu-
diábase de esconder sus grandes sufrimientos.
* ¡La mano empieza á declararse en huelga!
dijo entre bromas á dos damas que le pedían
pusieze su firma al pié de una estampa, pocos
días antes que su última enfermedad le obli-
gase á tener cama; ¡la mano empieza á decla-
rarse en huelga!... pero apoyando la diestra
sobre la siniestra extendida á guisa de sostén,
escribió como pudo y sonriendo las despachó
contentas.
Llegó empero la hora en que desvanecieron
todas las esperanza que abrigábamos de po-
derlo tener por más tiempo entre nosotros, y
esto sucedió el 6 de abril p. p., en el momento
en que su alma arrancó de la tierra hacia el
seno de Dios.
Todos lloraron su desaparación, como habían
llorado por la muerte de D. Bosco que le había
dicho: -^- / Don BJSCO y Don Rúa harán siempre
por mitad ! y así lo hicieron también en el
reposo sepulcral de Valsálice.
j Ah! Así como el corazón de miles y miles
de hijos, admiradores y beneficiados unirán
siempre en una sola palpitación los nombres
de D. Bosco y de D. Rúa, así como los anales
de la caridad y la civilización indicarán á las
futuras generaciones esos dos nombres escritos
con caracteres de oro.... del mismo modo quiera
Dios N. S. apresusar para el Maestro los honores
del los bienaventurados, y un día no lejano
colocar junto á él la humilde pero . gloriosa
figura de su predilecto discípulo y Sucesor!
-U-
HONRAS FÚNEBRES
ITALIA.
ROMA — El 9 de junio en la iglesia del
Sagrado Corazón en Castro Pretorio.
« Los funerales celebrados en sufragio de D.
Rúa revistieron, dice el Corriere (Vitalia, la
solemnidad que merecía la aureola de gran-
deza y de piedad que circunda el recuerdo ve-
nerando del heredero y continuador de la Obra
de D. Bosco. »
Entré los numerosos y distinguidos concu-
rrentes, había Ocho Príncipes de la Iglesia, los
Emos. Cardenales Vanutelli, Agliardi, Respighi,
Vives y Tuto, Rinaldini, Gennari y Gasparri;
el Emo. Rampolla estaba representado por su
secretario Mons. Rocchi; los Patriarcas Passe-
rini.de Antioquía, y Marinangeli, de Alejandría,,
los Sres. Arzobispos y Obispos de Rubían,
Symon, Taccone-Gallucci, Sabatucci, Scaccia,.
Nardi, MirofT y los representantes del Sr. Ar-
zobispo de Perus,a y Sr. Obispo de Macérata,
etc., etc.. También había muchos prelados y
personajes de Curia, Abades, Superiores reli-
giosos y representaciones de todas las Ordenes
y Congregaciones religiosas y muchísimos pá-
rrocos y sacerdotes. Entre las personalidades
laicas de todos los partidos políticos, estaban
el Comendador Pericoli, Presidente General de
la Juventud Católica, el Príncipe Antici-Mat-
tei, los príncipes de Barberini, el principe Máxi-
mo, los diputados Montresor y Longinotti,

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BSE 1910 IX
— 222 —
« Y pensando y proveyendo á los lejanos ¿po-
día dejar de socorrer á los que tenía cerca? En el
amor patrio, el creyente á nadie cede, y lo demues-
tra con obras, que valen mucho más que las pala-
bras. Y qué suerte de obra es en Italia la Socie-
dad Salesiana, con sus institutos, sus clases, sus
colegios, donde crecen paralelos bondad y saber,
trabajo y amor, lo sabe la nación entera que la
aplaude y bendice; pero aun prescindiendo de esto,
que es lo principal, diga Italia ¿ cuándo sufrió alT
guna desventura y D. Rúa no se apresuró á so-
correrla y tomarla corno suya ?
» En 185486 ceba el cólera en Turín, y D. Rúa,
joven estudiante, se distingue por su abnegación
y generosidad; primer rayo de esa caridad que se
inflamará en cada calamidad; de esa caridad que
dará asilo en 1905 á 100 huerfanitos víctimas de
un terremoto, y á ejemplo de la munificencia de un
Pontífice, imitada, mas no igualada, abre una casa
y con paterna mano reparte pan y caricias á los
niños que en medio de las ruinas del desastre sí-
culo-calabrés, buscan en vano el abrigo de la casa
paterna.
» Y para los Italianos que la desgracia ó el ca-
pricho arrojan lejos de su Patria ¿qué corazón no
tuvo D. Rúa? No son pocos los que reciben de la
Obra Salesiana asistencia y protección, y todos
reciben el aliento cristiano, el hálito de fe y de pa-
tria. Iglesias, misiones, libros, periódicos, secreta-
riados, círculos, institutos, mil y mil obras ha
creado para ellos D. Rúa; las estadísticas no las re-
fieren todas, .porque cuando se da cuenta de una,
ya se ha empezado otra, pues son los salesianos
un ejército que va en marcha á paso vertiginoso.
Aun cuando no fuera sino aminorar el dolor y faci-
litar las empresas del que, como José en Egipto,
' linguam quam non noverat audivit, la Sociedad Sa-
lesiana merecería las bendiciones de Italia.
» Disputen otros sobre la religión de los italia-
nos en el extranjero: el hecho es que por la So-
ciedad Salesiana, la religión les llega con lo que
más quiere el hombre: su lengua patria!.... Y fue
en colegios y misiones salesianas, donde nuestros
marinos, después de correr meses y meses por
mares sin confines, se vieron saludados en su len-
gua y se conmovieron hasta derramar lágrimas al oir
las expresiones y las oraciones que arrullaron su
corazón y acariciaron sus oídos sobre las rodillas de
sus madres.
» Mas no sólo el italiano emigra: los hijos de las
naciones se mueven también sobre la tierra, y á
ellos tampoco podía faltarles el cariño y la obra
de D. Rúa. L,éanse por ejemplo sus Cartas Circu-
lares de 1902 y 1908 á sus hermanos; ¡cuan conmo-
vedora es en su sencillez la súplica que hace á sus
hermanos de las diversas lenguas, para que asis-
tan á sus propios compatriotas, como lo hacen ya
en Londres con los Polacos, en California para los
Portugueses, en Buenos Aires para todds los Euro-
peos, á fin de que nadie se encuentre extranjero
y solo en ninguna parte de la tierra. ¿ Cómo no sen-
tirse arrebatado, ante esta universalidad de la ca-
ridad y fraternidad, que embellece la tierra ?
» ¡Hijos de D. Bosco, y cuantos tenéis un co-
razón humano, mirad: por toda la tierra y para to-
dos los que la pueblan, se ha multiplicado la ca-
ridad de D. Rúa: cantad, cantad, que bien tenéis
por qué: Sicut cedrus multiplicabitur!
» Y no le basta á D. Rúa, el haberse multipli-
cado á todas las naciones de la tierra, sino que
para « multiplicarse » en caridad, él acepta, él
impulsa,'todas las formas nuevas, todos las vías y
maneras del bien, que los tiempos exigen ó acon-
sejan ó presentan: la vuelta á los campos, la cien-
cia del trabajo, el impulso á todas las artes.
» Y cuidando á sus hermanos, no descuida al Pa^
dre (D. Bosco), la madre (María Auxiliadora) el
Padre Común (El Papa).
» ¡Y cuan obediente, cuan celoso no es del espí-
ritu, de la doctrina de la Iglesia, de la obediencia
á los Pastores, singularmente del Papa! No hablaré
de las publicaciones frecuentes, para mantener viva
en el clero y los fieles aquella disciplina y aquel
amor á la Iglesia, al Papa, que son nuestra gloria
y nuestra fuerza; de las fiestas y homenajes tri-
butados á la Santa Sede, de la bendición papal
implorada siempre con gran confianza al comenzar
nuevas obras, y diré más bien una cosa sencilla,
que pasó inadvertida que casi todos juzgarán in-
significante, pero que yo, meditándola, creo ha de
servir para nuestra edificación. En 1908 me lle-
gaban de Turín algunos de los volúmenes de la
vida grande de D. Bosco que está compilando el
doctísimo y habilísimo P. L,emoyne; venían pero
envueltos en la partitura de una misa compuesta
por Mons. Caglieró. Pregunté á Turín el motivo
porque una misa del gran músico salesiano servía
para envolver objetos, y se me Contestó que des-
pués del Motu proprio de S. S. Pío X, esa música
toda se había retirado, como inservible. ¡Y eran
cosas de familia! ¡y se amaban tanto! ¡tenían con-
sigo tantos recuerdos! — ¿Os parece un episodio
pequeño ? — A mi me parece'grande y elocuentísimo.
Enamorado de las tradiciones y glorias de la Igle-
sia, para D. Rúa era fiesta una ejecución grego-
riana; pero piénsese un momento en la inmolación
que con Mons. Caglieró y con tantos otros, él hizo
de cantos que le recordaban su juventud y los pri-
meros años del Oratorio, las grandes épocas de su
vida, y se comprenderá el ejemplo y el aviso que
con esto solo da á los que en la obediencia del Papa
y á la Iglesia ponen límites ó dilaciones ó preten-
den, como Raquel, reservarse algún idolillo. ¡Obe-
deced! Es el último mandato de D. Rúa, el secreto
de los Santos y de las obras de los Santos.
» Y quisiera que meditaran esta palabra y mi-
raran el ejemplo de P. Rúa los que ofenden á la
Iglesia, porque no les permite malsanas noveda-
des. Cuando se está muriendo, trae á la memoria el
aviso de S. Pablo y exclama: ¡Evitad las noveda-
des!
» Pero por otra parte ¿qué cosa ni quién más
nuevo que él? ¿quién como él procuró conocer y
satisfacer las necesidades, las tendencias, los de-
seos, las exigencias de los nuevos tiempos y de las
nuevas condiciones de la sociedad? Dos días
antes de. morir, todavía le repetía á D. Rinaldi:
Te recomiendo y ruego continuar y aumentar todas

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BSE 1910 IX
221 ——
cónsules de varias naciones, magistrados del Su-
premo, el Almirante y el ingeniero Rolla y Rossi
de Gasperis, el Coronel Pfyffeiv el conde Spada
el conde Foresta é hijos, el marqués delle Roc-
chette, el conde Antonelli, el conde Mengini y
familia, representantes de las autoridades es-
colásticas, administrativas ecc..
En representación de laP. S. S. estaban el Sr.
Prefecto y el Sr. Catequista genérale^, P. P.
Rinaldi y Albera, el procurador P. Munerati,
los Inspectores de Portugal, Matto-Grosso y
varios directores de colegios con representa-
ciones, entre ellos del de Méjico.
Los gimnastas y socios de los clubs y Socie-
dades esportivas y sociales de las juventudes
católicas formaban una corona multicolor que
rodeaban el catafalco. Allí se colocaron tam-
bién los representantes de las Cajas Mutuas ita-
lianas de la Unión Profesional de tranvías, de
la Defensa de la Religión y la Patria etc., etc..
Pontificó S. E. Revma. Mons. Lazzareschi,
Arzobispo de Icoiiio, bajo la dirección del
Maestro de Ceremonias del Vaticano Mons.
Carlos Respighi. L,a música la ejecutó la Esco-
lánía de la Casa bajo la dirección del Maestro
Antolisei, ayudada por las principales capi-
llas de la ciudad.
Terminada la Misa hubo una expectación
inmensa: iba á hablar el Card. Maffi, el sabio
arzobispo de Pisa.
La Oración fúnebre.
« Cuando hace dos años las instancias de mis
hermanos me decidieron á hablar de D. Bosco,
tomé una imagen de la Escritura, que ya el arte
ha aprovechado para adornar la tumba del
siervo de Dios y yo también repetí: Ut palma flo-
rebit; como la palma florecerá. Debiendo hablar
ahora de D. Rúa, no tengo necesidad de hacer
otra cosa sino continuar el salmo y cantar las
palabras que completan el verso: sicut cedrus
Libani multiplicabitur: se multiplicará como el
cedro del I/íbano. Con razón, universal es la
opinión, es certeza absoluta que D. Rúa es la
imagen natural y perfecta de D. Bosco. Al rezar
el Beviario, me ha parecido ver esas dos fi-
guras, como la pahua y el cedro, entrelazán-
dose, sucediéridose, desarrollando en nuevas
formas la gracia, los designios, la obra de Dios; y
Dios me conceda exponer tan vivamente como
la siento, esta idea, de manera que también en
nosotros nazca el propósito de no negarnos jamás
á continuar, en la medida que la Providencia lo
señale, esa salmodia de obras y de voces, por la
cual la Iglesia canta perennemente la gloria de
Dios.
» No nos hallamos ya en el desierto de estériles y
ardientes arenas donde á duras penas se abre paso
una palma, principio de uu oasis; smo en la cadena
del Líbano, la tierra de las bendiciones, la tierra
escogida, variada en formas, rocas, alturas y vida,
con su valle al mediodía, inclinándose á los lagos;
allí y en la cumbre, en El-Erz, sobre la región de
los huracanes y las tormentas, se levanta el cedro,
planta noble y generosa que vive siglos y siglos
(y así los hay allí que se cubrieron del luto de las
tumbas á la muerte del Salvador), elevándose
recto á los cielos, pero emitiendo ramos horizontales
en todas la direcciones, siempre verdes, siempre
majestuosos, siernpre ricos, que ofrecen protec-
ción y refugio: su madera es buscadísima, por-
que es poco menos que incorruptible; sus frutos
son deseados, codiciadas sus esencias, su aroma
delicioso y eficaz contra el dolor. »
Aquí historia la juventud de D. Rua y lo
lleva hasta la ordenación sacerdotal, cuando
D. Bosco lo propone como modelo y lo re-
conoce como su brazo derecho, su cara mi-
tad, y continúa:
« Mas no olvidemos que este espectáculo que
complacido nos presenta D. Rúa, no nace sino de
grandes bases, muy arraigadas: si el árbol crece y
fructifica y causa admiración es porque las raíces
son grandes y profundas. Aquae nutrierunt illum:
las aguas lo aumentaron dice Ezequiel. Enfermo,
moribundo, se impone un horario para mantenerse
fiel á su regla y á la meditación, que es el soberano ,
nutrimento del alma. I/a santa Misa, el Breviario,
el Rosario lo fueron durante su vida, aun en medio
de los negocios más urgentes y de los más arduos
viajes. Se negó el reposo, pero jamás la piedad. No
hablaré de su mortificación, de su humildad, de su
recogimiento. Viajando con él en tren el 13 de
noviembre de 1908, lo vi y admiré todo concentrado
en Dios como si estuviera en su celda ó en la igle-
sia.... Enfermo, yace eij un aposento, donde todo»
es modestia y pobreza; moribundo, cuando se le
pregunta si sufre, contesta no, ó bien poco, y olvi-
dado de sí mismo, piensa en sus hermanos, en sus
hijos, en los médicos que lo asisten, en las almas que
hay que salvar. Un alma enamorada de Dios y ar-
diendo en caridad, ¿no era este el sentimiento que
inspiraba su figura dulce de asceta ? Pálido, flaco,
humilde, cortés, comedido, siempre modesto en
sus palabras, ademanes, trato con todos y siempre
les inspiraba pensamientos santos: eratque pulcher-
rimus in mansuetudine sua et in düatatione arbu-
storum suorum. Sigamos al profeta y comprende-
remos la razón íntima y secreta de tanta belleza
y tanta bondad: erat enim radix illius juxta aquas
multas (^z. XXXI).
» Quien tuvo la fortuna de tratar con él sobre per-
sonas y obras, ciertamente recuerda la perspica-
cia y habilidad en las instrucciones, su ampli-
tud y superioridad de miras, su generosidad sin
limites en toda clase' de empresas, su felicísima
memoria, por la cual todo le estaba presente y
seguía coi\\ solícito cuidado los trabajos, fatigas,
ansias, aspiraciones de sus hermanos, las mieses
recogidas, las mieses esperadas ».
Aquí el Card. habla de sus cartas, sus
viajes, sus visitas, el desarrollo dado á la
Sociedad Salesiana y sigue:

9.3 Page 83

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BSE 1910 IX
223 -
nuestras obras sociales!.— ¡Oh! lo comprendemos!
no es la novedad de las obras, no es la novedad de
las formas de la caridad, sino la novedad rebelde,
la desobediencia es lo que él rechaza. ¡Cuánta
novedad en las manifestaciones extrínsecas iniciadas
y llevadas á cabo por la caridad y el genio de D.
Rúa! Pero en tantas variedades y manifestaciones
una cosa permanece constante: ¡el espíritu que las
vivifica! Crece el cedro y cada año prepara y ma-
dura yemas laterales y terminales que se desarro-
llarán en ramos que suben á mayores alturas; y so-
bre ellas se desarrollarán otras nuevas: broten,
crezcan, dilátense, multipliqúense hojas y yemas,
ramas y flores y frutas pero á todas dé vida un
mismo humor, una linfa sola, pero todo: ramos y
frutos, y hojas y flores, tengan la misma esencia, el
mismo aroma, la misma fibra, y ninguno se ex-
ceda, ninguno se desvíe en hibridismos ó ingertos
malsanos, que serían monstruosidad é infecundidad;
broten nuevos ramos que den abrigo á nuevos pá-
jaros: sea novedad de ramos, de vigor, de altura,
no de naturaleza: suba así el cedro y vivirá. Así
crece la Iglesia, echando, siglo tras siglo, nuevos
brotes de obra buenas, para que el pajarillo y la
mariposa encuentren siempre alimento; pero el
espíritu, el alma, siempre permanecen invariables:
la gracia de Cristo que se difunde y se manifiesta
en los santos. Y vosotros, hijo de D. Bosco, que
veis multiplicarse en D. Rúa el espíritu de D.
Bosco, gózaos y cantad y proseguid con vuestras
obras el salmo: Sicut cedrus Libani multiplica-
bitur.»
,
'
Aquí el Purpurado habla de las persecu-
ciones y pruebas:
« En la cumbre del Líbano, los cedros habitan la
región de las tempestades; y tempestades cayeron so-
bre D. Rúa. Proscripciones y supresiones allende
los Alpes con ironía de libertad, y aquí y allí (la
la vergüenza cubre el rostro) calumnias, asaltos,
incendios, torpezas, deslealtades, que el sentimiento
de solidaridad humana quisiera enterrar en el
olvido.
» Pero hay cedros falsos, que si tienen la cor-
teza, no tienen la raíz: la tempestad se encarga de
revelarlos. Bn Varazze y en otros lugares el im-
pío se irguió y por un momento pareció un cedro y
cubrió la tierra con su negra sombra. Pero res-
ponde el Salmo: Vi al zJnpío sublimado y elevado
como los cedros del Líbano, volví á pasar y ya no
existía; busquélo y ni siquiera hallé el lugar en
donde estaba... Otra vez Amasias el soberbio quiso
asemejarse á Joas, y Joas le dio la respuesta: El
cardo del Líbano dijo al cedro: « Dale tu hija por
esposa á mi -hijo.... pasaron las bestias que moran
en el monte y aplastaron con sus pies al car do». Ellos
dijeron á Don Rúa y á la Sociedad Salesiana;
Dadnos vuestras escuelas, vuestros institutos,
vuestras casas. ¿Y en donde están los calumnia-
dores? transierunt bestiae saltus et conculcaverunt
carduum: el cedro empero no perdió ni una Jioja
sola.
» Y fue sublime la figura de D. Rúa en estas tem-
pestades, con el corazón sangrando sí, estrechó á
sus hijos y resistió la borrasca; como sacerdote,
alzó la vista al cielo y pidió perdón para los per-
seguidores; como superior, pidió justicia, y como
justo, ordenó á sus hijos ya sus amigos, bendecir en
todo caso el Señor.
,
» Volviendo vde Palestina á Italia en 1908, se
levantó una tempestad en él mar: D. Rúa tomó
una medalla de María Auxiliadora, la bendijo y
al mar la dio; en el acto calló la onda, serenóse el
cielo y sonrió el sol. Con santa sencillez D. Rúa
exclamaba, narrando, el hecho: ¡Cuan buena y cuan
poderosa es María Auxiliadora! Así se consuelan,
así desafian, así vencen las tempestades los Santos!
Bn los robustos ramos del Cedro es música hasta el
silbar del viento y las almas escogidas entonan el
himno de victoria en el fragor de la lucha, y de un
modo inesperado se multiplica la virtud del Señor
en sus hijos. Sicut cedrus multiplicabitur. »
Aquí habla de las manifestaciones de res-
peto de que fue objeto, y concluye:
« Pero bendiciendo al Señor en su fiel siervo,
por medio del cual ha visitado á su pueblo, incli-
nemos la frente, oremos y adoremos.
» El alma grande <¿ estará quizá teñida con alguna
manchita? Adoremos y oremos: el incienso y el
agua bendita al rededor del féretro, digan nuestras
plegarias y expresen nuestros votos y gemidos, y
María Auxiliadora, siempre piadosa, los acogerá y
presentará al Corazón de Jesús.
» ¿Vendrá el día en que el cedro se dilate y eleve
á más excelsa altura, irguiéndose sobre el Líbano
de la Iglesia para ejemplo y continua protección de
los pueblos? A la Iglesia el decidirlo: á nosotros nos
toca abandonarnos en ella, adorar y orar.
» Entre tanto es este nuestro deber, y aquí ante
el sagrado altar y en la hora de la tristeza solemne,
debemos reconocerlo y jurarlo: Hijos de D. Bosco,
y cuantos nos gloriamos con el nombre de Hijos de
de la Iglesia: Florete, flores... et date odorem et fron-
dete in gratiam... et benedicite Dominumi floreced
como los lirios, esparcid fragancia y graciosas ra-
mas... alabad al Señor (Eccli. XXXIX, 19). Enton-
ces, se multiplicará el cedro también de otro modo,
según el testamento de D. Bosco y el suspiro ex-
tremo de D. Rúa, porque en nuestras obras y en
nuestra santidad continuará el salmo: Sicut cedrus
Libani multiplicabilur. ¡Hágalo Dios ! >>. '
ESPAÑA.
. — Se celebraron en la capilla de S.
Ignacio, oficiando dos padres Carmelitas y un
Salesiano. La Escolanía de las Escuelas Sale-
sianas cantó la Misa de Haller y el responso.
Entre las personas que asistieron, estaba
doña Ana Viya, fundadora de las Escuelas Sa-
lesianas y numerosas representaciones de las
Comunidades religiosas, Clero y Cooperadores
salesianos.
Carmona. — Tuvieron lugar el 14 de Abril

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BSE 1910 IX
— 224 ~
en la Real parroquia de Santiago con asistencia gular y secular y de los colegios y mucho pú-
de las Autoridades.
blico y dijo la oración fúnebre el M. R. P. Ma-
Sevilla. — Celebráronse el 12, astistiendo nuel Flores, comendador de la Merced.
el Emmo. Sr. Arzobispo y todas las Comuni-
dades, autoridades, y público' numeroso y se-
lecto. La iglesia rebosaba. La oración fúnebre,
prounciada por el ilustre Roca y Ponza, Ma-
gistral de Sevilla, fue tierna y sublime.
Valdivia. — E n el templo de los RR. PP.
Capuchinos, con asistencia de todo el Colegio
Comercial de los Salesianos, y representación
de las demás Congregaciones, comunidades, co-
legios, clero; cooperadores salesianos y numero-
Utrera. — Verificáronse el 18 de abril en sos fieles.
la iglesia salesiana, con asistencia del Clero y
todas las autoridades y numeroso público.
Pronunció la oración fúnebre el dr. Rafael Gon-
zález Merchant.
Méjico. — En el templo de Santa Inés y el
13 de abril se celebraron las honras fúnebres
á las cuales asistió de medio pontifical el Exmo.
Sr. Ridolfi, Delegado Apostólico. Cantó la Misa
Vigo. — Se hicieron el 12 de abril en la igle- el M. I. Canónigo D. Samuel Arguelles y pro-
sia de S. María Auxiliadora y el 14 en la pa- nunció la oración fúnebre el R. P, Fulcheri>
rroquia del Sagrado Corazón de Jesús.
Rector del Seminario. En seguida el Exmo. Sr.
' Málaga. — Presidiendo el duelo el Exmo.
Sr. Obispo, celebráronse el 26 de abril en la
capilla de S. Bartolomé. La oración fúnebre
estuvo á cargo del M. I. Sr. Jiménez Camacho,
Provisor general de la diócesis.
Delegado Apostólico, cantó el responso al píe
del catafalco. Entre los personajes que asistie-
ron, estaba el Exmo. Sr. Conde Aníbal Raibaudy
Massiglia, Ministro Plenipotenciario del reino
de Italia.
Lima (Perú).— El 15 de Abril en la capilla
AMÉRICA.
de María Auxiliadora. Ofició el Exrno. Sr. Quat-
trocchi, Encargado de los Negocios de la Santa
Buenos Aires. — Efectuóse en él Colegio
de los Huerfanitos el 19 de abril. Jamás la
capilla se había adornado con tanto gusto artís-
tico. Entre las numerosas representaciones,
estaba la Presidencia de Círculo de Obreros y
las de todas las Asociaciones Católicas.
S. Isidro (Arg.). — El 13 de abril en la
iglesia parroquial celebró y pronunció la oración
fúnebre el limo. Sr. Costamagna y cantó la
Sede. Asistieron el Ilmo.'y Rvmo. Sr. Arzobispo
Naranjo, acompañado por el limo. Sr. Bailón,
los Exmos. Sres. Bolognesi, encargado de ne-
gocios del reino de Italia, Alonso, Ministro de
Bolivia, el Dr. Philippo, Presidente de la Unión
Católica, el dr. Lizar y las representaciones de
las Comunidades, Clero y Cooperadores sale-
sianos y numerosos fieles. El P. Reyneri pro-
nunció la oración fúnebre.
Escolanía salesiana de Bernal. El público fue La Paz (Bolivia). —Celebróse en el hermoso
muy numeroso y selecto.
templo de la Compañía de Jesús, y resultó á
Mendoza (Arg.). — Celebráronse el 12 con
gran concurrencia en la parroquia.
Santiago (Chile). — En el grandioso templo
de la Gratitud Nacional, pontificando el limo.
y Rvmo. Sr. Arzobispo Dr. D. Juan Igna-
cio González, se celebraron el 14 de abril.
El coro compuesto por tres escolanías salesia-
nas y una parte de la de los P. P. Carmelitas
1 la vez un gran acontecimiento para la capital
de Bolivia y una solemnísima apoteosis de
nuestra amada Sociedad Salesiana en la persona
del muy digno Sucesor de D. Bosco.
Muy imponente el aspecto de la iglesia seve-
ramente enlutada, dominándolo todo el gran-
dioso catafalco que se.elevaba como presen-
tando al cielo las insignias sacerdotales, debajo
de la majestuosa cúpula inundada de luz, se-
ejecutó la grandiosa misa de Bottazzo. Entre los
asistentes figuraban el limo. Claro, Obispo de
Legión, quien cantó el responso, Mons. Vagni,
en representación del Internuncio que por in-
disposición no pudo asistir, las representaciones
de las autoridades, de las Comunidades, y
uumeroso público: pronunció una bellísima ora-
ción fúnebre el presbítero D. Amador del Cam-
po y presidió el duelo el P. Nai.
lectísima la concurrencia, encabezada por el
primer mandatario de la República, Exmo. Sr.
Presidente Dr. D. Éliodoro Villazón, acompa-
ñado por el primer Vice-presidente, Ministros
de estado; Edecanes en uniforme da gala, y
altos empleados públicos. Al frente de las Auto-
ridades nacionales se hallaban el Cuerpo diplo-
mático, las representaciones de las Comunida-
des religiosas que acompañaban á los Salesia-
Concepción (Chile). — En S. José celebró el nos y Cooperadores, los representantes de la Co-
P. Gentilini asistido por dos P. P. Capuchinos. lonia Italiana y buen número de caballeros de
Asistieron las representaciones del Clero Re- lo más conspicuo de la Sociedad Paceña. Las

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BSE 1910 IX
— 225 —
naves laterales eran ocupadas por las represen-
taciones de todos los Colegios e Institutos de
•ambos sexos de la Capital, llenando el espacio
restante las Señoras Cooperadoras y otras dis-
tinguidas damas. El enorme concurso no per-
mitió admitir en la iglesia el batallón de escolta
•de honor ofrecido por el Exmo. Sr. Presidente
•de la República, con una benevolencia que lo
hace muy acreedor á nuestra más profunda gra-
titud.
Ofició la Misa solemne y cantó un responso
•el limo. Sr. Vicario General, Dr. D. José Bavia,
que nos aprecia y ama como el finado Sr. Obispó;
sirviendo de ministros dos Padres Lazaristas;
que desearon darnos esa muestra de cariño.
El servicio de nuestro pequeño clero, lo mismo
que la parte musical, muy correctamente in-
terpretada por nuestra « Schola Cantorum » fue
merecidamente elogiado, y no lo fue menos el
servicio que prestó antes y después de la fun-
ción nuestra banda de música, que con sus
marchas fúnebres parecía interpretar los senti-
mientos que embargaban los ánimos de todos
en aquel ambiente di simpatía y veneración
que rodeaba un túmulo, glorificación de la
muerte.
Y de esa glorificación habló altamente en la
conmovedora oración fúnebre el Revmo. Dr.
D. Próspero N. Malzien S. J., Superior del Co-
legio de la Compañía en aquella ciudad. En ella,
con el afecto de que todo el Colegió nos ha dado
siempre, y más en este ocasión, muy fehacientes
pruebas, puso de relieve en toda su amabili-
dad la fisonomía moral de nuestro inolvidable
Superior, copia fidelísma de la de nuestro Ve-
nerable Fundador, formuló el voto de que
Dios N. S. dé al Sucesor de D. Rúa, « Sapien-
tiam et prudentiam multam nimis,et latitudinem
coráis quasi arena quae est in littore maris » y
concluyó con un conmovedor saludo á D. Rúa
glorioso, esperamos, en el cielo, saludo que
arrancó abundantes lágrimas á muchos de los
presentes.
Santa Tecla (El Salvador). — El funeral
tuvo lugar en la bellísima Capilla del Colegio
Santa Cecilia. El limo, y Revmo. Sr. Pérez y
Aguilar, Obispo diocesano, quiso llegarse desde
la capital para asistir á ese acto que reunió
en derredor de los Salesianos lo más selecto de
la Sociedad Tecleña á más del pueblo todo que
tanto estima á los hijos de D. Bosco. En toda
la república repercutió profundamente el dolor
que sintieron los Salesianos, y los funerales ce-
lebrados en todas partes revistieron el carácter
especial de aliviar también la inmensa amar-
gura que experimentó Mons. Cagliero entonces
de paso por el Salvador.
A la vista tenemos centenares de relaciones
de los funerales que se han celebrado con so-
lemnidad en otras partes: por falta de espacio
las omitimos hoy.
Los principales son: Roma: Testaccio y Ca-
pilla de María Auxiliadora; Nizza: iglesia de
María Auxiliadora; Acqui:-santuario de la Ma-
rina; Alessandria: Capilla colegio de S. José;
Biella: S. Casiano; Casalmonferrato: Catedral,
Valentino, Sgdo. Corazón; Fossano: parroquia
de S. Jorge; Ivrea: S. Mauricio; Novara: .Ca-
tedral; Vigevano: instituto Negrone; Arignano:
parroquia; Borgomasino: parroquia; Borgo S.
Martino: parroquia; Borgo Sesia: parroquia
Buttigliera d'Asti: parroquia; Caluso: S. Andrés;
Castelnuovo d'Asti: parroquia; Cavagliá: pa-
rroquia; Caraglio d'Agogna: parroquia; Cavour:
parroquia; Chieri: Sta. Teresa; Coasolo S. Pie-
tro: parroquia; Crusinallo: María Auxiliadora;
Cosola di Cabello: parroquia; Diana a'Alba:
parroquia; Foglizzo: parroquia; Gattinara: pa-
rroquia ; Gravellona-Toce: parroquia; Intra:
iglesia Collegiata; Lanzo Turinés: parroquia;
Lenta: parroquia; Lombriasco: parroquia; y
otras muchas cuyo simple elenco llenaría varias
páginas de nuestro Boletín.
Una súplica.
Es común el deseo de que la veneranda figura
del primer Sucesor de Don Bosco pase á la poste-
ridad viva y real como lo está actualmente en nos-
otros. Por esto se suplica á los Salesianos, alumnos,
Cooperadores, parientes, amigos y admiradores del
Difunto que anoten cuanto estimen digno de me-
moria sobre su vida, palabras y obras, y lo remitan
al M. R. Don Felipe Rinaldi, Via Cottolengo, 32 -
Turín, en cualquier lengua, en hojas donde no haya
más correspondencia, pero firmado con nombre,
apellido y lugar.
Se recibirá con gratitud cualquier apunte, aunque
sea una sola linea, que contenga un hecho, una frase,
digna de ser recordada.
Muchas son las personas que nos piden una de-
tallada biografía del padre que tanto estiman, y si
no se compila ahora, difícilmente se podrá hacer
más tarde.

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BSE 1910 10
V¡5¡ta$ ilustres,
La primera fue la de S. E. el Profesor Boselli,
primer Secretario de S. M. Víctor Manuel III en
el Gran Magisterio de la Orden Mauriciana. S. E.
vino al día siguiente, confirmando así, aun en
medio de la grave desgracia que lo hirió con
la muerte de su piadosa, caritativa y digna es-
posa, su aprecio y estima por la Obra Salesiana.
El ilustre Presidente honorario se entretuvo más
de dos horas con nosotros, y partió muy satis-
fecho.
' ' •-
Pocos días después, el 12 julio, la Exposición
recibió la visita de S. E. el Senador Rossi, Al-
calde de Turín; el ilustre maniatarlo se,, detuvo
también dos horas, visitando primero la Expo-
sición y luego las Escuelas Profesionales. Fue
tanto el entusiasmo de los niños y tal la amabi-
lidad del visitante, que hubo necesidad de acu-
dir al salón de actos y allí improvisó el siguiente
discurso:
.
Beneméritos señores y jóvenes queridosI
En esta breve visita que hago al Oratorio, expe-
rimento un triple sentimiento de conmoción, de
admiración y sorpresa.
L/a conmoción la he probado poi el afectuoso reci-
bimiento que vosotros, oh amados niños, me habéis
dispensado; vuestros aplausos me han llegado al
alma, porque sabía que partían de manos ino-
centes.
El sentimiento de admiración lo he experimen-
tado al ver tantas y tan bellas cosas en esta Casa
que es el núcleo de esa inmensa 'obra salesiana que
hoy tiene por base el mundo, al cual ha aportado
un valiosísimo tributo de civilización, y ha difun-
dido doquiera el vivo sentimiento de la simpatía por
nuestra Patria.
Y vuestra Exposición, oh niños, me ha hecho
ver cosas sorprendentes, que es necesario ver para
creer, cuales son el resultado de vuestras Escuelas
Profesionales y demás escuelas salesianas difun-
didas por todo el mundo. Y esto no es sino una pe-
queña muestra del bien que hacen los Salesianos.
Me alegro, pues, no sólo como Alcalde de Turín,
sino también como ciudadano de Italia, convencido
de que la Obra Salesiana, como ya bajo la prudente
y sabia dirección que de D. Bosco y D. Rúa, intér-
prete fielmente su espíritu, y hoy bajo la de Don
Rinaldi, y mañana bajo la de sus respectivos Suce-
sores, continuará alcanzando iguales resultados.
Hago, pues, un voto: que esta benéfica insti-
tución continúe triunfahnente la vía ascensional
que ha recorrido hasta aquí, y se desarrolle y crezca
siempre más el prestigio de esta obra grande, santa,
maravillosa.
A LA MEMORIA
DE DON RÚA
ÑAPÓLES. — En esta ciudad se ha constituido
una sociedad de estudiantes católicos y se ha
bautizado « Círculo'D.. Rúa ». Está compuesto
de estudiantes de segunda Enseñanza y « ha
querido — dice La Liberta del 2 de junio —
tomar el nombre del hombre ilustre, del gran
bienhechor de la familia humana, cuyo nombre
no sé extingue con el último doble de la cam-
pana y con la lágrima postrera de sus hijos, sino
que vivirá como viven los grandes ». El Círculo
se inauguró con la asistencia del Cardenal Arzo-
bispo, de Mons. Tomasuolo, de Mons. Ferrari y
otros eximios personajes.
HONRAS FÚNEBRES
Continuando la reseña, mencionaremos:
PIAMONTE.
Lu Monfermto. El 18 abril en la colegiata de
Santa María Nueva;
Mirabello-Monferrato, el 12 abril en la pa-
rroquia;
Moncrivello, el 15 en la parroquia;
Niza, el 12 en la parroquia de S. Juan;
Omegna, el 17 en la parroquia ;
Oulx, el 14 en la abadía del Sdo. Corazón de
Jesús;
Pernote, el 9 en la parroquia;
Perosa, el 15 en la iglesia%de S. Felipe;
Re Ossola, el 15 en el Santuario de la Pre-
ciosa Sangre;
Villete en el mismo d'a;
S. Benigno Cañavere, el 28 en la Abadía. Ade-
más el 24 el Ayuntamiento dedicó la sesión á la
conmemoración de D. Rúa;
5. Justo Canavese, el 7 mayo en la parroquia.
S. Marciano Olivetto, » » »
»
5. Ambrosio de Susa el 19 abril
»
Scandeluzza, el 17 abril
»
»
Turín, en el Oratorio de Santa Angela (de ni-
ñas) el 17 abril; el 17 mayo, por las Ex-alumnas;

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BSE 1910 10
—— 252 —
el 22 hubo una sesión necrológica; el 27 junio en
Valsálice, por los Antiguos Alumnos.
Trino Vercellese, el 14 abril en.la parroquia del
Sdo. Corazón;
Trofarello, el 14 en la parroquia;
Villadossola, el 17
»
En Avillana, en el Santuario de Nuestra Se-
ñora de Los I/agos, Besólo, Borgo Cornalense,
Boschetto, Canobio, Casaluovo, Pinero, Cepomo-
velli, Gíaveno, Grignasco, Lingotto, Mathi, Orbas-
sano, Premosello, Riva de Chieri, Sassi etc, etc.
durante el mes de abril.
LOMBARDÍA.
Milán, el 12. mayo en la iglesia de S. Agustín.
El Capítulo de la Catedral estaba con sus magní-
ficos hábitos, y al lado de los Canónigos, la selecta
y numerosa representación de los párrocos de la
ciudad. Seguían las del Clero diocesano, Antiguos
Alumnos, Sociedades Católicas, con 30 banderas
y estandartes, le Comité de los Cooperadores,
presidido por el principe de Gonzaga, el Diputado
Mauri, el Conde Melzi de Eril, etc. L,as autori-
dades administrativas, universitarias, gober-
nativas, el Conde Febo Borromeo, Presidente
de las Juntas dé Caridad, el gentilhombre
Carlos Bassi, Presidente de la Asociación Na-
cional, protector de los Misioneros en el Ex-
terior; representaciones de los Carmelitas, Do-
minicos, Jesuitas, Bernabitas, Capuchinos, Me-
nores observantes, Camilos, Stigmatinos, Her-
manos de las Escuelas Cristianas y demáis, reli-
giosos de Milán. También estaban representados
numerosos colegios y Casas de educación. Re-
presentando el Capítulo Superior de la Pía So-
ciedad Salesiana, estaba el R. P. Albera.
Pontificó Mons. Balconi y la Schola Cantorum
del Instituto Salesiano, dirigida por los MM.
Scarzanella, Andreoli y Ramella, ejecutó las
armonías de Anerio, de Palé trina y Mapelli. El
elogio fúnebre estuvo á cargo del doctor Don
Francisco Cerruti.
« D. Rúa no ha muerto — decía el orador —
D. Rúa vive en nuestros corazones, vive en sus
obras, vive; en la herencia inmortal de virtudes
y grandeza que nos legó. Oh! yo lo veo con los
ojos de la fe y lo siento en los latidos de mi
corazón. Sobre esta tumba que delante tengo, veo
' florecer la esperanza, veo al ángel de la vida mi-
rando desde el imperio del tiempo todo lo que
arrastra en su vertiginosa carrera, veo cernerse
el esp ritu del consuelo y de la paz, del amor y
de la inmortalidad. Señores, sobre la tumba de
los justos no se llora se medita, se cantan himnos
de gloria.
« Y puesto que Dios nos ha dado no solamente
ojos para llorar, si no también inteligencia, fan-
tasía, corazón para trocar el llanto en fotografía,
en reflejo, en representación viva de las personas
amadas, en su reproducción exacta, aprovecharé
de este don que Dios misericordioso nos concedió
y quiero que contemplemos á D. Rúa vivo como
estaba poco ha, en su envoltura mortal, quiero
que lo contemplemos en los tres grandes estadios
de su vida: esíu liante, sacerdote, superior.......
Y el profesor desarrolló su tema con esa pro-
fundidad y claridad admirables que son la dote
principal del gran pedagogo..
Belluno-Como, el. 17 abril en la parroquia;
Campione sul Garda, límite de Italia y Suiza
el 17 en la parroquia, pontificando el Abad Mi-
trado Mons. Baronio;
Casteggio, el 12 mayo en la parroquia;
Gaste lianza, el 21 abril en la parroquia;
Sommz Lombardo, el 12 y el 21 en la pa-
rroquia;
Várese el 15 abril en la iglesia de S. V'ctor.
En diversos días en Angera, Bellagio, Búscate,
Busto Arsizio, Castaño Primo, I seo, Lomello-
Mede, Ottobiano, Favia, Paullo, Renate, S. Gior,
gio Lomellina. etc. etc.
VÉNETO.
Ghioggia, el 14 en la Catedral: estaba presente
todo el clero de la ciudad y pontificó el Obispo
Mons. Bassani ; el decán Sr. Voltolina pronun-
ció el elogio fúnebre;
Conegliano, el 9 mayo en la parroquia de San
Martín, pontificando Mons. Carón, asistido por el
deán y el Vicario General, que es el Director Ge-
neral de Cooperadores Salesianós. El Sr. Obispo
mismo tegió la oración fúnebre, proponiendo á
D. Rúa por modelo á su clero, á los religiosos y al
pueblo cristiano.
MOÍ I laño, el 12 mayo en la parroquia, asis-
tiendo de medio pontifical el Sr. Obispo de
Treviso, Mons. I^onghin y pronunciando la ora-
ción fúnebre el limo. Sr. Obispo, quien presentó
á D. Rúa como luminar que debe impulsarnos á
grandes empresas y hacernos santos.
Venecia, el 14 abril en la iglesia del Santísimo
Salvador. Estaban presentes el Cardenal Pa-
triarca, el Clero de la ciudad y la representación
del diocesano, las órdenes religiosas, la nobleza
veneciana, el pueblo, las autoridades. Cantó la
misa Monseñor Previtali y el responso Su Emi-
nencia el Cardenal Patria ca.
Verana, el 12 mayo en la iglesia de S. Nicolás.
Mons. Grancelli había puesto la siguiente ins-
cripción:
« Por la grande alma — de D. Miguel Rúa
que del Ven. D. Bosco heredó la méate y el
corazón !
Pontificó Mons. Peloso y dijo el elogio fúnebre

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BSE 1910 10
253 ~
Mons. Grancelli, sirviéndose con extraordinaria
habilidad oratoria, de cuanto escribieron ami-
gos y enemigos en ocasión de la muerte, para
presentar neta y en toda su colosal grandeza, la
figura inmortal del hijo de D. Bosco.
Vicenza, el 14 abril, por iniciativa de Mons.
De Lucchi, y para recordar mejor « al apóstol de
la caridad, inició una colecta» en la cual se
recogieron 1092 liras para las Obras Salesianas.
— La sociedad católica obrera de la misma ciu-
dad consagró á D. Rúa su Asamblea general del 7
de Junio y envió una bellísima carta de adhesión
al P. Rinaldi.
Este ; el 12 mayo en la Catedral; hizo el elogio
Mons. Lancilotto.
San Vito al Taglwmento, el 23 de mayo en el
Santuario de Santa Rosa, celebrando Mons. Ber-
tolo.
Schío, el 9 mayo en S. Luis, con asistencia de
Mons. Panciera, Mons. Saccardoy todo el Clero de
la ciudad. Notabilísima fue la oración del R. Ron-
coni; consideró al sacerdote y al ángel que mora
l a en una atmósfera de fe y vivía la vida más hu-
mana y más divina, al hombre de ideales inmen-
sos, incansable, indomable. Se sentía, dijo, que
Dios hablaba por sus labios; ninguna humana
elocuencia, por arrebatadora que sea, pene-
traba tanto como la suya que, luminosa, serena,
cautivaba el corazón ».
Vigonovo, el 12 abril en la parroquia.
Zerman, el 9 junio en la parroquia.
LIGURIA.
Alassio, el 7 mayo en la iglesia del Colegio Cí-
vico, tomando parte toda el clero de la ciudad
Pi&m di Vallacrosia. El 4 abril en la parroquia,
asistiendo de medio pontifical Mons. Abati, y
pronuciando el discurso el M. I. Sr. Goggioso, el
mismo que 21 años hace, lo pronunció para Don
Bosco en la misma iglesia ; .,
Savona, el n mayo en la parroquia de S. Juan
Bautista; presidía el duelo Mons. Scatti, Obispo
de la ciudad y las autoridades gobernativas, judi-
ciarias, militares y * administrativas. Asistían
todas las Comunidades religiosas y las diversas
Asociaciones católicas. El profesor Luchelli pro-
nunció el discurso, considerando á D. Rúa como
el hombre de la oración ;
Spezia, el 22 abril en el Santuario de Nuestra
Señora de las Nieves, pontificando Mons. Carli y
pronunciando el elogio el prof. Sammory ;
S. Pier d* Arena El 15 en la parroquia de San
Cayetano; cantó misa Mons. Oléese, Protono-
tario Apostólico, y asistieron Mons. Pulciano,
Arzobispo de Genova, el clero secular y regular
de la ciudad y la metrópoli, los'institutos reli-
giosos y muchas sociedades católicas;
S. Esteban de Magra, el 7 mayo en la parroquia;
Varazze, el 6 junio en la colegiata de S. Am-
brosio.
EMILIA Y ROMANA.
Bolonia, el 13 en la iglesia del Corpus, lla-
mada de la Santa. Asistió pontificalmente Mons.
de La Chiesa; estaban también presentes Mons.
Bacchi y Mons. Canetoli; cantaron las Escolanías
Salesiana y la del Seminario. El elogio fue pro-
nunciado por Mons. Carpanelli, el cual evocó los
días del primer Congreso de Cooperadores sale-
sianos, durante el cual ese « hombre delgado y
consumido por eltrabajo,dió pruebas admirables
de lo familiarizado que estaba con los pensa-
mientos grandes y las ideas prácticas; admirable
superior, portentoso conocedor de hombres y
cosas, siempre humilde en las glorias, calmo en
las tempestades, siempre con la vista en el cielo ».
Bor*o S, Donnino, el 7 mayo en la Catedral.
Asistió de pontifical y pronunció la oración fú-
nebre el Sr. Obispo Mons. Mapelli.
También hubo un funeral por el P. Carlos M.
Baratta.
Faénela, el 4 mayo en la iglesia salesiana, con
asistencia del Obispo Mons. Cantagalli con todo
su Capítulo; dijo el disburso Mons. Ferretti,
quien tuvo momentos de una elocuencia sobe-
rana.
Ferrara, el 13 abril en la iglesia de los Teatinos;
pontificó el Obispo Auxiliar Mons. Borghini y
asistió el Emo. Card. Boschi. Mons. Ferretti
pronunció un elocuentísimo discurso.
Lug'\\ el 12 mayo en la colegiata, con asistencia
pontifical de Mons. Baldassari, Obispo de Imola.
El ilustre Obispo de Ferrara tegió el elogio fú-
nebre.
Módena, el 9 mayo en S. Francisco; todo el
adornado templo estaba cubierto de inscripciones
escritúrales, que hacían destacar grandes haces
de luz eléctrica; asistían todas las autoridades,
las Ordenes religiosas, las Asociaciones y Cír-
culos con sus banderas... Ocuparon el puesto de
honor Mons. Bruni, Arzobispo de Módena y Abad
de Nonantola, Mons. Righetti, Obispo de Carpi,
Mons. Conforti, Arzobispo-Obispo de Parma,
Mons. Pellizari, Obispo dé Piacenza, Mons. Map-
pelli, Obispo de Borgo S. Donnino y celebró el
Arzobispo. La oración fúnebre estuvo á cargo
del elocuente Obispo Righelli.
Parmx, el 14 de abril en S. Benito, celebrando
el Exmo. Sr. Arzobispo, asistido por Mons. Sol-
dato y todo el Capítulo de la Catedral y concu-
rriendo todas las autoridades y numerosísima
representación del elemento obrero. Con su ha-
bitual elocuencia, enaltecida por las circunstan-
cias, «cantó al extincto el trof. Lingueglia.

9.9 Page 89

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254
Cadignano, el n abril en la parroquia.
Reggio Emilia, el 22 en la iglesa de S. Cenón;.
Lugagnano, Formigini, Berceto, varios días.
AMÉRICA.
QUITO.Los funerales solemnes por nuestro
venerado Padre fueron un gran tributo á la
memoria del justo. El Exmo. Sr. Arzobispo
Suárez Bravo y el Cabildo Metropolitano pu-
sieron la Catedral á disposición del Comité;
ofició el limo. Sr. Riera, Obispo de Hatoviejo
y cantaron la misa las Escolanías Salesianas,
la Mercedaria y el distinguido artista español
D. J. M. Trueba. Pronunció una admirable
oración fúnebre el R. P. Proaño S. J.
En varias otras ciudades y pueblos de
la República se celebraron honras fúnebres.
CALI (Colombia). — El activo cuanto fiel
Comité de Cooperadores Salesianos organizó
grandes sufragios y funerales solemnes por el
alma del venerando Padre.
CONCEPCIÓN (Chile). — Tomaron parte con
el Clero y Ordenes religiosas, lo más selecto
de la ciudad. Pronunció el discurso el cono-
cido Padre Manuel Flores, Comendador de
La Merced.
SUCRE (Bolivia). — Celebráronse en el tem-
plo de S. Agustín, pontificando el Emo. Sr.
Arzobispo de La Plata y pronunció la oración
el P. Morillo.
En PUEBLA y otras poblaciones mejicanas
y en infinidad de lugares, ciudades y pueblos
de América se ha hecho lo propio, en todas
partes se ha sufragado el alma de D. Rúa y
se ha dado una gran muestra de simpatía á
la Obra Salesiana.
— A todos nuestros buenos Cooperadores
y á cuantos han celebrado honras fúnebres ó
de cualquier modo sufragado el alma de nues-
tro General, les damos las más expresivas
gracias y les pedimos encarecidamente que
rueguen sin cesar por que la Santa Iglesia
corone pronto á sus dos grandes siervos.
También les suplicamos á cuantos han ce-
lebrado funerales y sufragios, que nos dispen-
sen si no damos en estas páginas cuenta de
todos: el espacio es reducidísimo y la materia
abundantísima. El fin principal, cual era su-
fragar el alma de D. Rúa, se ha obtenido.
BIBLIOGRAFÍA.
De la Oficina de Trabajo de la Acción Social
Popular • Barcelona.
Heñios recibido: a) un librito de modestas aparien-
cias, pero de trascendencia suma y de grande
actualidad. La Mutualidad escolar: su, naturaleza, su
organización, su funcionamiento : medios, práticos,
por el P. GABRIEL LIZARDI, S. J. En 8° 62 págs.
0,50 ptas. — y o) una bella conferencia [del P. Ruiz
Amado, titulada « La Educación por la acción »>
Oj2O.
De la Librería Salesiana de Sarria.
La Agricultura y sus armonías sociales, por RODOLFO
FIERRO TORRES, P. S. S. En 16° y 102 págs. 0,30
ptas. Es el primer tomo de la obra titulada: Por los
campos Sociológicos.
De B. Heder, Librero-Editor Pontificio, Fri-
burgo de Brisgovia (Alemania).
Manual del Congregante de, la Santísima Virgen. Con
dos grabados. Segunda edición. En 16°: 15x9 cm.
(IV 256 págs.). Publicado con la aprobación y re-
comendación de los Exmos. Sres. Arzobispos de
Bogotá, Buenos Aires y Friburgo.
N.° 34 tela, cortes encarnados fr. 1,60 : N.° 35
tela, cortes dorados 1,85: Ñ.° 429 badana, cortes
dorados 2,50.
Principios de sólida Piedad por el Rev. P. EUTIMIO
TAMALET de la congregación de los Sagrados Co-
razones y de la adoración perpetua del Santísimo
Sacramento del altar. — Con la aprobación y re-
comendación del Rmo. Superior General de dicha
Congregación y de los Exmos. y Rmos. Señores
Arzobispo de Friburgo y Obispo de Huánuco.
En 24° (XII y 252 págs.): Encuad. en tela fr. 2,15.
Con los Jesuítas... por castigo, por PABLO KER.
Traducción libre de la segunda edición francesa»
Con cuatro grabados. En 8° (X y 280 págs.). En
rústica Fr. 3. —; encuad. 4.— Forma el primer tomo
de la Colección : « Herder Narrador de la Juventud »
biblioteca ilustrada de Narraciones para la Adoles-
cencia.
Cuentos del Hogar, por NORBERTO TORCAL. Con
prólogo del Exmo. y Rmo. Sr. Arzobispo de Se-
villa. — Un tomo en 12° (XVIII y 344 págs.) En
rústica Fr. 3.—; encuad. lujosamente en media
tela Fr. 3,75. — (Forma el tomo VII de la colec-
ción « Herder Las Buenas Novelas »).
De la Escuela Tipográfica Salesiana de Se-
villa.
Alimentación Racional del ganado (Vacuno) por MI-
GUEL SÁNCHEZ; Principales plantas de la familia de las
leguminosas por varios autores: tomos LXXX, LXXXI
de la Biblioteca Agraria-Solariana.
!
*
•X- •*
Con feliz acuerdo, la Academia Calasanzia de
Barcelona - Paseo de Gracia 7 - ha comenzado la
publicación de la Biblioteca de Autores griegos e la-
tinos con la versión directa y la traducción literaria
por eximios humanistas antiguos y modernos, bajo
la dirección de L. SÉCALA Y PARPOL, Profesores
de la Universidad de Barcelona. A la vista tene-
mos el primer número compuesto de dos odas de
Safo y dos de Erina: al pie del texto griego esta
la traducción literal de Jordán Urríes y Banqué y
Faliú y la poética de Menéndez Pelayo, Castilla y
Arenysa, García Rubio y Sluch. 16 págs, 0,20 ptas.

9.10 Page 90

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BSE 1910 11
—— 282
A LA MEMORIA
DE DON RÚA
i,.
ITALIA CENTRAL.
Florencia..-*— El 7 inayo en la.abadía de la
Santísima Trinidad, bajo los auspicios de las
Damas del Comité « Ars et Charitas ». Cantó
la Misa Mons. Vettori, Obispo electo de Tívoli,
con asistencia de Mons. Ciolli, Vicario General,
en representación del Exmo. Sr. Arzobispo.
L,a oración fúnebre la pronunció el R. Prof.
Galbiati, quien con su ardiente palabra tuvo
suspendido al auditorio durante una hora,
considerando á D. Rúa y su obra, como el na-
tural valladar contra los errores del tiempo.
El templo estaba lleno de inscripciones del
doctísimo P. Manni, las cuales compendiaban
sintéticamente la maravillosa vida y las obras
del difunto.
Una decía: A Miguel Rúa «• que con jama de
.genio y grandes virtudes sucedió á D. Bosco • y
que por 22 anos gobernó la Sociedad Salesiana
- la rigió y propagó - robustecido por los coloquios
con Dios - al educador bueno - al apóstol de las
naciones bárbaras - Oh pueblo, pide para él la
eterna paz!
A los lados del túmulo:
1. Nacido humilde - gustoso vivió con los hu-
mildes - pero á la elevación de su alma y á su sa-
biduría - se inclinaron Principes.
2. Con el recuerdo del taller de Nazaret endulzó
á los obreros las fatigas - arregló discordias -
Padre entre hermanos contendientes.
3. A los emigrados bajo otro cielo - fue conso-
lador amante - abrazó á los leprosos - pronto á
morir por sus hermanos.
4. Fue cátedra de luz su lecho de muerte - fue
trono su féretro - triunfo sus funerales y aurora
de un sol eterno.
Liorna. —El n junio en Sta. María del So-
corro, debido á la munificencia de una noble
familia, con la asistencia de todas las autori-
dades, el Clero, las comunidades religiosas, el
el seminario, los Círculos y asociaciones so-
ciales y esportivas. Un grandioso pabellón co-
locado bajo la grandiosa cúpula llevaba her-
mosas inscripciones, alusivas á la vida y las
obras del difunto. Celebró la Misa el limo, y
Rvmo. Sr. Marenco, salesiano, Obispo de Massa
Carrara y pronunció la oración fúnebre S. Erna,
el Cardenal Maffi.
La parte musical fue sostenida por la Es-
colanía del Oratorio de S. Francisco de Sales,
bajo la dirección de Dogliani. El Pides, diario
católico de la ciudad, publicó un número
extraordinario de 6 páginas, dedicado comple-
tamente á la memoria de D. Rúa, y las Hijas de
María Auxiliadora costearon una linda mono-
grafía de la obra realizada por D. Rúa.
Loreto. — El 16 mayo en la Basílica de la
Santa Casa. Bellísimos epígrafes adornaban
la basílica y esclarecían la vida de D. Rúa. Pon-
tificó S. Sría. Rvma. Mons. Ranuzzi, Obispo
diocesano, asistieron todas las Autoridades y
ID más selecto de la ciudad. L,a música fue
ejecutada por la Capilla de la Basüica con esa
perfección que ella posee; prormunció la ora-
ción fúnebre el Rvmo. P. Fernando de Pésaro,
con escultórica y arrebatadora elocuencia.
« Aunque es cierto, decía, que se necesitan
años y años para conocer á un hombre, bastaba
ver á D. Rúa una sola vez, para leerle el alma.
Su sonrisa dulce y atractiva, su mirada bonda-
dosa, su continente devoto, humilde, su hablar
sencillo, pero lleno de suavidad y sabiduría,
dejaban ver como á través de un límpido cristal,
su alma bella y pura, su corazón gran,de y
tierno: sí, bastaba verlo, acercársele un instante,
para comprender inmediatamente quién era
D. Miguel Rúa.
Macerata. — El 10 junio en la catedral, con
asistencia de todas las autoridades y selecta so-
ciedad; pontificó Mons. Sarnari. El orador, ca-
nónigo Crocetti, pronunció un elocuente dis-
curso, señalando en D. Rúa el amigo más sin-
cero, el continuador y el intérprete más fiel
del pensamiento y el corazón de D. Bosco.
Massa.—El 20 abril en la Catedral, con asis-
tencia de Mons. Marenco y de todas las auto-
ridades y el Clero secular y regular. El orador
Rdo. prof. Mussi, saludó enD. Rúa al sembrador
prodigioso del grano evangélico que raientras
estaba pronto á dar su vida por la fe, amó in-
tensamente á su Patria. La vida de D. Rúa,
concluyó, es la documentación más completa
del heroísmo cristiano.
Pisa. —El 23 abril en Santa Eufrasia. Asis-
tió pontificalmente S. Erna, el Cardenal Pedro
Maffi, rodeado de todo su Capítulo y de la con-
gregación de Párrocos; estaban presentes To-
niolo, Fedeli, Bottini, Tomás Marconi, el conde
Giuli, etc.. Pronunció la oración fúnebre el R.
P. Jacopi de los Menores.
Civitavecchia. El 13 abril en la parroquia
de Sta. María.
Colle Salvetti. — El 14 abril en la parro*
quia; pronunció la oración fúnebre D. Alfredo
Barré.
En Genzano, Genazzano, Marina de Massa
etc. en varios días..

10 Pages 91-100

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10.1 Page 91

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BSE 1910 11
,- 283 —
ITALIA MERIDIONAL.
Bova Marina.—En esta población todos re-
recordaban la última visita que les había hecho
D. Rúa el año de 1908, dejando grabada en sus
corazones su dulce y mágica figura. El limo.
y Rmo. Sr. Pugliatti ordenó que los funerales
se celebraran en la catedral.
No menos cordiales fueron los celebrados en el
Seminario.
Solemnísimos fueron los que se hicieron en
la parroquia principal el 6 de mayo. Un anti-
guo alumno del Oratorio, D. José Antelitano,
trazó con maestría la veneranda figura del
Sucesor de D. Bosco.
Caserta.— El 7 mayo en la iglesia salesiana
con la asistencia de todas las Autoridades y
pontificando Mon. Cosenza. El Rvdo. Sr. D.
Jaime Minozzi, rector del Seminario, pronunció
la oración fúnebre presentando á su auditorio
la bella figura del Continuador de D. Bosco y
del Educador de innumerable juventud en
Italia y fuera de Italia.
En Ñapóles, Olona a Mare etc. etc. en di-
versos días.
EN SICILIA.
Acireale. — El 9 mayo en la Catedral. En
la puerta principal se leía esta inscripción: Al
luto concorde de la Iglesia de la Italia sobre el
túmulo del venerando D. Rúa - los Cooperadores
acenses - unen expiatorias preces.
Todas las campanas de la ciudad tocaron á
muerto; todas las Autoridades, todas las Comu-
nidades religiosas, el Clero, lo más selecto de la
ciudad acudió á rendir el ultimo tributo de
afecto y de lágrimas al amado Superior. Conmo-
vido, elocuente, D. Ángel Scalia presentó á D.
Rúa « grande por sus admirables trabajos».
Catania.— El 9 mayo en la metropolitana.
La basílica estaba decorada con elegancia y
gusto: bellas inscripciones en latín explicaban
los principales rasgos y los pasos de la vida del
Difunto; á los lados del soberbio catafalco esta-
ban medio plegadas las banderas de las asocia-
ciones y círculos de la ciudad; asistían todas las
autoridades y las representaciones de las enti-
dades religiosas y sociales, el Clero regular y
secular y la mayor parte de los colegios y escue-
las de la ciudad.
Su Erna. Revma. el Card. Francica Nava asistía
pontificalmente; las Escolanías metropolitana
y salesiana combinadas, ejecutaron la Missa
de Perosi; la ejecución fue grandiosa y de ma-
gnífico efecto. I/a oración fúnebre, pronunciada
por Mons. Mineo Janny, fue digna del célebre
orador y un himno para D. Rúa «ideal del santo
moderno, activo y místico, digno/Sucesor de
D. Bosco » y para la obra maravillosa por él
realizada eti pro de la civilización. >''
Messina; ^- El 7 de irtayo en la Parroquia
S. Juliano^ presididos por Sv E. Rvma
Mons. Letterio d'Arrigo, Arzobispo de Messina;
la parte musical fue ejecutada por la Escolanía
del Seminario. Pronunció el elogio fúnebre
Mons. Scarcella, Director General de los Coo-
peradores Salesianos.
;
En Noto (Siracusa) -llamó la atención ^del
culto auditorio, la elevada y severa; oración íú-
nebre pronunciada por el Chantre M; L Sr.' D.
José Sorrentino, .quien presentó la figura de
D, Rúa bajo el doble aspecto de «apóstol de la
caridad y verdadero y grande patriota '#;'
Palermo. —"El 7 mayo en la monumental
iglesia del Salvador, en donde D. Rúa solía di-
rigir la palabra á los Cooperadores. Tomaron
parte en la ceremonia él Exmo. Card. Alejan-
dro Lualdi y los limos. Srs. Obispos Zuccaro,
Bova y Schiró, de rito griego el último, los Pre-
lados pontificios y el Sr. Giglió Tramonte,
los magistrados; el Clero y selecto público.
En un lugar especial estaban los Colegios Sale-
sianos y las columnas esportivas Panormus y
Fervor. Llamaban justamente la atención las
Misioneras franciscanas, de Egipto con una re-
presentación de sus educandos. Pronunció la
Oración fúnebre el Rev. Fasulo.
Siracusa. —El 14 abril en la Metropolitana.
Durante toda la mañana rezaron misas de ré-
quiem en sufragio de D. Rúa, los sacerdotes coo-
peradores salesianos y á las i o cantó la misa y
pronunció un magnífico elogio fúnebre el M. I.
Lantieri. El orador estuvo felicísimo al evocar
algunos recuerdos personales y episodios que
ponían en relieve las. grandes virtudes del di-
funto.
En Bronte, Cammarata, Castronovo, Cesará,
Licata, Mar sala, Pedara, Piazza Armerina, Ran-
dazzo, Riesi, S. Cataldo, S. Gregorio de. Catania f
Ademó, Ali, Barcelona de Sicilia, Biancavilla,
Lercara, Módica, Palagonia, Parco, Nunziata,
Partanna, Petralia, Sta Catalina, Sciacca, Sciara,
Spadafora, S. Martín, Treóastagni, Valgwrnera,
Villar osa y otros pueblos en varios días.
CEKDEÑA.
Cágliari. Bl 10 mayo en la iglesia de S.
Antonio, con asistencia de grandísimo número
de cooperadores; pronunció el elogio fúnebre
Mons. Miglior.
Lanusei.^—El 7 mayo en la parroquia. Ley6
la oración D. Jacinto Latiñi, sacerdote de la
Misión. « Las grandezas á que pueden elevarse
los hombres, dijo, son de dos clases: la una es

10.2 Page 92

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BSE 1910 11
—•284 ~ '
propia de los que, separándose de todo, fija la
mirada en Dios, á Dios se elevan como divini-
zados en su humanidad; la otra alcanza el que
tasando bien de los dones de inteligencia y co-
razón recibidos de Dios, difunde tesoros de
verdad y de bondad sobre los hombres que su-
fren, que tanta necesidad tienen de amor y de
luz. D. Rúa fue el tipo ideal que concentró en
sí las dos grandezas: fue el místico y el bienhe-
chor de la humanidad >>.
La solemne , ceremonia y especialmente la
magistral oración, que hizo revivir la dulce fi-
gura áe D. Rúa, dejó en los asistentes una im-
presión vivísima.
En%Sanluri, el 6 mayo en la parroquia. Fue
consolador el número de comuniones; el discurso
fue pronunciado por el Sr." Vicario teólogo
Barra.
AQUÍ Y ALLÍ.
En Lugano (Suiza), tomó la inciativa el Co-
mité del oratorio festivo, y celebraron solemnes
funerales el 14 abril en, la parroquia de S. An-
tonio; celebró el Arcipreste de la catedral, can-
taba la Escolanía de los Padres Capuchinos,
prestaba sus servidos el Seminario y pronun-
ció el discurso el Rvdo. D. Ángel Pometta,
discurriendo sobre la humildad del difunto.
Iguales ceremonias tuvieron lugar en Ma-
r^ggia.
Escútari de Albania, el 20. de abril, á la pre-
sencia de todas las autoridades y numeroso pú-
blico. Asistía de medio pontifical el Sr. Arzobispo.
Alejandría deEgipto, el 19 abrilenia iglesia
de Sta. Catalina. S. E. Rev. Mons. Briante, Dele-
gado Apostólico quiso dar esplendor á la cere-
monia con su presencia,, pontificando la Misa.
Asistían las representaciones de todas las co-
munidades religiosas, del clero secular, el Cón-
sul de Italia el Sr, Ragheb bey Galy y varias
otras notabilidades. Al terminar la misa, el M.
R. D. Ángel Cervesina evpcó la memoria del ex-
tinto, dejando en todos los corazones un sen-
timiento vivo de piedad y amor.
Esmirna. en la iglesia de los Padres Domi-
nicos el 7 mayo. La triste ceremonia se vio
honrada con la asistencia pontifical de S. E.
Rev. Mons. Zucchetti, Arzobispo de Esmirna y
Vicario Apostólico del Asia Menor. Cantó la
misa el Rymo, P. Hilario Mpnti Superior de los
Dominicanos. Junto con las Escuelas y colegios,
asistían todas las comunidades religiosas, los
Griegos católicos, teniendo al frente al Vicario
capitular de la Iglesia Griega.
El cónsul general de Italia -tomó parte ofi-
cialmente, con todo su personal.
, , Las finezas del limo. Sr, Arzobispo no esta-
ban acabadas; al terminar la misa, subió al
pulpito y tejió el elogio fúnebre de su entra-
ñable amigo, ese modelo de sacerdote y ciu-
dadano, continuador y desarrolládor de la
obra del inmortal D. Bosco. Conmovió á su
auditorio cuando narró que pocos días antes
de la muerte del Superior, él fue á visitarlo y lo
recibió como reciben los santos. (Aquí en el
Oratorio se recuerda como D. Rúa decía al
Arzobispo: « Haré saber á mis hijos de Esmirna
que las noticias más caras á mi corazón que me
pueden dar son las de V. Excia) ».
Constantinopla, el 22 abril, con la concurren-
cia más selecta que se pudiera ^esperar. Mons.
Nardi, Delegado Apostólico, asistía de pontifi-
cal, y se hallaban presentes el Ministro plenipo-
tenciario de Italia, barón de Planches y Sra._ el
cónsul general, el barón Menzinger, el teniente
de Armada Vetori, el Inspector de la navega-
ción G. I. y no faltó la mamá buena y amada,
como llaman los niños á la señora doña Matilde
de Giustiniani. Los niños devotos y conmo-
vidos rodeaban el catafalco; eran los hijos reco-
nocidos que lloraban la muerte de su amadísimo
Padre.
De igual modo se celebraron las honras en
Belén y Jerusalén. En la primera celebró Mons.
Marelli, Obispo de Bobbio, que se hallaba allí
á la cabeza de una peregrinación. En la se-
gunda el Patriarca de Jerusalén, asistido por
Mons. Piccardo y todos los canónigos.
Londres. — El 18 de abril en la iglesia del
Sagrado Corazón. El templo estaba atestado
de amigos y admiradores del extinto, entre los
cuales se hallaban, en el trono S. S. E. E. Rmas.
el Sr. Bourne, Arzobispo de Westminster y el
Sr. Amico, Obispo de Southwark; en los sitios
de honor los más distinguidos eclesiásticos de
Londres y las representaciones de todas las
casas salesianas de Inglaterra. La misa fue ce-
lebrada por el M. R. P. Scaloni, Inspector sa-
lésiano de Bélgica é Inglaterra. Cuando terminó
la misa, subió al pulpito el ilustre Arzobispo de
Westminster y con grande afecto habló de D.
Rúa, estudiándolo, como sacerdote modelo,
como trabajador infatigable, recordando sus
virtudes íntimas y sublimes, las relaciones que
con él tuvo y declarando á nombre de Londres
y de Inglaterra la gratitud más viva para con
los Salesianos.
Lisboa.— El n mayo con intervención de
S. Sría. lima. D. Sebastián Vasconcellos, Obispo
de Beja. El digno Prelado habló de la vida
ejemplar del sacerdote apóstol de siglo XIX, de
sus relaciones personales con él y de la confianza
que abriga de verlo pronto glorificado por el
Señor.
En Bahía (Brasil) el 9 mayo en S. Francisco,

10.3 Page 93

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BSE 1910 11
con pontifical de Mons. López y representación A las 9 en^pezó- e| >$a&tq $e lyaiyie^ y luego la
de todas las autoridades.
Misa oficiada por el Exmo. Sr. Arzobispo, te-
En S. Paulo el 4 mayo en el santuario del niendo por Presbiterio Asistente a Mons, Or-
Sagrado Corazón, pontificando el Exmo. Sr. zali. Un mitridp coro dé v¿éés interpretó ma-
Arzobispo Duarte Silva.
gistralménte la Misg 4e J^psjL,
En Rio Janeiro, Campiuhas, Cuyabá, Bata- "Antes del responso subió al pulpito el M.
taes, Nichteroy y otras poblaciones hubo tam- R. P. Inspector IX Jasé V^spign^ai y
bién honras y funerales en varios días y de pie del texjtp gr^badp ísot>r^e la tumba|¿fe
varios modos.
Bosco: Defymctus a¿kuc l,oqi$ur> a
'Caracas.—El 8 mayo en la iglesia de María D. Rúa iba á hablar .,áfíos? ípjresftites. CQÍI voz
Auxiliadora. La solemne y triste ceremonia se timbrada, pero ei&tr^pjrt^ia ^por la ^mociórj.>
vio realzada con la asistencia y los oficios de leyó la carta a.utpgrafa por®, Raaa. eayiada á
tres insignes Prelados: S. E. Mons Aversa,
Delegado Apostólico, que celebró la Misa de Ré-
los Sajélanos
1888, cuando
y ^ínnQs
£eón ^líl
áe
lo
q(1o^riÉ&trigíneavb&a c^o-meno
quiem dé la mañana, para dar la comunión á los Superior de los Salesíaws.,
^
alumnos y numerosos fieles que deseaban sufra-
gar el alma de D. Rúa; S. lima, el Sr. Silva,
Eriupierar los perspinajes qi^; tpín^rpn parte
en el funeral, e$ imposible y,al querer hacerlo nps
Obispo de Mérida, que pontificó la Misa mayor y expondríamos á sensibles omisiones; contetitémo-T
S. Sría. lima, él Dr. Castro, Arzobispo dé Cara- nos con dar los nombres de los Píelsuips y del
cas, que cantó el responso y dio la absolución al Gobierno : ,Mons. Lpcateilli, Internuncio Apos-
túmulo. Miembros insignes del Clero y laicado tólico, Dr. Espinosa, Arzobispo xfe^Buenos Aires,
católico, representaciones de todas las comu- Mons. Orzali, Mons. Vilanova Saenz, Mons,
nidades religiosas, escogido núcleo de coopera- Perazo; repares^atanño al Gobernó estaba el Dr,
dores, "presididos por el Comité de los festejos Iriondo, Ministro de^ Hacienda,
jubilares, grande número de pueblo, presen-
ciaban la sagrada ceremonia; la música fue es-
trictamente litúrgica. Con la elocuencia de que
Commemoraciones civiles
goza merecida fama y con el amor de quien es
uno de los más entusiastas Cooperadores, pro-
nunció la oración fúnebre el M. I. Dr. Arteaga.
Cerraremos esta incompleta y ya cansada
reseña, con la sucinta relación de los funerales
habidos en Buenos Aires en el Nuevo Templo.
Recordarán nuestros lectores que la cripta del
magnífico monumento está dedicada a las
benditas almas del Purgatorio: allí se celebra-
ron los funerales por los grandes de la Patria.
¿En dónde mejor que allí celebrar los funerales
Las ha habido en varios lugares y dé varios
modos: en unas dedicándole las sesiones del
Ayuntamiento; en otros, creando con el nom-
bre de D. Rúa círculos y asociaciones; en otros,
como en Roma, con oportunas series de confe-
rencias sociales, ilustradas con los ejemplos de
D. Rúa; en muchos sitios haciendo Ver su
triunfo postumo en representaciones de cinema-
tógrafo, grabados el 8 de abril en las calles de
Turín mientras el cadáver las recorría.
de D. Rúa, que aunque no visitó personalmente
la Argentina, amó á la Argentina como á su
Una súplica.
Patria y de tal modo que podemos llamarlo Es común el deseo (le que la veneranda figura
grande y bienhechor de la patria Argentina? del primer Sucesor de Don Bosco pase á la poste-
La representación de todas las entidades y ridad viva y real como lo está actualmente en nos-
de toda la sociedad, de todo el pueblo bona- otros. Por esto se suplica á los Salesianos, alumnos,
rense y argentino, era completa; aquí como en Cooperadores, parientes, amigos y admiradores del
Turín y en casi todas partes donde existen Sa- f Difunto que anoten cuanto estimen digno de me-
lesianos, los 'funerales fueron un plebiscito de moria sobre su vida, palabras y obras, y lo remitan
estima y amor, una testificación del grande al M. R. Don Felipe Rinaldi, ViaCotíolengo, 32 -
afecto que el mundo tiene por la Obra de D. Turín, en cualquier lengua, en hojas donde no haya
Bosco, de quien fue D. Rúa el más sabio y de- más correspondencia, pero firmado con nombre,
cidido intérprete. Autoridades, Prensa, sin apellido y lugar.
distinción de partidos, individuos de todas las Se recibirá con gratitud cualquier apunte, aunque
clases (si es que clases hay) llenaban el vasto sea una sola línea, que contenga un hecho, una frase,
templo para « rendir honores postumos al digna de ser recordada.
Padre, al ciudadano y al amigo, desde el re- Muchas sontas personas que nos piden una de-
presentante del Sumo Pontífice hasta el último tallada biografía del padre que tanto estiman, y si
sacerdote; desde las altas personalidades ci- no se compila ahora, difícilmente se podrá hacer
viles, hasta el más humilde artesano ».
más tarde.
\\

10.4 Page 94

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BSE 1910 12
—' 331
NECROLOGÍA
El 17 de Mayo, aniversario de la coronación
de María Auxiliadora, volaba al cielo en Cuenca
(Ecuador) el alma de la que fue generosa bien-
hechora de las Misiones Salesianas de Méndez y
Gualaquiza
Da. Mercedes Ullauri de Villavicencio.
L/a Virgen SS. cuya imagen estrechaba entre
sus brazos á la hora de la muerte, quiso llevarla
á gozar el premio de su generosa caridad un día
memorable en los anales de su culto. El ejem-
plo de mamá Margarita que remendaba la
ropa de los huérfanos del Oratorio, lo repitió ella
recogiendo y remendando toda la que podía
para los hijos de la floresta. Encomendémosla
al Señor en nuestras oraciones para que dé el
descanso eterno á nuestra insigne cooperadora.
Cooperadores Salesianos difuntos.
ESPAÑA.
Sr. D. Amallo Villalbar"T
Alfambra (Teruel.
limo. Sr. P. Ricardo Cortés, obispo
Barcelona.
Rdo. Sr. D. Jesús Plaza
Cue tea.
Sra. Da. Josefa Torres de la Rosa
» » Victoria García de Sacombra
> » Dolores Sarítacoloma
» » Amparo. Escudero de Cobo
» > Prudencia Llandres
Rdo. Sr. D. Eusebio Bruch Castellar Montana (Gerona)?
» » » .Miguel Buiscons
Gerona.
Sr. D. Juan Vidal de Llovatera
»
» » Juan Freixas
Gargalla (Barña).
Sra. Da. Victoria Matas de Sarradell La Bisbal »
» » Patrocinio Debai
La Fera »
» > Julia de Esteve Martínez Llagostera (Gerona).
Rdo. Sr. D. Narciso Boada
' .. ».
»
Sr. D. Santiago Humetra
Molins de Rey (Barña).
» » Manuel Partraña
Orense.
Rdo. Sr. D. Enrique Granero Puebla Fadrique (Toledo).
Sr. D. Julián López
Valdecolmenas Alb. (Cuenca).
Sra. Da. Vicenta Martínez
>
»
índice general del año 1910.
Documentos.
Carta-del Sr. D. Miguel Rúa á los Cooperadores
Salesianos, 2.
Domingo Savip, siervo de Dios, 9.
Bodas de Plata, 31.
La Pía Sociedad Salesiana, 33, 64, 97.
VI. Congreso de Cooperadores Salesianos, 44, 104.
Para el Jubileo del P. Rúa, 51, 96.
Una súplica, 285.
A los Cooperadores Nicaragüenses, 56.
La tumba de D. Bosco, 101.
D. Felipe Rinaldi á las autoridades, 149.
IIIa; Exposición de las Escuelas profesionales y
Granjas agrícolas, 245; La inauguración 248; Vi-
sitas ilustres, 251; Datos de la prensa, 279 ; Clau-
sura y Premios, 307.
"'••
El 2° sucesor de D. Bosco, 2,64.
El sucesor de D. Rúa á los Cooperadores Sale-
sianos, 273.
El decreto de la Primera Comunión, 276.
La catástrofe del Colegio Sales, de Concepción, 296.
Artículos de fondo.
Los antiguos alumnos.
rn
Un buen obsequio, 29, 61, 94.
*«<•*
Los oratorios festivos, 71, 99, 129.
Los Cooperadores Salesianos, 185.
Los Salesianos, 286*
Navidad, 305.
A la memoria de D. Rúa.
La enfermedad, 93; Anuncio de la muerte, 21;
Quién era, 125, 215 ; En la muerte, 150; Los úl-
timos días, 153; Hacia el fin, 166; La muerte,
171; Los funerales, 173; El entierro, 178; Los
pésames, 179; Corona de la prensa, 180; Bio-
grafía, 188; Honras fúnebres (relaciones), 1,91, 220,
251, 282 ; Conmemoraciones cívicas, 195 ; Ecos de
la prensa, 197; Un soberano de la bondad, 213.
Advertencias y saludos.
A nuestros lectores, i.
Sobre correspondencia, 12. :
Antiguos Alumnos.
Asociación de ex alumnos - Porqué de esta sección,
73; El Círculo «..Juan Bosco », 73.
Bibliografía.
43, 106, 136, 203, 229, 254, 301.
Cartas de familia.
Costa Rica: El terremoto de Cartago 198, 227.
África del Sur: El Instituto Salesiano de Cape
Town, 130, 288, 314.
Cooperadores Salesianos difuntos.
27, 6o, 212, 240, 272, 331.
Culto de María Auxiliadora.
a) NUEVAS IGLESIAS, CAPILLAS, CUADROS: ' •
6*. Isidro (Buenos Aires), Inauguración una
Capilla, 40; Concepción (Chile), Proyecto de un
Santuario, 112 ; Curepto (Chile), Bendición de una
imagen, 294.
b) PRIVILEGIOS :
Sarria (Barcelona), Agregación del Santuario, 294.
¿/FIESTAS:
España : Cindadela, 205; Zaragoza, 232 ; Gerona,
230; Málaga, 230; Valencia, 21.
Italia: Turin-Valdocco, 204.
América: Lima, 260; Bogoíá (Colombia), 232 ; San-
tiago (Chile), 233j Buenos Aires, 260; Villa-Co-
Ion, 21 ; Santa idéela, Santiago, Puebla, Méjico,
Asunción, Salvatierra, 261 ; Uruguay.
Gracias.
22, 40, 83, 113, 137, 207, 234, 202, 294, 322.
Memorias biográficas de Mons. Lasagna. <
56, 302, 330.
Misiones.
ÁFRICA. — Mozambique: Nueva Misión, 13; De
Mozambique á Cape Town, 39; La nueva Colonia-
Misión de Moscelia, 41; Espantoso huracán, 226;
Cuatro bautismos y una misión en Moscelia, 258.
ASIA. -*-• China: En la isla de Sam-tchióu, ^ío8,
133 í Indias Orientales: Las misiones católicas,
202 ; En la China y en el fapón, 291.
AMÉRICA» Brasil Matto-Grosso: Vuelta,de la
**banda de los Bororos á las Colonias, 42; Sueltas,
ni, 136; La Tribu de los Bororos, V* parte 317]

10.5 Page 95

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BSE 1910 12
— 332
Ecuador: Dos excursiones; á los Jíbaros, 13;
Valiosa ayuda para la etnografía de los Jíbaros/
76; Episodio de la vida jíbara, 107.
Argentina
de Rawsón
,
C2h2u6bu; tyPe1t3i5ci;ónI,n2c5e9n.dio
de
la
misión
Patagoniq Septentrional: El nuevo templo de
Viedma, 20; Carta de D. Andrés Pestarino, 200;
Junín de los Andes, 259 ; Santa Cruz, 293.
Magallanes: Una misión, 255; Paiagoma: En
las fuentes del Neuquén, 290.
Necrología.
D. Manuel Estepa Suárez, 27; Da. Mercedes Ce-
ballos, 59 ; Exmo. Sr. Conde de Villafranqueza,
59 ; D. Cecilio Lucero, 59; Da. Carolina Gerpe
de Blanco, 92; D. José Lazzero, 146; limo. Sr,
D. Ricardo Cortés, D. José Alejo, Fr. Nicolás
Armentia, Da. Carmen Ayala, Da. Ana Agostini,
148; D. Carlos M. Baratía, 211 ; Da. María Jo-
sefa Dueñas, 212; D. José Nai, 240; Da. Dolo-
res Ortiz, 272; Da. Mercedes Ullauri de Villavi-
cencio, 331.
Noticias.
CRÓNICA DE LOS EX ALUMNOS. — Sarria (Barcelona),
89; Turín, 89; Santa Tecla (América Central),
89; Buenos Aires, Jira á Montevideo* 117; Lila
(Franda), 139; Sarria (Barcelona): Fiesta conso-
ladora, 236 ; Buenos Aires, 237; Córdoba (Ar-
gentina), 269; Asociación de antiguos alumnos
(Bolonia), 287; Turín: La Federación, 299; La
Paz, Maroggia, Cavagliá, 326.
CRONIQUILLA Y CRÓNICA DE LOS ORATORIOS FESTI-
VOS — Concurso internacional de Sport, u; Perosa
Argentina (Italia), 51 ; Roma, 52 ; Liorna : Curso
de religión, 116; Roma, Testaccio, 116 ; Trieste,
Austria, 116; Turín-Valdocco, 116; Sliema.(Malta),
139; Turín: Fiesta de la « Auxilium», 238; Ca-
luso (Italia), Chioggia, Pisa, 267; Ferrara, Casal-
monferrato, 268; Sarria, 268; Trieste: El 2° ora-
torio festivo, 299 ; Lubiana, Sliema, Roma, 200;
Ñapóles, Turín, 301; Santa Ana, 325 ; Mercedes,
Malta-Sliema, Santa Tecla, 326.
FIESTAS PATRONALES. — En- España: Sarria Bar-
celona, 118; Ciudadela, 140.
Italia, 141.
VARIAS. — España: Salamanca: El nuevo Insti-
tuto, 52, 91 ; Obrita de actualidad, 270; Barcelona:
Escuelas restauradas, 90 ; La obra nacional del
Tibidabo, 209, 237 ; Huesca: La gratitud de los
hijos, 119; Huesca Salesiana, 270; Santander:
Conferencia del P. Carballo, 141; Sarriá-Barcelona,
239; Centenarios, 269.
América. — Argentina-Buenos Aires: Peregrinación
al Santuario de Lujan, 24 ; Consagración del nue-
vo templo de S. Carlos, 239; Rodeo del Medio,
Mendoza, Rawsón, 144; Córdoba, 120, 145;
Viedma: Fiesta de los Círculos de Obreros, 211;
Rosario de S. Fe, 239; San Nicolás de los Arro-
yos, 326; Buenos Aires, 328.
Chile: Santiago: Un congreso de Cooperadores,
20; Un hermosísimo paseo, 26; La Serena: El
nuevo Obispo, 144; La vuelta de los Salesianos,
240.
Colombia: Ibagué, 119; Barranquilla, 119, 240;
Bogotá, 328.
Centro América: El Jubileo de Mons. Cagliero,
85; Mons. Cagliero en S. Salvador, 144; Mons.
Cagliero en Guatemala, 266, 327; Santa Tecla, 328.
Perú: Arequipa, 120.
Bolivia: Piura, 120.
Méjico: Un nuevo órgano, 211.
Brasil: Bahía, 144; Recife, 329.
Estados Unidos de N. .4.;^ew York, 301. _
Italia':, Mons¿ Mareñco en su diócesis, 54; Savóí&,
116; Florencia, Ñapóles, S. Benigno Canavese,
145; Parma: El Ayuntamiento por el P. Ba-
ratta, 271; Roma : Visita regia, 271 ; Caltagirpné,
Novara, 272; Milán, 145 ; D. Albera en el Con-
greso Catequístico, 299 ; En el Santuario de Ma-
ría Auxiliadora, Lo de Portugal, 325.
Tesoro espiritual.
8, 38, 63, 100, 128, 187, 235, 259, 278, 321.
Grabados.
Salamanca: Nuevos locales del Colegio Salesiano,
5; Viedma (Patagonía): El nuevo templo parro-
quial, 19; limo. Sr. D. Juan Cagliero, 25; Sala-
manca: Nueva capilla del Colegio Salesiano, -35;
Novara (Italia): Los 20 huerfanitos de Méssina¿
55; Mons. .Fransoni, Arzobispo de Turín, 65;
La familia Ramón Fuá (Ecuador), Interior de la
casa de Ramón Fuá, 77; Ecuador: Indios Jíba-
ros. Cayapú y Masshú, 79 ; Mamacú y su hija>
81 ; El cáliz de oro, obsequio á Mons. Cagliero,
86; S. Tecla (América Central): Un grupo de
Ex-Alumnos, 91; La tumba de D. Bosco, 98;
La cripta, 102; La capilla, 103; Et altar; 114;
D. Rúa, 24; Capilla de S. Ana, Caselle Türinés, '.
128; África Meridional, Cape Town, Alumnos del
Instituto Salesiano, 130; Cape Town: Llegando
.del puerto, 131; -El Páñamento, 132; BahíarjEx
Alumnos del « Liceu do Salvador», 114; D.José
Lazzero, 146; Turín: Los funerales de D. Rúa,
156; Los Obispos salen del Santuario, 152 ; El
carro fúnebre, 159; La última parte del cortejo, '
161; Después del carro fúnebre, 163 ; La calle
Cottolengo, 165 ; Un grupo de niñas, 167 ; Las
visitas á los restos, 172 ; El cadáver en la ca-
pilla ardiente, 173; La Princesa Letitia en el
Santuario, 1 7 4 ; - ' E n Valsálice, 177; Las últimas
exequias, 178; La madre de D. Rúa, 189; Viena
(Austria): El Colegio Salesiano, 199; Tierra del
Fuego: El árbol de Gualichú, 201 ; Constantino-
pía: El nuevo Instituto Salesiano, 210; Rawsón
(Chubut-Argentina): La Iglesia antes del incen-
dio, 227; Panorama de la ciudad, 229; Santan-
der: La Carroza de María Auxiliadora, 231;
Buenos Aires: Grupo de ex-alumnos,;.237; Bar-
celona: Grupo de ex-alumnos, 238; Turín: Ex-
posición de las Escuelas Profesionales: Entrada,
247 ; Sección agrícola, 249 ; La inauguración, 250;
El III Superior de la P. S. Salesiana, 265; Pisa:
El Cardenal Maffi y la Turris, 267; Turín : Edu-
candos Sirios, 218; La Exposición: Atrio de in-
greso, salón i°, 279; Reparto didáctico, salón
" 5°, 280; Salón de Encuernadores, Escultpres,
281; Santa Cruz (Argentina) : Grupo de alumnos,
289; Ñapóles: Grupo de alumnos, 300; La Expo-
sición : Sala II y III de los carpinteros, 306*. Sala
IV de los carpinteros y Sala de impresores, 310;
Secciones de herreros y agrícola, 311; S. Nicolás
de los Arroyos (Arg.): El Colegio Salesiano, 327,
Mons. CostamEgna entre los alumnos, 316; Mer-
cedes (Uruguay), 321: Oratorio -festivo; Recife
(Pernambuco): Alumnos del Colegio del Sagrado>
Corazón de Jesús, 329,
Con aprobación de la Autoridad Eclesiástica:
Gerente: JOSÉ'GAMBINO.
Establee. Tip. de la S. A. Int. para la Prensa
Corso Regina MargheritarN. 176 - TURÍN.

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ÓRGANO DE LA PÍA UNION DE
COOPERADORES SALESIANOS
Revisto de la Obra de Don Bosco
AÑO
LXXV
Núm 7
Julio 1961
SUMARIO
Págs.
BE
LA IGLESIA Y EL ORDEN SOCIAL ... 5
EL RECUERDO DE NUESTROS MÁR-
TIRES ... ... ... ... ... ... ... ... 8
DON Bosco EN BOLWIA ... ... ... 13
AYER SUEÑO, HOY REALIDAD ... ... 11
ABUELO COCODRILO.—Crónica mi-
sionera de Juan Benazzato,
C. Salesiano ... ... ... ... . . . . . . 24
MUSEO DE
... ... ... ... 27
SECCIONES FIJAS
CONSIGNA: APOSTOLADO.
La oración del Apóstol . . . . . . . . . 9
Al servicio de la Iglesia . . . . . . . . . 9
Los COOPERADORES EN ACCIÓN ... 10
DIEZ NOTICIAS EN UNA PÁGINA ... 16
ESPAÑA SALESIANA ... ... ... ... 20
CRÓNICA DE GRACIAS ... ... ... ... 28
NECROLOGÍA Y BIBLIOGRAFÍA. 30 y 31
BECAS ... ... ... ... ... ... ... 2 y 3
DIRECCIÓN, REDACCIÓN Y ADMÓH.;
Alcalá, 164 - Apartado 9134
MADRID-2
Depósito legal: 3044. — 1958
(Con licencia eclesiástica.)
La
tíe
en
Nadie ignora que para canonizar a un siervo de
Dios se necesitan dos cosas: heroicidad de virtu-
des y milagros. Ambas cosas son indispensables.
En la heroicidad de las virtudes piensa cada
siervo de Dios, pues de su cuenta corre; en los
milagros hemos de pensar nosotros.
Don Bosco dijo un día de Don Rúa: "Si quisiese
apuntar con el dedo, por asi decir, sobre Don Rúa
un punto donde su virtud no resplandeciese en
grado perfecto, no podría hacerlo, porque no sa-
bría dónde señalar''. La Iglesia declaró heroicas
las virtudes del primer Sucesor de Don Bosco el
año 1953, y desde entonces es oficialmente Vene-
rable, Don Miguel Rúa pensó, pues, en la heroici-
daEdndelossums ivlairgtruodsesd.ebemos pensar nosotros, por-
que los siervos de Dios no hacen milagros, de or-
dinario, si no se les pide; y aun pidiéndoselo, la
petición ha de reunir ciertas condiciones: fe viva
en Dios y gran confianza en la intercesión del
sieUrvno rdeecuDeirodso. histórico servirá para ilustrar la
teoría sustentada. Hace pocos lustros fue procla-
mada Santa la doncella de Orleans, Santa Juana
de Arco y, sin embargo, murió en 1431. Por todos
era considerada una heroína. Pero a fines del
pasado siglo un canónigo francés desencadenó una
campaña activísima invitando a todos a recurrir
a la doncella para obtener de ella gracias y favo-
res. Los milagros vinieron tras cuatro siglos de
espera, y fue beatificada y canonizada.
Si nosotros no invocamos a Don Rúa en nues-
tras necesidades y no le dirigimos nuestras plega-
rias confiadas y ardientes, él se estará en el Cielo
muy feliz contemplando y gozando a Dios, pero no
hará milagros, pues es ley ordinaria de la Provi-
dencia que los milagros se pidan y se pidan con
fervor.
Por consiguiente, si deseamos ver a Don Rúa
declarado Santo y pronto recurramos a él, tenga-
mos gran confianza en su intercesión, pidámosle
milagros y los milagros vendrán.
De esta suerte será una realidad gozosa la que
todos esperamos ver colocado por la Iglesia en los
altares al grande, heroico e incomparable primer
Sucesor de Don Bosco.
NUESTRA POETADA: Niñas cristianas assamesas,
de la Misión Salesiana, adornadas con todas sus
alhajas para una fiesta.

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1964 06 BSE
Favores de
DON MIGUEL RÚA
GRACIAS, AMADÍSIMO DON RÚA
PONTEVEDRA.—Me es sumamente grato no-
tificarle un caso de curación que considero
un favor especial del Venerable Don Miguel
Rúa y que deseo publique en el BOLETÍN. Es
como sigue: Casi repentinamente me aco-
metió un ataque de uretritis tan agudo que
creí llegado mi último ñn. Reconocido por
varios médicos, diagnosticaron que no había
más solución que la intervención quirúrgica.
Pero como mi posición económica no me
permite sufragar los gastos que ello supone,
y por otra parte mi avanzada edad, casi
ochenta y seis años, no ofrecía éxito feliz,
acudí a mi protector, ya antiguo, Don Miguel
Rúa, cuyo auxilio invoqué durante una No-
vena, invocando al mismo tiempo la protec-
ción de María Auxiliadora, y gracias a tan
poderosos protectores, actualmente me en-
cuentro perfectamente bien. Gracias, ama-
dísimo Don Rúa; espero abrazarte en el
lcaieltoiertraan.—aRmicaabrldeomeMnateteoc.omo te abracé en
UN PAVOR DE DON RÚA
MADRID.—Me hice daño en una rodilla y el
médico me dijo que tendría que operarme.
iMdeea ednecosmomenedteérmaeDaonunMaigoupeelraRciúóan, qpuueirsúrla-
gica me repugnaba atrozmente. Le ofrecí
una limosna y publicar la gracia si me con-
seguía del Señor el que no tuvieran que
imneterhvaendiardmoe.unCtornastuamltéiecnoton, octoron eml éqduiceo,mye
siento bastante restablecida. Publico la gra-
Vcieanepraarbale.hoMnraaríay Lguloisraia CdoertéDs.ios y de su
NO HABÍA NADA QUE HACER
LUCCA. — Mi mamá, de setenta y cuatro
años, fue atacada gravemente de parálisis,
quedando completamente inutilizada. Lle-
vada en seguida al hospital, médicos y doc-
tnoardeas eqsutuevhiearcoenr.de acuerdo en que no había
Profundamente apenada, recurrí con fe a
Don Rúa, ofreciéndole una limosna para su
causa de beatificación y publicar la gracia.
Por bondad divina se realizó un verdadero
milagro: la mamá comenzó a mejorar; un
mes después abandonaba el hospital casi
curada y al poco se recuperó del todo. Han
pasado dos años y todavía goza de buena
csaalsuad. y se ocupa en los quehaceres de la
Agradecida por los favores recibidos, en-
vciíóon.unaRoosaferRtaosip.ara su causa de beatifica-
La heroicidad de las virtudes de
Ddeon19R5ú3a, yfudeepsdroecelsaemdaídaaloelp2o6dedmeojus ninio-
vocar como Venerable. Ahora nos ha-
alluatménotsicoasgumaridlaagnrdoos, ubnaosaddeos loesn dlooss
cuales pueda ser beatificado. Ahora
bien: ios milagros se obtienen del Se-
ñor con fervientes plegarias, con la fe
viva en la intercesión de los santos,
cuando se presentan casos de enfer-
mcieednacida dmeécdlaicraad. os incurables por la
Permitid, pues, que os dirija una ca-
lurosa invitación. Presionemos dulce-
mente sobre nuestra Madre Auxilia-
dora, sobre nuestros santos y siervos
de Dios a fin de Que nos ayuden a
obtener pronto la beatificación del
primer y más fiel discípulo de San
Juan Bosco, crecido en su escuela des-
de los ocho años, fidelísimo ayudante
durante cuarenta y dos años y su pri-
mer Sucesor por otros veintidós años.
o Sinictuernaébisleso, cinotneorcpéoins eednflearminotesrgcreasvens
del Venerable Don Rúa.
SAC. RENATO ZIGGIOTTI.

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DBE 396 XI 1972

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DBE 396 XI 1972

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DBE 396 XI 1972

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DBE 396 XI 1972

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DBE 397 XII 1972

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DBE 397 XII 1972

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DBE 338 I 1973

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DBE 338 I 1973

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BSE 1990 03