Martires españoles


Las Provincias. VALENCIA 14/05/2006



J. ANTONIO DOMÉNECH CORRAL El beato salvador de nuestra patrona



La historia de la imagen de nuestra patrona, Mare de Déu dels Desamparats en talla gótica de madera del siglo XV, hunde sus raíces en la leyenda. Como la casi totalidad de las que representan las más importantes devociones marianas de cualquier lugar. Pero alcanzado la nuestra lo celestial al afirmarse que “la feren els angels”, materializados en tres ocasionales peregrinos acogidos por la antigua “Cofradía de Santa María dels Ignoscents folls e desamparats” en el lugar conocido como la Ermita (1414). Lo que de algún modo admitieron pintores de la talla de Ribalta, Orrente, Zariñena y Espinosa quienes, en testimonio del cronista e historiador valenciano, Gaspar Escolano (1610), “reconocieron en ella algo sobrenatural” que los hicieron incapaces de reflejarlo en sus lienzos. Y tal calidad de hermosura a punto estuvimos de perderla para siempre, tiroteado su rostro por un grupo de incontrolados milicianos e incendiada su basílica durante nuestra pasada guerra civil, si un valiente sacerdote que casualmente circulaba por el lugar no reacciona con prontitud, rescata de las llamas la imagen tirada en el suelo, la sube con ayuda a un camión y la traslada al Ayuntamiento donde la esconden tras una pared falseada que levantan con la colaboración personal del cura. Era el 21 de julio de 1936.


Sin embargo, no he visto reflejado el protagonismo de este sacerdote en las varias historias que sobre el tema he leído. Ni su nombre, a pesar de ser público y notorio por el proceso de beatificación que se le ha seguido en nuestro arzobispado como mártir, víctima que fue de esta persecución religiosa, ya proclamado por Juan Pablo II el 11 de marzo de 2001. Se trata de don Vicente María Izquierdo Alcón, cura párroco de Ollería primero, después de Cogullada, Carcagente, Cheste, Bicorp y finalmente de Puebla de Farnals en el mes de julio citado para, al siguiente, ser asesinado en término de Rafelbuñol por su condición sacerdotal. Hoy es el beato Vicente María Izquierdo, cuyos venerados restos descansan en la parroquial iglesia San José de Puebla de Farnals, al que he querido dedicar este merecido recuerdo en el día de la patrona por él salvada.


Pero concurren otras secretas circunstancias en torno al acontecimiento. Y es que, una sobrina del beato mártir salvador es religiosa de clausura en un convento de nuestra ciudad. En el mismo convento donde se guarda como precioso regalo de su último capellán, ya difunto, una admirable mascarilla de cera de nuestra patrona cuya autoría se desconoce; presuntamente por haber sido donada al propio capellán bajo secreto de confesión. Sorprende igualmente que, una vez finalizada la contienda civil en abril de 1939 y antes de que el pueblo valenciano rindiera a su patrona el homenaje de desagravio que tuvo lugar en la misma plaza del Consistorio, una restauración de la imagen llevada a cabo por el prestigioso escultor e imaginero valenciano, José María Ponsoda, no gustara a nadie. Había sucedido como a los famosos pintores citados, que no consiguió reproducir su original belleza. Ni tampoco la pudo lograr el escultor Carmelo Vicent en otra posterior restauración, para mejorar el resultado precedente. Lo que movió a la Archicofradía de la Virgen a plantearse una tercera tentativa, con motivo del proceso integral de restauración de la Basílica que desde hace un tiempo está en marcha. Si bien ahora esperanzados del éxito, al poderse contar con la ayuda de modernos medios técnicos que no fueron posibles entonces.


Aunque en todo caso, siempre quedará el recurso a la enigmática y providencial mascarilla de cera que, sobre un fondo de terciopelo rojo, resalta su bella presencia enmarcada en la pared frontal del archivo conventual.