UNA CARTA DESDE PAKISTAN
E scribo esta carta en el acto en el que todos nosotros, siete salesianos que
trabajamos en Pakistán, estamos reunidos con el Provincial para discutir y
reflexionar sobre la situación actual del país y para discernir cómo nosotros
podemos responder correctamente y de modo activo a los desafíos que nos esperan.
Los tiempos son duros en esta parte del subcontinente. Y con la guerra, actualmente en
curso en Afganistán, agravada por una situación política local inestable, por la
inseguridad a causa de las amenazas terroristas, por las elevadas tasas de paro y por el
aumento de los precios de las materias primas de base, nuestro futuro podría volverse
más penoso. Y sin embargo, en una situación ciertamente difícil y aparentemente
desalentadora, nos sentimos sostenidos por la silenciosa y oculta pero constante fuente de la Gracia que recibimos cada día. Somos
los testigos de historias de esperanza, de los pequeños milagros y éxito que Don Bosco puede realizar a través nuestro en la vida de
nuestros estudiantes y de nuestros colaboradores laicos.
Hace aproximadamente 12 años, comenzaba en Pakistan el trabajo del Don Bosco; ahora, hay dos comunidades en el país. Una a
Quetta: una escuela que ofrece instrucción oficial y no oficial, una formación profesional, una vivienda para los jóvenes y un
oratorio, los días festivos, para alrededor de 800 jóvenes de familias pobres de la zona. Y tenemos otro instituto técnico y una
vivienda para los jóvenes en dificultad a Lahore. ¿Y quién sabe donde Dios nos llevará en los próximos años?
Hemos hecho un camino con los jóvenes del Pakistán y nos esforzamos en brindarles la posibilidad de estudiar, de vivir y de
aumentar en conjunto en la armonía y el respeto mutuo, a pesar de las diferencias de religión, de casta y de lengua entre unos y
otros. Cuanto más me implico en la misión que nos ha sido confiada aquí, más soy capaz de apreciar mejor la aproximación del Don
Bosco. La alegría, el optimismo, la razón, la amabilidad cariñosa, la música, el deporte y, sobre todo, el mensaje de Jesús de
compasión, de perdón y de comprensión poseen un atractivo irresistible que penetra en el corazón de los jóvenes,
independientemente de la fe que profesan, de la lengua que hablan o del color de su piel.
Soy prácticamente un recién llegado a Pakistán. Trato todavía de aprender la lengua, de comer y a apreciar la alimentación local,
que es muy picante para mí, a acostumbrarme al clima, que es muy frío en invierno y terriblemente caliente en verano, de
comprender las costumbres y las tradiciones locales y a dejar atrás la nostalgia y la soledad que me invaden de vez en
cuando. Aunque haciendo formado parte del 139º envío misionero realizado en 2008, no he recibido mi visado de entrada hasta el
mes de agosto de 2009. La larga espera para tener el visado ha sido ya una prueba en sí. Pero de alguna manera, me ha preparado
gradualmente a aprender cómo a ser paciente porque, de veras aquí, tenemos mucha necesidad de esto.
Como procedo de un país principalmente cristiano (el 96%) he debido cambiar y modificar mi modo de pensar y el estilo de misión y
de apostolado, especialmente en este lugar donde los cristianos son una gran minoría. Y creo que estoy permanentemente
aprendiendo cada día. De vez en cuando siento también el miedo, con todos los anuncios de guerra y de bombardeos, pero la
presencia y el sostén de los hermanos de la comunidad me dan la seguridad de que no estaré nunca solo.
Por favor, rezad para nosotros, salesianos del Pakistán, y por todos nuestros colaboradores laicos lo mismo que por todos los
jóvenes que Dios nos envía; así, podremos seguir trabajando, esperado y viendo, más allá de nuestras preocupaciones diarias y de
nuestras pruebas, la obra de la Gracia divina, que nos refuerza lentamente, silenciosa pero constantemente cuando nosotros
buscamos avanzar en la Misión que nos ha sido confiada
Carmelo Martinez
Coadjutor filipino, misionero en Pakistan
Intención Misionera Salesiana
Salesianos en Asia Sur
Para que los Salesianos y los miembros de la familia salesiana en Sur Asia - especial-
mente en Bangladesh - tengan el ánimo de promover y defender la dignidad huma-
na de los más pobres, en la sociedad y en los entornos culturales y políticos de sus
mismos países, como parte integral de su anuncio del Evangelio.
En el trabajo evangelizador de los diversos países de Asia Sur, dónde la Iglesia ca-
tólica vive en condiciones de una pequeña minoría se necesita mucha paciencia y
ánimo para vivir un estilo abierto hacia los no cristianos en la zona, en nuestras
escuelas y obras sociales. Estamos llevando adelante un estilo de diálogo con to-
dos: dedicando también atención a las necesidades fundamentales de toda la gen-
te - esperando que un día puedan encontrar personalmente a Jesús.
Manda tus sugerencias y aportaciones a cagliero11@gmail.com