Nací Budista, me hice Cristiano,
Volontario Misionero y Salesiano
s oy budista por nacimiento. A 23 años decidí pedir el bautismo,
después de haber hecho un curso de formación con la guía del
misionero salesiano don Aquiles Loro Piana que vivía en Japón desde
hace 50 años. El año siguiente recibí el sacramento de la Confirma-
ción en Tokyo, en la parroquia salesiana de Meguro.
Con 24 años comencé a trabajar por los sintecho de Tokyo y por las
personas afectadas por disturbios mentales como operador social
psiquiátrico. Un día me enteré de que una persona sin domicilio estable había sido recogida en el hospital por-
que estaba enferma de cáncer y fui a hacerle una visita. Yo quería comprarle un regalo, y entré en una tienda
de Tokyo. Cuando estaba en la tercera planta de la tienda, de repente me pareció oír una voz que nunca antes
había oído, completamente distinta de la voz interior que siento cada día mientras rezo. La voz me decía:
¡“Vete a África y hazte sacerdote”! ¿Pero, cómo? No tenía ningún medio para ir a África.
Después de un año me encontré con don Loro Piana después de siete años. Le hablé de la llamada que había
sentido. Algún mes después conocí al Delegado de Sudán de entonces, en el curso de su visita a Japón, y le
hablé de mi deseo de ser voluntario misionero.
En 2011 decidí finalmente dejar todo atrás para seguir la llamada del Señor, aunque se trató de la decisión más
difícil de mi vida. Antes de salir del Japón tuve que renunciar a mi trabajo y convencer a mis padres. Mi madre,
que era cristiana, aceptó llorando mi opción, pero persuadir a mi padre, que es ateo, se necesitó mucho tiem-
po. Fui a Wau, Sudán del Sur, para trabajar como voluntario entre los muchachos de la calle.
En ese tiempo decidí hacerme salesiano y entré en el noviciado de la Inspectoría de AFE en Nairobi, Kenya en
2012. Hice el noviciado en Morogoro, Tanzania y emití la profesión en 2014. Actualmente estudio filosofía y pe-
dagogía en el posnoviciado de Moshi, en Tanzania.
En el verano de 2015, después del primer año de posnoviciado, volví a Japón por primera vez, como salesiano
profeso. Durante mis vacaciones he descubierto que no estoy llamado por Dios a quedarme en una montaña,
sino a estar con los jóvenes, sobre todo con los que no son amados y acogidos por la sociedad, a vivir la pobreza
de Cristo, la humildad de Cristo y la obediencia de Cristo. He entendido que tengo que vivir una actitud interior
marcada por una sencillez muy profunda para entender lo que Dios me ha dado.
Después de haber prestado mi colaboración entre la gente de la Delegación de Sudán (AFE) de la que formo par-
te desde 10-20 años, sueño ir de misionero a un País en el que no haya ningún salesiano, como Somalia, y, si
ésta es la llamada de Dios, quisiera ser mártir como el obispo Luis Versiglia y Don Calixto Caravario, para ser
allí buena tierra para cristianos y no cristianos. Pero ahora mi sueño es ser un humilde salesiano como Don Ci-
matti.
Cl.Chihiro Morito
japonés, misionero en Sudán
Testimonio de Santidad Misionera Salesiana
P. Pierluigi Cameroni SDB, Postulador General para las Causas de los Santos
Entre las oraciones de la Beata María Romero Meneses (1902- 1977), Hija de María Aux-
iliadora, encontramos: “Dios mío, cambia mi corazón, hazlo nuevo, pero déjame el
recuerdo de mi fragilidad y miseria, para conservarme humilde y merecer nuevos dones
de tu misericordia... Concédeme, oh Dios, la gracia de poder consolar a los que encuen-
tro en el camino del Calvario... Concédeme, oh Dios, ser expresión de Tu bondad y mis-
ericordia”.
Intención Misionera Salesiana
Para que nuestros oratorios y centros juveniles en África y Madagascar sean una verdade-
ra fuente misionera y de primera evangelización.
En muchos lugares de esta vasta región, los oratorios y los centros juveniles frecuentemente
pasan a ser una primera frontera misionera. Para muchos jóvenes no cristianos, o con una ad-
hesión todavía muy superficial al evangelio de Jesucristo, es justamente en estos contextos
que ellos tocan con mano que es posible, inspirándose en el evangelio, construir una sociedad
nueva de paz, de justicia y de reconciliación. Este es de hecho el camino indicado por el Papa Benedicto XVI en la
exhortación post-sinodal Africae Munus (2010).