¡En tierra de misión estoy aprendiendo lo que es la verdadera felicidad!
C uando yo era niño a veces nos visitaban algunos misioneros uruguayos en
Angola. Cuando tenía 15 años de edad un padre Salesiano me invitó a
entrar en el grupo Juventud Misionera Salesiana donde tuve mis primeras
experiencias misioneras en barrios periféricos y pobres de Montevideo. A los 18
años de edad entré en el Aspirantado. A los 24 años entró en mi corazón la
certeza de que mi vocación salesiana implicaba dejar todo y seguir Jesús donde
me quisiera llevar. Los años sucesivos fueron para mí de mucha oración
personal y discernimiento. En mí continuó creciendo el deseo profundo
de concretizar este llamado. Fue clave la ayuda de mi director espiritual, así
como del director del teologado quienes me supieron acompañar con sabiduría
y prudencia.
Quiero ser misionero, aunque en Uruguay haya muchas personas que no
practican su fe; pues ser misionero no parte de una idea o de un deseo personal, sino de la certeza de haber
encontrado una llamada de Dios que nos enseña a compartir lo que somos y lo que tenemos, no de lo superfluo.
Sólo quiero ser fiel a la vocación recibida y seguirla sin volver atrás.
¡Estoy convencido que el Curso para Nuevos Misioneros fue un regalo de Dios! Me ayudó a tomar consciencia de que
la vocación misionera ad gentes es para toda la vida, que no es posible ir mar adentro pensando en el puerto de
partida. Acepto con humildad que cuando se inicia en la nueva misión se requiere la docilidad de un niño: para
aprender hay que saber escuchar, hay que respetar la realidad cultural aunque produzca impaciencia o ansiedad.
Por último, el curso me ha confirmado en la idea muy antigua y muy nueva de hacer de Jesús el
centro de mi vida para darle el corazón de una vez para siempre.
Hace ya casi tres años que vivo en el barrio más pobre de la ciudad de Luanda, se llama
"Lixeira", que significa "vertedero". Sin embargo, para mí, Lixeira es una gran escuela de vida
donde Dios habita realmente. En esta escuela he aprendido mucho en poco tiempo viviendo
con los animadores de nuestro Oratorio. Un día vinieron con caras tristes y enfadados; uno de
ellos me dijo: "han llegado algunos blancos... nosotros estábamos en su casa y nos han dicho
que era la hora de la comida de la familia y que viniéramos más tarde. Nos hemos sentido
mal". En esta escuela he comenzado a aprender que en casa hay siempre espacio para otro, o
para dos o diez más. La hospitalidad, la atención al otro es algo natural que, por desgracia,
hemos olvidado en nuestra cultura, porque vivimos encerrados con rejas, alarmas y, tal vez,
la mejor amiga es "virtual". El abrazo, la sonrisa, el pan, la cama no se niega a nadie, porque
mañana te va a tocar a ti comer o dormir en mi casa. ¡Es la lección de solidaridad entre los pobres, los amigos de
Jesús!
Así, en esta escuela estoy aprendiendo que las cosas esenciales en la vida son pocas, que la felicidad esta en poseer
pocas cosas, o mejor, en una sola: Jesucristo! Esto lo había leído, pero ahora, aquí, en el "basurero" con ellos, lo vivo
y lo disfruto infinitamente hasta que Dios lo permita.
P.Santiago Boix Puig
Uruguayo, misionero en Angola
Intención Misionera Salesiana
BRASIL - Volontariado misionero
Para que todas las Inspectorias del Brasil puedan hacer crecer el movi-
miento del voluntariado misionero.
En los subsidios y vídeo de la Jornada Misionera Salesiana 2011 podemos
inspirarnos con las experiencias de algunas Inspectorias de Brasil. El
crecimiento del voluntariado es entendido como calidad de la propuesta
educativa - pastoral, y del acompañamiento vocacional de los jóvenes
implicados, con el compromiso de todas las comunidades salesianas.
Queremos implicar a los chicos y jóvenes de todas las frajas de edad, a
partir de las experiencias de la infancia misionera hasta el voluntariado
misionero de los jóvenes adultos. Queremos acompañar los grupos de las experiencias cortas en los tiempos fuertes
(Navidad, Pascua, vacaciones de verano e invernales) hasta el compromiso de larga duración o bien a la elección para
toda la vida.