Don Bosco quiso fuertemente misionera su Congregación
E l 11 de noviembre es un fuerte reclamo para la dimensión misionera de nuestra Congregación. Todos
los miembros de la Iglesia, por el bautismo, están llamados a vivir esta dimensión misionera. Esto no
impide que algunos bautizados (laicos, consagrados sacerdotes) se dediquen a la actividad misionera
de la Iglesia. Nuestra vocación salesiana se coloca en el corazón de la Iglesia (Const. 6) que es misionera
por naturaleza (Ad Gentes 2).
En Valdocco el ministerio de Don Bosco entre los jóvenes estaba profundamente impregnado de la
dimensión misionera con tanta fuerza que animaba todas sus iniciativas. Empleó los medios de comunica-
ción de su tiempo para difundir la fe y hacer conocer las actividades misioneras de la Congregación. Este
celo misionero - sintetizado por el da mihi Animas - ha sido la fuerza que animaba todas sus iniciativas:
«No dio un paso, ni pronunció palabra, ni acometió empresa que no tuviera por objeto la salvación de la
juventud. Lo único que realmente le interesó fueron las almas» (Don Rúa). Por eso es que inmediatamente
después de la aprobación de las constituciones (1874), el 11 de noviembre de 1875 envió la primera expedi-
ción misionera.
Don Bosco nos ha transmitido este ideal misionero como un elemento constitutivo de su herencia es-
piritual y apostólica. Por eso el Capítulo General Especial subrayó que la dimensión misionera es una «parte
esencial de nuestro carisma». Y para mantener vivo este ardor misionero el mismo Capítulo general ha insis-
tido en que «ya desde la primera formación propóngase a los jóvenes salesianos, en forma objetiva pero
atrayente, el ideal misionero, y promuévase el entusiasmo por las empresas misioneras de nuestra congra-
gación; estúdiese la historia y la figura de los grandes misioneros, y sobre todo, cultívese el celo apostólico
y el espíritu sobrenatural de generosidad, base de toda vocación misionera» (CG XX, 476).
La dimensión misionera del carisma salesiano no excluye, sino que implica que en realidad haya sale-
sianos que tengan una específica vocación para comprometerse en el apostolado misionero entre los que no
han aún oído el Evangelio y donde la Iglesia no está aún completamente establecida (ad gentes) o donde
existe un abandono de la fe, fuera de su patria, en un ambiente cultural y en un grupo lingüístico diferente
(ad exteros), con el compromiso de toda la vida (ad vitam). Un salesiano que se siente llamado a ser mi-
sionero debe buscar, ante todo, la ayuda de un guía espiritual para discernir la llamada de Dios, purificar y
profundizar sus motivaciones, discernir sus cualidades y actitudes en vista a determinar su idoneidad para la
vida misionera salesiana. Este es el primer paso y el más importante en el proceso de discernimiento misio-
nero que lleva a la entrega al Rector Mayor de la carta de petición para ser enviado y que concluye con la
entrega del crucifijo y el envío misionero.
Miembros de la 143º expedición misionera
salesiana
P. Alfred Maravilla, SDB
Dicasterio para las misiones
Intención Misionera Salesiana
Animación del Proyecto Europa
en las 28 Inspectorias de Europa
Para que el proyecto Europa abra nuevos horizontes y suscite nuevas esperanzas
para promover la revitalización endógena del carisma salesiano en el continente.
En los cinco últimos años todas las Inspectorías de Europa han comenzado un cami-
no para revitalizar el carisma salesiano en Europa desde dentro. Así se han abierto
nuevos horizontes para los 6.300 hermanos presentes en el continente, nuevas es-
peranzas. La comisión para el Proyector Europa que se reúne cada seis meses y la Asamblea de los Inspecto-
res de Europa que se reúne cada dos años han señalado dos temas específicos del camino. Además de la con-
tribución salesiana para la nueva evangelización de los jóvenes, apunta sobre el compromiso más específico
hacia los jóvenes inmigrantes y sus familias presentes en Europa. Se trata de cerca de 40 millones de inmi-
grante presentes en Europa. (20 millones son Gitanos - Rom), y la mayoría son cristianos.