MI ALEGRÍA MÁS GRANDE ES SER MISIONERO ENTRE LOS BOROROS
S oy un salesiano de una inspectoría con una grande historia de trabajo
misionero entre los indígena, especialmente entre los Bororos.
Durante mi formación religiosa leí y pude conocer un poco su
historia. El gran testimonio de vida de los hermanos misioneros ha sido
determinante para este mi deseo de estar con los indígenas Bororos. En el
noviciado tuve la oportunidad de visitar todas las misiones indígenas de la
inspectoría. Cuando llegué a Meruri fue un amor a primera vista. Un
pueblo acogedor, feliz, aún en medio de las dificultades. Este clima ha
llamado fuertemente mi atención. Todos estas circunstancias consolidaban
en mi corazón el sueño de ser misionero entre los Bororos para construir con ellos el Reino de Dios.
Los pueblos indígenas de Brasil sufren mucha discriminación. El
gran desafío consiste en lograr un cambio de mentalidad en todos. Hacer
que todos vean que el indígena es su hermano. Otro reto está en motivar
a los Bororos para que sean protagonistas de la propia historia, para que
luchen por sus propios derechos. Además no deja de ser un sufrimiento
angustioso el constatar la influencia negativa de las autopistas que
atraviesan el territorio indígena y las ciudades cercanas donde los jóvenes
entran en contacto con el alcohol y las drogas que arruinan la salud y
turban la paz de la comunidad. La defensa de la tierra, de la cultura, de
la vida, de la fe, son otros retos importantes de todos los días que, con la
ayuda de la Divina Providencia, trato de preservar.
Mi alegría más grande consiste en la certeza de sentirme amado continuamente por Aquel que un día me
llamó a ser Salesiano misionero ad intra entre los Bororos. Esta certeza de fe me motiva, todos los días, a hacer
el bien a mis hermanos indígenas. Es un motivo de alegría estar con los Bororos y participar de sus valores
culturales y religiosos, celebrar la Eucaristía y compartir la Palabra de Dios con mis hermanos indígenas. Trato de
vivir cada día poniendo en práctica lo que escribió Don Bosco a Cagliero: “¡Haced lo que podáis: Dios hará lo que
nosotros no podemos hacer!”
Queridos jóvenes, no tengáis miedo. El Señor nos espera en los hermanos, sobre todo en los más
necesitados. Dios sólo necesita una cosa de nosotros: que tengamos un corazón generoso. Tal vez tú te estás
preguntando: “¿Qué puedo hacer yo en medio de los indígenas?”. Yo te digo: no te preocupes por el qué hacer.
Sólo ponte a disposición de Dios. Él que llama te dará los medios para realizar la misión. Nuestro padre Don Bosco
enseñaba que “el Señor nos ha puesto en el mundo para los demás”. Ten confianza y sé obediente a la voz del
Buen Pastor que te llama a seguirlo más de cerca como misionero del Reino .
P. Andelson Dias de Oliveira
brasileño, misionero entre los Bororos
Testimonio de santidad misionera salesiana
P. Pierluigi Cameroni, SDB Postulador General para las Causas de los Santos
El Venerable Francisco Convertini (1898-1976), fue misionero de paz y de reconciliación en
Bengala (India), sobre todo trabajando por que la paz reinase en las familias. En una carta a una
pareja de nuevos esposos escribe: “El corazón de Jesús, fuente de todas las gracias, os conceda
buena salud. Dé Jesús a los nuevos esposos una vida feliz, amando a Dios, amándose mutuamente y
amando también al prójimo. La gloria de una buena familia consiste en olvidarse de sí mismos y
tener un corazón lleno de alegría y amor por sus seres queridos”.
Por los Salesianos en las Américas
Intención Misionera Salesiana
Para que mantengan vivo en ellos el amor de Jesús por los jóvenes pobres.
He aquí un desafío crucial para todos los Salesianos: el de tener la valentía de abrir los ojos y el
corazón para conocer las necesidades de los pobres, de los prófugos, y de los marginados.
Ellos son el producto de nuestro egoísmo. Esto nos llevará también a abrir las estructuras,
nuestras casas y comunidades para reconocer la persona de Cristo en cada uno de ellos.