De América Latina a África
En Recife (Brasil) he subido al avión tranquilo, y diría que feliz, después de
haber saludado a los salesianos y a los amigos en el aeropuerto. Estaba por
empezar una nueva aventura en África. Pero cuando el avión ha comenzado a
despegar, alzándose del suelo, me ha venido a la mente todo lo que estaba
dejando: El Brasil, una inspectoría salesiana, muchas iniciativas, tantos
jóvenes y muchos amigos conocidos en estos 18 años de trabajo en el noreste.
A medida que las luces se iban alejando cada vez más, de mis ojos comenzaron
a salir algunas lágrimas, pensando en todo esto. ¡Y yo, solo, en busca de otro
destino! En ese momento me ha consolado la motivación de mi decisión, ya que
ser misionero es tener ánimo, más aún, dejar todo para seguir a Jesús y
comenzar a andar los nuevos caminos que él nos indica.
El 31 de enero de 2009 el avión aterrizó en suelo africano. Inmediatamente pedí la intercesión de María Auxiliadora y de
Don Bosco, en el día de su fiesta, para que bendijeran y protegieran mi experiencia misionera salesiana.
Durante la primera semana en tierra angolana participé en una bella celebración con la comunidad de Mbondo Chapé, en
la periferia de Luanda. Aquí no hay iglesia, sino un terreno con un pequeño cobertizo. Vi que llegaban unas 800 personas
desde lugares impensables: de casas pobres y lejanas, después de andar caminos de arena con un sol calcinante, pero todos
vestidos de fiesta, alegres y felices.
Y durante la celebración de la misa, he sentido una gran vibración y un gran deseo de participación, sobre todo atraído por
los cantos y las danzas. Para mí ha representado el descubrimiento de una iglesia que sabe vivir y crecer en medio de
tantas dificultades: no una iglesia de paredes (porque no tenía
paredes, ni bancos, ni sillas para sentarse), sino una iglesia viva,
formada por un pueblo que canta y espera de Dios su salvación.
Salesianos estudiantes de teología en Nairobi de
las 7 inspectorías africanas
Ese domingo por la tarde, más de 200 personas, de varios grupos
de la Familia Salesiana, especialmente de la Asociación de María
Auxiliadora – ADMA – además de Salesianos, Hijas de María
Auxiliadora y Cooperadores, se reunieron en el patio de San Pablo
(parroquia del centro de Luanda animada por los salesianos) para
escuchar el aguinaldo del Rector Mayor presentado por don
Guido Favaro, Vicario inspectorial. Aquí en Angola se percibe el
entusiasmo de la Familia Salesiana trabajando por el mismo ideal
de Don Bosco y ser, verdaderamente, un gran movimiento al
servicio de la juventud.
Don Luis De Liberali, salesiano misionero en Angola
De África a Oceanía
Desde el 24 de agosto de 2007 estoy fuera de mi país después de mi paso por Roma para recibir el
crucifijo misionero y más de un año en Nairobi (Kenya) para aprender inglés. Mi estancia en Nairobi no
ha sido una permanencia turística, sino un momento de maduración de la vida misionera. Es muy fácil
decirle a uno que tenga paciencia, pero tenerla es a veces difícil. Yo mismo lo he experimentado y me
he dado cuenta que es muy importante ser paciente en la vida misionera… ahora, después de 7 meses
de vida con los jóvenes de Papua Nueva Guinea, he descubierto que mi alegría más grande es sentir
que soy bien acogido por de los jóvenes. Os aseguro que me siento verdaderamente en familia. Esto
me anima a perseverar en la vida misionera.
A pesar de su sencillez y su hospitalidad, los jóvenes necesitan algunos puntos de referencia o de
modelos sobre los cuales poder confrontar la propia vida… Mi presencia en medio de ellos no es más
que la de un pobre servidor de Cristo. Por eso descubro que cuando se vive en medio de los jóvenes no
hay nada mejor que ponerse a su servicio. Si Don Bosco mismo se entregó al servicio de los jóvenes
hasta la muerte, ¿por qué no hacer lo mismo para la gloria de Dios y la salvación de los jóvenes?
Soy misionero porque el amor de Cristo me ha conquistado y quisiera dar testimonio de él con mi
trabajo entre los jóvenes siguiendo el camino trazado por Don Busco. No ha sido fácil para mí dejar
África, y sobre todo el Congo, mi país. Pero atraído por el amor de Cristo y de los jóvenes, no podía
tardar más en ponerme en el camino de la misión: “¡Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva!”
Martín Ngoyi, joven salesiano misionero en Papua Nueva Guinea
Pedro Sachitula (Angola) y Addis Gebrekidan (Etiopía) son también jóvenes salesianos misioneros en PNG