Mi partida para las misiones ha evangelizado
la Comunidà Cristiana de donde provengo
E n mi vida he encontrado muchas personas que han dedicado toda su vida
para anunciar el Evangelio, de manera explícita o mediante los servicios
que realizan. Yo he querido hacer lo mismo.
Mi llamada a la vida misionera se había hecho evidente desde el noviciado
en Ghana. La primera vez que consideré ir a las misiones fue cuando el primer
misionero nigeriano fue enviado a Sudán en 2007.
Durante el posnoviciado, en varias ocasiones he tenido el privilegio de hacer
apostolado en aldeas. Quedé conmovido por la sencillez y disponibilidad de la gente para servir a Dios. Varias veces me
he preguntado por qué no quedarme con la gente de las aldeas. Después del discernimiento y durante mi último año de
posnoviciado expresé mi deseo y disponibilidad al Rector Mayor; él me envió a Bangladesh en 2012.
Mi llegada a Bangladesh ha sido como mi segundo nacimiento. Aprender prácticamente de cero todo, la cultura,
la comida, no es fácil. Contra mis miedos del principio, Bangladesh resulta la misión que siempre he deseado. Aquí
estoy al servicio de las personas que realmente lo necesitan. Tengo que reconocer que
su sencillez me ayuda a hacer un continuo examen de conciencia. Y cada vez me doy
cuenta de que estoy en una comunidad salesiana donde reina la fraternidad, el
optimismo y la alegría.
Alguno dirá: ¿Por qué ser misionero ad exteros cuando en Nigeria hay tanta
gente que aún no ha abrazado el Evangelio? Bien, en primer lugar, creo que el Señor me
llama personalmente a ser misionero y considero que no responder a la llamada sería
comportarse como el profeta Jonás que huye de la llamada de Dios. En segundo lugar,
me doy cuenta de que en estos pocos años de ser misionero he alimentado no sólo mi fe
y la de aquellos a los que he sido enviado, sino que esto se ha convertido en un
instrumento importante de evangelización para mi gente, la comunidad cristiana de donde provengo. Un típico
nigeriano, desde su planteamiento natural, piensa emigrar sólo a donde hay pastos más verdes. En consecuencia, ir a
trabajar a un lugar difícil con problemas sociopolíticos, económicos y religiosos, resulta una catequesis misionera
práctica.
Además Nigeria ha sido bendecida con muchos y grandes misioneros y por florecientes vocaciones locales. Tal
vez una mayor generosidad misionera de Nigeria puede ser un modo apropiado para decir 'gracia' a los primeros
misioneros que han considerado que valía la pena sacrificar la propia vida por nosotros.
Ciertamente tengo que afrontar algunos desafíos diarios y la inmersión total en un nuevo contexto cultural
llevará años. Pero me estoy tomando el serio el consejo de mi Maestro de Novicios: "Sí, sufrirás, pero tu sufrimiento
será como el de una semilla plantada en tierra que muere para crecer y dar fruto para el bien de todos".
Efectivamente, ¡participando en los sufrimientos de Cristo es como experimentamos la alegría más grande !
Cl. Joseph Kunle Ogundana
Nigeriano, misionero en Bangladesh
Testimonio de santidad misionera salesiana
P. Pierluigi Cameroni, SDB Postulador General para las Causas de los Santos
En una carta a los hermanos de 1930, el Siervo de Dios P. Carlos Braga (1889-1971), misionero
en China y en Filipinas, escribía: “La mortificación más agradable al Señor, y para nosotros la
más meritoria, es la de aceptar voluntaria y generosamente las tribulaciones cotidianas, que
son las que forman nuestra cruz. Nuestro santo Fundador, cuando hablaba de la mortificación,
hacía notar que nuestra cruz es especialmente nuestro YO con sus pasiones, el esfuerzo
necesario para vencer las malas tendencias naturales, es el dolor inherente a todas estas
luchas espirituales... Tales cruces, decía nuestro buen Padre, no se puede dejar ni de día ni de
noche, ni una hora, ni un minuto. Se lee efectivamente en el Evangelio que el Divino Salvador
decía: "Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame"(Mt.
16,24)”.
Intención Misionera Salesiana
Por los Salesianos del Sur del Asia que trabajan en obras educativas y sociales
Para que, como educadores y pastores, los salesianos den testimonio de la primacía de Dios y
proclamen el evangelio a los jóvenes que asisten a nuestras obras educativas y sociales.
Mientras los salesianos son conocidos por el gran trabajo educativo y social que realizan con eficacia, al mismo
tiempo somos menos conocidos como hombres espirituales, que viven sólo para Dios y su gloria. Incluso en los
ambientes no cristianos donde no es posible una proclamación directa del evangelio, nuestras obras educativas y
sociales son un testimonio elocuente de la primacía de Dios y del Evangelio en nuestra vida y en nuestro apostolado.
Roguemos para que los salesianos den importancia al primer anuncio del Evangelio a través de obras educativas y
sociales.